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La vida de Alejandro (3)

en Gays

Capitulo 3

Tras todo esto, propuso que nos fuéramos a dormir, como si aquello fuera lo mas normal del mundo y como si nada, nos metimos en aquel saco, los dos completamente desnudos tras habernos masturbado y muy juntos, todo lo juntos que se puede estar en un saco tan pequeño, no tocarnos era imposible, y además, tampoco lo pretendíamos.

Era difícil elegir una posición, si alguno se ponía de lado dando la espalda al otro daba pie a malas interpretaciones, si era de frente difícilmente no nos dábamos un beso, al final, él se tumbó boca arriba, y yo a su lado, boca abajo, inevitablemente nuestros cuerpos se tocaban y mi brazo izquierdo quedó por encima de su pecho, medio abrazándolo.

Y así estuvimos toda la noche, él ya estaba dormido, pero yo no podía, me temblaba el cuerpo y mi corazón latía a mil, estábamos desnudos, juntos, el dormido, semi abrazados, le tenía tan cerca...

Me entraron ganas de besar sus dulces labios, pero ¿que pasaría si despertaba? Si bajaba mi mano un poco podría tocar sus partes mas nobles con mas tranquilidad y placer, pero ¿le despertaría eso? También podía moverme algo mas hacia su lado y quedar tumbado encima de él estando completamente desnudos, sería tan maravilloso... me debatía entre estas 3 opciones y pasaban las horas sin que pudiera dormir, si alguien pudiera decidir por mi y decirme que debería hacer, me seria de gran ayuda...

Moví mi brazo a través de su pecho sintiendo su dulce piel acariciada por mis dedos hasta posar mi mano en su hombro derecho, decidí moverme con cuidado y sigilo poco a poco hasta colocarme encima suya, con mucho cuidado y disimulo levanté mi cuerpo para posarlo junto a él, sin atreverme aún a colocarlo enteramente encima suyo quedé recolzado a su lado juntando nuestros cuerpos desde su costado, me temblaban las manos, en parte por el frío de la noche, en parte por los nervios de estar a su lado, sin ropa ni obstáculos entre medio, solo yo y él.

Observé su cuerpo, cuanto la oscuridad de la noche me dejaba ver, gracias al reflejo de nuestra estrella en la Luna podía ver sus dulces labios, tiernos y finos, esperando un beso, su primer beso, mi primer beso, acerqué mi rostro al suyo, nos separaban escasos centímetros, notaba el aire que surgía de él como una brisa suave recorriendo mi rostro, sus ojos cerrados tiernamente reflejaban su inocencia y confianza, dormir a mi lado, dormir junto a él.

Noté flaquear mis fuerzas, sentí ganas de abrazarlo, y finalmente cedí a mis impulsos tumbándome encima de él, mi cuerpo junto al suyo y por fin su suave piel, tierna y cálida bajo mi cuerpo, mi corazón latía junto al suyo, mis pulmones se llenaban del aire que no quisiera él, mis brazos le abrazaron y mis labios le besaron en el rostro, el momento se hizo eterno y me quedé allí tumbado con mi piel junto a su piel, abrazado y besando su perfil, sin moverme yo, sin moverse él.

Los segundos se hacían horas, las horas se hacían años, y los años se eternizaban en el tiempo que no frenaba mientras estaba junto a él, pero para mi aquellos segundos, minutos, quizás horas, se convirtieron en instantes que en un suspiro se fugaron y con la luz del sol amenazante de una noche eterna que ya daba a su fin, decidí jurarle amor eterno con un beso, sería nuestro primer beso, y aunque el jamás lo recordara, yo jamás lo olvidaría.

Levanté ligeramente mi rostro para contemplar el suyo, tan tierno, tan guapo, sus labios vírgenes que nadie había probado dormían placidamente mientras se acercaba mi rostro, como en un segundo maravilloso, sé que Dios detuvo el tiempo, y en ese momento, cuando los pájaros empezaban a volar a la luz de la mañana y los primeros rayos de luz iluminaban el cielo de color azul, mis labios se posaron en los suyos, sentí lo mas dulce y agradable que pudiera sentir en el mundo, me entraron ganas de abrazarlo y así lo hice, sentí mi cuerpo junto al suyo y le entregué toda mi alma, en ese segundo inolvidable para mi memoria le juré amor eterno.

Y allí quedé dormido, abrazado junto a él en su tienda de campaña, desnudos y protegidos por un saco de dormir, cuando desperté era la hora de comer y él ya estaba levantado. Me puse algo de ropa ligera y salí a ser cegado por la luz del sol, su madre me saludó y preparó el desayuno, Dani estaba río arriba junto a su padre intentando pescar algo. Tras desayunar fui en su búsqueda y les encontré pescando junto al río, Dani se alegró de verme y me propuso realizar una pequeña expedición en el bosque.

Entre árboles, arbustos y muchas piedras nos movíamos no sin temor cuando descubríamos alguna araña que por su tamaño enseguida calificábamos de tarántula, nos encantaba investigar aquel bosque emocionante que ninguno sabía que peligros ocultaba. En una de esas me disponía a saltar un arbusto no muy alto cuando desafortunadamente una ramita del mismo bastante seca se enganchó en mi pantalón, de tal manera que al saltar hacia delante me lo desquebrajó enteramente por el costado izquierdo y quedé con una pierna y algo mas al descubierto al no poder aguantarme el pantalón y no haberme puesto calzoncillos.

  • Hala, ya las liao. – Dijo Dani mientras se reía

  • Joder, ¿Y ahora que hago?

Era un pantalón cortito que al estar roto por un lateral me descubría absolutamente todo, ni tan siquiera se sujetaba para taparme almenos el pene que quedó al aire y a la vista de Dani.

Éste se empezó a quitar sus pantalones para prestármelos y tener yo así algo con que taparme. Al quitarse los pantalones se quedo en calzoncillos y su pene se notaba perfectamente marcado en ellos, me excitó hasta empalmarme, me dio cierta vergüenza pero tampoco era nada nuevo para Dani así que sin mas problemas me quité el pantalón frente a Dani mostrando una erección tremenda.

Dani se agachó frente a mí, pensé que pretendía ponerme él mismo sus pantalones, pero en vez de eso agarró mi pene y empezó a masturbarme, yo me dejé, luego miró hacia arriba y riéndose se acercó mi pene a la cara hasta meterlo en su boca y empezar a chuparlo. Aquello era demasiado fuerte incluso para mí, pensé que la cosa se nos había ido de las manos pero empecé a excitarme tanto que no pude frenarle, mi pene dentro de su boca era una sensación demasiado agradable, húmeda, caliente y moviéndose arriba y abajo, sobretodo su lengua, aquello era ya insuperable y me corrí en toda su boca eyaculando sobre su lengua, enseguida se aparto diciendo "¡Que asco!" mientras yo eyaculaba y gozaba de mi orgasmo.

Entonces se levantó y me dijo que me tocaba a mi, en sus calzoncillos se notaba su erección tremenda y puede que en mi cara la satisfacción de poder meterme eso en la boca, me agaché frente a él y observé mejor como tiraba del corto calzoncillo gris una barra dura y puntiaguda hacia arriba dejándolo en su limite de contención.

Mire hacia los lados, tenia miedo que hubiera alguien observando, pero en medio de aquel bosque no parecia haber absolutamente nadie, puse mis manos sobre su pene por encima del calzoncillo y éste reaccionó con un pequeño impulso de excitación, Dani se levantó la camiseta para que no molestara, y yo le agarré los calzoncillos para bajárselos hasta los tobillos.

Estaba ahí, completamente desnudo de cintura para abajo y empalmado esperando que yo se la chupara, eran 12 centímetros que debía comerme, la agarré por la base y la direccioné mas hacia el frente, entonces empecé a introducirla poco a poco en mi boca, notando su sabor y sensación.

Los jugos preseminales que segregaba le daban un sabor extraño, estaba muy dura pero la piel que la envolvía era realmente suave, empecé a moverme para sacarla y meterla en mi boca y su reacción fue de placer intenso, se excitó tanto que me excitaba a mi y noté como se me levantaba otra vez el pene, me encantaba sentir entero su pene dentro de mi boca y envolverlo con mi lengua, continué moviendo mi boca arriba y abajo, desde la punta y hasta el fondo, hasta que finalmente su semen salió disparado a mi garganta, yo por temor lo escupí haciendo ver que me daba asco, aunque tenia un sabor raro y textura extraña, me encantaba la idea de sentir su semen en mi boca y saber que yo se lo había sacado.

Volvimos a las tiendas, él en calzoncillos, y tuvimos la suerte de poder colocarnos nueva ropa sin ser descubiertos, la tarde paso rápida entre juegos y baños en el río.

Tras cenar por la noche ya nos disponíamos a acostarnos, nos estábamos desvistiendo mirándonos pícaramente cuando su padre entro en la tienda a asegurarse de que todo fuera bien y no pasáramos frió, mientras que yo me detuve Dani continuó desnudándose, ya en calzoncillos se le notaba claramente una tremenda erección en ellos, pensé que su padre se habría dado cuenta, pero fue incluso peor cuando Dani se quito los calzoncillos quedando completamente desnudo y erecto delante de su padre, yo por vergüenza miré para otro lado mientras pensaba en desnudarme de espaldas a todo eso ya que yo también la tenia bien dura y además se me notaba la erección a través del pantalón.

Su padre se marchó y pude respirar tranquilo y terminar de desnudarme, Dani se metió en el saco y yo que estaba bastante nervioso me metí también aun desconfiando de si sus padres volverían a abrirnos la tienda.

Tras acostarnos desnudos y en contacto como en el día anterior, paso un rato en que sus padres también se acostaron y todo quedo en silencio, entonces fue cuando note como la mano de Dani se movía y se colocaba encima de mi culo, empezó a tocármelo y estrujármelo sin temor como esperando alguna reacción por mi parte, como tardé en reaccionar decidió pasar a la acción y se abalanzó encima mío, colocando su cuerpo sobre el mío y su pene entre mis nalgas.

Yo, automáticamente y sin pretenderlo me abrí de piernas para facilitarle la tarea, aunque por un lado no me gustaba ser el de abajo, lo cierto es que todo aquello me ponía muy caliente, eran muchas dudas, me gustaba todo aquello y a la vez me daba pánico.

Notaba como su pene se hundía cada vez mas entre mis nalgas empujón tras empujón, hasta el punto en que su pene casi me penetra, pero por miedo cerré la puerta con fuerzas para evitar llegar tan lejos, no tardó mucho mas en eyacular su líquido seminal entre mis nalgas entre fuertes contracciones, y mientras él recuperaba el aliento, yo empezaba a levantarme para que mi aplastado y dolorido pene pudiera recuperarse.

Mientras cambiábamos de posición nuestros cuerpos se mezclaron con mucha excitación, en un saco tan pequeño pasar de arriba abajo era una tarea difícil, pero estando desnudos además de difícil era muy excitante, casi podía correrme tan solo de mezclar mis piernas con las suyas y tocarnos todo disimuladamente, pero finalmente aguanté y por fin, él estaba ahí, tumbado boca abajo con las piernas abiertas y su culo relajado esperando que mi pene se frotara con él.

Me tumbé encima suyo colocando el pene entre las nalgas, sin intentar meterlo hacia dentro, tenía el culo frío, sus nalgas estaban congeladas en comparación con mi pene que se encontraba ardiendo, pero en pocos segundos y tras dos meneitos la cosa empezó a calentarse.

Mi pené se hundió entre sus nalgas y la sensación era increíblemente excitante, eran tiernas y suaves y me producían tanta excitación que tuve que hacer esfuerzos por no correrme en ese momento, le abracé por detrás y sentí en mi pecho toda su espalda, agarrado a sus hombros puse mi cara junto a la suya y empecé a empujar, ahora ya si, con mas fuerza y ritmo, sin preocuparme de correrme, estaba ahí para eso y mi semen pronto le salpicaría.

No pude resistir mas y empecé a eyacular, continuaba empujando para disfrutar de el hasta el ultimo segundo, me encantaba frotarme con su culo, me daba miedo sentir aquello, pero me daba mas placer sentirlo, tras limpiarnos un poco nuestros traseros decidimos dormirnos, esta vez le abrace sin temor, y dormí junto a él tocando todo cuanto quise, él se dejaba y dormía tranquilo mientras yo disfrutaba de la noche.

Al día siguiente poco hicimos, había que irse no muy tarde para no pillar caravana, y el plan era salir antes de mediodía, por lo que almorcemos bastante rápido y empecemos a deshacer las tiendas y recogerlo todo, como nos habíamos levantado tan tarde, poco mas hicimos antes de marcharnos.

Mientras volvíamos a casa estando en el coche en ese largo y duro camino, no paraba de mirar a Dani y él a mi, nos reíamos y hacíamos bromas, nos hacíamos cosquillas y nos dábamos codazos, luego nos quedábamos viendo el paisaje, hasta volver a molestarnos.

Estaríamos ya cerca de casa y medio dormidos del aburrimiento cuando observe en los pantalones de Dani algo que parecía una tienda de campaña, pero no una de dormir, sino la que forma un pene erecto en unos malos pantalones, parecía un doble del pantalón, quizás no era mas que eso, pero la idea de que Dani estuviera empalmado me puso tan caliente que desperté de repente y me di cuenta que ese pensamiento impuro provocó que mi pene si estuviera erecto y formara en mis pantalones otra verdadera tienda de campaña.

Y ahí estábamos los dos, quizás empalmados, pero con dos tiendas de campaña una en cada pantalón, y ninguno la ocultaba, sin manos por encima escondiendo nada ni disimulo, nuestros penes se alzaban orgullosos sin temor de que alguien nos los viera, Dani estaba semi dormido, y yo con ganas de algo mas que mirarle.

Pensé en que podía hacer, sus padres estaban justo delante, y aunque su padre conducía y su madre estaba en Babia podían descubrirnos, tenia ganas de meter mi mano bajo su pantalón y alegrarle el viaje, o quizás debía recostar mi cabeza entre sus piernas con disimulo y saborear aquel mástil, también podía coger la mano de Dani y meterla en mi calzoncillo pidiéndole que reaccionase... en el coche y excitados, dos chicos de 13 años necesitan un consejo para desahogarse. ¿Habrá alguien por ahí que pueda ayudarnos?