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Perder la cabeza por Carol 4

en Hetero: Infidelidad

A las dos de la tarde llego mi mujer, mientras recorría el pasillo noté como no paraba de murmurar. Apareció ante mí y vi que llevaba el sobre de la invitación abierto. Su rostro se podría definir con una sola palabra: ira. La primera cosa que me dijo es que a la boda de Benjamín no se nos había perdido nada a nosotros. La intenté convencer pero no quería entrar en razón. Le dije que era uno de los pocos amigos que tenía y que me pidió que fuera acompañado; Mi mujer se empezó a reír de forma muy sarcástica y me dijo "que como no buscara a una puta o a una veinteañera tonta nadie vendría conmigo".

Aquella discusión no llevaba a ningún sitio y es que el tono de su voz cada vez era más elevado. Yo le dije que iba a ir a la boda. Me dijo que si no cambiaba de opinión ya podía empezar a salir por la puerta.

Ahora estaba acojonado ya que mi mujer era raro que se tirará un farol, pero me la jugué y decidí tirar hacia adelante con todas las consecuencias y es que no estaba dispuesto a cambiar de opinión. Me dejó que me fuera aunque me soltó una frase a la cuál no le di importancia alguna en aquel momento: "Y que sepas que te quedarás sin nada y que nadie nunca te querrá".

En otra ocasión hubiera agachado la cabeza, pero por primera vez en mi vida vi que estaba haciendo lo correcto. Cogí un poco de ropa y cuatro enseres y los puse en una bolsa de viaje sin saber que aquello sólo era el principio del fin.

Salí y me fui al parking en busca de un coche que tampoco era mío. Me sentía libre pero a la vez algo asustado y es que no sabía a donde ir: no tenía casi dinero en efectivo y sólo llevaba 40 euros encima y como mucho intentaría ir a un hostal. Fui a un cajero para sacar algo más de dinero y allí recibí mi primera sorpresa: mi mujer me había bloqueado las tarjetas, me empezaba a desesperar aquella situación.

Tuve la tentación de llamar a Tomás y pedirle que me dejará pasar la noche en su casa, pero me daba vergüenza pedírselo.

No sabía a donde ir y al final y aún no sé porque aparqué cerca de donde vivía Tomás. Ya era bastante tarde deberían ser las doce la noche. Me comí un triste bocadillo y una cerveza y de la mejor manera que pude me puse a dormir en el asiento del coche, hacía bastante frío. Me sentía libre aunque el precio que estaba pagando era quizás demasiado alto.

Tuve frío durante toda la noche y aunque no estábamos lejos del centro nadie me molestó.

Entreabrí los ojos y vi que eran las seis y media de la mañana y volví a cerrarlos al cabo de unos instantes noté un golpe en el cristal, era Tomás.

T- ¿Qué coño haces aquí?, baja el cristal hombre.

Bajé la ventanilla.

F- Nada -tenía frío-.

Se debió fijar en que tenía una bolsa en el asiento trasero.

T- Ahora te vienes conmigo a casa y me lo explicas todo.

F- Ya me iré.

T- Tú te vienes, lo que estoy viendo no me gusta nada.

Se subió al coche y nos dirigimos hacia su casa. Una parte de mi sentía vergüenza y es que yo no quería que me viera en ese estado.

Llegamos a su casa y me preparó un café bien cargadito que me ayudo a revivir, ahora que ya entraba en calor decidí contarle todo lo que me había sucedido.

Él no entendía que me hubiera echado y que además me hubiera bloqueado las tarjetas. Le comenté que hacía un par de días que me habían llamado del trabajo diciéndome que por motivos ajenos a la empresa no me podía coger, que me indemnizarían pero que aún tardarían un par de meses en pagarme. Le dije que no tenía dónde ir y me eché a llorar como un niño.

T- Tú no vas a dormir más en el coche, en el sótano hay una pequeña habitación y te puedes quedar el tiempo que necesites.

F- No quisiera ser una molestia para vosotros, cuando pueda recuperar mi dinero intentaré buscarme algo y no ser una molestia para Paula y los niños.

T- Sabes si no tienes trabajo y no es por abusar nos podría dar una mano a mi y a Paula con los niños ya que ella se incorpora a su puesto de trabajo la semana que viene y podrías ayudar a llevar a la niña al colegio y al peque a la guardería, todo esta a unos 15 minutos a pie de aquí.

F- Yo te lo agradezco pero dejar los hijos en manos de otra persona es una decisión muy seria.

T- No lo niegues siempre te han gustado los niños, pero como tu mujer es una amargada en este aspecto, pues normal que te haya echo odiar a los niños. Estate tranquilo que yo lo hablo con Paula.

Tomás salió de la cocina y allí estuve unos minutos pensando cabizbajo cuando apareció Paula con el bebé.

P- Buenos días ¿cómo estás?

F- Bien gracias.

P- Ya me ha explicado tu situación y que sepas que Elvira siempre me ha parecido una mujer malpensada y resentida con todo el mundo, quizás te moleste pero es la pura verdad.

Yo sabía que mi mujer no caía muy bien a la gente, pero Paula con sus palabras me lo acababa de confirmar.

F- Son muy duras estas palabras, pero son ciertas ella me quiere solo para mi y es que yo no puedo vivir entre aquellas cuatro paredes perdiendo los mejores años de mi vida, ni quiero que ella tampoco los pierda.

P- Así me gusta, tienes que ser positivo y quédate aquí el tiempo que necesites y cómo te dijo Tomás si nos das una mano con los niños nosotros estaremos muy agradecidos.

F- Cuando encuentre un trabajo y solucione mis problemas os dejaré tranquilos.

P- Tómate tu tiempo, ahora aprovecharé para darle el pecho, tu ve a descansar y a la hora de comer nos vemos.

Mientras conversaba con Paula, Tomás preparó la habitación que estaba situada en el sótano, me importaba poco el sitio y es que sólo quería descansar.

El domingo pasó casi sin darme cuenta, no me molestaba ayudarles con los niños y así me podía evadir en parte de mis problemas.

El lunes por la mañana recibí una llamada de un abogado diciendo que mi mujer había puesto una denuncia por robo de un automóvil de su propiedad. Estaba alucinando pepinillos. El señor me dijo que si lo devolvía y retiraba todas mis pertinencias de la casa, se me desbloquearían las cuentas.

Se lo comenté a Tomás y a Paula y los dos alucinaron, lo positivo sería que al menos podría pagarles algo durante mi estancia en su casa. En un par de horas hice lo que me dijo el abogado.

No había nadie en casa, así que puse todas mis pertinencias en varias cajas y maletas. Tomás me ayudó en la mudanza y es que ya no disponía de coche para poder retirar todos mis enseres.

Se notaba que mi mujer conocía a gente de leyes, por qué en cuarenta y ocho horas no le había costado nada denunciarme.

Me sentía desolado pero ahora tendría que reinventarme. Lo primero que hice fue ir a un cajero y allí vi que podía volver a disponer de mi dinero, tenía 2000 euros en la cuenta.

El mayor problema es que sin trabajo y aportando dinero en casa de Tomás ese dinero duraría poco en mi cuenta (era lo mínimo que podía hacer).

Pero las cosas se volvían a complicar nuevamente. Quise hacer una llamada a mis padres y vi que no tenía línea y es que mi mujer dio de baja mi número, en parte me hizo un favor ya que yo tampoco tenía ganas de hablar con nadie y pensándolo bien sentía vergüenza de decirle a mis padres que Elvira me había echado a la calle.

Ahora no quería quedar con nadie y menos con Carol, sentía vergüenza de mi y quedar con ella no solucionaría nada y es que ya no era un cuarentón soñador, era un hombre hundido.

Como no tenía móvil (encima se estropeó) y Tomás y Paula querían saber cómo estaban los niños me compraron un teléfono básico y es que yo no necesitaba más.

Así estuve durante unos quince días, era una rutina bastante definida me despertaba muy temprano (me costaba mucho conciliar el sueño) a las cinco de la mañana para ser exactos. Preparaba café ya que al cabo de muy poco rato harían su aparición Paula y Tomás. A las 8:30 cuando los niños ya estaban preparados me los llevaba al colegio. Había pasado de no tener hijos a llevar a los de mi mejor amigo al colegio: la peque que se llamaba Carla y me robó el corazón a los pocos días de estar con ella. A Alejo lo dejaba en la guardería y a Carla la dejaba en la clase. Alucinaba de cómo podía ir con un cochecito de bebé y cómo le había pillado el tranquillo, en parte ganarme el corazón de Carla fue una de las cosas más bonitas que me sucedieron en aquellos días tan oscuros.

A las cinco los recogía, Paula había llegado a casa a las tres y aprovechaba para descansar un rato. A las ocho cenábamos con los niños y a última hora llegaba Tomás. Me quedaba con las ganas de preguntarle por Carol pero al final pensaba que no era una buena idea. Un día por la mañana aproveché para llamar a mis padres y les mentí diciendo que todo estaba como siempre y que me había cambiado de número de teléfono. Mi voz no era la alegría personificada y tenía miedo qué descubrieran mi situación actual.

Durante aquellos días adelgacé bastante y me dejé barba, no es que tuviera mal aspecto (iba al colegio y sé tenía que dar buena imagen) pero tampoco tenía la necesidad de dar una imagen positiva.

Mi vida iba por los mismos derroteros todos los días hasta el miércoles.

Los niños ya dormían cuando llego Tomás y me fijé en su semblante que destilaba mucha seriedad.

T- ¿Puedes salir un momento Fede?

F- Si ahora salgo.

Estaba intrigado y es que no sabía lo que estaba sucediendo.

T- Mira yo no soy quién para pedirte explicaciones. Sal afuera y habla con la persona que hay en la puerta, después ya hablaremos largo y tendido-con tono serio-.

F- De acuerdo

Seguro que era mi mujer la que estaba afuera. Salí a la calle y ante mi cara de incredulidad me encontré a Carol. Estaba igual que siempre y por unos momentos pensé en volver a meterme hacía dentro.

CA- ¿Se puede saber dónde has estado? -con la voz un poco alta-.

F- Vivo aquí y no tengo ganas de ver a nadie.

CA- Ni siquiera a mí.

F- He pensado en llamarte, pero antes ya no era nadie y ahora soy un perdedor absoluto y sé que ahora no soy la mejor de las compañías, así que márchate y pásatelo bien que aún eres joven.

CA- Estoy harta de oír tus tonterías y haz el favor de afeitarte, pareces diez años más viejo.

F- ¿Pero porque te importo tanto, si a fin de cuentas no somos nada?

CA- Siento cierto aprecio por ti, y es que en los últimos meses hemos compartido buenos momentos y al menos no me gustaría perder tu amistad.

Aquello me había llegado al corazón ya diréis que vaya tontería, pero me revitalizó lo que dijo.

CA- Este sábado a las seis vendré a buscarte, vendré a buscarte, piensa que no es una cita, digamos que simplemente quiero quedar con un buen amigo. -me guiño el ojo-.

F- Estaré preparado, pero ya no soy el mismo.

CA- No quiero volver a oír semejantes tonterías.

F- De acuerdo. ¿pero cómo me has encontrado?

CA- No sabía nada de ti y llamaba a tu móvil y me salía como que no existía, parecía que te habías esfumado.

Lo único que se me ocurrió fue preguntarle a Cyntia, aunque tenía que hacerlo sin que sospechará. Me hice la tonta preguntándole si había vuelto a ver a aquél hombre otra vez, me dijo que no y que hacía tiempo que no lo veía y era extraño porque era amigo de Tomás y a veces venía por allí.

F- Eres una buena detective por lo que veo.

CA- Aún desconoces muchas cosas de mí. Cuando terminaron las clases me las arreglé para salir lo más rápidamente que pude y decidí seguir a Tomás para preguntarle dónde vivías, él al principio no me quiso ni contestar y fue entonces que le dije que éramos buenos amigos y que no había manera de encontrarle, al principio dijo que no sabía nada de ti, pero a base de insistir logré que me contará tu situación.

Me quedé perplejo con las aventuras que había hecho para poder verme, aunque de ella me lo podía esperar todo.

CA- Hasta que no te quites esta barba no te daré ni un beso en la mejilla, el sábado a las seis recuérdalo.

F- Lo recordaré.

Ella se fue y yo ahora al entrar tendría que dar todo tipo de explicaciones a Tomás. Se me hacía muy cuesta arriba ya que ellos me habían acogido y ahora pensándolo bien los había defraudado.

T- Contigo quería hablar

F- Ya lo sé, te ha sorprendido la presencia de Carol aquí.

T- Pues sí, aunque me imagino que no quedáis para jugar al parchís.

F- Pues diría que no- yo rojo como un tomate-.

T- Madre de dios y parecías tonto, pero sabes en parte me alegro por Carol y por extraño que te parezca sus notas han mejorado y creo que tú tienes algo que ver en ello.

F- ¿Yo?

T- No sé lo que le has hecho pero ahora está más centrada, en cambio otras van más descentradas.

F- ¿Quién?

T- Su amiga del alma.

F- No sé.

T- El día de la cena en el restaurante vi a Cyntia y después a ti, alucino contigo y es que no una alumna sino dos.

F- Pues sí, lo de Cyntia pensaba que era bonito y me dejó tirado, al contrario de Carol que siempre me ha dicho que nuestra relación no tiene futuro y que solo se basa en una cosa.

T- Pues por ser que no tiene futuro la he visto muy agradecida de encontrarte aquí.

F- Gracias por tu comprensión.

T- A Paula solo le he comentado que había una alumna mía que te esperaba fuera y que quería verte.

F- Yo sé lo acabaré de explicar todo y es que os lo merecéis después de todo lo que habéis hecho por mí.

Tomás se fue a hacer cosas mientras yo aproveché para darle las explicaciones pertinentes a Paula y es que me sentía en deuda con ellos.

F- Paula, ¿puedo hablar contigo?

P- Si un segundo y te escucho, por qué creo que me tienes que explicar bastantes cosas.

F- Pues sí, mira no sé lo que te ha explicado Tomás.

P- Me ha comentado que una alumna suya te ha estado buscando ya que no dabas señales de vida, yo no sé que te traerás con ella, pero que haya venido hasta aquí debe significar algo ¿me imagino?

F- Yo no creo que quiera algo conmigo es más, creo que nuestra relación se basa solo en el sexo -se lo solté de sopetón-.

Con Paula se me hacía menos complicado de hablar de ciertas cosas.

P- Vaya como vienen estas veinteañeras.

F- Si.

P- ¿Por cierto creo que tampoco es la única?

F- No, antes hubo otra persona que me rompió el corazón y en parte Carol me ha ayudado a salir de aquel bache, pero yo sé que no hay futuro entre nosotros y que para ella soy solo un simple pasatiempo.

P- Aprovecha el momento y disfrútalo, en parte me alegro de que le pusieras los cuernos a tu mujer, perdona que te lo diga así de golpe pero es que ella nunca me ha caído bien y te lo digo yo que soy una mujer casada y que dios me perdone por lo que acabo de decir, pero Elvira no te merece.

F- Lo peor es que Elvira me quiere mucho.

P- Si que te quiere...pero solo para ella, piensa que ya no te relacionas con nadie, es un amor muy condicionado en el que tú lo eres todo para ella. Sin preguntar que sientes tú y cambiando de tema y esto te lo quería decir estás hecho un padrazo, aun no entiendo como no habéis tenido niños.......ya lo veo es ella la que no quiere.

F- Será hora de ir a dormir que mañana toca madrugar y hoy ha sido un día muy intenso.

P- Será mejor...y disfruta.

Me fui a mi habitación con una sensación extraña y es que mis amigos odiaban a Elvira y que no encontraban del todo mal que tuviera una amiga como Carol.

Llegó el sábado y me quité la barba que poblaba mi cara y me puse lo más presentable posible.

Estaba muy nervioso ya que ahora en mi nuevo estado no sabía que iba a suceder: si quería hablar, tomar algo o quería una sesión de sexo. Aunque me imaginaba que siendo tan guapa y relacionándose con tanta gente alguien ya se la habría beneficiado en mi ausencia.

Eran las seis menos cinco y aparecí en el comedor perfectamente vestido, me sentía extraño y Tomás me dijo.

T- No hagas mucho ruido al llegar si vienes tarde.

F- No llegaré tarde a lo mejor en un par de horas estoy aquí.

T- Yo creo que no...pásatelo bien.

Salí a la calle y a la hora exacta apareció ella con su Mini Cooper de color rojo, me acerqué al coche y entré en él.

F- Buenas tardes.

CA- Buenas tardes, así me gusta con la cara bien limpia.

F- ¿Qué plan tienes hoy para mí?

CA- Tú déjate llevar y disfruta, conmigo sabes que mal no te lo vas a pasar.

F- Ya lo sé.

Me fijé en su ropa bastante más comedida de lo normal: camiseta blanca de media manga y unos jeans.

Empezamos nuestro trayecto y puso música típicamente latina. Guapa y con estudios pero con un dudoso gusto musical, ya lo dicen en la vida no se puede tener todo.

Después de media hora de trayecto llegamos a nuestro destino: el típico polígono comercial con cines, restaurantes y muchas tiendas. El lugar estaba lleno a rebosar de gente.

Pensé que a algún conocido encontraría y que luego se lo cotillearía a mi mujer, pero yo no estaba haciendo nada malo...de momento.

Aparcamos en el centro del meollo y dejé que ella decidiera a ver que me tenía preparado.

CA- Me gusta que no hayas preguntado nada, ahora te diré que haremos.

F- Dímelo que estoy expectante.

CA- Ahora iremos al cine, luego a cenar y después ya veremos -mordiéndose el labio-.

F- Me gusta tu idea, sobre todo el final.

CA- Sabía que te encantaría mi plan.

No había cambiado ni un ápice en su forma de ser aunque cuidaba mucho más las formas. Ella pagó las entradas y yo las palomitas y la bebida, ella estaba haciendo mucho por mí y yo de alguna manera se lo tenía que corresponder.

Eligió ella el film y aquí me sorprendió era una película de abogados (pensándolo bien ella estudiaba derecho), que estuvo realmente entretenida, cuando acabó la película un par de chicos se levantaron a saludarla, ella les respondió con dos besos mientras yo miraba los créditos finales. Decidí no levantarme ya que no quería ponerla en un aprieto.

Al salir del cine fuimos a cenar a una pizzería que estaba apestada de gente, tampoco me debía sorprender eran las nueve y media de la noche de un sábado y aquello nunca es una buena combinación. Durante la cena me empezó a hacerme preguntas bastante personales.

CA- ¿Como es esto de empezar de cero en la vida?

F- De cero diría que no, porqué yo aún estoy casado y creo que mi mujer me va a complicar la vida hasta para darme el divorcio.

CA- Tomás me explicó que tu mujer te había echado de casa, aunque no me dijo los motivos

F- No fue por ninguna infidelidad, simplemente porque yo quería ir a un sitio y ella no estaba de acuerdo y las cosas acabaron como acabaron, por cierto está buenísima la pizza.

CA- Siempre las hacen muy buenas.

Terminamos la cena y serían las once y media de la noche cuando vi que ya nos dirigíamos dónde teníamos estacionado el coche. En aquel momento me di cuenta de que ella me había sacado a pasear y que no estaba interesada en tener sexo conmigo cuando me agarró el culo y me dijo.

CA- Estoy muy cachonda hoy...no sé que me pasa pero necesito echar un polvo.

F- Pero mujer aquí no podemos, ¿por qué no vamos a casa de tu amiga?

CA- Ahora esta ocupada y necesito que me hagas tuya.

F- ¿A un hotel te parece bien?

CA- Ni que fuera una fulana -con cierto tono de enfado-.

Y sacó su mano de su culo y se fue rápidamente hacia donde tenía el coche, la cosa se empezaba a torcer nuevamente.

F- Es una locura lo que te diré, pero podríamos ir a casa de Tomás aunque seguro que me echan si nos descubren.

CA- Me encanta la idea. -mientras me sonreía de manera picarona-.

F- Pero tendremos que tener mucho cuidado, esto sería mi fin.

CA- Nadie nos descubrirá te lo prometo.

Nos metimos en el coche y fuimos a casa de Tomás, a lo mejor a esa hora ya estaban cansados, no se... mientras noté que ella acariciaba mi entrepierna y es que no sé como lo hacía que a los pocos segundos mi pene volvió a la vida.

El trayecto se me hizo corto mientras notaba como mi corazón iba a cien por hora. Ella lo tenía todo calculado para que acabáramos dónde yo estaba viviendo.

Llegamos y abrí la puerta de la forma más sigilosa posible, ya que eran las doce de la noche.

F- Shhhuu..no hagas ruido joder que nos van a oír.

CA- Si deben estar dormidos…con dos niños ya deben estar exhaustos fijo que deben haber echado un polvo aprovechando que tú no estabas.

F- Venga deja de hablar y vamos hacia mi habitación.

Bajamos al sótano y cerramos la puerta y es que no tuve tiempo de decir nada cuando ella me tiró encima de la cama y me desabrochó el pantalón, como bienn entenderéis no le costó mucho encontrar lo que buscaba.

CA- Joder...como echaba de menos esto que tienes entre las piernas.

Me daba la extraña sensación de que tenía muchas ganas de tener sexo aquella noche y fue de esta manera que empezó a pasarme la lengua toda mi punta como si estuviera poseída. Recorría todo mi pene y lamía mi glande con gran pasión, al cabo de unos instantes vi como mi miembro se empezaba a perder dentro de su boca. 

Yo no paraba de gemir y tenía miedo qué nos oyeran.

F- OOOhh...si para...que nos van a oír.

Entonces se la sacó y me dijo:

CA- No me cortes el rollo y disfrútalo que nadie nos oye.

Y continuó con su arduo trabajo mientras yo no paraba de acariciar su espalda con mis manos.

F- Joder...me encanta.

CA- GG...mmmm...

Era todo lo que oía de ella hasta que vi que empezó a bajar el ritmo, si no llega a parar me hubiera vaciado dentro de su boca en cuestión de minutos.

Se levantó de la cama y empezó a quitarse la ropa de manera sexy: primero se quitó la camiseta y los jeans quedando solo con sujetador y tanga de color azul eléctrico y es que allí desde la posición en la que me encontraba pude observar aquel maravilloso cuerpo que me tenía loco. Mientras lo hacía decidí acariciar mi pene lentamente disfrutando de aquella maravillosa visión. Mientras se despojaba de su ropa interior no paraba de mirarme de forma pícara, ahora estaba totalmente desnuda.

Yo estaba hiper caliente y es que las ganas de tener sexo con ella en aquel momento me nublaban la razón.

Viéndome que yo me estaba masturbando ella hizo lo mismo pero de una forma diferente: cogió su dedo y se lo puso en la boca y se lo fue chupando lentamente, mientras con su otra mano empezó a acariciarse sus labios vaginales. No nos estábamos tocando aunque aquello por extraño que fuera era muy excitante, tenía muchas ganas de sentirla dentro de mí pero aquello que hacíamos me gustaba mucho. Ella empezó a gemir mientras uno de sus dedos entraba y salía de su coño, yo totalmente excitado cerré los ojos y continúe masturbándome, cuando noté como algo tocaba mi mástil. Abrí los ojos y estabas de espaldas a mí y de una forma perfecta mi pene se introducía dentro de ella.

CA- Ohhh…cuanto tiempo sin sentirlo dentro de mi

Yo con mis manos empecé a acariciar su culo y poco a poco fui subiendo hacia sus caderas, a los pocos segundos ella comenzó a subir y a bajar lentamente mientras yo notaba como mi polla entraba y salía del fondo de su sexo, era delicioso de la manera en que lo hacía ya que era ella la que se impulsaba y es que sus gemidos iban en aumento.

CA- Ohhh.siii,,ssi...si.

F-UFff...oooh

Noté su ritmo y como flexionaba sus piernas, era inaudito el ritmo que tenía cuando noté qué su cuerpo se dejaba caer encima de mí y empezó a soltar gritos de placer como una loca.

CA- Ohhhh...si...diossssss....si ohhh.

F- Calla joder que se van a despertar los niños.

CA- Disfruta que nadie nos oye.

Poco a poco se fue levantando y volvió nuevamente a subir y bajar aunque su frecuencia era algo más relajada, a los pocos segundos noté que se levantaba.

Estaba molido pero aún tenía ganas de disfrutar de aquel magnífico cuerpo y es que aquella posición había causado en mi un gran placer.

Decidí ponerme de lado y ella lo entendió a la primera. Ahora sentía su espalda sudada juntándose con mi torso, estando yo de espaldas no encontraba su agujero, ella me la cogió y me guío hasta que sin ningún problema y debido a su excitación no le costó que entrará nuevamente.

Ahora era yo el que marcaba el ritmo y lo hacía de la forma que a mi más me gustaba. Lo hacía de forma más lenta y es que lo que más me sorprendió es que a ella no le disgustaba ya que sus gemidos volvían a aumentar de una forma bastante escandalosa. Estaba bastante aterrorizado en como chillaba y es que al final tuve que taparle la boca con mi mano.

Notaba como mi polla entraba y salía continuamente, pasados unos minutos decidí echar el resto y comencé a hacerlo de manera más fuerte y por extraño en mi de manera más salvaje (pero sin pasarme).

CA- Joder....me encanta...me voy a volver a correr...no pares...ohhhh....ohh..avisa cuando te corras.

F- Oohh...no voy a tardar mucho.

Ahora ella apretó el ritmo y noté como por cada rincón de mi cuerpo empezaba a subir un calor que llegó hasta la punta de mi polla.

F- Ohhhh...me corro.

CA- Si...iii...me encanta.

Noté como descargaba todo mi semen dentro de sus entrañas. Ella no dejó que me saliera de dentro suyo. Había practicado sexo con ella varias veces pero la manera en que me eyaculé aquella vez fue diría que única.

Cuando la saqué vi restos de sus fluidos mezclados con mi semen y es que ella parecía estar más cansada que yo y eso me extrañaba.

F- ¿Estás bien?

CA- Ha sido brutal y es que nunca en mi vida había sentido tal placer dentro de mí, tendrías que estar orgulloso.

F- Gracias.

Cuando se giró me dio un beso de aquellos que se recuerdan: largo y dulce. Lo mejor es que yo no se lo había pedido, creo que esto salía de ella.

Allí estirados nos quedamos en la cama y pasados unos minutos me atreví a preguntarle unas dudas sexuales que tenía sobre ella.

F- Te quería hacer una pregunta...si no quieres contestar lo entenderé.

CA- Dime.

F- ¿Qué cosas no te gustan a ti sexualmente hablando?

CA- MMM...

F- Si quieres no me contestes.

Sentí que me había pasado al preguntárselo pero quería saber más de ella en estos aspectos.

CA- A mí me gusta el sexo cómo habrás comprobado...pero hay cosas que nunca se me han pasado por la cabeza por muy salida que pudiera estar.

F- ¿Y cuáles son?

CA- Primero de todo yo no veo comiéndole la boca a una tía y menos teniendo sexo, sé que a los tíos os pone mucho esto pero a mí sinceramente no me atrae. Segundo hacérmelo con dos tíos a la vez y no controlar la situación es algo que no me atrae y tercero a mí aquello de que den por el culo, cómo que no.

Estuve unos segundos pensando y no era tan guarra como parecía.

F- Tienes la cabeza muy bien amueblada en este aspecto.

CA- Aunque...sólo me dejaría dar por el culo por mi marido, una no puede ir entregando su culo al primero que pase.

F- Es verdaderamente cierto, hay cosas que no se pueden regalar así como así.

Cuando noté que ella empezaba a bostezar después de estas palabras, yo estaba realmente exhausto también y es que en cuestión de minutos nos quedamos dormidos.

Al abrir los ojos lo primero que vi fui su cabello rubio mientras notaba su respiración que era totalmente relajada.

Me fijé en el reloj y marcaba las cinco de la mañana, me asusté al ver la hora que era y seguro que alguien andaría despierto por la casa, al moverme ella también se despertó.

F- Carol son las cinco de la mañana.

CA- Que tarde es, me tendré que ir que no sea que me vea Tomás.

Nos vestimos rápidamente y sin hacer ruido salimos al pasillo cuando en estás.

P- Buenas noches...o buenos días.

CA- Buenos días...perdón.

Ahora Carol parecía asustada, cosa que me extraño y mucho.

F- Paula te lo podemos explicar- yo estaba acojonado-.

P- No me tenéis que explicar nada...por cierto eres más guapa de lo que me imaginaba y comprendo en parte que ella te haga sentir joven.

F- Espero que no se lo digas a Tomás.

P- No temáis, aunque perdona que te lo diga Carol pero chillas como una posesa y es que de la forma en que gritabas has logrado que me despertara. Aunque a los pocos minutos me he podido volver a dormir.

CA- Lo siento mucho, no volverá a pasar.

Pero Paula me sorprendió en aquel momento.

P- Fede si no te sabe mal quisiera hablar a solas con Carol...y no vengas a escuchar.

Se fueron al final del pasillo y dejaron la puerta entreabierta, yo oía que hablaban pero no entendía nada. Aquellos minutos fueron eternos, yo no sabía si le estaba metiendo la bronca o que sucedía. Al cabo de unos minutos regresaron y me fijé en que Carol estaba más relajada aunque algo seria.

P- Le he estado comentando a Carol, algo que ella desconocía y es que tú quieres ir a una boda de un amigo tuyo y que está es una de las razones por las cuáles estás aquí.

F- Si, pero este no creo que sea el momento más adecuado para hablar de este tema.

P- No vengas con tonterías: Estás medio separado, conoces a una chica encantadora y guapísima y ¿no se lo has pedido?

F- Es que yo no sé si ella querrá.

Carol me miró y me contestó.

CA- Por qué no tendría que querer.

F- Primero de todo porque siempre has comentado en más de una ocasión que lo nuestro no es una relación, además no me gustaría obligar a una persona a un sitio al cuál no desea acudir.

CA- A mí me encantaría ir y ser tu acompañante y no temas que yo te ayudaré en los gastos, aparte todas las bodas a las que voy son muy aburridas y siempre me encuentro a la misma gente.

F- No…eso es cosa mía, si me acompañas estaré encantado.

P- Ves como todo tiene solución.

Entonces el bebé empezó a llorar y Paula se fue hacia el comedor.

CA- Mira que eres tonto, cómo si no tuvieras confianza en mí para decirme ciertas cosas.

F- Es que tú siempre has dicho que...-me puso el dedo en la boca-.

CA- Tu nada, eso sí tendrás que venir a casa para decírselo a mis padres que te seré tu acompañante en una boda, ellos son muy liberales conmigo, pero quizás no entiendan el por qué te acompaño.

F- ¿Ya estarán de acuerdo?

CA- Seguro que si.

Y me dio un beso, al cabo de unos instantes entro Paula con el niño.

CA- Es una monada y está muy grande.

P- Fede esta hecho un padrazo, cuida de la niña y de él como si fueran sus hijos.

CA- Desconocía esto de ti, eres una caja de sorpresas. Me encantaría quedarme pero me tengo que ir y gracias por todo Paula.

P- Y espabílalo que es buena persona.

Alucinaba de que Paula y Carol se llevarán tan bien, habiéndose conocido hacía escasos minutos. Carol se fue y allí quedábamos Paula y yo.

P- Esta chica te aprecia y mucho.

F- Ella sólo me quiere para el sexo, me lo dejó muy claro desde la primera vez que nos vimos.

P- Parece que no conoces a las mujeres, ella te mira de una manera especial.

F- ¿Tú crees?

P- Y tanto.

F- Por cierto dice que le tengo que acompañar a casa de sus padres para que vea con la persona que va a ir a la boda, estoy acojonado.

P- Tú tranquilo, es normal yo soy madre y entiendo que sus padres querrán saber con quién va su hija.

F- Si.

Me fui a la cama y me eché otra cabezadita, me desperté un par de horas más tarde. El domingo fue un día de relax y en el que en mi cabeza empezaron a acumularse todo tipo de ideas. Lo de conocer a sus padres me daba miedo y sobre todo respeto y es que lo nuestro no era una relación seria. A estas alturas de mi vida ya no sabía ni lo que era.