miprimita.com

Un secreto que llevarse a la tumba

en Hetero: Primera vez

Para aprovechar las dos semanas de agosto que mi padre tenía de vacaciones, fuimos la familia a un camping de lo que están a pié de playa. Aparte de mis padres y mi hermano mayor, también se vino con nosotros su novia con la que ya llevaba cuatro años y tenía más que confianza con mi familia. Yo estaba encantado con que viniese ella ya que estaba pasando por los duros catorce para quince y mi futura cuñada me ponía tieso con su sola presencia ya que era guapísima, muy sexy, con unos buenos pechos y vientre que le gustaba enseñar con sus mini tops. Pero por desgracia, eso de mirarla (Y disimulando, claro) era todo lo que podía hacer con ella ya que tanto ella como mi hermano tenían veinte y pocos lo que hacía difícil que tuviese algo en común con ellos. Al menos, mi hermano estaría más pendiente de ella y no se pasaría las dos semanas dándome por culo por que estuviese aburrido ya que el que se iba a aburrir sería yo.

Nada más llegas ya hubo problemas. De las primeras cosas que hicimos, fue montar las tiendas de campañas, claro. Mis padres y mi hermano y su novia, dormirían en unas tiendas azules de las triangulares de las de toda la vida. Yo en cambio, al ir a dormir solo, me habían comprado un iglú barato que al montarlo se jodió por completo. Cuando a mi padre se le pasó el cabreo y dejó de cagarse en todos los muertos de la marca de la tienda de campaña, sentenció que me tocaría dormir con mi hermano y su novia. A mi no me hizo mucha gracia. A mi hermano muchísimo menos ya que le jodía su intimidad con la novia, pero no tuvo mas remedio que callar y aguantarse.

En una tienda pensada para cuatro personas en la que verdad era para dos, los tres dormimos un poco apretado. Aunque no demasiado. Digamos que con el espacio justo, y eso que además había que sumar la ropa y demás cosas que estaban amontonadas a un lado. Las dos primeras noches fueron normales. Llegaba el momento de irse a dormir y para que nadie molestase a nadie al entrar, nos íbamos lo tres a la vez. Mientras yo estaba en un lateral, como era de esperar, mi hermano dormía en medio bien pegadito a ella aunque no demasiado por que hacía calor y tres cuerpos compartiendo un espacio tan cerrado no ayudaba. Las dos primeras noches no pasó nada, o al menos yo no fui consciente de ellos, pero a la tercera un movimiento brusco de mi colchoneta producido por mi hermano me despertó. Aún algo dormido, pude sentir como mi hermano se alejaba de mí para arrimarse más a su novia y luego comencé a escuchar como se frotaba contra ella y se besuqueaban. De pronto comenzaron una serie de susurros de los que seguramente no me hubiese enterado si hubiese estado dormido.

-Déjalo, que estaba dormida ya - La pude escuchár susurrar con un tono adormilado con el que costaba entenderla.

-Nena, es que estoy muy cachondo y no me puedo dormir ¿No notas lo dura que la tengo? -Escuché un leve ruido y me supuse que mi hermano se habría pegado fuertemente con ella para que notase su erección.

Para entonces yo ya me había ido espabilando mientras los escuchaba susurrar, haciéndome el dormido sin atreverme siquiera a moverse aunque poniendo todos mis sentidos en lo que pasaba a mi lado.

-Que no, pesado. Además, está tu hermano, lo vamos a despertar y nos va a pillar

Su voz todavía seguía siendo de medio dormida.

-Ese está dormido… Venga, que lo hacemos sin hacer mucho ruido Le suplicaba tan caliente mi hermano que yo me descojonaba por dentro Tengo muchas ganas, en serio…

-Bueno, pero yo estoy demasiado cansada así que dale tú.

Abriendo un ojo, pude ver a mi hermano, vuelto hacia ella, bajándose las carsonas, que era lo único de pijama que usábamos en verano, y asomaba su culo a la luz que entraba por la mosquitera de la tienda. Después se puso a quitarle las braguitas a ella y a subirle la camiseta, subiéndose encime de ella con lo que tuve que dejar de mirar al poder ser descubierto por el. Empalmado de lo morbosa que me era la situación y estando sin haberme pajeado desde que llegamos al camping aquel, me arriesgué a entreabrir los ojos con cuidado. Encima de ella, mi hermano la besaba por el cuello mientras metía su mano entre sus piernas y llevaba su polla a la vagina de ella. Con un golpe seco se la metió, terminando por introducírsela del todo. Estuvo un rato parado, removiendo de vez en cuando su polla dentro del coño, mientras la seguía besando. Pasada la pausa aquella, comenzó a darle adelante y atrás.

Mi hermano follaba a su novia junto a mí y yo lo estaba flipando mirándolos, tan excitado que mi nabo parecía apunto de romper mis carsonas e incluso estaba lubricando. Era una sensación maravillosa y horrible a la vez ya que me moría de ganas por masturbarme, o frotarme un poco contra la colchoneta, pero debía estar disimulando que dormía más que nunca ya que mi hermano me miraba de vez en cuando para comprobar si continuaba dormido. Por suerte había la suficiente oscuridad como para que pudiese verme los ojos entre abiertos.

Las rodillas se mi hermano fueron clavando cada vez más en el colchón a medida que continuaba follando a su novia. Esta, daba pequeños quejidos mientras se dejaba hacer por mi hermano que iba follándosela con movimientos cortos ahora.

-Oye, ya me voy a correr.

Le susurró al oído mi hermano

Que me vengo dentro ¿Vale?

-Ujum… - Le gimoteó ella sin más en una vaga señal de darse por enterada. Dando unos cuantos jadeos extraños, mi hermano se corrió a los dos minutos dentro de ella como le había dicho. No recordaba que él se hubiese puesto ningún condón pero en cambio él se había corrido con tota naturalidad. Debía estar tomando pastillas anticonceptivas como sabía que hacía mi madre, pensé.

-Me voy a mear y limpiar de paso ¿Vale? Eh ¿Estas despierta? Recuerda que me he corrido dentro, así que limpiarte lo que te pueda salir con la toalla de la playa misma.

-¿Hum? Que siii, vale

Volvió a gimotear adormilada mientras se giraba hacia mí.

Haciendo silbar la cremallera, mi hermano abrió la tienda y la volvió a cerrar. Sus pasos se perdieron en dirección a los servicios del camping volviendo todo al silencio habitual. Abriendo los ojos del todo, la ví acostada de lado tapada hasta la cintura por la toalla que le había puesto mi hermano. Ella se durmió del todo otra vez, olvidándose de limpiarse e incluso de bajarse la camiseta de tirantes que le había subido mi hermano, pudiéndole ver sus tetas apretadas por su propio brazo. Al vérselas tuve claro que tenía que aprovechar antes de que viniese mi hermano y tocárselas. Eran las primeras tetas que tocaba en mi vida. Con mucho cuidado, preparado por si despertaba, se las toqué en un visto y no visto con el dedo haciéndome luego el dormido. Cuando ví que no reaccionaba, que estaba bien dormida, alargué la mano y esta vez las toqué con mas detalle. Ella no hacía ninguna señal de darse cuenta así que se las cogí con la mano abierta e incluso apreté varias veces su pezón haciendo que gimiese en sueño.

Escuchando a mi hermano volver, retiré la mano y cerré los ojos. Echando la cremallera de la mosquitera, se desplomó a dormir nada mas darse la vuelta y lo hizo al otro extremo ya que su novia se había deslizado al medio, quitándole el sitio. En los siguientes cinco minutos, ella se había dado la vuelta y me daba la espalda, echando a un lado la toalla que la tapaba y dejando su culito en pompa al desnudo. Por otro lato, mi hermano roncaba ya de esa forma suya, como si respirase muy fuerte, y sabía que ya podía pasar cualquier cosa que el no se despertaría tan fácilmente.

Arrimándome un poco mas a ella, puse mi mano muerta sobre su cadera y ella demostraba seguir profundamente dormida. Era una tentación enorme toda aquella situación y sin que tuviese nada claro al principio, poco a poco me fui llevando por mis instintos. Primero me puse a acariciar su cuerpo desnudo, sintiendo aquella gran felicidad al sentir la piel suave y calentita de una mujer desnuda. Sentí el deseo de hacerlo con todo el cuerpo por lo que me arrime y lentamente fui pegando mi cuerpo al suyo. Ella era mas alta que yo por lo que mi cara quedaba por donde caía su pelo si quería apretar mi paquete contra su culo, que al tenerlo sacado lo hacía más fácil. Acaricié su culo en círculo, metí la mano por entre sus muslos y palpe los labios de su coñito desde atrás. Despegando la cabeza de la almohada, miré su cara por si acaso y más tranquilo intenté otra vez tocárselo pero esta vez metiendo con mas ganas la mano entre sus piernas y tocando su coño mas directamente. Con los dedos acaricie sus labios para después meterlos entre ellos y acariciar su rajita. Era todo un mundo nuevo para mí. La sentía caliente, mucho, y también mojada lo que me hizo pensar en que aquel fluido sería el semen de mi hermano y un poco asqueado retiré la mano. Peso eso no me hizo parar en absoluto, me era imposible.

Teniendo las carsonas por las tobillos, hacia frotar mi polla contra su culo, masturbándome con mi futura cuñada. Llevaba tanto tiempo empalmado y había lubricando tanto que mi polla resbalaba por sus nalguitas. Con el movimiento a veces se me quedaba atrapada bajo su culito, costándome cada vez más apartarla cuando esto ocurría. Al final la dejé así y me puse a frotar mi polla entre sus muslos, sintiendo que la encajaba entre sus labios cuando la metía bien al fondo. Usando los dedos busqué su vagina tardando poco en encontrarla. A lo tonto a lo tonto había roto muchas líneas que no debí haber cruzado y llegado a ese punto ya se hacía estúpido no traspasar la última. Amoldándome a su cuerpo para buscar la mejor posición, separé un poco sus piernas y eché la de encima hacia delante. Metiendo la puntita para situarme en su coño, fui metiéndola lentamente, sintiendo mi polla como chocaba contra el interior de su húmeda y rugosa vagina a medida que la iba metiendo. En mi cabeza le iba diciendo adiós a mi virginidad y decía hola a la mas chula de las hombrías.

Solo podía penetrarla hasta un poco más de la mitad. Pensaba que mi miembro iba a flaquear en su coño al haber sido penetrado hacía poco por una polla mas grande como era la de mi hermano. En cambio mi polla fue muy bien acogida. Era difícil moverme para follar estando de lado y sin poder hacer mucho revuelo por lo que concentré todo el movimiento en la cadera. Sacaba e introducía mi polla con cuidado de no se muy brusco. Ella gimió a la quinta vez pero disfrutaba dormida al igual que hizo con mi hermano. El placer era superior al que me esperaba y cuerpo se rindió al gozar y esto incluía mi autocontrol por poco que tuviese. La penetraba con mas energía, queriendo sentir mi polla bien adentro de ella a cada vez. Por si no fuera poco, me hacía empezado a abrazar a mi cuñada y cogía sus tetas, las apretabas y acariciaba. Increíblemente no sentía ningún temor por que realmente no lo había. Ella parecía saber que la follaban pero nunca estuvo lo suficientemente despierta como para saber si era yo. Mi hermano, mientras, dormía como un troncó al otro extremo del colchón.

Todo había sido rápido y agitado. Iba embalado, tanto, que no debí ni aguantar cinco minutos en correrme. Los huevos se me subieron con fuerza para mi sorpresa y al notar que ya estaba por correrme recuperé algo la cordura y me pensé en sacarla antes de que fuese demasiado tarde hasta que recordé a mi hermano corriéndose dentro ¿Qué mas daba ya entonces? Sin parar continué y eyacule dentro. Fue fantástico abandonarse al orgasmo sin problemas en el coco. La polla me palpitaba con mucho ímpetu contra las paredes de su vagina y por lo que podía notar me estaba corriendo una barbaridad. Y no era para menos.

Al igual que mi hermano había hecho, descansé quieto y fatigado de la intensidad del orgasmo con la polla todavía dentro. Yo sabía que no se me iba a bajar por que estaba demasiado salido. Volviendo a menear un poco la polla en el coño de mi cuñada, regresé a las andadas y continué follándola. La sensibilidad me hacia sentir mejor la forma de su coño y como éste envolvía mi polla. Yo desconocía por entonces como funcionaba lo de la lubricación de las tías, así que al sentir lo muchísimo que mojaba ella lo achaqué al semen mío y de mi hermano. Ella gemía entre sueño con mas frecuencia lo que me preocupaba por si llegaba a hacerlo demasiado en alto. Entre la sensibilidad de a lo primero y lo empapado que estaba su vagina, pude estar un buen rato dándole y eso me hacía sentir todo un machote. Esa vez pude correrme de una forma mas calmada.

Al retirarme y sacar la polla pude comprobar que estaba pero que muy mojada. Me asustó la idea de que con tres corrida, se le saliese aquello a borbotones y empapase las sábanas, delatándome con una gran mancha muy próxima a mi lado. Me agaché a coger la toalla y la se la pasé por entre sus piernas sin saber bien si serviría de algo o no. Para entonces la poya ya se me había puesto blandurria aunque tenía un molesto hormigueo en los cojones. Agarrándome las carsonas que había dejado atrapadas entre los pies, me los subí y me giré a dormir.

Escuchando a nuestros padres hablar afuera, yo y mi hermano nos despertamos a la vez por la mañana. Su novia seguía dormida y al verla con la camisa subida y las tetas asomando por debajo me miró y corrió a bajarle la camiseta y arroparla con la toalla. El había sido en primer lugar quien la había dejado así por la noche así que no pudo sospechar nada. Yo hice como el que no se había dado cuenta y salí afuera, teniendo una situación comprometida al ver que mis padres miraban a mi carsonas por que tenían una gran mancha. Por primera vez en mi vida me alegré de que pensasen en que me había corrido durmiendo y no en la verdad, que tenía la polla tan manchada de flujos míos y mi de mi cuñada que había manchado las carsonas al ponérmelas.

La jodienta vino cuatro semanas después cuando en casa mi cuñada dijo a la familia que estaba embarazada. Fue un momento muy tenso. Mi madre no paraba de lanzarse miradas con mi padre y yo no entendía a que venía tan mal rollo. Unos días después, discutiendo mis padres el tema, pude enterarme por boca de mi madre de que mi hermano era estéril, un dato que yo desconocía completamente. Al enterarme, los huevos se me pusieron de corbata. Durante los nueves meses siguientes, cuando se hablaba del futuro bebe yo me ponía irremediablemente colorado. Cuando el bebe nació y se pudo ver lo mucho que se parecía a mi padre, la familia ya dejó de pensar por completo mal de mi cuñada y se supusieron que mi hermano no era estéril del todo y habían tenido mucha suerte. Cuando me pusieron en brazo a mi supuesto sobrino, el hijo que había tenido en un desliz de mocoso pajillero, no supe que cara poner. Pero en cambio si sabía algo, que por lo que me interesaba más me valía llevarme el secreto a la tumba. FIN.