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Primer amor lésbico - 2da Parte

en Lésbicos

Esa noche, después de cenar, iba a volver a mi departamento de soltera, pero Brenda me convenció de que me quedara a dormir otra noche más.

- Quedate, no quiero estar sola.

- Está bien, Brenda.

Apenas terminé de decir esas palabras, me tomó de la mano y me empujó hacia ella con tanta fuerza que mi cuerpo golpeó contra el suyo. Me abrazó con fuerza y me besó la punta de la nariz.

- Además, vos tampoco querés estar sola, ¿o sí?

- No...Me gusta estar con vos...

- A mí igual...

Me besó como solo ella sabe besar, dulce y sensual. Me acariciaba la espalda de arriba a abajo una y otra vez con sus uñas rasgando mi blusa. Me apretó la cola y pegué un saltito. Me reí un poco y ella no apartó de mí esos ojos picarones que supieron conquistarme la noche anterior. Se quedó mirándome unos segundos, mordiendo su labio inferior, insinuante. Se sacó su blusa y la dejó caer al suelo. Luego se desabrochó el sostén y quedó en topless. Supe que no debía quedarme atrás. Me saqué mi blusa y el sosten, los tiré al suelo, nos volvimos a abrazar, a besarnos, con nuestros senos refregándose, y el ardor de su abdomen impregnándose en el mío. Nos acariciábamos por todas partes, con los jeans puestos. Me enloquecía que Brenda me besara en el cuello, me hacía suspirar sin más.

- Aaahhh...Brenda...

- ¿Sí, Mica?

- Me volvés loca...

- Mmmhhh...

Seguía besándome el cuello con sus labios carnosos. Ya no aguantaría por mucho tiempo. Despertó la bestía sexual en mí. La empujé sobre el sofá, cayó sentada y me senté a horcajadas sobre sus piernas. La besé salvajemente, le manosié sus senos grandes y ella inclinó un poco su cabeza para chupar mis pezones, y yo metí mi mano entre nuestros cuerpos, le bajé el cierre de los pantalones y metí mi mano en sus bragas. Estaba caliente y mojándose, podía sentir su clítoris inflamándose, se lo estimulé con mis deditos, suavecito, y ella se empezó a retorcer y a gemir.

- Aaaaahhh...Mica...Mmmhhh...Qué rico...

- ¿Puedo...probar?- Le pregunté con mis dedos aún masturbándola.

- Sabés que sí.

Acto seguido se paró para sacarse sus jeans y sus bragas, volvió a sentarse con sus piernas bien abiertas, mostrándome su pubis depiladito, palpitante y rosado. Acomodó sus brazos extendidos sobre el respaldo del sofá, yo me arrodillé ante ella, le acaricié sus labios vaginales y Brenda tembló como una hoja. Se los lamí dichosa de saborear los juguitos que fluían de su interior, chupetié su clítoris, rojo de placer, y allí se quedaron mis labios un buen rato, con mis ojos mirando arriba, viendo cómo Brenda jadeaba y se retorcía de placer. 

- Oooooohhhh....Mica...Aaaahhh...que bien lo hacés, linda...

- Mjmmm...Huele rico....

- Aaaaahhhh....Meteme tus deditos en mi vagina, mi amor...

- Ajá...

Le obedecí sin chillar. Me chupé dos dedos y los introduje sin dificultad alguna en su lubricada vagina. Ejecuté un mete saca mortal, rápido y profundo, sin dejar de lamer y chupar su clítoris que parecía que estallaría. Brenda jadeaba a gritos, arqueó su espalda y me tomó de la cabeza, presionandome contra su vulva.

- Quiero...acabar...en tu preciosa boca...

Sus jugos orgásmicos fueron un festín para mi paladar. Sabían delicioso y olían mejor. De a poco Brenda se calmó y recuperó parte de su aliento. Me volví a sentar a horcajadas sobre ella, la besé muy tierna, labios por labio. Brenda acarició mis piernas acomodándolas sobre sus caderas, me agarró de la cola y se paró de un salto. Me cargó hacia la cama, me dejó caer sobre las sábanas, me sacó los jeans a tirones, y las bragas de un solo tirón. Separó mis piernas y se puso sobre mí. Me besó salvajemente, manoseano mis senos, riéndose como si tramara akgo.

- Te voy a dar tu merecido, Micaela...Y te va a encantar...Mucho...- Me dijo entre dos besos.

Abrió el cajón de su mesita de luz y sacó un consolador rosado con arnés, se lo calzó y no perdió tiempo en penetrarme con él como si de un hombre se tratara. Primero suave, para que mi vagina se acostumbrara a el. De a poco fue aumentando el ritmo de la penetración a pedido mío, mi vagina se había lubricado tanto que el consolador entraba entero dentro de mí, cada vez más profundo. Acabé en ese falo artificial pero genial, que siguió dentro de mí, apenas moviendose, mientras Brenda me besaba y me chupaba los pezones.

- Supongo que...ya has tenido sexo anal.

- Sí, pero siempre me dolió.

- Tranquila, Mica. No te va a doler nadita, te lo aseguro - Me dijo al oído acariciando mi cabello

Brenda retiró el consolador de mi vagina, no sería por mucho. Me puse de cuatro patas, con una mano de Brenda sobre mis nalgas. Ella se acomodó detrás de mí, sentí el consolador frotando mi vagina pero sin poder penetrarla, Brenda me lamió la espalda baja, me besó las nalgas, y me lamió el ano, muy suave, muy rico, creo que tuve un orgasmo solo con sus lamidas anales.

- Ahí va...- Susurró.

Sentí la punta del conolador penetrar en mi ano, apenas podía ingresar, supongo que era muy grueso. Aún así, se sentía bien, no dolía. Brenda inició la follada, despacio y suave al principio, así mi ano también se acostumbraba.

- Aflojá, linda...Relajate...Eso, así, lindura, muy bien...

Relajé todos los músculos de mi cuerpo y mi mente también, el consolador me penetró mas profundo.

- ¿Duele?

- No...

- ¿Cómo se siente?

- Muy....bien...

Brenda me folló muy lindo con ese arnés, no me dolió para nada, ni siquiera apenitas. Me sostuve del respaldo de la cama y moví mi colita al ritmo de Brenda, y así lo sentí mas rico, jadié como nunca antes, gritando, y le dije a Brenda, a gritos, que estaba por acabar y ella disminuyó el ritmo de la penetración, y así acabé mojando la almohada debajo de mí. Brenda retiró el consolador, se sacó el arnés, yo me recosté en la cama boca arriba y ella se acurrucó sobre mí.

- ¿Y? ¿Qué tal estuvo?

- Fue...Hermoso.

- Acá la única hermosa sos vos.

Me besó dulcemente, acariciandome, abrazándome, y de nuevo nos dormimos en esa cama, única testigo de nuestra pasión.

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Listo! ustedes lo pidieron y acá está la continuación.

Prometo una tercera parte, de verdad ;)

Hasta la próxima!

- Brasita.