miprimita.com

Unas buenas a... cogidas

en Amor filial

* Relato 33…

Unas buenas a… cogidas

SINOPSIS: Una adolescente despierta al sexo y encuentra en su primo el amante perfecto, con el cual hace realidad todas sus fantasías vividas en su hogar, trasl sorprender en varias ocasiones a sus padres realizando el acto sexual en cualquier lugar… Un relato que establece los inicios de dos jóvenes que a través de los años llegan a ser cómplces silentes de su embriagadora y desenfrenada relación sexual, sin que nadie los sorprenda…

ECSagardez

Las rachas huracanadas que soplan en el puerto de Veracruz, invitan a la población a encerrarse en sus casas y mientras algunas personas se dedican a los juegos de azar para matar el tiempo, otros prefieren descansar para levantarse y tomar aromáticas tazas de café…

Lo que voy a narrar me sucedió cuando tenía 14 años de edad y me encontraba en mi habitación leyendo una revista… Al paso de los minutos el sueño me venció y me quedé profundamente dormido… Mientras el viento huracanado soplaba afuera y golpeaba los cristales de las ventanas de las casas…

Pero al vencerme el sueño, opté por hacer a un lado la revista y acomodarme plenamente para tener una plácida siesta… Los demás miembros de la familia se fueron congregando en sus habitaciones, porque el ambiente en el exterior invitaba a acostarse y oir como el aire silbaba y llevaba entre sus rachas algunos restos de la basura que la gente tira en las calles…

II

El tiempo pasó inexorablemente, cuando en mi letargo sentí que una mano se posaba en mi paquete y me acariciaba con suavidad… Como tengo el sueño ligero, entreabrí los ojos y pude observar a mi prima Lupita, quien era mayor que yo dos años y había llegado a vivir con nosotros por razones escolares…

Sin hacer ningún movimiento que delatara haber despertado dejé que continuara su acción y así ver hasta donde llegaría mi ardiente primita…

Hice un ligero movimiento para quedar boca arriba, pero con los ojos a medio cerrar y ella al principio tuvo la intención de irse, pero se contuvo, porque pensó que yo no la observaba…

En esa época yo usaba calzoncillos, lo que ahora los muchachos llaman bermudas, por lo que sólo fue necesario que Lupita jalara suavemente para que los broches se desprendieran y el paquete viril saliera disparado… Antes de continuar este relato que sucedió realmente, debo decir que desde los doce años de edad, mi miembro erecto llegaba a medir 18 centímetros y era ligeramente grueso, con un prepucio hacia abajo, debido a que desde niño me hicieron la circuncisión… Así que la cabeza quedaba completamente al descubierto…

Mi prima al ver que mi verga salía despavorida del calzoncillo que la oprimía, comenzó a pajearla con mucha suavidad, mientras que con la otra mano me acariciaba los testículos… En honor a la verdad, sus caricias me estaban provocando un inmenso placer… Pero yo seguía con los ojos entrecerrados, porque no quería asustarla y mucho menos que nuestros familiares se dieran cuenta de lo que estaba sucediendo en la intimidad de mi habitación…

III

Mi prima Lupita, quien por cierto no era muy agraciada en su rostro, porque presentaba, a sus 16 años, las secuelas del acné… Sin embargo, tenía un cuerpo y unos pies hermosos, porque era menudita y de nalgas respingaditas, además de tener unos senos pequeños con grandes pezones que invitaban al sexo…

Desde que llegó a la casa, tanto mi primo Alfonso y yo, le prestamos la atención debida, pero nuestro primo, quien era muy exigente con las chicas, abandonó de inmediato la idea de alguna relación más carnal, porque un dia en que ambos riñeron, le dijo lo siguiente:

- Sabes una cosa, tienes una cara monstruosa y conmigo ni sueñes tener alguna relación… Estás horrible…

Esas palabras, hirieron a Lupita, quien se fue llorando al cuarto que mis abuelos le habían asignado y toda esa tarde se encerró y salió hasta el dia siguiente, muy determinada para hacerme la plática y ver mi reacción hacia ella…

En ese aspecto no la defraudé, porque seguí demostrándole mi atención y solidaridad, lo cual fue de su agrado. Además de ayudarla en sus tareas, porque a pesar del problema de su rostro, era muy buena estudiante. Incluso llegó a recibirse de licenciada en Contaduría y Administración…

IV

Su mano siguió en la tarea que se había echado a cuestas, porque el prepucio subía y bajaba con atinada suavidad, hasta que logró arrancarme algunos pujidos, por la fuerte excitación en que me encontraba…

Eso la motivó a seguir la pajuela, hasta que ya no aguanté más y le disparé varios chorros de sémen que cayeron en su mano, la cual se llevó a la boca para tragarse el líquido blanquecino que mi verga había eyaculado…

En ese momento ya no pude más y me hice el que había despertado, para mirarla con ojos asustados… Pero ella se llevó un dedo a la boca en señal de silencio y me alcanzó a decir:

- No te espantes primo… Este será nuestro secreto…

Y al decirme lo anterior, posó su boca en mi miembro y empezó a lamer los restos de mi esperma, hasta dejar el glande brillando de limpio…

Todavía mi prima Lupita, tuvo la osadía de preguntarme:

- ¿Te gustó?

Y sólo me le quedé mirando… Para decirle:

- Sí… La verdad que si me gustó… ¿Pero en qué va a parar esto?

Lupita me respondió:

- Todas las noches te voy a visitar, para que juguemos al papá y la mamá… Así que me tienes que hacer algunas cosas que vi a mis papás hacer cuando vivía con ellos en Loma Bonita…

V

Para nuestra fortuna… Esa noche mi primo Alfonso, quien era el mayor de los tres, habló por teléfono para avisar que se quedaría a dormir en la casa de su padre, porque el viento arreciaba y su familia no deseaba que le sucediera algún incidente…

La noche cayó y luego de cenar, reunidos todos en el comedor como se acostumbraba, poco a poco nos fuimos retirando a nuestros dormitorios… Mientras mi abuelo se quedaba viendo las noticias en la televisión…

Sólo pensar en la calentura que mi prima Lupita me había provocado, me estaba excitando, pero también el soñar en que entraría a mi cuarto en la madrugada, hizo que se me erectara el miembro en ese instante… Incluso intenté hacerme una pajuela, pero me olvidé del asunto…

Para matar el tiempo, mientras me dormía, me puse a leer una novela policiaca y como siempre sucedía, el sueño me fue venciendo y me dejé arrastrar para entregarme a los brazos de Morfeo.

Cerca de las dos de la madrugada y cuando la oscuridad con el aire nos entregaban sombras chinescas, debido al movimiento de las lámparas instaladas en el exterior y el reflejo de la luz. Una sombra abrió la puerta del dormitorio para cerrarla enseguida y ponerle el seguro…

Desperté rápidamente y todo entusiasmado esperé que mi prima Lupita se acercara… Con el reflejo de la luz que atravesaba los cristales de la ventana pude ver que sólo traía puesto un ligero camisón, pero sin sostén y bikini…

Se veía hermosa de cuerpo, aunque como dije antes, con un rostro de arrepentimiento… No esperó más y se metió entre mis sábanas… Su calor era embriagador, olía a loción hidratante y fue acercándose sensualmente hasta que su pierna se repegó en mi miembro que de inmediato respondió a la in… citación…

VI

Era lógico que por mi edad yo no sabía que hacer… Pero si sentía la necesidad de tocarla y agarrarla de todo el cuerpo. Sin embargo, mi inclinación por los pies femeninos me trasladó a tocarlos y a besarlos desde la punta de los dedos hasta los talones, oler sus plantas con ese aroma saladito que siempre me ha embriagado y me ha provocado grandes excitaciones…

Cuando me puse los dedos en la boca y los chupaba con denodado entusiasmo, percibí ligeros gritos que indicaban que mi prima Lupìta estaba disfrutando esa forma de toqueteo en sus piececitos… La verdad, nunca me arrepentiré de haberlo hecho, porque tenía los pies más bonitos que haya yo conocido, sus uñítas recortadas y pintadas de color rosa. La verdad eran una obra de arte…

Aunque resulte curioso para muchos, mi prima tenía un fébril entusiasmo por su higiene personal y eran sus pies los que recibían mucha atención de su parte… Claro, para suerte mia…

VI

Poco a poco las caricias que nos dábamos crecían a cada momento y mi prima no vaciló en posesionarse de mi pene para introducirlo en su boca y chuparlo con suavidad, mientras yo seguía con sus pies… Mi verga estaba súper tiesa, parecía una varilla de acero corrugado, porque se mostraban las venas que daban lugar a ese aspecto…

Las lamidas de mi prima aumentaron de tal manera que sin miramiento alguno exploté y le llené la boca de abundante y espumoso esperma… Ella saboreaba la descarga de tal manera que casi en susurro me dijo:

- Pero primo, que sabrosos están tus mocos…

El escuchar esa forma de expresarse, sólo enardeció mis sentidos y de nuevo mi verga se paró, como haciéndose presente entre dos jóvenes que jugaban a hacer el amor, porque los dos carecíamos de experiencia en esas lides…

La plática entre nosotros era inaudible, para evitarnos algún contratiempo con los abuelos y su mamá de Lupita, quien se quedaba en otro de los cuartos, pero muy alejado de donde estábamos nosotros…

VII

Ahí me confesó que desde la edad de diez años, había visto a sus papás como hacían el amor en la pequeña vivienda que tenían en Loma Bonita y varias ocasiones vio al tio Jerónimo, su padre, darle a su mamá Esperanza, tremendas mamadas de panocha y culo… Y eso la hizo despertar al sexo, pero no quería hacerlo con cualquier muchacho, sino con gente de confianza y por eso me la dispensó a mi…

La verdad me sentí halagado por esa confesión y sin más ni más bajé la mano y froté con la yema de mis dedos sus vellos púbicos que eran ralitos, como si se depilara, pero era que no le crecían demasiado…

Así que mis dedos buscaron su entrepierna y poco a poco uno de ellos se fue introduciendo en su vagina, no sin antes darle ligeros toqueteos que le provocaron callados gemidos, porque se llevaba la punta de una de las sábanas a la boca para apretarla con sus dientes y así anular cualquier ruido…

El dedo medio de mi mano derecha se fue abriendo paso y alcanzó una ligera protuberancia que luego supe se llama clítoris, por lo que inicié un masaje en ese lugar que fue el acabose para mi prima Lupita… Ella ya no aguantó más y cerró las piernas con tal fuerza que no pude sacarlo de la vagina, al tiempo que me suplicaba:

- Sigue, sigue, no te detengas… Estoy sintiendo bonito… Sigue primo…

Y no hubo necesidad de más explicaciones… Se convulsionó de tal manera que me espantó como no se imaginan… Pero sentí como mi mano se llenaba de un líquido, cuyo aroma era tan fuerte que pensé se había orinado en la cama…

VIII

La noche siguió su curso. Mientras afuera el aire no amainaba… Los vientos huracanados silbaban de tal manera que ponían los pelos de punta… Nadie se atrevía a salir de sus cuartos… Mis abuelos, acostumbraban introducir a su dormitorio una bacinica y la tia Esperanza también hizo lo mismo… Así que nuestra casa, en esos momentos, lucía solitaria y era testigo y cómplice de lo que dos incipientes chamacos realizaban en cuestiones sexuales… Era curioso, pero los dos estábamos aprendiendo de las reacciones de nuestros cuerpos, cuando nos tocábamos…

Luego de la venida de mi prima Lupita que fue sensacional… Ella empezó a maniobrar mi verga con su mano derecha, en tanto la izquierda la usaba para apretarme los huevotes… En un momento prendió la luz del buró, porque quería verla a todo color…

Así que encendió la pequeña lámpara y la estuvo recorriendo con esa mirada lasciva que jamás he visto en otra mujer… Fue tal su observación que se percató de que tenía alrededor del prepucio y en el glande siete lunares de mediano tamaño…

Cuando me dijo eso, me despertó la curiosidad y yo también traté de verle su vagina, así que me percaté de un lunar en forma de corazón que tenía en uno de los labios superiores…

Los dos reímos por la ocurrencia… Así que apagó la luz y tomó mi miembro para sentarse arriba de él. Pero para mi sorpresa no lo hizo por la vagina, sino por el ano…

Según su justificación era que deseaba llegar señorita al matrimonio… Lo cual no pudo cumplir, porque varios meses después, tuve el privilegio de romper esa cosita, llamada himen. Pero eso será motivo de otra historia…

Al meterse la punta de mi verga, su cara se transformó con un rictus de dolor manifiesto… Era la primera vez y no sabíamos ni como hacerle… Por lo que se me ocurrió decirle que esperara y me permitiera untarle vaselina para el cabello de esa época y cuyo tarro se llamaba "Glostora"…

IX

Lupita asintió, porque era lógico que estaba a punto de perder su virginidad anal… Pero para ella lo más importante era disfrutarlo… Así que la puse en la orilla de la cama, con el cuerpo recargado en una almohada. Mientras sus nalguitas quedaban a mi disposición…

Cuando le puse la vaselina en el círculo de su ano, ésta pareció refrescarla porque no hizo ningún movimiento en contra, al contrario con sus manos se abría las nalgas, mientras yo le untaba y con mi dedo lo recorría, hasta que se lo fui introduciendo para dilatárselo…

Ella en tanto se tocaba las tetas y se pellizcaba los pezones que respondieron al tacto, porque se pusieron como de color aceituna y del tamaño de una nuez… No había ninguna duda, mi prima Lupita estaba sobreexcitadísima…

En tanto se toqueteaba y daba ligeros suspiros, dos de mis dedos se abrieron paso y fue cuando comprendí que era el momento de meterle mi verga en el ano… Se lo puse en la boca para que lo chupara y en menos de lo que canta un gallo, ya le estaba introduciendo la punta entre esos pliegues que me enardecieron al máximo del placer…

Ella dio un respingo por el dolor que le causaba… Pero no hizo ninguna acción para separarse… Al contrario me pidió un poco más de verga… Lo cual le cumplí y se la fui dejando caer hasta que mis 18 centímetros entraron en plenitud y me quedé por un momento quieto ante el rictus de dolor que transformó su cara…

En ningún momento pidió que se la sacara… Por lo que se la saqué hasta la punta y la penetré con fuerza y así comencé los movimientos de mete y saca, saca y mete que mi prima poco a poco fue amoldándose a los movimientos, ya que ella también se movía en sentido contrario para tener ambos un rítmico vaivén que nos estaba transportando a una gran cascada de intenso y maravilloso placer…

Por lo apretado de su culo, mi prima dejó escapar leves flatulencias y un hilillo de sangre mojó mis vellos, pero yo seguí en mi juego. No la soltaba de las caderas y en algunas ocasiones le introducía un dedo en su vagina para llegar hasta su protuberancia y toquetearlo con placer desmedido…

Ya no podíamos más… Habían transcurrido cerca de diez minutos y los dos estábamos en el paroxismo… Fue mi prima, la que con ojos llorosos por haber perdido su virginidad anal me pedía a gritos que me viniera, pero ya ni la escuchaba, porque mis movimientos se incrementaban a cada momento, hasta ser ella la que tuvo una tremenda corrida que me la dejó exhausta y casi sin poder pararse, además de que fue notorio porque llenó mi mano derecha de sus fluidos y un aroma que enervó todos mis sentidos…

No hubo más que hablar, se la saqué hasta la punta y la penetré con más fuerza, pero sólo fue un acto reflejo, porque fue el anuncio de una fuerte eyaculación, donde mis mocos, como les decía ella, se fundieron con su hilillo de sangre y un olor a flatulencia…

Pero eso no importó para disfrutar plenamente esa tremenda cogida… Mi prima Lupita demostró que sería una zorrita muy audaz para eso del acto sexual…

X

Cerca de las 5 de la mañana, mi prima se retiró a su cuarto y en el poco tiempo que estuvimos platicando, casi en susurros, ella me pidió que no la dejara y que ella me complacería siempre en lo que yo le pidiera…

Asimismo me contó como vio a sus papás, Jerónimo y Esperanza, como cogían a cada rato, incluso tenían por ritural bañarse juntos y nadamás se oían los pujidos de ambos o cuando la tia le llevaba la comida al campo, donde estaban los sembradíos de piña…

Por lo que contaba Lupita, era de pensarse que los tíos eran insaciables… Y al espiarlos despertó en mi prima una tremenda inquietud y ganas de fornicar con el primero que encontrara a su paso…

Jamás me importó su rostro que por cierto pudo componer después de un largo tratamiento dermatológico y por mi actitud pude disfrutar repetidas veces de su cuerpo, sus pies, su vagina, su clítoris y su ano. Eramos muy unidos y ante los demás familiares, parecía que no nos queríamos. Pero todo era una treta para no despertar las sospechas de nuestras entusiasmadas noches de sexo…

Para mi gran suerte, es claro que fui el elegido y al amante que encontró siempre dispuesto a proporcionarle intensas oleadas de placer. Y mientras estudió el bachillerato y su carrera me concreté y sublimé para darle en esa casa: Unas buenas a… cogidas