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Mi gordo profesor de inglés (6)

en Gays

MI GORDO PROFESOR DE INGLÉS (parte VI)

Se recomienda leer primero los capítulos anteriores porque la historia continúa y se da por descontado que se conocen los acontecimientos relatados antes.

 

 

Primer lunes de Diciembre.

Fue una entrega de calificaciones realmente más que satisfactoria para mi.

No eran sorpresa mis buenas notas en matemáticas, historia, geografía, y literatura. Sí lo fue mi excelente nota de inglés.

Mis padres fueron a saludar a todos los profesores, y en especial a mi teacher, agradeciéndole todo lo que había hecho por mi.

Fin de cursos.

Vacaciones.

Yo estaba tan triste que no lo podía disimular. En menos de 30 días nos íbamos a pasar todo el verano en un balneario hasta marzo del año siguiente, mes de comienzo de clases.

Mis padres me preguntaban qué era lo que me pasaba.

Estaba deprimido porque no sabía que sucedería con la hermosa relación que estaba teniendo con mi gordo profesor de inglés.

Y si ya no lo fuera a ver más?

Dos semanas pasaron desde que finalizaron las clases.

Un sábado cerca del mediodía, llamé por teléfono a mi teacher.

"Hola, teacher" dije con voz temblorosa.

"Hola, my baby, pensé que ya no me querías más" escuché del otro lado del tubo.

"Necesito verlo" fue más una súplica que un pedido.

"Yo también necesito verte. Qué te parece hoy a la noche? Y te quedas conmigo hasta mañana a la mañana."dijo y no sabía si alegrarme o ponerme más triste aún.

"Pero cómo hago para explicar aquí en mi casa?" le pregunté."Nunca regresé después de las 2 de la mañana cuando salí un sábado a la noche"

"Préstame atención:"E hizo una pausa antes de continuar." Pídele a tu padre que necesitas hablar con él en privado. Dile que esta noche tienes que salir, y que si tiene algún consejo para darte acerca de las relaciones sexuales, ya que piensas que esta noche va a ser la primera vez que vas a coger. Y no te olvides de pedirle permiso para llegar a tu casa en la mañana del domingo, seguro que no te lo va a negar. Además no le vas a estar mintiendo."

"Usted es un genio" fue lo primero que se me vino a la mente, y se lo dije. Nos despedimos con un "hasta luego".

Colgué.

Realmente me tenía asombrado mi profesor. Todas las dificultades siempre las resolvía de una manera muy sencilla.. Y otra cosa que me gustaba de él, era que no solía mentir.

No lo hizo cuando le dijo a mi madre sobre las clases de inglés: Aprendí lo que nunca creí que aprendería.

Tampoco le mintió a ella cuando le dijo por teléfono que yo me había olvidado de decirle que ese día teníamos pruebas de evaluación: Era verdad, tuvimos prueba de evaluación, pero tuvo la precaución de no aclararle de qué.

Ahora me aconsejaba decirle la verdad. No tener que mentirle a mis padres me dejaba mucho más tranquilo.


Un momento.

"... esta noche va a ser la primera vez que vas a coger."

"... además no le vas a estar mintiendo."

Cómo? Cómo???

Sí, era verdad, nunca había cogido. Todos los encuentros con mi teacher, se limitaron a besos, abrazos, lamidas, chupadas, duchas y masturbaciones, pero nunca penetraciones, fuera de mis juegos con la lengua y con los dedos.

Esta vez también estaría diciendo la verdad?

Escuché bien???

Seguro?

Mi ritmo cardíaco se aceleró. La sola idea de pensar en penetrar a mi profesor gordote me hizo tener una de mis grandes erecciones. Esta vez me contuve y no me masturbé.

Cuando mi padre llegó del trabajo y antes del almuerzo, hablé con él. Tuve miedo. Temía arruinar todo y no poder ir a ver a mi amigo.

Mi amigo.

Se me hinchaba el pecho cada vez que lo decía.

Tener un amigo gordote, y además compartir sexo con él.

Debe ser el sueño de muchos.

Mi padre lo hizo todo muy fácil. Ante mis titubeos, mis ruborizaciones y mis bajadas de mirada, él me dio confianza, y me dijo que el mejor consejo que me podía dar era que coger y hacer el amor, no es lo mismo. Que ojalá que nunca tuviera que coger. Que siempre tuviera que hacer el amor.

Eso me marcó mucho.

Porque para decir la verdad, nunca jamás cogí. Sólo hice el amor.

Siempre sentí algo muy fuerte por los gordos que estuvieron conmigo. Y nunca compartí mi sexualidad con alguien con el que no tuve ese sentimiento.

Aunque estuve tentado para irme mucho antes ese sábado, salí de mi casa cerca de las 10 de la noche, como lo hacía habitualmente, para no despertar sospechas.

Llegué a lo de mi profesor. Toqué timbre. La puerta se abrió.

No vi a nadie.

Entré.

El teacher estaba completamente desnudo detrás de la puerta..


"I was waiting for you" me dijo.

"Ay, por favor, ya terminamos las clases, hablemos en español aunque más no sea por hoy. Please." Le rogué.

"Está bien. Cómo está mi bebé?" preguntó, mientras me daba un profundo beso de lengua.

Estuvimos abrazados por largo rato, y me tomó en sus brazos como si yo fuera su bebé. Me llevó a su dormitorio. Me puso sobre la cama, y me fue sacando la ropa despacio. Primero los zapatos y las medias, después la camisa y luego el pantalón. Me quitó el slip. Me acarició y lamió los genitales suavemente, se fue al otro lado de la cama, y se metió entre de las sábanas.

Yo hice lo mismo.

Nos abrazamos, juntamos nuestros cuerpos desnudos.

Otra vez su cuerpo hervía.

"No, esta vez tampoco estoy enfermo", dijo "hoy también estoy muy caliente"

Y me besó otra vez, introduciéndome su lengua gorda en la boca.

"Algún problema con el pedido a tu padre?" me susurró al oído.

"No para nada, al contrario. Tengo permiso para volver en la mañana".

Sonrió.

"Hoy quiero tomarte el examen de la última materia que te falta. Hasta ahora, tus calificaciones han sido muy buenas, y tu aprendizaje me deja satisfecho. Al principio del curso te dije que te iba a hacer mi mejor alumno. Después de hoy sabré si al fin lo logré." Creí que había finalizado, pero agregó:" Sabré si tú lo lograste."

Me emocioné. Algunas lágrimas se me escaparon. Me las secó con la lengua. Y me volvió a besar mientras me rozaba con el muslo.

Ambos estábamos en la cama de costado, frente a frente. Con su rodilla, me invitó a abrir las piernas, y la apretó contra mis genitales hasta que sintió mi erección.

Me gustó, e hice lo mismo.

Puse mi rodilla entre sus piernas, empujé hasta que las abrió. Fui en busca de sus genitales arrastrando su panza hacia arriba.

Toqué sus testículos, y apreté del mismo modo que él lo había hecho.

Sentí el botón muy grueso que comenzó a endurecerse y que él empujó contra mi rodilla una y otra vez moviéndose como si estuviera haciendo el amor con ella..

"Me sientes, bebé" preguntó como temiendo que no sintiera su erección.

"Por supuesto, mi teacher. Me encanta verlo y sentirlo excitado"

Me abrazó. Muy pero muy fuerte.

Sentí otra vez aquella energía que nunca pude ni aún hoy puedo explicar, pero que reconozco como una transfusión de algo maravilloso. Gracias a ella siempre me doy cuenta cuando alguien me quiere bien.

Esa noche fue mi primera vez. Y con mi gordo profesor de inglés de 162 kilos.

Me pidió que cuando estuviera a punto de eyacular, le avisara, que no lo hiciera y que descansáramos por un ratito para volver a empezar una y otra vez.

Quería que fuera una experiencia inolvidable para mi y hacerme gozar lo más posible.

Accedí con la condición que él lo hiciera primero.

Se puso serio, y me dijo:

"No bebé. No puedo ni quiero hacerlo. Yo no te voy a penetrar. No quiero lastimarte. La tengo demasiado gruesa para ti."

Era verdad. No hubiera podido penetrarme muy profundo, pero seguro me hubiera desgarrado muy feo la entrada del culo.

Yo no pensaba en ser penetrado en realidad, sólo quería devolverle el favor, y la excitación me seducía a sentirlo dentro mío. La cosa es que como se dieron mis futuras relaciones siempre le pregunté a mis gordos si querían penetrarme, y nunca lo hicieron. Jamás me importó. Siempre disfruto con un obeso, hagamos lo que hagamos.

De todas formas, otra vez me emocioné. Sin lugar a dudas, mi amigo me estaba cuidando.

No tenía la menor idea de cómo hacerlo.

Además de jamás haber penetrado a nadie, me suponía que debía ser muy difícil hacerlo con un hombre de aquellas proporciones.

Qué posiciones adoptar tanto él como yo? Cuántas veces yo podría hacerlo en una sola noche?

De algunas cosas estaba muy seguro, y nunca tuve duda alguna:

Cualquier inconveniente que se presentara, mi teacher me ayudaría a solucionarlo. Cualquiera fuera mi desempeño, él lo disfrutaría mucho.

No estaba en tela de discusión mi falta de erección, ya que él me excitaba en grado sumo, por lo tanto tampoco eso sería un problema.

Me tomó de los testículos. Me tiró de ellos suavemente hasta que mi pene tomó el máximo tamaño disponible.

Lo lamió repetidamente.

"Lubrícame" me dijo, y se dio vuelta hasta quedar boca abajo.

Se puso de rodillas, se tomó de las nalgas, las abrió de par en par, y levantó el culo.

Le toqué el agujero con la lengua, y lo lamí. Junté saliva, y se lo deposité allí. Empujé la lengua dentro. Le di un dedo para que me lo chupara él mismo. Me lo llenó de saliva y fue directamente a sus entrañas. Lo saqué y metí varias veces. Agregué más saliva hasta que chorreaba por sus testículos.

Él me guió.

Yo de pie en la alfombra del dormitorio, él boca abajo de rodillas sobre el borde de la cama. Acomodó su ano hasta que quedó frente por frente a mi miembro.

"Despacito" me rogó.

Así lo hice. Toqué por primera vez un culo con mi pene. Lo moví en primer lugar de arriba abajo para esparcir la saliva, y luego de derecha a izquierda, para intentar abrírselo. Él sostenía muy fuerte sus nalgas para evitar que se cerraran y me impidieran el acceso.

Finalmente entró.

Escuché un grito.

Lo quité.

"Otra vez" dijo "Pero no lo vuelvas a sacar"

Repetí la secuencia.

Volvió a entrar, esta vez sin quejas.

Empezamos a movernos despacito, hasta que lo hicimos sincronizadamente, y aceleramos el paso.

Cuando estuve a punto de eyacular, le avisé y nos detuvimos.

Nos sentamos al borde de la cama, nos besamos, le chupé los pechos, y él mantuvo mi erección con su lengua.

Tomamos otra posición.

Ambos sobre la cama. Él boca arriba y yo pegado a él entre sus piernas alzadas, las rodillas arqueadas, y los pies apoyados sobre mis hombros. Otra vez, se acomodó hasta dejar su agujero casi rozando la cabeza de mi miembro.

Nuevamente, el comienzo fue suave, hasta alcanzar una velocidad de vértigo en combinación sincronizada entre los movimientos de mi pelvis y los de su trasero.

Por segunda vez, le avisé cuando iba a llegar al clímax, y retomamos la calma.

La tercera posición me gustó muchísimo más, aunque yo tomaba una actitud más pasiva.

Salió un momento del dormitorio, y volvió al cabo de unos segundos con una silla y un banco sin respaldo, ambos de la misma altura, que sumada a la silla que ya había en la habitación hizo una especie de catre juntándolos, y me pidió que me acostara allí a lo largo.

Apoyé mis glúteos en el banco que estaba en el medio, y me acosté con la cabeza en una silla y las piernas en la otra.

Él me la chupó, la mojó con abundante saliva, y pasó una pierna por encima mío por donde estaba el catre, como si fuera un jinete trepándose para sentarse en la montura de su caballo. Sus dos piernas gruesas me apretaban por ambos lados. Todo su vientre descansaba sobre mí.

Su trasero estaba apoyado debajo de mi ombligo. Él de frente a mi, mirándome. Llevó su mano por detrás de él, cosa que me impedía ver, y me agarró el pene con la mano. Se lo introdujo en el goloso agujero, y comenzó a cabalgarme. Yo no me podía mover. Estaba aprisionado.

Él subía y bajaba sobre mis genitales, y en cada bajada, mi pene se introducía aún más dentro de él. Cuando con una mano se abrió las nalgas y con la otra me tiró los testículos para abajo nuevamente con tirones cada vez más violentos, el placer que sentí fue de otro planeta, y nunca tuve mi órgano sexual más dentro de él. Mi gordo estaba gozando como nunca, yo le veía el rostro de satisfacción, y eso me excitaba mucho más todavía.

Cuando le avisé que me venía, se detuvo.

Pero esta vez no me quitó de dentro de él. Permaneció con mi pene erecto en su interior. Muy lejos de sacársela, se abrió más las nalgas y se sentó sobre mi.

Otra vez sentir el peso de él me enloqueció.

Se pasaba la lengua por los labios muy sensualmente en señal de excitación extrema, mientras me apretujaba los pezones.

Le supliqué que siguiera, y él mientras sonreía de una manera muy maliciosa, sacudía la cabeza de derecha a izquierda.

Al cabo de unos pocos minutos, Me cabalgó cinco o seis veces seguidas, y se detuvo otra vez.

Por Dios, que placer indescriptible.

Ésta pasó a ser una de mis posiciones favoritas.

Con el tiempo me han preguntado muchas veces cómo se hacía para tener relaciones sexuales con los obesos, porque pensaban que era imposible poder penetrarlos. Si alguien aún piensa así, espero realmente que esta experiencia le sea muy útil. La verdad es que siempre hay posiciones. E invariablemente, ésta de las sillas es la que recomiendo por sobre todas las demás.

Continuó en esa posición con mi miembro dentro de él.

Me preguntó si estaba cómodo, porque íbamos a continuar así por largo rato más. Le pedí por favor que me dejara acabar, y me dijo que no rotundamente.

Me explicó que para ganar mayor placer, debía controlar mis eyaculaciones.

Y dicho esto, se metió la mano debajo de su vientre. La dejó allí unos minutos, sin moverse siquiera, y la quitó.

Yo me quedé perplejo.

Su mano estaba cubierta de su propio semen.

Me la acercó a la boca preguntándome si quería.

Se la lamí despacito hasta limpiársela completamente.

"Cómo hizo eso?" pregunté sin salir de mi asombro.

"No te preocupes que puedo eyacular cuantas veces sea necesario y en el momento que quiera. Estoy muy caliente hoy. Tú me pusiste así desde el primer día." Me acarició el pecho. Y me cabalgó seis veces más.

Realmente sentía como que tuviera un hierro ardiente a punto de explotar donde sabía que estaba mi pene. Y estaba todo dentro de mi gordote.

No creí que fuera a aguantar más en esta posición. En otra oportunidad, yo ya habría acabado largo rato antes. Menos mal que no lo hice, porque seguro que me hubiera perdido toda esta catarata de placer, donde a cada minuto que pasaba, la excitación era aún mayor.

Qué otras sorpresas me tenía preparada mi teacher?

La contestación no se hizo esperar.

"Sólo quiero que nunca te olvides de esta experiencia. No sé si la primera vez siempre es la mejor, pero seguro que ésta va a ser inolvidable. Para mí lo va a ser. Nunca me voy a olvidar de ti, pase lo que pase, esté donde esté, siempre voy a recordar estos momentos muy gratos".

Dicho esto, agregó:" Debo ir al baño". Y me sacó de dentro de él.

Lo seguí con la mirada hasta que dejó la habitación. Cómo bamboleaba ese trasero hermoso.

Miré mi pene que seguía duro como una piedra, y de repente noté algo extraño en él. Estaba sucio. Lo toqué con mis dedos y lo acerqué a mi rostro. Mi corazón aceleró su ritmo. Otra vez mi mente estaba en conflicto.

Nunca había estado tan cerca de la línea divisoria entre el asco y el placer?

Abrí la puerta del baño.

Mi teacher estaba sentado sobre un inodoro casi invisible. Sus piernas bien abiertas y su vientre, no dejaban verlo casi nada. También sus nalgas tapaban ambos costados.

"Qué haces aquí?" preguntó.

 

 

El próximo capítulo va a ser el último de mi profesor de inglés.

No tengo fotos de mi teacher, pero puedo enviar una que encontré en internet de alguien que se le parece. Si hay alguno que esté interesado en saber cómo lucía él, o quiera intercambiar experiencias, puede hacerlo a zesna@lycos.com

Por último, si hay algún gordito como los que a mi me gustan que quiera entrar en contacto conmigo, no dude en escribirme. Please!

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