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Mi Diario de un Despertar Zombie Cap 8

en Lésbicos

9-Enero 2015

En mi mente, siento que todo lo que viví hoy fue una especie de pesadilla de la cual me despertare en cualquier momento, el mundo a cambiado para siempre, y en a penas una semana se esta yendo al mismísimo infierno.

Las imágenes que tengo en mi cabeza son peores que cualquier película de terror, y aunque pensé en no escribir esta entrada en mi diario, me di cuenta que tal vez será el único registro que existí en algún momento, que yo respire, bese, ame, folle y viví en esta tierra.

Mi día empezó espectacularmente, aun cansada por el día que había tenido, y la sesión de sexo espectacular que había tenido con Paula antes de dormir, pensé en relajarme y tomarme el día para no hacer nada en la residencia.

Tengo que decir que uno de mis nuevos placeres favoritos es ver a Paula dormir en mi cama, desnuda y entrelazada entre mis sabanas, es la visión perfecta de una diosa sensual, entregada totalmente a dar y recibir placer.

Cuando empezaba a pensar despertarla con besos para un sexo mañanero, mi teléfono empezó a sonar, era mi jefe, ese viejo verde asqueroso, su voz sonaba furibunda.

-¿Por qué COÑOS, apenas hay 10 personas en la empresa? ¿Es que nadie tiene trabajo que hacer?- me grito desde el teléfono, casi podía sentir su aliento y lluvia de saliva desde el otro lado del auricular.

-Buenos días señor Elías, disculpe, pero la situación esta grave, y creo que es mejor que todo el mundo se quede en sus casas para resguardarse- Respondí yo con mesura, intentando no crear polémica, si la situación se mejoraba, aspiraba regresar a mi trabajo.

-No me interesa señorita, usted tiene responsabilidades acá, incluso tiene a la nueva chica esperándola para continuar la evaluación, quiero que venga, o considérese despedida ¿Esta claro?- Sus palabras fueron como puñales, realmente me gustaba mi trabajo, y no quería perderlo por nada del mundo, así que acepte ir de inmediato.

No quise despertar a Paula y solo le deje escrito un texto para avisarle que iría al trabajo, que no se preocupara, en la sala estaban Flor y Anni viendo noticias desde internet nada alentadoras.

Ya todos los países de Europa y Asia habían cerrados sus fronteras, mientras que ya habían reportes serios en varios países, incluyendo España, EEUU, y México, aunque no tengo idea de cómo llego la infección tan lejos desde Rusia a esos países.

Por otro lado, el novio de Anni le dijo que el avión con los heridos llego a las 1 am de hoy, y que estaban intentando mantener la cuarentena, que le escribiría nada más se estabilizara la situación para mantenerla informada.

A pesar de las suplicas de mis amigas, termine de salir a la mi trabajo, claro, yo entendía su preocupación, mi empresa esta muy cerca del aeropuerto, así que cualquier eventualidad, estaré casi en medio de todo.

En el camino note como a pesar que se veían todavía algunas colas en los mercados de alimentos, casi no había afluencia de personas en la calle.

Todo el mundo estaba temeroso, miraba a los lados como esperando que algo se les atravesara de repente, claro, estamos en Caracas, la ciudad más peligrosa del mundo, eso es casi normal, pero hasta los que parecían ladrones estaban asustados.

Cuando llegue a la empresa ni el vigilante estaba en su puesto de trabajo, contando mi jefe, y mi persona, solo estaba María, la chica a la que le haría la entrevista.

Pude verla en mi oficina esperándome a lo lejos, pero pase primero por el despacho de mi jefe, quería que me viera y supiera que si había cumplido.

-Buenos días señor Elías, ya llegue, estaré en mi Oficina.- dije desde el umbral de la puerta.

Mi jefe no me contesto, se limito a mirarme desde su computador de una forma muy extraña que hizo que mi piel se erizara de miedo, una especie de sonrisa maquiavélica y retorcida.

Salí casi corriendo, y busque a María para llevarla a la sala de conferencias, hoy estaba especialmente bella, su voluptuoso cuerpo llevaba una sexy combinación de falda de vestir y camisa escotada, lo que permitían observar como se asomaban sus bronceadas y fibrosas piernas, y su suculento escote.

Trate de no pensar mucho en eso, y sin mucho más preámbulos decidí completar la entrevista, quería terminar lo más rápido posible para irme de vuelta a mi residencia.

-María, ya sabes que de esta entrevista depende tu futuro de la empresa, no lo voy a seguir negando, si repruebas no podre hacer nada por ti.- Le dije siendo 100% honesta y esperando que eso terminara de impulsarla.

-Lo se, y me he preparado para eso, no te defraudare, te lo prometo.- Su mirada firme y decidida, con esos ojos vivos y llenos de sentimiento me hicieron recordar a mi Vanessa.

Y realmente no me defraudo, no se como lo haría, pero en 48 se había vuelto más que eficiente en el manejo de los sistemas contables y el office, así que me lleno de orgullo decirle que había aprobado, que bienvenida a la compañía.

María salto de felicidad y se incorporo para abrazarme fuertemente, ella es mucho más alta que yo, por lo que me cara quedo justo en sus pechos, como si de una niña se tratase, la situación fue incomoda pero en el fondo me alegro que se emocionara tanto.

En ese momento suena mi teléfono, Anni me llamaba casi gritando, y aunque no tengo mucha conexión desde esa oficina podía sentir el temor en su voz.

-Rosy, vente por favor, lo más rápido que puedas, mi novio me llamo, parece que perdieron la cuarentena en el aeropuerto y todo se fue a la mierda, corre por favor, el esta intentado llegar hasta acá también.

Solo me dio tiempo de contestarle que saldría para allá, cuando pude ver a mi jefe, sin su saco y soltándose la corbata entrando a la sala de conferencias con pistola en mano.

-Quédense bien quietas putas, si es que quieren salir de acá en una pieza.- el terror que sentí en ese momento fue brutal, el rostro lleno de pura locura de mi jefe me hizo que se me revolviera el estomago.

María no entendía lo que pasaba, y empezó a retroceder buscando donde esconderse o huir, en ese momento mi jefe disparo al suelo para que entendiéramos que estaba hablando en serio.

-Por favor señor Elías ¿que esta haciendo? Me acaban de avisar que todo se salió de control en el aeropuerto y tenemos que salir de acá de inmediato.- Intente decirle para entrar en razón, pero su respuesta fue una horrible cachetada en mi rostro, que hizo que hizo que me rompiera mi mejilla con los dientes y empezara a botar sangre por la boca.

En ese momento creo que María pudo comprender la situación donde estaba, y me ayudo a incorporarme, intentando tomar el control de la situación, tal vez mi jefe sea un loco, pero ella al vivir en uno de los barrios más peligrosos de Caracas, ha tratado a los peores hampones que en esta vida existen.

-Habla viejo ridículo ¿que es lo que quieres?- La voz de María sonó fuerte y enérgica, sin mostrar ningún ápice de sumisión y con una postura erguida mostrando incluso una especie de reto.

Pude ver el rostro del señor Elías cambiar y por un momento observe como retrocedía en sus intenciones, pero en vez de retroceder se acerco hasta donde estábamos nosotras, y estirando su mano fue directo hasta uno de los grandes senos de María.

-Ya tu sabes lo que quiero, y si no lo tengo ahora que el mundo se fue a la mierda, no lo tendré nunca, te puse el ojo desde que te vi pedir trabajo, y a esta lesbiana engreída (me dijo señalándome con la pistola) siempre la he querido poner como la perra que seguramente es.- Sus palabras hicieron que prácticamente me orinara en cima del miedo.

Estaba en la peor de las situaciones imaginables, por un lado podía haber zombies justo ahora fuera del edificio, y por otro, este maldito pensaba violarnos a ambas.

-Te ofrezco un trato- le dijo María sin inmutarse por la mano del viejo asqueroso restregando sus senos. –No la toques a ella, y en cambio te regalamos una entrada VIP para un beso lésbico entre las dos, y si acaso se te levanta ese miembro tuyo debajo de esa horrible panza, te hago un trabajo oral de campeonato para que todos nos vayamos de acá, y listo, aquí no paso nada.- Termino de decir con las manos en la cintura y sin intimidarse ni un poco, con una naturalidad que hablan de una mujer que la ha visto dura en la vida.

Yo no podía creer lo que pasaba, no podía imaginarme besando a María en esta situación, pero era preferible eso a que ese maldito asqueroso me tocara de nuevo.

-Ya veo que estoy tratando con una veterana, si ustedes logran hacerme excitar, y esa mamada tuya vale la pena, las dejare ir tranquilas- respondió el señor Elías con una sonrisa de locura y morbo en su rostro.

María hizo que le soltara su seno y se volteo hacia mí para ponerse casi frente a frente, su rostro era frio como una roca, pero pude ver como sus ojos me expresaban tranquilidad, agarro mis manos con dulzura para tranquilizarme, y suavemente fue besando mis labios.

Su técnica era espectacular, no voy a decir que me excite en esa situación, ya que temía por nuestras vidas, además sabia que ese viejo desgraciado no se conformaría con una mamada, por más buena que sea.

Yo me deje hacer cuando los besos empezaron a subir de tono y sus manos buscaron apretar mi cuerpo, en eso empezó a gemir profusamente, lo que me causo muchísima sorpresa.

Justo cuando intentaba separarme me pellizco con sus manos por la espalda y con sus labios mordió ligeramente mis labios, lo que me permitió darme cuenta lo que ella intentaba hacer, que nuestro beso se viera tan real que excitara a ese maldito.

No soy muy buena actora para fingir en la cama, básicamente porque nunca lo he necesitado, solo he estado con un hombre,  y eso fue cuando era una adolescente, y todas mis parejas mujeres han sabido darme placer de alguna forma, pero igual creo que merezco un óscar por esfuerzo.

Recordando el episodio de anoche con Paula empecé a respirar fuerte, y a dar pequeños gemidos, mientras mis manos pasaban a tocar los grandes y firmes glúteos de María.

El cuerpo de esta voluptuosa morena era espectacular, por mucho, la mujer más increíble que he tocado, no había un centímetro de su piel que no estuviera casi científicamente creado para el sexo.

María abrió su camisa, y se bajo el brasier para que sus grandes pechos quedaran al aire, pude ver el rostro del señor Elías brillar por la excitación y como se había sacado su asquerosa polla pequeña y regordeta para tocarse con nuestro espectáculo.

Puso sus pechos en mi cara y casi automáticamente me los lleve a la boca, besándolos y lamiéndolos, creo que fue el único momento que los gemidos de ambas fueron genuinos, ella por mis caricias, y yo por degustar esos grandes y jugoso senos.

María se separo luego de unos minutos y sin mucho más decoro se arrodillo frente a ese maldito para terminar de cumplir nuestra parte del trato, se metió con maestría ese asqueroso pene a la boca, y en menos de 2 o 3 minutos, acabo haciendo ruidos casi animales.

En ese momento, cuando el maldito estaba en su más débil momento, se incorporo rápidamente para golpearle las pelotas con una patada digna de Cristiano Ronaldo.

El señor Elías soltó un alarido de puro dolor, y cayendo al suelo no pudo evitar soltar la pistola, María rápidamente la tomo, y halándome por el brazo salimos corriendo de la oficina sin mirar atrás.

Más cerca de lo que creímos empezamos a escuchar disparos mientras nos acercábamos a la salida del edificio, cuando cruzamos el umbral pudimos ver 4 solados y 2 policía corriendo hacia la avenida, mientras un grupo de no menos de 30 zombies se acercaban ellos, y por ende, a nosotras.

Habían roto el cerco que tenían los guardias en el aeropuerto, y desde lejos se podía ver cómo salía humo por todos lados, además que se escuchaban muchísimos disparos y gritos despavoridos.

Corrimos como nunca había corrido en mi vida, en las películas los zombies caminan lentamente por el rigor mortis, pero estos, a pesar de no poder correr, caminaban todavía con algo de agilidad, al punto que alcanzaron al más gordo de los militares (si, en mi país los militares y policías son gordos), y lo devoraron, la imagen fue espantosa, y casi vomitaba, pero eso nos termino de dar tiempo para huir.

Fueron como 2 km, cuando por fin nos detuvimos a descansar, todavía en esta parte la ciudad había gente incluso trabajando, como inocentes de lo que estaba pasando por el aeropuerto, gritamos a muchas personas que corrieran por su vida, incluso uno de los militares disparo varias veces al aire para que la gente terminara de entender la situación.

Nos montamos en un taxi que estaba por arrancar, y ofreciéndole todo lo que cargábamos encima, le rogamos a la taxista que nos llevara cada una a su casa.

En el camino le pedí a María que se quedara con nosotras en la residencia, pero me dijo que debía buscar a su novia, que estaba trabajando, que luego tal vez me tomaría la palabra e iría hasta allá, su casa es un rancho, y no aguantaría ningún intento de entrar.

Me despedí con un largo abrazo, y no pudo evitar llorar al darle las gracias, no podía imaginarme siendo tocada por ese maldito.

Entre a la residencia buscando el baño para vomitar, Paula, Anni y Flor estaban viendo por tv al presidente Maduro explicando que se había roto la cuarentena de los heridos en el aeropuerto, y aconsejaba a todos resguardarse en sus casas mientras nuestra valiente fuerza armada resolvía la situación.

Todas fueron a verme, y luego de preguntarme como me había hecho ese golpe en la cara, les conté en lagrimas lo que nos había pasado a María y a mí, y aunque la cara de Paula al contarle lo que me obligue hacer con ella fue un poema, me abrazo fuertemente y me obligo a descansar acostándose conmigo, abrazándome fuertemente.

Fue reconfortante estar con ella así, luego de un rato logre dejar de llorar y dormir casi toda la tarde, hasta justo ahora que escribo este relato, mientras las chicas preparan la cena.

Aunque el día no ha terminado, no me siento con fuerza de seguir escribiendo por hoy...

Así que este fue otro día aburrido entre intentos de violación, zombies en Caracas y lagrimas…

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