miprimita.com

La semilla del miedo 11

en Grandes Relatos

Las siguientes noches ella intento ponerse cariñosa pero yo la rechace diciéndole que no estaba de humor, y continué con mi plan de compra de un arma. Ella estaba asustada, si había creído que podría hacer que me olvidara de mi venganza ahora tenia claro que nada la detendría. Cada noche llamaba a Marta.

 

El sábado por la mañana fui a tirar tiros. Cuando volví a casa y vi la cara de mi mujer supe que algo había pasado, tenia claros signos de que había estado llorando.

 

Yo: pasa algo.

 

Ella: Si, me ha llamado Pedro, Luis esta muerto.

 

Yo, sorprendido: muerto.

 

Ella: Si, esta madrugada a tenido un accidente y se ha matado.

 

Yo: vaya, esto no me lo esperaba.

 

Sobre el mediodía vino la policía a interrogarnos ya que Irene les contó que yo quería hacerle daño. Yo lógicamente admití que quería castigarlo, pero que aun no lo había hecho. Y les deje muy claro que el que me gustara practicar el tiro no tenia nada que ver, que no estaba tan loco como para pegarle un tiro y terminar en la cárcel.

 

Mas tarde mi mujer hablo con Ana y se entero que el tomaba ciertas pastillas para dormir, ya que últimamente tenia problemas de insomnio, y que estas pastillas mezcladas con el alcohol hacen una mezcla muy peligrosa, así que la causa mas probable es que hubiera perdido el control del vehículo por culpa de esta mezcla.

 

Le dije que a mi mujer que se enterara de a que hora el entierro para ir. Ella intento disuadirme, pero yo no me deje convencer.

 

Cuando llegamos al entierro permanecimos apartados de los que habían sido nuestros amigos. En sus miradas tuve claro que ellos tenían claro que yo era el causante de la muerte de Luis. Cuando Marta me vio, vi el terror reflejado en su rostro, supongo que pensaba que pronto seria ella la que moriría. Aunque Pedro su marido intento evitarlo, Irene la prima de Luis vino a mi encuentro: Como te has atrevido a venir aquí. Tu eres el culpable de la muerte de mi primo.

 

Yo: Me sabe mal que haya terminado así, y quizá yo tenga parte de culpa, pero mucha mas culpa tenia el mismo y los que no le impidieron que abusara de los demás. No crees.

 

Ella no contesto y su marido se la llevo.

 

El resto de el día vi que mi mujer estaba triste y preocupada, supongo que por un lado notaba el contraste entre lo que vivió con Luis, lo que disfruto cuando se la follaba y el saber que estaba muerto, y por otro lado estaba la cara de terror de Marta. Aquella noche y las siguientes ella no me busco, cosa que iba haciendo ahora normalmente, y yo tampoco la busque, aunque la deseaba sabia que tenia que asumir lo que había pasado y esto requería su tiempo.

Los siguientes días no comente nada sobre la caza y las armas, como ya venia siendo habitual, aunque no pude evitar de recibir cartas sobre el tema, ya sea sobre las gestiones que había hecho o publicidad sobre el tema. Tenia claro que había subestimado el poder de la semilla del miedo, yo no había previsto que se pudiera llegar a esto, pero tampoco me sentía culpable, el se lo había buscado.

 

El miércoles la cosa cambio, vi a mi mujer mas decidida y supe que algo tramaba. Después de cenar y acostar a los niños, yo le dije que iba a sacar la basura y ella me contesto que se iba a acostar no me extraño ya que era lo que venia haciendo estos últimos días. Mi sorpresa fue al volver y entrar en el dormitorio. Ella estaba tendida sobre la cama con uno de sus camisones mas provocativos.

 

Sonriendo me dijo: te estaba esperando.

 

Supe que la cosa había cambiado, me desnude y me eche literalmente sobre ella. Nos empezamos a besar y a restregar nuestros cuerpos uno contra el otro solo separados por la fina tela del camisón. Rápidamente nos calentamos y ella me dijo: Clavamela, fóllame duro.

 

Yo me quede extrañado y la bese metiendole mi lengua hasta la garganta. Vio que yo iba a buscar un preservativo y ella me detuvo diciendo: Fóllame a pelo quiero que sientas tu leche entrar dentro de mi. Yo me coloque entre sus piernas y la penetre hasta el fondo, aunque no lo hice de un golpe sino introduciendola con una embestida algo rápida. No quería acerle daño. Empece el mete y saca.

 

Ella me provoco: vamos fóllate a esta zorra que te puso los cuernos.

 

Yo no entendía nada, estaba intentando que me cabreara, y me la empece a follar duro. Salí de ella y la puse a cuatro patas, colocándome detrás de ella y me dijo: rompeme el culo cabrón. Pero yo se la clave en el coño y le dije: si te la clavo en el culo los niños se asustaran de los gritos que vas a pegar y mañana no podrás ir al trabajo. Continué follandola hasta que nos corrimos.

Cuando recuperamos el aliento se lo pregunte: ¿a que a venido esto?

 

Ella: quiero que termines de sacar la rabia que tengas dentro. Que te desahogues conmigo.

 

Yo me quede en silencio mirándola a los ojos, sabia que había algo mas.

 

Ella: Por favor, perdona a Marta. Ella esta viviendo en un infierno. Esta de baja por depresión. No se atreve a salir de casa. Vive en una angustia continua pensando que va ha morir pronto. Su marido me ha llamado y me ha suplicado que hable contigo. Termina con esto, por favor.

 

Yo me la quede mirando a los ojos unos segundos: Lo que le pasa es lo que se merece por lo que hizo. Que se pensaba ¿que puede manipular a los demás, destrozar su vida y salir impune?.

 

Mi mujer: ya ha sufrido bastante, perdónala. Vive aterrorizada, se pasa todo el día encerrada en su casa sin atreverse a salir por miedo a que tu la mates. No la castigues mas a ella castígame a mi en su lugar.

 

Yo: No me parece justo que tu pagues por lo que ella hizo. Pero tendré en cuenta lo que me pides.

 

Continuará