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Una mujer indecente es lo penúltimo

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"UNA MUJER INDECENTE ES LO PENÚLTIMO"

(Monólogo)

 

Eso es lo que me dice siempre mi Manolo, mira, Encarna Mari, que una mujer indecente es lo penúltimo, y claro, ante esto yo me pregunto que qué será lo último. Porque no será lo de la niña, que a los 17 años recién cumplíos ya vés, casi ná, que me parece a mí que fue ayer cuando tenía aquellos antojos míos con la sobrasada y pillé algunos kilitos de más que, hija mía de mi alma, lo que me costó dejarlos... Pues bueno, lo que te estaba contando, la niña, que se nos vino un día a mi Manolo y a mi y nos sale con que se va a vivir con Paco, que hay que ver cómo nos tenía con su Paquito, hija, que eso cada cual tiene que sufrirlo en sus propias carnes, porque vaya crucecita de hombre, que no trabajaba porque decía que se le iba a estropear el Karma, y que vete tú a saber lo que es eso, porque claro, como el chico era un estudiao, pues hala, cualquiera le decía que no, porque yo p´a quedar mal mejor me callo, que además dice mi Manolo que estoy mucho más guapa así, y lo que dice mi Manolo va a misa, qué quieres que te diga.

El caso es que la niña se nos fue, y nosotros la apoyamos, ea para que luego diga la gente que mi marido y yo no tenemos aguante, es decir, que les pagamos el pisito para que no se fueran a vivir al camping que hay yendo para Murcia, y todo porque no fuera a decir la gente que éramos unos agarraos, porque mira, mi Manolo y yo podremos tener muchos defectos, eh? pero de tacaños nada, oye, que la gente habla muy pronto y precisamente cuando no tienen que hablar, porque ven la viga en el ojo ajeno y no ven la paja en la propia o al revés, que ya no sé lo que me digo. Y hala, ahí teníamos a medio pueblo diciendo que si mi niña esto, que si mi niña lo otro, y que cualquier día de éstos nos daba una sorpresa y aparecía con un bombo.

Pero por ahí se jodieron, que no me hubiera extrañado a mí que hasta hubieran puesto una porra para ver cuando tardaba y vete tú a saber qué más, mira, yo ya de la gente me lo espero todo, porque el caso es que al final mi Queta se cansó de las palizas que le daba el otro, que no eran psicológicas precisamente, já, si lo sabré yo, que me llegaba la pobrecita con unos moratones del 15¡¡, el muy zopenco, que la tubo encerrada en el piso cerca de siete meses, con aquello de que la mujer de cada uno en su casa y Dios en la de todos. Y claro, aquello la niña no lo aguantó, es decir, que a ver quién lo aguanta, porque hay gente que como vayas de buena fe y se te note, te sacan hasta los ojos, pero en fin...lo que no se puede lavar con un buen jabón de lagarto se tiene que soportar. Qué le vamos a hacer. El caso es que la niña se me volvió lloricona y blandengue después de esto, y cuando regresó a casa, la pobre, se tuvo que encerrar a cal y canto de la vergüenza que tenía, y muy bien que le estuvo, porque ella me decía que estaba enferma, que estoy deprimida mamá, que no te enteras, pero yo esas enfermedades que no se ven p´mi que no son nada, cuentos, vamos.

La niña lo que tenía era una vergüenza que no podía ni levantar cabeza, y mira, bien merecido que se lo tenía, que en mi familia todas las mujeres hemos sido siempre muy decentes, hombre por Dios, para que ahora venga ésta, por muy hija mía que sea y nos joda el patio. Aunque desde luego si mi niña no salía de casa era porque a ella no le daba la gana, porque su padre y yo no le dijimos ná, que no es lo mismo a lo que le hizo el cabronazo de Paquito y no, no me pongas esa cara porque sabes que es verdad lo que digo un CA-BRO-NA-ZO, me da igual que me oiga quien sea, si, que esas cosas no se hacen y menos con mi hija, con lo bonica que es, hombre por Dios ¡¡¡

Total, que cuando mi Manolo y yo vimos cómo estaba el paño, pues bueno, pues intentamos animarla para que estudiara, pero que si quieres arroz, Catalina, que los libros para quienes los escriben, ay¡ mi Enriqueta, que mira que tuvo mala idea mi marido cuando le puso aquel nombre, pero como le venía de familia por parte del padre, pues mira, Enriqueta su madre, su abuela y su tía... y mi niña tuvo que apencar con el nombre, que ni en eso he podido hacer algo por mi hija aparte de traerla al mundo, y eso porque mi Manolillo no puede.

Ay, Señor¡¡¡

Y nosotros, pues bueno, que la niña al menos haga algo y él diciéndome, maldita sea mi estampa, Encarna Mari, la hija que me ha salido, claro, como si no lo supiera y no fuera yo la que tuvo que llevarla durante ocho meses (porque no sé si te acordarás que el parto fue prematuro) y luego parirla, válgame Dios, que casi me quedo en el sitio para que sólo se me levantara del sillón para mear, comer y ver la tele, que era lo único que hacía, y dormir, pero eso no vale, porque también lo hacía en el sillón, y si se levantaba a comer era porque su padre la obligaba, que si no ni eso... Y mira que se me estaba poniendo gorda la chica, y no como ahora, con ese figurín que tiene, es mona mi Queta, eh? Y quien diga lo contrario será de pura envidia, porque quien tenga ojos en la cara lo ve, a mi que no me digan.

Al final se casó con aquel inglés que la pretendía, y le mandaba unas cartas... a ver si un día las encuentro y te las dejo y las lees, que son una maravilla. Nosotros a la boda no fuimos porque se casaron por allí y a mi Manolo no le hace mucha gracia viajar, pero el verano que viene lo mismo se dejan caer por aquí para que conozcamos a nuestro nieto, que mira que tiene un nombrecito... Charlie Jesús McCurthy Gutiérrez, le pusieron. Pero a mi me da igual, tengo muchas ganas de ver a mi Charli o-como-se-diga, chica, que yo estos nombres tan modernos.

A mi Manolo no le hace mucha gracia eso de que venga la niña después de tantos años, sin ni siquiera habernos invitado a la boda, Jesús de mi vida, si es que nos enteramos de que se había casado cuando habían pasado ya tres meses, hacernos esto a su padre y a mí, con lo que nos hemos sacrificao por ella ¡¡ Pero bueno, si mi Manolo no quiere ver al Charli Jesús es su problema, por que como no vengan este verano, juro por Juan Pardo que allí que me plantaré yo en las Inglaterras para conocer al hijo de mi hija, sangre de mi sangre... Como te lo cuento.

 

Aliena del Valle.