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Mi gran amada

en Erotismo y Amor

* Relato 27…

Mi gran amada

ECSagardez

Se sentía cansado… Y no tenía ánimos para nada… Luego del accidente sufrido en su motocicleta, tres meses atrás, la situación para él había cambiado drásticamente… Aquel furor alegre que proyectaba ante sus amigos y familiares se había desvanecido con una pasmosa rapidez…

Incluso su familia lo había notado… Y lo comentaban entre ellos:

- Rogelio, ya no es el mismo de antes… Algo le sucede, pero no lo quiere decir… ¿Qué será lo que le preocupa?

Sin embargo, nadie se atrevía a enfrentarlo, porque se le había agriado el carácter y enseguida se enchilaba, cuando le recriminaban algo…

Por lo que todos decidieron esperar un tiempo perentorio para enfrentarlo y así conocer cuáles eran sus preocupaciones… Y poder ayudarlo…

II

Rogelio se había transformado… Y en su preocupación y tristeza, meditaba en saber cuál sería su futuro… Al llegar a su casa, cruzó el umbral y lanzó un ligero saludo a sus familiares que se encontraban en la sala viendo la televisión y de inmediato subió a su habitación… En la cama vio a su amada, pero en ningún momento hizo algo por tocarla… Ella dormía plácidamente y no tenía la intención de despertarla…

Si que había cambiado, Rogelio era un joven sano… Pero se sentó en el sillón cercano a la cama, se quitó lentamente los zapatos, los calcetines, la playera y los pantalones. Se dirigió al baño privado para disfrutar de una reconfortante ducha…

Llenó la tina de agua caliente y le echó algunas sales aromáticas, le interesaba relajarse y nada mejor que una buena ducha… Luego de meter los dedos en el vital líquido para probar su temperatura… Asintió en silencio con la cabeza y se fue metiendo poco a poco, hasta quedar reclinado en un extremo de la tina… Encendió un cigarrillo y cerró los ojos para pensar en muchas cosas…

III

Con los ojos cerrados y el cuerpo sumergido en el agua… Hizo una retrospectiva de los últimos acontecimientos de su vida y dio rienda suelta a sus recuerdos… En ese momento se percató que su actitud de indiferencia hacia su familia, pero en especial a su amada, su fiel compañera, le estaba conduciendo a un remolino sin fin y eso los dañaría a todos…

También recordó que a partir del accidente en su motocicleta… Las cosas habían cambiado para él… Ya no le ilusionaba estar con una mujer y menos con su amada…

Se había convertido en un ser mecánico… Tenía miedo de no respoder… Se sentía enclaustrado en su propia melancolía… Pero no daba paso a querer cambiar…

IV

Recordó brevemente, los sucesos de aquella noche llena de festejo, vino, humo de cigarro y su encuentro con Leonora… Como habían disfrutado el desenfreno que sigue a la ingesta de vino, así como a tantas y pronunciadas caricias…

Fue una noche de erotismo sano y puro, a pesar de lo embotado de los cerebros… Ella lo invitó a su departamento y no hubo nada de que hablar, enseguida se dirigieron al dormitorio, donde él la desnudó por completo… Admiró su belleza y él no tuvo más remedio que hacer sentir su virilidad, al quitarse todo y presentarse ante ella, con toda su juventud y fuerza física…

Leonora sonrió con picardía al ver la grandiosidad de aquel falo que se presentaba ante ella y no tuvo más remedio que cogerlo y sopesarlo… Estaba completamente admirada por la magnitud de esa verga erguida y de inmediato procedió a introducirla en su boca, para chuparlo con hondo frenesí… Jugueteó con el pene de Rogelio por varios minutos y de vez en vez retiraba su boca para pasarle la lengua a todo lo largo y grueso… Mientras levantaba la mirada para observar su reacción…

El se sentía extasiado con la mamada que la bella joven le prodigaba… Intentó retirarse al sentir que estaba por eyacular, pero Leonora no le permitió esa acción e intensificó sus lenguetazos alrededor del glande…

Fue algo tan maravilloso para Rogelio que no tuvo más remedio que lanzar cinco descargas de sémen, los cuales se impactaron en el rostro de la joven, quien saboreó con placer los restos que le bajaban por las comisuras de los labios…

Rogelio estaba encantado con Leonora… Sentía como si la conociera de mucho tiempo atrás… Pero era curioso, apenas horas antes se la habían presentado en el festejo de un aniversario más de la empresa donde ambos trabajaban. Y ya estaba en su recámara…

Y lo más curioso, es que jamás había reparado en ella como mujer… Por su acendrado interés en la milonga…

V

El recuerdo de aquella noche siguió su curso… El la besó con denodado apasionamiento, provocando que sus lenguas juguetearan por varios instantes… Poco a poco las caricias fueron subiendo de tono… Ella lanzaba ligeros gemidos de placer, lo cual tenía mucha significancia, porque le acariciaba el pelo y con su lengua recorrió el cuello para posarse atrás de su oreja… Fue un acto reflejo que propició que Leonora arqueara su cuerpo… Y tuviera su primer orgasmo…

Sin embargo, Rogelio contuvo las caricias y esperó que Leonora terminara su orgasmo. Sin un minuto de reposo, comenzó a explorar con su lengua el cuerpo de la bella joven para posarse en el pezón de su seno derecho, el cual se irguió como mástil y pasó de un ligero color rosa a un intenso color azabache, lo cual demostró que la caricia no le era ajena y que la estaba disfrutando plenamente.

Del seno derecho pasó al izquierdo, Rogelio estaba admirado de presentarse ante ella como un buen amante… Jamás había dudado de su virilidad… Pero se sorprendía de lo que estaba provocando en Leonora, cuando los pezones de ella parecieron tener vida propia y se movían como semejando al mar, cuando las olas se agitan…

Rogelio siguió su recorrido, bajo por la cintura y con la mano derecha, jaló ligeramente el muslo izquierdo de la joven y al introducir uno de sus dedos, no pudo menos que advertir la intensa humedad provocada por sus caricias…

Era señal de que la joven estaba preparada para ser introducida por el falo que tanto la había impresionado… Pero Rogelio no quería desperdiciar el momento en que tenía el control del acto… Y se dispuso a besarle las rodillas y detrás de ellas… La joven respondió de inmediato a esa caricia… Parecía que ahí estaba, uno de sus puntos débiles… Porque el gemido que exhaló no fue para menos… Había tenido un leve orgasmo…

VI

El muchacho llegó a su punto favorito… Los talones de la joven y por un instante se detuvo para admirar sus pies… No pudo menos que sorprenderse, la muchacha tenía unos hermosos pies… Sus uñas bien recortaditas y con un ligero color rosa, rematadas con una línea blanca… Que semejaban tenerlas largas, pero sólo era un efecto visual…

Tomó el dedo gordo del pie derecho y se lo introdujo a la boca, lo chupó con fruicción y pasó su lengua por entre todos los dedos… Aspiró el aroma agridulce de sus plantas y las lamió con gran entusiasmo…

La respuesta de ella no se hizo esperar… Leonora iba de sorpresa en sorpresa… Jamás se imaginó que ese muchacho al que veía con indiferencia en la compañía, era un tremendo fetichista de los pies… Pero no dejaba de reconocer que la estaba conduciendo a un estado fébril de excitación…

La humedad de su vagina iba en aumento y era la prueba palpable de lo que estaba disfrutando… Sus líquidos salían en forma acelerada… Pero las caricias en sus pies y la forma en que los masajeaba, besaba y lamía sus plantas, así como pasar la lengua por entre sus dedos, estaban a punto de hacerla explotar. Por lo que musitó:

- Rogelio… sigueeeeeeeeeeee… sigueeeeeeeeeeeeee… Ya no puedo más me voy a veniiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii…

Y no pudo más… Sintió desfallecerse, por lo que aflojó el cuerpo y sus líquidos vaginales salieron y se juntaron con la redondez de su ano… Había tenido un espectacular orgasmo…

Era curioso… Su joven amante, le había mostrado una faceta más de su vida personal… Además de su alegría connotada… Resultó un buen prospecto amatorio…

VI

Pero la noche siguió su curso… Ambos eran muy jóvenes y no daban muestras de fatiga… Ella nuevamente tomó el tremebundo falo de Rogelio y lo introdujo en su boca para darle lamidas y relamidas… Sintió la reacción de él, porque enseguida su verga se puso tiesa y fue la mejor señal para que viniera lo mejor…

Ahora le tocó a él recostarse en la cama, boca arriba y ella se hincó y con la mano cogió la gruesa verga y se la fue introduciendo, lenta, lenta, lenta, pero lentamente, hasta que dejó caer todo el cuerpo y un ligero grito le salió inconscientemente, cuando sintió que sus nalgas chocaban contra los testículos de Rogelio…

Ella no pudo más y comenzó a moverse rítmicamente, siguiendo los compases de una canción de jazz que se escuchaba ligeramente en el estereo de la sala… El quiso acompañarla. Pero con la mano lo contuvo y no le permitió tal acción…

Leonora siguió bajando y subiendo… Sus movimientos eran ligeros, pero se notaba que sabía lo que hacía… De pronto cambió a circulares y eso era algo nuevo para Rogelio, quien sentía como la joven le aprisionaba el falo con sus músculos vaginales… La experiencia era tan sorprendente como agrabable…

En su desesperación por participar en el acto, Rogelio intentó acompañarla… Pero nuevamente fueron contenidos sus impulsos, incluso Leonora le preguntó:

- ¿Acaso no lo estás disfrutando?

A lo que Rogelio repuso:

- Si, amor, pero sigue, por favor… Que bien lo haces… Nadie me lo había hecho así…

El comentario satisfizo a la joven y bella mujer, quien sólo se limitó a sonreir y le guiñó un ojo…

Y entre movimientos de sube-baja y otros circulares… Poco a poco ella se hizo cargo del control… Pero ya no pudo más y echó todo su cuerpo hacia delante, para reposar en el pecho de Rogelio, quien sintió como los músculos de la vagina de la muchacha se contraían y le proporcionaban un placer extra…

Ambos amantes no pusieron más obstáculos y se dejaron llevar por el acto de penetración más profundo, con movimientos súper sensuales de parte de ella y de él, la potencia de su grandiosa verga… Cuando de pronto… Leonora lanzó un grito que bien pudo oirse a varias cuadras a la redonda:

- Ya… Ya… Ya… Ya… Ya… Me veeeeeengo… Me veeennngoooooooooooooooooooooo… Y me vine amor…

Rogelio no dijo nada… Pero de su tremendo falo, salieron siete descargas de esperma que inundaron el útero de Leonora…

Poco a poco, los cuerpos que se habían fundido en uno solo en el momento de las eyaculaciones, se fueron aflojando y por unos instantes así continuaron, ante el lógico desvanecimiento de los cuerpos… La verga comenzó a ponerse flácida… Mientras ella sentía como sus fluidos y los restos del esperma del muchacho escurrían entre sus piernas…

VII

El muchacho, al recordar eso sintió que su líbido se depertaba… Pero lo caliente del agua no le permitió tener una erección… Y eso le preocupó, sobremanera:

- ¿Qué me pasa? ¿Esto no me había pasado nunca?

Y se culpaba de todo lo que estaba ocurriendo a su alrededor, porque sentía que su familia era la menos culpable y ante todo, su amada…

Su fiel y única compañera de muchos años… Había tenido muchas aventuras amorosas… Pero nadie la superaba ni le había sido fiel como ella, que llegaba incluso a acompañarlo en las tertulias de los amigos… A quien más admiraban por su belleza y su hermoso cuerpo de mujer de cintura estrecha…

Era indudable que estaba orgulloso de su amada…

VIII

Con el correr de los minutos… El agua se fue tornando tibia y de la tibieza pasó a la frialdad, lo cual le provocó una ligera tos…

Fue el momento exacto para salir de la tina y tomó una toalla para secar su cuerpo… Se agarró la verga con la mano derecha y se jaló el prepucio… Pronto notó que podía tener una erección, que todo había sido una falsa alarma por la temperatura del agua y recordó a su Leonora, con quien no había cruzado palabra después de ese crucial encuentro en que ambos disfrutaron plenamente del acto sexual más espectacular, donde ambos habían tenido unos tremendos polvos… Que ya no se habían repetido, por su accidente de esa noche…

IX

Rogelio, también recordó que luego de salir del departamento de Leonora, enfiló hacia una tienda de las que trabajan las 24 horas y compró un six-pack de cervezas…

El acto sexual le había provocado mucha sed, además de que ya comenzaba a sentir los efectos de la resaca, tras el vino consumido en el festejo de la noche anterior…

Eran cerca de las cinco de la mañana… Afuera en el estacionamiento de la tienda, se bebió dos cervezas, tomó su casco y subió a su motocicleta, para enfilar hacia su domicilio que estaba al otro extremo de la ciudad… Para ello tenía que agarrar la via rápida…

Cuando estaba por entrar al circuito rápido no se percató que un automóvil conducido a exceso de velocidad, circulaba por el carril de entrada y el impacto no se hizo esperar…

El golpe fue tremendo… De inmediato perdió el conocimiento y cuando lo recobró, ya se encontraba en el quirófano de una clínica de emergencias, donde los doctores le indicaban que tuviera calma y no se moviera… Había sufrido una distensión de ligamentos y tuvieron la necesidad de reacomodarle el hombro izquierdo, por lo que era necesario que lo tuviera inmovilizado algunas semanas…

La primera pregunta de Rogelio a los doctores y enfermeras:

- ¿Disculpen, dónde está mi fiel compañera?

Pero los doctores y las enfermeras, no supieron responderle en ese momento…

Al poco rato, lo pasaron a un cuarto del hospital y recibió la visita de sus padres y sus hermanos, quienes le daban ánimo para seguir adelante, ante el rostro taciturno de Rogelio…

Rubén, uno de los hermanos mayores, le inquirió:

- ¿Estás preocupado por algo, dime qué necesitas?

Rogelio respondió:

- ¿Y mi amada?

Su hermano, quien ya sabía el secreto de Rogelio, le dijo:

- No te preocupes, por ella, ya está en casa… La llevó la policía en una patrulla…

X

Los días y semanas pasaron, Rogelio, quien por cierto era zurdo, sólo veía junto a su cama a su amada, pero no hacía intenciones de tocarla ni acariciarla… Sentía remordimiento por lo sucedido…

De Leonora sólo había recibido unas cuantas llamadas telefónicas, pero las contestaba su familia. Esto le dio la impresión de que el polvo aquel sólo fue un encuentro casual, derivado del ligero embotamiento que sigue a la ingesta del alcohol… Y ya ni caso tenía el recordarlo…

Ensimismado en sus pensamientos estaba, cuando alguien tocó a su puerta… Y al preguntar, quién era, le respondió:

- Soy yo hijo… Tu amigo Enrique está en la sala y desea platicar contigo…

- Gracias mamá… Enseguida bajo…

La respuesta fue del agrado de la señora, cuyo sexto sentido le indicaba que a partir de esa noche las cosas cambiarían con su hijo, el más alegre y festivo de la familia…

Rogelio se puso un pants y bajó de inmediato… Saludó a su amigo Enrique, quien no tardó mucho para decirle cuál era el motivo de su visita…

XI

- ¿Qué te parece ir a dar una serenata a alguien muy especial?

La respuesta de Rogelio no se hizo esperar:

- ¿Por favor dime de quién se trata?

Enrique dijo:

- Si te lo digo, deja de ser sorpresa para ti y esa persona… Mañana es su cumpleaños y no ha dejado de preguntar por ti…

Así que vístete y viste a tu amada, para que ambos me acompañen y los presente…

Rogelio subió a su recámara y buscó en el clóset algo que ponerse y sacó un suéter, porque necesitaba cubrirse la garganta… Para lo que se ofreciera y no tener problemas…

Tomó a su amada de un brazo y le acarició su grácil y leve cintura, le sugirió ponerse el mejor de sus vestidos y salió de la habitación para reunirse con su amigo Enrique…

Ambos subieron al automóvil del visitante y enfilaron a su destino… Por el camino que andaban, reconoció de inmediato hacia donde se dirigían… Y en la planta baja del edificio ya se encontraban otros amigos en común, quienes al verlos, aplaudieron la llegada de Rogelio…

Rogelio no se hizo del rogar… Y sacó a su fiel y amada guitarra de su estuche, poco a poco la fue afinando, ya que tenía varios meses sin tocarla y comenzó a rasgar las cuerdas, de la cual salían bellas armonías…

Todos se dirigieron a la entrada del departamento 125… Frente a la puerta, los dedos de la mano izquierda de Rogelio, se acoplaron de inmediato y su guitarra, dejó escapar las primeras melodías para acompañar las tradicionales mañanitas a Leonora, quien no vaciló en abrir la puerta y escuchó en silencio la entonada voz del muchacho y su habilidad para tocar el instrumento.

Al término de la canción… Leonora se arrojó en sus brazos y lo besó apasionadamente… Mientras sus amigos se fueron retirando para dejar solos a la feliz pareja que en ese momento destilaba miel…

Leonora y Rogelio entraron al departamento y ella justificó sus escasas llamadas y su nula presencia, al decirle:

- Tenía celos de tu amada… Porque en el hospital, cuando llegamos, preguntabas mucho por ella, pero en ningún momento te referías a mi… Y eso me dolió un poco…

Y agregó:

- Debes agradecerle a tu amigo Enrique, quien sabe tus secretos… El me convenció de que tu gran amada, es tu guitarra… Vaya chasco que me llevé… ¿Me perdonas amor?

Al escuchar esa explicación, Rogelio, sólo le contestó:

- Eres una tontita… Sin embargo ahora tengo mis dos amadas… Leonora y mi guitarra…

Ambos rieron y se dirigieron a la recámara… El tiempo seguía su marcha y había que aprovecharlo al máximo