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Mi Diario de un Despertar Zombie Cap Rosy

en Lésbicos

Abrí los ojos bien temprano, completamente empapada en sudor, la luz se había ido entrada la madrugada por lo que el aire acondicionado de mi cuarto se había apagado.

Desnuda como estaba me levante y fui directo a tomar una ducha rápida, gracias a dios todavía había algo de presión de agua, por lo que pude refrescarme, y aunque el agua esta muy fría, no me importo por la preocupación que sentía no podía imaginar a Paula pasando la noche en un mundo lleno de amenazas.

Salí de la ducha y me vestí con mis levis gruesos, mis botas y una camiseta negra que le robe a Paula, de The Last of Us.

Cuando Salí del cuarto Anni estaba sentada en el mueble de la sala, su rostro mostraba también mucha preocupación.- Buenos días Anni… ¿Alguna noticia?- Pregunte serena, luego de sentarme con ella para abrazarla.

-Pues no, ninguna, cuando la luz se fue estaba leyendo en internet que los grandes países se están refugiando en islas, y los que no tienen islas piden asilo.- Me contesto Anni con voz apagada.

-El mundo se acabo como lo conocíamos, mientras más rápido lo aceptemos creo que tendremos más oportunidad de sobrevivir, fíjate, ya ni luz hay.- Le dije mientras me incorporaba.- Vamos a salir al porche, esta casa sin luz es un sauna.

Antes de salir me asome al cuarto de Aura para verla todavía dormir tranquila junto a su hija, su torso estaba desnudo, por lo que no pude evitar observar esos grandes y hermosos senos blancos, decorados con unos erectos pezones de oscuras aureolas.

Me quede algo aletargada disfrutando de esa visión hasta que escuche a Anni abriendo la puerta de la casa para salir al porche, cerré con cuidado la puerta y la acompañe.

La diferencia de temperatura entre dentro y fuera de la casa era más que notable, respire profundamente, y aunque podía olerse algo de putrefacción en el ambiente, era algo mucho más fresco que el aire encerrado de dentro de la residencia.

Ambas nos sentamos en silencio un buen rato, perdiéndonos en nuestros pensamientos, incluso al punto que cuando Paula y Juan abrieron la puerta de la residencia tardamos en reaccionar.

Corrí a los brazos de Paula como si de una película se tratase, realmente esta mujer me importa muchísimo, y no puedo imaginarme un mundo sin ella.

Antes de decir cualquier palabra ya le estaba comiendo la boca en un apasionado beso, donde intentaba decirle lo que siento por ella, hasta que escuche una voz conocida.

-Buenas tardes Licenciada Rossana, que casualidad encontrarla por estos lares.- Al principio no reconocí esa voz fuerte y altanera, pero no cabía la menor duda de que se trataba de mi pasante.

-¡María! Pensé que estarías muerta.- Prácticamente grite al separarme de Paula, no pudiendo ocultar mi alegría, yo realmente no la conocía bien, pero esta mujer me salvo la vida, además, todavía recuerdo bien ese beso que nos dimos, por lo que nos dimos un fuerte abrazo.

-¿Es que ustedes se conocen?- Pregunto Paula visiblemente sorprendida, mientras que Anni todavía guindaba del cuello de Juan y Aura salía con cara de recién levantada para abrazar a Flor.

-Claro que conozco a la supervisora más comprensible y sexy de toda Caracas.- Respondió María con voz juguetona y picándole el ojo a Paula.-Yo aspiraba a trabajar en su empresa, pero tuve diferencias irreconciliables con el jefe.- La cara de Paula era todavía de pura confusión.

-Yo te conté Pau, ella fue la pasante que me salvo de mi jefe, el ultimo día que fui al trabajo.- Tuve que agregar para que pudiera caer en cuenta.- ¿Y tu pareja María? ¿Donde esta?-Pregunte antes de que Paula pudiera decir cualquier cosa.

-Mi… mi novia no sobrevivió, Paula me salvo la vida cuando me perseguía… Nunca pensé que vería algo así, los barrios de Caracas son una carnicería total, si no son los zombies, los saqueadores entran en las casas a robar todo, estés  o no.- Respondió María con un rostro que de golpe se volvió ensombrecido.

Aura despertada por el escándalo se asomo al porche solo con una camiseta de tiritas ceñida, que permitían una visión perfecta de sus senos, y unas pequeñas pantis azules.- ¡Flor!- grito Aura, mientras la abrazaba.-Me alegra que todas hayan llegado a salvo.

-¿Todas? Gracias por lo que me toca.- Dijo Juan separándose de los besos desesperados de Anni, provocando la risa de todas, es algo alentador saber que hasta en el peor de los escenarios, todavía podemos reír.

 Entramos y desayunamos como una especie de extraña familia, unida por las circunstancia, pero que intentara sobrevivir hasta el final.

Fue Juan el que luego de que nos contaran que había pasado en el viaje, tomo la palabra levantándose de la mesa.- De verdad, me da lástima cortar este buen momento que estamos pasando, pero debo decir algo muy importante, que nos afectara a todos de manera drástica.- Las palabras de Juan hicieron que todas calláramos a mirarlo, atentas a lo que decía, incluso la pequeña Lisett que se acababa de levantar.

-La residencia ya no es segura, debemos adelantarnos a los acontecimientos, y abandonar la capital rumbo a la costa.- Termino de decir Juan.

Aura muy sorprendida lo cuestiono.- ¿Cómo crees que nos vamos a ir? Acá estamos a salvo, tenemos comida, agua y electricidad, podemos durar meses sin preocupaciones.- Era cierto, yo tampoco entendía que necesidad teníamos de salir de la residencia.

-Estamos a salvo de los muertos, es verdad, pero no de los vivos, cuando veníamos de camino nos conseguimos con el padre del que intento abusar de Rosy y su grupo de escoltas, si averiguan que vinieron para acá,  sabrán lo que paso, y nos mataran, esa gente es peligrosa, y no anda con rodeos.- La respuesta de Juan hizo que la imagen de los ojos sombríos de ese tipo me golpeara, sentí la boca seca y el miedo recorrer mi espina.

-Ahora entiendo, creo que tienes razón.- Contesto Aura resignada, ella es una mujer inteligente, por lo que no refuto otra vez.

-Así que, más tardar mañana temprano tenemos que ir saliendo, el viaje hasta la costa donde está la lancha es largo, debemos prepararnos y cargar todo lo que podamos, no sabemos cómo está la situación en esos lares, pero debemos inferir que es igual o peor.- Termino de decir Juan, y aunque todas asentimos, la cara de preocupación era general.

-entonces, ¿iremos a la playa mañana?- Pregunto Lisett emocionada y llena de entusiasmo.

-Si princesa.- Le conteste. -Mañana todas iremos a broncearnos y nadar un rato, ¿te gusta la idea?

-¿Y cómo vamos a llegar? Solo disponemos de un carro, y no cabríamos, además de que no le podemos meter nada de carga.- Pregunto Flor.

-Eso es algo que tenemos que resolver, será intentar prender alguno de los carros que todavía están en la urbanización, aunque será difícil.- Contesto Juan, pero justo en ese momento recordé algo.

-Ayer tuve que salir a  buscar unos antibióticos para Aura, y a menos de cuadra y media esta una camioneta grande del ejercito, las llaves están pegadas en el tablero, esta estrellada contra un poste, pero realmente no se veía dañada, solo la abandonaron a su suerte.- Le dije, mientras Paula me miraba con sorpresa.

-Ok, más tarde iremos tú y yo a buscar la camioneta, pero no debiste salir sola, es muy peligroso.- Me contesto Juan, con una mirada seria y profesional.

-Si no hubiera salido, Aura no estaría con nosotros acá en la mesa, estaba muy mal y tenía que hacer algo.- Respondí yo, defendiendo mi salida.

-Tranquila Rosy, no te estoy reclamando nada, sé que no saldrías gratuitamente.- Término de decir Juan, cuando empezó a dar órdenes a todas para dividirnos el trabajo, y así prepararnos para salir mañana temprano.

María, Paula y yo tendríamos que preparar los víveres y el agua que nos llevaríamos, pero antes de ponernos manos a la obra, María se me acerco para pedirme prestada algo de ropa, claro, aunque no tengo de su taya, tenía un par de camisetas anchas y pantalones deportivos que le podía prestar.

Entramos a la habitación las tres, y María con una naturalidad pasmosa se quito toda la ropa para cambiarse, incluso sus diminutos hilos dejando ver su sexo carnoso, ya con pequeños cañones, pero todavía hermoso, además de su voluptuoso cuerpo.

Paula y yo prácticamente quedamos petrificadas con la boca completamente abierta, era obvio que a Paula y a mí nos llamaba la atención esta trigueña, pero realmente, a quien no, sus grandes pechos y anchísimos caderas enmarcaban un abdomen plano y piel tersa y apetecible, tanto Paula como yo, parecíamos niñas adolescentes delante de ella.

-María por favor, podías esperar a que saliéramos, así te dábamos privacidad.- Le dije yo entrecortada, intentando mirar hacia otro lado.

-Como si tuviera algo que no hayas visto cariño, además, a tu novia seguro no le importa.- Respondió María juguetona, mientras se vestía.

Al rato, y como saliendo del letargo, Paula pregunto.- ¿Cómo que no hayas visto? ¿Es que la viste desnuda acaso?

-Me vio desnuda, yo la vi desnuda, tocamos nuestros cuerpos e incluso nos besamos.- Contesto María acercándosele a Paula hasta casi besarla, mientras le picaba el ojo.- Pero solo lo hicimos para salvarnos del desgraciado de nuestro jefe, aunque no voy a decir que no me gusto lo que vi, tu novia tiene unas hermosas pecas en sus pequeños senos.- Termino de decir mientras salía del cuarto rumbo a la cocina.

-Yo… yo te lo conté, ¿es que no te acuerdas?- Intente decirle a Paula para calmarla, su mirada estaba fija en la puerta por donde salió María, y sus manos prácticamente temblaban.

-Sí, me lo dijiste, pero se te olvido contarme que tu pasante era una despampanante mujer, completamente sexy, que podría ser una actriz porno fácilmente.- Contesto furiosa tirando la puerta mientras salía del cuarto.

Me senté en la cama suspirando, sabía que esta situación será difícil de llevar, pero me importaba mucho Paula, aunque no negare que mis pantis estaban húmedas por la visión del cuerpo desnudo de María.

Justo cuando me estaba incorporando para salir yo, Juan toco la puerta al momento que se anunciaba. –Rosy, permiso, ¿puedo pasar?

-Claro Juan, no hay ningún problema.- Le conteste, hoy en día son pocos los caballeros que existen en este mundo, y este chico es uno de ellos.

-Rosy, discúlpame, pero creo que es mejor que busquemos la camioneta de la que hablaste, si esa no llega a funcionar, tenemos que buscar otro medio de trasporte hoy mismo, las muchachas pueden terminar de hacerlo todo sin nuestra ayuda.- Me dijo al tiempo que se recostaba al marco de la puerta.

Suspire, no me emocionaba lo más mínimo salir a la calle otra vez, pero justo en ese momento preferí estar acorralada por varios zombies, que enfrentar a esas leonas de nuevo.

-De acuerdo, tal vez tengas razón, pero quiero decirte algo… sin ti, es poco probable que sobrevivamos en este mundo, así que cualquier cosa, no lo dudes ni un segundo y huye sin mirar atrás.- Lo que dije fue fuerte, pero era ciento por ciento real, las chicas podrían sobrevivir sin mí, pero no sin él.

-No digas eso Rosy, no habrá ninguna necesidad de huir.- Me contesto Juan con una sonrisa.- además, si acaso se me ocurre llegar solo, tus novias y amigas me matarían, así que vamos saliendo de una vez.- Termino de decir al tiempo que salía del cuarto.

-¿Novias?- Fue lo único que pude atinar a balbucear, antes de que se fuera.

No lo podía negar, prácticamente estaba jugando con fuego en esa residencia, jamás en mi vida me había pasado algo así, reconozco que siempre he sido coqueta y juguetona, pero esta situación era extrema.

Por un lado, Vanessa murió no hace más de dos meses, y ya estoy en una especie de relación con mi mejor amiga.

Sumado a eso, la aptitud de Aura anoche fue desconcertante, y por supuesto, la coronilla es que María, con quien tuve un encuentro sexual en la oficina, aunque forzado, vino a parar en el mismo techo también.

Salí del cuarto con ese nudo en mi mente, mientras me hacia una media cola, y me enfundaba mi fiel chaqueta de cuero.

A penas si me despedí de las muchachas, les dijimos que iríamos cerca, y que no se preocuparan por nosotros, Juan antes de salir de la residencia me dio una de las pistolas.- Tu iras delante, conoces el camino, confió en ti.- Me dijo Juan apretando mi hombro con su mano para animarme.

Nada más salimos de la urbanización descubrimos que no sería tan fácil como pensábamos, tres zombies se acercaban a nosotros desde la calle que iba hacia la camioneta, parecían doctores, la más alejada, que era una estudiante de bachillerato.

Juan que a parte de sus pistolas llevaba un tubo de hierro, se encargó del doctor más cercano, para que pudiéramos esquivarlos, el cráneo de ese zombie exploto en pedazos con ese porrazo.

Caminamos un par de calles hasta llegar a la camioneta, que nuestra calma estaba en el mismo sitio donde la había visto ayer, el único problema era que otros dos seres estaban atravesados en el camino.

Juan se fue a la carga contra el más cercano, una señora delgada, que llevaba puesto un camisón y prácticamente no tenía la mitad del rostro, el ruido seco de su cráneo romperse me provoco un escalofrió en mi espalada.

El otro ser, un hombre aún más delgado con apariencia de ratón de computadoras, se movió más rápido de lo que Juan pensaba y pudo quitarle ángulo de golpeo, agarrándolo por uno de sus brazos y haciendo que trastabillara.

Me lance contra el zombie a toda velocidad, prácticamente tacleándolo para que soltara a Juan, aunque soy pequeña y muy delgada pude hacerlo con la suficiente fuerza como para que el zombie callera fuertemente contra el pavimento, golpeando su cabeza contra la calzada.

-Gracias por salvarme, tu eres chiquita pero tienes una fuerza descomunal, me impresionas Rosy.- Me dijo Juan al tiempo que me ayudaba a incorporarme.

-Tranquilo Juan, vamos a apurarnos, quiero regresar a la residencia lo más pronto posible.

La camioneta estaba tal cual como la había encontrado ayer, ambas puertas abiertas y con las llaves pegadas al tablero, ambos nos montamos rápidamente no sin antes revisar la camioneta que prácticamente estaba vacía.

Yo fui la encargada de prenderla mientras Juan vigilaba la calle, y no pude evitar gritar de alegría cuando el carro prendió al primer intento, como sospechaba, tal vez el chofer perdió el control, y aunque el choque fue muy simple prefirió correr antes de ayudar a su flamante pasajera.

Justo cuando iba a arrancar una camioneta un par de motos nos trancaron el paso, estaba lista para apuntarlos con mi pistola y dispararle cuando Juan me agarro de la pierna.- Quédate quieta Rosy, esos son los escoltas del tipo que te conté, es mejor no formar jaleo y ver que quieren.- Me dijo Juan intentando sonar más tranquilo de lo que se veía.

Sin bajarse de la moto uno de los sujetos se quitó el casco, era un hombre relativamente mayor, de unos cuarenta años, pero con buena forma física.- El Coronel los está buscando y solicita su presencia, así que por favor, síganos en su vehículo.- Nos dijo amablemente ese sujeto, lo que lejos de calmarme me asusto más.

-Tranquilos compadres! -Grito Juan, no hay problema, aunque me gustaría dejarla a ella en nuestra casa, está cansada y necesita almorzar.

-Lo siento estimado, no puedo permitirlo, además, el Coronel seguramente les ofrecerá algún tipo de alimentos.- Contesto el sujeto con una calma pasmosa.

A Juan no le quedó otra que aceptar y asentir, uno de los motorizados se ubicó detrás de la camioneta y mientras que el sujeto que nos habló se colocó delante, y así nos escoltaron.

-Maldita sea Rosy, si esos tipos se enteraron que nosotros matamos a esos tipos es nuestro fin, no solo son asesinos profesionales, son más que nosotros.- Me dijo Juan sin voltear a mirarme siquiera.

-¿Cuál es el plan entonces?- Pregunte intentando mantener la cordura.

-No darles el gusto, si esto es una trampa tendrán que matarnos rápido, no quiero ni imaginar lo que pueden acerté esos desgraciados, y hay que buscar avisarle a las chicas, seguro ya saben dónde están, tienen que salir de allí.- Las palabras de Juan resonaron en mi mente, mi boca estaba seca y mi corazón parecía que se saldría de mi pecho.

Realmente ese Coronel vivía realmente cerca de nosotras, en un conjunto residencial completamente cerrado, con varios puestos de vigilancia, entramos por uno de ellos y nos llevaron hasta la casa más grande de todo el complejo.

En ella nos recibió un señor mayor, tal vez sesenta años, delgado, con rasgos alargados, cuando pude ver sus ojos no lo dude ni un segundo, ese tipo era el papa del chico que intento violarnos, al que le arranque el pene de un mordisco.

Casi pierdo el control de la camioneta por su mirada, no solo me provocaba terror, miedo, pavor…. La locura enfermiza que transmitía era para hacerla mirar.

-Déjame adivinar, ¿ese es el coronel?- Preguntar justo cuando aparcamos frente a la casa.

-No te equivocas Rosy.- Fue lo único que pudo decir Juan antes de que fuéramos sacados por los soldados del sujeto.

-¿Cómo estas mi estimado colega?- Le pregunto a Juan al tiempo que se acercaba y le estrechaba la mano.

-Podría estar mejor amigo mío, pero tenemos hambre y tus amigos no pudieron esperarse un rato para invitarnos acá.- Le contesto Juan, como quien le habla a un amigo de toda la vida.

-Tienes razón, no puedo hacer otra cosa que pedirte disculpas y ofrecerte algo de comer, entremos, por favor, la mesa está servida.- Se disculpó el Coronel con toda la paciencia y tranquilidad del mundo.

Entramos a la casa y en toda la entrada estaba una especie de bufe, con muchísima comida.- Por cierto, a usted no tuve el placer de conocerla,- Exclamo el Coronel con una mirada oscura tan o más fuerte que la que tenía su hijo.

-Tiene razón, mi nombre es Rossana, es un placer.- Pude contestarle sonando también calmada.

-El placer es todo mío señorita Rossana, usted puede decirme Coronel.- Me dijo inclinándose hacia mí para tomar mi mano y besarla, provocándome un escalofrió de puro terror.- Coman todo lo que quieran, esta comida es para ustedes.

Juan y yo nos miramos, y no pudimos evitar sentarnos en la mesa y agarrar algo de todo lo que había allí para comer, sin dejar aun lado una gran jarra de jugo de parchita con abundante hielo.

Justo cuando llevábamos un vaso de ese refrescante jugo, el Coronel nos habló.- Bueno, ¿ustedes de verdad creían que no nos enteraríamos a donde había ido mi hijo?

-Todavía no sé qué hare con ustedes, pero les sacare toda la información que tengan.- Intente levantarme pero no sentía mis piernas, y mis ojos empezaron a cerrarse, pude ver a Juan caer dormido en la mesa, hasta que yo misma caí en un sueño profundo.

Desperté con un fuerte dolor en mis hombros, ya que estaba sostenida en el aire por un gancho que se agarraba de las esposas en mis muñecas, y mis piernas estaban separadas y amarradas por separado a algo en el piso.

No contenta con eso, yo estaba solo en ropa interior, la habitación donde estaba no tenía ventanas, y sus paredes eran rusticas, por lo que la luz era casi nula.

Mientras mis ojos se adaptaban a la oscuridad pude ver a Juan tirado en una silla, pero la oscuridad no me dejaba detallar su estado.

Empecé a gritar desesperada pidiendo ayuda, no podía creer que estuviéramos en esta situación,

El Coronel entro junto a una mujer y un hombre, prendieron la luz y pude ver el parecido, la chica era como de mi edad, de piel blanca casi llegando a pálida y varios tatuajes en sus brazos, mientras que el chico era incluso más alto que el Coronel, de tal vez unos treinta y cinco años,  fornido, pero igual compartían el rasgo más importante, esa mirada de locura y sadismo que me ponían los pelos de punta.

-Buenas noches, pensé que no despertarías hoy… ya tu amigo paso por las manos expertas de mis hijos, y aunque no soltó prenda, sé que ustedes tienen que ver en la desaparición de mi retoño.- Cuando el Coronel termino de decir eso, la luz me permitió observar a Juan, completamente desnudo, la piel de su pecho estaba marcada con varios azotes, y tenía una la cara prácticamente borrada de golpes.

Empecé a agitarme e insultarlos por haberlo golpeado de esa manera.- ¡Malditos, nosotros no tenemos nada que ver¡- Les grite.

El Coronel y sus hijos ni se inmutaron ante mis insultos.-Pero que modales los míos, mi estimada Rossana, no he presentado a mis hijos… esta hermosa señorita es Casandra, y a mi primogénito, le puedes de decir Capitán.

Yo solo podía gritarles toda clase de insultos, no quería saber nada más de nada, por un momento perdí el control por el miedo, pero justo en ese momento recordé todo lo que había pasado, y lo que me había enseñado María, mientras más frágil te muestres, más control sentirán sobre ti, y por ende, lo tendrán.

El Coronel se acercó hasta mí, y puso su mano en mis glúteos apretándolos tan fuerte que me hizo morderme el labio para evitar gritar.- Ella no creo que vaya a dar mucho trabajo, este viejo ya no está para estos trotes, los dejo, por favor, no me la maltraten demasiado.- Le dijo a sus hijos al tiempo que salía de la habitación.

-Tengo que reconocer, que eres la chica más tierna que ha pasado por acá, solo he visto damas de compañía y modelos entre estas paredes, pero a pesar de que tus senos son pequeños y no tienes grandes curvas, tus pecas y ojos verdes lo compensan con creces.- Me dijo Casandra, sus ojos eran negros como la noche, y su mirada me daba tanto o más miedo que la del Coronel.

Empezó a tocar mi piel con sus dedos, como quien revisa un pedazo de carne antes de comérselo, sacó una navaja de su bolsillo, y con maestría la abrió para romper de dos rápidos movimientos mi brasier y mi panti.

Estaba completamente desnuda, el frio de la habitación hizo que mis pezones se erizaran de inmediato, mientras Casandra contaba con un dedo las pecas que tenía en ellos.

Por un momento perdí de vista a su hermano, pero lo escuche agarrando algo de una mesa tras de mí.

-Tienes 23 pecas entre ambos senos, hermoso número, ¿te parece hermanito?- Pregunto Casandra a su hermano clavando su mirada en mis ojos.

-Por lo menos para empezar, es más que interesante.- No había escuchado la voz de ese chico, pero era casi calcada al hermano que matamos.

Nunca hubiera imaginado que cuando hablaban de empezar, en realidad se trataba de un fuertísimo azote en mis glúteos que hizo que una corriente de puro y brutal dolor recorriera desde la punta de mis pies hasta mi cabeza.

Casi me hizo gritar, pero mordí mis labios hasta casi hacerlos sangrar.-Ooohh, realmente pensé que sería de las que suplica a gritos desde el primer azote.- Dijo riéndose Casandra.

Sin perder mucho tiempo, su hermano sonó otro azote incluso con más fuerza que el primero, que hizo que unas pocas lágrimas empezaran a asomarse por mi rostro, y así siguieron seis azotes más, hasta que Casandra le pidió el turno a su hermano para azotarme. -¿Dónde está mi hermano? Me pregunto antes de cualquier cosa.

-¡Ya he dicho que no sé, no tengo idea de donde esta…!- Respondí con voz fuerte.

-¡Eres una mentirosa, sabemos que él iba tu urbanización!- Me grito, y justo cuando pensé que sus azotes serían mucho más suaves, me propino uno que si logro sacarme un quejido de puro dolor, justo entre los glúteos y los muslos.

Cuando llevaba otros diez azotes, ya sentía como algo líquido recorría mis muslos.-Eres fuerte, me tienes asombrada, veremos si puedes soportar esto.- No había terminado de decir eso, cuando su hermano ponía unas pinzas de hierro en mis pezones.- Trata de no apretarlos mucho, no quiero dañarla tan rápido.- Le dijo Casandra a su hermano.

Cuando sentí la presión sentí desfallecer, el dolor fue indescriptible, no podía prácticamente ni respirar, y aunque luchaba por no gritar, mi rostro cada vez más se descuajaba de dolor.

 Cuando Casandra me propino el último azote, yo casi estaba inconsciente de todo el dolor que había pasado, ella soltado lo que sea que uso para golpearme, y se puso frente a mi.- Te felicito compañera, eres más dura de lo que pensábamos, ya hoy es tarde, mañana seguiremos…- Acerco su rostro y mordió mi labio inferior, casi hasta romperlo.

Entre los hermanos soltaron me bajaron de donde estaba sostenida, y sin soltarme las esposas de mis manos, me amarraron a una incómoda silla, parecida a donde estaba tirado Juan.

Jadié del dolor al sentir el roce de la silla en las heridas de mis glúteos y muslos, pero no mostré más expresión que esa, ambos salieron del cuarto al rato, dejándome destruida, y desnuda en esa habitación fría.

No aguante el dolor, el miedo y la desesperación, por lo que por primera vez en toda la noche, empecé a llorar, aunque evitando hacer ruido al hacerlo.

No se cómo estará Juan, tal vez no despierte nunca, y creo que tendría suerte si no lo hace, a mí me espera un día de mierda mañana… pero no lograran doblegarme… prometo que no lo harán…

Guía de Personajes

Rossana/Rosy: Escritora del Diario, es una pecosa chica, blanca y delgada de 27 años, sin atributos vistosos, abiertamente lesbiana que recientemente tuvo un accidente en el que murió su novia, lo que la obligo a escribir el diario para ayudarla a recuperarse, es huérfana y compartía la residencia en Caracas con sus amigas/familia, Paula, Anni y Flor.

Paula/ Pau: Mejor amiga de Rosy y actualmente mantienen una especie de relación con ella, es igual de delgada y de baja estatura que Rosy, y trabajaba en una trasnacional Rusa, por lo que se entero de lo que pasaba mucho antes de la mayoría.

Anni: Huérfana igual que Rosy es la Única heterosexual de las compañeras de residencia, mantiene una relación con Juan, adicta al gym, esta morena a pesar de no tener grandes atributos tiene un cuerpo fibroso de mucha energía.

Flor: Por mucho, la más fuerte del grupo, capaz de enfrentarse a cualquier zombie y siempre fiel a sus amigas, abiertamente lesbiana, le ha tocado ver convertida en Zombie a su pareja, es algo menudita pero muy bella, y es capaz de usar la escopeta de caza con facilidad.

Aura: Vecina de las chicas, era la esposa de un policía que se convirtió en zombie, aunque fue salvada por Rosy y Flor, alta, con un cuerpo hermoso, y larga melena, son sus señas de comparación.

Lisset: Hija de Aura, es una niña apenas, aunque valiente y decidida.

Juan: Militar novio de Anni, escapo de su puesto en el aeropuerto para estar con Anni, alto, fornido, es el único que maneja realmente armamento, y a pesar de su juventud ha demostrado ser un buen líder.

María: Fue pasante de Rosy, hasta que su jefe intento asaltarlas a ambas, siendo ella quien tomara la iniciativa y las salvara, morena, voluptuosa, abiertamente lesbiana y de origen humilde, vivía con su pareja hasta que esta se convirtiera en zombie.

Coronel: Padre del chico que intento violar a Rosy, Aura y Flor, pero fue muerto por Juan, hombre de poder con un pequeño ejército a su disposición.

Casandra y Capitán: Hijos del Coronel y hermanos de uno de los asaltantes de Rosy, muertos por a manos de Juan, con la colaboración de la misma Rosy.

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