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La Casa de Terapia

en Hetero: Infidelidad

La Casa de Terapia

Al final decidimos mi mujer y yo ir a darnos un masaje a la espalda. Azucena le duele la pierna desde el glúteo desde hace tiempo por un pinzamiento y a mí las cervicales me matan. Fuimos a una casa de masajes que me había recomendado por su calidad. Entramos a la recepción, decorada muy moderna nos hizo esperar una recepcionista preciosa vestida con bata blanca, al cabo de unos minutos nos hizo pasar a un despacho donde nos atendió la dueña de la clínica, una señora con muy buen aspecto. Después empezó a preguntarnos por nuestras dolencias empezando por mí y luego por Azucena, luego levantó el teléfono y dijo

Janiko y Rafi, por favor!

Al cabo de unos segundos apareció Janiko la masajista, vestida con bata blanca, una chica joven oriental de pelo lacio flequillo cola de caballo ajustada por un coletero blanco con gafas largas y estrechas, japonesa de las que quitan el hipo, labios carnosos ojos rasgados pero grandes pelo negro brillante, culo respingón y las tetas justas.

Janiko, lleva al Sr. a la cabina "L" y dale un tratamiento reparador completo. Rafi terminará enseguida y llevara a la señora para darle un masaje relajante

Mi mujer espero con la dueña y me dirigí con la masajista a la cabina de masaje, mientras mi mujer forzaba sonrisa con una mirada de cierta desaprobación por la belleza de la chica.

Me desnudé en la cabina y me enrollé la pequeña toalla que me dio a la cintura, la chica me hizo acostar en la cabina bocabajo y untándose la manos de aceite empezó un masaje de los que subes al cielo, por los hombros, columna, cuello, luego las piernas hasta los pies. Cuando llevaba media hora de masaje celestial la chica me dijo.

¿Tiene usted algún problema si le doy masaje a los glúteos?

No (contesté reflexivamente)

La chica me quitó la toalla de la cintura y me quedé desnudo totalmente tendido bocabajo, instintivamente cerré las piernas por el pudor intentando ocultar todo lo que podía mis partes íntimas, pero la chica cogiéndome de los talones me separó las piernas dejándome en una postura bastante incómoda para mí. La chica notó mi preocupación y dijo

Tranquilo señor, que esto entra en el tratamiento reparador, y notará la mejoría.

Se untó las manos de crema y empezó a frotar mis nalgas primero suavemente y luego con fuerza agarrándolas y frotándolas con dos manos de arriba abajo, cada vez que subía y bajaba las manos a lo largo del glúteo, los dedos de sus manos pasaban entre mis piernas rozando los testículos y el ano levemente, aquello me elevó al cielo, tanto que mi pene empezó a hincharse y a presionar la camilla, al cabo de unos minutos estaba totalmente erecto.

Si se siente muy incomodo lo dice y pararé (dijo la chica), algunas personas no les gusta que les toque por esta parte

Moví la cabeza diciendo que no, entonces la chica cogió un cilindro de espuma de la estantería y me dijo

Levante un poco el culete

Lo hice y me puso bajo del vientre el cojín dejándome el culo en pompa, ella siguió masajeando los glúteos. Me quedé en una postura casi ridícula con el culo levantado y las piernas abiertas, de forma que me colgaban los testículos y el pene erecto por el medio, a lo que la masajista no mostró ninguna preocupación, siguiendo su trabajo. Entonces le dije:

Si entra mi mujer y me ve con esta postura, nos echará a los dos a la calle

No se preocupe la puerta está cerrada por dentro. Por cierto, tiene usted un culo precioso, (contestó con un pellizco en el culo y risitas)

Seguía con el masaje de glúteos, bajando las manos hasta los tobillos y volviendo a subir hasta el culo. De repente paró el masaje y cogiendo un tubo de la estantería se untó los dedos de una mano y separando los glúteos con una mano aplicó la crema en la parte exterior del agujero del ano, a lo que respondí reflexivamente apretando el esfínter, ella aplicó los dedos en la entrada y empezó un movimiento circular en la puerta del ojete.

¿A mi mujer le están haciendo lo mismo? (pregunté receloso)

No, su mujercita está recibiendo otro tipo de tratamiento, tranquilito

Aquella mujer me tocaba el ano como si nada, de una forma profesional, el masaje era buenísimo, me quedé quieto como un pasmarote sin rechistar para que no se le ocurriese parar, una vez masajeada la entrada y untada de la crema empezó a meter la puntita de uno de sus dedos, lentamente, despacito, hurgando rítmicamente, metiendo y sacando la puntita primero y poco a poco entrando mas en el interior de mi culo, hasta que el mete saca era de casi todo el dedo. Yo estaba excitadísimo, hasta el punto que de la punta de mi capullo colgaba un hilo de líquido lubricante que manaba del interior del glande dejando una mancha húmeda en la sábana de la camilla.

¿Le gusta?, ¿o le hago daño?

Moví la cabeza diciendo no, mientras la chica seguía hurgando con el dedo en mi culo dándome placer, con la otra mano bajó por los testículos y llegó al pene, lo agarro con la mano y dijo

Señor, como se ha puesto usted

Lo soltó sin dejar de masajear la gruta de mi culo, hasta que noté como me subía la leche de los testículos hasta llenar los conductos presionando para salir.

En el momento de más excitación, cuando yo instintivamente levantaba mas el culo para favorecer el masaje de ano que me estaba dando la chica, ésta me dio un palmadita en el culo paró y dijo:

Ya está, hemos terminado Señor.

Me quedé de piedra, me levanté y me incorporé sobre la camilla con la tranca totalmente pegada al abdomen, Janiko estaba buenísima, se dirigió al lavabo, se lavó las manos y dijo:

Vaya instrumento tiene usted, ……., Puede ducharse y vestirse, ahora vendrá la señora.

Me guiñó el ojo y siguió arreglando la camilla, me duché con el mango tieso y con dolor en los testículos, me sequé y me puse el calzoncillo, salí del baño con el palo tieso en el calzoncillo, ella seguía allí, me miró, reflexivamente intenté ocultar mi cuerpo pero ella dijo:

Tranquilo, que estoy acostumbrada, aunque no a tan grandes aparatos, ¿Cómo le ha ido?.

Bien, un masaje buenísimo, aunque no me lo esperaba, me has dejado con un dolor en los testículos bastante fuerte.

Se sentó en una silla y dijo

Es normal el masaje de ano deja muy llenos los testículos de esperma, por eso duele, aunque es una sensación muy sana, ahora deben de vaciarse

Ya, pero hasta llegar a casa…. (dije con voz lastimosa).

Se levantó y se me acercó con la silla a rastras y se volvió a sentar frente a mí, que estaba de pié con el calzoncillo puesto y el mango tieso, pasó su mano por encima del eslip acariciando el pene y dijo:

Espere un momento, le voy a hacer un regalo mientras su mujer termina, aún le queda un ratito

Se levantó y cogió la silla se sentó en un sofá de piel blanco que había en el gabinete y colocó la silla frente al sofá, con una sonrisa de oreja a oreja se quitó la bata y se quedó con una diminuta braga blanca de encaje a juego con las medias y sostén, se sentó en el sofá y abrió las piernas levantó sus pies y los apoyó encima del sofá, una a cada lado, apartó el hilo de la braga mostrándome la raja de su chochito peludito. Me quedé boquiabierto, ella dijo

¡Venga siéntate en la silla, mira y mastúrbate¡

Lo hice, me senté con las piernas abiertas aparté la tela del calzoncillo y saqué el pene que empecé a mover con la mano subiendo y bajando la piel que cubre el prepucio. Pronto llegó la leche a presionar mi glande con ganas de salir, mientras ella abría con sus dedos la entrada del chochito, empezó a acariciarse el clítoris con sus dedos. Yo seguía meneándomela hasta que Janiko dijo

Venga, señor, acerque su glande aquí, mastúrbese junto a mi chochito y suelte aquí su lechita.

Lo hice, acerqué mi glande a la vagina de la chica, que estaba totalmente abierta con las piernas levantadas y dobladas por las rodillas contra el pecho, apuntando el glande a un palmo, solté un chorro espeso a presión que golpeó el interior de la rosada vagina llenándola de un solo golpe ruidoso, después solté dos chorros mas que untaron la parte externa de su chochito pringando el vello negro y la braga minúscula que permanecía apartada a un lado de su chochito. La muchacha se incorporó y acercó sus labios carnosos a mi glande y se lo puso en la boca chupándolo, o mejor dicho sorbiéndolo mientras solté tres o cuatro chorros más de leche en su interior hasta que me dejó el glande totalmente limpio.

¿Ya está Ud. más tranquilo?.

Si, ya no me duele

Me vestí, me despedí de la chica y esperé a mi mujer en la sala de espera, al cabo de unos minutos salió Azucena, pagamos y nos fuimos a casa, aunque había descargado, el recuerdo me excitaba. Al entrar en casa mi mujer se dirigió a la cocina me senté en el sofá, pregunté a mi mujer

¿Como te ha ido el masaje?

Muy bueno, El muchacho tiene unas manos increíbles para el masaje, me ha dejado la espalda y el cuello como nuevos. Después me ha hecho un masaje de glúteos muy bueno. Menos mal que es homosexual.

Me quedé un poco celoso, aunque luego pensé en el masaje que me dio a mí la japonesa y me lo tuve que tragar. Todo aquello tenía un morbo especial, tanto que mi pene empezó a hincharse otra vez, me levanté y dirigiéndome a la cocina miré a mi mujer que estaba de espaldas en el fregadero, la abracé por detrás y con una mano le agarre las tetas y la otra bajó a su chocho por encima de la falda.

Déjame, que se hace tarde y tengo que preparar la comida

Insistí, le remangué la falda y vi que no llevaba bragas, aquello me intrigó pero no dije nada, me bajé la bragueta y puse mi miembro contra su culo, ella agacho su cuerpo sobre el banco de cocina levantando el culo en pompa mientras abría las piernas , mi pene se alojó entre sus piernas sin dirigirlo, hice unos movimientos de vaivén a lo largo de la raja que estaba muy húmeda y casi sin empujar mi pene entró suavemente en su chocho caliente, mientras empezó a jadear, bajé la mano para hurgar entre sus piernas buscando el clítoris, con el pene dentro sin moverlo, solo empujándolo hasta el tope. Encontré pronto su botón del gusto y empecé a frotarlo con suavidad mientras bombeaba mi pene en su vagina, lentamente, luego cuando ella empezó a dar suspiros de gusto, imprimí un ritmo mayor con el dedo a su clítoris y moví mis caderas más rápidamente, follándola contra la cocina.

Mi mujer no tardó en mostrar los signos del orgasmo, casi sollozando empezó a darme apretones con los músculos de la vagina a mi pene, corriéndose y apretando su culo contra mí. Entonces mis testículos dejaron subir la leche hasta mi glande mientras apreté contra su culo clavándole la polla hasta el fondo y levantando a mi mujer unos centímetros del suelo, mientras solté tres o cuatro chorros de leche en su interior a presión, después seguí bombeando tres o cuatro embestidas y derramé el resto del esperma en su chocho. Me quedé abrazado a ella por detrás unos segundos y le besé el cuello, después me aparté y desclavé mi pene de su chochito y detrás del glande salió un chorro de esperma que se derramó en el suelo de la cocina.

Esa semana disfrutamos del sexo con mucha intensidad, esperando con inquietud la llegada del día del masaje. Llegamos pronto, nos atendió la dueña, que nos preguntó como había ido la semana, consultó las historias nuestras y por el teléfono dijo

Por favor, Rafi y Janiko, a recepción

Apareció primero el chico y se llevó a mi mujer que me guiñó el ojo, luego vino Janiko y dijo

Sígame, hoy iremos a la cabina 6

La seguí y entramos en una cabina amplia, decorada como la que estuve la última vez, con un amplio sofá de piel blanco, una camilla y estanterías llenas de productos para el masaje, una puerta daba a un baño adjunto a la cabina y un gran espejo en la pared. Me hizo quitar la ropa y me acosté sobre la camilla bocabajo, empezó el masaje, al cabo de un rato y estaba masajeándome el culo lentamente después, tal y como hizo la otra vez se unto los dedos y empezó a frotar la abertura de mi culete lentamente y con la otra mano bajó entre mis piernas y con la punta de los dedos acarició mis testículos, casi rozándolos suavemente, me repitió el mismo masaje cuando terminó dijo:

Ahora siéntate sobre la camilla, ¿Te gustaría ver cómo le hacen el masaje a tu mujer?.

Puse cara de circunstancia, ella entendió que sí, se dirigió al espejo y pulsó un botón que había al lado y entonces se levantó una cortina al tiempo que la luz de la cabina se hizo más tenue, entonces en eso se hizo visible la habitación contigua como si fuera una gran pantalla de cine, me quedé abobado, allí estaba mi mujer tendida bocabajo en la camilla, los pies dirigidos hacia nosotros, totalmente desnuda y el masajista dándole a la espalda, con las piernas abiertas, desde nuestra cabina se podía ver totalmente la raja de su chochito peludo. Me quedé mirando a mi masajista con cara de sorpresa y ella me dijo

No nos pueden oír, pero nosotros a ellos sí por el altavoz, así que vamos a ver la película

Se sentó a mi lado, mirando hacia el ventanal con las piernas cruzadas y los ojos muy abiertos. Mientras en la otra habitación el masajista le daba a mi mujer en las piernas, subiendo las manos hasta los glúteos donde insistía con movimientos circulares. Entonces pensé, "menos mal que es homosexual, sino iría corriendo a darle dos puñetazos", pero en eso se fue hacia la estantería y cogiendo el cojín redondo le dijo:

Levante un poco el culete, señora

A lo que mi mujer accedió rápidamente para mi sorpresa, sacando el culo en pompa y arqueando la espalda dijo:

¿Así?

Me quedé de piedra, intenté levantarme de la camilla pero Janiko me agarró del codo para que no me levantase y luego puso su mano sobre mi pene y empezó a acariciarlo diciendo:

No sea tonto y estese quieto

Noté dentro de mí una reacción, mezcla de celos y excitación, lo que me producía un placer extraño, que no era capaz de vencer y me quedé quieto, mirando. El chico le abrió los glúteos y empezó a acariciar el culo abierto de mi mujer, seguidamente con las manos abrió el agujero del ano como si nos lo quisiera mostrar a nosotros y agacho la cabeza sacando la lengua empezó a lamerlo lentamente para lubricarlo, chupándolo alrededor del anillo y empujando para meter la lengua en el interior, sacándola y metiéndola, después levantó la cabeza y con el dedo corazón untado de crema empezó a hurgar en el agujero hasta metérselo lentamente y con suavidad, tal y como había hecho conmigo la chica. Yo estaba inmóvil mirando mientras Janiko a mi lado acariciaba mi pene con una mano pasando el dedo a lo largo del tronco y después subiendo y bajando la mano a lo largo del manubrio tieso, cosa que ayudaba a mantenerme sentado.

El masajista seguía metiendo y sacando el dedo en el ano de mi mujer mientras ella movía el culo para acompañar el masaje del chico. Se podía ver desde donde yo estaba todo perfectamente, el masajista marcaba un gran paquete bajo la tela liviana del pantalón que arrimaba cada vez mas a la cadera de mi esposa que tenía los brazos colgando, uno a cada lado de la camilla, entonces el chico agarró una mano de mi mujer, la levantó y la puso entre el bulto y su cadera, apretando la mano contra el, mi mujer no opuso resistencia, al contrario giró la mano y agarró el bulto para fregarlo por encilla del tenue pantalón.

Después de unos minutos el masajista apartó el culo y abriendo el velcro de la bragueta de un tirón, sacó con los dedos el pene que mi mujer agarro por el tronco rápidamente para moverlo seguidamente, subiendo y bajando la piel sobre el glande. Ese muchacho que parecía homosexual, tenía un pene bastante considerable de tamaño. El chico siguió metiéndole el dedo en su culito per con la otra mano agarró su chochito apretujándolo y después con un dedo recorrió la raja apartando los pelitos y empezó a meter los dedos dentro de su coñito, recorriendo la raja y metiendo y sacándolos de su interior, mojándolos con los jugos que rezumaban de su sexo.

Janiko que estaba a mi lado se levantó mirándome a la cara y se quitó la bata blanca de trabajo quedándose solo con su braguita minúscula me dijo

Hazte un poquito adelante

Accedía a sus órdenes y ella su subió a la camilla colocándose detrás de mí abrazando su cuerpo desnudo a mi espalda, me rodeó con los brazos el pecho y con la mano derecha bajó hasta el miembro, agarrándolo y masturbándome mientras el masajista de mi mujer le hurgaba el chocho buscando el clítoris que encontró fácilmente por la postura de piernas abiertas que mantenía mi mujer sobre la camilla, sin dejar de masturbar al chico con sus manos. A los pocos minutos mi mujer empezó a jadear, moviendo las caderas, levantando el culo a causa del placer por el masaje de clítoris que le hacía el muchacho.

Janiko seguía acariciándome con una mano los testículos y con la otra bombeando mi pene con suavidad pero con firmeza, mis testículos estaban llenos de semen que apretaba contra las válvulas que lo retienen dentro de los conductos de pene. En eso mi mujer empezó a convulsionarse en silencio y a tensionar todos los músculos del cuerpo, acompañando los movimientos con unos quejidos entrecortados, reprimiendo el orgasmo que azotaba su cuerpo. El masajista, rápidamente soltó el clítoris y su ano y se subió a la camilla por detrás de mi mujer, colocando una rodilla a cada lado de las caderas de esta y agarrando su pene con una mano apuntó el glande contra el chochito abierto de mi esposa, lo restregó en la raja arriba y abajo mojando con sus jugos y empujando lentamente lo ensamblo hasta los testículos en el, se quedó inmóvil unos segundos y empezó a bombear lentamente en su coño, mientras mi mujer empujaba hacia atrás para clavárselo mas.

Yo no podía aguantar más, no sabía si salir pitando a la habitación contigua para montar el pollo correspondiente o dejar que mi leche fluyera por la punta de mi glande ante aquel espectáculo morboso, opté por lo segundo y levanté el culo, empujándolo contra la mano de la japonesa, pidiendo a la masajista que acelere para correrme, pero ella lo soltó, se levantó y se fue hacia el cristal, se colocó de espaldas a mí y de cara al vidrio y con un movimiento muy sensual se bajó la braguita lentamente, agachándose para recogerla, mostrándome el culito con el chochito cubierto de pelos, se puso con las manos y los codos apoyados en el cristal con las piernas abiertas y el culo separado de la pared, con la espalda arqueada y el culo empinado pidiendo guerra, giró la cabeza y me dijo

Venga, acérquese

Me levanté y me abracé a ella por detrás, con la mano bajé el pene y lo coloqué entre sus piernas abiertas, a lo largo de la raja, ella bajó una mano y la colocó entre sus piernas a lo largo del pene acariciándolo de la punta a los testículos, alargando su brazo. Empecé a mover el culo deslizando mi pene entre la raja mojada y su mano que seguía masajeándolo, ella levantó un poco las caderas haciendo puntillas, y empujando con la mano mi pene se lo colocó en la entrada de la gruta, bajando el culo y clavándoselo hasta el fondo de un golpe, me quedé inmóvil, saboreando el contacto de mi polla con la vagina apretada ,húmeda y sedosa de la joven masajista, entonces empecé a empujar metiendo y sacando mi pene en su interior, bombeando y mirando al mismo tiempo como el muchacho se follaba a mi mujer.

El masajista empezó a mugir como un toro, y en un movimiento brusco empujó fuerte contra el culo de mi mujer y se quedó quieto con un quejido de placer, se notaba que estaba soltando su leche en el interior de la vagina de mi mujer, a los tres segundos se apartó, se levantó y sacando su pene apuntó su glande mojado al culo de mi mujer intentando clavárselo mientras se le escapaba un chorro espeso y largo de esperma que golpeó el agujero del ano de mi mujer, cubriéndolo todo de semen, entonces empujo y metió su glande en el ano, y gritando como un toro soltó los últimos chorros de leche, quedándose quieto, inmóvil con el capullo metido en el interior de su culo, desde donde estaba yo se notaba claramente el movimiento de los músculos que hay detrás de los testículos los espasmos de sus genitales inyectando el semen en la vagina de mi mujer.

Empecé a mover las caderas mas rápidamente y bajé la mano para meterla entre las piernas de la chica, hurgando hasta que encontré su clítoris abultado y húmedo, lo masajeé mientras le bombeaba en su vagina, la masajista empujaba hacia atrás y empezó a correrse contrayendo la vagina sobre el tronco de mi pene, en unos movimientos reflexivos involuntarios que apretaban contra el tronco de mi pene y sorbían mi glande hacia el interior de su chochito, mientras ella emitía unos quejidos de placer que se parecían a los de una niña sollozando , entonces empujé fuerte y levantándola un palmo del suelo, la apreté contra el cristal soltando un chorro ruidoso de esperma contras sus entrañas, me quedé quieto un segundo y mi bomba soltó dos o tres chorros mas de leche caliente en su chochito apretado, ella se apartó rápidamente y arrodillándose en el suelo se puso mi glande en la boca y lo mamó mientras solté el resto del esperma en su interior , lo sorbía con delicadeza. Cuando levanté la cabeza, mi mujer estaba aún acostada en la camilla con las piernas abiertas y los brazos caídos una a cada lado mientras que de su ano rezumaba un chorro de leche que recorriendo la raja de su chocho abierto goteaba abundantemente sobre la camilla, el chico agarró su braguita de la silla y acercándose le limpió la raja suavemente

Me la regalas (pregunto mostrándosela toda mojada)

Claro, toda para ti, yo solo quiero tu leche.

De vuelta a casa en el coche, mi mujer estaba radiante, con cara de felicidad, le dije

Te ha gustado el masaje

Ha sido muy relajante, me encuentro como nueva, la semana que viene tengo que venir a acompañar a mi hermana Yolanda, para que le den uno igual.