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El perrito de mis amigas 6

en Dominación

Amaneci acostado en mi colchon del cuarto de servicio, aun con la ropa de nena que me habían puesto para la noche anterior. Estaba sucio de semen y meadas, y sentía una tremenda humillación. Noté que mi pitito continuaba fuera de su jaula, y como casi todas las mañanas estaba durito. No me atrevi a tocarlo. La puerta estaba abierta, por lo que salí del cuarto. No se escuchaba mas que el sonido de la ducha abierta. Supuse que todos dormían, agotados por la noche anterior. Debo haber hecho algún ruido fuerte, ya que desde el baño oí la voz de Lucila llamándome.

Entre con miedo, pero enseguida noté que estaba sola y cambie temor por exitacion. Verla toda mojadita, pasando sus manos por su esbelto y hermoso cuerpito, con sus pequeñas tetas de pezoncitos puntiagudos me pusieron como loco, pero enseguida me vi al espejo del baño vestido de puta, con la pija depilada enfundada en una tanga, lleno de semen seco y pegajoso por el pis, y solo pude agachar la cabeza.

Me quede quieto hasta que ella me ordenó entrar a la ducha con ella. Cuando empezaba a desvestirme me dijo –No bonita, así vestida de putita como estas te quedas –

Por supuesto la obedeci. Me coloque debajo del agua y sentí cierto alivio cuando el agua comenzó a llevarse mi humillante suciedad. Me ordeno que la enjabonara. Antes de hacerlo, simplemente escuchando su orden mi pito se puso como una roca. Ella lo notó y aprovecho el momento para volverme loco, acercándose demasiado a mi, rozandome. Cuando comencé a enjabonar su espalda ella no se dio vuelta, sino que se puso de frente a mi y se pego a mi cuerpo. Yo me estiraba para llegar a limpiarla bien, lo que me hacia hacer presión con mi verga sobre ella. Me estaban por explotar los huevos! Ella mostraba su sonrisita malvada, pero cuando comencé a enjabonar su bello culito y sus muslos note cierta humedad. Mientras la bañaba ella me miraba fijo a los ojos, riendo de forma picara, mientras yo no podía aguantar su mirada. Se dio vuelta para que enjabonara sus tetas, poniendo el culo sobre mi verga. Comenzó a moverse contra mi y a gemir despacito. Yo ya no podía concentrarme en bañarla. Una mano mia jugaba con sus pezones mientras la otra bajaba hacia su rajita. Ella hizo que mi pito se metiera entre sus muslos enjabonados y comenzó a moverse, como haciéndome una paja entre sus piernas. Mi cabecita rozaba contra su conchita, pero sus movimientos eran demasiado suaves como para poder llegar al orgasmo de esa manera. Que castigo tan cruel y placentero fue.

Cuando yo estaba a punto de explotar ella me soltó. Se dio vuelta, me miro fijo a los ojos, aun sonriendo, me tomo la cara con sus manos e hizo una suave presión hacia abajo. Yo entendí lo que estaba ordenandome, y sumisamente me arrodille. Mi cara quedo pegada a su vagina cerradita. Mire hacia arriba antes de atreverme a hacer algo. Ella cerro sus ojos, me agarro del pelo y solo dijo – besala-. Lo hice. Estaba en el cielo, lamiendo sin parar ese manjar cuando de repente siento que me toman del cabello y me apartan con fuerza. Era Luis. Sin mediar palabra estrelló mi cara contra su verga y me refregó con fuerza. Cuando se puso mas dura me apartó unos centímetros, solo para comenzar a golpearme la cara con ella. No solo era humillante sino que tb era doloroso. Algunas gotas de liquido pre seminal quedaban en mi cara y mis labios. – abri la boca putita mia – me ordenó. Lo hice, pero el no metió su verga sino que jugo conmigo como si fuera una puta hambrienta y deseosa. Acercaba su verga a mi boca y cuando yo creía que ya debía encerrarla entre mis labios, el la alejaba, dejándome como una golosa desesperada. Reia fuerta y comentaba las ganas que parecía tener yo de mamarsela. Finalmente me la metió bruscamente y me cogió la boca. Antes de acabar me apartó, empujo mi cara hacia el suelo, pisándomela con su pie y me obligo a levantar mi culo, exponiéndolo. Me agarro las nalgas y las azoto con mucha fuerza, mientras me ordenaba moverlas como un perrito. Las abrió mucho y comencé a sentir el agua de la ducha jugar con mi parte mas intima. Sentí como caia algo frio, era Lucila poniéndome crema de enjuague. A continuación los dedos de ambos jugaban en mi cola recientemente desvirgada. Lu también jugaba a apretar mis huevos, llenísimos de leche que al parecer no tenia permitido salir. Yo esperaba ser penetrado allí mismo, resignado, pero para mi sorpresa la ducha se cerró y ellos salieron a secarse. Luis me ordeno quitarme la ropa mojada y esperar a su llamado para salir vestido con una linda tanguita turquesa de Lu.

Cuando escuché el llamado abri la puerta y note que Luis estaba acostado en un colchon colocado en el medio del living, solo con sus bóxers puestos. Lucila había colocado un trípode con una cámara y me miraba desde allí con su típica sonrisa. – ponete esa pollerita marica y arrodíllate-  me dijo Luis. Obedeci. La falda era bien cortita y muy sexy. Me hicieron ponerme también unas medias de red. Luego me obligo acercarme a el en cuatro patas, moviendo bien el culito. Cuando estuve allí, tuve que quitarle su bóxer, dejándolo desnudo con su vergota semi erecta, morcillona. Entre insultos y humillaciones, me obligo a metérmela en la boca sin usar las manos. Lo hice, despegandosela del abdomen con la lengua. Darme cuenta que había adquirido cierta habilidad me hacia sentir toda una putita callejera. La mame según sus ordenes, jugando con la cabeza, metiéndomela entera en la boca, soltándola para pasar solo mi lengua desde sus huevos hasta el glande. Siempre en cuatro patas, apuntando con mi colita hacia la cámara y moviéndola, de forma que mis huevos y mi verga apenas cubiertos por la tanga quedaban a la vista por la cortita falda. Cuando su verga estuve completamente dura, como una barra de hierro, me obligaron a desvestirme ante la cámara de forma sensual. Luego de masajear mi pito de frente a Lucila, me acerque, nuevamente en cuatro, a la verga de Luis. Pensé que me cojeria duro como la noche anterior. Pero en vez de eso, me miro con odio y me dijo – que esperas putita? Sentate arriba dale, haceme gozar – la noche anterior había sido sin dudas la mas humillante de mi vida, siendo violado por un niño delante de mis amigas, pero aquello era aun peor. Delante de una cámara, debía sentarme solito y por voluntad propia arriba de una verga enorme. Dudé, pero sus insultos me recordaron que era mejor no hacerlo enojar. Con muchísima vergüenza, caminando como un perrito, con la cabeza gacha me aproxime a esa gran trozo de carne que la noche anterior había abierto mi culito. Lo mire con miedo, lo mire a Luis. El me miraba con odio, pero divertido por la situación. Sabia que no tenia mas remedio, por lo que me puse encima de luis , agarre su verga la coloque justo debajo de mi entrada trasera (aunque estaba tan dura que no hacia falta mi mano ayudando) y apoye mi ano sobre la cabeza. Me sentí muy extraño, muy putita. Tenia una cabeza de verga justo en la entrada de mi culo, y yo mismo estaba haciendo fuerza para metérmela. Me hicieron mirar a la cámara mientras hacia fuerza por metérmela entera. Centímetro a centímetro fui bajando. Cada vez dolia mas, y me sentía mas humillado. Cuando finalmente estuve sentado sobre el, con toda su pija adentro, me hizo decir algo como “gracias por dejarme comerme toda su tranca señor, la disfrutare como la putita que soy”, para luego darme la orden de empezar la cabalgata. Era en extremo degradante para mi estar saltando sobre la pija de este niño mientras mi amada Lucila me observaba divertida, pero inexplicablemente mi pitito estaba duro como un mástil. En ese momento sentí la mano de luis agarrándome la verga con fuerza, me quede duro un segundo, pero sus insultos me hicieron reaccionar, y aunque me sentía mas extraño aun siendo estimulado por el niño queme estaba cogiendo, no detuve mi ritmo. Su mano me masturbaba con fuerza, casi con brutalidad, de arriba abajo. Supongo que su idea era causarme dolor mientras me causaba placer, como para acostumbrarme a disfrutar del dolor. Y creo que lo logro, porque en el momento que sentí su pija vibrar y segundos después disparar su leche en mi interior, mi verga explotó como nunca antes, bañando su mano y mi propio cuerpo de semen. El placer fue tanto y por tantos puntos de mi cuerpo que crei desmayarme con su verga aun incrustada en mi. Luis no me soltaba la verga y no paraba de menearla. Cuando fue perdiendo su rigidez, sus apretujones se sintieron mas violentos y sádicos, pero no me queje. Su pito perdió dureza y fue escapando de mi ano, que ya chorreaba leche tibia. Me empujó a un lado y como cai quede, exhausto. –Lame perrita- dijo Luis acercando su mano a mi cara. No dude ni un segundo y comencé a lamer mi propia leche de sus dedos, y era mucha. Se recostó comodamente en el colchon, y solo tuvo que mirarme fijo para que yo reaccionara, y sin esperar su orden me acercara a lamer su verga para limpiarla. Mientras lo hacia, en cuatro patas (según pude ver luego en la filmación) Lucila hizo un primer plano de mi colita abierta y chorreando leche hasta mis huevos, que colgaban ya vacios.  Pude sentir sus pequeños deditos jugando con la leche de su novio en mi ano. Solo atiné a moverlo como una perrita contenta.

Minutos después Luis se levantó. Yo estaba hipnotizado mirando su enorme tranca bambolearse dormida. Eso causo sus carcajadas y las de Lu. Se metieron en la habitación. Siguiéndolos con la mirada puede ver que desde un rincón del departamento Maite y Laura observaban semidesnudas toda la escena. Maite se me acerco, vestida con su pequeña remera que usaba para dormir, que no tapaba su ombligo ni disimulaba sus pezoncitos, y su tanga roja bien pequeñita, y comenzó a acariciarme los huevos mientras me decía que debía ponerme linda, ya que esa noche era la despedida de Luis e iríamos a un boliche todos juntos.

Luego de darme un baño tranquilo, sin que nadie me molestara, me recosté en mi colchon hasta que Laura apareció. – veni putita – fue todo lo que me dijo, y yo la obedecí.  Cuando atiné a ponerme de pie, me ordeno hacerlo en cuatro, y así la segui. Desde esa posición areciaba a la perfeccion sus piernas que terminaban en un culito de forma perfecta gracias al ajustado vestido que apenas lo cubría. Camine como un perro hasta el living donde estaban las tres chicas. Mis ojos se clavaron en maite, enfundada en un ceñido vestido negro muy cortito que no solo remarcaba su precioso culito sino que levantaba sus tetas creando un escote perfecto y muy apetitoso. Tenia el pelo recogido desde arriba y dos mechones caian cubriendo su cara, y ella se los acomodaba detrás de las orejas. Estaba hermosa. Lucila ya había notado mi presencia, por lo que hacia todo lo posible por volverme loco. Estaba contra el espejo pintándose los labios y por allí me miraba mientras hacia pucherito, y sacaba su cola hacia afuera. Su vestido corto rojo, en esa posición, dejaba al descubierto su conchita que asomaba como una almeja, cubierta por una tanga semitransparente del mismo color. Su belleza me arrollaba, quedaba estupidizado cada vez que ella me miraba, y mi pito, por aquellos momentos en libertad, se ponía duro. Y así arrodillado y desnudo permaneci varios minutos observando enamorado a mi pequeña Lucila, maquillándose y moviendo el culito para mi. De repente sentí como el pie descalzo de Laura me pisaba el pito y los huevos contra el suelo. Sali de mi transe. – a ver si bajamos este pitito que sino no te va a entrar la bombachita bombon! – me dijo Laura entre risas. Me asuste mucho, pensando que me harian salir vestido de mujer, y en voz muy bajita, desde el suelo, le pedi por favor que no me hicieran hacer eso. Su respuesta fue una carcajada. Cuando vio aparecer a Luis dijo casi gritando – Luchito, mira vos a esta putita! Dice que no quiere salir vestida de nena- mientras me apretaba la boca con su mano. Luis se acerco muy serio, me miro a los ojos desde su alta posición y me dio un cachetazo. Era la primera vez que ese niño se atrevía a golpear me, y yo solo atine a bajar la cabeza para esconder mis ojos llorosos. – te vas a poner esa bombachita verde tan linda – comenzó a decirme – y las medias que las chicas te regalaron. Por esta vez arriba vas a usar ropa de nene, pero consideralo un disfraz, porque todos sabemos que ya sos toda una putita –

Yo estaba completamente agradecido, y se lo hice saber con un timido “gracias, señor”.

Pronto todos estuvimos listos. Las chicas estaban vestidas para el infarto, luis como todo un hombre, y yo, con una camisa y un jean que disimulaba mi verdadera escencia. Y así, salimos juntos hacia la noche de despedida de Luis, las chicas ya un poco borrachas y muy divertidas, y yo, aunque agradecido de no estar vestido de mujer, muy nervioso por lo que pudiera llegar a pasar cuando Luis se pusiera ebrio y recordara que soy su humilde putita personal.

Continuara...

Sus comentarios me animan a seguir con la historia, y a pensar en situaciones morbosas y exitantes! Espero sus criticas y sus ideas. Se viene la despedida de Luis. Como seguirá mi vida como el perrito de mis amigas?