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Discoteca

en Hetero: General

Sucedió una noche de Jueves que salí de juerga con mis amigos, tras ir a varios bares decidimos ir a una discoteca, a terminar la noche. Una vez dentro, pedimos, y nos pusimos alrededor de la pista a ver a la gente de la pista. Allí estaba una chica que me cautivó, bailaba en medio de la pista de manera sensual, contorneando su cuerpo al ritmo de la música, daba igual cual, la bailaba de forma muy deleitable.

Tenía puesto un vestido crema que destacaba sus curvas, insinuaba sus senos, marcaba los pezones y dejaba entrever su redondo trasero, era una hermosa hembra morena, de cabello rizado azabache. Una sonrisa salía siempre que me miraba, eso me hacia tener ilusiones, y todo se confirmó cuando al terminar una canción, ella se sentó en unos bancos al lado mío. Al tenerla tan cerca, no pude evitar mirarla, a lo que ella respondió preguntándome por lo que miraba, yo le respondí que la miraba a ella, sonrió y me dijo que si me gustaría hacer algo más además de mirar, yo me reí, y le pregunté el nombre, me dijo que se llamaba María, yo le dije mi nombre, y le respondí que sí estaría bien hacer algo más que mirar. Tras decirme eso, se levantó y empezó a caminar, yo no me moví, y ella se volvió y me dijo que a que esperaba, me levanté y la seguí. Nos montamos en su turismo rojo, y me dijo que ella vivía sola a las afueras, arrancó el coche, me pareció eterno el tiempo que tardamos en llegar.

Entramos a su casa, abrió la puerta y me pegué a su espalda, ella se giró, y me puso contra la puerta, con una mano me desabrochó el pantalón y con la otra me acariciaba mis nalgas, me besaba apasionadamente. Agarró mi erecta polla y la acariciaba con la palma de su mano, me aferraba los testículos y los apretaba suavemente. Tomé sus nalgas y las estrujé, y la puse contra la puerta, le quité el vestido y le empecé a besar su cuello mientras que con mi mano derecha le acariciaba sus tetas, ella por esos entonces ya me había quitado toda la ropa.

Estaba de pie contra la puerta, me agaché y empecé a jugar con mi lengua en su monte de venus, para después bajar más abajo y chuparle su rajita, lamerla con gusto, sorbía la humedad de su coñito con mi lengua, recorría de arriba abajo su raja, con la yema de los dedos, acariciaba en círculos su clítoris, su cueva olía a excitación. Seguidamente, subí hasta el vientre, el cual besé, después acaricié su ombligo con mi lengua y bajé nuevamente hacia su monte de venus trazando una línea con la saliva de mi lengua. A continuación, la volteé, y agarré con mis manos las nalgas, las juntaba y las separaba, introduciendo mi dedo índice entre ellas para recorrerla, le daba suaves mordiscos, arrastrando mis dientes por las nalgas, después colé mi lengua entre sus cachas, para terminar nuevamente en su coñito, bajo y subo varias veces más. La giro nuevamente y empiezo a besar y lamer sus muslos, sorbiendo su piel dándole pequeños mordiscos que la hacen gemir, después desciendo de sus sabrosos muslos hacia sus pies donde le dedico tiempo a cada uno de sus dedos que chupo y beso alternativamente.

Tras esto, subo nuevamente, María separa sus labios mayores y yo empiezo a jugar con su sobresaliente clítoris, arquea su cuerpo, y mientras le chupo, introduzco dos dedos en su ya mojada vagina, los muevo a su ritmo, ella me presiona con sus manos, para que no pare, mi lengua hurgaba la entrada de su concha. Pasado unos minutos, ella no aguanta más y se produjo el estallido de sus jugos en mi boca, yo seguí lamiendo, sin parar, María tenía cara de satisfacción, la beso en su vientre, en sus pechos y finalmente en los pezones. Tras un implas, ella agarró con fuerza mi pene, yo estaba boca arriba sobre la cama, me besó y lamió el pecho, jugando con mis tetillas, después, ella llevó mis testículos a su boca y empezó a jugar con ellos con su lengua, ella sonreía maliciosamente, hasta que con su mano dirigió mi pene hacia su cavidad bucal, se lo metió un poco, moviendo su boca arriba y abajo del glande, hasta que se dejó caer por completó, y se metió toda la extensión, María empezó a moverse con fuerza, haciendo llegar mi verga a la garganta, me incorporé un poco, y clavé mis manos en sus nalgas, parecía poseída por el placer, estaba gozando y haciendo gozar. Tras un tiempo así, la cogí y la puse boca arriba en la cama, ahora era yo el que estaba encima, agarré mi polla, y se la introduje en la boca, y empecé a follarme esa cavidad, ella solo tragaba y tragaba, con sus manos apretaba mi culo sobre ella, como queriendo más, aceleré, follándome bestialmente su boca, hasta que estallé en su boca, llenándola de semen, aunque mi pene sigue gozándola unos instantes más, quedamos un rato reposando en la cama.

Minutos más tarde, ella empezó de nuevo a jugar con mi pene, chupaba, lamía, mamaba con dedicación, jugaba con mis testículos, mi pene estaba duro nuevamente, tras esto, María me dijo que me quería nuevamente dentro de ella, se bajó de la cama, se arrodilló y se puso a cuatro patas alzando su culo. Tomé mi pene, y penetré su cueva, cabalgando sobre ella, ella con su mano se lubricaba su culo, se veía genial, hasta que para sorpresa mía, cuando llevábamos pocos minutos, me dijo que parase, que la quería en su culo, me sorprendí, pero rápidamente, se la saqué, me agaché y con mi lengua empecé a acariciarle su ano, se lo besé y le introduje la lengua ligeramente, después con mi dedo índice le empecé a acariciar su entrada, hasta que le introduje un dedo, que entró fácilmente, posteriormente también le metí otro, ella se retorcía de placer, y me suplicaba que la penetrase, hasta que cedí, saqué los dedos, le introduje un par de veces más mi verga en su vagina para lubricarla, y después acerqué la punta de mi pene a la entrada de su ano y lentamente se lo empecé a introducir, María decía que quería más, deseaba todo mi pene dentro de ella, yo se lo metía hasta el fondo, María gritaba y me decía que no parase, yo aceleré aun más el ritmo, mi pene ardía por el calor de la fricción con su culo, no aguantaba más, ella lo sabía, y me dijo que quería toda mi leche dentro, que deseaba sentirla estallar en su culo, esto no me hace aguantar más, y estallé, llené su cavidad, hasta que al rato le saqué la polla, y mi leche empezó a caer entre sus nalgas.

Después, al rato me vestí, y me fui a mi casa, dejándola allí reposando después de la sesión de sexo.