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Un tipo decidió reprogramar a mi futura esposa 3

en Control Mental

Mi cabeza parecía que me iba explotar. Lentamente abrí mis ojos y vi que me encontraba sentado en el sofá de mi casa como si nada hubiera pasado. Aún notaba el olor a vómito en mi aliento, pero no tuve tiempo de pensar en mucho más cuando la televisión se encendió y apareció aquel maldito sinvergüenza, en una oscuridad casi absoluta y con la voz distorsionada.

- ! Ay Sergio! haces cara de estar cansado y es que me ha encantado ver cómo te la meneabas viendo a tu Martita. Esta droga te ha provocado la mejor corrida de tu vida.

- ¿Qué quieres más? -totalmente desesperado yo-.

- A estas alturas ves que soy el auténtico amo y señor de los deseos de Marta.

Estaba totalmente hundido, pero no quería pasar como el típico calzonazos que tiene que aguantar como a su novia se la follan todos los tíos y encima tiene que aceptarlo.

- Mira Sergio, ahora te voy a explicar cómo fui cambiando a Marta lentamente y espero que no me interrumpas, ella no tardará mucho en llegar, así que calla y escucha.

Estaba asustado y cuánto más rato pasaba menos ganas me quedaban de luchar. Después de lo vivido aquella tarde, mis fuerzas me estaban empezando a abandonar. Ahora tendría que escuchar como aquella maldita voz me relataría el emputecimiento de Marta.

-  Conocí a Marta en la facultad y me gustaba mucho, yo la conocía de otro sitio e incluso tú y yo nos encontramos en un par de ocasiones. Por mucho que lo pienses nunca adivinarás quien soy.

Pero bueno no me voy a demorar más y es que me imagino que lo quieres saber todo.

A los quince días de irte y por una casualidad absoluta de la vida, fui a la empresa dónde trabaja Marta y es que allí tenían que cerrar unos negocios. Al salir de allí en un despacho cercano la vi a ella y es que no me lo podía creer estaba igual de guapa, aunque su ropa no hacía justicia a su belleza: llevaba una blusa blanca y un pantalón negro. Decidí saludarla y quería saber que había sido de su vida.

Entonces me comenzó a relatar sus conversaciones entre los dos, pero omitiendo datos personales.

- Hola Marta.

- ¿Sí?

- No sé si me recuerdas -me miró fijamente-

- Ay hola, no te había conocido, ¿que haces por aquí?

- Vengo por negocios ¿y tú?

- Trabajo aquí desde hace un par de años.

- Sabes me encantaría enterrar el hacha de guerra por si te molesté en el pasado.

- El pasado está olvidado yo ahora estoy con un chico encantador y en unos meses nos vamos a casar.

- Enhorabuena -fue en aquel momento que aquello me enfadó y es que ella era mía y no deseaba que fuera de nadie más-. ¿Por cierto te apetece tomar algo? ¿o se enfadará tu novio?

- Ahora está fuera por motivos de trabajo para así poder ascender en la empresa en la que trabaja, si quieres quedamos para tomar un café, pero sólo un café. Estoy prometida y le amo.

- No es mi intención hacer nada contigo, soy un hombre casado y no se me pasaría por la cabeza serle infiel a mi esposa.

Quedamos en una cafetería cercana a su oficina para tomar un café, cuando la vi allí me dije a mi mismo que ella sería mía y que nunca la dejaría ir.

Soy un hombre de negocios y gracias a ello he logrado tener una buena posición económica, he usado todo tipo de artimañas para lograrlo (chantaje, extorsión, etc…), algunas para salvar su vida me entregaron algo a cambio. Hace seis años un "cliente" me dijo como poder controlar la mente de determinadas personas, probé lo que me dijo él y no funcionó así que tuve que cortar por lo sano y mandarlo al otro barrio. Hace cuatro años las cosas empezaron a funcionar aunque muy lentamente y ahora quería probar si Marta era la víctima perfecta para lograrlo.

Empezamos a hablar y tú siempre salías en sus conversaciones. Pero esto no me detuvo en mi intento. Decidí probar con simples gestos y es que lo más asombroso es que funcionaron a la primera: le pedí que se tocará los labios, que se acariciara su brazo y etc.

Fue algo realmente fácil y ahora necesitaba quedar con ella otro día, era necesario saber si podía llevar a cabo todos mis planes. Me dijo que sí y sería al día siguiente cuando la empezaría lentamente a ejercer mi poder sobre ella.

La tarde siguiente vi que Marta llevaba una ropa similar y es que me hubiera gustado que fuera más provocativa, pero tiempo al tiempo. Le comenté de quedar en otro lugar y es que necesitaba un sitio donde nadie nos molestará. Aquella misma mañana estuve pensando como poder ejercer un control sobre ella y cómo poder darle las instrucciones necesarias y que ella las acatará sin rechistar.

- Haces cara de cansada Marta -le dije-.

- Mucho trabajo, arreglar la casa y sobre todo lo de la boda.

- Te tienes que relajar-aquí empezaría mi juego-.

Nos sentamos en una mesa y vi que ella se empezaba a relajar y fue en aquel preciso momento que intenté visualizar su mente y es que fueron apenas unos segundos en los que su mente se quedó en blanco. Aquel era el momento indicado para empezar a jugar con su mente, lo del día anterior había sido un simple tanteo y ahora quería descubrir hasta dónde podía llegar mi poder y es que por extraño que fuera resultó ser más fácil de lo que yo me esperaba.

Empecé con algo bastante simple para ver si ella acataba a la perfección mi orden.

"Marta tienes mucho calor y tendrías que ir al baño a mojarte un poco la cara", a los pocos segundos funcionó.

- Si me disculpas voy al baño a mojarme un poco la cara, que estoy acalorada.

Había funcionado a la primera y aquello empezaba a ser divertido. La dejé que se fuera y al cabo de unos minutos me dirigí al aseo dónde estaba ella. Lo iba a hacer poco a poco y es que no quería que nada fallará. Le empecé a "indicar" las cosas que tenía que hacer. Antes de entrar me aseguré de que no notará mi presencia.

- Estás sola y sientes un calor insoportable, siéntate en el retrete y acaricia tu cuerpo y piensa que aquí no hay nadie.

Entré y cerré la puerta del baño -por cierto, el bar es de uno de mis socios- ya que no quería que nadie nos molestará.

Se sentó y empezó con sus manos de manera bastante infantil a acariciarse sus brazos, sus movimientos eran muy torpes y pensé por un momento en dejarlo estar, pero algo me decía que ella sería un buen zorrón.

- Marta hace mucho calor y te molesta la ropa.

Poco a poco se quitó su blusa y la vi en sujetadores y sus tetas no eran gran cosa... en aquel momento. Se quedó durante unos segundos de esta forma y solamente acariciando sus brazos y sus pechos de una manera muy sosa.

- Marta sientes en tu vagina un gran calor y necesitas sofocarlo de alguna manera y es que si no lo haces no podrás salir de aquí- pensé que me había pasado un poco- pero quería ver si mi control sobre ella funcionaba.

Notaba como empezaba a sudar y como se desabrochaba los pantalones que llevaba dejando ver unas braguitas de dibujos muy cutres. Le hice bajar los pantalones hasta el suelo.

- Marta si no juegas con tus dedos dentro de tus braguitas no podrás acabar con este calor.

A los pocos segundos movió su mano derecha y comenzó a acariciarse yo estaba muy cachondo y con mi polla pidiendo guerra, pero ya llegaría mi momento.

- Marta sácate las braguitas y bájatelas hasta las rodillas y así te liberarás antes del calor.

Cuando se las sacó vi su coño bastante depilado, pero con una buena mata de pelo.

- Marta piensa en que si no pones tus dedos dentro de tu vagina este calor no se irá, si lo has entendido di: si señor

- Si señor.

Al cabo de unos minutos empezó con uno de sus dedos a recorrer todo su clítoris y es que estaba totalmente mojada, en cuestión de segundos aquel dedo se perdió dentro de su coño con una pasmosa facilidad. La muy guarra estaba muy cachonda y es que no tardo nada en meterse el segundo dedo dentro de ella. No paraba de impulsarse para sentir mayor placer con lo que estaba haciendo.

Me hubiera gustado verle las tetas, pero ya habría tiempo para esto. No paraba de moverse y empezó a gemir sin que yo se lo pidiera.

- ohhh...sii...ssi...

Sus dedos entraban y salían de dentro de su coño con gran pasión y es que en la forma que se movía noté que su orgasmo estaba a punto de llegar. Fue en aquel preciso momento cuando decidí "inculcarle" nuevos pensamientos.

- Desde ahora en adelante piensa en que te vas a correr con estos dedos y los disfrutarás. Di señor si lo has entendido.

- Si señor.

Aprendía muy rápidamente mientras veía como su coño no paraba de devorar sus dedos. Empezó a temblar mientras veía su cuerpo desvanecerse por el placer recibido en aquel baño. Creo que nunca ni tu ni nadie le había provocado un orgasmo como este. Estuvo un par de minutos allí totalmente extasiada y con los ojos en blanco, imagínate sólo con dos dedos lo que logró.

- Marta ahora te arreglarás y no recordarás nada de esto, pensarás que has venido a mojarte la cara y volverás a la mesa ¿lo has entendido?

- Si señor.

- Mañana irás a depilarte el coño y lo dejarás sin ningún rastro de pelo, ¿me has entendido?

- Si señor.

Al cabo de unos minutos regresó y continuó hablándome de su vida sin saber qué hacía apenas unos minutos ella había tenido un orgasmo brutal en el aseo.

Salí de aquella cafetería muy satisfecho con los resultados obtenidos y sabía sin ninguna duda que sería un camino largo, pero Marta sería mía y su cuerpo disfrutaría como nunca en su vida.

Aquella noche decidí dejarla tranquila y es que desconocía si mi poder funcionaria a tanta distancia. Aunque al final decidí acercarme cerca de dónde vivía y decidí hacer una prueba. Conecté con su mente al instante y ahora había logrado un poder que no había tenido con ninguna persona y es que tenía planes muy ambiciosos para ella.

- ¿Marta me escuchas? tú señor te habla.

- Si, escucho señor.

- A partir de mañana por la noche te masturbarás pensando en que necesitas darte placer antes de ir a dormir, ¿comprendes?

- Si señor haré lo que me pida.

- De acuerdo Marta esta noche descansa.

Esa noche decidí dejarla tranquila y es que las cosas iban mejor de lo esperado. Decidí investigar sobre quién era el famoso Sergio. Aprovechando que ella estaba trabajando decidí llenar la casa de cámaras y es que quería saber si ella ejecutaba todas mis "indicaciones" a la perfección.

Estaba expectante por ver cómo se comportaría. Marta cómo si fuera un autómata se desnudó y se estiró encima de la cama, vi como empezaba a pasar sus dedos por encima de sus clítoris y cómo con uno de ellos se estaba penetrando y cómo en la otra ocasión empezó a meter un segundo dedo, pero esta vez lo hacía de forma más violenta ya que ella quería saciarse de aquel calor que le impedía dormir por las noches. Tendrías que haber visto como se follaba y como movía todo su cuerpo intentando llegar a un orgasmo que no lograba alcanzar, en cuestión de minutos vi como su cuerpo temblaba y llegando a un gran orgasmo y todo esto lo había logrado en apenas unos días.

Pero el tiempo apremiaba y necesitaba que "aprendiera" más cosas. Decidí quedar con ella para tomar otro café y me molestó mucho su actitud, me dijo que no podía quedar más conmigo y que no me lo tomará mal, le comenté que no pasaba nada, aunque la ira se apoderó de mi ser. A partir de ahora partiría su mente en dos: una sería la de estar en el trabajo y en su familia y en la otra sería una buena zorra. Olvidaría lo que yo le dijera y recordaría en su otro yo quien sería a partir de ahora en adelante.

Me dedicaría en cuerpo y alma en convertirla en una gran puta y decidí acelerar los acontecimientos. De manera gradual le lavé su mente de los prejuicios religiosos que tenía.

Esperé que llegará a casa y decidí enviarle un paquete con un regalito muy especial.

- Marta hoy vas a recibir un paquete, espera a mis instrucciones y haz lo que te diga.

- Si señor.

El paquete que le había comprado era muy especial: tres consoladores de medidas diferentes; diez, quince y veinte centímetros. Necesitaba que ella empezará a descubrir que su cuerpo era puro placer y que en muy poco tiempo disfrutaría de ello. No tenía ningún problema en contactar con ella y decidir cuándo quería que ella tuviera una vida normal. Cuando lo recibió le di las instrucciones necesarias.

- Marta tienes tres consoladores para disfrutar de tu agujerito aquel que tiene tanto calor y que tendrás que satisfacer varias veces al día. Por la mañana disfrutarás del más pequeño, al llegar a casa te darás placer con el segundo y con el tercero lo harás antes de irte a dormir. Si has entendido lo que te he dicho repitelo.

- Me daré placer por la mañana, por la tarde y por la noche señor.

- Así me gusta y recuerda cuando te hayas corrido con ellos dentro de tu agujerito, vas a chuparlos hasta dejarlos bien limpios.

- Si señor.

Era alucinante cómo podía controlar su mente y cómo todo lo que le proponía lo aceptaba sin rechistar. Ese día por desgracia no le pude prestar atención.

Al día siguiente revisé las "andanzas" de Martita y vi que no me había defraudado: de buena mañana cuando estaba en la ducha cogía el primer consolador y allí en una esquina se lo metía dándose placer como una loca y es que se estaba tan caliente que se lo metía casi todo de golpe. La vi como temblaba de placer con su nuevo "amiguito" y como se corría en cuestión de minutos.

La sesión de tarde no estuvo del todo mal. Llegó a casa, se desnudó y se dirigió a un armario donde le había "indicado" que escondiera sus consoladores. Allí totalmente desnuda y con sus tetitas al aire empezó a pasarse lentamente la punta por todo su clítoris recorriéndolo de arriba hacia abajo mientras se agarraba sus pechos fuertemente y es que estaba tan cachonda que no tardó mucho en perderse dentro de su coño y todo acompañado de un buen movimiento de entrada y salida y es que estaba tan necesitada que cada vez le costaba menos correrse.

Aquella primera la noche, me llevé una sorpresa muy grata con ella.

Estaba en la cama totalmente desnuda cómo le había indicado y con una excitación constante. Notaba que estaba como loca por sentir aquel pene de plástico dentro su coño. Aunque no lo negaré que me llevé una cierta decepción al ver que no era capaz de tenerlo todo dentro de su coño mojado. Aquella noche no lo logró, pero durante las siguientes noches y de forma progresiva aprendió a meterse aquel consolador hasta hundirlo en el fondo de su coño sin ningún problema y es que llegaba a gemir tan fuerte que pensé que cuando le metiera una polla de verdad se iba a morir.

Viendo como disfrutaba decidí que había llegado el momento de que aprendiera a gozar de otros lugares de su anatomía.

- Marta si me oyes di señor.

- Señor.

- Hoy irás a comprar lo más lejos posible de donde tu vivas enemas para dejar tu culito limpio y es que necesitas dar placer a nuevos lugares de tu cuerpo. ¿Has entendido el mensaje?

- Si señor, tengo que darme placeres en otros sitios de mi cuerpo.

Me encantaba poseer la mente de Marta y es que todo iba a pedir de boca. Ella no recordaba nada de lo que había hecho y de eso me encargaba yo y es que no quería que sus dos personalidades se mezclaran. A la mañana siguiente Marta se preparó el enema y vació su culo, ella no se imaginaba que a partir de ahora aquello sería como lavarse los dientes.

- Marta a partir de mañana te vas a dar placer con los consoladores en tu culo y te los dejarás un mínimo de diez minutos hundidos en él. Después tendrás permiso para correrte.

- Lo que usted me diga señor.

De buena mañana repetía su rutina y se metía el consolador más pequeño en su culo, a la tarde lo mismo y es que cada hora disfrutaba más de tener su culo lleno. Lo mejor era cuando llegaba la noche y es que al tercer día de follarse su culo y jadear como una loca ya le cabía el pollón de plástico enterito. Estaba tan contento qué decidí darle un par de órdenes más y es que ahora podría follarse sus dos agujeros a la vez si consideraba que sentía que tenía que apagar el calor que tenía dentro de ella.

Aluciné con lo necesitada que estaba y es que en su mente era una puta, aunque a ti no te lo demostrará. Viendo los vídeos me dejó alucinado cómo se follaba de buena mañana con el más grande en su culo. Cuando llegaba la noche su comportamiento no me defraudaba: se estiraba en la cama y se hundía el de veinte centímetros en su culo (le cabía enterito), el de quince en su coño y cómo chupaba como una loca el más pequeño.

Era impresionante ver como gozaba con aquellos consoladores. Viendo que ya dominaba la teoría a la perfección, decidí que ya era hora de empezar con la práctica.