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La Detective Parte III

en Lésbicos

Laura estaba intentando medir las consecuencias de que un personaje tan mediático como uno del alto mando militar, haya sido asesinado de esta manera, en primer lugar, sería imposible contenerlo en secreto, eso significaba tener que lidiar con los medios de comunicación.

En segundo lugar, el SEBIN, Inteligencia Militar, incluso miembros del gabinete querrán hacerse cargo de la investigación, claro, con el fin de sacarle todo el jugo que puedan, ya sea culpando a quien les convenga, o usándolo como cortina para otra cosa.

La voz de Gil, saco a Laura de sus pensamientos.- Cuevas, veo algunas diferencias con el primer asesinato.- Le dijo el agente, mientras miraba un gran charco de sangre en la cama.

-Sí, y no solo hay más sangre.- Le contesto, poniéndose los guantes de hule, y tomando desde la mesa de noche, una vela morada oscura, a medio consumir, sobre un extraño plato con un hexagrama impreso en el, exactamente igual al tatuaje de Valentine.- Parece que se le olvido llevarse esto.- Le dijo a Gil, señalándole el plato.

-Este hotel es menos privado, me imagino que el asesino temió ser descubierto, y no pudo limpiar bien la escena antes de irse.- Contesto Gil, acercándose hasta la silla donde estaba la ropa de la víctima, que aunque fuera asesinado un domingo, era su uniforme militar.

-Tienes razón Gil, la verdadera interrogante es ¿Por qué  una persona como él, no andaba con sus escoltas?- Agrego Laura, mientras observaba el teléfono de la víctima, que tampoco había sido robado, y estaba caído al lado de la mesa de noche, una foto de este sonriente en la playa, con una enorme cadena de oro estaba de fondo de pantalla.

-Tuvo que estar muy confiado para venir a este hotel solo, además, por lo que se, este hombre si tenía esposa e hijos, querría que esto fuera un máximo secreto.- Le respondió Gil, revisando entre la ropa de la víctima, deteniéndose de pronto al encontrar algo.

-Cuevas, ¿Cuál es la posibilidad de que la misma dama de compañía haya sido la última en ver a las victimas antes de ser asesinados?- Pregunto Gil, tomando sobre la cartera de la víctima, la tarjeta de Valentine.- Aunque pensándolo mejor ¿Qué posibilidades hay, de que dos veces, la asesina deje la única prueba que la liga a los asesinatos?- Termino de preguntar reflexivo, revisando la tarjeta.

-Así como alguien la protege, debemos empezar a plantearnos que alguien quiera implicarla.- Le contesto Laura, asintiendo, sin duda, Gil le demostraba, porque era el mejor sabueso del cuerpo.

-¿A quién quiere implicar? ¿A la prostituta-azota-buenota?- Pregunto un sonriente Arias, que nada más termino de entrar en la habitación, no pudo evitar borrar esa sonrisa y llevar su mano al rostro.- ¿Qué clase locura es esta?- Termino de decir.

-Si vas a vomitar Arias, sal de la habitación.- Le grito Laura, mientras lentamente entraba Ana al cuarto.

-Santo Dios.- Exclamo Ana, que tal vez tenga años como forense, pero poco tiempo en campo, además, este asesinato estaba a otro nivel.

-Dios no tiene nada que ver en esto.- Le contesto Arias, que todavía estaba visiblemente impresionado.- Por qué solo el demonio puede tener esta energía tan potente.- Termino de decir el enorme agente, sorprendiendo a Laura y a Gil, que también habían sentido esa energía, aunque ninguno de los dos quiso hablar sobre ella.

-Dejemos las charlas esotéricas para otra ocasión.- Exclamo Gil, tratando de poner orden, aunque él también se sentía afectado.- La víctima es Luis Amparo, miembro del alto mando militar, por lo que no podemos perder tiempo.- Término de exponerle a los recién llegados, para que entendieran lo apremiante de la situación.

-Mierda.- Exclamaron tanto Arias como Ana, casi al unisonó, todos sabían lo que significaba, y no hacían falta más explicaciones.

-Ayuden a Ana… a la señorita Ramos todo lo que puedan, yo buscare a la agente Gutiérrez para ver que ha averiguado.- Les ordeno a ambos agentes Laura, mientras salía de la habitación SM.

La agente tomo aire profundamente, era impresionante lo que se sentía dentro de esa habitación, no tenía ninguna explicación racional a tal sentimiento, pero no podía negar que algo extraño la había afectado.

Laura estaba de camino a las oficinas administrativas del hotel, pero antes de llegar, vio a un chico muy joven, de tal vez unos quince años, asomarse discretamente a uno de los carros estacionados en las parcelas.

Se detuvo y se escondió para que el chico no se alertara de su presencia, era evidente que intentaba robar el carro, y justo cuando abrió una de las puertas, torpemente dejada abierta por alguna pareja apurada, ella se acerco hasta él para detenerlo.

Saco el 9 mm de su cartera. - Sal lento del carro, y coloca tus manos en alto.- Le dijo muy tranquila al chico, que al verla apuntándolo, se asusto tanto que no pudo evitar gritar.

-Por favor, no me mate señorita, yo trabajo en el hotel, solo revisaba que no le robaran nada.- Le decía el chico entre lagrimas, mientras salía del carro con las manos en alto.

-Bueno, hablemos por partes.- Le dijo Laura muy tranquila, mientras se recostaba en la parte trasera del carro.- Se que no trabajas en el hotel, todos acá tienen uniforme, solo respóndeme ¿Quién eres?- Le termino de preguntar al chico, que tal vez nunca había tenido tanto miedo.

-Yo… me llamo Fernando, soy el hijo del encargado.- Le contesto, con sus ojos cerrados, Laura pudo ver perfectamente como tenia puesta la enorme cadena de oro de la víctima.

-¿Fernando dónde conseguiste esa cadena de oro? Es muy bonita.- Le interrogo Laura, al tiempo que se acercaba hasta el chico para mirar de cerca la cadena.

-Este… es… es mía, me la compre con mis ahorros.- Le dijo entre llanto el chico, que temía ser descubierto.

-No me creas tonta, esa cadena vale más de lo que tu padre puede ganar en cuatro años trabajando en este hotel, solo contesta y no te meteré preso por asesinato.- Le advirtió Laura con su mejor cara de póker.

-¡¿Asesinato?!- Grito Fernando, negando con su cabeza.

-Sí, el dueño de esa camioneta fue asesinado anoche, en este mismo hotel, así que si tú la tienes, fuiste el asesino.- Le contesto Laura, con una tranquilidad pasmosa, sabía que el chico no era el asesino, pero quería sacarle información, la agente tenía el presentimiento que el chico podría saber algo.

-La… la robe anoche a una camioneta que estaba en esa habitación… pero yo no mate a nadie… ¡Lo juro!- Confeso Fernando, rindiéndose ante la presión.

-Tranquilo niño, te creo… pero quiero que me digas todo lo que viste anoche, sin obviar detalle.- Le dijo Laura a Fernando para que se calmara.

-Pues nunca vi al dueño de la camioneta, pero si vi a una chica de casco como rosado, en una moto que llego luego, aunque no duro mucho tiempo, tuve que esperar a que se alejara para entrar a la camioneta.- Le expuso el chico, tomando una pausa cuando recordó otro detalle, Laura se dio cuenta que Fernando tuvo miedo de continuar contando.

-Habla tranquilo, te garantizo que nada malo te pasara si cooperas, es más, puede que no le diga nada a tu padre de lo que haces acá.- Exclamo Laura, buscando ganarse la confianza del chico.

-Pues cuando me metí dentro de la camioneta, pude escuchar dos voces fuera, un hombre y una mujer, no tuve el valor de mirarlos, porque pensé que me descubrirían.- Le dijo el chico, con un rostro de miedo, que se fue borrando mientras continuaba.- Pero cuando empezaron algunos ruidos extraños, pensé que se trataba de alguna fiesta swinger que están de moda.- Le termino de contar Fernando, que se notaba excitado por hablar de ese tema.

-Ok, gracias por cooperar Fernando, pero quiero que sepas algo, si te hubieran descubierto esa noche, hoy estaría recogiendo tus pedazos de esa habitación, así que deja de hacer lo que estás haciendo.- Le reprendió Laura, mientras golpeaba el rostro de Fernando con una fuerte y sonora cachetada.- Vete y no quiero verte más hoy por estos lares.- Le termino de decir, mientras el chico corría a toda velocidad rumbo a la salida del hotel.

Esta nueva revelación le decía a Laura que Valentine no fue la última que estuvo en la escena del crimen, cualquiera que fuera la pareja que entro luego serian sus nuevos sospechosos principales.

Aunque el instinto de Laura, le seguía diciendo que Valentine tenía la llave para resolver estos asesinatos, sin mencionar, que cualquier cliente importante que tuviera, es una potencial víctima.

Laura fue directo hasta donde estaba Gutiérrez, esta revisaba las grabaciones de vigilancia.- Gutiérrez, ¿Has tenido suerte?- Le pregunto, mientras tomaba una silla, y se sentaba a su lado.

-Pues ya pude ver a la victima entrar al hotel, incluso a Valentine con su moto y su casco fucsia, pero parece que justo en la habitación SM, las cámaras no funcionaron anoche.- Respondió Gutiérrez frustrada, mientras seguía mirando grabaciones.

-O es una enorme casualidad, o alguien se tomo muy enserio lo de no dejar huellas.- Le contesto Laura, ambas sabían que algo extraño debía haber pasado para que esas cámaras hubieran dejado de funcionar, pero en una fracción de segundo, Gutiérrez pareció recordar algo.

-¡Claro! Sabes que cuando estuve de permiso, hice un par de trabajos de escolta a algunos ministros y personajes muy influyentes.- Exclamo emocionada Gutiérrez, tomando una pausa para voltearse y mirar a Laura de frente.- Ellos muchas veces tienen algún convenio con los sitios a donde van, para que desconecten las cámaras de vigilancia.- Termino de decirle.

-Si es así, estamos jodidos.- Le contesto Laura, sobresaltándose cuando su teléfono empezó a sonar, otra vez, de un número desconocido.- Acá Cuevas.- Contesto.

-Lucena al habla, deme un rápido reporte Cuevas, hay gente encima de mí en estos momentos.- Le exigió el Jefe a Laura, intentando mostrarse más calmado de lo que realmente se sentía.

-Jefe, la víctima es Luis Amparo.- Le contesto secamente Laura, mientras ponía su teléfono en altavoz.

-Mierda Cuevas.- Exclamo el Jefe, que como todos, sabía que lo que venía no era nada bueno.- ¿Tienen alguna prueba contra la sospechosa?- Le termino preguntando.

-Jefe, acabo de descubrir que Valenti… que la sospechosa no fue la última persona con la víctima, pero creo que ella es la clave, creo que quieren implicarla.- Le contesto Laura, mordiéndose los labios castigándose por su descuido.

-Maldita sea Cuevas, esto quiere decir que estamos justo como empezamos, sin siquiera un nombre.- Le respondió colérico el Jefe.

-Tal vez, pero tenemos un plato con un hexagrama, que dejaron olvidado en la escena del crimen, creo que puede ser importante.- Le dijo Laura, nerviosa por la reacción del Jefe, nunca lo había oído perder la compostura, Gutiérrez también se había sorprendido por su reacción.

-Bueno, por lo menos es un avance.- Le contesto más calmado el Jefe haciendo una pausa.- ¿Puedes identificar el hexagrama? Podría ser algo raro, que solo se consigue en determinados sitios.- Término de preguntarle.

-No Jefe, la sospechosa tenía un tatuaje con una imagen idéntica, pero solo le puedo decir, que es de algún culto que le rinde fe a un dios egipcio, Horus.- Le respondió Laura, recordando el tatuaje en la hermosa piel blanca de Valentine.

-Ok, tal vez conozca a alguien que pueda ayudarte, es la Decana de la escuela de Antropología de la UCV Fabiola Arizmendi, desde que la conozco está obsesionada con los egipcios.- Le dijo el Jefe, mientras se montaba en algún vehículo.- Ve con ella, di que vienes de parte mía… y Cuevas, ya debes saber que para hoy en la tarde, toda la mierda caerá sobre nosotros, suerte.- Termino de decir sombrío mientras colgaba.

-Sera mejor que vaya a hablar con esa mujer de una vez, le llevare un par de fotos.- Le dijo Laura a Gutiérrez, incorporándose, aunque esta estaba más pendiente de ver una imagen en las grabaciones.- ¿Qué estas mirando?- Le pregunto curiosa, mientras intentaba detallar la escena.

-Pues, no sabía que las camionetas del uso oficial de la UCV, vinieran a esta clase de hotel a pasar la noche.- Respondió la agente, que con una risa picara continuo.- Tal vez vinieron a llevar a cabo alguna investigación, digamos, de “campo”.- Termino de decir, al tiempo que seguía mirando la escena.

- Bueno, ellos también tienen derecho.- Exclamo Laura, que no le dio demasiada importancia, en sus tiempos de estudiantes vio peores imágenes del uso que le daban a los recursos universitarios.- Trata de terminar todo rápido.- Le dijo antes de ir de nuevo a la habitación SM.

Cuando llego, Laura pudo ver a Gil y a Arias fuera de la habitación, ambos fumándose un par de cigarros, con rostros descompuestos.- Chicos, ¿Qué me les paso?- Pregunto sorprendida de ver a tan veteranos agentes, en esas condiciones.

-Pues pasa que no somos chicos, y tu novia esta tan enferma como el desgraciado del director que dejamos en la facultad.- Le Contesto Arias, casi conteniendo las nauseas cuando recordó lo que sea que hubiera hecho Ana.

-Hay que exagerado.- Le contesto Laura a Arias, poniéndose frente a ambos, con las manos en la cintura.

-Realmente la escena no es agradable de ver Cuevas, la señorita Ramos, está revisando cada fragmento de la víctima, para determinar qué fue lo que uso para desmembrarlo.- Le respondió Gil, intentando no descomponer su rostro al recordar la imagen, aunque fue demasiado para Arias, que termino vomitando su desayuno en uno de los jarrones con flores que adornaban la entrada.

-Bueno, cambiemos el tema.- Les dijo Laura, apiadándose de sus almas.- Tenemos dos nuevos sospechosos, estos entraron en la habitación luego de Valentine, además el Jefe me pidió ir a la facultad de Antropología en la UCV, para averiguar lo que pueda del plato que usaron para el ritual.- Termino de exponer la agente, mientras daba un rápido vistazo al interior de la habitación, y veía a Ana sosteniendo la cabeza de la víctima, sin duda, su novia era una guerrera.

-Perfecto, te mandare la foto por Whatsapp Cuevas, será mejor que te vayas antes que los del SEBIN e Inteligencia Militar, lleguen, este asesinato tiene demasiada relevancia.- Respondió Gil, al tiempo que le daba las llaves de la patrulla.

-No puedo llevar la patrulla, no podría entrar, será mejor que me traslade en taxi, así tendré un perfil más bajo.- Le contesto Laura, devolviéndole las llaves.

-Tienes razón Cuevas, ten cuidado, estamos en contacto.- Le dijo Arias, mientras prendía otro cigarro.

-Nos vemos en las oficinas, por favor, cuídenmela.- Les pidió Laura, mientras se terminaba de ir.

Tuvo suerte que uno de los taxistas de la línea del hotel estuviera disponible a esa hora, además, el gerente insistió que el servicio fuera de parte del hotel, por lo que no tuvo que gastar los trecientos bolívares que la acompañaban.

Las colas en Caracas empezaban a apretar por acercarse el mediodía, pero el taxista era un veterano de las calles capitalinas, por lo que no duro tanto tiempo en llegar, lo que Laura agradeció, ya que sabía que pocos profesores se quedaban a esas horas dentro de la universidad.

Cuando el taxista la dejo dentro del campus de la UCV, no tardó mucho en conseguir la oficina de la Decana Fabiola Arizmendi, aunque a Laura no le causo mucha sorpresa no conseguir a la secretaria, si lo hizo ver a una mujer de unos cuarenta años bien conservados, alta, de medianos senos y amplia cadera, con piel muy blanca, y cabello rubio, salir de dicha oficina.

-Buenas tardes.- Exclamo Laura, asustando a la Dama haciendo que esta dejara caer su cartera al piso.

-¡Niña! Por todos los dioses… casi me matas de un susto.- Le dijo la Dama mientras se agachaba para recoger la cartera, permitiéndole a Laura observar el generoso escote que la blusa de oficina desabotonada de esa mujer le ofrecía.

-Mil disculpas, de verdad no fue mi intensión asustarte.- Se disculpó Laura, al tiempo que detallaba una especie de tatuaje en uno de esos senos que le dejaba ver la Dama, pero solo pudo vislumbrar un par de estrellas unidas.

-No te preocupes niña, no me asustaste, hace falta mucho más que eso para que algo me de miedo, solo estoy un poco desconcentrada.- Le contesto la Dama, mientras se terminaba de incorporar, lo que le permitió a Laura detallar los hermosos pero fríos rasgos de su rostro, que enmarcaban unos ojos azules.

-Me lo imagino.- Le respondió, mientras hacia una pausa para estirar su mano y presentarse.- Mi nombre es Laura Cuevas, soy agente especial del CICPC, y busco a la Decana Fabiola Arizmendi.- Termino de decir para justificar su presencia, al tiempo que pudo observar una ligera reacción de incomodidad de la Decana.

-Yo soy a quien buscas señorita Cuevas, pero justo ahora estoy saliendo a comer, ¿Será que no puedo atenderte más tarde?- Le dijo la Decana mientras sacaba de su cartera las llaves de su vehículo.

-Disculpe Decana, pero vengo de parte del Jefe Lucena, y la verdad la situación es en extremo delicada y confidencial.- Le contesto Laura, intentando que la Dama cooperara.

-Bueno… si es para ayudar a un amigo, y la situación es tan apremiante, no me queda de otra que ayudar… pasemos a mi oficina.- Termino cediendo la Decana, volviendo a abrir la oficina, aunque no pudo evitar mostrar su incomodidad.

La oficina de la Decana tenía una extraña oscuridad, era como entrar a un museo, Laura podía reconocer algunas imágenes y figuras de la cultura egipcia, y del oscurantismo europeo, pero lo que más le llamo la atención fue un pequeño cuadro con un dibujo de una voluptuosa mujer, frente a un cielo de seis estrellas, aunque la voz fuerte de la Decana hizo que perdiera la concentración.

-Siéntese señorita Cuevas, no tengo todo el día.- Exclamo la Decana, todavía con rostro de molestia.

-Vuelvo a pedirle disculpas, pero me dejo impresionada la belleza de esa imagen.- Contesto Laura, mientras señalaba el dibujo de la mujer, haciendo que en el rostro de la Decana se dibujara una sonrisa.

-Pues es normal que te guste esa imagen… ella es la Guardiana de Horus… La Dama de las Seis Puntas.- Le explico la Decana, llenando su pecho de orgullo, como quien habla de algo propio.

-¿Horus? Ese no es un dios egipcio, me parece que su símbolo es un hexagrama.- Expuso Laura, buscando que la Decana picara, ya para ella era evidente que sabía algo.

-Me impresionas mi señorita Cuevas, pocas personas saben de Horus… él es el verdadero señor de la luz, que da y quita la energía vital del mundo.- Le dijo la Decana confiada, olvidada completamente que Laura fuera una agente.

-Bueno, la verdad es que me encanta la cultura egipcia, y pues la fe al dios Horus siempre me ha dado curiosidad, no sabía que en este país hubieran miembros de su culto.- Mintió Laura, que prefirió seguir el juego y no preguntar a la primera sobre el plato.

-Pues la verdad es que el culto a Horus en Venezuela es muy numeroso, mucho más en la comunidad universitaria, podría decirte que uno de los lideres también es decano acá.- Le dijo la Decana, para Laura ya era claro que si ella no sabía nada de los asesinatos, tal vez esa persona si supiera algo.

-Eso es impresionante, y me sirve muchísimo, ya que vine a consultarle sobre este extraño plato que conseguimos en una escena del crimen.- Le explico Laura, al tiempo que sacaba el plato de su cartera y se lo mostraba a una muy sorprendida Decana, que pareció por un momento quedarse sin habla.

-¿Qu… qué te interesa saber sobre este plato señorita Cuevas?- Le pregunto la Decana, volviendo a poner su rostro frio y serio.

-Pues si lo reconoce de algún sitio, o tal vez lo ha visto en alguna de sus reuniones del culto.- Laura esta vez cambio la estrategia y  fue directa, agresiva.

-Pues reconozco el hexagrama, es la figura de Júpiter, la casa de Horus… mostrando sus seis puntas… pero nunca había visto ese plato en particular.- Le respondió la Decana, mirando fija y fríamente a la agente.

De pronto, el teléfono de la Decana empezó a sonar.- Disculpe señorita Cuevas, pero debo dejar esto para otra ocasión, me están esperando en una reunión importante para comer, me disculpas con tu Jefe.- Se excusó la Decana, mientras tomaba su cartera nuevamente y apuraba a salir de la oficina.

Laura no le respondió a la Decana más que con una sonrisa, mientras la acompaño hasta la salida de la facultad.- Espero que su reunión sea provechosa, y si va a hablar con alguien de su culto, no se olvide a mencionar el plato, tal vez alguien tiene información, puede llamarme cuando quiera.- Le dijo Laura a la Decana, al tiempo que se despedía con una sonrisa inocente, mientras le daba una de sus tarjetas personales.

-Perfecto señorita Cuevas, ha sido un placer.- Contesto la Decana, mientras se alejaba.

Laura levanto su teléfono mientras iba hacia la salida de la UCV, debía llamar a Gil y avisarle que tenía una nueva sospechosa.- Cuevas, estamos siendo llevados al SEBIN, no vengas, nada más salgamos te contactamos, estas sola.- Le dijo Gil, no dándole tiempo a Laura siquiera de decir palabra, sabía que esto era una posibilidad, pero jamás pensó que sería tan rápido, además, Ana estaba con ellos, por lo que la preocupación era mayor.

De nuevo uso su teléfono, esta vez para llamar al Jefe, pero en esta oportunidad, no pudo hacer contacto al estar fuera de servicio.

Laura empezó a sentir una especie de desesperación, por lo que se detuvo a tomar aire, mientras pensaba que podía hacer, si iba a las oficinas de SEBIN sería arrestada, tal vez lo mejor sería ir hasta sus propias oficinas, aunque era claro que es un riesgo.

De pronto, el claxon de una moto la saco de sus pensamientos, nada más voltear, la imagen de Valentine la hizo trastabillar.

-Señorita Laura… jamás pensé verla por estos lares en horas de oficina…- Exclamo Valentine, mientras se sacaba el casco fucsia y dejaba una sonrisa marca de la casa que la derretía.

Laura no salía de su sorpresa, por lo que tomo aire profundamente para poder responder.- Pues, tuve que resolver un problema con mi título, y pues no me dieron respuesta… además, ¿Te molesta acaso?- Le dijo Laura, intentando recuperar su propia compostura.

-Lo siento señorita, no pensé que estaba de tan mal humor… sin mencionar que no puedo creer que seas egresada de esta universidad.- Le contesto seria Valentine mientras se acercaba hasta Laura para ponerse frente a frente, haciendo que esta se intimidara.

-¿Po…. Por qué no lo crees?- Le pregunto Laura, sin levantar su mirada.

-Simple, si la hubiera visto en mi época universitaria en este campus no la hubiera dejado escapar.- Le respondió mientras le plantaba un suave beso en la comisura de sus labios.

-¡¿Pero qué te pasa?!- Le grito Laura alejándose mientras levantaba su mano para cachetear a Valentine, haciendo que esta tuviera que esquivar el golpe.

-Perdone señorita, creo que tal vez me adelante a los acontecimientos… además, es evidente que esta alterada… no me diga que es hambre.- Le contesto Valentine a una todavía alterada Laura, que estaba más molesta con ella misma por permitir ese beso, aunque el sonido de su estómago vacío la delato.

-No te adelantaste a nada… será la primera y última vez que tus labios me tocan.- Le dijo Laura intentando ser firme.- Pero si… tengo hambre.- Tuvo que aceptar, prácticamente no había comido en dos días.

-Pues por acá cerca hay un buen sitio, si gusta me acompaña, tampoco he almorzado.- Exclamo Valentine, mientras se montaba de nuevo en su moto y le estiraba el casco hacia Laura.

-Pues no creo, no tengo dinero.- Le respondió Laura, que apenas contaba con su efectivo, ya que estaban lejos de la quincena.

-Mi señorita Laura, no se preocupe, yo la invito.- Le dijo Valentine brindándole otra de esas sonrisas marcas registrada, que fue en realidad lo que la animo a ponerse el casco y montarse en la moto.

El perfume de Valentine era deliciosamente intoxicante, tal vez para Laura esto no era muy profesional, pero no estaba pensando en el caso, su mente solo se hacia la pregunta de por qué esta mujer podía tener tal efecto en ella…

Lista de Personajes

Laura Cuevas: Agente del CICPC de la división de homicidios de alto perfil, tiene 30 años, graduada con los mayores honores de criminalística, viven con su pareja Ana Ramos.

Ana Ramos: Forense de la Morgue de Bello Monte, tiene 28 años, es pareja de Laura Cuevas.

Jefe Lucena “El Jefe”: Es la máxima figura del CICPC, y por ende, del equipo de trabajo de Laura Cuevas, tiene 49 años.

Agente “Gil”: Segundo al mando del grupo investigador de Laura Cuevas,  tiene la misma edad del Jefe, el mejor sabueso de  todo el cuerpo.  

Agente “Gutiérrez”: Mujer de 42 años, investigadora, y especializada en trato a testigos, se encontraba de vacaciones al momento del asesinato.

Agente Arias: Hombre moreno de dos metros y 45 años, con un chiste para toda ocasión.

Valentine: Dominatrix venezolana de 30 años,  principal sospechosa en la investigación.

Luis Noriega: Primera víctima y jefe de seguridad de la Conferencia Episcopal Venezolana.

Luis Amparo: Segunda víctima, parte del alto mando militar.

Decana Fabiola Arizmendi: Decana de la escuela de antropologia de la UCV, miembro del culto de Horus.

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