miprimita.com

Las cosas no son tan sencillas 2

en Hetero: Infidelidad

El martes de madrugada, llegue a casa. Intente dormir pero solo logre alguna cabezada. Las imágenes de Carmen follando con Cesar volvían a mi cabeza y hacían que me excitara lo que hacia que me sintiera peor. Sabia que tenia que mentalizarme, para que cuando Carmen volviera no notara nada. Hacia el mediodía recibí un mensaje de Carmen: “Cariño lamento que no te hayas podido quedar, con lo bien que lo habríamos pasado. Te quiero, hablaremos por la noche”.

 

Carmen creía que yo estaba en el trabajo, y sabe que yo no quiero que me llamen al trabajo y me interrumpan lo que este haciendo excepto si es una urgencia. Este mensaje me hizo sentir peor, en mi situación era grotesco. Bien que ella lo pasaría bien, seguro que Cesar estaría encantado, le podría romper el culo sin que el cornudo maricón de su marido se enterara. Sentía tristeza por lo que me había hecho Carmen y un odio infinito por Cesar y Marta a los que hasta entonces consideraba buenos amigos.

 

Por la noche espere la llamada de Carmen deprimido, pero me había mentalizado y preparado para contestarla. Ella se lamento de mi ausencia y me dijo que se lo pasaba muy bien con Marta y Cesar. Lo que estas es bien follada por todos tus agujeros, pensé yo. Yo conteste diciéndole que estaba preocupado y cansado por problemas del trabajo para acabar cuanto antes la conversación. Ella se despidió mandándome recuerdos de Marta y Cesar. Pensé que seguramente le habrían dicho: “dale recuerdos al marica cornudo de tu marido”.

 

Poco tiempo después de colgar recibí un mensaje. Era mi jefe que me decía que el cliente había tomado una decisión y debía volver. Esto fue para mi una buena noticia, tenia que ocupar mi cabeza con algo para evitar seguir dando vueltas a lo sucedido.

 

Durante el resto de la semana mire de estar lo mas concentrado posible en el trabajo, y cuando llegaba a casa y me llamaba mi mujer, miraba que su llamada durara lo menos posible con la escusa de que estaba muy cansado.

 

El viernes por la tarde, mi mujer, me mando un mensaje diciendo que ya estaba en casa, yo le conteste que estaba muy liado y que fuera ella a buscar a las niñas. No quería encontrarme con Cesar y Marta, y tener que saludarles. Me ponia malo solo con pensar en verlos. Si veía sonreír a Cesar seguro que estaría pensando menudos cuernos te he puesto maricón. Y yo no sabía si podría controlarme y no darle una buena patada en los huevos. Seguro que después me mataría a hostias pero seguro que en vez de dos huevos tendría una tortilla.

 

Cuando llegue a casa mi mujer, estaba muy contenta. Lo primero que me dijo es que hacia mala cara. Yo lo justifique con problemas grabes en el trabajo. Por suerte ella casi no pudo contarme nada ya que las niñas no callaron contando sus mil y una aventuras. Me fui a acostar pronto. Cuando ella logro acostar a las niñas y vino a acostarse me hice el dormido. Pero me di cuenta que no se desnudo en el dormitorio, sino que lo hizo en el baño y se puso un pijama de dos piezas. Enseguida lo tuve claro, debía tener moratones que no quería que viera.

 

Dada la situación en mi empresa, este sábado tendría que trabajar por la mañana, así que me levante temprano como de costumbre. Cuando iba a salir del cuarto de baño, vi en el suelo un prospecto de medicamento. Lo cogí y vi que se trataba de una crema antiinflamatoria para irritaciones anales. Seguro que Cesar la debía de haber dado por el culo a base de bien. Se me ocurrió abrir el armario donde guarda sus cosas y tuve una nueva sorpresa, allí había una caja de anticonceptivos. La abrí y vi las pastillas que faltaban. Estaba claro que ella había preparado a conciencia las minivacaciones para poder follar a pelo sin el riesgo de quedar embarazada. Por un lado esto me tranquilizaba, pero por otro me apenaba. La noche antes de partir a las minivacaciones habíamos hecho el amor con preservativo. Así que con Cesar lo hacía a pelo y conmigo con forro.

 

El sábado por la tarde, en casa, continuamos agobiados por las mil y una vivencias que me contaban las niñas, así que me libre de que Carmen me contara sus maravillosas minivacaciones. Lo que si note es que a medida que se iba haciendo de noche estaba mas intranquila y nerviosa. Se fue a dormir pronto pretextando una migraña. Cuando me acosté y la vi durmiendo o simulando que dormía con su pijama de dos piezas, lo tuve claro, ella estaba nerviosa porque temía que yo quisiera hacer el amor y descubriera algún moratón.

 

El domingo fuimos a ver a los abuelos, las niñas los acapararon a ellos, yo simule hacer cabezadas ante la tele para intervenir lo menos posible. Su madre si que le pregunto por sus minivacaciones y ella respondió que se pasaron el tiempo descansando. Entre follada y follada pensé yo.

Al volver a casa ella volvía a estar preocupada, así que para que no tuviera que pretextar una jaqueca fui yo que me adelante diciendo que me iba a dormir que mañana me tenia que levantar temprano y seguramente seria un día complicado.

 

Durante la semana yo pretexte que tendría que trabajar hasta muy tarde para no tener que ir a buscar a las niñas al colegio, no quería toparme ni con Marta ni con Cesar. También me fui a dormir temprano. El jueves la cosa cambio, ella volvió a desnudarse en nuestro dormitorio y ha usar el camisón que usa habitualmente, señal que ya habían desaparecido los moratones.

 

El jueves por la noche me dijo de quedar con Marta y Cesar el viernes por la tarde, yo le dije que no podía, ella me dijo de quedar el sábado y yo me volví a negar escudándome en el trabajo. A ver si se creía que podría ver al cabrón de Cesar y a la zorra de Marta como si tal cosa, y ver como se reían del maricón cornudo en sus narices sin que yo no le reventara los huevos a Cesar de una patada.

 

Como que las niñas estaban ya mas calmadas, esto hizo darme cuenta de que algo en Carmen había cambiado. Estaba mas atenta y me estaba cocinando platos que sabia que a mi me gustaban, y eso que algunos de ellos no los solía hacer, ya que la obligaban a tener que estar en la cocina mas tiempo del habitual, cosa que a ella no le gustaba. Cuando volvió a ponerse el camisón habitual también estaba mas cariñosa. Seguramente se sentía culpable y quería compensarme de alguna manera.

 

En el siguiente fin de semana me volví a negar a quedar con Cesar y Marta. Ella sugirió que si los invitábamos a comer el domingo como agradecimiento a las minivacaciones, yo me negué en redondo pretextando el trabajo. El sábado vi anunciado un juego que sabia que las niñas querían y se lo compre. Se lo di el sábado por la tarde, y yo y las niñas nos quedamos enganchados al juego. Me pareció que Carmen estaba sorprendida, pero no enfadada ante la alegría de las niñas. Fuimos todos a dormir tarde, a la mañana siguiente continuamos con el juego, Carmen se negó a participar. Por la tarde habían quedado en salir las niñas con los abuelos. Durante la comida Carmen les dijo a las niñas que no jugarían hasta el siguiente fin de semana y solo si se portaban bien toda la semana, cosa que a mi me pareció bien, ya que si jugaban por la tarde les costaría dormirse por la noche. Como es lógico las niñas protestaron y Carmen se puso seria con ellas. Por la tarde los abuelos tenían que llevar a las niñas al cine con sus primas, cuando se fueron yo me puse a jugar.

Carmen al verlo salto, con una cara de supercabreo me dijo: ¿No se supone que el fin de semana estarías agobiado de trabajo?

Yo: si pero necesitaba desconectar

Carmen: A vale el puto juego es mas importante que comer con nuestros amigos

Yo, mas serio: lo reconozco el juego me ha pillado, un poco.

Carmen, subiendo el tono de voz: Gracias a ellos pude ir de vacaciones y tu sabias que para mi era importante agradecérselo. Y dime como yo les mirare a la cara cuando se enteren por su hija que tu te pasaste todo el día jugando.

Yo, con un cabreo que crecía exponencialmente: Pues a mi me apetecía estar jugando con mis hijas y no de reunión social. Y si no lo entienden es su problema.

Carmen: La semana que viene les voy a invitar a pasar la tarde con nosotros, tanto si te gusta como si no.

Yo: Me dices cuando van a venir y yo me iré, así no molestare

Carmen, ya gritando: Se puede saber que te pasa, después de que ellos se han portado tan bien con nosotros.

 

Durante el juego con las niñas yo había desconectado totalmente de lo que había pasado y había disfrutado como nunca y con esta discusión pase de la felicidad a la amargura y al cabreo en cuestión de segundos.

 

Yo, gritando: O aun mejor, esta también es mi casa y no quiero volver a saber nada de ellos y menos que vengan a mi casa, y si lo intentan los sacare a patadas. Yo no tengo que agradecerles nada. Y si tu quieres agradecerles las folladas que te pegaron en tus maravillosas minivacaciones, lo haces por tu cuenta.

 

Carmen se quedo quieta, pálida y con la cara descompuesta. Yo cogí las llaves y salí de casa dando un portazo.

 

Regrese cuando las niñas estaban cenando, ni yo ni ella cenamos. Ella tenia los ojos rojos, estaba claro que había estado llorando.

Cuando hubo acostado las niñas, volvio al comedor donde yo estaba sentado.

 

Carmen: Lo siento, veras lo que paso.

Yo la corte: No quiere que me cuentes nada, solo quiero saber una cosa. ¿quieres seguir con nuestro matrimonio?

Carmen: yo te quiero y lo que paso.

La volví a cortar ya con mala leche: ¿Si o No? Es lo único que quiero saber.

Carmen: Si, Si, Si

Iba a continuar, pero la volví a cortar: Pero hay condiciones, no quiero volver a saber nada de estos dos, a las reuniones del colegio iras tu sola, y mejor si haces que nuestras hijas se busquen otras amigas en vez de su hija. Si tengo la mas mínima sospecha que has quedado con alguno de ellos, pediré el divorcio. Así que si no puedes pasar sin follar con Cesar me lo dices ahora y mejor acabar de una puñetera vez. ¿me has entendido?

Carmen: Si, acepto tus condiciones, perdóname no fui consciente de que podría hacerte tanto daño.

Yo te quiero y no quiero perderte, ahora mas que nunca.

Carmen: ¿Puedo llamar a Marta para que lo sepa y que no intente hablar conmigo?

Yo: si

Yo me levante para ir al dormitorio.

Carmen: no te vayas quiero que oigas lo que diré a Marta, quiero que lo sepas

Yo: por mi puedes decirle lo que te de la gana, a mi lo único que me importa ahora es que cumplas con lo que te he pedido.

Carmen: no lo dudes, lo haré y te compensare por lo que ha pasado.

 

Y me fui al dormitorio, al final había sacado lo que me había estado agobiando, me encontré mas descansado. Lo tenia claro, quería a Carmen, y si ella quería continuar con nuestro matrimonio y cumplía con mis condiciones yo pondría todo de mi parte para cerrar esta herida y que lo que había pasado quedara en el olvido.

 

Pero las cosas no son tan sencillas

 

Continuara