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Las tres amigas felices

en Lésbicos

Camila acababa de mudarse al campus de la universidad, le tocó un cuarto compartido con otra chica. Se llamaba Emilia y era muy bonita, rubia natural, blanca, ojos celestes y un poco más alta que ella. No tuvieron tiempo de hacerse amigas, estudiaban carreras distintas, Camila abogacía y Emilia enfermería, y por ende tenían horarios distintos. Se veían solo cuando estaban en la habitación y casi no intercambiaban palabras porque se la pasaban estudiando para rendir los exámenes. Camila no podía quejarse de su compañera, era simpática y agradable, a veces la oía hablar por celular con sus padres y amigos y siempre hacía chistes y le era imposible no tentarse de la risa.

El primer trimestre transcurrió sin muchas novedades, todo era estudio los días de semana, descanso los findes, reunión con la familia los domingos, y de vuelta al estudio y así. Camila comenzaba a hartarse de la rutina universitaria, hasta que sucedió un suceso que la quebraría(a la rutina) por completo.

Fue un sábado de julio, ese día se largó una tormenta torrencial por la tarde-noche y Camila salió de su última clase corriendo y cubriéndose con la chaqueta de jean, lo cual no impidió que se mojara todo el cabello. Ingresó en su edificio y subió las escaleras tratando de no patinarse con los charcos de agua que dejaron en su camino los anteriores estudiantes que ingresaron. Llegó al tercer piso, caminó hacia el final del pasillo, donde se hallaba su cuarto compartido, y cuando abrió la puerta, le  sorprendió lo que vio. Su compañera, Emilia, se estaba chapando (besando) a una joven estudiante morena de cabello oscurísimo, las dos chicas estaban abrazadas y muy compenetradas en besarse. Al contrario de lo que creyó que haría en una situación como esa, Camila no corrió la mirada. Ese beso era muy tierno y dulce, y las chicas no se percataron de su presencia hasta que la joven morena se apartó un poco de Emilia y al abrir los ojos, casi salta de la cama cuando vio a Camila parada delante de ellas, inmovil. Emilia la miró tan sorprendida como su pareja, y en vez de avergonzarse, se rieron nerviosas y la chica morena le dijo al oído a Emilia "creo que mejor vamos a mi habitación", se pusieron de pie casi coordinadas y salieron del cuarto tomandose de la mano y riéndo.

Camila estaba sorprendida, confundida y excitada por lo que acababa de presenciar. Nunca se imaginó que Emilia fuera lesbiana, y mucho menos que tenía pareja en la universidad. Eso lo cambiaba todo. A partir de entonces, ya no la vería solo como su compañera de cuarto.

Al día siguiente, Emilia regresó al cuarto con la misma ropa que usaba anoche.

-Buenos días.

Camila estaba preparando su bolso para irse a pasar el finde en casa de sus padres. Al verla, Emilia se veía mucho más alegre que de costumbre.

-Buenos días.

-¿Pudiste dormir bien anoche?

-Sí, ¿y vos?

-Bien, bastante bien...

-Me tengo que ir.

-Ok. ¡Ah! Y no le digas nada a nadie, por favor.

Camila bajó la cabeza para ver a Emilia que se había sentada en la cama y ella la miraba con cara de "sabes de qué estoy hablando".

-Sí, no...no hay problema. No se lo voy a decir a nadie.

-Te lo agradesco.

-De nada.

-Que tengas un buen finde.

-Igualmente.

Camila pasó todo el fin de semana rememorando el beso de Emilia y la chica boliviana de la cual no sabía el nombre. Había sido tan romántico, tan tierno, que no entendía por qué existía gente que protestaba por algo tan inofensivo como el amor entre personas del mismo sexo. De regreso en el campus de la universidad, se cruzó con la chica boliviana en uno de los corredores y ella se rió al verla y siguió su camino. Era una chica muy bonita, el cabello oscurísimo, la piel de bronce, los ojos café, y tenía muy buenas curvas. No era la única que se giraba para verla de espaldas. Lo mismo le sucedía con Emilia, comenzaba a atraerle su figura, en la cual nunca se había fijado detenidamente. Aunque era delgada y alta, su físico estaba bien proporcionado. Tenía buenos pechos y una linda cola. Cuando la tenía de espaldas, se deleitaba observando sus pocas pero buenas curvas, su cintura chica y la melena dorada cayendo como cascada dobre sus hombros y espalda. Era lo suficientemente hermosa como para gustarle. Lástima que ya tenía dueña. Pero la chica boliviana también tenía lo suyo. En sintesis, le atrían las dos. Sabía que estaban prohibidas, eran pareja, pero se daba cuenta de que Emilia la miraba de otra forma, y su novia le sonreía y la saludaba cada vez que se cruzaban en los corredores. No había vuelto a verlas juntas como aquella tarde-noche, pero sabía que Emilia iba al cuarto de su novia a hacer el amor porque varias mañanas la veía entrar en el cuarto que compartían con la misma ropa que usaba la noche anterior.

Desde aquél suceso ya habían pasado tres meses y medio, mas o menos, era octubre, se acercaba el fin del año universitario y Camila y Emilia se la pasaban estudiando con sus grupos de amigos o en el cuarto para los examenes finales. Se felicitaban cuando una aprovaba un examen. En una de esas ocasiones, la novia de Emilia entró sorpresivamente al cuarto y corrió a abrazarla y a llenarla de besos diciéndole "felicidades, mi amor". Camila no podía hacer más que observar como se besaban, siempre con dulzura y ternura. Podían pasar 5 o más minutos hasta que Emilia le decía "¿nos dejarías a solas?" y Camila se retiraba del cuarto y se iba al omedor a beber algo. En otra ocasión, la novia de Emilia no solo la felicitó a ella, Emilia le mencionó que Camila había aprobado un examen de derecho y la chica la apretujó entre sus brazos y le besó el cachete, se apartó de ella riéndo y Emilia la rodeó con sus brazos y le besó el cuello. "Por cierto, me llamo Nancy". Camila por fin supo el nombre de esa belleza boliviana. Si Emilia no le hubiera dicho que se retirara, se habría quedado a contemplar la escena.

Una tarde, Camila regresaba a su cuarto y al abrir la puerta, no pudo creer lo que veían sus ojos. Emilia encima de Nancy en la cama, besándose apasionadas y acariciando sus cuerpos mutuamente. Ambas vestían shorts de jeans y no llevaban remeras pero sí corpiños, hacía mucho calor afuera y dentro estaba encendido el aire acondicionado. A Camila no se le cruzó por la mente la idea de dejarlas a solas. Se excitó al instante y se quedó parada delante de ella, y notó que Emilia acariciaba los senos de Nancy. Emilia bajó por el cuello de Nancy, se detuvo a besar la piel que asomaba del corpiño, y entonces la vio. Camila se sintió avegonzada, creyó que se enojaría y la mandaría a rajar (irse) del cuarto. Pero en vez de eso, Emilia le sonrió sutilmente, la miró con los ojos llenos de deseo, y el incómodo silencio se vio interrumpido por la risa infantil de Nancy.

-Hola, Cami.

-Ho...hola...Nancy.

Emilia besó los labios de su amada, las dos se sonrieron y siguieron besándose y acariciándose, excitando a Camila, quien permanecía petrificada en su sitio.

-Puedes mirar si quieres. ¿O no, Emi?

Emilia miró de nuevo a Camila por un instante, se mordió el labio inferior, provocando una corriente de calor en ella.

-Sí, puede mirar.

Nancy tomó la cabeza de Emilia con ambas manos, la empujó hacia ella y volvieron a sumirse en un mar de besos y caricias que iban en aumento. Emilia le quitó el sosten a Nancy, manoseó sus enormes senos y comenzó a lamerlos y chuparlos. Camila casi se cae de sorpresa y excitación. Nunca antes había presenciado una cosa como esa. abrió la boca para dejasr escapar su cada vez má acelerada respiración. Nancy se regocijaba bajo el cuerpo de Emilia, quien no paraba de succionar sus pezones. Nancy gemía. ¡Como gemía Nancy! Parecía una gatita bebé. Giró su cabeza hacía Camila, quien se había sentado en su cama, le sonrió y le guiñó el ojo. Emilia volvió a besarla y descendió por su abdomen, besándolo. De un tirón, le quitó el short y la tanga juntos, los desparramó en el suelo, riéndo con su amada. Besó su bajo vientre, bajando hacia su sexo, Nancy separó sus piernas y Emilia se puso a lamer su sexo. Lo lamía con lenguetazos lentos y suaves, haciendo gemir a Nancy y provocando una catarata de placer en Camila, quien sintió que se humdecía allí abajo. Emilia comenzó a chupar el clítoris de Nancy, quien gimió más fuerte, y entonces Camila no aguantó mas. Se desabrochó el jean, se los bajó, metió su mano bajo su cola-less y comenzó a masturbarse. Ahora eran ella y Nancy quienes gemían de placer.

Emilia notó a qué había llegado la situación; dos mujeres excitadas, una gracias a ella, la otra se podría decir que también. De a poco dejó de chupar el clitoris de Nancy, subió a sus labios, la besó con su sabor en la boca, y luego le dijo algo al oído. Camila estaba tan concentrada en satisfacerse a sí misma, que no se percató de que Emilia se había puedo de pie y caminaba hacia ella. Recién cuando Emilia se paró ante ella y se quitó el sostén, el short de jean y una tanga negra, abrió los ojos para admirar su desnudez. Los senos medianos con los pezones rosados, un pequeño triángulo de vello púbico sobre su sexo, los pies descalzos. Elevó la cabeza para ver su rostro, y sus ojos irradiaban algo más que deseo.

-¿Te gusto,cami?

-Sí...

-¿Y te gusta mi novia?

Camila miró a Nancy, tendida en la cama con las piernas flexionadas y los brazos cruzados bajo el cuello. Le sonreía con los ojos llenos de un brillo especial. En respuesta a la pregunta de Emilia, asintió levemente la cabeza.

-Vení.

Emilia le tendió la mano, Camila se sostuvo de ella para ponerse de pie y se subió los jeans sin abrocharlos. Emilia la guió hasta delante de Nancy.

-Vos también vení, Nancy.

Nancy se paró frente a Camila, totalmente desnuda.

-Besala.

Sin darle tiempo a decir nada, Nancy tomó la cabeza de Camila, la empujó hacia ella y metió su lengua en su boca medio abierta. Camila se sorprendió, maravilló y excitó con aquel beso. Cerró los ojos y respondió rozando su lengua con la de Nancy. Ella apoyó sus manos en sus caderas, impulsándola hacia ella. Camila podía sentir los pezones erectos de Nancy contra sus senos por encima de su blusa de satén. Acarició su ardiente nuca, besándola cada vez con más intensidad.

-Eso...Así, chicas...Muy bien...

Emilia se limitaba a observarlas. Camila manoseó los senos de Nancy, y entonces, Emilia intercedió. Apartó a Nancy de un suave empujón, ella se tendió en la cama, Emilia volvió a tomar la mano sudorosa de Camila, la desvistió prenda por prenda, le quitó los jeans, la blusa, la ropa interior y las zapatillas.

-Uuuusshhh...no creí que fueras tan bella, Cami.

Emilia acaricio los hombros de Camila, descendio hacia sus senos, frotó un poco los pezones ya erectos, siguió por su abdomen y detuvo su mano en la entrepierna de su nueva amante.

-Mmmhhh...Veo que te hemos excitado mucho.

-Sí, así es-, dijo Camila suspirando.

Emilia la besó sin preámbulos, acarició sus senos y se puso a descender, chupando cada pezón antes de seguir por su abdomen. Cuando llegó a su pelvis ya estaba arrodillada sobre los jeans de Camila. Le frotó el sexo suavemente con una mano, se puso a lamerlo, a chupar su clítoris, y Camila solo pudo separar un poco más sus piernas y echar la cabeza hacia atrás, apoyando sus mano en la cabeza de Emilia, quien la miraba a los ojos sin dejar de practicarle sexo oral. Nancy no quiso perderse la diversión. Fue hacia Camila, la tomó del mentón y la besó pasionalmente, acariciando sus senos, Camila gimiendo en su boca y Emilia de rodillas, observandolas a ambas y recibiendo los jugos del interior de Camila en su boca. ¡Qué deliciosa que era Camila!

Emilia volvió a pararse, se tendió en la cama con la espalda contra el respaldo, y mirando a camila primero y luego a Nancy, dijo "vengan a mí". Las dos se recostaron cada una a su lado, Nancy a su derecha y Camila a la izquierda. Nancy y su novia se besaron, y Camila no se quedó atrás. Acarició los senos medianos de Emilia, chupó el pezón izquierdo, dando una pequeña y primera probada a los pezones de una mujer. Siguió refregando sus pezones, mientras Nancy besaba y masturbaba a su pareja, quien se desprendió de sus labios para emitir un fuerte suspiro, miró a Camila, la tomó del mentón con una mano y la besó con un gemido de placer de por medio.

-Chupa mi concha-

Con cieta timidez y sorpresa, Camila fue hacia la unión de las piernas de Emilia, admiró su sexo húmdedo y rosado, el clítoris hinchado por la estimulación que ejercían los dedos de Nancy, quien los quitó para despejar el área para Camila. Ella aproximó su cara hasta oler a Emilia y sentir una incontrolables ganas de probarla. Lamió su sexo lentamente, oyó los gemidos de Emilia y besó el clítoris para luego chuparlo. Sus dedos rozaban la entrada a la vagina de Emilia, quien cada vez gemía mas fuerte, con Nancy a su lado chupando sus senos y besando su cuello.

-Meteme tus dedos, Camila...Metelos...

Camila no se hizo rogar demasiado, paró de chupar el clítoris para introducir facilmente dos dedos en la lucricada vagina de emilia, que los apretaba y soltaba cuando hacía el mete saca.

-Ooouuuuhhh sí...Así, linda...Aaaahhh...No pares, no pares...

Emilia jadeaba, y Camila aceleró el mete saca. Los jadeos se convirtieron en gritos, que cesaron con una largo durante el cual los jugos se venieron en cascada a los dedos de Camila, quien los retiró para limpiarlos. Emilia la llamó y ella fue a sus brazos, se besaron las tres, rozando las lenguas. Nancy y Camila se miraron sugerentes, sonriéndo con picardía.

-Hagan lo que tengan que hacer, chicas.

Emilia no tuvo inconvenientes en permitir que Nancy se recostara con la cabeza al borde de la cama, Camila se puso sobre ella, la besó, acarició sus enormes senos, chupó sus pezones, y Emilia se unió a ellas, besando a Nancy. Camila oyó lo que le dijo al oído.

-¿Quieres mi concha en tu cara?

-Sí, amor.

Emilia se arrodilló sobre el rostro de Nancy, ella le practicó sexo oral y Camila fue a chupar el clítoris de Nancy. El cuarto de llenó de gemidos, jadeos, sudor y olor a mujeres excitadas. Luego Nancy y Camila hicieron un 69, Camila encima de ella con sus nalgas en sus narices. Emilia fue a lamer también el sexo de Nancy, ella gimió más fuerte cuando le metió dos dedos y ejecutó un mete saca veloz, sin dejar de penetrar con su lengua en la vagina de Camila. Ambas tuvieron un orgasmo simultáneo. Camila se quitó de encima de Nancy, Emilia abrió un cajón de su mesita de luz, sacó un bibrador a batería, presionó un botón negro en el mango, le dijo a Camila "ponete cómoda" y ella se recostó con la espalda sobre una suave almohada. Emilia refregó el sexo de Camila con el bibrador antes de introducirlo y cogerla con el.

-Oooohhh...Aaaaahhh...Aaahhh sí...

-¿Como se siente, Camila?

-Aaahhh...Genial...

Nancy fue a chupar el clítoris de Camila mientras Emilia la penetraba vorzmente con el consolador, haciendo que jadeara y sacudiera sus caderas, hasta que sus jugos terminaron de salir y empapar el bibrador. Emilia lo retiró de su interior y se lo dio a Nancy para que lo chupara. Ella no desperdició ni una gota de los jugos de Camila.

Emilia volvió a abrir el cajón de su masa de luz, y sacó un consolador anal.

-Esto es para Nancy. A ella le gusta que la culeen.

-Sí, me encanta.

Las tres chicas se rieron y Camila tomó al consolador anal. Nancy se puso de cuatro, elevando su cola en el aire, Camila lamió su ano para que lo aflojara, introdujo delicadamente el consolador y Nancy gimió como una verdadera gata en celo. Camila se concentraba en penetrar su ano cada vez más profundo, Emilia se puso boca arriba bajo la cola de Nancy, lamió sus labios vaginales y chupó su clítoris. Nancy tuvo su orgasmo, Emilia sus jugos, y Camila fue recompensada, tendiendose en la cama a merced de dos bocas, lenguas y un par de dedos que la hicieron tocar el cielo.

HASTA ACÁ LLEGA MI RELATO.

OTRO LARGO, NO PUDE ESPERAR UN DÍA MÁS PARA ESCRIBIRLO, ESTABA INSPIRADA :3

HASTA EL PRÓXIMO RELATO.

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