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Ocasion especial

en Sexo Oral

RELATO 23

Ocasión especial

ECSagardez

Intentó besarla, pero ella se resistió. La escena de la noche anterior no le había gustado para nada. Gustavo se había descarado y en ningún momento disimuló su atracción por aquella esplendorosa mujer que había llegado a la fiesta y provocó, con el escote de su vestido y la transparencia en sus partes pudendas, que los hombres se sintieran atraídos por ella.

Estaba arrepentida de haber ido a la fiesta de aniversario de la empresa donde trabajaba, pero no podía negarle nada a su jefe, quien se había portado con ella como todo un caballero y siempre la apoyaba para tener más y mayores ingresos económicos.

- Lo ideal hubiera sido quedarme en casa y disfrutar la intimidad con Gustavo –musitó entre dientes-.

Cerró los ojos y recordó, como si fuera una película, la incomoda posición en que encontró a Gustavo con la desconocida. El le había dicho que iría al sanitario del salón, pero su intención era seguir a la esplendorosa mujer que no conocía…

Ella no objetó nada, porque en ese momento atendía a unos invitados importantes de su jefe. Pero en un descuido se dirigió a los baños y al acercarse escuchó gemidos y exhalaciones de placer. Intentó devolverse, pero la curiosidad hizo que abriera lentamente la puerta, cuyo seguro no habían puesto…

La mujer se encontraba sentada en el lavabo con las piernas abiertas y los ojos cerrados, como si estuviera extasiada, mientras Gustavo, su marido, agachado le estaba propinando una tremenda mamada.

LA ESCENA

Tenía que reconocer que era un especialista del sexo oral. Por lo que se quedó petrificada viendo la escena, pero en ningún momento intentó hablarle. Dejó que la pareja se entregara al placer y de sólo pensar en lo que estaba disfrutando aquella extraña y enigmática mujer. Sus bragas se humedecieron… Hubiera deseado ser ella…

Gustavo agarraba los pies de la mujer y de cuando en cuando los besaba y chupaba uno a uno los dedos, para retornar a la entrepierna de la mujer, quien gemía y ahogaba pequeños grititos de placer, cuando exclamaba:

- Así papito… Méteme toda tu lengua… Hazme vibrar, papacito… Soy toda tuya… Hazme que me corra… Así, papito, ya no puedo mááááááááááááááás…

Raquel entrecerró la puerta, porque sabía que esa mujer había tenido un tremendo orgasmo y se retiró del salón sin avisarle a nadie… Estaba dolida por dentro y sólo pensó en la venganza…

EL RETIRO

Cuando Gustavo salió del baño, buscó a su mujer. Pero ya no se encontraba en el salón y nadie pudo darle razón de ella… Le extrañó sobremanera, porque ambos habían decidido ir a la fiesta y durante el trayecto de la casa al salón bromearon y sólo se detuvieron un instante en el estacionamiento del súper mercado donde buscaron un zona oscura, porque ella le había bajado el zipper del pantalón y le tocaba con suma maestría la verga, lo que lo puso a cien por hora…

Las fantasías de Raquel la llevaban a hacer el amor en el carro y en cualquier sitio. Por lo que se detuvo un momento para que ella empezara a recorrer con su lengua el glande, mientras con las manos le acariciaba los testículos.

Ella era una experta en las artes mamatorias… Porque recorría con su lengua todo el grueso miembro de Gustavo y buscaba que él no explotara de inmediato, porque mamaba con tal suavidad que lo hacía transportarse a límites indescriptibles.

Raquel siguió su labor y él se dejó conducir. No tenía nada que hacer, sólo dejarse querer por la boca golosa de su mujer, quien recorría con su lengua todo el pene y se lo metía hasta lo más profundo de su garganta, donde sentía que la campanilla vibraba al sólo contacto de su verga.

Eso era algo que disfrutaba Gustavo y que a Raquel, también le satisfacía. El estiró el cuerpo, cuando sintió una descarga eléctrica que recorrió, palmo a palmo, su espina dorsal. Ella percibió que la eyaculación de su marido estaba próxima y se preparó para la descarga final… No dejó que ninguna gota le manchara el pantalón y sorbió todo la descarga espermática.

Raquel disfrutaba plenamente el sexo oral. Pero más disfrutaba el sabor dulce y el olor a almizcle del sémen que arrojaba su marido, cuyas descargas eran de grandes proporciones.

LA LLAMADA

Cuando Gustavo llegó a la casa, la encontró dormida en la recámara y no quiso despertarla… Por lo que hizo una llamada de su celular y le respondió una voz femenina:

- Bueno. Si soy yo…

- ¿Dónde estás?

- Voy llegando a mi casa…

- Por favor, espérame salgo en un momento para allá…

- Bien te espero en la puerta del edificio…

EL PLAN

Gustavo se quitó la corbata y dejó el saco en el sofá de la sala… Salió de la casa y se dirigió al coche que estaba estacionado afuera. El plan le estaba saliendo a la perfección. Por fin haría suya a Bárbara. La mamada que le había propinado en el baño del salón, sólo lo había dejado empalmado y eso no se valía. Tenía que terminar lo que había iniciado con un buen polvo y esa era una gran oportunidad…

Quince minutos después, Gustavo arribó al edificio donde lo esperaba la glamorosa mujer, quien lo recibió con un beso en la boca y le preguntó:

- ¿No tuviste problemas con tu mujer, por salirte a esta hora?

- La verdad, es que ni cuenta se dio de que llegué a la casa. Nomás me percaté de que durmiera y me salí de inmediato, luego de que te llamé…

La mujer sacó del bolso una llave y la introdujo en la puerta, la cual se abrió y ambos entraron para dirigirse al elevador.

Cuando se introdujeron al aparato, comenzaron a acariciarse con lascivia y ella no perdió el tiempo al sentir una gran protuberancia que le rozó la entrepierna.

Enseguida le bajó el zipper del pantalón y liberó ese pedazo de carne que amenazaba con reventarse. Sus manos bajaron veloces a acariciarlo y con la yema de los dedos hizo unos suaves movimientos que provocaron en Gustavo una intensa oleada de placer…

Ella siguió masturbandolo sólo con el roce de los dedos… Era una técnica aprendida en uno de sus viajes a Japón y en este momento lo estaba poniendo en práctica. Por la cara y los gestos que hacía Gustavo se notaba que lo estaba disfrutando plenamente…

Cuando Gustavo, sintió que la eyaculación estaba próxima intentó detenerla… Pero fue tarde su reacción… Ella ya tenía la verga en la boca y seguía con el roce suave de sus dedos, hasta que sintió toda la descarga de sémen que su amante le prodigaba…

Igual que Raquel… Bárbara, como se llamaba la enigmática mujer, no dejó que se escapara ni un mililitro de esperma… Se lo tragó todo…

LA OCASIÓN ESPECIAL

Al salir del elevador se dirigieron al departamento de Bárbara, quien le invitó una copa, mientras se ponía algo ligero… Por lo que Gustavo se acercó al pequeño bar y se sirvió un escocés con soda…

La mujer se demoró varios minutos, los cuales se le hicieron interminables a Gustavo. Pero no protestó, sólo buscó en el refrigerador de la cocina unos hielos para su bebida, porque en ese momento hacía un calor de los mil demonios…

Cuando Bárbara salió de la recámara con un negligé color hueso, transparentaba solo una pequeña tanga, de las llamadas hilo dental… Por lo que no pudo evitar lanzar una exclamación:

- Guaaaaauuu… Estás súper guapísima… Me gusta el atuendo…

- Gracias, sabía que te gustaría el modelito. Lo compré para una ocasión especial. Y tu eres mi ocasión especial.

Ella lo llamó al sofá y ambos se sentaron. Por lo que Gustavo dejó el vaso en la mesa de centro y comenzó a besarla en el cuello… Bajó los tirantes del negligé y saltaron dos tremendos senos que lo embriagaron de placer y los besó hasta llegar a los pezones que se erectaron al contacto de sus labios…

Bárbara respondió de inmediato a la caricia, porque lanzó gemidos y exhalaciones de que estaba gozando el momento… Mientras las manos de Gustavo buscaron con desesperación su entrepierna y metió un dedo en la vagina que ya chorreaba de fluidos… Luego fue deslizándose y besó el ombligo, hasta llegar al monte de Venus, que lucía un pequeño triángulo de bellos púbicos…

Gustavo llegó con su lengua hasta el lugar deseado y buscó con tesón el clítoris de Bárbara, quien se estremeció con la caricia… Ella lo tenía enorme, por lo que no fue difícil para el muchacho tomarlo con los labios y sorberlo con suavidad y en algunos momenos en forma salvaje… Pero era lo que esperaba la mujer, quien en algunos momentos cerraba las piernas como si quisiera ahogarlo entre sus extremidades…

De nuevo, como en el baño del salón, Bárbara exclamó:

- Sigue así papito… Me estás haciendo la mujer más feliz… No me dejes… Mete más tu lengua… Sórbeme soy toda tuya…

El orgasmo de Bárbara estaba próximo. Lo percibió Gustavo, quien le dio pequeños mordizcos al clítoris… Eso fue el punto final… Ella dejó escapar un grito que retumbó en esa sala…

- Me veeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeengo, mi amor… Me veeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeengo…

Y toda la boca de Gustavo se llenó de los líquidos agridulces que despedía esa vagina…

EL AMANTE PERFECTO

Gustavo no quiso esperar más y la colocó de a perrito, con el cuerpo recargado en uno de los brazos del sofá, donde apreció el prodigioso culo de Bárbara, quien se caía de buenota, pensó para sus adentros Gustavo…

Ambos estaban completamente desnudos y él no hizo mucho esfuerzo para introducirle su grueso nabo que no encontró impedimento alguno, ya que estaba súper lubricada… En la primera embestida se la dejó ir por completo, lo que provocó un gemido de dolor y placer en Bárbara… Pero sólo alcanzó a apretar los dientes…

Los movimientos de Gustavo comenzaron lentos, con la finalidad de que ella se acostumbrara a la longitud y grosor de su miembro… Poco a poco ella fue adaptando sus músculos vaginales y se entregó por completo a esa verga que la estaba llenando de placer…

El la cambió de posición y ahora la tenía ensartada, pero con los pies levantados… Estos le quedaban cerca de su cara y los besaba, olía y lamía, se metía los dedos en la boca y los saboreaba, al tiempo de pasarle su lengua por debajo de los dedos… Esa acción puso a Bárbara en otra galaxia… Era indudable que Gustavo era un amante perfecto, como selo habían recomendado… Sabía hacer feliz a las mujeres y en ese momento no era la excepción…

Ambos sintieron que el momento culminante estaba por llegar y se dejaron arrastrar por el torbellino del placer… El bombeo de Gustavo en la vagina de Bárbara era continuo. En el mete y saca de su miembro, sólo se escuchaba el ligero ruido de la gran humedad que presentaba la mujer…

Ella sintió que su tercer orgasmo de la noche estaba por llegar y le dijo:

- Dame tu leche papito… Ya no aguantó más… Corrámonos los dos al mismo tiempo… Andále mi amor… Dámela toda…

Las expresiones de Bárbara enardecieron los sentidos de Gustavo, quien la penetró con salvajismo y en un grito ahogado, ambos dijeron:

- Me veeeeeeeee eeeeeeeeeeeeeeeeee eeeeeeeeeeeeengo…

Y cuando las descargas de Gustavo, a Bárbara le parecieron interminables… Ella sintió que algo líquido y viscoso recorría sus piernas… Mientras le masajeaba con sus músculos vaginales la gruesa verga… Antes de que se le pusiera flácida se revolvió y se la metió a la boca para limpiar hasta la última gota…

Poco a poco la calma volvió a la pareja y tras darse una ligera ducha… Gustavo se despidió de Bárbara y salió presuroso de ese departamento…

LA INDIFERENCIA

Cuando llegó a su casa, se desvistió y se introdujo a la recámara… Intentó besar a Raquel… Pero su reacción fue de indiferencia…

Gustavo no intentó nada… Y se acostó… sólo murmuró:

- Ya habrá ocasión para explicaciones… Por hoy todo salió a pedir de boca