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Primer amor lésbico - 1era Parte(?)

en Lésbicos

Brenda me invitó a pasar a su departamento. Ni loca rechacé su invitación. Estaba un poco cansada, tanto bailar en el boliche me había dejado las piernas exhaustas, pero mientras me recostaba a lo largo del sofá de dos cuerpos para estirar las piernas, Brenda me las acarició desde la rodilla hasta los glúteos por debajo de mi falda. Me sorprendió su osadía. Creí que yo era su amiga prohibida, una de las pocas de su circulo íntimo con la que no se había revolcado. Sabía que Brenda era lesbiana pero mucho no me incomodaba, tampoco que fuera una chica muy liberal y sin compromisos. no le conocía ningún noviazgo formal y jamás la vi más de una semana con la misma chica. Hasta hace poco no era como ella, soltera. Me separé de mi novió, me hartaron sus celos desmedidos y su manía por controlarme hasta el tiempo que digo que tardaré en volver de una salida con amigas. Cortamos por lo sano, si seguíamos yo sería la única que saldría lastimada. No duramos mucho, en tres semanas cumpliríamos un año y yo estoy acostumbrada a los noviazgos largos. Brenda siempre dijo que yo era una chapada a la antigua, y varias de nuestras amigas coincidían. Si cuando nos conocimos en primer año de la facultad de derecho yo ya llevaba tres años con mi novio de la secundaria.

Después de que me separé de mi último novio supe que Brenda tenía razón, nunca había disfrutado plenamente de mi solteria, mas bien la mal padecía. Fue por eso que me invitó a salir de fiesta, solo nosotras. Yo acepté sin tener la más mínima idea de que estaba cayendo en su juego. Bebimos un par de copas, bailamos en medio de la pista, varios chicos coquetearon con nosotras pero Brenda me convenció de que los ignorara, no me había invitado para conseguir nueva pareja, sino para pasarla bien y divertirnos, en especial yo. Ignoré a regañadientes a cada chico que me coqueteó o que intentó acercarse a mí con movimientos de striper fracasado. Brenda me tomaba de la mano a cada rato y nos alejábamos cada vez más del medio de la pista. Cuando nos quisimos acordar, estaba saltando en un pie porque me había golpeado contra un escalón. Me senté en un sillón vip, no era tan grave de todos modos, apenas un raspón. Brenda se quedó a mi lado hasta que se me pasara el ardor en la pierna. Estaba muy pegada a mí, y no le importaba que oliera a sudor. No hablamos mucho, la música no nos permitía escucharnos bien. Brenda apoyó su brazo sobre mi hombro para acomodarse mejor sobre el sillón, me mió con una sonrisa picarona, sin decir nada, solo sonreía y yo también me reía de toda la situación.

De eso me acordé cuando sus manos recorrieron mis piernas. Del modo en que me miró, tal cual me miraba ahora. Me pregunté por cuánto tiempo habría planeado esto, o siquiera fantasearlo. Se inclinó sobre mí, y solté un suspiro antes de cerrar mis ojos. Me besó. Mi primer beso de mujer a mujer. Fue mejor de lo que imaginé, suave, tierno y muy romántico, a pesar de la borrachera era consciente de todo y pude recordar cada detalle. Nunca creí que Brenda besara tan bien, ni que sería tan delicada conmigo. Tal vez era un caso aparte de todos sus amoríos fugaces. Se apartó un poco de mí y me acarició el rostro con las yemas de sus dedos. Se quedó mirándome, como esperando que reaccionara de una o otra manera. No hicieron faltas palabras, nos entendimos con la mirada, y Brenda comprendió que no uiría.

La tomé de la nuca, impulsándola hacia mí y la volví a besar. Mi lengua danzaba en el interior de su boca, me agradaba esa sensación. Se subió al sofá con una pierna a cada lado de mi cuerpo y la abracé con fuerza. Le besaba el cuello y los hombros apartando los brételes de su blusa de mi camino. Brenda me correspondía, metía mano por todas partes, logrando despertar una líbido en mí como nunca antes sentí con ninguno de mis ex novios.

Brenda se sacó la blusa, quedando en topless con sus grandes y naturales senos al aire. Nunca aprecié tanto sus senos como en ese preciso momento, siempre le decía que envidiaba su delantera, pero en ese instante la adoré. Metió sus manos bajo mi top y manoseó la copa de mi sostén. Me quité el top y metí mis manos bajo mi espalda iniciando una desesperada lucha contra el broche del sostén. Casi pego un grito de victoria cuando por fin pude librarme de el. En otra ocasión me hubiera incomodado de que viera mis senos pequeños, pero no me avergoncé de no tener los súper senos. Brenda se inclinó sobre ellos y me los deboró a chupones y mordiscos inofensivos. Jamás dejé que mis ex hicieran una cosa así, creía que me molestaría, pero con Brenda descubrí que mis senos precisaban algo más que manos piadosas.

Me llevó a su cama, en el sofá no estábamos tan cómodas como al principio. Me empujó sobre la cama y me quitó la falda y la tanga a tirones. Ella también se quitó las prenas que le sobraban antes de acostarse sobre mí. Me besaba muy dulce y me acariciaba suavecito, sin brusquedad, tomándose su tiempo para explorar cada área. Teníamos toda la noche por delante. Mis manos se hayaron más cómodas sobre su ardiente espalda. Me gusta el calor, siempre las tengo frías y a Brenda le hice un poco de cosquillas. Ella dirigió una de sus manos a mi entrepierna, y apenas hizo contacto con mis labios vaginales, comencé a temblar de placer. Me masturbó con movimientos circulares de sus dedos, estimulándo mi clítoris hasta dejarlo inflamado de placer. Luego fue bajando con sus labios pegados a mi abdomen y su mano a mi vulva. Metió su cabeza entre mis piernas y me lamió suave y lento, luego chupeteó mi clítoris como un bebé que mama del pezón de su madre. Yo me retorcía como un gusano, gemía a mas no poder, nuca había experimentado un placer como aquél. Enseguida se contrajeron los músculos de mi pelvis y tuve mi primer orgasmo. Nunca se lo dije a ninguno de mis ex ni a mis más íntimas amigas. Fingí desde mi primera relación, tratando de disimular mi expresión de dolor y luego de aburrimento cuando me penetraban por delante y por detrás, aunque en esas ocasiones siempre fue de dolor.

Después de eso, solo me dejé llevar por mis impulsos y a Brenda no le hizo falta enseñarme o explicarme nada. Follamos como diosas esa madrugada, despertamos como a las tres de la tarde y nos quedamos en la cama otro rato. Brenda me dijo que hacía mucho que me deseaba pero que no había querido interferir en mis relaciones. Yo, aunque acababa de descubrirlo, le dije que también la deseaba. Y ese solo fue el principio de nuestra relación...

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Pidan continuación y la habrá!

Y que no sea solo Nestor, por favor!

Gracias....

Hasta la próxima!

- Brasita