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Cosas del autobús.

en Confesiones

Se pego más a mí con la excusa de la mucha gente que llenaba el autobús. Gire mi cabeza como pidiendo explicaciones y él se encogió de hombros señalando a su alrededor. Un “lo siento" tímido escapo de su boca mientras bajaba los ojos.

Se encontraba literalmente pegado a mi culo y no nos podíamos mover. Ésa era la verdad.

La carpeta que llevaba en el brazo se me clavaba en el costado y gire un poco para aliviar la presión. Ciertamente la carpeta dejo de clavarse pero mi culo quedo justo delante de su paquete. No se movió, yo tampoco. Apenas si podía respirar así que me era imposible zafarme de aquel contacto embarazoso.

Él calor era sofocante y el olor a sudor ahogaba. De pronto note como su miembro comenzaba a hincharse bajo su pantalón de lino, la fina tela apenas si lo podía contener. Me sentí incomoda y trate nuevamente de moverme pero era imposible. Aguanté como pude sin mirar hacia atrás, sabía que el chaval tampoco podía evitar el contacto y que no era culpa suya aquella situación pero, coño, aquel miembro se me estaba metiendo entre las nalgas y no día evitarlo.

Gire la cabeza para mirar su cara y la encontré roja de rubor, sus ojos seguían mirando hacia abajo, evitando mi mirada. Casi me dio risa, no podía tener más de 16 o 17 años, unos granos salpicaban su cara una sombra de vello se dejaba notar. Era estudiante, no me cabía la menor duda. No era guapo pero tampoco era muy feo, simpático sería la mejor descripción.

 Volví mi cabeza justo en el momento en que el autobús cogía un bache que nos tambaleo a todos. Noté como aquella cosa cogía volumen por momentos incrustado entre mis nalgas. Creo que yo también estaba roja y no era por el calor. Me estaba poniendo cachonda el estudiantito con aquel juguete suyo jugando en mi trasero.

 Sin querer contonee un poco las caderas para notarlo mejor. Sí, estaba duro el condenado. Apreté un poco mi culo hacia atrás y mi falda se hundió entre los cachetes dejándolo aun mas incrustado si podía. Sí, decididamente estaba caliente con aquel jueguecito.

De nuevo volví la cara buscando la suya pero esta continuaba gacha, quizás un poco más roja. Joder, podía ser su hermana mayor o algo así, ¿como un niñato me estaba poniendo en aquellas condiciones? aunque tengo que admitir que, por lo que notaba contra mi culo, el suyo no era un pene pequeño, muchos adultos lo querrían para sí.

Me deje llevar por la situación y deslice una mano a mi espalda buscando su cadera. La encontré y tire del hacia mí. Su cabeza casi choco contra mi cuello y pude sentir su aliento en la nuca. Me contonee un poco mas y esta vez fue el que alargo su mano libre para acariciar mi cadera. Joder, estaba como una moto, aquella polla me estaba derritiendo las bragas.

 Me levante un poco sobre la punta de mis pies y pude notar su miembro resbalar por mi culo. Alargue mi mano entre los dos y se la cogí sin recato. ¡ Wau ¡, era grande, la note caliente atreves de la tela del pantalón. Su liento se acelero en mi cuello y me estaba poniendo el vello de punta. Una mano nerviosa resbalo por mi cadera y se metió bajo mi corta falda llegando hasta mi culo. 

Lo sobo durante un ratito mientras yo no dejaba de acariciar su pene. Sus dedos rozaban el filo de mis bragas hasta que lograron introducirse bajo ella llegando hasta mi intimidad inundada de jugos. Apreté los labios para no dejar escapar un gemido cuando rozo mi clítoris. lo acaricio despacio, con una sabiduría extraña a su edad, estaba claro que no era la primera vez que tenía un coño en sus manos.

 Mientras, yo había bajado la cremallera de su pantalón y me hacía con la rotundidez de su polla. Tenia la punta húmeda y, si no hubiese sido por el lugar y que no podía moverme casi, de buenas ganas me la hubiera metido hasta la garganta. Él siguió realizando su trabajo a conciencia, movía sus dedos en espiral dentro de mi coño rápidamente o me acariciaban el clítoris con maestría. Mis piernas temblaban y mi respiración se aceleraba por momentos. Saqué su polla como pude del pantalón y me la clave entre los glúteos, obviamente no podía penetrarme pero solo sentir aquel capullo rozar mi piel ya me bastaba. Me mordí los labios mientras estallaba en un orgasmo arrasador...

Apreté mi mano a la barra del autobús como si en ella tuviese otra polla y me vine entre pequeños espasmos que trate de controlar. Él seguía allí, había apartado la mano de mi entrepierna y se las había apañado para retirar a un lado mis bragas para poder clavarme bien la polla entre las nalgas. Sentí su respiración acelerada cuando su semen caliente salió disparado en mi culo. Lo note resbalar hasta mi coño y mojar mis bragas. Pequeños estertores le sacudían mientras su polla seguía vomitando aquel dulce néctar. Cuando acabo se la guardo disimuladamente y deposito un beso en mi cuello. Ésta vez fui yo quien bajo la cabeza de puro rubor. Me arregle como pude y no espere mi bajada, pulse el botón y baje apresuradamente en la más próxima, aunque esta estaba muy lejos aún de mi destino. Y allí me quede, en mitad de la acera sin saber muy bien que había pasado. Me senté en la parada y espere el próximo autobús. Mis piernas se apretaban queriendo conservar el placer que había recibido un ratito más. Desde aquel día procuro tomar el autobús en horas punta, nunca se sabe…