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Natural Cosmetics -8-

en Lésbicos

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Reuniones y más reuniones, apuntes y más apuntes, las chicas llegaban a la noche como vulgarmente se dice con una empanada mental de campeonato, por suerte disfrutarían de su primer fin de semana de descanso, lo esperaban como agua de mayo aunque no sabían qué hacer excepto……… pero tampoco era cuestión de pasárselo de la cama al sofá, del sofá al porche y recorrido inverso, por lo que solicitaron disponer de uno de los vehículos de la empresa para recorrer los alrededores, visitar el parque natural y la localidad de Portalegre.

De buena mañana rumbo… ¡a lo que saliera!, tenían por delante dos días y, por si acaso, prepararon una bolsa de viaje con lo más indispensable. No les importaba el camino a seguir, lo único que debían tener en cuenta era estar de regreso… ¡el lunes a las nueve de la mañana!. 

-¡Yujuuuuuuuuu! –exclamó Pastora apenas entraron en el vehículo - ¡al fin libresssss!

-¿Dónde vamos? ¿Norte, sur, este, oeste?

-A mí me gustaría más ir al… centro –dijo Pastora acariciando la pierna de Cecilia-

-¿No has tenido bastante esta noche?

-Digamos que no ha estado mal del todo, me ha faltado… un puntito, pero como te has quedado dormida después del primer…

-Es que no podía más –explicó Cecilia- llevamos unos días y unas noches que entre unas cosas y otras… demasiado ajetreo “formaibodi”…  tu estás más entrenada que yo en todo, jajajaja, y la experiencia es un grado

-¿Me estás reprochando alguna cosa?

-No, por favor, al contrario, quiero decirte que justo me estás despertando a una nueva vida, tengo que asimilarlo, y nunca podré agradecerte lo que me haces sentir, es tan intenso que a veces creo me va a estallar el corazón…

-Mi niña guapa… mi niña preciosa… mi amor… -dijo Pastora mientras se le humedecían los ojos- no sé que haría sin ti, prométeme que si llega el momento de separarnos…

-¡Por favor, no me digas eso que vamos a dejar perdida la tapicería del coche como nos pongamos a llorar! Ven tonta, dame un beso…

En ello estaban cuando un vehículo se detuvo al lado del suyo e hizo sonar el claxon. Ni caso. Más claxon… Contrariadas por la interrupción miraron quien las requería. Eran Flora y Fátima.

-¿Qué haceis aquí hoy sábado? –preguntó Cecilia-

-Teníamos que revisar unas cosas para el lunes- apuntó Fátima- ya está todo listo y ahora salíamos para aprovechar el fin de semana

-¿Dónde vais? –dijo Flora-

-Pues… no lo sabemos, supongo que para donde el viento sople –respondió Pastora-

-Os faltan las velas. ¿Porqué no nos vamos las cuatro en el mismo vehículo? El nuestro es más espacioso, os podemos enseñar los alrededores ¿verdad Fátima que no te importa?

-Al contrario, es un enorme placer… ¿qué? ¿os decidís? –les preguntó Fátima- No tengáis miedo, no os vamos a comer…

-¡Mira que miedo nos dais! Jajajajaja –dijo Pastora riendo-. Vamos Cecilia, aparquemos el coche, cojamos la bolsa y aceptemos la invitación. ¡Todo sea por ahorrar combustible! ¿Llevais maleta?

-¿Solo por eso? jajajaja –exclamó Flora- Claro que la llevamos, siempre vamos preparadas ¿Dónde vais a encontrar mejores guías?

-¡En un GPS! –respondió Pastora-

-Pero el GPS no tiene lo que nosotras tenemos…

-Eso salta a la vista –apuntó Cecilia-

-¿Lo ves, Flora? Ya te dije que llevabas una camiseta demasiado escotada, jajajajaja

Las chicas se miraron y se pusieron a reir, se presumía un fin de semana genial en compañía de esas dos mujeres. Aceptaron encantadas la sugerencia, Pastora dijo que les gustaría comenzar por el parque natural y el “GPS-femenino-escotado” puso rumbo a su destino.

Las dos “F” conocían a la perfección el terreno y les iban explicando detalles que a ellas les hubieran pasado por alto, la variedad de árboles: encinas, alcornoques, castaños, pinos… Estacionaron el vehículo y comenzaron el recorrido a pie hasta llegar a un mirador desde donde pudieron observar aves rapaces sobrevolándolas: águilas, buitres, milanos y gavilanes. Al lado del centro de información había un establecimiento de bebidas en el que aprovecharon para tomar un refresco. Tras otro recorrido desanduvieron el camino en busca del vehículo. Al pasar junto a una encina centenaria…

-¿Recuerdas, Flora?

-Claro que sí, pero no es el momento, jajajaja

-A ver, a ver, a ver –preguntó Pastora- ¿qué misterio tiene este árbol?

-Misterio ninguno –respondió Fátima- solo recuerdos

-Vaaaaa… no nos dejéis intrigadas –les pidió Cecilia- o sino mejor no haber abierto la boca

-Aquí fue donde nosotras dos nos juramos amor eterno, jajajaja – dijo Flora- y donde tuvimos nuestra primera… relación íntima como pareja.

-Pues si a vosotras os ha funcionado… -apuntó Cecilia mirando a Pastora- será cuestión de…

-¡Marrana! –soltó Pastora- a saber qué estás pensando, además… no estamos solas cariño

-Por nosotras no os preocupéis –dijo Fátima- nos vamos a dar una vuelta y volvemos… ¿dentro de cuanto? Jajajaja

-No sé… ¿qué crees ¿Pastora? –le preguntó Cecilia-

-¡Yo no creo nada, monada!

-Tú te lo pierdes

-Y nosotras también –dijo Flora riéndose- porque no nos hubiéramos perdido el espectáculo por nada del mundo, perdonad que me ría pero es que sois… especiales. En fin, a la vista del éxito volvamos al coche y nos vamos aquí cerca, a Castelo de Vide donde hay un restaurante que se come de maravilla.

-¡Pagando a medias! ¿vale? –aclaró Cecilia-

-Nada de eso, la factura se la colamos al jefe como gastos de representación, jajajaja –apuntó Fátima-

-Tengo mis dudas, últimamente ha habido gastos inesperados y no creo que cuele –dijo Flora-

-Ni una cosa ni la otra –sentenció Pastora- ¡pago yo y punto!

-¡Olé mi niña! Pero por la noche no me pidas que te revise… la factura ¿vale? –le sugirió Cecilia-

Riéndose de sus propias ocurrencias llegaron al aparcamiento. Subieron al vehículo y se dirigieron al lugar previsto. Aquella conversación les había producido un cierto… “desequilibrio emocional”. En los asientos delanteros las dos “F” no paraban de dedicarse cariñitos, y en los traseros Pastora y Cecilia, para no ser menos, se dejaban llevar… ¡pero sin pasarse!

No se equivocó Flora, la comida era abundante, sabrosa y económica, y el local estaba decorado con sencillez y cuadros explicativos de la zona, su fauna, su flora y algún que otro trofeo de caza. Cecilia se levantó a mirar uno de los mapas…

-Veo que de aquí a España hay pocos kilómetros ¿qué os parece si vamos a… San Vicente de Alcántara? Está cerca.

-Por nosotras no hay problema, hace tiempo que no estamos por allá –dijo Flora- Si mal no recuerdo por allí hay una casa rural donde podríamos hospedarnos. ¿Recuerdas Fátima donde está?

-Como si fuera ayer –respondió Fátima- Es un lugar precioso,  se llama Sierra de San Pedro.

En poco más de una hora llegaron a destino. La propietaria les dijo que tenía todas las habitaciones sencillas ocupadas y que lo único disponible era el apartamento exterior de dos habitaciones dobles con baño completo, salón comedor con chimenea y cocina integrada. Les enseñó la estancia. Era perfecta, con vistas a la sierra y a los castillos de Piedrabuena y Alburquerque, así que no se lo pensaron dos veces, fueron al vehículo a recoger las bolsas de viaje y tomaron propiedad del apartamento.

-Ya que sois las anfitrionas creo que es de justicia que elijais habitación –dijo Pastora- la de cama de matrimonio o la de camas separadas…

-Pastora, no hace falta, yo elijo la de camas separadas… si no te importa –se anticipó Cecilia dirigiéndose al dormitorio-

-Por nosotras no lo hagáis queridas, Flora y yo nos acomodamos en cualquier sitio

-Claro Fátima… ¡hasta debajo de una encina! Jajajaja –soltó Pastora tal y como lo pensaba- ¿Qué es ese ruido de muebles que haces, amor mío?

-Estoy juntando las camassssss… ¿me ayudas o no? –respondió Cecilia desde dentro-

-Lo siento chicas –les dijo Pastora- ¡el deber me llama! ¿Descansamos una hora más o menos?

-Sin problema

Pastora y Cecilia se dejaron caer en la improvisada cama de matrimonio. Unieron sus manos.

-¿Qué te parecen?

-Dos excelentes personas, Pastora, y como profesionales deben dar la talla porque sino Augusto no las hubiera contratado, además son complementarias: una fabrica y la otra vende, o al revés, una vende y la otra fabrica, por fuerza deben estar siempre en contacto, en lo profesional y en lo “otro”. ¿Viste como no dejaban de jugar durante el viaje?

-Chica, la carne es la carne, y si la tentación la tienes al lado… ¡uffffffff! –dijo Pastora acercándose peligrosamente a Cecilia-

-¡Guarda las distancias que las paredes oyen!

-¡Calla un momento!... Escucha… ¿no oyes?

-¡Wowwww! Creo que es Fátima la que gime… ¡si que se han dado prisa!

-¡Chisttttttttttt!

-Si quieres que calle tápame la boca… -dijo coqueta Cecilia presentándole sus morritos-

Pastora no se hizo esperar, sentada sobre Cecilia inclinó su cabeza besando suavemente su frente, sus ojos, sus oídos, su cuello hasta aprisionar los entreabiertos labios de su amada…

-Voy a violarte ¿lo sabes?

-Si, quiero…

-¿Quieres que lo haga?

-Si, quiero…

-¿Me desnudas?

-Si, quiero…

-¿Te desnudo?

-Si, quiero…

-¡Eso no valeeeeeeeeeee! –dijo Pastora riéndose- se supone que debes oponer resistencia

-Si, quiero… ¡pero no puedo, me aplastas con tu trasero!

En la habitación contigua se oyó un largo gemido de placer… después… silencio

-¡Nos están ganado! –dijo Cecilia al oído de Pastora-

-Será cuestión de empatar… y de remontar, jajajaja

Al cabo de una hora el “partido” finalizaba con empate… ¡a dos!.

-Perdón –dijo Flora entrando en la habitación de las chicas- Nos hemos olvidado el gel de ducha ¿nos prestais el vuestro?

-A una mujer despelotada no se le puede negar nada… ¡ayyyyyyyyyyyy, Cecilia, no me muerdassss!

-Lo siento, no me dio tiempo de cubrirme

-No importa Flora, pasa tú misma al baño, coge lo que necesites… ¡buffff! –le indicó Cecilia-

Cuando salió por la puerta…

-Te has puesto colorada cielito lindo –susurró Pastora-

-Es que nos ha pillado en cueros

-¿Y qué? Ella también iba como su madre la parió, y no me negarás que está de buen ver, ahora solo nos falta saber cómo está la otra…

-Eres una perversa, las comparaciones son odiosas. A ver, dime –dijo Cecilia poniéndose de pie sobre la cama- ¿qué tienen ellas que no tenga yo…?

-¡Más tetasssssssss!, jajajajaja

-¡Ahora me lo dices! Te odioooo….

-¡Ven aquí, loca! Vamos a solucionar un tema pendiente

-¿Cuál? –preguntó Cecilia-

-Hay que desempatar….. y como no grites para que se enteren… ¡te ahogo!

Tres a dos a favor de España. Misión cumplida. Descansaron un rato más hasta que oyeron que la pareja conversaba en el salón. Fátima, cubierta solo con un sujetador negro y un minúsculo tanga del mismo color, entró para devolverles el gel de ducha, les dio las gracias muy educadamente y cerró la puerta no sin antes sin dedicarles una linda sonrisa.

-¡Joder, Cecilia, estas tías no se están de nada! ¿No crees que es demasiada provocación?

-No seas malhablada, cariño, estoy segura que están acostumbradas a comportarse así

-¿Me quieres dar a entender que les va eso de jugar al póker de damas?

-Pues no lo sé –respondió Pastora- pero por si acaso más vale que no les demos pie

-¿Y si lo proponen? –preguntó Cecilia con tono sugerente- ¿Qué harías tú?

-Chiquilla si no puedo contigo… ¿cómo quieres que pueda con tres?, jajajaja

-Más te vale porqué si noto que se te pasa por la cabeza te tengo a pan y agua al menos durante un mes

-¿Solo un mes? Jajajaja me lo fías muy corto

-Métete en la ducha que la necesitas –ordenó Cecilia- cuando estás lista me avisas, yo voy al salón

-¡Esooooo! A recrear la vista ¿no? ¡Mira que eres guarra!

-Está bien, me ducho yo primera, y tú… ve al salón, pero… ¡nada de jugar al poker!

Tranquilidad absoluta. Una vez adecentadas las cuatro hicieron planes, o sea, visitar la localidad de San Vicente de Alcántara, y allí se dirigieron, a la entrada de la población había un gran cartel: Capital del Corcho y es que la localidad era y es punto de referencia para las industrias derivadas de su explotación.

Caminaron por sus calles hasta llegar a la plaza de la iglesia. Pastora, Flora y Fátima caminaban lentamente. Cecilia se sentó en uno de los bancos situados en una terraza contigua a la fachada de la iglesia. Cuando se dieron cuenta de que no las acompañaba volvieron tras sus pasos…

-Cecilia –le preguntó Flora- ¿porqué te has detenido?

-No lo sé –respondió con la mirada perdida- No lo sé, este lugar tiene algo… no lo sé, es como si ya lo conociera…

-Hay muchos lugares similares en nuestro país –apuntó Pastora- debes estar confundida

-No, éste es diferente –dijo Cecilia- algo tiene… algo tiene…

Las tres mujeres se miraron… No comprendían la actitud de Cecilia.

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