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67 Puñaladas, Capítulo 1

en Gays

Hola a tod@s!

Siento mucho el haberme demorado tanto en publicar algo nuevo, la verdad es que la universidad tiene ese poder de absorber tu tiempo de una manera monstruosa. Pues bueno, al menos pude sacar un rato para dejar mi mente volar e imaginarme esta historia que quisiera compartir con ustedes. Les advierto, si son muy sensibles mejor no la lean. O háganlo bajo su responsabilidad. KalziferDx no responde por vómitos ni nada por el estilo ejejejeje. Otra cosa, no hay sexo en este capítulo es meramente introductorio. Espero todos sus comentarios y críticas en la sección de comentarios, o bien en el correo que encuentran en mi perfil. Posiblemente luego cuente con facebook, eso se los haré saber más adelante. Por lo pronto los dejo con la lectura.

Saludos!

Capítulo 1.

Un aire gélido transitaba sereno por las oscuras calles de aquella pequeña ciudad. Sería más de media noche cuando un desgarrador grito, cargado de desesperación y agonía, rompió el lúgubre silencio por unos segundos. Luego todo volvió a ser como de costumbre. Tirado en un callejón, yacía inerte el cuerpo destrozado de una joven muchacha, en medio de una mezcla de sangre, huesos y vísceras.

El día no empezaba bien para el recién nombrado inspector, Julio Cardona, a quien le habían asignado su primer caso en forma, y un gran reto, puesto que debido a su sagacidad e instinto, sus superiores le encomendaron dar con el asesino que ya llevaba un récord de 17 homicidios. Todos perpetrados de muy similar forma. El inspector estaba ansioso, a pesar de contar con tan sólo 24 años, era un hombre muy serio, y hasta maduro para su edad. Llegaba 20 minutos tarde al cuartel, y su superior era intolerante a los retrasos. Tocó tímidamente la puerta de la oficina de aquel tipo.

--Pase, Cardona--pronunció sereno.

--Perdone el retraso señor, pero tuve asuntos que resolver antes--se excusó el joven inspector.

--No se preocupe Cardona, entiendo que se acaba de mudar de apartamento, no crea que soy tan tirano--dijo el hombre con tono jocoso, dándole palmadas en la espalda al inspector--confío en que usted es el indicado y que resolverá el problema que azota a la ciudad.

--Daré todo de mí para que así sea señor. No lo defraudaré--apuntó el joven inspector.

--muy bien--puntualizó su jefe--necesito que vaya con Magda la de archivos, para que se ponga al tanto y comencemos a solucionar esto--el hombre volvía a tener el tono serio de costumbre.

--Muy bien señor, con su permiso--dijo el inspector y se retiró.

En archivos lo recibió una mujer un tanto amargada, pasada de kilos, de unos 40 y tantos. Le entregó unas 10 carpetas. Al parecer iba a tener un buen tiempo de lectura. Pero su sorpresa fue mayor, cuando Magda le dijo que faltaban otras 40 carpetas relacionadas con el caso. Un poco aburrido tomó su auto, un Renault symbol modelo 2007 y emprendió rumbo a su nuevo apartamento. Como pudo abrió la puerta de aquel lugar y puso las carpetas en una mesa que tenía libre entre tanto desorden. Se sentó en una silla.

En 3 años que tenía en la policía, le habían pasado muchas cosas, pero lo que lo tenía más marcado, era la muerte de su amigo. Había muerto en un tiroteo contra unos ladrones, recibiendo un balazo en toda la zona occipital, muriendo instantáneamente. Luego estaba la muerte de su madre, su única familia. Se hallaba completamente solo. Las relaciones ciertamente le eran esquivas, debido a su timidez y al hecho de que la gente de su edad sencillamente no le llamaba la atención. A él le gustaban las personas de entre 30 y 40 años. Personas maduras, sabias, personas con quien se podía tener una amena conversación. No niñatos veinteañeros que pensaban en copular cada siempre. Se levantó de la silla después de tanto meditar, y salió rumbo a un pequeño restaurante que quedaba a unas calles de su nuevo hogar. Era un sitio de renombre, o al menos eso había escuchado. Llegó por fin al tal sitio y buscó una mesa apartada para sentarse. Llegó una mesera a atenderlo.

--Hola guapo--dijo la chica sonriendo--¿Deseas algo de tomar?

--Sólo un té helado de limón y un sándwich de jamón y queso por favor--respondió el joven inspector.

--Enseguida--asintió la chica que no debía tener más de 20 años y se fue por la orden.

El inspector se encontraba leyendo el periódico. Había ocurrido otro asesinato. Con ese ya serían 18 en menos de 2 meses. Definitivamente se trataba de un asesino serial. Lo irónico del asunto, es que por obra y mano misma de la policía, los medios no eran muy detallados en aquellas noticias. De hecho, dentro de la misma policía se ocultaba mucha información referente al caso. La mesera volvió con su orden.

--Aquí tienes guapo--pronunció sonriente la chica.

--gracias, ¿Cuánto es?--inquirió el joven inspector.

--Son 12000--contestó la chica.

--Muchas gracias--dijo el inspector entregándole el dinero.

-- De nada guapo--la chica esbozó una sonrisa coqueta, y le guiñó el ojo, para irse a atender a otra mesa.

El inspector se dispuso a ingerir lo que había ordenado, pero se topó con una servilleta que contenía una nota: “Hola guapo, me llamo Marilyn. Llámame” con un número telefónico debajo. Atinó a asomar una sonrisa. Le parecía que gracioso que una chica como ella tuviera que recurrir a tales métodos. Era muy, muy bonita; ojos verdes, tez blanca, cabello negro lacio, nariz fileña, cejas delgadas, labios finos y rosados, cuerpo estilizado, facciones delicadas, dientes blancos y perfectos y carita de niña buena. Y ese era el problema. Aunque a lo sumo sería 4 años menor que el inspector, éste sólo podía ver a la chica como una niña. Se limitó a guardar la servilleta en su bolsillo. Ya la botaría luego. Terminó de comer, y volvió a su semi-ordenado apartamento.

Hizo un poco de espacio en la mesa para acomodar las carpetas. Cogió la primera y empezó a hojearla.

“Nombre de la víctima: Eliana Márquez.

Edad: 44 años.

Causa de muerte: Apuñalada 67 veces en la zona dorso-lumbar de su cuerpo. Presenta signos de violencia sexual en vagina y ano. Su clítoris fue mutilado. Presenta desgarre en los anillos anales y en el recto, posiblemente por efecto de penetración con objeto contundente de diámetro superior a los 15 centímetros y 25 centímetros de longitud. Su cara presenta cortes profundos y violentos, hematomas severos en las regiones frontal, temporal y parietal. Presenta desviación del tabique, fracturas a nivel de hueso parietal y mandíbula. El útero fue removido limpiamente mediante incisión abdominal, posiblemente ejecutada por un cirujano. Los senos fueron extirpados de manera tosca. Los cortes indican que se usó una motosierra para tal fin. No se encontraron restos de semen, cabellos, vello púbico, sudor ni ningún fluido que contuviese ADN ajeno al de la víctima. Tampoco se hallaron huellas dactilares en el cuerpo, ni en la escena del crimen.”

El inspector no pudo seguir leyendo. Le parecía horroroso. Horroroso en demasía. Pero se dio cuenta de que el archivo era de hacía 10 años. Quizá Magda se había equivocado dándole el paquete erróneo. Agarró otra carpeta y comenzó a leerla.

“Nombre de la víctima: Ramón Vázquez.

Edad: 21 años.

Causa de la muerte: Apuñalado 67 veces en la parte dorso-lumbar de su cuerpo. Presenta trauma craneal y rostro desfigurado. Genitales mutilados. El pene se halló en el tracto bucal de la víctima y sus testículos en el recto. No posee órganos abdominales (Estómago, páncreas e hígado) fueron removidos mediante incisión limpia. No se hallaron muestras de fluido con ADN ajeno a la víctima. Tampoco se hallaron restos ajenos a la misma.”

Otro horrendo asesinato, pero éste era de hacía 11 años. De nuevo las 67 puñaladas en la zona dorso-lumbar. Siguió mirando las fechas de las carpetas hasta que se topó con una del presente año.

 

“Nombre de la víctima: Raúl López.

Edad: 18 años.

Causa de la muerte: Apuñalado 67 veces en la zona dorso-lumbar de su cuerpo. Presenta cortes profundos en su rostro y tórax. Su corazón fue removido mediante perforación del pectoral izquierdo. Miembros axiales mutilados con motosierra. Genitales extirpados, el pene fue hallado en la garganta de la víctima, y sus testículos en el recto. Presenta desgarre anal y rectal severo, producto de la penetración con un objeto de longitud superior a los 25 cm de longitud y diámetro aproximado de 17 centímetros. Se hallaron restos metálicos en el ano. Órganos abdominales (hígado, páncreas y estómago) removidos mediante incisión abdominal limpia. No se hallaron fluidos, cabellos, vello púbico ni ADN diferente al de la víctima.”

¡Qué espantoso! Ese asesino de verdad que tenía algún trastorno mental para ensañarse de esa manera. El joven inspector pudo realizar que hubo un cese de asesinatos de 10 años. El último reporte que leyó, era el primer asesinato de los 18 que habían ocurrido en el último mes y medio que el asesino había retomado su aberrante actividad. Su instinto empezaba a trabajar relacionando datos. El inspector salió raudo de regreso al cuartel, quería ver si sus conjeturas eran ciertas.

Llegó finalmente al sitio y se dirigió directamente a archivos, afortunadamente Magda ya había separado las restantes carpetas relacionadas al caso. El joven tomó un carrito para llevarlas hasta su auto y meterlas en el baúl. En esas estaba cuando vio a su jefe.

--¿Cómo va, Cardona?--inquirió el tipo-

--Trabajo en eso, señor--contestó el inspector.

--Mañana lo veo en mi oficina a las 11:00 para que me comente sus avances—Apuntó el mayor subiéndose a su auto, un BMW Z4 de color rojo.

El inspector por fin terminó de subir las carpetas a su carro y procedió a partir.

Ya una vez en su casa, y con todas las carpetas, las organizó por fechas. Para su sorpresa, tal y como había sospechado, el asesino tuvo un break de 10 años entre el último de los asesinatos viejos y el primero de los más recientes. En total eran 441 asesinatos, en un lapso de 17 años. Habría que leer todos y cada uno de los informes para estudiar la evolución del “modus operandi” del asesino. Pero algo le decía que ese número, el 67, aparecería desde el primer homicidio. Sería una larga semana y una carrera contrarreloj, porque en lo que el inspector develaba la identidad del asesino, éste seguiría haciendo de las suyas engrosando la lista, y las carpetas.