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Manolito y sus secuaces

en Confesiones

MANOLITO Y SUS SECUACES

Manolito no es el pene más grande del mundo.

¡Desde luego tampoco el más pequeño!. Y es bastante gordito, pero tampoco es que no lo pueda abarcar con una mano!! Ja, ja, ja, jaaaa!!!

¡¡NO!!! Manolito tiene las medidas perfectas, lo que yo siempre quise. Se adapta a mi vagina muy bien y me llega hasta el final, hasta el hueso, sin ningún problema. Es una maravilla. De verdad. Supongo que me cuando conocí a Manolito y vi lo perfecto que era, decidí que su dueño era el hombre de mi vida. Quiero ser penetrada eternamente por ese prodigio de polla, si, señor. Ojalá pudiera tener a Manolito metido todo el día en mi, y poder sentir a sus secuaces, tan peluditos, en mi culo.

Manolito tiene una piel muy morena, así que su glande no es precisamente rojo, sino más bien de un color más bien marrón claro. Luego hacia la base se va oscureciendo hasta que la piel queda totalmente protegida por una generosa maraña de vello púbico, muy abundante y de un negro azabache. En la unión de los muslos y la pelvis, la piel se torna de un marrón muy oscuro, casi negro, por el roce de la ropa.. aaaaaahhhhhh, esa parte me vuelve loca. Me paso el rato lamiendo esa piel. Como si fuera el aperitivo.

Porque es un placer comerse a Manolito.

Manolito desprestigiaría en menos de un segundo todos los beneficios de la dieta mediterránea, que dicen que es tan buena (la mejor) para la salud. Me lo como despacio, saboreándolo, degustándolo, lamiéndolo como si fuera un enorme helado, carne en barra ... tengo que hacer acopio de todas mis fuerzas para superar la tentación de morderlo. Huuummmmmm....me encantaría morder a Manolito, poder tragarme un cachito..., pero me resigno, claro. Morder a Manolito sería acabar con él. Lo mismo me pasa con sus testículos. ¡¡Esos sí que son sabrosos!! Nada mejor que metérmelos enteros en la boca y succionarlos suavemente, hasta oír gemir de placer a mi compañero. Juguetear con esas ovalados trozos de carne recubiertos de una suave piel vellosa, juguetear con ellos, con mi legua, con la punta de mi lengua, despacito, notando cómo se mueven en mi boca. Mientras, suelo hundir la nariz en la base de Manolito, me encanta su olor, a sexo, el genuino olor de mi compañero.

Lamer a Manolito desde la base hasta el glande, pasar suavemente la punta de mi lengua por su abertura urinaria, que yo llamo la "rajita"... si se presiona esa rajita por ambos extremos, hasta parece que Manolito está sonriendo...una sonrisa dulce y desdentada.

Adoro tanto ese apéndice, que ya no me puedo dormir sin él. No, no os asombréis...tengo que chuparlo hasta quedarme dormida. Como si fuera un chupete o algo así. Me meto la puntita en la boca y empiezo a chupar. Casi siempre Manolito me da un poco de su "liquidito" (¡¡que suele ser bastante, pero que a mi me parece poco!!!, aaahhh, es puro néctar de dioses, cómo no poder querer más y más!!).

Pero cuando más me gusta es cuando está flojo, pequeño y se vuelve tan manejable. Es genial poder jugar con él. Pero es un poco cabroncete, tengo que reconocerlo, y jamás me ha permitido gozar de él mucho rato así. Siempre acaba poniéndose grande y duro como una piedra. Pero yo se lo perdono, porque sé que lo que quiere es que me lo coma. Y yo le complazco, claro.

Anoche me quedé dormida de una forma distinta... con Manolito en mi garganta, para que notara cómo me bombeaba la sangre, mis pulsaciones. Si...mi compañero estaba con las piernas abiertas, tumbado boca arriba en el sofá, y yo acurrucada a sus pies, con la cabeza apoyada en su morena pelvis, sintiendo en mi mejilla el vello de Manolito, con ambos secuaces desbordándome la mano derecha, y con el propio Manolito en mi garganta, justo debajo de mi barbilla. Así, en esa postura, me quedé traspuesta, mientras por la tele creo que echaban un partido de baloncesto...

 

Estoy dispuesta a aceptar que Manolito no es el pene más grande del mundo...

e incluso que sus secuaces, esos sabrosos testículos que le acompañan, no sean los más bien plantados del universo!!

Pero es que... son tan ricos... y me lo hacen pasar tan bien...

ALIENA DEL VALLE.