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Mi hermanito José

en Amor filial

MI HERMANITO

Aquella tarde, entré en el baño y empecé a mirarme en el espejo que llegaba hasta el suelo. Tenia entonces 13 años, mi cuerpo estaba formado ya como una mujercita , con las piernas largas que sobresalían de la minúscula batita veraniega, el culo y los pechos marcaban el vestido como una erupción, a punto de romper. Aquellas formas me daban confianza.

Me levanté la falda para poder mirar con coquetería mi cuerpo y me bajé de un tirón las bragas rosa, hasta los pies. Observé mi culo, el vello púbico, di unas vueltas de baile para ensayar mi coquetería, de repente me entró una sensación extraña, que me inundaba el cuerpo por dentro, me quedé quieta sentándome en el taburete del baño, abrí las piernas y con los dedos me aparté hacia los lados los labios vaginales y así observar mi sexo abierto. Aquello era una obscenidad para mí, que estudiaba en un colegio religioso.

Acerqué todo lo que pude el taburete al espejo para poder ver mejor los labios interiores, el profundo agujero y los tonos rosados del interior de mi vagina.

Me arrodillé en el suelo con el pecho apoyado en el taburete y la cabeza ladeada para poder mirar hacia atrás y observar mi culo abierto en el espejo, separé la piernas y con las dos manos me abrí los glúteos, hasta poder ver perfectamente el agujero de mi apretado culito reflejado en el espejo.

Aquella exploración me excitó muchísimo, noté mi sexo húmedo y caliente, la mejillas acaloradas, las piernas me temblaban, pasé mi dedito por el borde del anillo del ano suavemente siguiendo el surco de mi chochito húmedo hasta encontrar mi clítoris abultado y mojado. Entonces alguien intentó abrir la puerta cerrada por el pestillo, era mi madre

¿quién esta ahí?

¡soy yo, mama!.

Apresuradamente me subí las bragas y bajé la bata, mi madre no insistió y dijo:

Victoria, voy ha echar una siesta, no hagáis ruido que estoy muy cansada

Si mama.

Salí del baño al cabo de un rato y me fui a echarme un rato en la cama para hacer la siesta yo también, como todas las tardes de verano. Me acosté estirada con un tebeo en las manos, en eso entró mi hermano José, dejándose caer ruidosamente sobre la cama al mismo tiempo haciéndome cosquillas.

basta ya, José, tengo ganas de dormir

vale, está bien pero déjame hacer la siesta contigo.

Asentí sin soltar palabra y se acostó a mi lado, deje el tebeo y me puse de lado con el culo hacia mi hermano.

José tiene un año mas que yo aunque era mucho mas infantil, pero con el cuerpo de un deportista alto y delgado con cara de niño, cabellos largos y lisos.

Recogió el tebeo y se puso a leerlo, mientras yo disimulando le acerqué el culo a su cuerpo, haciéndome la dormida, le rocé. Aquello no lo hubiera hecho ni borracha, pero aquel día algo me ardía por dentro.

José, siguió leyendo como si nada, al cabo de un rato hice otro movimiento con la piernas y la caderas, levanté el vestido dejando a la vista mis bragas y al mismo tiempo acerque un poco mas mi culo a mi hermano. Entonces José, soltó el tebeo y se recostó detrás de mí acercando su cuerpo al mío, pegado totalmente a mí. Quieto sin rechistar.

Al cabo de un rato, como el no se movía, decidí hacer nos movimientos sinuoso con mi culo sobre su sexo, que solo estaba cubierto con un bañador bóxer muy suelto.

El siguió sin moverse, pero un bulto empezó a crecer contra mi culo, haciendo presión en mis nalgas, exageré la respiración para parecer dormida y darle confianza, entonces noté como su mano hurgaba entre sus piernas y liberó su miembro de la presión del pantalón sacándolo por la orilla y colocándolo contra mi braga torpemente.

Hice un movimiento de cadera para arquear mi espalda y poner mi culo en pompa y así facilitar su faena. Mi hermano me colocó entre las piernas su glande que estaba totalmente mojado de excitación y empezó a empujar entre las piernas lentamente, mientras yo afloje un poco levantando levemente una pierna hasta que se colocó todo su pene entre mis piernas asomando la punta por delante, siempre por fuera de las bragas.

Mi hermano empezó a moverse lentamente de hacia delante y hacia atrás con las caderas, en un vaivén facilitado por la humedad de sus flujos entre mis piernas, con disimulo puse mis manos entre mis piernas allí por donde salía y se escondía el glande de mi hermano, tocándolo levemente en cada una de las embestidas, estaba húmedo y escurridizo, yo también tenia mi chochito totalmente mojado bajo las bragas.

De repente José introdujo un dedo por el borde de mi braguita y con disimulo la levantó un poco retirándola hacia un lado, dejando toda mi rajita sin protección, de forma que su pene se alojó poco a poco a lo largo de mi grieta mojada, pero sin meterse dentro del agujero, resbalando a lo largo de la raja y entre la tela de la braguita. Siguió con su vaivén mientras yo seguía haciéndome la dormida, con una mano y con disimulo dirigía yo las embestidas del glande para que rozase mi excitado clítoris, al cabo de poco tiempo noté unos escalofríos de gran placer que recorrían desde el clítoris hasta le entrada de mi ano y que me llenaba gusto, seguido de unas convulsiones de todos los músculos de la pelvis que apretaba involuntariamente los esfínteres, soltando y apretando sucesivamente el culo y la vagina, así mientras duró el placer.

Seguí disimulando como pude mi sueño, pero José que no había parado de bombear, no aguantó mas y empujó fuertemente contra mi culo, de manera que me deslizó un palmo sobre la cama, sacándome por delante de entre mis piernas el glande y parte del pene, en lo que parecía su última embestida, no pude aguantar y abrí disimuladamente los ojo y vi su pene con la cabeza amoratada y untada de jugos sobresaliendo, se quedó inmóvil unos segundos, tenso y tembloroso, no pudo ahogar un pequeño quejido, y brotó de la boca del capullo un chorro de espeso esperma que me untó las manos que yo tenia a un palmo del glande, seguidamente echo las caderas para atrás en un ademán de sacar apresuradamente su miembro de entre mis piernas pero yo seguí su movimiento hacia atrás con mis caderas, de forma que su segundo chorro se derramó a lo largo de la raja de mi chochito, dejándolo todo pringoso, siguió con tres o cuatro calambres mas de su pene soltando hasta la ultima gota de leche calentita entre las piernas y la raja de mi almejita. Se quedó inmóvil unos minutos mientras su pene se iba retirando lentamente con la bajada de la erección, hasta que se quedó dormido totalmente.

Asombroso, me levanté toda pringada y me fui al baño para lavarme, la braguita estaba totalmente mojada. Me la quité y la puse en la bolsa de ropa sucia, cuando volví, mi hermano estaba dormido totalmente, con el pene flácido pero aun inflamado e hinchado sobresaliendo por la orilla del bañador.

Me acerqué a el para mirar de cerca aquel miembro que había tenido entre las piernas pero que no había visto nunca de cerca, era precioso con la punta rosada y mas oscuro en el tronco. Le vi tan dormido que me atreví, con mucho cuidado a deslizarle lentamente el bañador hasta los pies y quitárselo. Me arrodillé junto a el para mirar su miembro con detalle, tenia vello rizado prominente, acerque mi mano para tocarlo y acaricié sus testículos suavemente siguiendo lentamente por el tronco del pene hasta el glande, estaba todo pringoso de esperma que empezaba a espesar, con los dedos empecé a frotar la parte del frenillo lentamente aprovechando la humedad que lo cubría, a los pocos segundos aquello empezó a cambiar de aspecto y enderezarse nuevamente.

Seguí frotando la parte inferior del glande con los dedos hasta que el pene subió hasta tocar con el glande el ombligo, entonces agarré con una mano el tronco del pene y empecé a subir y bajar la piel del prepucio lentamente.

Mi chochito empezó a humedecerse de nuevo, con mi otra mano acariciaba los testículos mientras movía con la otra el pene, cada vez mas bruscamente, entonces José abrió los ojos.

¿ Victoria, Qué haces?

Me quedé de piedra pero contesté

¿Y que has hecho tú mientras yo dormía?

Entonces sin dejarlo responder agaché la cabeza y me introduje el glande de mi hermano en la boca, el dio un gran suspiro. Estaba duro, pero persistía aún el sabor de leche mezclado con jugos sexuales, un sabor extraño pero muy excitante para mí.

Le pasé la lengua por todo el glande subiendo y bajando los labios a lo largo de aquella verga joven, pero inusualmente grande.

Mi hermano estaba pasmado mientras yo le absorbía el sexo, no decía nada, solo respiraba y gemía discretamente. Mi joven sexo ardía pidiendo ser apagado urgentemente, entonces sin soltar el pene de la boca, me coloqué con la piernas abiertas y arremangándome la falda sobre su cara, acercando mi rajita a su boca. Notaba su respiración en la entrada de mi vagina, agache un poco el culo y rocé su nariz.

Entonces mi hermano en un impulso irresistible me cogió por los glúteos con las dos manos y se lo apretó a la cara restregándose mi chochito por la boca y la nariz y untándosela con mi flujo sexual, se separó un poquito y con los dedos abrió mi chochito y empezó a lamer mi raja abierta, lamiendo y lamiendo hasta llegar al agujero del culo, yo ayudaba con los movimientos de mi cadera guiándole, introdujo un dedo dentro de mi vagina, mientras me lamía el agujero de mi ano, después empezó a frotar mi clítoris con los dedos sin dejar de jugar con la lengua alrededor del anillo del culo, metiendo y sacando la lengua en su interior, yo estaba a punto de estallar, cuando de repente se escuchó el sonido de la puerta del dormitorio de mamá, dando un brinco nos apresuramos los dos, el a ponerse el bañador empujando su pene erecto hacia dentro y acostándose de lado para ocultar el bulto, mientras yo conseguí ocultar mi sexo bajándome el vestido. Agarré el tebeo apresuradamente y en eso se abrió la puerta:

¿Qué estáis haciendo?

José esta durmiendo y yo leo (conteste con voz nerviosa)

Se quedó mirando nuestras caras sospechosas y acaloradas, con la mirada dio un rodeo por todo el cuarto y dijo

Parece que haya pasado un batallón, tenéis la cama hecha un desastre, espero que lo dejéis todo como estaba, voy a salir de compras, vuelvo enseguida.

Tranquila mamá.

Entonces salió del dormitorio para recoger sus cosas y salir, seguidamente nos quedamos los dos mirando al techo acalorados y con los corazones a punto de estallar, estuvimos así un buen rato sin atrevernos ni a movernos.

Al cabo de 10 minutos se oye el portazo que dio mamá al salir, seguidamente nos miramos los dos y mi hermano se puso de pie sobre la cama y de un tirón se bajó los pantalones, su miembro aun tieso golpeó en un vaiven su vientre y se quedó pegado al mismo, yo no me moví pero mi hermano se me acercó me dio la vuelta sobre la cama y me levantó el culo en pompa, con la cabeza apoyada en la almohada y de rodillas, el se arrodilló detrás de mi me remangó el vestido y me colocó el pene en la entrada de la vagina como un autómata, empujó suavemente su miembro que avanzó hasta el fondo de mi vagina y se quedó quieto unos segundos.

Yo estaba totalmente mojada y su pene estaba calentito y vibraba en mi interior, se sentían las pulsaciones en las paredes de mi vagina, yo empujé mi culo hacia atrás para clavarlo mas aún y el me agarró las caderas y empezó a bombear suavemente mi vagina, notaba como su glande recorría las paredes mojadas, le cogí una de las manos que tenia en mi cadera y se la bajé hasta encontrar mi sexo por delante, le guié un dedo hasta la entrada de mi chochito hasta encontrar mi clítoris hinchado, y le ayude a masajearlo hasta que aprendió solo y le deje hacer mientras yo con mis manos busqué entre mis piernas su miembro que entraba y salía de la gruta y lo acaricié suavemente.

Al cabo de poco mi calor llegó al máximo y mi sexo explotó en placer apretando todos los músculos de mi vagina el miembro de mi hermano que soltó un chorro de leche largo y caliente en mi interior, noté la presión del chorro contra mis entrañas, con mi cuerpo en pleno orgasmo me asusté y aparté mi culo desclavando el pene de mi interior recogiéndolo con las manos al salir entre mis piernas, soltando chorros de esperma por doquier, lo agarré intentando recoger la leche en mis manos para no manchar las sábanas pero fue imposible por la punta del glande no paraban de salir chorros de semen manchando mis manos, mis piernas y la cama. Aquello me excitó muchísimo y mi orgasmo no se cortó continué con la explosión de gozo y las contracciones involuntarias de esfínter hasta el punto que de mi vagina salió un pequeño chorro de pis que fue a parar al glande de mi hermano, apreté fuertemente para evitar mas escapes de orina pero José me dijo

¡no te aguantes suéltalo!

Sin soltar palabra afloje los esfínteres y seguí corriéndome mientras solté un chorro largo de pis que lo terminó de poner todo perdido.

Caímos rendidos los dos abrazados y al cabo de un rato nos levantamos, cambiamos la cama, pusimos la lavadora, y lo dejamos todo en perfecto estado, cosa que a mi madre le hizo sospechar muchísimo. A partir de ese día ya no nos dejo hacer una siesta tranquila a los dos solos.