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Horrible trastada

en Sexo con maduras

* Relato 57…

Horrible trastada

SINOPSIS: Las fantasías de un joven con su madrina, madura mujer, le juegan una trastada, cuando ella penetra por la noche en su cuarto…

ECSagardez

Cuando llegó la invitación a la casa para que pasara las vacaciones al lado de mis padrinos, quienes radicaban en el puerto de Salina Cruz, la emoción me embargó de inmediato, porque mi madrina Victoria era parte de mis fantasías de adolescente.

Ella, a pesar de sus 40 años de edad, aún se conservaba muy juvenil, ya que acostumbraba a levantarse temprano y salía a correr por el bosque cercano a su casa. Ese ejercicio la hacía tener un cuerpo delgado, sin exagerar, con unas piernas torneadas y unas manos exquisitamente cuidadas.

Mi madrina Victoria no medía más allá del 1.60 metros, por lo que su cuerpo delgado y poco exuberante le daban un toque de exquisitez, casí podría decirse que aparentaba ser una adolescente, con ese cabello corto y crespo hasta la base del cuello. Sin duda, despertaba los celos de mi padrino Adolfo.

Pero no eran celos enfermizos ni dañinos, sino porque sabía lo que producía en otros vecinos de la cuadra. Aunque mi madrina se daba a respetar y no hacía caso a las insinuaciones ni a los piropos masculinos. Su amor por mi padrino era enorme y se lo demostraba a cada momento, porque entre ellos era común hacerse arrumacos y darse besos cuando se encontraban solos en la casa.

II

La ilusión de pasar las vacaciones escolares para hacerle compañía a mi madrina, me resultaron lo más atrayente de esa época, porque me podía liberar por un tiempo de las obligaciones domésticas a las que nos tenía acostumbrada la abuela Faustina.

Debo decir que mis padrinos vivían solos, porque no tenían hijos. Aunque no me quiero meter en esas cuestiones, sólo alcanzaba a escuchar que tenía problemas para embarazarse, ya que en varias ocasiones había quedado encinta y al mes o a los dos meses abortaba en forma espontánea.

No obstante, ese problema, pareció que a mis padrinos no les importó la situación, porque ambos vivían su matrimonio en forma muy especial y todo su cariño lo volcaron en los sobrinos y los ahijados. Aunque, en honor a la verdad, yo era el preferido.

III

El día llegó y no tuve que esperar mucho. Mi madrina habló por teléfono a mis abuelos y les dijo que me enviaran solo en el autobús y que ella me recogería en la terminal de Salina Cruz…

Durante el viaje que duró más de 12 horas, me dormí en varias ocasiones por lo que mis sueños erotizantes se imaginaban ver de nuevo a mi madrina desnuda, como en alguna ocasión había sucedido cuando nos visitó.

Ver sus formas, sus pequeños senos y su pubis cubierto de frondoso vello, me hacían despertar a cada instante con el miembro bien parado.

No está por demás decir que desde el dia que la vi, me masturbaba a su salud, evocando su imagen… Pero había algo en ella que para mi era muy especial y era observarle detenidamente la forma de sus manos, las cuales cuidaba con mucha devoción, por lo que semanalmente acudía al salón de belleza de su amiga Rebeca, quien al desempeñar su labor de manicurista se la pasaba platicando de sus aventuras como estilista en la ciudad de México y haber trabajado para muchas actrices del cine mexicano… ¿Si era cierto o no? Mi madrina disfrutaba de su conversación…

IV

Como lo dije anteriormente sus manos eran la parte más importante de mis fantasías, porque me imaginaba como mi madrina las colocaba arriba de mi pantalón, cuando estaba bien caliente y con el pene erecto, en mi imaginación sentía como las pasaba lenta y suavemente, haciendo que mi miembro se endureciera más por la leve caricia…

No se ni como, pero en una ocasión que nos visitó, alcancé a ver como le tocaba a mi padrino Adolfo y creo que allí nació esa ilusión de que sus manos se apoderaran de mi falo para hacerme con ellas una rica pajuela.

El autobús siguió su marcha inexorable hacia mi destino y las fantasías se sucedían una tras otra… En mis sueños eróticos la veía desnuda y como mis labios se posaban en sus pequeños senos, pero también veía como una aureola negra se marcaba alrededor de sus pezones que se endurecían, para ser introducidos en mi boca y como un bebé le succionaba fuertemente…

Ella se mantenía incólume y no daba muestra de gustarle mi caricia… Pero poco a poco con la forma en que le pasaba mi lengua por el pezón, su resistencia cedía y daba por descontado que empezaba a gozar de mi mamada… Pero no terminaba, porque en el trajín del autobús, me despertaba y mi frente perlaba de sudor ante la enorme calentura que mi cuerpo sufría…

Pero la obsesión era incontrolable, sus manos me tenían anonadado… Era quizá el punto más importante de mi fantasía sexual con mi madrina Victoria y ansiaba llegar a Salina Cruz para saludarla y retenerla por algunos minutos…

Olvidaba decir que mi madrina era tan exagerada en el cuidado de sus manos que acostumbraba lavar los trastos con guantes de latex y también cuando hacía la limpieza… No acostumbraba lavar la ropa, para ello siempre contrataba a una persona que le ayudara…

Parece ser, nunca lo comprobé, pero también mi padrino Adolfo estaba prendado de la belleza de esas manos y, como lo dije anteriormente, podría ser que lo transportaban hacia otro universo cuando ella le acariciaba el pene y los testículos…

V

Tras muchas horas de viaje, por fin estuve en la terminal de autobuses de Salina Cruz… Cuando salí a la sala de espera, ya se encontraba ahí y de inmediato corrí y la abracé… Su cuerpo lucía como siempre juvenil…

Ella traía puesta una playera de algodón y una falda ligeramente por arriba de la rodilla… Se veía guapísima… Pero cuando tomé sus manos, fue lo mejor que me había pasado…

Eran hermosas, sus uñas largas, pero sin llegar a los extremos, tenían un color rosa y la piel era tersa y suave… No pude evitar el retenerlas por unos instantes y besarlas repetidamente… Mi madrina se sonrió y me saludó con un fuerte abrazo, sin darle importancia a mi atrevido saludo…

VI

De inmediato nos dirigimos a su casa, la cual quedaba como a quince minutos de la terminal… Por lo que abordamos su coche y mientras ella manejaba y asía el volante, mis ojos se dirigieron a sus manos y por unos minutos quedé embelesado, sin responder a su plática…

Hasta que socarronamente me preguntó:

- Niño… ¿Te has quedado mudo o no me vienes haciendo caso…?

Por lo que respondí:

- Disculpa madrina… Venía pensando en algunas cosas…

- De seguro la novia –dijo-.

- No madrina… Es que jamás había viajado solo y tenía miedo de no encontrarte en la terminal…

Sólo sonrió y me explicó que estaríamos solos por una semana, ya que mi padrino, quien era capitán de un barco camaronero andaba en altamar…

VI

Llegamos a la casa y me mostró mi cuarto… Me preguntó si tenía hambre para prepararme algo o si me esperaba para cenar… Además de invitarme a salir a la calle a realizar algunas compras…

Acepté lo último y me dirigí al baño para darme una ducha… Pero al ver el cuerpo de mi madrina y sus torneadas piernas, sus pequeños pies, cuyas uñas bien recortadas estaban pintadas de color rosa y sus sugerentes manos… Lo primero que hice fue tomar mi pene y frotarlo con el oloroso jabón hasta que la espuma lo cubrió todo y poco a poco fui resbalando mi mano derecha para bajar y subir el prepucio, en una masturbación a su salud…

Cuando estaba a punto de eyacular… Mis movimientos se hacían lentos para retrasar la venida y mis ojos se cerraban para evocar el hermoso cuerpo y las hermosas manos de mi madrina…

En mi fantasía veía como ella entraba al baño y se desnudaba ante mi, para tomar con sus manos mi pene y masajearlo con ternura… Sus uñas, como si rascaran, lo hacían en mis testículos y cuando ella tomaba con la punta de sus dedos mi glande… Yo no esperaba y la descarga del oloroso sémen de adolescente se volcaba sobre la pared de mosaico blanco que lucía el baño de esa casa…

Era una espectacular corrida… Y todo provocado por las lindas manos de mi madrina Victoria, quien ni siquiera se imaginaba lo que su ahijado estaba haciendo antes de proceder a darse la ducha…

VII

Al término de la masturbación, procedí a bañarme, me sequé con una toalla afelpada que me había dado y me lavé los dientes… Me dirigí a mi cuarto y me cambié de ropa, para bajar a la estancia donde ya me esperaba para salir de compras…

Cuando estábamos en el supermercado, la lluvia del atardecer se dejó sentir en Salina Cruz, por lo que mi madrina se apresuró para llenar el carrito y nos dirigimos a la caja. Allí me preguntó si no se me ofrecía algo…

- Porque la tarde invita a ver la televisión y tomarse un aromático y caliente café –dijo-.

Le contesté negativamente y pagó la cuenta, para dirigirnos de nuevo al estacionamiento donde se había quedado el coche. Pero nos había quedado lejos de la puerta de salida del supermercado…

Así que los dos nos empapamos de lluvia, lo que provocó que nuestras ropas quedaran como sopa, por la intensa humedad…

Me advirtió que me quitara mi playera… Pero no le hice caso y así llegamos hasta la casa, donde ella de inmediato se dio un baño de agua caliente y me acerqué a la puerta al escuchar la regadera… Pero no pude ver nada…

VIII

Cuando ella salió del baño… Yo me introduje y sólo me sequé la cabeza y me cambié de ropa en mi cuarto… Pero en ningún momento intenté darme un riego con agua tibia… Lo cual lamentaría después…

Al salir del baño me dirigí a la sala y ella veía una comedia… Por lo que me sirvió una taza de café bien caliente y en tanto sorbía el aromático nos pusimos a platicar de la escuela, de los abuelos y de lo que pasaba en Veracruz…

Sin embargo en mi mente lujuriosa, yo intentaba conducirla por otro camino y ese era el de mis fantasías eróticas… Así que le pregunté crudamente:

- Madrina… ¿No te han dicho jamás que tienes unas manos muy bonitas y un cuerpo que cualquier modelo envidiaría?

Ella se me quedó mirando y me respondió con una sonrisa:

- ¿Acaso te parece que las tengo las manos bonitas?

- Así es madrina…

Por lo que contestó:

- Pues coincides con Adolfo, porque a él también le gustan y más cuando le doy masaje allí donde te conté…

Intenté no darle importancia al comentario… Pero bien sabía que ella le masajeaba la verga a mi padrino y lo hacía venirse sólo con tomarle la punta del grueso pene con sus delicados dedos en un juego erótico que alentaba mis fantasías…

IX

La mojada de lluvia me había provocado un malestar… Por lo que me excusé y me dirigí a mi cuarto, donde me recosté y de inmediato me quedé dormido…

El reloj del buró marcaba las 11 de la noche, cuando la puerta del cuarto se abrió y yo abrí los ojos… Era mi madrina, quien vestía un camisón transparente y con la luz del pasillo se dibujaba su figura… De inmediato se me paró el miembro y nuevamente mi lujuria se hizo presente, despertando mis fantasías con mi madrina Victoria…

No encendió la luz del cuarto, pero alcancé a ver que en sus manos traía un tarro… Eso me sorprendió sobremanera porque me imaginé que su entrada al cuarto era para que hiciéramos algo… Luego de mi confesión de que sus manos eran muy lindas…

IX

Me preguntó si estaba despierto… Le respondí que si… También me preguntó si me sentía mal, luego de la mojada que nos dimos con la lluvia… Le contesté que me sentía agripado… Así que me dijo, voltéate que te voy a dar un ligero masaje…

Nuevamente mi mente voló… Me acordé de los masajes especiales que le daba a mi padrino y no pude contener la emoción que me causaba… Mi miembro se irguió, buscando salir de la truza blanca que lo aprisionaba… Pero no quería precipitar las cosas… Todavía no era el momento adecuado para mostrárselo en toda su dimensión…

Se acercó a la orilla de la cama y se sentó en ella… Encendió la lámpara del buró y fue entonces cuando vi lo que traía entre sus delicadas manos…

X

Mi madrina Victoria traía en sus manos un tarro de Vick Vaporrub e introdujo dos de sus delicados dedos para tomar ungüento y con voz dulce me dijo:

- Volteate hijo… Te voy a echar en la espalda y el pecho, para que no te vayas a resfriar…

No pude más que sorprenderme de mi calenturienta y cochambrosa mente, la cual me había jugado una horrible trastada, al pensar que sus manos se posarían en mi miembro… Pero mi madrina sólo me untaría el medicamento en el pecho, cuello y espalda para evitar que me enfermara…

Cuando terminó de darme el masaje… Salió como si nada y me dio un beso en la frente… Me puso uno de sus dedos que olían a Vick Vaporrub en la nariz y salió del cuarto, no sin antes decirme:

- Que pases buenas noches hijo