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Equilibrando la balanza 3: un día glorioso

en Hetero: Infidelidad

A la mañana siguiente me volvió a tocar llevar los niños a la playa. Ya llevábamos un rato en la playa cuando llego Sonia, sin su marido, con sus hijos. A sus hijos les falto tiempo para salir corriendo a jugar con los míos, después de que ella les pusiera protector solar, yo que estaba en el agua con mis hijos, viendo que se había quedado sola, me acerque y me ofrecí, caballerosamente, a ponerle protector solar. Ella acepto, comentando que a su marido se le habían pegado las sabanas, se puso de espaldas y yo empece mi labor. Antes de empezar, le indique que si le molestaba en algún momento me lo indicara, o si quería que en alguna parte le pusiera mas cantidad me lo dijera, ya que tenia una piel muy fina.

Empece mi labor, después de pedir su permiso para ponerme arrodillado encima de ella y poder aplicar el protector con las dos manos. Empece por la parte superior de la espalda. Lo hacia a conciencia, suavemente, sin dejarme ningún sitio. Cuando termine con su espalda pase a sus pies. Fui subiendo por sus gemelos y sus muslos. Ella separo sus muslos para permitirme mejor acceso. Esto me permitió ver su coño y su culo minimamente tapado con la tela del bikini. Puse protector a toda la piel que se veía, rozando su coño y su culo, y notando como se humedecía la tela que cubría su coño. A ella se le escapo algún suspiro que disimulo como pudo. Yo estaba super empalmado, y esta vez no me importo que nuestros vecinos se dieran cuenta. De tanto en tanto miraba hacia la entrada de la playa, me habría gustado que llegara Guillermo y me viera el repaso que le estaba dando a su mujer. Termine con un buen meneo en sus nalgas, y rapidamente me tendí boca abajo. Para que ella no viera lo empalmado que estaba. Ella me dio las gracias y alabo lo bien que lo había hecho. Me quede con la duda de si solo se había mojado o si se habría corrido.

 

Cuando, ya estaba mas calmado, llego mi mujer, así que volví ha realizar la misma operación, esta vez a mi mujer. Esta vez no me importo aun menos que mis vecinos vieran lo empalmado que estaba. Seguro que se morían de envidia. Cuando estaba trabajando el culo de mi mujer, Sonia se sentó y empezó a embadurnarse las tetas, me miro, vio mi empalme y me sonrió. Yo respondí a su sonrisa cómplice con la mía. Cuando termine me volví a tender boca abajo. Después de aplicarse protector por delante, Sonia se fue con los niños que estaban jugando con la arena.

 

Mi mujer me dijo: Ya he visto que te has empalmado mirando las tetas a Sonia.

 

Yo: no cariño, antes que ella se levantara ya estaba empalmado por ver tu coño, que desde que han empezado las vacaciones casi no lo he podido ver.

 

Ella: la culpa es tuya, si ayer no me hubieras cansado con tanto bailoteo habríamos echado un buen polvo, que no veas las ganas que tengo.

 

Yo que no me extrañaba que estubiera cachonda, ya que cuando le embadurne su entrepierna vi que se humedecía, conteste: pero si tan cansada estabas ¿porque contestaste el WhatsApp?.

 

Ella: es por no hacer un feo a Maite y decirle lo bien que lo estamos pasando.

 

Mas tarde llego Guillermo y como que ya era hora de comer nos fuimos al restaurante. Después nos fuimos a hacer la siesta. Los dos estábamos cachondos. Nos desnudamos y nos empezamos a meter mano, y sonó su móvil. No hay cosa que me moleste mas es que suene el móvil cuando vas ha echar o estas echando un polvo. En seguida supe que estaba hablando con su tía Patricia, de lo malo lo peor, las llamadas de su tía se sabe cuando empiezan pero no cuando terminan. Yo intente continuar, pero ella me detuvo, no fuera que la vieja se enterara de que le estaba metiendo mano a su sobrina. Viendo mi cabreo, mi mujer cogió mi pene y me empezó a masturbar, pero sin el ritmo adecuado e interrumpiéndose según lo que hablaba con la tía. Yo cabreado la interrumpí y dándome media vuelta intente calmarme y echar una cabezada.

 

Cuando mi mujer termino con la tía ya era hora de ir al partido. Ella intento que echáramos uno rapidito, a lo que yo cabreado, me negué. Y me dijo que por la noche me compensaría.

 

Aparcamos a los niños en su zona de ocio y nos fuimos al complejo deportivo. Mi mujer y Sonia se fueron juntas a jugar a tenis, Guillermo se fue a jugar a tenis con un compañero y yo me fui al campo de fútbol.

Cuando llegue me encontré que en el equipo que tenia que ser el mio, había un tío chulito, que me recordó a Cristiano Ronaldo, con físico de gimnasio de capitán que no le caí bien, así que protesto diciendo que el no me quería en su equipo. El que era el capitán del otro equipo, para evitar problemas le propuso que yo jugara en su equipo en vez de un muchacho joven que tenia que ser de su equipo. El chulito acepto de inmediato. En el equipo del chulito estaban los tíos que estaban mas en forma a excepción de un par que eran amigos suyos, o mejor lameculos del chulito. En mi equipo era donde estábamos los mas fondones.

Lo que no sabia el chulito, es que cuando era un chaval yo estuve a punto de llegar a ser profesional. Ya que tenia la habilidad de chutar muy bien, no chutaba fuerte, pero si chutaba muy colocado. Vaya que mi especialidad era meterlas por la escuadra cuando un portero se despistaba un poco.

Empece tocándola poco y observando los puntos flacos de los rivales, y verificando que aunque no estaba muy en forma, mi habilidad de colocar el balón donde quería no la había perdido. Así que al cabo de un cuarto de hora les metí un gol en toda la escuadra. Le falto tiempo al chulito decir que era la suerte del novato. Pero no dijo nada cuando a los diez minutos les metí otro el la otra escuadra, para compensar. Y cuando les metí otro justo antes de hacer media parte, el chulito y sus amigos estaban con un mosqueo de cojones.

En la segunda parte enseguida me di cuenta que la consigna del chulito era que yo no tenia que tocar bola y si la tocaba me la tenían que quitar como fuera. Como que estaban tan pendientes de mi, dejaron mas libres a mis compañeros y estos les metieron un par mas de goles. No veas la mala cara que tenia el chulito y sus amigos cuando al final les enseñamos la manita.

 

Yo cuando me reuni con mi mujer, Sonia y Guillermo solo les comente que me lo había pasado bien, ya se enterarían cuando después de cenar fuéramos a la zona de padres ya que los de mi equipo querían hacer una pequeña celebración. Y bien que se enteraron, se quedaron boquiabiertos con el jolgorio que montaron los de mi equipo en mi honor. Y ya se sabe, copita va, copita viene comentando las jugadas del partido y la cara que se le quedo al chulito y sus amigos. Mi mujer estuvo entretenida hablando con las mujeres de mis compañeros de equipo. Reconozco que la tuve algo descontrolada. La vi bailar con Guillermo, pero no bailaban pegados, supongo que mientras que el otro día era bailar entre desconocidos, ahora ella era la mujer del héroe del día.

 

Con tanta copita va copita viene, cuando nos retiramos iba muy afectado, así que cuando me tumbe en la cama me quede frito. Y sin mi compensación.

 

 

Continuara