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El primer trío de Carla y Romina

en Lésbicos

Este es mi segundo relato, lo escribo inspirada en una fantasía que vengo teniendo hace semanas y es acerca de un trío de lesbianas. Bueno, con eso ya les adelanté casi todo. Empiezo...

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Carla y Romina son pareja, han estado juntas desde hace 2 años y tres meses, se conocieron en La Marcha del Orgullo Gay y apenas cruzaron miradas se enamoraron. Desde entonces celebarn sus aniversarios de novias yendo a la cada vez más multitudinaria marcha.

Carla es dos años menor que Romina, a sus 30 años sigue pareciendo de 25, cabello oscuro, largo y lacio, ojos café, la piel color "tostada medio quemada", los labios finos, no muy alta, pechos y cola grandes, las caderas anchas y las piernas bien torneadas. Es una mujer muy dulce, pero también muy celosa de su novia. Romina tiene 32 y se ve de 23, tiene cara de nena, cachatona y de mirada y sonrisa pícara, su cabello antes era como el de su novia pero se lo tiñó de un castaño más claro casi rubio, porque la tenían podrida diciéndole que parecían gemelas. Sus ojos son verdes, sus labios gruesos, es más alta que Romina, no tiene tanto pecho y cola como ella pero ya dejó de pensar en hacerse las lolas mas grandes, en parte porque Carla la convenció de que no lo hiciera, no iba a verse tan natural como ella la conoció.

La pareja decidió salir a divertirse, frecuentaban mucho los boliches gay pero por esta vez iban a dejar de preocuparse por lo que la gente pensara o dijera de ellas y fueron a un boliche de su zona, uno con barra, vIP, baños limpios y hasta caños para bailar sobre o frente a las mesas. Bebieron cerveza, los demás bebían tragos elaborados pero a ella no les interezaba probar el martini.

Luego de dejar los tarros vacios con espuma fueron a la pista de baile, al centro, porque la gente bailaba muy pegada. Se pusieron a danzar al ritmo de la música, meneando sus cuerpos, muy juntas y rodeándose con los brazos. Notaron que varios hombres se habían detenido a observarlas y Carla comenzó a acariciar la espalda de Romina bajando hasta su cola, frotando sus pechos con los suyos, la besó de un modo muy sensual y entonces Romina también la acarició desde la espalda hasta la cola, y ya no eran unicamente los hombres quienes las observaban. Algunas mujeres se habían detenido a contemplar la escena y otras seguían danzando pero sin quitarles los ojos de encima.

Romina visualizó a una mujer joven, muy bonita, que las contemplaba con una sonrisa pícara en el rostro y mirada de excitación. Intercambiaron miradas seductoras y Romina la sedujo dejandose tocar y besar por su novia. La joven daba pasos cortos hacia ella, hasta que por fin estuvo a pocos centímetros de distancia, entonces Carla se percató de su presencia, y al verla tan de cerca, tuvo que contener un impulso slavaje de comerle la boca como un animal salvaje. Aquella joven desconocida parecía estar dispuesta a cualquier cosa. Romina la tomó de los hombros y la besó con ternura. Carla, que tan celosa había sido, ahora se encontraba excitada ante la situación, la tomó de una mano y la acomodó en medio de las dos. Se pusieron a acariciarla y a besarla en la boca, el cuello, las mejillas, olvidandose de la gente que los observaba entre sorprendida, asqueada (conservacionistas de mierda) y excitada, imaginandose a las tres solas en medio de la pista e baile. Ninguna de las dos quería dejar a escapar a esa joven belleza, y ella nunca se había sentido tan a gusto como a merced de esos dos pares de manos que la adraban como a una diosa. No iban a permitir que todo terminara ahí cuando apenas comenzaba a ponerse bueno.

-Cómo te llamas, preciosa? -, le preguntó Romina a la completa desconocida

-Lucía... -, suspiró.

-Lucía...Que lindo nombre, y que linda sos.- Exclamó Carla.

-Ustedes son hermosas.

-Las tres lo somos.

Carla acariciaba a Lucía sin cesar. Moría por hacerla suya.

-Queres venir a nuestro departamento?

-Aja...

Lucía asintió levemente con la cabeza, Romina y Carla la tomaron cada una de una mano y la llevaron a un estacionamiento a una cuadra del boliche. La subieron al auto de Carla, ella se sentó al volante y Romina le hizo compañía a su joven amante en la parte de atrás. Durante el trayecto, Romina y Lucía no pararon de besarse y acariciarse cada vez más intensamente, Carla las observaba por el espejo retrovisor y se excitaba al ver a su novia con la bella y joven Lucía.

-Amor, deja algo para mí.

-Ah, sí! - Se apartó de Lucía y las tres se rieron cómplices de lo que sucedería en pocos minutos. 

En pocos minutos llegaron a un edificio moderno, subieron al ascensor, Romina presionó el número 13, y cuando se dio la vuelta, vio a Carla comiendose salvajemente la boca de Lucía, a quien tenía acorralada en un rincón con sus manos en las caderas de la joven, y a Romina no le quedó otra que observarlas excitada y ansiar que llegaran a destino. El ascensor se detuvo, bajaron a Lucía sosteniéndola de ambas manos, entraron en el departamento con la letra J en la puerta, atraverasaron el living comedor y fueron directo a la cama. La pareja se sentó en el borde de la cama y le dijeron a Lucía:

-Desnudate, linda.

Lucía se fue quitando la musculosa top, la mini falda, las sandalías romanas, hasta quedar solo en tanga, una tanguita rosada que a Carla y Romina les pareció de lo más tierno.

-No, no te la saques.- La detuvo Carla y se puso de pie. -Prefiero sacartela yo misma con mis dientes.

Mordió ligeramente los labios de Lucía, la volvió a besar succionando su lengua, acarició sus senos medianos y la empujó haciendola caer de espaldas en la cama. Romina estaba a su lado, se fue sobre ella y la besó y bajó a sus senos y se puso a chuparlos y Lucía comenzó a gemir. Carla se recostó junto a Lucía, la besó y bajó a chupar uno de los senos que Romina dejó libre. Ahora Lucía gemía excitada y sorprendida. Nunca había estado con una mujer, mucho menos con dos, y jamás un hombre le chupó los pezones como lo hacían ellas. Dejó de pensar y solo lo gozó.

Una mano de Romina frotaba la pelvis de Lucía por encima de la tanga, y enseguida la prenda interior se humedeció por los jugos de placer que emanaban del interior de Lucía. Carla abandonó uno de los senos de la joven, bajó a su vientre bajo, y como había dicho, le sacó la tanga con los dientes. Separó las piernas de la chica, metió su cabeza entre sus glúteos, y se puso a lamer su sexo y a chupar su clítoris. Lucía temblaba de placer, Romina permanecía a su lado, besándola y chupando de a ratos sus senos. Carla penetró la vagina de Lucía con dos dedos facilmente de tan lubricada que estaba, prolongó sus orgasmos pasando de un mete-saca rápido a una más lento, hasta que los jugos de Lucía por fin acabaron en su boca, los saboreó gustosa y volvió a besarla con su gusto salado en su boca.

Carla y Romina se besaron con Lucía debajo de ellas, Romina se puso encima de Lucía y apoyó su trasero en sus narices y su cara entre sus piernas, se puso a practicarle sexo oral, y Lucía por primera vez saboreó una vagina lubricada, lamiendo, chupando y succionando sus deliciosos jugos. Carla las contemplaba, se masturbaba mientras tanto, esperando que de nuevo fuera su turno de tener a Lucía a su merced.

Por fin Romina terminó con la joven amante que compartían, se le quitó de encima y Carla aprovechó para llamar a Lucía.

-Vení, mi vida. Vení...Chupá estas tetas.

carla sostuvo sus senos mientras Lucía daba su primera lamida y chupada a unos pezones femeninos. Romina también fue a lamer los senos de su novia, y Carla las tuvo a las dos, acariciendo sus cabezas y ellas echándoles miradas que despedían fuego. Romina masturbaba a su novia, ella se sacudía y gemía, sin que Lucía se desconcentrara de su tarea.

-Ahora...quiero que las dos me chupen la concha.

Y las dos bajaron a la vez y lamieron su vulva y se turnaban para chupar el clítoris, mientras Carla presionaba más sus cabezas con sus manos y gemía de placer.

-Ooohhh sí...Así, chiquitas, así...Aaahhh....No paren mis amores, sigan, sigan...

Y las dos siguieron, Romina le metió los dedos y le hizo el mete saca, Carla cabalgó sobre sus dedos y Lucía siguió chupando su clítoris que ya se hallaba súper hichado de placer. Carla acabó en la cara de Lucía, ella saboreó sus jugos y no los dejó desperdiciarse. Luego las dos, Carla y Lucía, chuparon los senos de Romina y ella se arrodilló sobre el rostro de Lucía y Carla se puso detrás de ella y Romina se puso en cuatro patas, presionando la cabeza de Lucía que la seguía lamiendo y chupando, para que Carla le lamiera el ano y le metiera un dedo dentro. Romina acabó por dos, sus ano se lubricó haciendo que el dedo de Carla la penetrara más profundo y la cara de Lucí quedó empapada en sus jugos. Luego Carla la lamería toda, saboreando los jugos de su novia.

Romina se había levantado de la cama e ido a buscar algo dentro del ropero. Sacó un arnés con consolador, un consolador beige que se asemejaba a un pene erecto. Se ajustó las correas y le ordenó a Lucía que se pusiera de cuatro, ella obedeció sorprendida y excitada ante la intromisión de ese juguete sexual.

-Uuummm...Que lindo culito tenés, mi amor.- Nalgueó el traero de Lucía y trató de meter el consolador entre sus nalgas. -Relajate, relajate, linda...

Lucía se relajó tanto, que el consolador entró facil y entero en su vagina, pegó un alarido de dolor placentero, y Romina comenzó a cogerla como lo haría un hombre, golpeando su trasero con sus piernas,  nalgueándola para que aflojara más, y Lucía gemía y jadeaba y por debajo de sus sonidos se oía cómo el consolodor era lubricado por sus jugos y el sonido se hacía mas intenso cuando volvía a entrar. Romina siguió cogiendo a su amante, Carla de nuevo observaba y se masturbaba.

-Aaaaahhhh....

-Te gusta, mi cielo?

-Sí...Sí...Dame más!...Ooohhh sí!...

Pasaron varios minuos hasta que Romina dejó de coger a Lucía, ella se calmó y le retiró el consolador. Lo sostuvo con una mano y se lo enseñó a su novia.

-Quieres chupar esto, amor mío?

-Sabes que sí...

Y sin más, Carla mamó el consolador, saboreando los jugos de Lucía, quien descansaba en la otra punta. Paró de mamrlo y se puso de pie delante de Romina.

-Ahora rompeme el culo con esa verga.

Romina le metió el consolador en el ano y la culeó suave, pero a Carla no le gustaba suave.

-Más duro, amor, más duro. Dame duro, mamita...

Romina le dio duro como a Carla le gustaba. Ella sonreía de placer mientras era culeada por su novia.

-Aaaaahhh sí. De eso estaba hablando. Seguí, mi amor, seguí...

Romina siguió culeandola hasta dejarla satisfecha, Carla se tendió en la cama y Romina también, con Lucía en medio. Romina seguía con el juguete puesto, Lucía lo vio y no pudo resistirse a mamarlo y volver a saborear los jugos de Carla. Ella le acariciaba la espalda y Romina la cabeza mientras lo hacía. Lucía terminó, volvió a acurrucarse en medio de las dos, Romina se quitó el juguete, las tres entrelazaron sus cuerpos, acariciándose y besandose hasta quedar profundamente dormidas.

Lucía despertó primero. Carla y Romina le tenían prisionera entre sus brazos. Logró safarse y fue a darse una ducha al baño. Oyó que alguien abría la puerta.

-Quién anda ahí?

Se abrieron las cortinas y Romina estaba desnuda ante ella.

-Soy yo, lindura.

-Ah! Buenos días.

-Y que buenos! - Romina se metió en la ducha con ella. -Cuando te vi anche en el boliche, yo quería tenerte solo para mí, pero estaba mi novia y te tuve que compartir.

-Igual la pasamos bien no?

-Sí...Pero ahora quiero que seas solo mía.

Romina acarició los senos mojados de Lucía, la besó intensamente, la abrazó y besó su cuello.

-Haceme tuya...- Suspiró Lucía.

Romina la hizo suya. Por fin pudo gozar de tenerla toda para ella solita, de ser la única que chupara sus pezones, lamiera su vagina, y de que Lucía le hiciera lo mismo solo a ella. Y todo bajo la tibia ducha que humedecía y refrescaba sus cuerpos desnudos. Salieron de la ducha y Carla seguía durmiendo. Romina preparó el café y se sentó a beberlo con Lucía, las dos en salida de año.

-Quiero aclararte una cosa, Lucía.

-Qué cosa?

-Yo amo mucho, muchísimo a Carla.

-Sí, ya me di cuenta.

-Y no pienso abandonarla por una belleza como vos. Sos muy bonita y cualquier mujer sería feliz a tu lado, pero lo nuestro solo ha sido una aventura, una experiencia compartida con mi novia.

-Pero en el baño no me compartiste.

-Porque ya te dije, te querá tener para mí solita. Yo sentí atracción sexual hacia vos, nada mas. Te quedó claro?

-Claro como el agua.

-Que bien.

Siguieron bebiendo sus cafés, Lucía terminó el suyo, fue a vestirse y volvió a la cocina.

-Me la pasé muy bien con las dos.

-Lo mismo digo.

Se despidieron con un beso seco en la mejilla y Lucía se fue.

Al rato, Carla despertó, se puso una bata y fue a la cocina donde Romina seguía bebiendo su café.

-Buenos días, amor.

-Buenos días.

-Ya se fue?

No hizo falta preguntar a quién se refería. Amabas lo sabían.

-Sí.

-Que bueno! Me habría puesto celosísima si tuviese que compartirte otra vez con ella.

-Era linda.

-Vos lo sos más.

Carla besó dulcemente a su novia. Nunca la amó tanto como esa mañana y los días, meses y años siguientes que compartirán en sus vidas.

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Hasta acá llegué. Se hizo muy largo, me re inspiré. Espero que les haya gustado, y que comenten.