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La cabrona y la fea

en Dominación

La cabrona y la fea 1: ¿Violación o Abuso?

 

Manuela, como cada año, pasaba parte de las vacaciones en un chalet que tenían sus suegros en un pueblo cercano a la costa. El chalet era un edificio espacioso rodeado por un jardín. En la parte trasera había una piscina, que hacia las delicias de sus hijos.

Normalmente, sus hijos se levantaban temprano y se iban directamente a la piscina. También sus suegros se levantaban temprano e iban a tomar el sol al lado de la piscina disfrutando de la compañía de sus hijos.

Ella, normalmente, por la mañana estaba en la cocina, lo que le permitía ver a sus hijos y a sus suegros a través de la ventana que esta tenia encima del fregadero. El chalet era un edificio antiguo con una cocina espaciosa. La cocina no tenía lavavajillas. Así que normalmente, cada mañana lavaba los platos y cacharros usados en la cena del día anterior, ella no dejaba que lo hiciera su suegra, quería que la mujer descansara de las tareas domésticas.

 

Estaba fregando un cacharro, mientras observaba a sus hijos jugar en la piscina, cuando noto que le acariciaban el culo. Ella adelantándose al intruso dijo: “Ya sé lo que vas a decir. Tu vigila y disfruta”.

Era la frase que le solía decirle su marido, y que a veces, como esta vez, ella se adelantaba a decir. Su marido estaba especialmente juguetón durante las vacaciones y este era un juego que había empezado hacia un par de años. El entraba en la cocina mientras ella estaba lavando los platos, se colocaba a su espalda, le empezaba a meter mano y terminaba follándosela. Pero desde que el año pasado casi les pilla su hijo, ella se quedaba apoyada en el fregadero y dejaba hacer a su marido, mientras no perdía de vista tanto a sus hijos como a sus suegros. No se podía fiar de sus hijos, lo hacían todo corriendo y en un instante se podían poner a las puertas de la cocina. Así que sin volver la cabeza se concentró por un lado en vigilar y por otro lado en disfrutar de las caricias de su marido.

 

Aquello se había convertido en un ritual que le encantaba. La verdad es que no lo esperaba esta mañana, ya que habían tenido una noche especialmente movida, pero su marido estaba muy activo durante las vacaciones.

Siguiendo el ritual, noto las manos de su marido deslizarse por encima de la bata, desde su culo, primero hacia su vientre para luego ir subiendo despacio hacia sus senos. Noto como su marido pego su entrepierna a su culo, notando su erección. Ella hecho su culo un poco hacia atrás para presionar su miembro y empezó a mover, suavemente su culo lateralmente para calentar más a su marido. Su marido fue desabrochando lentamente los botones de la bata de arriba hacia abajo. Cuando termino de desabrochar el ultimo, apartando la bata, acaricio el lateral de sus muslos y deslizo sus manos, primero hacia su culo cubierto por sus bragas, y cogiéndolas por el lateral las fue deslizando hacia abajo. Él se separó, y termino de quitárselas, cosa que ella facilito levantando sus pies. Noto como su marido le subía la parte trasera de la bata y se volvía a pegar a su espalda pero ahora no había nada que los separaba, notaba el pene erecto de su marido colocarse entre sus nalgas. Las manos de su marido ahora se deslizaron por su espalda, subiendo su bata hasta encontrar el cierre de su sujetador. Lo desabrocho y las deslizo de atrás hacia delante buscando sus pechos y empezó a acariciarlos, jugando con sus pezones. Ella empezó a suspirar, mientras miraba por la ventana vigilando a sus hijos, aquello era un morbo que hacía que se excitara más rápidamente. La mano derecha abandono su pecho, se deslizo por su vientre buscando su sexo. Ella separo más las piernas para permitirle su acceso. Noto como la mano de su marido se movía, ansiosa en su sexo. Ella notando su ansiedad le dijo: “Vaya creía que ayer te habías quedado satisfecho”. Ella noto como su sexo se humedecía y dispuesta a complacer a su marido le dijo: “Vamos métemela” al tiempo que se echaba más hacia atrás doblándose ligeramente, pero sin perder la visión de sus hijos a través de la ventana. Su marido se separó, noto como su pene buscaba la entrada de su sexo. Cuando la tuvo encarada cogiéndola por la cintura la penetro de forma brusca. Ella protesto: “No seas bruto”. Normalmente él la penetraba despacio excepto si estaba muy excitado y tenía miedo de correrse mientras la penetraba. Las manos de su marido volvieron a sus pechos, y empezaron a estrujarlos. Ella protesto: “ no me las aprietes tanto, me haces daño”. El abandono sus pechos y cogiéndola por las caderas empezó a moverse, de forma dura y a buen ritmo. Ella entre suspiros le dijo: “Vaya veo que te has levantado muy cachondo”. Noto como su orgasmo llegaba de forma imparable y tratando de perder de vista a sus hijos el mínimo tiempo posible, dejó que explotara.

Entonces sucedió. Vio aparecer en el jardín procedente de la parte delantera de la casa a su marido vestido de chándal. Se quedó bloqueada, mientras que notaba como alguien estaba bombeando en su interior con un ritmo más rápido, que le hacían intuir que estaban a punto de llenarla de leche. Giro su cabeza y lo vio, el que la estaba follando era su cuñado. Este al verla se la clavo hasta el fondo y empezó a llenarla con su leche.

El cuñado: “vigila coño, no queras que mi hermano o los demás sepan lo zorra que eres”

Ella giro rápidamente su cabeza y vio que su marido se había puesto a jugar con sus hijos. Noto como su cuñado deslizo las manos de sus caderas hacia sus pechos y sobándolos noto como se inclinaba y le decía: “Te has corrido a gusto zorra”. Ella estaba paralizada, con la vista fija en su marido, sus hijos y sus suegros. Su cuñado se hecho hacia atrás desacoplándose, la giro incorporándola, pego su cuerpo al suyo, la beso introduciendo su lengua en su boca. Se separó, se subió el pantalón del pijama y le dijo: “A partir de ahora te follare siempre que quiera, o todos se enteraran lo zorra que eres”. Y lanzándole un beso salió de la cocina.

 

La cabrona y la fea 2: Aparece “la cabrona”

 

Manuela tardó en reaccionar. Una rabia incontenible subió desde su estómago. La habían violado. No había sido con violencia, había sido con un engaño que su cuñado había abusado de ella, pero ella se sentía violada. Podía entender que al principio no se diera cuenta, el cabrón de su cuñado seguramente había visto el juego que se traía con su marido y la había engañado imitándolo. Normalmente su cuñado o no estaba durante las vacaciones o como salía por la noche hasta muy tarde se levantaba al mediodía, por esto no se les ocurrió que pudiera verles.

Lo que más la cabreaba era que no había reaccionado. Tenía a mano los cuchillos que usaron durante la cena, podía haber cogido uno y clavárselo a su cuñado o como mínimo amenazarlo. Pero no se había quedado estática, como una tonta. Y no solo eso había dejado que el la abrazara, y la morreara a sus anchas. ¿Porque no le había arrancado la lengua de un mordisco? ¿Porque no le había dado un buen rodillazo en los huevos?

 

¿Cómo era eso posible que hubieran abusado de ella y que no hubiera sabido reaccionar?

Ella “la Cabrona”. Porque a ella la llamaban “La Cabrona”. Ella era la jefa de enfermeras, era dura, inflexible, exigente, todas las aspirantes a enfermera pasaban por sus manos. Y ella que les exigía a sus chicas que ante cualquier eventualidad reaccionaran rápido, se había quedado parada como una estúpida.

Pero si el imbécil de su cuñado creía que a partir de ahora ella iba a ser su esclava, una sumisa que se abriría de piernas cada vez que él quisiera, lo tenía claro. Ella le enseñaría quien era “la cabrona”, a ella si alguien se la jugaba se la pagaba, y su cuñado no sería una excepción.

 

Su cuñado, David, antes era un buen chico, pero algo gordito, así que para perder kilos y ponerse en forma empezó hacia un par de años a ir al gimnasio. Allí conoció a machitos de gimnasio, se hizo amigo de ellos, se convirtió en uno de ellos, se pasaba el día o en el gimnasio, o holgazaneando, o de juerga con sus amigotes. El resultado fue que paso de ser un buen estudiante a suspender todas las asignaturas. Como que tenia de repetir curso, se le había retirado su paga, y por esto estaba en el chalet, supuestamente estudiando, aunque lo más probable es que estuviera jugando o viendo porno en Internet.

 

“La cabrona” empezó a madurar un plan. A media mañana salió de compras para tener lo todo necesario. Durante la comida, se mostró tímida delante de su cuñado, cuando sus miradas se cruzaban ella bajaba la vista de forma tímida. Quería que él se sintiera su amo y que creyera que ella sería su sumisa.

Al mediodía, cuando fueron a hacer la siesta, su marido quería que hicieran el amor, pero ella le rechazo alegando una jaqueca. Le sabia mal rechazarlo, pero con su estado de ánimo no se sentiría cómoda haciendo el amor con su marido, cuando sentía su cuerpo sucio y usado por su cuñado.

 

Durante la cena, usando la excusa de la jaqueca, propuso que sus suegros y su marido llevaran a sus hijos la mañana siguiente al parque acuático, así ella podría descansar toda la mañana. Con el rabillo del ojo miro a su cuñado, vio como sonreía, seguro que pensaba que pasaría toda la mañana follándosela.

 

 

La cabrona y la fea 3: David se enterara de quien es “la cabrona”

 

A la mañana siguiente, Manuela, fue preparando los desayunos de todos, incluido el de su cuñado. Después de desayunar, su marido con sus hijos y sus suegros subieron al coche y partieron hacia el parque acuático. Ella y su cuñado, David, salieron a despedirlos, pero ella no volvió a la casa le dijo a su cuñado que tenía que ir a comprar, y que volvería en media hora. Esto no extraño a su cuñado, ya que era normal que algunos días fuera a comprar temprano. Su cuñado entro en la casa, se fue a su habitación, se tendió en la cama acariciándose el paquete y ansioso se puso a esperar la vuelta de Manuela.

 

David se quedó dormido.

De repente se despertó con un dolor en la mejilla, a los pocos segundos, noto una nueva bofetada en su mejilla. Intento moverse y se dio cuenta que estaba atado e inmovilizado. Abrió los ojos y vio a Manuela vestida con una bata blanca.

 

Manuela, mirándolo sonriente: Despierta dormilón.

 

David, intentando liberarse: Pero qué coño pasa.

 

Manuela: Que estas atado, y bien atado, y no te podrás liberar. Como comprenderás sé muy bien como inmovilizar a un paciente. Así que ahórrate el esfuerzo.

 

David: ! suéltame zorra!

 

Manuela: Ayer tú jugaste conmigo y me violaste.

 

David: No te viole, tú te dejaste follar.

 

Manuela: Me engañaste, te hiciste pasar por mi marido. El que no me lo hicieras a la fuerza no quita que abusaste de mí. Si hubiera sabido que eras tú no te habría dejado ni que me tocaras.

 

David: bien que te corriste, zorra

 

Manuela, poniendo cara de mala leche: es verdad y esto me cabrea más. A mí nadie me folla sin mi permiso y el único que tiene mi permiso es tu hermano, al que ayer traicionaste. Pero tranquilo que será la última vez que abuses de una mujer.

 

David: qué coño quieres decir, puta.

 

Manuela: ahora tu y yo vamos a jugar a un juego que veras como que hasta lo disfrutaras en parte.

 

Manuela, ante la sorpresa de David, empezó a acariciarle su miembro por encima del pantalón del pijama. David viendo lo que hacía su cuñada, empezó a calmarse.

 

David, sonrió: ayer te quedaste con ganas zorra.

 

Manuela abrió la bragueta del pijama y tiro del pantalón del pijama hacia abajo, cosa que David facilito levantando su culo de la cama lo que le permitían sus ataduras.

 

David: vaya si tenemos una zorrita viciosilla.

 

Manuela: Que prefieres, una buena mamada, y hasta dejare que te corras en mi boca, o que te monte y dejare que te corras en mi coño. Puedes elegir.

David, sonriendo: Las dos cosas.

 

Manuela, mientras le iba pajeando suavemente y contemplaba el pene de su cuñado que se ponía duro: No, solo una de las dos.

 

Manuela, mirando a su cuñado: Piénsalo bien piensa que es su última voluntad.

 

David, sin entender a lo que se refería su cuñada: Que es eso de su última voluntad.

 

Manuela, dejo su pene y cogió un frasco y una jeringuilla que estaban encima de la mesilla de noche: te aplicare el método Cassis.

 

David: qué coño es esto del método Cassis

 

Manuela, mostrándole un frasco con un líquido oscuro: te voy a inyectar esto.

 

David. Qué coño es esto.

 

Manuela, volvió a dejar el frasco y la jeringuilla en la mesita de noche, cogió con su mano izquierda el pene erecto se su cuñado y señalando un punto a un par de centímetros de la base del pene: Aquí te lo voy a inyectar, y esto hará que se destruya todo es sistema nervioso de esta zona. Así que perderás toda la sensibilidad de tus partes. O dicho de otra manera, para que me entiendas.

Añadió sonriendo de forma maliciosa: Tu polla se quedara fuera de servicio de forma permanente e irreparable.

 

David, poniéndose nervioso: Tu estas como una cabra.

 

Manuela sonriente mientras que con su mano izquierda acariciaba sus huevos y con la derecha lo pajeaba: Si, un poco. Sabes que mis chicas me llaman “la cabrona”. Así que esta cabrona te va a aplicar el método Cassis y te va a convertir en un eunuco.

 

David, pálido y muy nervioso: No puedes hacerme esto. Soy el hermano de tu marido. Te denunciare e iras a prisión.

 

Manuela que continuaba pajeándolo: Tu tampoco podías follarte a la mujer de tu hermano y bien que lo hiciste. Y no creo que me denuncies. Si me denuncias todos sabrán que eres un puto eunuco. Imagínate las burlas de tus amigos, por no decir nada de tus enemigos. Y si me denuncias, yo te acusare de haberme violado. Piensa que aún tengo tu semen en mi vagina.

 

David empezó a asustarse: No por favor Manuela no lo hagas.

 

Manuela, viendo que a pesar de estar masturbando el pene de su cuñado este iba perdiendo su erección: Tío, pon algo de tu parte, que esto se está desinflando.

 

David: No por favor, no lo hagas. Prometo que te respetare.

 

Manuela: Ya a final del año pasado también prometiste estudiar y has suspendido todas las asignaturas. Y si no abusas de mí, seguro que lo harás de alguna pobre chica.

 

David muy asustado con la actitud de Manuela: No por favor no lo hagas.

 

Manuela: Míralo por el lado positivo. Como un buen eunuco estarás muy cachas.

 

Manuela, dejando el pene de su cuñado que ya había perdido totalmente su erección: Tío esto no funciona. Pero como que será la su ultima vez...

Manuela se quitó la bata, la ropa interior quedándose desnuda, se subió encima de la cama y se puso el pene de su cuñado en la boca y empezó a succionarlo, sin lograr nada mientras David empezó a temblar y continuo suplicando.

 

Manuela se dio por vencida, bajando de la cama se volvió a vestir diciendo: Tío como has visto yo he puesto todo de mi parte, pero esto no funciona y ahora ya no tenemos tiempo de tomar una viagra. Así que lo siento, pero no habrá último polvo.

 

Manuela, como buena profesional, con toda la calma, tomando una botella de desinfectante y una gasa se puso a desinfectar la zona superior de la base del pene.

 

David se puso a gritar pidiendo socorro, mientras intentaba sin éxito soltarse.

 

Manuela: por mucho que grites no te oirán y será mejor que te calmes, y permanezcas quieto. No querrás que se me vaya la mano y además de inutilizar tus partes te inutilice el esfínter. Seria patético que además de eunuco fueras un cagón.

 

Manuela cogió la jeringuilla y la lleno con el líquido oscuro que estaba en el frasco.

 

David se puso a llorar: haré todo lo que quieras pero, por favor, no lo hagas.

 

Manuela: quédate quieto.

 

Apoyo la punta de la aguja en la zona indicada.

 

David, aterrado: me portare bien. Haré todo lo que quieras. No lo hagas, por lo que más quieras.

 

Manuela disimulo su sonrisa, tenía al capullo de su cuñado donde quería. Empezó a presionar la piel de David con la punta de la jeringuilla.

 

David, desesperado: No, por favor, no lo hagas. Hare lo que tú quieras, pero no lo hagas.

 

Manuela levantando la jeringuilla y le pregunto:¿harás todo lo que yo quiera?

 

David: si lo aré, aré lo que tú quieras.

 

Manuela: porque eres mi cuñado y tarde o temprano mi marido se enteraría de que eres un eunuco y porque lo eres. Te daré una oportunidad. Solo una. Piensa que tengo las llaves de tu casa y si me desobedeces te dormiré y una mañana cuando despiertes.

 

Apretándole sus partes con fuerza: esto no lo sentirás. Lo tienes claro.

 

David: si, si haré todo lo que quieras.

 

Manuela empezó a soltarle las manos, David al notar las manos libres el mismo se desato rápidamente, mientras se oían el ruido de sus tripas, y salido disparado hacia el baño.

 

Manuela no pudo evitar su carcajada. Su cuñado se estaba cagando de miedo.

 

Manuela recogió todo lo que había llevado al cuarto de su cuñado. Y espero que este saliera del baño.

 

Cuando este salió, Manuela seria le dijo de forma contundente: quiero que recojas todas las cosas que tengas en tu cuarto que puedan distraerte del estudio. Revistas, juegos, vídeos y sobretodo cualquier cosa con contenido erótico o pornográfico. Luego quiero que limpies tu ordenador y tu móvil, solo tiene que haber lo que necesites para tus estudios. Piensa que lo pienso revisar todo a fondo. Y solo que tenga la sospecha que intentas engañarme me replanteare lo de tu segunda oportunidad. Y ya sabes lo que esto significa.

 

David, con cara de acojonado movió afirmativamente la cabeza.

 

Manuela: ¿me has entendido?

 

David: Si.

 

Manuela: cuando termines, me harás un planing detallado de estudios. Piensa que no tolerare una nota inferior a notable, y conmigo no te valdrá ninguna excusa. Lo tienes claro.

 

David: Si

 

Manuela: a partir de ahora solo podrás estudiar, estudiar y estudiar. Ya te divertiste y perdiste el tiempo el curso pasado. Te pienso tener controlado y si no haces lo que te digo ya sabes.

Dijo esto simulando con su mano que estaba usando una jeringuilla.

 

Durante todo el día, Manuela estuvo controlando a su cuñado. Su familia llego a la hora de comer y comieron todos juntos, su suegra le pregunto a David si se encontraba mal, ya que este estaba muy pálido, cosa que el negó. Al terminar Manuela tomo la palabra:

 

He estado hablando con David y le he hecho comprender que si sigue actuando como hasta ahora va a terminar mal. Para que esto no suceda a partir de ahora yo me encargare de supervisarle.

 

Su marido: Tu

 

Manuela: si vosotros lo habéis consentido demasiado y yo estoy acostumbrada a controlar a jóvenes. Y él está totalmente de acuerdo. ¿No es verdad David?

 

David movió afirmativamente la cabeza.

 

Manuela: cuando volvamos de las vacaciones David vendrá a vivir a nuestra casa.

 

Esto pillo por sorpresa a todos incluido David.

 

Manuela continúo: Así lo podre supervisar mejor, y buscare a alguien que me ayude.

Y dirigiéndose a su marido: Como que estudia lo que tú estudiaste, podrá usar tu biblioteca y si tiene dudas tú le podrás ayudar.

 

Su marido: si, me parece bien.

 

Su suegra puso algunas objeciones, pero todos estuvieron de acuerdo que si David había llegado a un acuerdo con Manuela para cambiar, lo tenían que respetar.

 

Cuando fueron a acostarse, su marido le pregunto: ¿has pensado quien te ayudara a supervisar a David?.

 

Manuela: Si, una de mis chicas.

 

Su marido: Pues yo creo que más que ayudarle, una de tus chicas lo que va a hacer es distraerlo.

 

Manuela: no lo creo, tengo la chica perfecta para controlarlo. Te acuerdas de María, la chica que me ha hecho de canguro algunas veces.

 

Su marido: te refieres a la fea.

 

Manuela: si la misma.

 

Su marido, riendo: seguro que David no se distraerá mirándole la cara, la pobre es fea de cojones, aunque si la viera en bikini, sería otra cosa.

 

Manuela sonrió, su marido tenía razón, la chica era fea de cara pero cuando le pidió que cuidara a sus hijos en la piscina, su marido se quedó con la boca abierta, de cuello para bajo la chica estaba muy bien, se podía decir que la fealdad se había concentrado en su cara.

 

 

La cabrona y la fea 4: Conoceremos a la fea

 

Cuando María recibió el mensaje de “la cabrona” que quería verla tenía la moral por los suelos, la situación económica de su familia había empeorado y tenía claro que no podría continuar sus estudios. El año anterior los logro acabar en parte gracias a realizar pequeños trabajos como el cuidado de los hijos de “la cabrona”. Cuando “la cabrona” le pidió que cuidara de sus hijos no le hacia ninguna gracia hacerlo, pero en su situación no podía decir que no y menos a “la cabrona”.

 

Fue entonces que descubrió que “la cabrona” era una especie de Dr. Jekil y Mr. Hide, “la cabrona” del hospital era una mujer dura, déspota, tirana, normalmente seria, que cuando aparecía en su cara una sonrisa era una sonrisa malévola y todas sus compañeras temblaban, sabían que alguna de sus compañeras había cometido alguna falta y la cabrona se lo haría pagar humillándola de forma despótica. Sin embargo cuando estaba con su familia cambiaba totalmente, con sus hijos y con su marido se convertía en una mujer amable, cariñosa, comprensiva, casi siempre con una agradable sonrisa en los labios, era como si fueran dos mujeres distintas.

 

Fue la misma Manuela la que le abrió la puerta, con una agradable sonrisa en los labios. La hizo pasar, pasaron por delante la habitación que llamaban “la biblioteca”, era una habitación con una mesa grande, con un despacho y con las paredes llenas de estanterías con libros. Era la habitación que había usado ella con los niños como lugar de estudio para hacer sus deberes. Vio que Manuela echaba un vistazo dentro de la habitación que tenía la puerta abierta. Ella también miro dentro, esperaba haber visto en ella a los hijos de Manuela, pero lo que vio fue un joven de unos 20 años rodeado de libros. Recordó haberlo visto en algunas de las fotos de la familia y le parecía recordar que era el tío de los niños.

 

Continuaron hasta la salita de estar. Manuela le indico que se sentara. Ella se interesó por los niños y Manuela le contesto que estaban bien y habían salido con sus suegros y que seguramente más tarde los vería. Vio como la cara de Manuela cambiaba, desaparecía su sonrisa amable y se ponía seria. María pensó, se está transformando en “la cabrona”.

 

Manuela: Te he llamado porque quiero que me ayudes a cuidar de un chico. Tu trabajo seria de supervisarlo y controlarlo para que se dedique a estudiar, solo a estudiar. Cualquier tipo de distracción la tiene prohibida, jugar, ver la tele, hablar con los amigos y sobre todo el relacionarse con chicas.

 

María, que enseguida se dio cuenta de que “la cabrona” no hablaba de su hijo: quien es este chico.

 

Manuela: mi cuñado David, es el chico que estaba en la biblioteca.

 

María: pero si debe ser mayor que yo.

 

Manuela: haber María, cuando tengas que atender a un paciente le preguntaras la edad y solo lo atenderás si es menor que tú.

 

María: No, pero ¿David está enfermo?.

 

Manuela, con una de las sonrisas de la cabrona: Si, digamos que está enfermo. Digamos que tiene Imbecilidad aguda.

 

María: No sé si sabré hacer este trabajo.

 

Manuela: Seguro que lo harás muy bien, créeme. Para hacerlo vivirás en mi casa. En la parte superior hay dos dormitorios individuales, uno es el de David y el otro será para ti. Yo me ocupare de todos tus gastos y además te pasare un pequeño sueldo por tu trabajo.

 

María, se quedó bloqueada con la boca abierta. La cabrona no solo acababa de eliminar los problemas económicos que le impedían continuar sus estudios, sino que podría ayudar económicamente a su familia.

 

María reacciono: Si lo acepto, lo haré.

 

Manuela: pero tienes que tener claro que esto depende de los resultados. David deberá obtener sobresalientes en la mayoría de las asignaturas, aceptare algún notable, pero no quiero ni aprobados y menos suspensos. De esto depende nuestro trato.

 

María, dudando: No será pedir demasiado al chico.

 

Manuela: No, era lo que sacaba antes de convertirse en un golfo, y piensa que este año repite curso.

 

María, decidida: pues haremos que saque sobresalientes.

 

Manuela: seguro que lo haremos. Si el intenta engañarte, o se pone gallito o intenta propasarse contigo, tu solo tienes que decírmelo y yo ya me encargare de ponerlo en su sitio.

 

María no tenía muy claro cómo llevar este asunto, pero lo que si tenía claro es que de esto dependía su futuro, así que tenía que conseguirlo, si o sí.

 

Manuela termino de explicarle con más detalle lo que se esperaba de ella. Tendría poder absoluto sobre el chico y sus cosas. Tendría que revisar la habitación del chico. Podría entrar en su habitación cuando quisiera para controlarlo, el chico tendría el tiempo controlado así como sus estudios.

 

Ambas fueron hasta la biblioteca. Manuela los presento y le dejo claro a su cuñado que lo que María hiciera o dijera era como si lo dijera ella y él tendría que obedecer sin rechistar. El chico escucho sin rechistar. María le vio con cara de acojonado, aunque no le extraño. Manuela estaba en plan “cabrona” y cuando estaba en este plan la mayoría de sus compañeras también estarían acojonadas.

 

 

María empezó a realizar el trabajo que la cabrona le había encomendado. La relación con David era muy fría. Quizá esta relación era la que tenía con “la cabrona”, pero ella no era “la cabrona” y no se sentía cómoda. Ella quería una relación más amistosa, que no la viera como una enemiga.

Quería cambiar esta situación, pero no tenía claro cómo lograrlo. Además se había dado cuenta que aun que aparentemente David parecía pasarse todo el día estudiando, ella tenia sus dudas que esto fuera real y que su cabeza no estuviera en otro sitio, lo que la tenia muy preocupada ya que tenía claro que si no conseguía los objetivos indicados por “la cabrona” esta la pondría de patitas en la calle.

 

Normalmente ella se sentaba en la mesa grande, en el mismo lado que estaba David pero separada de este, para permitirles tener sus libros en la mesa sin estorbarse.

En el despacho había un ordenador de sobremesa con una impresora que ella tenía permiso para usar. Cuando lo usaba, David quedaba a su espalda. Un día mientras usaba el ordenador, se dio cuenta que la imagen de David se reflejada en una figura de adorno que estaba encima del escritorio. Observo a David y se dio cuenta que el abría uno de los libros, parecía que con un lápiz dibujaba en el libro y si ella se movía, rápidamente cerraba el libro. Pacientemente espero a que David saliera para ir al lavabo. Cuando salió abrió el libro y encontró lo que David hacía. En el libro había dos hojas, una con su caricatura a medio hacer, montada encima de una escoba como una bruja, y en la otra la caricatura de “la cabrona” también montada en una escoba, pero está terminada. Volvió a dejarlo todo como estaba.

 

Cuando volvió David espero un rato y salió de la biblioteca, pero dejando la puerta mal cerrada. Por el resquicio de la puerta observo a David. Este abrió el libro y se puso a dibujar. Ella abrió la puerta sigilosamente. Y rápidamente, sin dejarle tiempo a reaccionar le cogió las hojas. David se levantó de un salto.

 

David: dámelas.

 

María, mirando las hojas: haber que tenemos aquí.

 

David se abalanzo sobre ella. Mientras ella ocultaba las hojas detrás de ella. David la cogía y arrinconaba para alcanzar las hojas.

 

María: no me toques o se lo digo a tu cuñada.

 

David se detuvo en seco y retrocedió.

 

María vio el miedo reflejado en la cara de David, como si hubiera invocado al diablo.

María volvió a poner las hojas ante sus ojos.

 

María: Vaya, creo que me has sacado hasta guapa. Pero falta terminar el dibujo.

 

David continuaba acojonado.

 

María cambio de hoja, observo la caricatura de “la cabrona” y sonrió.

 

María: no creo que le haga mucha gracia a tu cuñada.

 

David: Por favor, rómpelo, no se lo enseñes.

 

María: !Romperlo!, si es casi una obra de arte, no sabes lo que darían muchas de mis compañeras por una copia del dibujo de la bruja de “la cabrona”. Sabes que a tu cuñada la llaman “la cabrona”.

 

David movió afirmativamente la cabeza.

 

María: El dibujo de “la cabrona” me lo quedo yo, lo tendré en este libro, y si tu cuñada lo descubre le diré que lo he encontrado en el hospital y es de autor desconocido. En cuanto al mío ¿me lo terminaras?

 

David: si quieres.

 

María y luego me lo das y yo lo guardare.

 

David: No se lo dirás.

 

María, guiñándole el ojo: Yo, son obras de arte de un autor desconocido.

 

David sonrió. María le devolvió la sonrisa, ya lo tenía donde quería.

 

A partir de este día la relación entre David y María cambio. Una de las cosas que había descubierto con el incidente de las caricaturas, es que el chico parecía tener un miedo inusitado hacia su cuñada, cosa que ella no llegaba a entender. Pero a ella la empezó a ver como una compañera y su relación empezó a ser amigable, pero esto también hacia que cada día David se distrajera más charlando con ella de temas intrascendentes, cosa que empezaba a preocuparle, ya que ella no se podía permitir que el chico fallara en los objetivos académicos que había fijado “la cabrona”.

 

El cambio en la relación de David y María no pasó desapercibido para “la cabrona”. Y un día que estaban solas, le dijo “la cabrona” con cierto retintín: Veo que mi cuñado y tú sois muy amigos.

 

María, que ya se esperaba algún comentario de este tipo contesto: ¿No es mejor mantener al paciente contento y que colabore en su curación de buen grado?.

 

Manuela, sonrió ante la respuesta de la chica: Si, si realmente colabora en su curación, ya que en vez de colaborar lo que puede estar haciendo es engañarte.

 

María: si tuviera algún aliciente seguro que colaboraría con entusiasmo. Si pudiera salir con amigos, con amigas y divertirse a cambio de unas buenas notas, esto sería un buen incentivo.

 

Manuela: No. Ya se divirtió bastante en los dos últimos años. Y lo más seguro, conociendo al tipo de amistades que tenía, es que volviera a las andadas y lo malograríamos.

 

María: Pero entonces, ¿cómo puedo incentivarlo?.

 

Manuela: Tu eres mujer, y la única mujer que puede tener como amiga, y te aseguro que mi cuñado no es gay.

 

María, que no esperaba esta respuesta se empezó a poner nerviosa: Ya, con esta cara como puedo incentivarlo. El único incentivo que puedo lograr es provocar pena en los viejos y miedo en los niños.

María, con tristeza: Con esta cara ningún chico quiere salir conmigo y una vez que uno me lo pidió era por una apuesta, y el que perdió tenía que salir con la más fea.

 

Manuela: Te acuerdas el curso pasado que cuidaste a mis hijos en la piscina.

 

María, sin entender de que iba aquello: Si, lo recuerdo.

 

Manuela, mirando fijamente a María: Si mi cuñado te hubiera visto, te aseguro que en lo que menos se habría fijado es en tu cara.

 

María, comprendió a la cabrona y se puso colorada. Era consciente que su problema era su cara y no el resto de su cuerpo, que sin ser una belleza, estaba bien formado.

 

Manuela: Estoy segura que encontraras la manera de incentivarlo, pero recuerda, en todo momento tú debes tener el control y si se te descontrola solo tienes que decírmelo y yo me ocupare de ponerlo en su sitio.

 

María había comprendido muy bien a “la cabrona”. David aparte de con ella solo podía relacionarse en la facultad con alguna chica, pero solo de forma académica. La única chica con la que estaba a solas era con ella. Además se dio cuenta de que tenía al chico bajo su poder dado el miedo que tenía a “la cabrona”. Aquel chico era guapo, era el chico con el que sus compañeras más bellas desearían relacionarse. Aquello era para ella una oportunidad única de estar con un chico guapo y no la desaprovecharía.

La cabrona y la fea 5: Buscando un incentivo

 

No faltaba mucho para los exámenes del primer trimestre, así que María sabía que no podía perder el tiempo. Ella vestía, normalmente, con ropa holgada y nada provocativa y un cambio de un día para otro parecería raro y seguramente ella no se sentiría cómoda. Así que pensó que tenía buscar una justificación para que David se sintiera atraído por ella. Mientras intentaba madurar un plan estaba observando su caricatura que David ya había terminado y la de “la cabrona”, y se dio cuenta de una diferencia, mientras a la cabrona la había dibujado con unas tetas grandes, a ella la había dibujado plana, sin tetas. Aquello podría ser hecho adrede, o simplemente porque se centró más en acentuar la fealdad de su cara. Entonces se le ocurrió un plan. Lo primero que hizo fue informarse sobre los profesores que tenía David, ya que para su plan necesitaba ir sobre seguro. Y descubrió que había un profesor especialmente duro que llamaban “el diablo”, y no se recordaba que nunca hubiera puesto un sobresaliente, así que sabía que podría ir sobre seguro.

 

María decidió poner en marcha su plan. Un día, cuando estaban solos David y ella en la casa, María puso delante de David las dos caricaturas y le dijo: Mi caricatura no está bien.

 

David:¿porque?.

 

María: A la cabrona le has dibujado un buen par de tetas y a mí me has dibujado plana.

 

David: Porque a ella se las he visto y a ti no.

 

María: ¿le has visto las tetas a la cabrona?.

 

David, incomodo por la pregunta: Bueno, la he visto en biquini.

 

María: A, claro tú no me viste en bikini cuando cuide a tus sobrinos en la piscina.

 

David: si te las hubiera visto seguro que te las habría dibujado.

 

David añadió, con cierta malicia: suponiendo que haya algo que dibujar.

 

María, haciéndose la ofendida:¿cómo que suponiendo que haya algo que dibujar?.

 

David excusándose: María es que con la ropa que llevas uno no puede saber cómo es tu pecho.

 

María, disimulo su sonrisa, ya lo tenía donde quería. Se levantó y se quitó el jersey, quedándose con la blusa que llevaba debajo. Y poniéndose recta para realzar su pecho le dijo: ¿hay algo que dibujar?.

 

David, con los ojos brillantes: parece que sí pero podrían ser rellenos.

 

María, haciéndose la ofendida: !RELLENOS!.

 

María sin poder impedir el ponerse colorada, pero manteniendo su cara de enfado, rápidamente desabrocho los botones de la blusa y la abrió para que quedara a la vista su sujetador, y le dijo: ¿dónde ves tu rellenos?.

 

David, sonriente: lo reconozco, tienes un buen pecho, no el tamaño de tetas de la cabrona, pero parecen que son más bonitas que las de ella. Pero el problema es que para poder dibujarlas bien necesitaría que no estuvieran deformadas por el sujetador.

 

María: ¿me tomas por tonta? Lo que tú quieres es verme las tetas.

 

María cerrando y abrochando su la blusa: pues y una mierda, ya has visto suficiente, yo no soy una golfa que va por el mundo enseñando sus tetas.

 

David: pues así no podré hacerme una idea de su forma para poder dibujarlas. ¿Porque no te pones un bikini y me las enseñas?.

 

María, haciéndose la disgustada, y tomando las caricaturas: Ya y si me pongo mi biquini me dirás que tiene que ser un mini bikini.

 

Y se puso a estudiar dando por zanjado el tema.

 

Días después, María sabía que David recibiría la nota de un trabajo que vio que cuando lo hacía no le ponía demasiado interés. Así que le pregunto: Que nota te pusieron en el trabajo que entregaste la semana pasada.

 

David: un cinco y medio.

 

María, enfadada: UN CINCO Y MEDIO, SOLO UN CINCO Y MEDIO, esto es un aprobado pelado. Estas repitiendo, tendrías que sacar sobresalientes y en el peor de los casos un notable.

 

David: aprobando también te dan el título.

 

María: Podrías haber puesto más interés en hacer el trabajo, ¿no?.

 

David: ¿porque? Aprobando ya está bien.

 

María: pero a mí me haces quedar mal, se supone que te estoy vigilando para que trabajes y estudies y saques buenas notas y no aprobados. Y yo me he portado bien contigo. Podría haberle enseñado a “la cabrona” su caricatura y no lo he hecho.

 

David: Y te lo agradezco, ya intentare mejorar.

 

María: intentar no me sirve, tienes que hacerlo sí o sí.

 

Ambos se quedaron callados y continuaron con sus estudios.

Pasados unos minutos, María le dijo: Si en las notas trimestrales sacas todo sobresalientes te dejare ver mis tetas.

 

David, sorprendido: ¿desnudas?.

 

María: Si, me desnudare de cintura para arriba.

 

David, pensativo: Todo sobresalientes es muy difícil, casi imposible.

 

María: te dejare verlas 5 segundos por cada sobresaliente, siempre y cuando las notas no sean inferiores a notable.

 

David: 5 segundos es poco

 

María: si sacas a todas sobresaliente serán 30 segundos. No, si todas sobresalientes lo multiplico por 2, serán 60 segundos.

 

David: esto es casi imposible.

 

María, subiendo el nivel: Además te dejare que me las toques.

 

David visiblemente excitado: solo tocarlas.

 

María: ¿qué quieres hacer, guarro? ¿Si piensas que te haré una cubana, olvídate?.

 

David, sonriendo excitado: No, tocarlas con mis manos y con mis labios.

 

María, se quedó pensativa unos segundos, y replico: de acuerdo.

 

María vio que David se ponía a estudiar con más interés.

 

Pasados unos minutos, María le dijo: Aunque no me parece justo.

 

David, enfadado: ya te hechas atrás.

 

María: no, pero si yo saco todo sobresalientes tendría que tener lo mismo, ¿no te parece?.

 

David riendo: Vale me desnudare de cintura para arriba y dejare que me hagas lo que quieras y durante el tiempo que quieras. ¿Te parece bien?.

 

María, contenta: si me parece justo.

 

Y continuaron estudiando.

 

 

La cabrona y la fea 6: Empezando a incentivar a David

 

Llegaron las notas trimestrales, y solo logro sacar 2 sobresalientes y el resto notables entre ellos el de “el diablo” tal como ella esperaba.

 

David estaba por un lado decepcionado y por el otro excitado. Lo primero que hizo después de enseñarle las notas es pedirle que cumpliera con lo acordado, pero María le contesto que primero esperarían que ella tuviera las suyas, y lo harían donde y cuando ella quisiera, cosa que David tuvo que aceptar a regañadientes.

 

Un par de días después, cuando los dos subían a dormir a la planta superior en la que habían sus dos habitaciones y un baño. María le llamo y le hizo entrar en su cuarto y le dio sus notas, ella había sacado todo sobresalientes.

 

María: empieza a desnudarte de cintura para arriba.

 

David sonriendo se fue quitando la camisa, despacio y de forma provocadora, y cuando termino le dijo: Es tu turno.

 

María, seria: Te recuerdo que no tienes derecho a tocarme. ¿No queras que le tenga que decir a “la cabrona” que me has metido mano en mi cuarto?

 

El miedo se reflejó en el rostro de David: Y si la cabrona sube a verte por alguna razón y nos encuentra juntos.

 

María, acariciándole la mejilla: Tranquilo, yo me are responsable y le diré que te lo he ordenado. Tú pórtate bien conmigo y yo haré lo mismo contigo.

 

María se separó un paso de David y lentamente se fue desabrochando los botones de su blusa, mientras miraba a David a los ojos. David no podía evitar que su mirada abandonara la de ella para ver cómo se iba abriendo la blusa. Cuando termino de desabrochar la, se la quitó lentamente y la deposito encima de la cama. Al hacerlo se fijó en el bulto que tenía David en su entrepierna y no pudo evitar ponerse colorada. Paso sus manos a su espalda, desabrocho su sujetador y se lo quito.

Al quitarse el sujetador vio como las manos de David se movían hacia sus pechos. Ella miro a David a los ojos, y este se detuvo en seco, y disimulando le dijo: Son preciosas.

 

María, al notarlo sonrió: ahora ya no tienes escusas para dibujármelas.

 

David: la verdad es que será difícil dibujar estas preciosidades.

 

María: pues míramelas bien, ya que si piensas que voy a posar para ti, ya puedes quitártelo de la cabeza.

 

David se quedó contemplando los pechos de María y no pudo evitar colocarse bien el bulto de su pantalón.

 

María, cogiendo su blusa: Tu tiempo ha terminado.

 

David: Déjamelas ver un poco más.

 

María, se detuvo: yo tengo derecho a tocar.

 

David, sacando pecho: toca todo lo que quieras.

 

María volvió a dejar su blusa encima de la cama: Ponte las manos encima de la cabeza.

 

David, sin entender que pretendía lo hizo sin protestar, mientras continuaba admirando los pechos de María. María empezó a acariciarle su pecho durante cierto tiempo e inesperadamente María abrazo a David clavando sus endurecidos pezones en el pecho de David. El intento bajar las manos y María lo detuvo: Las manos en la cabeza.

 

El obedeció, y María le indico mientras se balanceaba rozado su pecho con sus tetas y acariciaba su espalda: Te molesta que te acaricie con mis tetas.

 

David: me encanta, puedes hacerme lo que quieras.

 

María que también notaba el bulto de la entrepierna de David: Ya me doy cuenta que te encanta.

 

Durante unos segundos María continúo con su balanceo, notando que la sensación del roce de sus pezones con el pecho de David provocaba que se humedeciera su coño.

 

María se separó de David: No podrás decir que no soy generosa. Venga vete a tu cuarto a hacerte una paja.

 

David, sonriente: si quieres puedes hacérmela tú.

 

Se quedaron mirándose a los ojos durante unos segundos, y María añadió: tu porta te bien, saca sobresalientes y yo te recompensare.

 

David, insistió: a mí no me molestaría hacerte unos deditos.

 

María: vamos lárgate y no me hagas enfadar.

 

David recogió su camisa, y tirándole un beso desde la puerta se marchó a su cuarto.

 

María le faltó tiempo para desabrochar sus pantalones y masturbarse mientras pensaba que era una lástima que David no hubiera sacado todo sobresalientes.

 

 

 

La cabrona y la fea 7: Controlando a David

 

En los siguientes días, la relación entre los dos era más distendida, y David intento negociar cuál sería su premio si sacaba sobresalientes el próximo trimestre, pero María no quiso entrar en el tema, aún faltaba mucho y tenía que pensarlo bien.

 

Cada vez tenía más claro que más que un premio para David aquello era una oportunidad para ella. Esta seguramente sería la única oportunidad de su vida de estar con un hombre atractivo, y no quería desaprovecharla, pero tampoco podía desaprovechar la oportunidad que le había ofrecido “la cabrona” de poder acabar sus estudios, además si tenía el reconocimiento de “la cabrona” esto le abriría muchas puertas en el futuro. No podía, ni quería esperar tres meses para poder disfrutar de David, además no quería que como en el trimestre pasado este se concentrara en estudiar solo cuando se terminara el trimestre, así que decidió de cambiar ligeramente su estrategia.

 

Pasadas unas semanas vio que David estaba realizando un trabajo para una de las asignaturas y le interrogo: ¿Cuándo lo tienes que entregar?.

 

David: la semana que viene.

 

María: Si sacas un sobresaliente tendrás premio.

 

David, sonriendo y con los ojos brillantes: ¿Cual será mi premio?.

 

María: Saca un sobresaliente y lo veras.

 

David: Y como sé que valdrá la pena.

 

María: Con mi anterior premio fui más que generosa, y lo seguiré siendo si estudias. Te aseguro que lo disfrutaras.

 

David, mirándola pícaramente: Tu anterior premio tú también lo disfrutaste.

 

María, algo colorada, y con mirada maliciosa: No te lo negare, me encanto, y más lo habría disfrutado si tú hubieras sacado todo sobresalientes. Pero de la misma forma que te digo esto, también te digo que si no sacas sobresalientes nos quedaremos los dos sin nuestro premio.

 

Ni decir tiene que el interés de David por sacar el sobresaliente aumento al máximo, consultando libros, hablando con su hermano sobre el trabajo, etc.

 

Como era de esperar el esfuerzo dio sus frutos y David saco su sobresaliente y le faltó tiempo para decírselo a María, y esta le contesto que tendría su premio, pero tendría que esperar el momento adecuado para dárselo, y que se lo daría si veía que se afanaba en sus estudios, cosa que el acepto a regañadientes.

 

Pasaron cuatro de días, David se afanaba en sus estudios, pero no hacia buena cara estaba impaciente para recibir su premio y cuando se lo comentaba a María esta le decía que cuando estuviera más tranquila que iba muy cansada.

 

Una noche David estaba boca arriba en la cama, con el cuarto tenuemente iluminado por la luz que entraba por una pequeña ventana, estaba empezando a dormirse, cuando le pareció escuchar la puerta de su cuarto y sin darle tiempo a reaccionar oyó que María le decía: No te muevas. Y se metía dentro de su cama colocándose encima de él y pegando su cuerpo al suyo lo empezó a besar en los labios.

 

David la abrazo mientras sus labios se entreabrían para hacer que su lengua penetrara en la boca de ella. María le dejo hacer, mientras su lengua empezó a jugar con la de David. David, envalentonado, deslizo sus manos hacia las nalgas de María, estrujándolas y presionándolas contra él lo que hacía que María notara perfectamente la erección de David contra su bajo vientre. María giro su cabeza hacia un lado para liberar su boca y le dijo: Para David.

 

Pero este hizo caso omiso empezó a buscar el final del camisón de María para alcanzar sus bragas.

María: es el último aviso, me voy a poner a gritar.

 

David: cállate puta, estas en mi cuarto, si gritas te echaran, además al final te vas a correr como una guarra.

 

María, pasando por alto sus comentarios: “la cabrona” no te tiene mucho aprecio, si le digo que con engaños me has traído a tu cuarto y que me has intentado violar, a quien crees que creerá.

 

David se detuvo en seco y aparto sus manos del cuerpo de María Esta que continuaba encima del cuerpo de David noto como este se estremecía y la erección que presionaba su bajo vientre disminuía.

 

María lo tuvo claro, para David “la cabrona” era como el diablo y bastaba con invocarla para que este se acojonara. Tenía a David a su merced pero no quería que la viera como una déspota tirana.

María continúo: Mira David, eres un chico guapo y me gustas, pero no intentes tratarme como una puta, porque no lo soy. Yo quiero ser tu amiga, pero para que seamos amigos me tienes que respetar y solo llegar hasta donde yo te deje. Ya te dije que si tú te portas bien conmigo yo me portare bien contigo, ambos disfrutaremos y lo pasaremos bien.

 

María saliendo de la cama: David tienes que decidir si quieres que seamos amigos o no. Que descanses.

 

Y volvió a su habitación.

 

David se quedó pensativo, no le quedaba más remedio que aceptar la propuesta de María, y seguro que al final terminaría follándosela, ya que ella no era tonta y sabía que era la única oportunidad de estar con un tío como el, además tenía la confianza de “la cabrona” y estar bien con ella podría ayudarlo a liberarse del yugo de “la cabrona”.

 

A la mañana siguiente, después de desayunar, cuando David se quedó a solas con María: Siento lo que paso anoche. No volverá a pasar. Quiero que seamos amigos.

 

María: yo también lo deseo, seguro que los dos lo pasaremos muy bien juntos, pero recuerda que tienes que estudiar y sacar buenas notas.

 

David: estudiare y sacare buenas notas.

 

María: Hazlo y no te arrepentirás. ¿Me dejaras que esta noche te haga la paja que quería hacerte ayer?.

 

David sonriendo: te estaré esperando.

 

 

La cabrona y la fea 8: David respeta los límites y María lo recompensa

 

Durante todo el día David estuvo excitado y ansioso esperando que llegara la noche.

 

Cuando todos en la casa ya hacia una hora que habían ido a dormir, María, silenciosamente salió de su habitación y entro en la de David.

 

María, metiéndose en la cama y colocándose encima de David: Ya estoy aquí.

 

David abrazándola: te estaba esperando.

 

María, se dio cuenta que David estaba desnudo: Estas en pelotas.

 

David, abrazándola: he pensado que así sería mejor, si te molesta me pongo el pijama.

 

María: la verdad es que me encanta, pero quiero tus manos encima de la cabeza.

 

David, poniendo sus manos encima de su cabeza: Las pondré donde tú quieras.

 

María: así me gusta.

 

Y se empezaron a besar con lengua. Y María comprobó que a pesar de lo excitado que estaba David este dejaba sus manos encima de su cabeza, así que decidió arriesgarse y salió de la cama.

 

David perplejo: ¿a dónde vas?.

 

María quitándose el camisón: si tu estas en pelotas, yo también quiero estar en pelotas.

 

Y añadió con cierto retintín: pero si te molesta me lo vuelvo a poner.

 

David: No, no me molesta, me encanta.

 

María volvió a entrar en la cama volviéndose a colocar encima de David y dejando el pene erecto de este atrapado entre la parte baja de sus vientres.

Mientras se besaban. María riendo y restregando su cuerpo contra el de David: Ya noto que te encanta.

 

David que hacia verdaderos esfuerzos para dejar sus manos encima de su cabeza: Dios, que delicia. Me voy a correr de gusto.

 

María: ni se te ocurra, lo dejaríamos todo hecho una mierda porque seguro que debes tener tus huevos bien cargados.

 

David: he estado todo el día esperando este momento.

 

María: no te debí haber avisado, seguro que has estado todo el día distraído.

 

María mientras continuaba besando a David se deslizo hasta quedar de lado, apoyada en el lado derecho de David, y deslizando su mano derecha por el cuerpo de David llego hasta sus huevos sobándoselos: creo que tendré que descargártelos.

 

María busco algo encima de la mesita de noche, David al notarlo: que haces.

 

María: te pondré un preservativo para no dejarlo todo hecho una mierda.

 

María le puso un preservativo y empezó a pajearlo.

 

David: deja que te acaricie.

 

María: Hoy no, aun no me fio, que te me descontrolarías, que estas muy salido.

 

David: te tocare con mucho cariño y seguro que te encantaría.

 

María: No que al final me correría yo antes que tú.

 

David: me encantaría que te corrieras.

 

María: otro día.

 

Y continuo besándolo y pajeandolo, lo que hizo que David se corriera abundantemente al cabo de poco tiempo.

 

María: estas más tranquilo.

 

David: deja que te masturbe me sabe mal que no te corras.

 

María saliendo de la cama y vistiéndose: cuando llegue a mi cuarto me hago unos deditos y me quedare dormida. Por cierto, al tirar el preservativo a la basura mira que no se vea, no quiero que “la cabrona” piense que follamos.

 

David: vale.

 

David antes de que María saliera de su cuarto: Gracias, María.

 

María: ha sido un placer.

 

David riendo: el placer ha sido más mío que tuyo.

 

Las siguientes semanas la relación de María y David era excelente, y este se afanaba en sus estudios repitiéndose cuatro veces, dos veces por semana, las visitas de María al cuarto de David, ahora si dejaba que le tocara las tetas mientras lo masturbaba pero no le dejaba que le tocara su sexo, cosa que el respetaba.

 

Aunque “la cabrona” no le había dicho nada María, ella sabía que “la cabrona” debía sospechar que algo pasaba y lo que la preocupaba es que esta descubriera uno de los preservativos en la basura, no quería que esto cabreara a “la cabrona” pensando que follaban y seria bochornoso para ella tener de explicar con detalle a “la cabrona” lo que hacían ella y David. Pensó en mamársela a David y tragarse su corrida, pero nunca lo había hecho, y si al final terminaba vomitando, aun sería peor, además quería reservar la mamada como el premio de los exámenes de fin de trimestre.

 

Aquella tarde mientras estaba sola en la casa, esperando la llegada de David encontró la solución.

 

 

 

La cabrona y la fea 9: Ahorrando agua

 

Era jueves, el jueves los hijos de Manuela tenían una actividad extraescolar, así que ella los iba a recoger llegaban más tarde de lo habitual, además el jueves David tenia clase de inglés cuando llegaba de clase se iba a duchar, y al cabo de hora y media llegaba Manuela y los niños, y a los pocos minutos llegaba el marido de Manuela, así que durante hora y media en la casa solo estarían ella y David.

Como cada jueves llego David, la saludo y le dijo que se iba a duchar.

 

María programo su móvil para que la avisara dentro de hora y cuarto y se dirigió hacia el cuarto de baño del piso superior, el que estaba al lado de sus dormitorios que era el que habitualmente usaban ella y David. Cuando llego a la puerta espero hasta que oyó que David cerraba la mampara de la bañera. Con cuidado, intentando no hacer ruido, giro el picaporte de la puerta y la empujo. Esta se abrió, como ella suponía David no bloqueaba la puerta con el pasador interior. Entro en el cuarto de baño y vio la silueta de David que tras la mampara, debajo del chorro de la ducha se estaba dándose el primer remojón. Ella se desnudó rápidamente y se acercó a la mampara. David había cerrado el agua y se estaba enjabonando por delante. María, de golpe, abrió la mampara. David se quedó quieto con la boca y los ojos bien abiertos, con la esponja en una mano.

 

María mientras que le cogía del brazo y le empujaba suavemente hacia atrás: venga hazme sitio

María entro en la bañera, cerro la mampara colocándose entre David y los mandos de la bañera. Dio el agua y se dio un remojón. Paro el agua y se giró. David continuaba como lo dejo, con la esponja en una mano y los ojos y la boca bien abiertos, la única diferencia era la su pene que había crecido considerablemente.

 

María: ¿qué te pasa? ¿Es la primera vez que ves una tía en pelotas?.

 

Cuando María había ido a verlo a su habitación no habían encendido la luz así que el solo la había podido ver con la tenue luz que entraba por la ventana de su cuarto.

 

María tomando la esponja se fue enjabonando por delante, bajo la atenta mirada de David, que ahora tenía una buena erección.

María se giró, dándole la espalda: venga enjabóname la espalda.

 

David empezó a reaccionar, y colocando gel en la esponja empezó a enjabonar la espalda.

Al llegar a la parte final de su espalda María noto que se detenía: Las nalgas y las piernas también, pero el ano y el sexo no, esto lo haremos con un jabón especial.

 

Noto como David se debió poner en cuclillas o de rodillas, y continúo con su trabajo.

Cuando termino, María se giró y cogió la esponja: ponme gel y gírate

 

David lo hizo. María fue enjabonándole la espalda. Cuando llego al final se arrodillo detrás de David. Delante de sus ojos tenía una visión de su ano y al fondo de sus huevos. María no pudo evitar que le aumentara aún más el calor de sus mejillas ya que se dio cuenta que David, en esta misma posición, había tenido una visión perfecta de su ano y su coño.

 

María termino de enjabonar a David y se levantó. Él iba a girarse y ella lo impidió: no te gires, quédate así.

 

Descolgó el teléfono de la ducha, dio el agua y quito el jabón de sus manos. Luego cogió el gel íntimo y se embadurno las manos. Se giró y pego su cuerpo en la espalda de David. Noto como este se estremecía con el contacto de su cuerpo, y parando sus manos por los lados de David con su mano derecha empezó a enjabonar su pene, mientras que con la izquierda enjabonaba sus huevos. Noto como el pene de David se ponía súper duro, mientras que la respiración de David se volvía jadeante.

María continúo con su labor durante un rato, luego dejo de enjabonar los huevos con su mano izquierda y separándose ligeramente, paso su mano izquierda detrás y empezó a enjabonar por detrás desde los huevos hasta el ano de David, mientras que con su mano derecha continuaba jugando con su pene. De repente al pasar sus dedos por encima del ano de David con uno de sus dedos presiono su esfínter penetrándolo. David dio un pequeño bote mientras empezó a gemir ligeramente. María estuvo penetrando el ano de David con su dedo y masturbando su pene. De repente se detuvo en seco, no quería que David se corriese. David protesto: sigue un poco más, me encanta.

 

María: ya está bastante enjabonado. Gírate.

 

María tomo el teléfono de la ducha y dando el agua limpio las manos de David. Luego puso gel íntimo en una de sus manos: reparte el gel por tus manos.

María se giró dándole la espalda: tu turno.

 

David pego bruscamente su cuerpo a la espalda de María y esta tubo que apoyarse en la pared: no seas bruto, hazlo con suavidad, como yo te lo he hecho.

 

David se disculpó, pasó sus manos por los lados de María y buscando su sexo empezó a enjabonarlo cuidadosamente. María empezó a jadear. La estuvo enjabonando durante un rato y después como había hecho ella, paso su mano izquierda detrás y le enjabono el ano mientras su mano derecha continuaba frotando su sexo. Y como había hecho ella con uno de sus dedos penetro su esfínter. Continúo penetrando su esfínter y frotando su clítoris y sus labios.

María, noto la inminencia de su orgasmo y lo detuvo: Basta, quieto.

 

El la dejo separándose ligeramente. María se giró quedando frente a David: ¿Repasamos el enjabonado?.

 

David: que quieres hacer.

 

María: esto.

 

María abrazo a David y empezó a restregar su cuerpo contra el de David, el enseguida lo comprendió y empezó a restregar su cuerpo con el de María mientras sus manos acariciaban sus espaldas y sus nalgas. Sus labios se encontraron y empezaron a besarse con lengua.

 

María, deslizo sus manos hacia el pecho de David, separándolo, se puso a reír: ya está más que repasado.

 

Durante unos segundos ambos estuvieron riendo, luego María cogiendo el pene de David y sus huevos empezó a masturbarlo y mirándolo a los ojos le dijo: ¿Porque no me haces tú lo mismo?.

 

David llevo su mano derecha al coño de María y empezó a masturbarla, mientras que con su mano izquierda jugaba con sus pezones. Entonces empezó una pequeña carrera, intentando ambos que el otro se corriera. David gano. María noto pegando un grito no pudo impedir la explosión de su orgasmo, sus piernas no la aguantaban. David la sujeto para que no se cayera y manteniéndola pegada a su cuerpo espero que recobrara el aliento.

 

María: Gracias, por un momento creí que me la pegaba.

 

David: pues no me ha sido fácil evitarlo al estar enjabonada.

 

María sonriente, reanudando la masturbación de David: quiero una buena corrida.

 

David se corrió abundantemente. Ambos empezaron de nuevo a besarse abrazados. Entonces sonó la alarma del móvil de María.

 

María, dando el agua: rápido tenemos que acabar ya, falta poco para que llegue “la cabrona”.

 

Cuando María salía del baño con el secador en la mano hacia su habitación le dijo riendo: que conste que me he duchado contigo para ahorrar agua.

 

David respondió riendo: claro, me encanta ahorrar agua de esta forma.

 

A partir de este día cada jueves y cada domingo por la tarde, cuando la cabrona, su marido y sus hijos iban a ver a sus padres, se repetían lo que llamaban “el baño de ahorro de agua”.

David en uno de estos baños pidió a María que ya que la tenía superlimpia porque no se la mamaba y ella le dijo que el sexo bucal seria si las notas del trimestre eran buenas.

 

Ya se acercaba el final del trimestre, un domingo, cuando María salía del “baño de ahorro de agua”, al entrar en su habitación se encontró a la cabrona sentada en su cama.

 

 

La cabrona y la fea 10: Imposible es lo que no se intenta

 

Al entrar en su cuarto y ver a la cabrona, María se quedó helada en la puerta de su cuarto, seguro que la cabrona los había oído. La cabrona la miraba de reojo.

 

La cabrona: entra y cierra la puerta.

 

María entro y cerró la puerta intentando encontrar las palabras adecuadas: Veras.

 

La cabrona le interrumpió: solo quiero saber una cosa, ¿tú haces lo que él quiere, o el hace lo que tú quieres?.

 

María, asustada: Hace lo que yo quiero y solo le dejo llegar hasta donde yo quiero. Y solo porque está estudiando duro.

 

La cabrona volvió a interrumpirla: no necesito detalles, ya sé que va muy bien en sus estudios, y si me dices que lo tienes controlado, lo que le dejes que te haga es cosa tuya. Ya te dije el primer día que confiaba en ti.

 

Y cambiando de tema, y enseñándole un libro: este es el libro del que te hable, te he marcado la parte que te será más útil.

 

Y dándole el libro se fue, pero antes sonriendo le dijo: respira tranquila.

 

María respiro a fondo, seguramente cuando la vio había dejado de respirar, cosa que no había pasado desapercibido para “la cabrona”.

 

María se dio cuenta en este momento, que Manuela no estaba en plan cabrona, pero tampoco estaba en plan madre y esposa, se dio cuenta que le había sonreído como alguna vez la había visto sonreír en el hospital a médicos y enfermeras amigas de Manuela. Y se dio cuenta que “la cabrona” la había mirado como una amiga.

 

A partir de este día, María se sentía por un lado muy segura y por el otro quería no decepcionar a “la cabrona”, ya que sabía que su amistad valía su peso en oro, ya que le podría abrir muchas puertas en el futuro, dada la buena reputación profesional que tenía “la cabrona”.

 

María no dijo nada a David de este encuentro con “la cabrona” y continuaron con sus “baños de ahorro de agua”. Cuando estaban cerca de las fechas de exámenes, un día mientras estaban en la biblioteca, María le dijo a David: Mira vamos a dejar los “baños de ahorro de agua” hasta después de los exámenes, y solo continuaran si sacas buenas notas y si sacas todo sobresalientes tendrá tu mamada.

 

David protesto: esto es imposible, el cabrón de “el diablo” nunca ha puesto un sobresaliente en la vida.

María sonrió, y señalando le una de las librerías: ves el libro que está en la librería más alta, el que está en el centro.

 

David se levantó, y se acercó a la estantería, y leyó el título: “El retorno de los brujos”.

 

María: no, el que está a su derecha.

 

David: “El planeta de las posibilidades imposibles”.

 

María, sonriente: Si vivimos en el planeta de las posibilidades imposibles, seguro que puedes hacer que “el diablo” te ponga un sobresaliente.

 

David, rascándose la cabeza: crees que si me leo el libro, podría sacarlo.

 

María: no es necesario que te leas el libro, está un poco desfasado. Sabes lo que es imposible.

 

David: si, que “el diablo” te ponga un sobresaliente.

 

María, riendo: No, lo imposible es lo que no se intenta. Piensa la forma de cómo sacarlo e inténtalo.

 

David: no sé, no sé.

 

María, aumentando la apuesta: además, si sacas todo sobresalientes, te la mamare de tanto en tanto.

 

David: pues lo tendré que intentar.

 

María: Esta es la actitud.

 

Durante las siguientes semanas María vio como David se afanaba a tope en sus estudios, aunque a veces lo veía pensativo, estuvo tentada de preguntarle, pero no lo hizo, no quería interrumpir sus pensamientos, pero una cosa tenía clara, David iba a intentarlo. Ella no creía que lo lograra, pero aunque no lo lograra, ella pensaba darle su recompensa, en parte por haberlo intentado y en parte porque ella lo deseaba tanto como él.

 

Llegaron los exámenes y pasaron los exámenes, que según David le habían ido muy bien. David intento convencer a María para que retomaran sus “baños de ahorro de agua”, pero esta fue tajante: No hasta que no vea tus notas, que no sea que al final hayas pinchado en alguna asignatura, y entonces ni mamada, ni baños, ni nada de nada.

 

Primero llegaron las notas de María, excelentes como siempre, y se las enseño a David, diciéndole: Mentalízate, tendrás que hacerme una buena comida de coño.

 

David: Sera todo un placer.

 

María, riendo: creo que el placer será todo mío, o eso espero.

 

David: no te decepcionare, tengo fama de ser todo un maestro. Mejor que te mentalices tú, cuando lleguen mis notas me tendrás que hacer una señora mamada.

 

María, sonrió, aunque esta respuesta la dejo intranquila. Seguro que David tenía razón en decir que él era todo un maestro, seguro que había comido un montón de coños de las zorras con las que salía de juerga, pero ella solo había hecho un par de mamadas a aquel chico que salió con ella por una apuesta, y no quedo el chico muy contento.

 

La cabrona había pedido a María que fuera a recoger a sus hijos al colegio. Cuando estaba volviendo con los niños vio que David, entraba en la casa. Solo con verle la cara lo supo. Había conseguido lo imposible.

 

Cuando entro en la casa, oyó como David recibía las felicitaciones de su hermano. Mientras los niños entraban dentro haber que pasaba, ella subió directamente a su cuarto a dejar sus cosas. Y espero, simulando que consultaba un libro.

 

David entro en su cuarto sin llamar, con una sonrisa de oreja a oreja, y poniendo sus notas ante los ojos de María: lo he conseguido.

 

María, con cara seria, miro las notas: No están bien.

 

David, perplejo: !Que!, pero si son todo sobresalientes.

 

María: por esto, debe haber un error. ¿No me dijiste que esto era IM-PO-SI-BLE?

 

David, dándose cuenta de la broma: Pero alguien me dijo que en el planeta de las posibilidades imposibles, lo imposible es lo que no se intenta.

 

María, sonriendo: Pues mira, allí me has pillado.

 

David abrazo a María y empezaron a besarse. María dejo que la lengua de David penetrara en su boca y que David la estrujara literalmente contra su cuerpo. Ella respondió a sus besos y empezaron a jugar con sus lenguas dentro de sus bocas. María logro separarse lo suficiente de David para decirle: Para, o al final nos descubrirán metiéndonos mano.

 

María, separándose de David: ¿Ha vuelto “la cabrona”?.

 

David: si llego, hace un momento.

 

María: tengo que ir a hablar con ella, ahora vuelvo.

 

María, bajo hasta la sala de estar donde estaba la cabrona con su marido y los niños. Con solo verla “la cabrona” supo que María quería hablar con ella a solas y la llevo a la cocina.

 

María: David se ha superado, ha sacado todo sobresalientes.

 

La cabrona: Si y te felicito por ello.

 

María: al que hay que felicitar es a David.

 

La cabrona: Y lo he hecho, pero ambas sabemos que estas notas son más mérito tuyo que suyo.

 

María: he pensado que como recompensa yo y David podríamos pasar el fin de semana en la casa de la playa.

 

La cabrona: no me gusta la idea de dejarte sola todo un fin de semana con David.

 

María, seria y mirando fijamente a “la cabrona”: No pasara nada que yo no quiera que pase, y tengo muy claro que aún falta un trimestre para acabar el curso.

 

La cabrona se quedó pensativa, ¿tenía que contarle a María lo que le hizo David?.

María al ver dudar a la cabrona: Me dijiste que confiabas en mí, si te pido esto es porque creo que es justo. Tengo muy claro que no dejare que David me domine y solo llegara hasta donde yo quiera. Y sé que lo tengo que tener incentivado para el próximo trimestre, que será el más duro.

 

La cabrona: te dije que confiaba en ti, y lo mantengo, pero del que no me fio es de David.

 

María: Tranquila que sé muy bien cómo manejarlo.

 

María estuvo a punto de decirle que bastaba con hablarle de “la cabrona” para que este se acojonara.

 

La cabrona: está bien y os dejare mi coche para ir. Pero si la cosa se te va de las manos me llamaras inmediatamente.

 

María: de acuerdo.

 

La cabrona: por cierto, ya que vais, mirad que todo esté bien y aprovechad para limpiar un poco, que empieza a hacer buen tiempo y los niños querrán ir a la playa.

 

Cosa que María acepto.

 

María subió hasta la habitación de David, él estaba con la puerta abierta, tendido en la cama con cara de felicidad.

 

María: la cabrona me ha encargado trabajo para ti.

 

David perplejo: !que!, pero si he sacado todo sobresalientes.

 

María, con cara de resignación: Bueno si no quieres hacerlo, tendré que ir yo sólita a hacerlo y pasarme sola todo el fin de semana en la casa de la playa.

 

David: te refieres a ir tú y yo a la casa de la playa, y pasar solos todo el fin de semana.

 

María: si, pero si no quieres ir iré sólita.

 

David: No me creo que “la cabrona” nos deje ir a que pasemos todo el fin de semana tú y yo solos en la casa de la playa.

 

María, mirándolo de reojo: cosas más imposibles he logrado que pasaran.

 

David: Puedes contar conmigo, no te dejare so-li-ta en ningún momento.

 

María: pero que te quede claro que lo de limpiar lo tendrás que hacer tu.

 

David sonriente: Pienso limpiarlo todo yo. Y algunas cosas las limpiare con la lengua.

Y sacando la lengua lamió el aire.

 

María riendo: seguro que me encantara ver como usas la lengua para limpiar.

 

El viernes por la tarde partirían David y María para la casa de la playa con el coche de “la cabrona” y volverían el domingo por la tarde. Antes de partir “la cabrona” busco quedarse a solas con David y mirándole en plan cabrona le dijo: Se perfectamente que si no fuera por María no sacarías las notas que estas sacando. Le debes mucho a María. Por tu bien espero que no hagas nada de lo que tengas que arrepentirte. Me has entendido.

 

David acojonado: Sé que María se porta muy bien conmigo y nunca le haría algo que la molestara o la ofendiera.

 

La cabrona: ella confía en ti, espero que no tenga que arrepentirse de ello.

 

La cabrona y la fea 11: Fin se semana en la casa de la playa

 

Cuando partieron, era David en que conducía. María vio que estaba tenso y habría pensado que era por estar impaciente, si no fuera porque estaba serio. María estuvo hablando de cosas intrascendentes durante todo el viaje, lo que hizo que al llegar David ya no estuviera ni tenso, ni tan serio como a su partida.

 

Normalmente las veces que María había estado en esta casa cuidando de los hijos de “la cabrona”, ella ocupaba el cuarto de invitados. Un cuarto con cama de matrimonio y baño propio. David tenía en la casa una habitación propia con cama individual. Después de entrar en la casa subieron arriba donde estaban los dormitorios. Mientras María entraba en la habitación de invitados David iba a dirigirse a su cuarto cuando María lo detuvo: Que te parece si solo usamos la habitación de invitados, así nos ahorraríamos trabajo.

 

David: Pero solo hay una cama

 

María: si pero es de matrimonio y cabemos los dos. Pero me tendrás que prometer que te portaras bien.

 

David mientras entraba en la habitación de invitados: seré un angelito.

 

Prepararon la habitación, cuando terminaron le dijo María: voy a darme una ducha.

 

David: te acompaño para ahorrar agua.

 

María: no David, quiero una ducha rápida, tu ve a preparar la cocina. Cuando termine y yo hare la cena y tu te ducharas.

 

David acepto sin protestar.

Cuando terminaron de cenar, María se levantó: David, recoge la mesa y lava los platos, yo me voy a acostar.

 

David, protestando: ¿porque tengo yo que lavar los platos?.

 

María: yo he hecho la cena, a ti te toca lavar los platos.

 

Y María salió de la cocina. Mientras David se resignaba a lavar los platos.

 

Cuando David termino, subió a la habitación. María estaba tendida boca arriba en el centro de la cama con un camisón que le llegaba a medio muslo: Ya has terminado de lavar los platos.

 

David, con recochineo: Si están todos limpios y relucientes.

 

María: pues hay otra cosa a limpiar.

 

David, mosqueado: Porque no lo limpias tú, te toca.

 

María: es que yo no lo haría también como tú.

 

David: vale, que tengo que limpiar.

 

María se subió la falda enseñando su coño desnudo y haciendo morritos: Esto, me lo limpiaría con la lengua pero yo no me llego.

 

David se precipito entre las piernas de María y empezó a comerle el coño. David entro con todo, no solo a usar su lengua, sino también sus manos, acariciando los pezones de María, sus muslos, su clítoris, su coño. María empezó a retorcerse de placer y termino con un gran orgasmo.

María perdió la noción del tiempo, se mantuvo con sus ojos cerrados, recuperándose poco a poco.

María estaba abierta de piernas con sus pies apoyados en la cama y sus rodillas flexionadas. Abrió sus ojos. Vio a David a los pies de la cama totalmente desnudo, excitado mirando fijamente su coño, con su pene erecto que pajeaba suavemente. David la deseaba y empezó a avanzar hacia su objetivo. Ella se dio cuenta que David quería clavársela y follarla dejando salir el deseo acumulado. Pero no era ni el momento ni la forma y tenía que impedírselo.

 

María tenía la palabra mágica para parar a David, invocar a “la cabrona”. Cuando le iba a decir “para o se lo diré a la cabrona”. Decidió jugársela e intentando mantener la calma: David tú y yo nos llevamos bien y disfrutamos juntos, sé que deseas poseerme, pero por favor no lo hagas, esto romperá nuestra amistad.

 

David siguió avanzando colocándose entre las piernas de María apuntando a su objetivo. María insistió: David por favor.

 

Durante unos segundos se quedaron quietos mirándose a los ojos. La expresión de David cambio: Y mi mamada.

 

Y se tumbó al lado de María. María se emocionó y se humedecieron sus ojos. David no se había detenido por miedo a “la cabrona” sino por respeto a ella. Se incorporó, bajando de la cama se quitó el camisón, quedando completamente desnuda, cogió una gomita y se recogió el pelo. Fue hacia los pies de la cama y arrodillándose entre las piernas de David cogió su pene y lo empezó a masturbar suavemente: Mira David esta será la tercera vez que hago una mamada, y las otras dos veces son para olvidar. Soy una novata, pero me gusta aprender. Tú dirígeme y yo mirare de complacerte al máximo.

 

David sonriendo: vaya una mamada a la carta.

 

María empezó a lamer el Pene de David y a seguir sus instrucciones, mientras observaba sus reacciones. En poco tiempo David empezó a resoplar de placer y ella siguió con su trabajo fijándose en lo que le gustaba más.

 

David llego a su límite y la aviso: Me voy a correr, me voy a correr

 

María decidió continuar preparándose para la corrida. David se corrió en su boca. David la miro sorprendido: No sabía que te gustaba que se corrieran en tu boca.

 

María, tragándose parte de lo que tenía en su boca: la verdad es que no lo había hecho nunca, me parecía un poco asquerosillo.

 

David: si te parecía asquerosillo, ¿porque lo has hecho?.

 

María: ¿te ha gustado?.

 

David: si, pero no tenías por qué hacerlo.

 

María, sonriéndole: he supuesto que te gustaría. Antes tu deseabas poseerme te he pedido que no lo hicieras y me has respetado, así que he pensado que sería una forma de darte las gracias. Además, tu leche no esta tan mal.

 

David incorporándose y abrazándola unió sus labios a los de ella y con su lengua penetro dentro de su boca: Pues a mí me parece que es una leche primerísima calidad

 

María riéndose: pero a mí no me gusta la leche sola, me gusta con cacao.

 

David: lo tendré en cuenta para la próxima vez.

 

Descansaron durante unos minutos sin dejar de acariciarse. María vio que el pene de David volvía a estar duro: Supongo que tú debes haber hecho algún 69.

 

David: unos cuantos.

 

María: porque no me enseñas como se hace, prometo ser una alumna aplicada.

 

David se colocó en la posición adecuada y empezaron a comerse mutuamente.

 

Se pasaron el fin de semana disfrutando el uno del otro pero sin llegar a más. David no intento volver a penetrarla, cosa que María agradecía, ya que lo deseaba. Tenía serias dudas de que si él seguía intentándolo, ella lo continuara parándolo, ya que ella también lo deseaba.

 

El domingo, cuando estaban volviendo, María le hizo una propuesta: que te parece si el jueves sea el día del “baño de ahorro de agua” y el domingo el día del 69.

 

David, sonriente: sería perfecto.

 

María: siempre que continúes estudiando como hasta ahora.

 

Durante este último trimestre David continuo aplicándose en sus estudios y continuaron los “baños de ahorro de agua” de los jueves y los domingos del 69.

 

La cabrona y la fea 12: Una decisión arriesgada

 

 

A medida que se acercaba el final del trimestre, María empezó a no sentirse cómoda. Había pensado que cuando terminaran los exámenes y antes de tener las notas, entregarse a David. Si esperaba a que tuvieran las notas, “la cabrona” liberaría a David de su castigo y lo más probable es que David volviera a salir con chicas guapas y se olvidara de ella. Sin embargo, había una duda que rondaba por su cabeza: ¿qué haría David en el futuro?. Había oído comentarios sobre un máster en el extranjero. Pero ¿quién lo controlaría? ¿Quién lo incentivaría?. Fue dándole vueltas al asunto y al final tomo una decisión.

 

Una noche después de cenar, mientras estaban trabajando en la biblioteca antes de irse a dormir, María se decidió: David, ya están cerca los exámenes finales y creo que lo mejor es que dejemos nuestros encuentros sexuales.

 

David: yo creo que podríamos continuar un poco más, pero si tú prefieres parar ahora lo entiendo.

 

María: David hay otra cuestión. Veras sé que tú esperas poder follar conmigo como premio a las notas finales, pero hay un problema.

 

David: ¿Cuál?.

 

María: veras yo soy virgen. Sé que actualmente muchas chicas, o no le dan importancia o consideran que es una molestia que cuando antes se solucione mejor. Pero yo no lo veo así, sé que solo una vez podre dar mi virginidad y quiero que sea algo especial, tanto el momento como la persona con la que lo haga por primera vez.

 

David: te entiendo.

 

María: quisiera perderla con un hombre de verdad, y no te ofendas, tú no me pareces adecuado.

 

David, molesto: quieres decir que yo no soy lo bastante hombre.

 

María: No, No, tu eres muy guapo y bien dotado, pero, no te ofendas, continuas siendo un poco crio.

 

David, cabreado: Para ti soy un puto crio.

 

María: un crio estudia a cambio de un premio. Y es lo que estás haciendo, estudias a cambio de sexo. Un hombre de verdad estudiaría para poder tener un futuro mejor.

 

David: pues sabes que te digo, pienso suspender todas las asignaturas y quedaras ante “la cabrona” como una estúpida.

 

Y levantándose dejo lo que estudiaba y se dirigió a la puerta: Y con esta cara dudo que encuentres alguien que te desvirgue.

 

Y salió dando un portazo. María no pudo evitar que saliera una lágrima de sus ojos, la posibilidad de que David la hiciera mujer se desvanecía.

 

Los siguientes días David continuo enfadado, y perdiendo el tiempo sin estudiar, y María no le dijo nada.

 

Al pasar de los días y ver que David perdía el tiempo, María empezó a cuestionarse su decisión, David se portaba con un niño enrabietado cuando paso un hecho que hizo reaccionar a David.

 

David pasaba de sus estudios, ya no se quedaba después de cenar trabajando. Disimulaba con su hermano y con “la cabrona”, pero no cuando estaba solo con María, entonces perdía el tiempo de forma descarada para que esta lo supiera.

María no sabía bien que hacer, y cada día que pasaba se sentía más culpable. El cabreo inicial de David se lo esperaba, pero ella creía que recapacitaría y entendería que tenía que estudiar por su bien. Estaba claro que lo había sobre valorado.

 

Una noche al bajar María y David a cenar con “la cabrona”, su marido y los niños se produjo un hecho, que aunque no era la primera vez que pasaba algo similar, en este caso tuvo una repercusión especial. El hijo de “la cabrona” y ahijado de David, había hecho una travesura y su padre, como castigo, le prohibió que viera una serie de la televisión que le encantaba durante toda una semana. La rabieta del crio fue de las gordas y su padre le prohibió verla de forma permanente y le dijo: “tienes 10 años, ya no eres un niño pequeño, cuando te portes como un niño grande la podrás ver”. Aquello impacto en David, ya que se dio cuenta que él se comportaba como su ahijado.

 

Después de cenar, María se fue a la biblioteca a estudiar un rato antes de irse a dormir. Ya llevaba un rato trabajando, cuando entro David: María, tienes un minuto

 

María: si, que quieres

 

David: quería disculparme sobre lo que te dije el otro día.

 

David continuo despacio intentando encontrar las palabras adecuadas: Sobre lo de…

 

María, que lo entendió enseguida lo corto: Lo de que soy fea. David no tienes por qué disculparte, es verdad, soy fea de cojones.

 

David: no estuvo bien, me porte como un crio y lo dije para herirte. Perdóname.

 

María: Si esto hace que te sientas mejor, te perdono. Pero más que perdonarte te tendría que dar las gracias. Si no fuera porque te castigaron porque suspendiste el curso haciendo el golfo, yo no habría podido estar con un chico como tú, y estando contigo no me he sentido como una fea. Así que gracias.

 

David: No tienes por qué dármelas, la verdad es que me lo he pasado muy bien contigo.

 

María: Y yo contigo.

 

David: mirare de ser menos crio.

 

María: seguro que lo conseguirás, después de conseguir un imposible, lo demás es fácil.

 

Ambos se rieron, y David se puso estudiar. David cuando se iba a acostar se dio cuenta de que “la cabrona” no había contado a María lo que había pasado entre ellos y esta solo creía que su castigo era por haber suspendido el curso.

 

David volvió a trabajar duro para sacar buenas notas, su relación con María era muy buena, pero María noto que algo había cambiado en David. Seguramente ya no la veía con el deseo de saber que podría disfrutar sexualmente de ella. María se resignó, no sería David el que la hiciera mujer, pero por otra parte estaba contenta por haber logrado que David madurara. Como decía “la cabrona”, la curación y el bienestar del paciente ante todo.

 

Cuando ambos terminaron los exámenes que según ellos les habían ido muy bien. Estaban esperando las notas y un día en que “la cabrona” y María estaban solas en la cocina, “la cabrona” le dijo: María debo felicitarte, ya que por lo que supongo David tendrá unas buenas notas. Has hecho un buen trabajo, solo falta que des a David su premio que supongo que estará ansioso por recibirlo.

 

María: no, esta vez no hay premio, se ha esforzado por que ha comprendido que esto le dará un futuro mejor.

 

La cabrona, sonriéndole de forma maliciosa: vaya yo creí que le tenías reservado el premio gordo.

 

María: esto esperaba el, pero le dije que su único premio seria tener un futuro mejor.

 

La cabrona, acariciándose el mentón: vaya, veo que has sabido manejar muy bien a David.

 

María: El mérito es de David de entenderlo.

 

En este momento entro uno de los hijos de la cabrona y aquí se terminó la conversación.

 

Llegaron las notas, David saco sobresalientes, al igual que María. María había quedado con unas amigas para celebrarlo y al pasar delante de la biblioteca vio que David estaba allí trabajando.

 

María extrañada: no sales a celebrar tus notas

 

David: No, mañana por la noche lo celebrare con mis padres.

 

María: Y cuando lo vas a celebrar con los amigos.

 

David: No lo haré, tengo que preparar el máster.

 

María: Ya lo harás mañana, si quieres puedes venir conmigo mis compañeras estarán encantadas de conocerte.

 

David: No, gracias.

 

María le dijo donde tenían pensado ir ella con sus compañeras por si cambiaba de opinión. David no apareció. A la mañana siguiente María estaba perpleja, tenía claro que David continuaba castigado y no entendía porque. No le parecía justo que David no tuviera como recompensa el poder salir a divertirse. Así que se levantó temprano y se fue a hablar con “la cabrona”.

 

María, seria: buenos días.

 

La cabrona: buenos días.

 

María: hay algo que no entiendo, parece como si David continuara castigado.

 

La cabrona: si, continúa castigado

 

María: no me parece justo, ha sacado unas notas inmejorables.

 

La cabrona: como tú dijiste su premio será tener un futuro mejor.

 

María, molesta: pero se merece como mínimo el poder salir a celebrarlo con los amigos.

 

La cabrona: Pues yo creo que no.

 

María: Entonces quiero ir con él, el próximo fin de semana a la casa de la playa para recompensarlo.

 

La cabrona: No, estudio sin esperar ningún premio por tu parte. Además tu labor con David ha concluido.

 

María excitada y enfadada: Dijiste que confiabas en mi criterio. Y mi criterio es pasar el próximo fin de semana con él en la casa de la playa.

 

La cabrona, se quedó pensativa: Ve a ver a David y le preguntas porque está castigado. Luego vienes y me cuentas que te ha dicho y si te ha dicho la verdad, y tú aun quieres ir con él a la casa de la playa lo podrás hacer.

 

María, ya más calmada: de acuerdo, voy a hablar con David.

 

La cabrona, sonriendo: te estaré esperando.

 

 

La cabrona y la fea 13: La confesión de David

 

María fue hasta el cuarto de David. Llamo a la puerta, y sin esperar respuesta entro.

David, medio despierto la miro extrañado: Buenos días, ¿qué pasa María?.

 

María sentándose en la cama: Buenos días, David tenemos que hablar.

 

David se incorporó y bostezando se sentó en la cama: de que quieres hablar.

 

María, mirándolo fijamente: ¿quiero saber porque te castigo “la cabrona”?

 

La cara de David cambio de golpe de medio dormido a despierto y asustado. David permaneció callado sin atreverse a mirar a María.

 

María: necesito saberlo.

 

David permaneció callado sin levantar la mirada.

 

María, viendo la indecisión de David: sabes que puedes confiar en mí. Lo que me cuentes quedara entre nosotros.

 

David continúo callado.

 

María, intentando convencerlo: prefiero que me lo cuentes tú a que me lo cuente “la cabrona”.

 

David, sin levantar la mirada y en voz baja: Yo la viole.

 

María, sorprendida: a quien violaste.

 

David: viole a “la cabrona”.

 

María sorprendida: !Violaste a “la cabrona”!

 

David: bueno depende de lo que consideres que es una violación.

 

María: como que depende, una violación es una violación.

 

David permaneció en silencio.

 

María, intentando calmarse: cuéntame exactamente lo que paso.

 

David: Normalmente los otros años, durante las vacaciones, cuando estaba en la casa de la playa salía cada noche y volvía de madrugada y me despertaba al mediodía. Pero este año al suspender el curso me quitaron mi asignación económica y me prohibieron salir. Así que me despertaba pronto, aunque no salía de mi habitación. Pero un día, por la mañana, como que tenía sed y se me había terminado el agua decidí ir a la cocina a buscar una botella. Cuando me acercaba a la cocina vi desde la puerta de entrada de la cocina estaba abierta y como mi hermano se follaba a “la cabrona”. Ella estaba apoyada en el fregadero, con la bata desabrochada, mirando hacia el jardín mientras que mi hermano la tenía cogida de las tetas y se la follaba. Yo estuve viéndolos hasta que se corrieron. Era como ver una peli porno en directo. Ellos no me vieron. Yo decidí estar atento para ver si esto se repetía. Vi que se repetía.

Normalmente mi hermano entraba en la cocina, le acariciaba el culo, le decía que vigilase y se la follaba, mientras que “la cabrona” no apartaba la vista del jardín vigilando que mis padres o los niños no vinieran hacia la cocina. Pero a veces no era mi hermano el que decía que vigilase, la misma cabrona lo decía. Además, me fije que hacían siempre lo mismo, como si fuera un ritual. Esto se repetía la mayor parte de días, excepto los días que mi hermano se levantaba y se iba a correr. Estos días no pasaba por la cocina, salía directamente y cuando volvía iba al jardín de detrás sin entrar en la casa, jugaba durante un rato con los niños y luego entraba en la casa y se iba a duchar.

 

Un día que lo vi salir a correr, fui yo el que entre en la cocina, me situé detrás de “la cabrona” y la toque como hacia mi hermano, está creyendo que era mi hermano se dejó hacer, sin apartar la vista del jardín donde estaban mis padres y los niños. Yo hice lo mismo que hacia mi hermano y ella se creyó que el que se la follaba era él. Cuando ella se había corrido y yo me iba a correr, vio por la ventana que aparecía mi hermano por el jardín y se dio cuenta del engaño. Pero no pudo reaccionar ya que yo me estaba corriendo y antes que pudiera hacer nada la amenace y le dije que a partir de ahora me la follaría siempre que quisiera o todos se enterarían de que me la había follado.

 

María: Si es una violación, no es necesario violencia para que sea una violación, es una violación si tienes sexo con otra persona contra su voluntad aunque en el momento que lo hagas esta no te lo impida por no ser consciente de ello.

 

David permaneció callado.

 

María: ahora me explico porque “la cabrona” no te quiere quitar tu castigo.

 

María se quedó pensativa. David solo conocía la faceta amable de Manuela, la madre cariñosa con su marido y sus hijos, y desconocía la faceta de cabrona. Por esto se había atrevido a violarla y a intentar someterla. Pero después de violarla Manuela se debió poner en plan cabrona. Pero aun así porque David le tenía tanto miedo. Lo había amenazado con denunciarlo. Pero lo que había visto en los ojos de David cuando invocaba a “la cabrona” era terror. Tanto temía David el ser denunciado.

 

María: ¿porque tienes tanto miedo a “la cabrona”?.

 

David: me estuvo a punto de aplicar el “método Cassis” y logre que no lo hiciera a cambio de obedecerla en todo.

 

María, extrañada: el “método Cassis”, ¿qué es el “método Cassis”?.

 

David: un método para castrarme, para dejarme como un eunuco.

 

María entonces entendió el pánico que David tenia a “la cabrona”.

 

David continuo: el día después de violarla ella dijo que tenía jaqueca y que se quedaría en casa y convenció a mis padres y a mi hermano para llevaran a los niños al parque acuático, esto quería decir que yo y ella estaríamos toda la mañana juntos.

Yo creí que ella quería que me la volviera a follar. Cuando mis padres y mi hermano se marcharon con los niños ella me dijo que se iba a comprar el pan como a veces hacía. Yo subí a mi habitación a esperarla y me dormí. Supongo que ella me puso un somnífero en el desayuno. Cuando me desperté estaba atado a la cama. Entonces me dijo que me iba a aplicar el “método Cassis”. Ella estaba decidida. Yo le suplique y logre que no lo hiciera a cambio de obedecerla en todo con la amenaza de que si no cumplía, como que tenía las llaves de casa de mis padres, una mañana me despertaría capado.

 

María se quedó pensativa, no había oído hablar del “método Cassis”, aunque ella no tenía ni los conocimientos ni la experiencia de “la cabrona”. Así que empezó a hacerle preguntas a David, sobre lo que quería hacerle “la cabrona” y no acababa de entenderlo. Hasta que se dio cuenta, “la cabrona” había engañado a David inventándose el “método Cassis” y no pudo evitar sonreír. David que la observaba se dio cuenta: “la cabrona” me engaño, me tomo el pelo.

 

María no pudo evitar volver a sonreír.

 

David se levantó iracundo: La muy cabrona se ha estado burlando de mí. Me las va a pagar la muy hija de la gran puta.

 

 

La cabrona y la fea 14: La ira de la fea

 

Cuando David iracundo termino de decir: La muy cabrona se ha estado burlando de mí. Me las va a pagar la muy hija de la gran puta. Recibió una bofetada y antes de que pudiera reaccionar recibió otra.

 

María, cabreada: pues has tenido mucha suerte yo te habría capado de verdad. Que esperabas, la violas y además la amenazas poniendo en peligro a su familia.

 

María cogiéndole los huevos y apretando con fuerza: yo te lo habría cortado todo. Quizá te habría gustado más eso.

 

David, intentando que María retirara la mano de sus huevos: Para me haces daño.

 

María le soltó los huevos: Como me entere que has hecho algo contra “la cabrona” o contra alguna otra chica, o que has dejado de obedecerla, te lo cortó todo. Y lo haré de verdad que yo no soy tu cuñada. Me has entendido capullo. Mi método no será el Cassis, será el cortar y cortar.

 

Y salió dando un portazo.

 

María se fue a ver a “la cabrona”.

 

Cuando ” la cabrona” la vio: por tu cara supongo que David te ha contado la verdad.

 

María: supongo, me contó que se hizo pasar por tu marido para violarte.

 

La cabrona: pero por tu cara debió contarte algo más.

 

María: si me contó lo del “método Cassis”. Y ahora sabe que le engañaste.

 

La cabrona iba a hablar, pero María la cortó: Pero no tienes nada que temer continuará obedeciéndote como hasta ahora.

Y añadió María iracunda: Porque le he dejado muy claro que si no lo hace lo voy a capar y yo no usare el “método Cassis” sino el de cortar y cortar.

 

La cabrona: vaya no te conocía este genio.

 

María con rabia: yo no suelo ponerme de mala leche, pero cuando me pongo de mala leche a mala leche no me gana nadie.

 

La cabrona, riendo: no si al final tú también serás más cabrona que yo.

 

María, empezando a calmarse: no si tú eres un angelito comparada conmigo si estoy cabreada.

 

La cabrona: ¿aun crees que merece un premio?.

 

María: lo que se merecía es que lo caparan, y así se lo he dicho. Cuando alguna vez, estando en urgencias, he visto a alguna chica violada y maltratada, si hubiera agarrado al que le lo había hecho se los habría cortado. Ya sé que una enfermera no debe decir esto.

 

La cabrona: te entiendo, yo les haría lo mismo. Y no creas que no tenía ganas de cortárselos a David. Pero David era un buen chico hasta hace unos tres años, entones se juntó con unos gamberros y cambio. Además al ser mi cuñado tengo que hacer lo posible para que vuelva al buen camino. Por su bien, por mi marido y por mis suegros.

 

María: lo entiendo, por esto le ha dejado muy claro que si hace el tonto se los cortare, y me conoce lo suficiente para saber que voy en serio, que él no es mi cuñado.

 

Las dos permanecieron calladas durante unos segundos, hasta que una duda asalto a María: de donde sacaste lo del “Método Cassis”.

 

La cabrona sonrió y se levantó: ahora vuelvo.

 

Al cabo de unos minutos volvió con dos copas con un líquido oscuro y le dio una a María: pruébalo.

 

María lo probó: es bueno que es.

 

“La cabrona” después de sorber un poco de su copa: lo que había puesto dentro del frasco. No sabía que poner en la jeringuilla. Pensé poner Pipermín por su color verde, abrí la licorera y vi que se había acabado y vi que detrás tenía una botella de “Cassis Noir de Bourgogne” y llene el frasco con él. El Cassis es un licor francés que a mí me encanta. Así que “Método Cassis”.

 

Y ambas se pusieron a reír. Ambas continuaron comentando lo que había pasado durante el curso y al final “la cabrona” le dijo: por cierto esta noche mis suegros quieren celebrar las notas de David y quieren que tú también asistas. Quieren agradecerte lo que has hecho por David. Sé que quizá no te apetezca, pero ellos saben que están en deuda contigo y les harás muy felices.

 

Cuando llego la hora de ir a la cena Manuela, su marido y los niños cogieron su coche, mientras que David y María fueron en el coche de este.

 

Cuando subieron al coche David serio: siento lo que ha pasado antes, perdóname María.

 

María: porque me pides perdón, a mí no me has violado.

 

Durante la cena David permanecía serio sin que sus padres y sus sobrinos lograran que se alegrara. Cuando habían acabado de cenar, David se levantó y pidió que le escucharan: Manuela quiero pedirte perdón.

 

María se quedó paralizada, iba David a confesar ante sus padres y su hermano que había violado a Manuela.

 

 

 

La cabrona y la fea 15: Un hombre de verdad

 

Cuando María escucho que David decía: Manuela quiero pedirte perdón. Se quedó paralizada.

 

David continuo: Yo te engañe y te.

 

La cabrona lo interrumpió: David lo que paso ya no importa, lo que importa es que logre convencerte para que cambiaras.

 

La madre de David: David que paso.

 

La cabrona sin dejar que David contestara: que tuvimos una fuerte discusión, pero al final lo convencí para que aceptara mi tutela y cambiara de actitud. Así que David, olvídalo, tienes que pensar en tu futuro, como ya has hecho, y en ser un hombre de bien.

 

David quiso continuar: También quiero darte las gracias, por haberme dado una oportunidad, por tu tutela y por haber colocado a mi lado a María. Las notas que he sacado son más mérito vuestro que mío. María, tú has logrado que sacara los sobresalientes.

 

María, emocionada: has sido tú el que se ha examinado y no yo.

 

David: si no fuera por ti yo me habría limitado a sacar suficientes. Fuiste tú que me incentivaste y te preocupaste para que estudiara y los sacara. Y fuiste tú la que me ha hecho comprender que tengo que dejar de ser un crio y hacerme un hombre de bien. Gracias a las dos.

 

Todos se emocionaron y se escapó más de una lágrima. Los padres de David dieron las gracias a Manuela y a María.

Cuando estuvieron más calmados la madre de David: David te mereces un buen descanso y unas buenas vacaciones.

 

David: no mama, debo prepararme para el máster.

 

El padre de David: pero como mínimo tomate unos días de descanso.

 

María los interrumpió, mirando fijamente a “la cabrona”: Estuve comentando con Manuela, si nos podrían dejar ir unos días a David y a mí a su casa de la playa, además aprovecharíamos para dejarla preparada para las vacaciones.

 

La cabrona, mirando fijamente a María: yo creo que sería una buena idea, los dos os lo merecéis.

 

Y la cabrona mirando a David: que te parece David, llevar a María a pasar unos días a la casa de la playa.

 

David, contento: me encantaría.

 

A la mañana siguiente David y María partieron para la casa de la playa.

 

David: gracias María, eres maravillosa.

 

María: no me des las gracias. Abra bastante trabajo de limpieza, y yo no te pienso ayudar.

 

David: ni yo dejaría que me ayudaras, tú te mereces más un buen descanso que yo.

 

Cuando llegaron María le dijo que tenía que limpiar todas las habitaciones y que ella se iba a descansar. Cuando David subió las maletas dudo si llevar las dos a la habitación de invitados como habían hecho al principio del trimestre. Pero prefirió llevar sus cosas a su cuarto, si María quería compartir habitación ya se lo diría. Durante todo el día, hasta media tarde David se lo paso limpiando. María solo preparo la comida y la cena. Cuando David le dijo que ya lo haría el, María le respondió que no se fiaba de sus cualidades culinarias.

Cuando terminaron de cenar, María le dijo que recogiera la mesa y lavara los platos, y cuando terminara se pasara por su cuarto.

 

Cuando David entro en el dormitorio que ocupaba María la encontró tendida, boca arriba, en el centro de la cama con un camisón que realzaba sus encantos.

 

María, cuando le vio entrar: David quiero pedirte una cosa.

 

David: pídeme lo que quieras.

 

María: me gustaría que me hicieras el amor.

 

David: estas segura. María tú te mereces alguien mejor que yo.

 

María: quiero que seas tú el primero, quería que el primero fuera un hombre de verdad y ahora lo eres.

 

David: será todo un honor para mí.

 

María: házmelo con cuidado, será mi primera vez y tú la tienes muy gorda.

 

David, mientras sacaba unos sobres de su bolsillo: no tengas miedo lo haré con cuidado.

 

María al ver los sobres: ¿qué es?

 

David: lubricante y preservativos.

 

María, sorprendida: Si que vas preparado.

 

David: me lo dio “la cabrona” antes de salir.

 

María, riendo: la muy cabrona, y ¿te dijo algo?.

 

David: “trátala bien, se lo merece”, y yo le conteste que te trataría de forma exquisita, y es lo que pienso hacer.

 

David se tendió de lado a la derecha de María, y se puso a besarla suavemente en los labios, mientras que su mano derecha jugaba con su pelo. María mirándole a los ojos le dejo hacer respondiendo a sus besos. El deslizo su mano buscando sus pechos y mientras la continuaba besando suavemente acaricio sus pezones por encima de la tela del camisón. María con su mano izquierda empezó a jugar con los cabellos de David mientras respondía a sus besos. Lentamente David busco las tiras del camisón y empezó a bajarlos. María dejo de jugar con los cabellos de David manteniendo sus brazos pegados a su cuerpo para permitir que este pudiera bajarlos más fácilmente. David bajo la parte de arriba del camisón descubriendo sus pezones endurecidos y los acaricio con su mano. Lentamente abandono sus labios y fue descendiendo desplazando su cuerpo hacia los pies de la cama mientras iba besándole primero el cuello, luego sus hombros hasta que sus labios llegaron a sus pezones. Durante un tiempo estuvo jugando con su boca con el pezón izquierdo de María mientras que su mano derecha lo hacía con el derecho. Luego desplazo su boca al pezón derecho y su mano se deslizo buscando el final del camisón para subir buscando su sexo para acariciarlo por encima de sus bragas. Después de un tiempo, moviéndose con lentitud, se desplazó arrodillándose al lado de los pies de María y cogiendo sus bragas por los laterales las fue deslizando por sus muslos y sus piernas para terminar sacándoselas.

Luego colocándose entre las piernas de María fue subiendo, besando y acariciando primero sus piernas, luego sus muslos para llegar finalmente a su sexo. Hundió su cabeza en su sexo, besándolo y lamiéndolo, mientras que una de sus manos jugaba con sus pezones. María empezó a retorcerse de placer, mientras que con sus manos acariciaba la cabeza de David. Cuando David considero que María estaba preparada se incorporó, se desnudó y cogió uno de los sobres de preservativos.

 

María al verlo: No uses preservativo, estoy en mis días seguros, y quiero saber que se siente cuando te corras dentro de mí.

 

David: está bien.

 

David abrió uno de los sobres de lubricante lo deposito en su mano y se unto su miembro totalmente erecto.

 

María: Dios, nunca te la había visto tan gruesa, es enorme.

 

David, riendo: Pues yo no me la he cambiado.

 

María: hazlo con cuidado, es mi primera vez.

 

David mientras se arrodillaba entre las piernas de María: para mí también.

 

María, con sorna: No me dirás que eres virgen.

 

David, riendo: No, pero es la primera vez que lo hare con una virgen. Las otras chicas con las que folle dudo que se acordaran que un día fueron vírgenes.

 

María: pues yo no pienso olvidar este día.

 

David: Y yo tampoco. Que prefieres ponerte tú encima o yo encima.

 

María: Tu encima.

 

David volvió a hundir su cabeza en el sexo de María y la estuvo lamiendo durante unos instantes. Luego lo abandono su sexo para ir subiendo poco a poco acariciándola y besándola. Cuando llego a sus pechos se entretuvo durante unos instantes con sus pezones y continúo hasta llegar a sus labios.

María noto como el pene de David rozaba su entrepierna. Con su mano lo busco y ella misma lo cogió con su mano y lo encaro a la entrada de su sexo. Mientras la lengua de David penetraba su boca, María noto la presión suave de su pene a la entrada de su sexo.

David continuaba jugando con su lengua en su boca, ella le acariciaba la espalda mientras notaba que la presión en su sexo aumentaba suavemente. Mientras que María respondía a los besos de David y acariciaba su espalda, noto como el pene de David empezaba a penetrarla lentamente. De repente María noto una sensación desconocida y no pudo reprimir que de su boca escapara un gemido y un par de lágrimas salieran de sus ojos.

David al verlo, disminuyo la presión de su sexo: ¿Te duele mucho? ¿Quieres que retroceda?

 

María: No, sigue, lo haces muy bien.

 

David, viendo las lágrimas que bajaban por las mejillas de María: María estas llorando.

 

María: es de emoción. He dejado de ser doncella.

 

María cogió la cabeza de David y volvió a unir sus labios. David continúo penetrándola hasta que la totalidad de su miembro estuvo dentro de ella.

 

David, quedándose quieto: La tienes toda dentro.

 

María: La siento enorme, creo que voy a reventar.

 

David: dejemos que se adapte tu vagina a mi pene. Continuaremos cuando te sientas cómoda.

 

Permaneció David quieto encima de María, apoyándose en la cama para aliviarla del peso de su cuerpo. Continuaron besándose, mientras María recorría su espalda con sus manos.

 

Cuando María se sintió más cómoda: David continúa.

 

David lentamente empezó el mete y saca, y fue aumentando su ritmo a medida que noto que María se sentía más cómoda y gemía disfrutando de la penetración. Pronto David se dio cuenta que el no aguantaría mucho sin correrse. La estrechez de María hacía que su orgasmo avanzara rápidamente. Pensó en intentar evitarlo cambiando de ritmo o parándose un instante, pero opto por continuar. Sabía que cuando estaba muy excitado, después de eyacular bajaba la dureza de su miembro pero mantenía la erección. María lo noto enseguida cuando empezó a eyacular dentro de ella, sorprendida: ¿David te estas corriendo?.

 

David: Si, tu coño es delicioso. Pero no te preocupes, notaras que baja la dureza, pero continuará la erección y dentro de poco recuperara la dureza. Continuaremos hasta que tengas tu orgasmo.

 

David continuo follándosela, cuando noto la inminencia del orgasmo de María, acelero sus penetraciones haciéndolas además más profundas si cabe. Y cuando María empezó a correrse el acelero un poco más logrando correrse también por segunda vez.

 

Ambos se quedaron quietos respirando agitadamente. Cuando David noto que estaba perdiendo la erección, se la saco y se tumbó a su lado.

 

María lo beso en los labios: Gracias David.

 

David: Gracias a ti. A sido fabuloso nunca había disfrutado tanto haciendo el amor.

 

María: lo mismo digo.

 

Y ambos se pusieron a reír.

 

El resto de días que estuvieron en la casa de la playa, David cumplió su palabra tratando a María de forma exquisita. Aunque deseaba volver a sentir la deliciosa estrechez de su sexo, en ningún momento la agobio con sus deseos y dejo que fuera ella la que decidiera el momento y también como quería hacerlo. Lo hicieron en varias posturas y en todas ellas David se esmeró para que ella disfrutara al máximo. A David le habría encantado también desvirgar su ano, pero como que ella no se lo pidió el respeto su voluntad.

 

Cuando volvieron, se fueron ambos a ver a “la cabrona” por indicación de María. Cuando “la cabrona” los vio entrar sonrió: no os pregunto si lo habéis pasado bien, ya que vuestras caras me lo están diciendo.

 

María: ha sido maravilloso. Puedo decirte sin lugar a dudas que David ya está curado.

 

David las miro a las dos sin entender de qué iba aquello.

 

María continúo: David es todo un hombre de verdad, que sabe respetar a una mujer y que sabe lo importante que son las decisiones que tome ahora para su futuro.

 

“La cabrona”: María siempre he sabido que tú sabrías hacerlo un hombre de verdad.

 

María, señalando a David: la mayor parte del mérito es suyo.

 

David: no el mérito es vuestro, si no fuera por vosotras me habría convertido en un patán.

 

María se marchó a pasar las vacaciones con sus padres. David decidió prepararse para el máster en Alemania tomando unas clases intensivas de alemán. Y decidió pasar los días libres que tenía con sus padres, su hermano, Manuela y los niños en la casa de la playa. La primera mañana de su estancia en la casa de la playa, David se levantó temprano como hacían los niños y sus padres cosa que extraño Manuela. Después de tomar la leche los niños y sus suegros se dirigieron hacia la piscina.

David los siguió pero antes de salir, desde la puerta de la cocina, mirando sonriente a Manuela: voy a vigilar, así que nadie os molestara.

 

Manuela devolviéndole la sonrisa: Gracias David.

 

Y David partió hacia la piscina a jugar con sus sobrinos.

 

La cabrona y la fea 16: El fin de la fea

 

Cuando empezó el curso, David se marchó a hacer un máster a Alemania, y María empezó a trabajar en el hospital. “La cabrona” le ofreció a María que continuara viviendo en su casa, pero esta lo rechazo, ahora tenía un sueldo y podía pagarse un piso que compartía con otras compañeras. Aunque le dejo claro a “la cabrona” que si la necesitaba solo tenía que llamarla. Un día “la cabrona” le mando un mensaje para que se encontraran en el hospital.

 

Después de saludarse, “la cabrona” le pidió que la siguiera. María estaba intrigada, pero no hizo preguntas, “la cabrona” le diría que pasaba cuando ella lo considerara oportuno. Llegaron a la consulta del Dr. Alberto. “La cabrona” llamo a la puerta y abriendo la puerta se asomó: Alberto podemos pasar.

 

Dr. Alberto: pasad, pasad.

 

María ya conocía al Dr. Alberto, aunque no había trabajado nunca para él, así que supuso que “la cabrona” la había recomendado ante él.

 

El Dr. Alberto las invito a pasar y María vio que la observaba con detenimiento.

 

“La cabrona”: Alberto, no quiero unos arreglitos. Siempre dices que eres un artista y lo que te pido es una obra de arte.

 

María miro a “la cabrona”, no entendía de qué iba aquello.

 

Dr. Alberto: Manuela tu siempre tan exigente. Tiene su dificultad, pero no puedo decepcionarte.

Dr. Alberto, riendo: serias capaz de destrozar mi reputación.

 

María, se dio cuenta que hablaban de ella y de lo que hablaban: Manuela yo no puedo pagar una operación de cirugía estética.

 

“La cabrona”, sonriendo a María: Pero los padres de David y mi marido si, y te lo mereces.

 

A María se le escaparon unas lágrimas.

 

Dr. Alberto: Ahora, Manuela déjame con mi paciente, que María y yo tenemos mucho que hablar.

 

Manuela, levantándose: vale, vale, ya me voy.

 

Manuela cuando iba a salir por la puerta: Alberto, una obra de arte.

 

Dr. Alberto, riendo y señalando le puerta: Vale, pero me tienes que dejar trabajar tranquilo.

 

 

Unas semanas después María entro en el quirófano. La operación fue muy bien, al igual que el pos-operatorio. Y finalmente llego el gran día, en que tenían que quitar el vendaje a María. El Dr. Alberto, acompañado de “la cabrona” fue retirando, cuidadosamente, los vendajes. María estaba supernerviosa. Cuando terminaron de retirarlos, ambos la observaban detenidamente. María quería que dijeran algo, al final fue “la cabrona” la primera en hablar: Lo reconozco Alberto eres todo un artista.

 

Dr. Alberto: querías una obra de arte, no.

 

La cabrona: si es una verdadera obra de arte.

 

Dr. Alberto: acércame el espejo no tengamos a María al borde de un ataque de nervios, ahora tiene que estar tranquila para que todo cicatrice bien.

 

María vio por primera vez su nueva imagen, se quedó contemplando la imagen que le devolvía el espejo, a pesar de las cicatrices ya se adivinaba el rostro de una mujer hermosa. Porque no es que fuera menos fea, o no fuera fea, es que sería hermosa.

 

Dr. Alberto: cuando desaparezcan las cicatrices tendrás una cara preciosa.

 

María asintió con la cabeza mientras que dos lágrimas brotaban de sus ojos.

 

 

Varios días después María tenía hora de revisión con el Dr. Alberto, y aprovecho para ir a ver a “la Cabrona”.

 

María: buenos días Manuela.

 

“La cabrona”: buenos días, ¿cómo se encuentra la enfermera más guapa del hospital?.

 

María: Agobiada, tengo a todo el hospital detrás de mí, todos quieren ver “la obra de arte”.

 

“La cabrona”, riendo: Y tienen razón Alberto es todo un artista. Por cierto sabias que ayer era el cumpleaños de David.

 

María: si, lo llame ayer por la noche para felicitarlo, y estuvimos hablando un rato.

 

“La cabrona”: por lo que yo se lleva bien su máster

 

María: Si, me estuvo contando como le van los estudios y también me contó que está saliendo con una alemana, una tal Ingrid.

 

“La cabrona”: Lo de la alemana no lo sabía. Por cierto, le habras mandado una foto de tu nueva cara.

 

María: No

 

“La cabrona”: pues deberías mandársela, seguro que se olvidaría de la alemana.

 

María: David ya me conoce y no quiero que quiera estar conmigo por mi cara bonita.

 

María, tapándose la cara: no me creo que haya podido decir esto.

 

“La cabrona”: lo puedes decir, porque tienes razón. Así que tú y David...

 

María: yo y David, solo somos buenos amigos. Nos lo pasamos muy bien juntos, pero él me be como una hermana mayor y no como su posible pareja. Existe mucha confianza entre los dos él me contó lo de la alemana y yo.

 

María se interrumpió, lo que despertó la curiosidad de “la cabrona”: Y tú, vamos no me dejes en ascuas.

 

María: yo estoy saliendo con un chico.

 

“La cabrona”: vaya, ¿lo conozco?

 

María: si, un poco, trabaja en el hospital.

 

“La cabrona”, riendo: y yo sin enterarme. Estaré perdiendo facultades o me están fallando mis servicios de información.

 

María: lo llevamos un poco en secreto, ya me tienen agobiada por mi cara bonita, solo faltaría que se supiera que estoy saliendo con alguien del hospital.

 

“La cabrona”: venga cuenta, ya sabes que yo soy muy discreta.

 

María: estoy saliendo con Jorge, el anestesista. Él se portó muy bien conmigo antes de entrar en el quirófano. Yo estaba como un flan, el para animarme me pidió una cita, ya que según me decía, quería salir con la chica más guapa del hospital y después de la operación seguro que se tendría que poner en la cola.

 

“La cabrona”: sé a quién te refieres, por lo que se es un buen chico, y por lo que veo no tiene un pelo de tonto.

 

María, sonriendo feliz: si es muy buen chico y nos entendemos muy bien.

 

“La cabrona”: me alegro por ti, aunque me habría gustado que tú y yo fuéramos familia.

 

María, riendo: ya lo somos, para David soy su hermana mayor.

 

Las dos se pusieron a reír.

 

“La cabrona”: ayer lo pensaba, de esto se podría hacer un cuento, y lo podríamos titular “La fea que se convirtió en guapa”.

 

María: tienes razón aunque también lo podríamos titular “La cabrona que no era tan cabrona”

 

“La cabrona” riendo: no estarás intentando destruir mi reputación.

 

María, riendo: No, por dios, No.

 

FIN

 

 

Post-relato

 

Con este relato he planteado un caso especial de dominación. Esta dominación se aparta de los relatos normales de dominación, en los que el fin de la dominación es el abuso, la humillación o la degradación del humillado. Sé que esto habrá decepcionado a los lectores que buscan este tipo de relatos. Seguro que no llegaran a leer estas líneas. En este relato he planteado una dominación que podíamos denominar educativa.