miprimita.com

David y Ángel: Capítulo1, El comienzo

en Gays

Capítulo 1: El comienzo.

 

Era una calurosa tarde de agosto en aquel pueblo de cuyo nombre no quiero acordarme. Y digo que no quiero porque si bien viví muchas buenas experiencias allí, como la que les voy a relatar en esta serie de capítulos, viví también las peores. Pero no es ése el tema.

Todos los días después del colegio, me reunía con mis compañeros para hacer las tareas, y aquella tarde tan extrañamente calurosa (y eso que ese pueblo es horrendamente caliente todo el año) no iba a ser la excepción. Lo que yo no tenía ni idea era que a partir de esa tarde vería el mundo de diferente manera.

Sé que se estarán preguntando por qué lo narro como si estuviese contando una historia de hace décadas si no les he dicho hace cuánto tiempo pasó, pero es que siento tan lejanos esos recuerdos que no tengo mejor forma de hacerlo, aunque los veo pasar perfectamente por mi mente, como si hubieran sido grabados con una videocámara. Los ubicaré entonces en el tiempo...

Hace alrededor de unos 5 o 6 años cursaba el noveno grado de secundaria, tendría unos 14 o 15 años más o menos y era un chico no muy distinto a como soy ahora a mis 21 años. En cuanto a lo físico, era algo gordo, de tez algo morena, cabello negro (demasiado negro me dicen) ojos verdes o verdosos (la verdad ni yo mismo se a ciencia cierta) En cuanto a la psique, o la personalidad, siempre fui muy callado; de pocos amigos (bueno, en realidad nunca tuve verdaderos amigos), era algo frío, calculador, solitario, sombrío, taciturno. Palabras más, palabras menos, misterioso. Y quizás fue eso lo que le llamó la atención de mí, porque dudo que mi físico le hubiese atraído.

Si, si. Perdonen mi estupidez, se me había olvidado contarles que hay otra persona en esta historia, pero me entretengo tanto hablando y dando detalles que se me olvida. Ustedes perdonen. Y antes de que lo siga pasando por alto, me presento formalmente, me llamo David.

Retomando el hilo, les comentaba que había otra persona, pero para que ustedes sepan cómo fue que llegamos a conocernos, tengo que seguir con la historia.

Quedamos en que me había ido a reunir con mis compañeros como siempre, pero, como era de esperarse debido a las infernales condiciones del clima, ellos decidieron quedarse en la comodidad de sus casas. Me hallaba yo solo, sudado, y de mal genio. Preferí entonces irme a la mía. Estaba de camino, mientras veía las desiertas calles y el efecto del calor sobre el pavimento, escuchaba televisores, radios, aires acondicionados, pero aun así me sentía caminando en un pueblo desierto, me sentía algo así como en chernobyl (Si saben a qué me refiero). Al llegar a mi casa, la cual también estaba desierta, no lo pensé dos veces y me fui directo a la ducha. El choque de temperaturas era algo abrumador, al caer el agua sobre mi cuerpo podía sentir como éste emanaba calor, como cuando el radiador de un auto esta muy muy caliente y le echas agua. Al salir del baño y entrar en mi cuarto previamente climatizado por acción del aire acondicionado, (Bendito sea el que inventó ese aparato) me dormí casi que en el acto.

No dormí más de 1 hora, puesto que el torrencial aguacero con tormenta eléctrica incluida que estaba arreciando, me despertó. Era aún de tarde cuando finalmente la lluvia cesó y pude volver a salir. Caminé un rato aprovechando el clima tan fresco que había. Finalmente llegué a un parque y me senté en una banca que había allí. Desde ese lugar podía contemplar el "ecosistema" por así decirlo, que se presentaba ante mí: niños jugando, jóvenes parejas de veinteañeros(as) caminando, adolescentes corriendo, etcétera y más etcétera. Estaba absorto mirando a aquellas personas y a la vez mirando a la nada cuando tocaron mi hombro. Y me giré para ver quién era. Allí es donde entra la otra persona.

--¿Me puedo sentar?--me preguntó mientras yo examinaba su presencia. ¡Y vaya! Si tenía presencia. Era la persona más notoria que había visto en mi vida, pese a ser uno o dos años menor que yo, relucía y tenía un aura que brillaba Por sí solo (si, si, suena patético pero ¿y qué? estoy inspirado) contaba con ojos azules cual zafiro, su piel de terciopelo, sus labios finos rosados, su voz aniñada entre tímida y tierna, su nariz fileña y su cabello dorado. ¡Demonios! Era una divinidad. Aunque por mi naturaleza fría y déspota no demostré ninguna reacción al ver a ese ejemplar de homo sapiens-sapiens, ni mucho menos le contesté a su pregunta, simplemente me hice a un lado para que se pudiera sentar. Sentía su mirada de arriba a abajo sobre mí, mientras yo seguía mirando al vacío, inmerso en mis pensamientos, procesando esa información visual que había acabado de recibir. De nuevo su tierna y tímida voz hacía acto de presencia, sacándome de mis cavilaciones.

--Gracias. Me llamo Ángel, ¿y tú? te he visto desde antes y veo que no hablas con nadie, ¿por qué? Eres algo solitario, ¿puedo ser tu amigo? yo no tengo muchos amigos, y no me gusta sentirme solo, a veces me siento muy solo y eso me pone triste. ¿Tienes perro? el mío se llama Kaizer (Se pronuncia Kaiza, aclaro) es un pastor alemán, le gusta mucho saltar y correr. ¿Te gusta correr? A mi me gusta mucho... --Y ahí estaba el niño con su retahíla, la verdad que yo no prestaba atención a lo que decía sino cómo lo decía, la forma en que acentuaba las palabras y su particular forma de pronunciar con ese tono tan tierno y pícaro, como queriendo en cada sílaba captar la atención e hipnotizar. No mentiré, su voz es lo más sexy que he escuchado en mi vida. Y maldigo mi forma de ser porque opté por no decirle nada al pobre niño quien sólo quería hacer buenas migas conmigo. Me levanté entonces de la banca y seguí mi camino sin mirar atrás ni dirigirle palabra alguna a Ángel. Por primera vez un nombre que tiene que ver con la biblia me parece perfecto para alguien. Y es que odio mi nombre, pensé en cambiármelo varias veces pero luego ví que al menos no me llamo Nabucodonosor y eso es mucho decir.

No pude evitar sentirme algo contrariado por mi actitud hacia Ángel, el niño se había acercado con la mejor de las intenciones de socializar conmigo y lo único que hice fue portarme como un miserable con él. Nunca me había importado lo que sintieran las demás personas frente a mi actitud, pero con Ángel era distinto. ¿Por qué? Aún después de 5 años sigo sin saberlo con certeza. Pero no sería la última vez que me encontraría con aquel chico deslumbrante. Luego les contaré lo que sucedió con él y conmigo.