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La vecina, mi cuñada y su sobrina (capítulo 1)

en Hetero: Infidelidad

LA VECINA, MI CUÑADA Y SU SOBRINA (CAPÍTULO 1)

Hoy me encargo yo de llevar a mi hija al colegio, normalmente van en autobús, pero hoy hay reunión de padres, mi mujer tiene compromisos que cumplir y no puede ir, además para mas complicación la reunión  de padres es a primera hora con el director, por tanto antes de ir a la oficina recojo a la niña le doy un beso mi mujer y nos vamos al cole con el coche. Al llegar me encuentro a mi cuñada que baja de un taxi, lleva de la mano a su hijo pequeño de  preescolar  y su hija, en edad de instituto. La llamo y le digo

-          Yolanda, si me hubieras dicho hubiera pasado por ti, cabemos todos en mi coche

-          No te preocupes,  vengo en taxi todos los días

Mi cuñada estaba muy guapa, especialmente guapa para ser un lunes, acostumbrada a verla con ropa de estar por casa o informal, iba vestida con un traje chaqueta azul marino con falda de tubo apretada hasta casi las rodillas, camisa blanca el pelo cortito, melena por debajo de las orejas, parecía una ejecutiva.

-          Vas muy elegante Yolanda,…

-          Es que voy a mi nuevo trabajo, y me exigen esta forma de vestir

Ella iba a misma reunión de padres, como yo. Primero llevo a sus hijos a sus clases y luego acudió a la sala, se puso a mi lado esperando a que hablara el director.

Yo hice lo mismo, después de aparcar el coche me dirijo a la sala donde es la reunión.

 No es la primera vez que llevo a mi hija, pero sí que es la primera que asisto a una reunión de padres y madres. Estaba repleta de madres, yo era el único padre que había en la sala. Eché un vistazo para observar, había algunas madres muy guapas, treintañeras y cuarentañeras, la mayoría estaban muy buenas, no tenía bastantes ojos para mirar. Nada más entrar, mi cuñada me presentó unas cuantas, cuando iba por la tercera

-          Estas es Irene, su hijo va con mi hijo a clase

Cuando me quedé mirándola, me di cuenta que era mi vecina de enfrente, ella dijo

-          Ya nos conocemos, ……eres mi vecino

Aunque no habíamos hablado casi nunca, si que la conocía, sobretodo de mirarla desde mi parcela.  Vivimos en dos casas aisladas, de parcelas adosadas, con una valla de separación de esas bajitas, formadas por un seto y desde mi casa hay muchos sitios desde donde puedes ver a los vecinos, que aunque es un engorro, en el caso de Irene, no  lo es, porque es una mujer muy bonita, pelo de media melena rubia ojos claros y un cuerpo de guitarra, con un culo muy bien formado, entrado en carnes, de los que te gustaría morder, tetas abundantes  y piernas largas.  

El ambiente era muy amistoso, aunque la mayoría de madres estaban pendientes del director, se notaba una actitud en otras, con ganas de entablar conversación con el único hombre que había venido a la reunión. Mi cuñada se dio cuenta y se apropió de mí para proteger a su hermana, hablándome al oído para espantar a las demás. Pero la vecina, no se espantó, la tenía al otro lado. 

Terminó la reunión y nos despedimos todos mientras salíamos a la calle, se había puesto muy nublado, empezó a llover a cántaros, con truenos y relámpagos. Nos cubrimos en el porche del colegio.

-          Voy a por el coche, a ver si podemos salir de aquí

Salí corriendo arrimado a los edificios y traje el coche, lo acerqué a la puerta y mojándose,  se acercaron mi cuñada y la vecina por el lateral, mi cuñada abrió la puerta de atrás y se metió dentro, mientras por la puerta de al lado del conductor se metió mi vecina, mientras mi cuñada decía:

-          Que suba ella delante que va hasta tu casa y yo bajo antes,… tienes que llevarme hasta el trabajo

Me dio la dirección y me dirigí hacia allí, hablamos mientras tanto del tiempo, de los niños etc., hasta que llegamos al lugar donde me dirigió mi cuñada, bajó y se dirigió la zona de oficinas de alto standing de la ciudad. Era una zona con edificios bastante lujosos de oficinas y comerciales, saludó dando las gracias con la mano y caminó hacia el centro.

Seguimos nuestro trayecto hacia casa,

-          Es curioso tanto tiempo de vecino y casi no hemos hablado y ahora,..solos en el coche… aunque sé que tú sí que me habías visto antes

(Tenía razón, la tenía bastante espiada, aunque creía que ella no se había dado cuenta.  Muchas tardes se ponía a tomar el sol en la terraza, en toples, y alguna vez también desnuda, yo le hacia un buen seguimiento, pero nada mas)

-          ¿Quién yo?

Contesté, sin convencimiento,

-          Sí, cuando me pongo a tomar el sol, veo que te quedas mirando desde tu terraza, y el otro día te quedaste bastante rato,…¿no estarías ….. masturbándote?

-          Pues claro que no (que descarada, pesé)

En ese mismo momento me puso la mano entre las piernas, sobre el pene, que estaba totalmente desarmado, empezó a acariciar el pantalón mientras crecía, y crecía. Ella apretó la palma de la mano contra en el pene

-          Pues vaya decepción, si no te masturbaste,….pensé que te ponía mirarme

Callé, y el que calla otorga, mientras ella me bajaba la cremallera, circulábamos por una carretera comarcal hacia la urbanización. Entonces puso la mano en la bragueta y hurgando sacó el pene fuera. Hice como si me molestara, pero paré pronto de resistirme mientras ella me acariciaba el pene.

-          ¿Quieres que tengamos un accidente? (dije)

-          Pues para,.. ahí tienes una pineda junto al camino

Me paré, al tiempo que ella se me acercó y me dio un besito en los labios, seguido de un morreo con lengua,..Luego se agacho sobre mi pene y se lo puso en la boca, chupando el glande, lamiendo el tronco del pene, mamando con sus labios carnosos mi pobre capullo, que no estaba preparado para la ocasión. El gusto empezaba a llenarme de semen los depósitos para la eyaculación, yo en silencio, saboreando. Pero  en un ataque de sensatez le aparté la cabeza y le dije:

-          No podemos hacer esto, el primer día que hablamos y,….. además estoy casado… y no quiero engañar a mi mujer

-          Vale,… no engañaremos a nuestros esposos,… ¿no te has masturbado nunca de casado?

Se reclinó en su asiento y se levantó la falda, ladeada contra la puerta subió un pié sobre el asiento y me mostró el coño cubierto por una braga pequeña, apartó la tela mirándome con una cara de sinvergüenza y se pasó la lengua por los labios mojándolos, mientras se empezó a tocar la raja del coño totalmente depilado. Se abrió el sexo enseñándome el agujero de la vagina, rojo y mojado, tocó con el dedo el clítoris y me dijo:

-          Vamos, masturbémonos,….., tú me miras,… yo te miro , así no engañamos a nadie

No le dije nada, me quedé dubitativo unos segundos y pasé el dedo por la punta del capullo, tenía una gota de fluido pre seminal,  lo esparcí por el glande, ella también metió el dedo en la vagina para mojárselo y empezó a frotar el clítoris mirándome, me engrasé el glande y empecé a acariciar el capullo con una mano, mientras me agarré el tronco con la otra, suavemente. Ella acarició el clítoris con el dedo,  luego con dos dedos, lentamente, mientras mantenía separada la braga con la otra mano, hasta que empezó a molestarle, levantó el culo y con las dos manos se la quitó y la dejó sobre el volante.

Llovía intensamente, lo que hacía que no se viera casi nada por las ventanas,  volvió a su faena, metiéndose dos dedos en la vagina húmeda, mojada, mientras seguía masajeando su clítoris, cada vez más fuerte, entonces dijo:

-          Oh,.. dios mío,..creo que me voy a correr,…sigue quiero ver como sale la leche de tu pene,….. quiero que te corras para mí,…… ¡ohhh!….. ¡ohhh!

Jadeaba, mientras aceleraba el movimiento y yo también, nos masturbábamos, mirándonos, le rezumaba el líquido lubricante vaginal por la raja hasta el agujero del culo,..que ella se preocupaba de tener bien expuesto para mí, para excitarme. Y lo consiguió el esperma estaba a punto de rezumar por la boca del glande, que estaba amoratado, la piel del pene estirada, el pene lleno de sangre, tensado y curvado hacia arriba por la fuerte erección, preparado para soltar aquella carga de leche.

Empezó a correrse, cerró de repente las rodillas y dio un grito ahogado, luego disminuyó el ritmo de masturbación, moviendo lentamente los dedos en el clítoris y abriendo las piernas para que pudiera observarlo, empezaron las contracciones, fuertes y lentas de sus esfínteres, mientras no respiraba, aguantando unos segundos y entre ellos un quejido de desahogo, y de placer.

La vagina me llamaba con sus movimientos pulsantes, entonces me vino la mía, paré de mover el pene y levanté el culo para notar mas placer, soltando un chorro de leche que golpeó en el parabrisas del coche,  un gran placer y un segundo chorro que se derramó sobre los pantalones de tela fina, provocando una gran mancha justo al lado de la bragueta.  Cuando me venía el siguiente empujón de esperma ella bajó la mano y agarrándolo para no provocar más destrozos en el coche se lo metió en la boca y sorbió todas las sacudidas de semen que vinieron después, hasta que dejó seco el capullo. Entonces levantó la cabeza, sonriendo se puso la mano en la boca tapándola y sacó una toallita del bolso y escupió el esperma en ella, luego sacó otra, me limpió el glande, y frotó sobre la mancha del pantalón sin conseguir nada.

-          Lo siento, cuando entres en casa te tapas con la chaqueta, para que no te vea tu mujer

-          No te preocupes mi mujer no está esta mañana en casa

Puse en marcha el coche y la llevé hasta la puerta de casa, metí el coche en la cochera y el pantalón en la lavadora.

El cabo de unos días, en el trabajo me llamó el jefe, vamos el Presidente de la Compañía, acudí rápidamente. Trabajo en una compañía de Seguros y soy el Director de ventas.  Se le veía contento por lo que me tranquilicé. Después de soltarme un discurso de compañerismo y rendimientos, me mostró su reconocimiento por el resultado del ejercicio, que había sido excepcional y me invitó a tomar algo con él.

-          Vamos a tomarnos algo para celebrarlo, pero aquí no, vamos a la calle que sé un sitio muy tranquilo y relajante, por hoy ya ha trabajado bastante

Eran las doce de la mañana, deje todo lo que tenía entre manos y le seguí. Es un hombre mayor que yo por lo menos diez años. Caminamos unas manzanas charlando y llegamos al lugar. Era un edificio grande y lujoso con muchos carteles de oficinas de empresas  compañías y despachos, con la fachada acristalada. Nos metimos dentro del hall mientras mi jefe charlaba y yo le seguía y escuchaba.

El portero de la recepción le saludó casi con una reverencia, cogimos el ascensor y nos plantamos en la séptima planta en unos segundos, llegamos a la puerta de unas oficinas lujosas y la recepcionista nos recibió como a unos reyes,  nos entró en una sala de espera con sofás mesa de reuniones fachada acristalada con vista a toda la ciudad, entonces la chica preguntó

-          Que desean tomar?

-          Dos Martini por favor y haga pasar a las chicas

Las palabras de mi jefe me dejaron de piedra, aquello que parecían unas oficinas corporativas no era lo que parecían, era un puticlub de lujo. Todo estaba cuidado al detalle, la sala de trabajo estaba llena de mesas con ordenadores archivadores y chicas cada una en su mesa. Eso sí, todas bien vestidas con traje y chaqueta, falda y blusa. Todas de peluquería en plan ejecutivas.

Mi jefe me miró y sonrió al ver mi cara de asombro.

-          supongo que es la primera vez que vienes aquí,  se te nota, ..relájate

No pude más que sonreír nerviosamente y esperar agarrado a  los brazos del sillón.

Entró otra vez la recepcionista acompañado de una señorita rubia con el pelo recogido, alta perfecta, muy guapa

-          esta es Esther

Esther se nos acercó, nos levantamos del sofá y nos dio dos besos a las mejillas, dio una vuelta para que pudiéramos observarla y salió de la sala

-          esta es Laura

Una morena con labios carnosos y boca enorme, curvas muy marcadas, entró y repitió la escena, besó a mi jefe en las mejillas y a mí me dio besazo en los labios, me guiño el ojo y se fue. La escena se repitió con seis chicas todas de película, pero no película porno, mujeres muy refinadas y bellas, como modelos. A la séptima.

-          esta es Yolanda

Me cayó el mundo encima  cuando entró, era mi cuñada. ¡Tierra trágame!, entro en puticlub por primera vez, para contentar a mi jefe, si saber a qué iba y me encuentro a la hermana de mi mujer. Por otra parte era la más guapa de todas, estaba deslumbrante. Al verme se sorprendió como yo, nos miramos pero disimuló perfectamente, hizo lo mismo, nos dio dos besos y se fue contoneándose.

Entonces cerró la puerta la recepcionista y nos dijo

-          Bien, ¿qué les ha parecido, ha elegido ya los caballeros?

Mi jefe me miró haciendo un guiño, como invitándome a que fuera el primero en elegir, me temblaban las piernas pero sin pensar dije -Yolanda-.  Entonces la recepcionista sonrió y miró a mi jefe, que dijo

-          Menos esa, que es para mí,. elige otra

Se me fueron las ganas de elegir otra y dije que me lo pensaría, que ahora no tengo ganas de nada, solo quiero el Martini. Mi jefe puso cara de enfadado y insistió

-          ¡Tienes que elegir una coño, no m seas mojigato, es una orden!

Yo que no he engañado nunca a mi mujer, en dos semanas dos contratiempos, sin pensarlo dije  –Laura-

La recepcionista nos acompañó a cada uno a una sala y el jefe me dio una palmada en la espalda y entramos cada uno a la suya. Yo como si fuera al patíbulo, entré a una habitación muy grande decorada como una oficina con mesa y sillones despacho, sofá con mesita y una cama enorme en un lateral, baño detrás de un cristal translúcido. Todo muy sofisticado y delicadamente decorado. Entré y la recepcionista cerró la puerta, me senté en el sofá esperando y al cabo de unos minutos entró Laura, vestía un camisón transparente muy cortito y debajo llevaba unas braguitas negras minúsculas y un corsé que no cubría las tetas, medias negras con ligueros y zapatos de tacón alto rojo brillante.

Se me acercó caminando lentamente y se sentó a mi lado en el sofá, me rodeó con los brazos y me mordió la oreja, metiéndome la lengua en el interior del agujero. Me aparté y le dije

-          Mira Laura no quiero hacer nada, he accedido a entrar porque este es mi jefe supremo y si no se enfada, con que esperemos a que pase el tiempo y nos marchamos y ya está,. tu cobras y yo me voy a casa ¿vale?. Además la que ha entrado en con él es mi cuñada, imagina.

-          Lo que quieras, ..si quieres te sientas en la mesa del despacho y aprovechas para trabajar.

La chica estaba buenísima, un caramelo difícil de rechazar, pero me senté en la butaca detrás de la mesa de despacho mirando el móvil, entonces ella se levantó y se sentó en uno de los butacones delante de la mesa,  puso los pies sobre el asiento y abriendo las piernas me mostró la braguita, mirándome a la cara, se pasó un dedo lentamente a l largo de la raja por encima de la braguita insistiendo en un movimiento de arriba abajo.

Se le marcaba toda la raja y el clítoris, mientras seguía tocándose, dijo

-          Que no te gusto?,…. Si quieres, mientras esperas puedes mirar, eso no es nada malo. Y tu jefe va a tardar un buen rato.

Callé y miré el espectáculo, era muy bella y las piernas larguísimas, se levantó y se puso de espaldas, levantó el camisón con una mano hasta la cintura y apoyando la mano en el sillón se agachó mostrándome el culo. El hilo del tanga estaba dentro de la raja, separó un glúteo con la otra mano y con el dedo meñique lo apartó dejando el agujero del culo a la vista, pasó el dedito por encima y dio unos círculos por la entrada del ojete, metió un poco le punta del dedo en el interior de agujero y lo movió, metiendo y sacándolo.

El pene empezó a hincharse, y tuve una erección, mientras ella seguía tocándose, me relajé en el butacón mirando. Ella continuaba mostrándome el culo, apoyó los pechos en el asiento y se abrió con las dos manos los glúteos para mostrarme el mejillón totalmente abierto, tenía una vagina húmeda y rosada, que se oscurecía hacia el agujero profundo, empezó a meter un dedo dentro, metiendo y sacando, mientras con otro dedo sacó el clítoris y lo masajeó lentamente.

Me puse la mano encima del pantalón que era de tela fina y masajeé el pene erecto, entonces ella se levantó y se acercó a la mesa, se subió encima y sentó a horcajadas delante de mí, levantó las piernas y se quitó la braga, me la tiró a la cara y dijo

-          Vamos,..tonto, ….sácatela y mastúrbate, mirando,..que eso no es infidelidad  ¿o es que nunca te has masturbado?

Empezó a masturbarse, con las piernas abiertas, a medio metro de mi cara. Entonces me la saqué, y empecé a tocarme el pene, tenía el glande totalmente mojado de líquido pre seminal de forma que al mover la piel con la mano se lubricó enseguida.

Entonces me vino a la cabeza mi cuñada y la imagen de que se la estaba chupando a mi jefe o que mi jefe la follaba por el culo y la llenaba de esperma. Aquello me dio como un pequeño ataque de celos.

Rápidamente volví a la realidad mirando la vagina de la morenaza de Laura, abierta pidiendo que me la folle, pero aguanté como pude, moviendo  el pene y mirando como masajeaba el clítoris. Empezó a jadear y a levantar el culo, se despatarró mas y acercó la vagina hacia el borde de la mesa al tiempo que calló en seco y empezó a contraer los músculos que hay debajo de la entrada de la vagina, entre esta y el ano, mientras el ano se abría y apretaba en cada contracción, entonces soltó varios quejidos de gusto.

Entonces yo  moví más aprisa el pene hasta que me vino el orgasmo, me levanté del asiento haciendo fuerza y apuntando el glande hacia ella y empecé a soltar chorros de esperma, espeso,.. Uno,..Dos,..Tres,..Cuatro,.. Todo contra la vagina de Laura, la dejé empapada de leche. Seguidamente,  ella se reclinó sobre la mesa disfrutando los últimos espasmos de su corrida.

Luego se levantó y con una toalla me limpió el pene y su coño, lo pasó sobre la mesa quitando las gotas de lechada y me acompañó al baño, me senté en el  bidé y agarrando el pene  lo untó con jabón, lo limpió pasándome la mano hasta el culo, hasta dejarlo todo reluciente.

-          Ves como te ha gustado?, y no me has follado, luego puedes irte tranquilo a casa que tu mujer no lleva cuernos. Además le contaré a tu cuñada que solo hemos hablado

Me terminé el Martini y esperé a que terminara el jefe, luego volvimos a la oficina, ya para recoger y marcharnos a casa. Cuando estaba a punto de salir, suena el teléfono, es mi cuñada, pensé  –ahora que le digo-, no se lo descuelgo, pero ante la insistencia lo cogí.

-          Lo siento cuñado, espero que no te hayas llevado un buen disgusto

-          ¿Tu qué crees?, Yolanda, mi cuñada de puta. Ya sé que de las caras, pero de puta.

Me pidió si podía recogerla al salir del trabajo y acercarla a casa y me daría explicaciones, no quería pero accedí. Pasé a por ella y subió al coche, me miró con una sonrisa de culpabilidad y se quedó mirando al frente, arranqué en dirección a su casa.

-          Espero que no digas nada de esto, a mi hermana, ni a nadie cuñado

No contesté, me hice el enfadado, ella empezó a contarme que el trabajo que tenía se le terminó, y que para mantener el ritmo de vida que llevaban, el colegio de los niños, etc.… necesitaba un trabajo remunerado, porque su marido ganaba lo justo.

-          No te preocupes que no diré nada, pero no me esperaba esto de ti, poniendo los cuernos a tu marido de esta manera.

Se hizo un silencio de varios minutos, la carretera estaba casi vacía, solo dibujada por las luces de los faros, ya era de noche, entonces hablo

-          ¿Que te crees? Mi marido no es lo que piensas,… yo sé que no me engaña con nadie,…pero…. .Espera, para el coche un momento que no me siento bien.

Un camino a derecha llevaba a una colina. Era un descampado desde el que se podía divisar la ciudad,. Toda llena de luces. Paramos,..Ella abrió la ventanilla para que le diera el aire

-          Te sientes mejor? (pregunté)

Entonces ella sin decir nada, levantó el culo del asiento, alzó la falda y metiendo las manos por debajo se bajó las bragas la puso en el bolso.

-          ¿Pero que haces Yolanda?

No dijo nada, se levantó del asiento y pasó una pierna por encima del volante para colocarse a horcajadas sobre mí. Con la falda levantada encima del culo, hurgó con las manos en mi bragueta y abriéndola, buscó mi pene debajo del calzoncillo y lo sacó fuera. En ese momento ya estaba armado

-          ¡No Yolanda por favor!

-          Cállate,  me han dicho que no le has hecho nada a Laura, y tu jefe a pagado el servicio completo para ti, y además me han dicho que me habías elegido a mí, pero tu jefe no te ha dejado, así  que…déjame hacer.

Se encaminó el pene a la raja y se sentó lentamente sobre él, ensartándolo en lo más profundo del coño. Apretó para asegurarse que no quedaba pene fuera y empezó a moverse lentamente sobre él, me agarró la cabeza con las manos y me puso los labios en la oreja, respirando contra mi oído,..Pasó la lengua por el agujero y susurró

-          Además, mi marido,… no me da lo que necesito,….soy una mujer que necesita follar,…. Follar mucho… y este trabajo me gusta,.. me encanta que me follen, ..estar todo el día rodeada  de sexo,. penes,….esperma,….. corridas. Y sobre todo correrme,…correrme….

Empezó a cabalgar sobre mi polla, cada vez más deprisa, yo que aún tenía las manos en el asiento, le rodeé el culo desnudo, pasando los dedos por la raja entre los glúteos y la apreté contra mí. Estaba totalmente empapada, la vagina era como la seda,  suave y caliente, muy lubricada, en pocos minutos de bombeo yo ya no podía aguantar más el esperma. Ella empezó a jadear, a mi oído

-          ¡Me viene!,..!me viene!,..!oh dios mío!,..me voy a correr cuñado,..lléname de leche,¡..!!Me corro,…ohhhhhh!!!

Y apretando contra mí, me abrazó fuertemente y empezó a contraer su vagina, fuertemente, con espasmos que me apretaban el pene como si se lo fueran a tragar, como si tuviera una bomba succionando mi glande.

 Entonces me vino a mí, se me tensionó el pene al máximo y solté un chorro largo de leche al tiempo que levanté las caderas para inyectar mi semen en lo más profundo de mi cuñada, después me vinieron mas chorros, uno detrás del otro iban inyectándose dentro de su vagina, golpeado fuertemente el útero, mientras ella volvía a mover la caderas y bombear contra mi pene para que saliera hasta la última gota. Hasta que nos quedamos exhaustos abrazados, chorreando de esperma mezclado con los jugos del coño de mi cuñada.

-          ¿Ves cuñado?,..esto es lo que necesito, …muchas veces,… y el cuñado de tu mujer no me lo da… es muy buena persona y marido,… pero no me da suficiente esperma

Mi sorprendió la capacidad de cuñada para el orgasmo. Se corrió solo con la introducción del pene, en pocos  minutos, sin masaje de clítoris ni preparación previa. Nada, solo follándome sobre el asiento del coche tubo un orgasmo intenso. Eso me explicaba muchas cosas de las que me acababa de contar.  No tiene bastante con su marido, es como una máquina de follar.

Se apartó, sacó unas toallitas y se limpió el coño,. Luego me limpió el pene y seguimos la marcha hacia su casa.

Aquella noche pensé mucho en todos los acontecimientos,  me costó mucho de dormirme, teniendo a mi mujer agarrada por detrás durmiendo y su culo contra mí. Me invadió un sentimiento de culpa por haber puesto los cuernos a mi mujer con su hermana, haberme masturbado con la puta y lo de la vecina,..Eran muchas cosas para tan poco tiempo,.. Pero pensando en todas las cosas me vino una erección, vamos me excité de todo aquello, apreté el pene contra el culo de mi mujer, ella que lo notó, apretó el culo contra mi pene,  se despertó y bajó la mano y la pasó por mi entrepierna sacando mi pene por la orilla del calzoncillo y se lo alojó entre las piernas, sin quitarse las bragas.  Levantó el culo y apartó la tela de la braga y lo restregó contra la raja y empezó a mover el culo adelante y a tras contra mi polla.

-          Se conoce que has tenido un día movido cariño

No contesté solo empecé a mover las caderas  restregando el pene, ella empujó el glande hacia el interior del coño y se lo tragó. Empecé a follarla, ella levantó una pierna doblando la rodilla para que entrara más profundamente y empezó a masturbarse el clítoris, hasta que le vino la corrida y la mía también,  eyaculé con su orgasmo otra vez  en un día y nos quedamos dormidos con el pene metido en el coño de mi mujer.

Pasaron los días con monotonía trabajando y descasando, aunque mi mujer notó que mi libido se había disparado sobre todo cada vez que me viene a la cabeza esa semana. Y cada vez, me propongo no volver a hacerlo.

La semana siguiente, el miércoles libré y me quedé solo en casa, me levanté pronto para hacer ejercicio y luego desayunar tranquilo. Que paz, el día soleado, que quedé abobado mirando por el ventanal el monte verde, precioso, salí a la terraza con la taza en la mano.  Al pasar la vista sobre la parcela de la vecina, allí estaba ella, sentada en la hamaca tomando una taza de café y el sol, me quedé mirándola. Está buena la bendita, intente no mirar pero no pude.

Se había remangado la falda para tomar el sol a las piernas llevaba gafas de sol y sombrero, de repente giró la cabeza hacia arriba y me vio, agitó la mano saludando, le respondí  con la mano y me metí en casa.

Me senté en el sofá y enchufé la tele, no había pasado 15 minutos cuando sonó el teléfono, lo descolgué

-          Buenos días,  Soy Irene,..si la vecina,. ¿no me reconoces?

-          Si,.si,.. dime

Me dijo que si estaba solo y aburrido como ella, me invitaba a ver la colección de pinturas de su marido. Le contesté que tenía un poco de trabajo en casa y que me venía mal ir.

-          vale, si cambias de opinión estás invitado a tomar café

Al cabo de un rato pensé que había sido un grosero y me puse ropa deportiva y me fui a su casa. Llamé a la puerta y me abrió. Ella se alegró de verme

-          Pasa vecino,  toma asiento y te saco un café

Se fue hacia la cocina y vino con una taza llena

-          Ven te enseñaré los cuadros

Su marido tenía una buna colección de arte moderno, con el salón y el pasillo lleno de obras muy bonitas, cosa que me encantó, caminamos por el pasillo mirando y ella se me colocó detrás y me agarró por la espalda apretando sus senos contra ella, rodeando los brazos por mi cintura.

-          No empecemos que uno no es de piedra, Irene.

Como si no me oyese, bajó una mano y la colocó sobre el pantalón, acariciando mi pene, que empezó a ponérseme  erecto, al tiempo que yo reculé, apartando el culo.

-          ¿No quieres que nos masturbemos, como el día del coche? (dijo ella con voz bajita)

Agarrando mi pene sobre la tela del pantalón del chándal, bajó la otra mano y la metió por dentro del pantalón por debajo de la goma, llegando a los testículos, acariciándolos. Yo callé, cosa que entendió como un sí, aunque no lo dije. Me soltó y dijo

-           Ven sígueme,.. vamos al salón

La seguí,  pasamos por la cocina, al llegar a ella abrió la nevera para sacar una botella de agua la puso sobre el banco de la cocina y se puso de espalda a beber, mientras  con la mano se levantó la falda enseñándome el culo. No llevaba bragas, se giró hacia mí, puso la botella en la boca y bebió de ella aplicando los labios generosamente a  la boca de la botella, mirándome a la cara, la dejó en el banco y dando un pequeño salto se sentó en el, abrió las piernas y se levantó la falda para mostrarme el sexo y empezó a acariciárselo.

Yo me quedé de pié mirando y le seguí el juego, me bajé la goma del pantalón por encima de las rodillas y empecé a tocarme el pene,  moviéndolo suavemente mientras ellas recorría con los dedos su raja entreabierta, luego subió los pies sobre el banco, para abrir más el coño y me lo mostró en todo su esplendor. Una vagina rosada y húmeda de la que asomaba un botón como un diminuto pene que ella empezó a acariciar.

Yo me acerqué un poco más para poder mirarlo de cerca mientras, movía el pene cada vez más aprisa, cuando ella dijo

-          Bésame aquí, en el clítoris,..vamos, chúpamelo,..solo un poquito..

Sin pensarlo me acerque hasta tenerlo al alcance de la lengua, olía a sexo limpio, entonces le apliqué la lengua sobre el botón, suavemente y lo masajeé con ella, mientras se estremecía de gusto.

En ese momento me venció, apliqué la lengua sobre toda la raja subiendo y bajándola, la metí dentro del agujero y la sequé varias veces al tiempo que ella se abría con los dedos el agujero para dejarlo más expuesto y seguí chupando el clítoris mientras ella jadeaba.

Mis testículos se llenaron de leche rápidamente, tanto que apretaba para salir del pene,  mientras ella parecía que llegaba al orgasmo, en eso se oyó la puerta de la casa

-          ¿Cariño, estas en casa?

-          ¡Mi marido!!

Saltó rápidamente del banco de la cocina bajándose la falda, agarró las tazas de café que estaban en el fregadero  y las puso delante nuestro, sobre el banco, al tiempo que me yo subí el pantalón de un tirón.

-          Si cariño estamos en la cocina!!! (dijo ella, con voz nerviosa)

Entonces entró por el comedor, y se quedó al otro lado del banco, mientras nosotros sosteníamos las tazas con la mano (es un cocina-office, el banco separa las dos piezas).

-          He tenido que volver del trabajo hay un problema con la informática y no podemos hacer nada hoy y voy a aprovechar para ir a correr

-          Es nuestro vecino, del  que te hablé, le estoy enseñando tu colección de arte

Estuvimos así charlando unos minutos, primero pensé que notaría en nuestras caras acaloradas que estábamos haciendo algo sospechoso, pero no dio señales de ello, todo al contrario, se mostró abierto y desenfadado. Mientras él charlaba al otro lado del banco, su mujer acercó la mano hasta mi pantalón, que aún tenía el bulto bastante grande y lo apretó mientras le decía a su marido

-          Tienes la ropa de correr sobre sillón del dormitorio cariño

-          Vale, voy a cambiarme

Y se fue escaleras arriba al cuarto, mientras su mujer metió su mano otra vez dentro del pantalón sacó mi pene y lo movió varias veces para enderezarlo del todo, se puso de espaldas reclinada sobre el banco y se levantó la falta abriendo las piernas encaminó mi pene hacia su culo y lo colocó entre sus piernas, lo restregó contra la raja húmeda y en un movimiento maestro de cadera, se lo metió en el coño.

-          Que no va a pillar tu marido

-          Tu calla y empuja,….empuja,.. que tardará un poquito

Pudo más mi calentura que mi sentido común y empujé, empujé el pene hasta el fondo de aquella vagina caliente, resbalaba por la lubricación del higo totalmente mojado. Estaba muy excitada y yo también. Seguí metiendo y sacando el pene, follándola contra el mueble de la cocina, encorvados los dos contra el banco, con la falda remangada.

 Aparté un  poco el cuerpo y con las manos le abrí las nalgas blancas, para poder ver como entraba y salía mi pene en su coño abierto, como el émbolo de una bomba, la raja rezumaba flujo y el pene entraba y salía totalmente mojado. Ante mis ojos se abría el agujerito del culo, como una estrella, apretado,  lo acaricié con un dedo y ella se estremeció, seguí  follándola sin perder de vista la escalera por donde había subido su marido. De repente.

-          Cariño,..¿donde están las zapatillas? (gritó su marido desde el dormitorio)

Ella tragó saliva, sopló y contestó

-          ¡Las tienes en la bolsa de deporte cariño, en el armario!!!

Nos quedamos quietos un segundo, se podía sentir los latidos de nuestro corazones, desbocados, pero ella empujó hacia atrás retomando  el ritmo, entonces metí la mano por el escote para tocarle las tetas con una mano y con la otra bajé buscando su clítoris que empecé a acariciar. Aquella situación de peligro la excitaba muchísimo, yo estaba acojonado pero también me excitaba aquello.

Seguí jugando con su clítoris y follándola cuando empezó a correrse, se quedó erguida, en silencio y siguió jadeando, reprimiendo sus quejidos, aparté el dedo del clítoris y la mano de las tetas para volver a  abrir los glúteos y observar como los espasmos de la corrida le contraían rítmicamente la puerta del ano, mientras que su vagina me apretaba el pene absorbiéndolo hacia dentro.

Entonces me subió el esperma hasta la punta del pene y no lo pude aguantar más tiempo. En un intento de no correrme dentro por el riesgo de embarazo, aparté hacia atrás para sacarlo y correrme fuera. Pero ella se incorporó y me rodeó con las manos por detrás agarrando mi culo y apretó el suyo contra mí, clavándose mi polla hasta lo más profundo, al tiempo que solté mi primer chorro de esperma en su interior.

Inmóvil de gusto seguí soltando chorros de semen en aquella vagina fértil mientras se lo tragaba todo, llevaba tres espasmos de inyección de leche, cuando de repente se oyó cerrar la puerta del dormitorio y bajar las escaleras a su marido. La saqué de dentro aun soltando leche, soltando gotas por el suelo, la metí rápido en el pantalón del chándal. Ella se bajó la falda de golpe y volvió a coger la taza con la mano. Al meter el pene dentro del pantalón aún me brollaron los últimos chorros de leche con las últimas contracciones mojándolo. Se podía ver la mancha oscura sobre el pantalón azul, puse la mano sobre él para esconderlo.

-          Cariño enséñale los dos cuadros del dormitorio, que son una pasada (dijo él)

Se acercó a su mujer,  le dio un beso en los labios y salió corriendo por la puerta, nos quedamos mirándonos acalorados,  nos sentamos en las sillas de la cocina para relajarnos resoplando después de la situación tan excitante, ella me miró y se puso a reír

-          Casi nos pilla, menudo susto, ven vamos a ver los cuadros del dormitorio, son dos Banski

Subimos al dormitorio y me dijo, ves mirando los cuadros que voy al baño,  me quedé mirándolos, entonces salió ella del baño, desnuda totalmente, con unas tetas voluminosas y plantadas, el culo insultante, buenísima . Caminó hasta el mueble ropero para coger unas bragas minúsculas y se las puso, le dije

-          Voy a lavarme yo ahora

-          Espera, ven un momento(contestó)

Se dejó caer en la cama reclinada y me dijo

-          Ven, acércate un momento

Le hice caso y cuando esta delante de ella se incorporó, se arrodilló ante mí me bajó el pantalón y agarró mi pene medio flácido, lo acarició, con los dedos sacó el glande de dentro de la piel, mientras este empezaba a hincharse otra vez, se lo puso en la boca y lo chupó,  se apartó un poco para lamerlo con la punta de la lengua y se lo volvió a poner dentro de la boca, sorbiéndolo, chupando, succionando. La lengua rodeaba el glande ensalivándolo luego sorbiéndolo hasta dejarlo seco, apartó la boca y lo miro, luego me miró y me dijo

-          Ya está limpio ¿ves?,…vamo,s ven a la cama y descansa un poquito, mi marido tardará un buen rato

Me quitó los pantalones y yo me quité la camisa y me recosté sobre la cama a su lado, ella se me abrazó agarrando el pene con la mano me puso una pierna encina de la mía y empezó a masturbarme, cuando intenté meterle mano entre las piernas me la apartó, se incorporó sobre la cama y dándome la espalda se sentó sobre mi pecho, agarrada a mi pene, entonces se tumbó colocándome le braga ente mis ojos, en sesenta y nueve.

Entonces me di cuenta que la braga que llevaba tenía una abertura desde el coño hasta el culo, todo abierto, al abrir la piernas se me quedó su sexo ante mis ojos. Entonces lo abrí como una fruta madura, y empecé a chupar aquel higo salado al tiempo que ella me chupaba el pene.

 En unos minutos tenía ya la cara toda mojada de jugos vaginales, abrí la raja hasta el máximo y encaminé la lengua hacia el agujerito del culo, le di un lametón y se contrajo reflexivamente, le di otro y se relajó, empecé a chuparlo metiendo la lengua un poquito en su interior. Entonces ella hizo lo mismo, me soltó el pene y agarrándose a mis caderas, me empujó para que me abriera y metió  la cabeza para alcanzar mi agujerito y empezó a chuparme el ano.

Aquella sensación fue nueva para mí, al principio me pareció impropia, pero daba tanto gusto que me relajé y dejé que me chupara, mientras me movía el manubrio con una mano.  Mientras ella me chupaba me encaré al clítoris, que estaba hinchado, inflamado diría yo.  Concentré en aquel botón todos mi masaje de lengua, mientras ella no paraba de chuparme el ano, entonces  apretó contra mi boca su sexo y empezó a jadear mas fuerte.

-          ¡Ohhhhg!,..!creo queme corro,…ohhh,..me corrro,..sigue,…..hhhhh!

Y  calló, calló porque se metió el pene en la boca succionándolo, y la vagina empezó a contraerse al ritmo de los quejidos, la tenía delante de mis ojos, apretaba y soltaba rítmicamente los músculos del agujero del culo, mientras que de la vagina le goteaba un hilo de jugo viscoso sobre mi cara.

Yo tenía lleno otra vez el depósito de leche, pero aguanté bien por lo reciente de la corrida. Cuando Irene aún no había terminado con la corrida, se apartó y se colocó con una pierna a cada lado mirándome , se acuclilló y agarrando el pene se lo restregó contra el sexo mojado para untarlo y se lo ensartó hasta el fondo, sentándose sobre él,..Se inclinó apoyando sus pechos  desnudos contra mi pecho y empezó a bombear, levantando y bajando el culo contra mi polla.

-          Ves como te gusta follar conmigo (dijo),..o quieres que me aparte ahora

No le contesté, ella siguió bombeando y saltando sobre mi pene, hasta que este no aguantó más y explotó, inyectando su carga en el interior del coño, como si no se hubiera corrido nunca, un chorro detrás de otro, abundantes y fuertes contra su útero, mientras yo levantaba las caderas para llenarla de leche hasta lo más profundo y ella apretaba hacia abajo para no desperdiciar ni una gota de esperma.

Nos quedamos rendidos sobre la cama, unos minutos, chorreando los fluidos sobre las sábana, luego, ella, quitó la sábana de un tirón la enrolló para llevarla a la lavadora mientras yo  me puse la ropa y me fui a mi casa a ducharme y poner también la lavadora.