miprimita.com

Rachel 6. el osito de peluche de Kim.

en Hetero: Infidelidad

Esa noche, a pesar de mi inicial nerviosismo, se derribaron todos mis prejuicios, mis inquietudes, mis miedos.  Mientras Rach y Kate discutían acaloradamente respecto a cual de las dos dormirían con Pepín, yo entré en la ducha de la habitación de Rachel y Thomas.  Había llegado el momento de iniciarme en mi nueva profesión,  entregar mi cuerpo a mi profesor:  Tom. 

Mientras salía de la ducha enrollada con una toalla, pude escuchar voces y risas que provenían del pasillo:  -  ¡ Eres abusona, Rach  !.  – gritaba Kate  -  Tú lo has tenido en brazos durante la cena, así qué,  Pepín duerme conmigo.

- Tú sí que eres egoísta, Kate, lo que tienes que hacer es preparar a Kim junto a mi marido.  – respondía Rachel  - Además, mira como se abraza a mi cuello, lo tranquilo que está mi niño.

-   ¡ Claro que sí  !, está dormido como un tronquito.  – intervino Tom riendo -  Vamos Kate, nos esperan horas de trabajo con Kimberly

Me senté en la cama secando mi pelo con una toalla de manos. “ Al menos Kate estará junto a mí,  - pensé muy nerviosa  -  Tom me parece un chico estupendo, muy cercano, pero nadie ha entrado en mí desde mis quince años.  Aunque debo acostumbrarme a recibir a los clientes abierta de piernas; prefiero que sea él a cualquier otro ..... “  Se abrió la puerta de la habitación y entraron los dos, Kate se sentó a mi lado mientras Tom entraba en la ducha.

-   Vale, cielo, que parece que vayas a un funeral en vez de a una noche ilusionante, - dijo mientras me quitaba la toalla que envolvía mi cuerpo y me tumbó sobre la cama, repasando con su mirada desde mi cabeza a los pies  -  ¡ vaya, te has traído el osito de peluche contigo  !.  – rió mientras me acariciaba el vello del pubis.

-   Yo ... yo ... es .. que..  - tartamudeé  -  es que no me depilo, pero lo haré si es necesario.  -  afirmé a la vez que Tom salía del baño desnudo, con un miembro en su entrepierna de un tamaño que me horrorizó.

-   ¿  A ti qué te parece, Tom  ?,  ¿ crees qué debería recortárselo un poco  ?.

-   Creo que tiene un pubis precioso.  – respondió él lamiendo su labio inferior  -  Su vello es negro azabache, brillante. No creo que debas recortarlo, Kate, su coñito es natural y a la mayoría de los clientes, seguro que les va a gustar así.

Kate, quién mientras escuchaba a Tom lamía mis labios con un suave beso introdujo la lengua en mi boca y me embriagó con el sabor de sus suspiros, enredando nuestras lenguas, nuestros labios y nuestros gemidos. Ella deslizó sus besos hacia mis pechos, mis pezones también respondieron a sus caricias y su lengua continuó con el viaje hacia el sur.  Llegó a mis pliegues, abrí mis piernas con la ansiedad de  tener su cabeza entre ellas y cuando su lengua entró en mi vagina, sentí mis flujos derramándose en su boca.

-  Tom, la tienes preparada.  -  Kate sacó su cabeza de entre mis piernas e invitó a nuestro hombre a ocupar su lugar.  La desilusión me invadió, hacía tiempo que deseaba en silencio los labios de mi amiga, tenerla entre mis brazos, entregarme a ella.  Mi sueño creí que se había cumplido al sentir su lengua acariciando mi intimidad, lamer mi botón, ahogarla con los líquidos que manaban de mi cueva.

Thomas se arrodilló entre mis piernas abiertas, con los dedos de una mano abrió de nuevo mis labios vaginales, que estaban húmedos y todavía temblorosos, noté su duro capullo restregarse por mi mojada rajita; suavemente entró en mí, poco a poco pero hasta el fondo.  Di un fuerte gemido, mi triste vagina era muy estrecha para alojar algo tan grueso como lo que la perforaba, aún así, me mantuve quieta, dispuesta a tragar esa enorme polla que llenaba por completo la vulva.

-   Cariño, disfruta de nuestro amor.  Tom, te lo está entregando y yo también.  – musitó Kate, besando mi oreja, mi cuello y mordisqueando mis pezones que se pusieron duros como almendras.

El placer me atropelló.  Tom cambió el ritmo de sus embestidas, lo que al inicio fueron suaves empujones se convirtieron en frenéticas estocadas en el útero, yo me agarraba a su espalda mientras mis tobillos se apretaban sobre sus piernas, abierta de par en par.  Aullé cómo una loca, un vendaval de lujuria me barría por arriba y por abajo.  Los besos de Kate y los trompazos de mi hombre entre las piernas, desgarrando mi vagina y golpeando el clítoris consiguieron que mis convulsiones no cesaran, enlazaba un orgasmo tras otro.  Tras más de dos horas de amoroso delirio en las que nos comimos Kate y yo, mientras Tom nos follaba a una y a la otra, yacíamos los tres jadeantes sobre la cama, juntos, sonrientes y llenos de amor.

-   Tendremos que insonorizar los dormitorios, nuestra nena aúlla que no veas.  – oí que decía Rachel al abrir la puerta de la habitación.  Vestía una negligé negra, transparente que mostraba un cuerpo alucinante.  ¡ Dios, cuánta belleza, cuánto amor hay en esta casa  !,  - pensé al mirarla  - Pepín duerme como un angelito, he dejado la puerta de tu habitación entreabierta, Kim.  Me quedo un ratito con vosotros y luego vuelvo con nuestro niño. -  concluyó mientras se lanzaba entre los tres.

El “ratito” se extendió un par de horas más.  Rachel estaba hambrienta de la novedad de mi cuerpo, yo lo estaba de las voluptuosas curvas del suyo; nos comimos una a la otra con desespero, unas veces ella sobre mí y otras yo sobre ella, libando nuestras entrepiernas, retorciéndonos, explotando con múltiples orgasmos.  Kate cabalgaba sobre Tom, exprimiendo hasta la última gota del semen de él, cuando lo dejó seco aprovechó para marchar a mi habitación para cuidar de nuestro hijo.  ¡ SÍ, las tres éramos sus madres y Tom el padre que nunca conoció  !.  Esta es mi nueva familia, hermosa y llena de amor,  ¿ se puede pedir algo más  ?.  – pensé mientras las lágrimas inundaban mis ojos.

A la mañana siguiente, desayunamos las tres café y tostadas que yo había preparado mientras Rach exprimía naranjas para los zumos. Kate sentada junto a la mesa de la cocina, daba a Pepín unas natillas de fruta que había preparado.

-   Se nos ha hecho muy tarde, claro, a saber hasta qué hora estuvisteis jugando anoche. A nuestro marido se le cerraban los ojos esta mañana cuando marchó al trabajo.   -  Kate nos miró frunciendo los labios.

-   Tienes razón, cariño.  – respondió Rach  -  Pero es que anoche fue especial, bueno, todas nuestras noches son especiales, aunque la de ayer era distinta; Kim se unía a nuestra familia.  – acarició mi mano  - Terminemos de desayunar y nos vamos a comprar su nuevo vestuario y el de Pepín.

-   Rachel, cariño.  -  la miré enamorada  -  Nuestro hijo y yo misma tenemos todo cuánto deseamos: formar parte de vuestra maravillosa familia.  Ya compraremos mi vestuario de trabajo cuando empiece a recibir a clientes.

-   Esta misma mañana, a primera hora, he hablado con una chica que me ha recomendado una amiga.  – intervino Kate  - Tiene experiencia en cuidar niños y esta tarde a las cuatro vendrá para que la conozcamos.  Si nos gusta, cuidará de Pepín a diario de 4 a 10, o hasta la hora que regresemos.

-   Pero ... yo tengo que recibir las clases de Tom.  – balbucí  -  Aún me queda mucho por aprender.

-   Pues mientras folláis, la nurse que pasee al niño.  – afirmó Rach  - Tampoco te queda tanto por aprender, salvo que debes controlar tus emociones, reservarlas para nuestras noches en las que nos sentimos libres, nos entregamos los tres sin restricciones, aunque ahora seremos cuatro,  ¡ pobre Tom  ! lo vamos a fundir.  – rió echando su cabeza hacia atrás. 

-   Hola, amor mío.  - respondió Rachel a la llamada del móvil -  Estamos desayunando en la cocina, pongo el móvil en manos libres y así te escuchamos las tres, ¿ vale  ?.

-   Estoy roto, nenas.  ¡ Vaya noche qué me distéis  !.  - se quejó, aunque reía  -  Mi móvil no deja de sonar y recibir mensajes. Hay una lista inmensa de clientes para Kim, aunque la culpa la tengo yo.  Anoche saqué una foto de Kim con el móvil, desnuda mientras Kate besaba sus labios. -  suspiró e hizo una pausa  -  A primera hora de esta mañana me ha llamado Walter, insistiendo en Kim; ofreció 200.000 por estrenarla, regateamos con la tarifa y  ....... le envié la foto de Kim y Kate.

-   ¿ Le has enviado mi foto desnuda  ?.  -  grité horrorizada  -  Eres un ... un ... un sinvergüenza,  ¡ eso que soy tu mujer !.  No quiero ni pensar lo qué le hubieses enviado si en vez de ser tu esposa, fuese tu sobrina o algo así.

-   Te has pasado tres pueblos, Tom.  - dijo Kate  -  Somos putas, pero no mujeres púbicas. Ahora ya somos ambas cosas.

-   No se os ve el rostro, Kate.  Lo que más destaca es el pubis de Kim, su mata de vello azabache.  Os envío la foto por whatsapp.  – concluyó Tom.

-   ¿ Cómo van las ofertas, Tom  ?.  -  preguntó Rach.

-   De locura, cariño.  He pensado en sacar a subasta el cuerpo de Kim,  ¿ os parece bien  ?. 

-   Espera Tom, Kate termina de recibir la foto.  Te llamo en unos minutos.  - colgó.

Las tres mirábamos la foto de las dos hembras desnudas, en la tableta de Kate. Sus rostros los cubrían la melena de Kate, pero sus cuerpos resplandecían; la espalda y el culo de la rubia eran una tentación.  Los pezones de Kim eran dos almendras garrapiñadas y la mata de vello de su monte de Venus destellaba con luces de colores, aunque el color azabache se imponía sobre los demás colores.

-   La foto es preciosa, Tom.  -  dijo Rach a su marido, tras llamarlo  -  Están buenísimas las dos.  ¿ Qué quieres decir con la subasta de Kim  ?.

-   He puesto una tarifa de partida de 500.000, por supuesto todo incluido.  Recalcando que va a ser su estreno en el trabajo y que su culito es virgen.  – respondió -  La última oferta que termino de recibir es de 800.000.

-   ¡  Me siento cómo una yegua a la que quieren montar !.  – exclamé frunciendo los labios, con los brazos cruzados sobre el pecho -  Y mi culo, aún no lo has preparado Tom, así que, hasta que TÚ no entres por ahí, nada de nada.

-   Déjate de tonterías, Kim.  Tu culo lo desflorará el que más pague por él. – dijo Kate  -  Hace dos meses, mi primer cliente pagó por mi culo 200.000.  Puedes ver lo que ha subido la cotización, aunque si tú no quieres entregarlo yo te entenderé.

-   Walter termina de ofrecer un millón.  Vosotras diréis lo que hacemos y cuándo      -   dijo nuestro hombre.  Colgó.

Un pesado silencio nos envolvió a las tres mujeres. Yo rompí el silencio: 

-   Lo que yo haga o deje de hacer, tendremos que decidirlo entre los cuatro:  nosotras y nuestro hombre.  No os voy a negar que me excita qué tantos clientes estén dispuestos a pagar esas barbaridades por mi cuerpo, cuando hace pocos días me ofrecían el salario mínimo por lo mismo.  – las miré afligida, acariciando las manos de mis mujeres  -  Pero mi culo no quiero entregarlo, paguen lo que paguen por él.

-   Nena, conoces desde el principio que en las tarifas que pagan los “ amigos “, se incluyen nuestros culos.  - habló Rachel, mientras elevaba mi mano y la besaba dulcemente con sus labios  -  Más pronto que tarde tendrás que entregarlo, por lo tanto,  ¿ por qué no hacerlo ahora, aprovechar tu estreno y cobrar esa burrada de pasta que quieren pagar  ? .  No te equivoques, Kim, nuestra profesión es efímera; lo que hoy es novedoso y deseable, tal vez mañana cuando tu cuerpo esté manoseado y penetrado repetidas veces, deje de serlo.  Kate y yo también tuvimos que pasar por lo mismo.

-   ¡ Já  !.  Claro que yo hube de pasarlo  ¡ hace dos meses  !.  – exclamó Kate riendo     -   Pero a ti, Rach,  ¿ cuándo te lo hicieron  ?, ¿ el día de tu primera comunión  ?, ¿ en el siglo pasado  ?.  – las tres reímos a carcajada limpia -  Ahora en serio, Kim, creo que Rach tiene razón en cuánto dice.  Tienes que enfrentarte a la hora de la verdad: mañana mismo entregarás todos tus agujeros al que más pague, ¡ TODOS !.

-   Siempre haré lo que vosotros digáis, sois mi familia, mis amantes .... los seres más queridos.  – las miré a las dos con húmedas luces en mis ojos  - Voy a llamar a Tom,  nuestro marido, y voy a decirle lo que hemos decidido las tres.

Llamé a Tom y le conté nuestra decisión.  Concluimos que mañana a las cinco de la tarde recibiría a Walter por el precio acordado,  mi culo incluido.  Yo me sentía en la gloria, apoyada por mi adorada familia, dispuesta a ser una puta de lujo.

-   Entonces, mañana sin falta tendremos que ir de compras,  -  dijo Rach  - compraremos muchos vestidos, lencería, zapatos y todo lo que haga falta, tanto para ti como para Pepín.

-   Nenas, no os precipitéis.  Yo soy lo que soy, no necesito vestirme de princesa ni me gusta hacerlo a diario.  – afirmé decidida  -  Tengo un par de pantalones vaqueros y varias camisetas y sandalias; así me gusta vestir y quiero seguir haciéndolo.  A fin de cuentas, ellos pagan por verme desnuda; y nuestro hijo tiene  todo lo que necesita, ya me he ocupado yo, aún con nuestros escasos recursos, de que nada le falte a Pepín.  ¿ Os parece bien, cariñitos  ?.

 Las tres nos levantamos de las sillas de la cocina y nos abrazamos, besuqueando nuestros rostros, felices por estar juntas. Pepín, sentado en su sillita pateaba abriendo sus brazos hacia nosotras que nos dimos empujones para cogerlo en brazos. Kate ganó la batalla y el niño terminó entre sus brazos.

-   Os voy a hacer una paella qué os vais a chupar los dedos.  He mirado el frigorífico y tengo todo lo necesario: pollo, conejo, tomates, garrofón, judías verdes, - cerré la puerta de la nevera y abrí la despensa -  arroz y azafrán.  Creo que no falta nada  -  me rasqué la cabeza pensativa  -  la haré para cuatro y así quedará una ración para mi marido.

-   ¡ Kim, querrás decir para Tom  !, mi marido, ¡ el mío !.  – ladró Rach.

-   Tu marido, mi marido, el de esta zorra, - señalé a Kate  -  ¿ qué más da  ?.  Los cuatro nos amamos, así que, tu marido es nuestro también.  Será mejor que cierres el pico, no sea que no te ponga ni un trozo de pollo ni conejo en tu plato,  ¿eh?. 

La paella salió estupenda, la comimos acompañada de cervezas frías.  Reservamos una ración para Thomas.

-   Ayer tomaste la píldora,  ¿ verdad ?.  -  me preguntó Kate.

-   ¿ Qué píldora  ?.  Por fortuna no estoy resfriada, no soy propensa a constiparme a menudo y .....

-   ¿ No la tomaste, idiota  ?.  – me interrumpió Rach  -  ¿ Cuántas veces se corrió Tom dentro de ti, mientras tú berreabas retorciéndote entre sus brazos ?. Es más que seguro que te ha preñado.  – bramó a la vez que Kate buscaba en el bolso algo.

-   Yo ... no sé las veces que nos corrimos los dos, ¡ fueron tantas ! que perdimos la cuenta. – sonreí con nostalgia al revivir el recuerdo de la noche anterior en la que Tom me follaba como un animal.

-   Kim, tómate esta. Es la píldora para  “ el día después “.  -  la tomé con un sorbo de agua  -  Esta otra la tomarás dentro de una hora; es la anti baby y debes tomarla cada día, antes de abrir tus piernas.  Mejor en el desayuno, sin olvidarte ni un solo día.  ¿ Estamos  ?.

Poco después las dos se marcharon al picadero.  Yo le di la comida a Pepín, lo cambié y quedó dormido en su cuna, miré el reloj y tomé la píldora que Kate me había dado. Esperaba ilusionada la llegada de Tom para reanudar nuestras clases, tenía mucho que aprender y me sorprendí a mí misma por el entusiasmo con que recibía las clases de mi profesor.

A las cuatro sonó el timbre de la puerta, corrí hacia ella riendo con ansias de colgarme del cuello de mi marido.

-   Hola, soy Elena.  La nurse de Pepín.  -  la miré boquiabierta, repasando su cara y su figura con mis ojos.  Era una chica muy joven, sobre los 19 o 20 años, ojos grises sobre un rostro angelical en el que destacaban los labios gorditos.  Su cuerpo, ....   ¡ guau !.

-   Pasa Elena. Soy Kim, la madre de Pepín.