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Hermano gordo, hermana gorda (1)

en Bisexuales

HERMANO GORDO, HERMANA GORDA (1)

CAPÍTULO I: ALGO TOTALMENTE INESPERADO.

 

DOMINGO.

11:55 PM

AEROPUERTO INTERNACIONAL DE CARRASCO.

MONTEVIDEO.

REPÚBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY.

 

La bronca que tenía era indescriptible.

Retornando de mi viaje relámpago, me habían demorado más de dos horas en la terminal aérea de Buenos Aires por un problema gremial de sus empleados.

Ya estaba al borde de la histeria, hasta el preciso momento en que salí de la aduana y entré al hall central del aeropuerto uruguayo; porque apenas lo vi, se me alegró la noche.

Fui caminando lentamente hacia él, que estaba sentado al pie de la escalera que llevaba al restaurante. Estaba distraído, enfrascado en su lectura. Presté atención a lo que leía: una revista de Batman que sostenía con ambas manos y un par más del mismo superhéroe descansaban a su derecha sobre el escalón. Ciertamente, las había comprado para matar el tiempo de espera.

Estuve parado por unos segundos frente a su humanidad y no se percató de mi presencia hasta que se lo hice notar, ya que estaba concentrado en su lectura.

- Ejem!

- Zesna! Bueno... finalmente has llegado...- dijo poniéndose de pie de un salto, que a pesar de su tremendo peso, era digno de su ya comprobada gran agilidad.- Es que pregunté por el último vuelo y me dijeron que llegaría demorado... pero nunca pensé que por tanto tiempo...

- Junior... qué estás haciendo aquí???- pregunté con una sonrisa, sin poder ocultar mi sorpresa.

- Me tuviste preocupado todo el fin de semana... Veo que por lo menos te pones contento de verme- dijo y nos fundimos en un gran abrazo.- Cómo te ha ido con ese gordo yanqui?

Le conté todo lo permitido como para que se quedara tranquilo, haciéndole hincapié en que todo había salido bien y que sus preocupaciones, al menos en esta oportunidad, habían sido infundadas.

Me contó que hacía tres largas horas que estaba esperando mi arribo.

- Tres horas???- pregunté.

-Sí... le debo haber dejado las bolas por el piso al que da los informes de las aerolíneas. Pero no descansé en mi intento de que me comprobara si tú venías en este último vuelo... Finalmente me lo confirmó, pero me dijo que venía retrasado por un problema con el personal de Buenos Aires.

Miré nuevamente al muchacho mientras ingresábamos a mi automóvil, que me estaba esperando en el parking.

- Cómo llegaste hasta aquí, brother?

- Vine con Coty y nos trajo papá en su auto; pero como el vuelo se demoraba más de la cuenta y ella se tiene que levantar temprano a la mañana, la tuvo que llevar de vuelta para su casa.

- Junior, eres un amor... no sé cómo agradecerte todo lo que haces por mí. No sé si me merezco tanto...

- No te preocupes, brother... que si yo sospechara siquiera que no te lo mereces, seguramente no estaríamos conversando en este momento.

Lo miré seriamente, hasta que estalló en una carcajada.

- Te prometo que el sábado próximo te invitaré al cine- le dije.- Quiero pasar todo el fin de semana que viene contigo, hermano...

- Lo siento, Zesna- interrumpió.- Ese día tengo planeado ir a una reunión en casa de Coty. No te molesta, verdad?

- Por supuesto que no. Yo no soy celoso- contesté y sonreí.

- Ves cómo eres malo?... lo mío no fueron celos. Sólo me molesté porque me dejaste colgado con el teléfono en la mano. Esto es diferente. Ayer me confirmó que finalmente se hace la reunión que estaba organizando su hermano desde hace un par de semanas.

- Sólo estaba bromeando, Junior. Bueno... entonces supongo que tendremos que dejar la salida al cine para la semana siguiente... claro, siempre y cuando tu amor te lo permita.

Me miró serio.

- Apenas llegas y ya comienzas a fastidiarme?- preguntó con preocupación.

- Qué te sucede, hermano? Antes me soportabas toda clase de bromas y ahora parece que te molesta cada una de las que te hago?

- Sí, soy consciente de que estoy un poco alterado- terminó reconociendo mientras sacudía la cabeza de lado a lado.- Por supuesto que no es nada personal... bueno... eso ya lo sabes... es que me estoy irritando con mucha facilidad- agregó.

- Y eso por qué? Tienes algún problema, brother?- pregunté preocupado.

-No... no...- hizo una pausa.- Bueno... sí... en realidad sí...- terminó reconociendo a pesar de su titubeo.

- Qué te sucede, bebé? Cuéntame- dije mientras conducía hacia la casa de Junior.

- Ya sabes que me paso cogiendo todo el tiempo libre con Coty. El tema es que no tengo un lugar donde lo pueda hacer con tranquilidad y sin apuros, y me estoy gastando una fortuna en hoteles...

- Todo es un problema de dinero?- pregunté extrañado.- Estás seguro que ése es tu problema? No me estás ocultando algo?

- Ya comienzas con las preguntas pelotudas? Pero claro que es verdad lo que te digo... cuándo te he mentido a ti?- preguntó totalmente irritado.- Zesna, por favor, te pido por lo que más quieras que no me fastidies en este día...

- Está bien... aunque estás irreconocible, hermano... pero entiendo tu preocupación. Sólo dime una cosa... nunca has hablado con tu padre acerca del tema?

- Estás loco??? Cómo quieres que le diga? Y si lo hiciera, cuál crees que sería la contestación que él me daría?

- Bueno, eso no te lo podría decir. Pero estoy seguro que él encontraría una solución apropiada para tu problema- contesté convencido de que así iría a ocurrir.

- No, Zesna... sé que él me quiere mucho, pero aún me ve como a un crío. Le costaría mucho darse cuenta que su niño ya creció y que necesita un espacio propio... que necesita un lugar adonde ir para coger con su novia. No sé si me entiendes lo que quiero decir...- cuestionó con duda.

- Claro que sí... no te olvides que yo ya he pasado por eso, así como estoy seguro que tu papá también lo ha hecho. Pero de todas formas, estoy convencido que deberías hablar con él.

- No!- dijo abruptamente.

- Tienes alguna otra solución al respecto?- pregunté.

-No!... lamentablemente no!

- Ok. Quieres que te ayude con este problema?

- No lo sé... depende... cómo podrías ayudarme?

- No sé... tal vez podría prestarte el departamento toda vez que lo necesites...

- Oh, Zesna... te lo agradezco mucho... pero eso no lo podría aceptar- dijo pensativo.

- Por qué no?- pregunté con sorpresa, y no fue por lo que me dijo sino por su reacción, ya que se quedó pensando como si se le acabara de ocurrir alguna idea alternativa.

- No, sencillamente porque no voy a pretender que seas tú el que se vaya a un hotel a dormir todas las noches. Es que cogemos durante largas horas, brother, y lo hacemos casi a diario. No podría obstaculizar tu vida...- dijo con una sonrisa.- No obstante, me acabas de dar una gran idea.

- Sí? La compartirás conmigo?- pregunté dudando, ya que hizo una prolongada pausa.

- Sí, claro...- contestó con la mirada perdida.- Definitivamente necesito un departamento para mí... pero no tengo ni la más puta idea de cómo hablar con mi padre acerca de ello... sé que él se enojará, que pensará que...

- Hey, hey, hey... - interrumpí.- No hables así de tu padre, Junior. Tú no podrías asegurar que reaccionará de ese modo, pero yo sí te puedo decir que él nunca haría algo que no fuera por tu propio bien.

Enmudeció.

- Sé que te cuesta creer que yo conozco más a tu propio padre que tú mismo- expliqué,- pero te puedo asegurar que lo que te digo es la realidad.

- Oye, ahora eres tú el que parece como si me estuviera leyendo la mente..- dijo sorprendido.

- Estoy seguro que si hablaras con él, comprenderá tus necesidades, Junior.

Me miró un poco desconfiado. No le era fácil reconocer que lo que yo le estaba diciendo era la verdad, pero su expresión fue de resignación.

- De todas formas, yo podría hablar con él sobre esto... claro, siempre y cuando tú me lo permitas- le ofrecí.

- No estoy seguro, Zesna...

- Por qué? Qué tendrías para perder?- pregunté confiado.

Transcurrimos varios minutos de viaje sin emitir palabras, hasta que el muchacho rompió nuevamente el silencio.

- Bueno, está bien... habla con mi papá a ver qué es lo que logras. Pero, por favor... no le digas que necesito el departamento para ir a coger... ok?

- Jajajaja... tú piensas que tu padre no lo comprendería? Qué equivocado que estás, Junior. Estoy seguro que él hasta lo aprobaría. Imagínate lo contento que se pondría al saber que su muchacho ya creció y tiene los mismos problemas que todos tuvimos cuando comenzamos a experimentar con el sexo- dije y no me perdí su mirada que denotaba duda con respecto a lo que le acababa de decir.- Cuándo quieres que hable con él?


- Lo antes posible... lo mío es extremadamente urgente. Con lo que ya he gastado por las habitaciones del hotel, casi seguro que bien podría haberme comprado un regio departamento. Pero no le digas que es para coger.

Me causó gracia la comparación, aunque no sé cuánto de exageración había en ello ya que me insistía hasta el hartazgo que solía quedarse casi toda la noche haciéndole el amor a su novia y prácticamente no habían demasiadas ocasiones en que hicieran una excepción a la regla.

Sería posible que Junior me estuviera mintiendo? O que al menos me estuviera ocultando algo?

No, de ninguna manera. Ya había prometido que nunca más desconfiaría de sus dichos. Aunque debía reconocer que esta vez me sorprendió en forma rotunda la razón de su preocupación y mal humor.

- Tu padre seguramente ya debe haberse acostado, verdad?- pregunté mientras corroboraba la hora por el reloj del vehículo.

- No... si ya sabes que suele leer hasta altas horas. Aún no es la una de la madrugada, por lo que estoy seguro que sigue despierto.

- Bueno... entonces entraré contigo para hablar con él del tema. Si llega a estar durmiendo, lo dejaremos para mañana a la noche. Te parece bien?

- Danke, Zesna!

- Aún no me agradezcas nada... sólo acepto las gracias cuando obtengo resultados- dije y ambos estallamos a carcajadas.

 

 

 

Apenas llegamos a su mansión, subimos juntos a los dormitorios y Junior me hizo señas luego de corroborar que la luz del velador de Eduardo estaba encendida.

- Déjame sólo, Junior... vete a dormir y mañana te cuento qué sucedió, ok?- le aconsejé con un susurro y nos despedimos con un beso en la mejilla.

Toc toc toc!

- Quién?- preguntó.

- Yo, Zesna!

- Pasa, querido! Está sin llave.

Abrí la puerta y una vez dentro de la habitación, la cerré en forma totalmente inconsciente, pasándole el cerrojo.

- Hola, hijo... cómo estás?- me dijo mientras se incorporaba en la cama.

Noté que estaba acostado sobre las sábanas, completamente desnudo. No pude evitar llevar la mirada a su entrepierna oculta por su panza, mientras me iba acercando a él. Le di un fuerte abrazo, él me miró fijamente y posó sus labios sobre los míos.

- Recién llegas?- preguntó luego de darme uno de esos besos que me hacen tan bien y echar un vistazo a su reloj pulsera. -Cuánto tardó tu vuelo, muchacho...! Junior te estuvo esperando hasta el momento de tu llegada?

- Sí. Vine con él... y ya se retiró a su dormitorio.

- Él te quiere mucho, Zesna.

- Sí... lo sé...- contesté emocionado.

- Muy bien... dime... qué es lo que me tienes que pedir por él?- preguntó.

- Qué?- su pregunta me tomó realmente de sorpresa.

Cómo se había dado cuenta de mis intenciones? No debía olvidar que estaba ante uno de los mejores psicólogos del país.

- Escuché que cuchicheabas con Junior antes de golpear a la puerta- dijo sonriendo.- Supongo que te ha pedido que hables conmigo acerca de algo que él no se anima a decirme. No entiendo a mi muchacho... aún no sabe que puede confiar en mí?

- Sí lo sabe... pero en este caso no se anima...- dije y a continuación le conté todo lo que mi hermano me había confiado, sin ocultarle ningún detalle. Simplemente quería compartir todo lo que sabía con él sin tener que mentirle en nada.

Lejos de enfadarse, sonrió. Sabía que reaccionaría de ese modo... sin embargo, borró de pronto la sonrisa de su rostro y comenzó a mover la cabeza para ambos lados.

- Zesna, te voy a tener que pedir que no frecuentes más a mi muchacho- dijo muy seriamente.

- Qué?- pregunté atónito. -Pero... por qué?

- Porque parece que se le está pegando tu pelotudez, como él siempre dice de ti- contestó y ahora soltó una carcajada.- Pero qué es lo que tengo que hacer para que se dé cuenta que yo lo amo mucho y que haría cualquier cosa que me pidiera?

- Él lo sabe, abuelo... pero hay temas que le da vergüenza y no se anima a abordar con...

- Que le da vergüenza a mi muchacho?- interrumpió. Hizo una larga pausa. No necesité darle explicación alguna, ya que meditó durante un instante y entonces, volvió a hablar.- Si tú lo dices, debe ser así, hijo. Es que mi muchacho ha cambiado mucho... y para bien, desde ese viaje misterioso que ustedes han hecho juntos a Piriápolis. No sé qué fue lo que sucedió allí, pero cuando volvieron, me entregaste a mi crío mucho más adulto, mucho más perceptivo, bastante más comunicativo... además he notado que él confía mucho más en ti que en su propio padre. Sabes que si no fuera porque eres tú, estaría muy celoso...- dijo y sonrió.- Sin embargo, me alegro que hayas sido tú el que se ganó su amistad y confianza.

Mis ojos ya estaba vidriosos de la emoción.

- Ven aquí!- me dijo.- No te preocupes por darle una respuesta a su pedido... yo mismo hablaré con él acerca de esto lo antes posible. Muchas gracias por habérmelo hecho saber...

Fui nuevamente a su encuentro, me abrazó en forma potente y me dio un beso sobre la oreja derecha.

- Nunca podré agradecerte lo mucho que has hecho por nosotros, Zesna.

- Si yo no...

- Ni siquiera te puedes imaginar lo importante que has sido para nuestra vida... para mi vida- interrumpió.

Mientras me apretaba muy fuerte contra su pecho desnudo, separó levemente sus muslos apretados, tomó mi mano con la suya y me la condujo a la calidez de su propia entrepierna.

 

 

LUNES.

11.50 AM

 

- Zesna, tienes un llamado en espera- me comunicó la telefonista.

Me sirvió como distracción, ya que toda la mañana estuve haciendo trabajo de rutina. Estaba realmente fatigado por lo tedioso de la tarea.

- Hola, quién habla?- pregunté.

- Hola, Zesna... soy Gabriel... Dónde mierda estuviste todo el fin de semana? Se me gastó el dedo de marcar el número de tu departamento. Te estuve llamando a toda hora y nunca te encontré.

- Ah, sí... es que me fui de viaje relámpago a Buenos Aires... dime, ya tienes la fecha para la reunión de ex compañeros?- pregunté realmente excitado por tener la posibilidad de volver a encontrarme con mis amigos de la infancia y adolescencia que hacía años que no veía.

- Sí... por eso te llamaba. Será este sábado desde las 15 horas con almuerzo incluido y además a la tarde iremos de camping hasta el domingo; así que si posees alguna carpa o sobre de dormir, llévala... aunque no es estrictamente necesario ya que en caso contrario podrás compartir con la de algún otro para dormir, ya que casi todos llevarán.

- Eso no sería ningún problema... ya has ubicado a todos?- pregunté intentando recordar a cada uno de mis compañeros de banco a medida que me los nombraba.

- Sabes que aún no logro dar con el paradero de Martín Benítez. Es que se ha mudado tantas veces que le he perdido el rastro...- dijo y agregó, - ... desde que fallecieron sus padres, está viviendo con su hermana, pero nadie sabe dónde mierda lo están haciendo ahora.

- Bueno, sería lindo que lo pudieras ubicar. Cuéntame lo que puedas acerca del resto de los muchachos... qué hacen, en qué andan?

Estuvimos hablando por espacio de casi una hora y terminó contándome todas las peripecias que tuvo que sortear para poder encontrar a cada uno de ellos. Su tarea investigadora fue digna de Woodward y Bernstein, ya que se lo tomó tan a pecho que lo transformó literalmente en una obsesión hasta que logró concretar la fecha de la reunión.

- No estoy plenamente satisfecho sin embargo con mi trabajo, ya que aún me falta ubicar a Martín- dijo sin ocultar su tristeza.

No podía dejar de reconocer que sinceramente le gustaba sobremanera lo que estaba haciendo. No celebraba el haber encontrado a más de una veintena de muchachos, sino que se lamentaba por no haber podido lograr ubicar a tan sólo uno más de ellos.

- Estoy seguro que lo lograrás, amigo- contesté para darle ánimos.

 

El resto del día se me hizo muy lento porque estaba añorando que pasara toda la semana lo más rápido posible, para volver a encontrarme con todos y cada uno de ellos. Todo transcurrió sin inconvenientes, excepto por algo que sucedió esa misma noche.

 

 

LUNES

08:55 PM

 

Pasé por el mini market de Pedro, como ya era costumbre y luego me dirigí caminando hacia el edificio de apartamentos.

Además de ansioso, me estaban inundando sentimientos de nostalgia. Me notaba raro... con sensaciones que muy pocas veces había experimentado antes.

Noté cambios en las relaciones que tenía con todos los que me rodeaban. Estaba siempre al borde de soltar lágrimas en cualquier momento, pero me sentía muy feliz ante la posibilidad de volver a ver a algunos de los chicos con los que antaño nos reuníamos a estudiar, y poder así recordar momentos vividos y travesuras realizadas.

Cuando iba llegando a la puerta del edificio, vi a Junior que estaba haciendo sonar el portero eléctrico con insistencia.

- Hey, brother... no hay nadie allí arriba!- le grité mientras me acercaba hacia él con una sonrisa, esperando abrazarlo y preguntarle acerca de su conversación con Eduardo.

- Zesna... tú no eres más pelotudo porque el día tiene tan sólo 24 horas, verdad?- dijo furioso.

- Qué???- dije completamente sorprendido ya que ni siquiera me saludó como era habitual en él.

Noté que estaba realmente enfadado.

- Tú le dijiste a mi padre que yo quería el departamento para coger?

- Te comprará el departamento? Cuéntame, cuéntame...- pregunté con ansiedad.

- No me respondes... tú le dijiste que lo necesitaba para coger?- insistió.

- Pero eso qué importancia tiene? Te lo comprará, verdad?- pregunté a su vez.

- Pero le dijiste o no?- insistió con impaciencia.

- Pero Junior... qué te sucede? Por qué eso es tan importante?

- Lo sabía... lo sabía... le dijiste, verdad?... y yo te había pedido en forma expresa que no lo hicieras...- dijo sin disimular su enojo.

- Pero, brother... no me gusta mentirle a tu padre... además estaba muy seguro que él entendería perfectamente.

Noté que al muchacho le brotaron los colores en el rostro. Un rojo intenso comenzó a despedir cada una de sus mejillas y no pude distinguir si eso era producto de su vergüenza o de una ira desmedida.

- Pero te dije que no lo hicieras... me muero de vergüenza...

- Pero por qué? Te piensas que tu padre no sabe que eso es lo más normal del mundo cuando ya tienes una novia?

- Zesna... me siento traicionado.

- Qué???

- Te pedí que no le dijeras y lo hiciste.

Lo miré para corroborar que su enojo era en serio y no me estaba gastando una de sus bromas habituales.

- Pero déjate de pelotudeces, Junior. No sabía que eso te iba a molestar tanto. Por favor, hermano... sabes que haría todo por ti, pero nunca me pidas que le mienta a mis amigos.

- Nunca te pedí que le mintieras, tan sólo podías habérselo ocultado- dijo y noté que su ira continuaba en aumento.

- No... no podía... Brother, perdóname... yo sólo...

- NO ME LLAMES BROTHER!- gritó.

- Junior, por favor... qué te sucede?- pregunté realmente preocupado.- Estás irreconocible... no me puedes tratar así por una...

- Confié en ti y me decepcionaste- interrumpió.

- No me digas eso, Junior... por favor... yo tan sólo quería...- dije mientras fui a intentar abrazarlo.

- Apártate de mí!- vociferó sacudiendo los brazos y con el impulso me golpeó sin querer.

Hizo que me trastabillara hacia atrás y caí de culo sobre el escalón de entrada al edificio.

El muchacho giró sobre sus talones y comenzó a irse sin mirar a sus espaldas.

- Junior... por favor!!!- supliqué aún desde mi posición de sentado en forma forzada sobre el piso.- No me hagas esto, hermano...


No entendió razones y le hizo señas al primer taxi que pasaba por el lugar; subió al asiento trasero y desapareció de mi vista ante mi asombro total.

- Pero qué carajo le sucede a este muchacho?- me pregunté a mí mismo.

Comencé a sospechar que el problema de dinero no era el único que aquejaba a mi hermano del alma.

No volví a saber nada de él durante todo el día siguiente.

En realidad me resistía a hacerlo, pero finalmente me decidí a llamar por teléfono a Eduardo para hablar esa misma noche del tema con él; pero le restó importancia diciendo que "No te preocupes, hijo... ya se le pasará".

Pero me conozco... algo me estaba indicando que esto era algo más grave de lo que aparentaba ser.

El resto de la semana transcurrió sin que tuviera noticias del muchacho. Lo llamé un par de veces y se negó a atenderme el teléfono, tal y como lo había hecho el sábado anterior, antes de mi viaje a Buenos Aires.

 

 

 

 

SÁBADO.

2:00 PM.

Apenas salí del trabajo, fui presuroso a mi departamento para prepararme el bolso; y en el lapso de media hora más, ya estaba nuevamente en camino a la casa de Gabriel.

Apenas llegué, me topé con él mismo que salía del ascensor en ese momento.

- Adónde vas?- le pregunté.

- Recién llegó Gustavo y me dio finalmente la dirección de Martín... es algo que me tenía preocupado ya que era el único que no había podido ubicar- dijo eufórico.

- Quieres que te acompañe?- pregunté.

- Como desees... ya llegaron alguno de los muchachos, por si quieres subir.

- No... no... prefiero acompañarte. Vayamos en mi vehículo, si deseas- ofrecí.

Conduje por espacio de veinte minutos y finalmente arribamos a la dirección que me indicó. Era un edificio de apartamentos y una vez allí, esperamos por el elevador que nos llevó al décimo piso. Salimos al pasillo y nos paramos frente a la puerta de su departamento, donde presioné el timbre.

- No sabes lo feliz que estoy por haber logrado encontrar a la totalidad de los muchachos... cuando comencé, pensé que era una misión imposible de realizar- dijo emocionado.


- Pues ya puedes presentarte a aspirante para ser un agente de Jim Phelps... en cualquier momento apareces en la serie realizando...- mi frase quedó inconclusa apenas la puerta del departamento se abrió.

Creo que el flechazo fue mutuo.

Un par de ojos achinados, ocultos entre tanto pómulo, se clavaron en los míos, como si yo fuera la única persona que estaba parada en ese pasillo.

- Hola... no?- dijo en tono de broma mi amigo.

- Quienes son ustedes?- preguntó la voz femenina.

- Está Martín?- preguntó Gabriel.

- Sí... qué desean?- preguntó a su vez, sin apartar la vista de mis ojos.

- Soy Gabriel y él es Zesna... lo venimos a invitar a la reunión de ex compañeros de estudio...- explicó.

- Yo soy Mónica, la hermana de Martín... un momento que le voy a comunicar- dijo y sin hacernos pasar al departamento comenzó a dirigirse a una de las habitaciones.

El culo de esa muchacha, superaba a todo lo que había visto antes. Su altura no sobrepasaba los 175 centímetros y su peso debía oscilar entre 140 y 150 kilos, pero sus anchas caderas y sus voluminosos pechos hacían peligrar que escaparan como estampida todos mis jugos.

- Hey... qué miras?- preguntó Gabriel.

- Tú qué crees?- contesté con una lujuria no habitual en mí.

- No sabía que te gustaban las gorditas...- dijo, pero no contesté a su comentario.- Has visto cómo te ha mirado? Se ha formado una pareja... jajajajaja!

De pronto, apareció Mónica.


- Estaba durmiendo la siesta pero dice que ya viene- comunicó.

La muchacha continuaba comiéndome con los ojos.

Su cabello era largo y de color castaño claro; sus ojos de color miel, sus cachetes mofletudos y rosaditos le daban un atractivo especial a ese rostro que carecía de maquillaje alguno.

- Nos vas a tener aquí en el pasillo hasta que venga Martín?- preguntó Gabriel, algo impaciente.

- Oh... disculpen... pasen, pasen. No crean que soy antipática... es que...- dijo y su frase permaneció inconclusa, al tiempo que sus ojos estaban fijos sobre los míos.

Comencé a sentirme algo incómodo. Es que esta es la primera vez que me sucede algo así con una mujer. Me refiero a algo mutuo.

Una vez dentro, se excusó para ir a apurar a su hermano.

Ahora la pude contemplar mejor: su pollera le llegaba a los tobillos pero se adivinaban un par de gruesas piernas. La redondez de sus nalgas ayudó a que mi miembro comenzara a saltar de alegría.

- Oh, Dios!- dije sin poder evitarlo.

- Qué te sucede, Zesna?- me preguntó Gabriel con un susurro.

- Creo que me estoy enamorando- dije, pero él se lo tomó como si hubiera dicho una broma.

- Jajajaja! Bueno, entonces la invitamos también a la reunión y aprovechas para estar con ella... según veo la impactaste también. No has visto que no te saca los ojos de encima? Debe estar en celo. Jajajaja!

- Oye... no hables así de...- la irrupción repentina de Mónica hizo que no terminara la frase.

- Qué sucede?- preguntó la muchacha, sospechando que algo anormal ocurría, teniendo en cuenta que Gabriel se moría de la risa.

- Mónica... no quieres acompañarnos a la reunión?- preguntó Gabriel a su vez.

La gordita me buscó con sus ojos en forma instintiva... y sonrió.

 

CONTINUARÁ.

Si te gustó este relato, no dejes de leer del mismo autor: "Mente en Blanco" ( http://www.todorelatos.com/relato/40021/ )

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