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Mi Diario de un Despertar Zombie Cap. 13

en Lésbicos

15-Enero 2015

Hacia muchísimo tiempo que no dormía tan profundamente, claro, entre el dolor, el cansancio, y la buena compañía de mi Paula, no podría estar más cómoda.

Desperté como a las 7am, Paula ya estaba vistiéndose, y pude ver como subía unos jean negros muy gruesos y no pude evitar disfrutar de sus blancos hermosos glúteos contrastar con ellos.

Paula ya se había puesto mi chaqueta, que siempre le ha quedado sexy, me incorpore, y con una suave voz le dije.-Buenos días, mi Jill Valentine, acuéstate rápido a mi lado antes de que entre mi novia, ella es muy celosa, pero quiero comerte a besos.

Paula sonriendo dulcemente se lanzo en mi cama para darme un rápido beso mientras sobaba mi entrepierna desnuda.-Señorita Rosy, ¿sería usted capaz de serle infiel a su novia conmigo?

Yo le di otro beso, este más largo y furioso, y agarrando duro sus prietos glúteos, le dije.-Si llegas rápido hoy, te prometo que no te sacare del cuarto en dos días.

Paula me abrazo, y se incorporo para terminar de arreglarse, yo en eso me puse mi piyama y ambas salimos a la sala para ver ya a Juan y Flor preparados, Juan llevaba puesto su uniforme militar, y la chaqueta de cuero negra que le había prestado a Anni, pude notar que no se llevo su rifle pues estaba descargado, pero se enfundo un par de pistolas del difunto esposo de Aura.

Flor como siempre andaba con su traje de neopreno, y la gran escopeta que nos había sacado de más de un aprieto, en su rostro decidido pude notar que ya estaba recuperada, y sobre todo preparada para salir.

 Aura aun no salía del cuarto, igual creo que ella se merece un buen descanso, y Anni ya estaba llorando al lado de su novio, claro, yo la entiendo, si para mí no es fácil ver partir a Paula,  para ella ver partir a Juan debe ser catastrófico.

-Buenos días, bueno, espero que hoy no hagan falta héroes ni heroínas, y todo marche tranquilo, iremos en el carro del esposo de Aura hasta la tienda para buscar las llaves del bote, y si podemos recolectar algunas cosas.- Juan lucia muy serio, su rostro de niño no hacía honor a su voz fuerte y las habilidades que tenia.

-Paula se quedara en el coche todo el tiempo, es tu responsabilidad vigilar y avisarnos de cualquier eventualidad con la radio, o en el peor de los casos con la corneta del carro, trata de no usarla para no llamar la atención.- Las instrucciones de Juan hicieron que Paula me apretara la mano por nerviosismo.

-Flor y yo entraremos, yo la cubriré mientras ella busca las llaves, y luego trataremos de recolectar lo que podamos, ¿de acuerdo?- Termino preguntando Juan como si de una unidad del ejército se tratase.

Tanto Flor como Paula contestaron con un tímido si, pero cuando Juan pensaba decirles algo, se lo guardo para sus adentros, solo le dio una de las armas de Paula, y se metió la otra en su funda.

Juan es un chico inteligente, a sus 24 años ha pasado por muchos malos momentos, así que esta curtido en eso de pasar trabajo, además, se nota que a pesar de su escasa edad, es un buen líder.

Antes de que todas se fueran nos despedimos en un abrazo grupal, y justo cuando pensé que no besaría los labios de Paula antes de partir, se regreso corriendo a darme un rápido pero pasional beso, antes de montarse en el carro, y perderse entre las calles de Caracas.

Anni y yo entramos a la casa luego de eso, intentando animarnos mutuamente, tratamos de ver las noticias, pero solo repetían las noticias del día anterior, y cada vez menos twitteros y Blogeros escribían sobre la situación, tanto en Venezuela como en el resto del mundo.

Lisset al poco tiempo salió del cuarto, se notaba preocupada cuando se me acerco abrazándome. -Rosy, se que estas enfermita también, pero mi mama esta caliente y no se quiere parar.

Anni y yo nos miramos mutuamente, y preocupadas prácticamente corrimos al cuarto a ver a Aura, que efectivamente hervía en fiebre, tal vez unos 40 grados a lo mínimo.

Al abrir los ojos y vernos, lo único que pudo decir fue que le dolía mucho la herida, cuando se la revise, pude ver como la tenia muy roja, por lo que presumí que los antibióticos que teníamos no le habían hecho suficiente efecto para cortarle cualquier infección.

Aura no aguantaría mucho tiempo más con esa fiebre, así que tenía que hacer algo por ella, porque no había forma de comunicarse con Juan y las muchachas.

Saque a Anni del cuarto. –Anni, tengo que ir a una farmacia y buscar un antibiótico más fuerte, todavía guardo el nombre de los que me dieron cuando el accidente, por lo que los puedo buscar. –Le dije mientras entraba al cuarto de Flor buscando algún traje extra de neopreno.

Aunque solo estaba el que había tenido Aura cuando le dispararon, ya estaba limpio, y solo tenía un pequeño agujero, por lo que pensé que serviría bien para su comedido.

Claro, ese traje no me quedaba ni cerca tan bien como a ellas, no tengo ni la mitad de sus senos para rellenarlos, así que para que no me quedara tan grande, lo use con una sudadera manga larga por debajo y junto con mis Levis gruesos y mis botas de seguridad.

Durante todo ese tiempo Anni intento persuadirme para que no fuera, para que esperara a Juan y las muchachas, pero ambas sabíamos que no era seguro que fueran a regresar rápidamente, por lo que la única opción que teníamos para ayudar a Aura era esta, se lo debía, además, no podía dejar que Lisett se quedara sin padre y madre.

Por suerte quedaban dos pistolas, le deje una a Anni, y tome la otra, que aunque no se usarla muy bien, por lo menos ya se que debo quitarle el seguro para disparar, me la enfunde en mis pantalones junto a un cargador, agarre el tubo de hierro porsiacaso y me lleve un bolsito pequeño para las medicinas.

Anni me acompaño hasta la entrada de la urbanización, yo iría a una farmacia que quedaba aproximadamente a 5 calles de nuestra residencia, el camino que se antojaba realmente corto, por lo que debería llegar en una hora, como máximo.

Llevaba menos de calle y media cuando vi al primero de esos seres acercándose a mi, era un hombre muy gordo, de tal vez unos 40 años, no tenia un brazo, y un ojo le guindaba, cuando se entero de mi presencia con apurar un poco el paso pude esquivarlo fácilmente.

Cruce la esquina, y encontré una camioneta del estrellada contra un poste, debajo de su rueda trasera el zombie de una chica adolescente muy mona de tal vez unos 15 años intentaba estirarse para agarrarme.

Mire a mi alrededor y no pude notar la presencia de nadie (vivo o muerto) así que me asome dentro de la camioneta, y para mi sorpresa en el asiento del copiloto estaba inconsciente todavía uno de los soldados,

Cuando me acerque más para despertarlo, pude ver que en realidad se trataba de una mujer mayor, de tal vez unos 50 años, que en un par de ocasiones había visto en los mítines políticos del gobierno de mi país, por lo que presumo era alguien de un cargo importante.

No tenia heridas evidentes, salvo un golpe sobre su ceja producto del impacto, como pude la ayude a levantarse, aunque por mis heridas me costo un poco hacerlo, además que era una mujer grande.

-¿Esta bien señora?- Le pregunte yo mientras ella terminaba de incorporarse.

-Si, este hijo de puta sargento perdió el control del vehículo y salió huyendo para dejarme a la merced de dios.-Cuando termino de decir esas palabras poso sus ojos en mi, y como quien ve un pedazo de jugoso filete se relamió los labios.-Que hermosa niña eres, mucho gusto, mi nombre es Carmen.

Yo sintiéndome incomoda por su mirada, no tanto por que fuera mujer, o por su edad, sino por que me miraba como los sádicos que nos habíamos topado el otro día.-Mucho gusto, mi nombre es Rossana, voy con prisa, debo buscar un medicamento en la farmacia acá junto para mi amiga.

 Carmen con rostro tranquilo, saco de su funda una pistola, poniendo sus menudos dedos sobre mi rostro, me dijo.- Señorita, yo la acompañare, seguro que necesita ayuda, además, yo necesito un lugar donde poder llamar para que me busquen.

Justo cuando estábamos por llegar a la farmacia, un par de zombies se nos acercaron, esta vez eran dos hombres maduros, con todas sus extremidades, además, que se veían realmente frescos, por lo que sus movimientos no eran tan torpes, al punto que casi nos agarraban, momento en el que Carmen disparo contra ellos con dos certeros disparos en medio de sus frentes.

Carmen sin duda era de armas tomar, justo estábamos en la farmacia, cuando nos dimos cuenta de la puerta de frente estaba forzada.

Con cuidamos entramos, y prácticamente la farmacia estaba vacía, igual abrimos la puerta del deposito, y buscamos en la caja de seguridad que tenia los antibióticos, que para nuestra suerte, estaba abierta, y quedaban varias cajas de ampollas para inyectar, y tres cajas.

-Seguramente acá guardaban también las drogas antidepresivas y esas cosas, los que entraron las agarraron directamente.- Le dije a Carmen mientras metía las medicinas en mi maleta, justo cuando me incorporaba.

Por un momento pensé que Carmen me apuntaría con la pistola, pude notar sus oscuras intenciones desde el primer momento en que la vi, pero ella sabía que no era el lugar, ni el momento para intentar algo.

Así que realmente no podía permitir que esa mujer llegara hasta nuestra residencia, pero justo cuando pensaba en algún plan para poder escaparme de ella, una niña, de unos 6 años salió debajo de una de las mesas, su boca estaba llena de sangre y le faltaba media mejilla producto de algún mordisco.

Se me lanzo encima y sus dientes se hincaron en mi muslo, aunque no pudo traspasarlo, Carmen, como si se tratara de algo normal, puso el arma sobre la cabeza de la niña y disparo haciendo que cayera en seco.

-¿Te mordió?- Pregunto Carmen mientras limpiaba unas gotas de sangre que habían caído en su arma.

-No, por eso estoy vestida así, los dientes humanos no pueden traspasar estas telas, o por lo menos no tan rápido.- Le conteste, bajando mi pistola para que entendiera que no era una amenaza.

-Eres inteligente Rossana, lo admito, más gente como tu en el gobierno, y este país no se hubiera acabado.- La voz de Carmen estaba llena de arrepentimiento.

-Cuando nos avisaron que el avión que traía los heridos desde Rusia venia lleno de infectados, fuimos pocos los que pensamos que lo mejor era derribarlo en el aire y cerrar nuestras fronteras.- Tomo pausa para sentarse encima de una de las cajas.

-Pero tanto el presidente como su grupo de ministros buscaron hacer de todo esto un show más, solo que desde el principio fue un desastre.- Mientras decía esto, Carmen se quitaba su camisa de militar y desabrochaba sus brasier.- si el mundo entero no ha podido controlar a esos seres, ¿qué les hizo pensar que nosotros podríamos?.

Los senos grandes y algo caídos de Carmen estaban a la vista, su piel aceitunada hacia juego con unas grandes aureolas café.- En los tres primeros días, prácticamente habíamos perdido Caracas, y ya incluso no hay gobierno en este país, yo fui la ultima persona del gabinete en intentar salir de Venezuela rumbo a Cuba, pero ya no tengo ganas de luchar, solo quiero algo.- Terminaba de decir mientras se quitaba el pantalón y las pantis, dejando ver un sexo grande y lleno de vello.

Ya yo me estaba preparando para lo que venia, realmente no quería estar con ella, pero debía llegar rápido a que Aura.

-¿Qué quieres de mi?- Le dije con voz resignada y fuerte.-Mi amiga me necesita, no puedo perder más mi tiempo.

-Mátame…. Un zombie me mordió hace aproximadamente 6 horas.- Su voz sonaba sorprendentemente calmada, mientras me señalaba el interior de su muslo.- Me mordió mi amante, hace unas 6 horas, ya se que estoy perdida, pero no tengo el valor de quitarme la vida.

Esto fue algo que realmente me sorprendió, hubiera preferido que me pidiera sexo, o quien sabe que cosa, pero no me creía capaz de matar a alguien vivo, y que ni siquiera fuera una amenaza para mi.

-No creo que sea capaz de matarte Carmen, gracias a ti llegue acá, y me salvaste con la niña que me ataco.- Trate de razonar con ella.

-Rossana, si no me matas, jamás podrás llegar con tu amiga, debes dispararme, o te disparare, tu decides.- Me dijo Carmen mientras me apuntaba con su arma.

En ese momento entendí que no tendría otra forma de llegar con Aura, levante mi arma y apunte a la cabeza de la militar.- Carmen, lo, lo ciento…- y pude sentir el retroceso de la pistola cuando la bala salió de ella para pegar justo en su frente.

Recogí todo rápidamente mientras me limpiaba mis lagrimas, incluso el arma que había dejado caer Carmen, pero justo cuando pude salir, por el ruido de los disparos, habían no menos de 10 zombies alrededor de la calle, dejándome todos los caminos cerrados.

Con más ganas de vivir que de otra cosa, corrí de frente al zombie que tenia más cerca, y logre disparar a su cabeza con pura suerte, para dejarlo sin vida, con velocidad, sortee el agarre de otro de los zombies, y dispararle en el cuerpo al ultimo que se interponía en mi camino, tal vez no lo mato, pero si impidió que me cogiese.

A las dos calles, prácticamente los había perdido, aunque no había un musculo en todo mi cuerpo que no me doliese, sentía que agarrar aire era prender en fuego a mis pulmones, puedo decir que incluso estuve a punto de desmayarme.

Como pude, seguí caminando rumbo a la residencia, con muchísima suerte de que pude esquivar todos los zombies solo acelerando un poco el paso.

Cuando llegue las muchachas no habían hecho todavía, si a mi me había pasado todo esto durando casi 4 horas en 5 calles que camine, probablemente ellos durarían todavía un par de horas más en regresar a la residencia.

Entre a la residencia y Anni como pudo me ayudo a recostarme en el sofá, y pude ver cuando preparaba el antibiótico inyectado para metérselo a Aura.

En ese momento cai en un profundo sueño, donde solo pude tener pesadillas con zombies, desperté casi a las 6 de la tarde, famélica y todavía dolorida.

Aura todavía dormía, y Anni jugaba a la consola con Lisett.- ¿Todavía no han llegado?- Pregunte yo con tono calmado para no alarmar a la niña.

-No, Rosy, pero Juan logro llamarme desde un teléfono publico, parece que esa red telefónica todavía funciona, me dijo que estaban bien, pero tendrían que pasar la noche dentro del carro de Aura en las afueras de Caracas, parece que muchos caminos están trancados, y mañana intentaran llegar por vías alternas.- Me dijo mientras daba pausa al juego. -Aunque no quisiera que estuviesen fuera toda la noche, es más seguro así, atraerán a menos de esos seres, o algún vivo que quieran joder.

-Entiendo, ¿Cómo sique Aura?-Pregunte yo, sonriendo a Lisett mientras le daba un beso en la frente.

-Pues mejor, ya por lo menos no tiene fiebre, y su herida no tiene tan mal aspecto, justo ahora duerme, pero dentro de una hora me toca despertarla para darle la otra inyección.

Con todo esto decidí irme al cuarto, me quede solo en ropa interior y me acosté un rato más, a pesar de lo preocupada que me sentía, el cansancio pudo más, y prácticamente volví a caer en otro sueño profundo durante cuatro horas.

Cuando deserte decidí ir a la cocina a buscar algo para comer, note que Lisett y Anni se habían quedado dormidas en el sofá, y decidí no despertarlas, abrí la nevera para agarrar algo de comer, cuando veo a Aura salir de su cuarto.

-Por favor, prepararme algo también a mi, me muero de hambre.-Me dijo Aura agarrándose su vientre.

La verdad es que esa mujer es hermosa, solo tenia puesta un acostumbrador de tela muy fina, que hacia que se notaran perfectamente sus pezones, y una diminuta tanga, me le quede mirando su entrepierna más tiempo del que debería, y estoy segura que Aura se dio cuenta, porque sonrió mientras terminaba de sentarse en la mesa de la cocina.

-Aura, señor susto el que nos distes, tuve que salir a buscar medicinas para ti.- Le dije apenada, no quería que pensara mal de mi.

-Me conto lo que hiciste por mi, gracias Rosy, van dos veces que me salvas la vida, no tendré vida para pagarte.- Me dijo mientras estiraba su mano hasta agarrar la mía, y con delicadeza la beso.

Mi rostro se prendió ruborizado, y solo pude tartamudear un simple. -Tranqui, tranquila Aura, para eso estamos las amigas.

Calenté dos platos de sopa que Anni había preparado, y nos dispusimos a comer, aunque no podía concentrarme mirando los hermosos senos de Aura, y sus carnosos muslos.

Aura que estaba al tanto de mi incomodidad parecía disfrutar de causármela, se levanto al terminar de comer, y recostándome sus pechos en mi espalda entro a la cocina para lavar los platos.

Sus prensados pezones rosaron mi cabeza, y un escalofrió paso por todo mi cuerpo, como pude me levante, y dejando mi plato en la mesa me encerré en mi habitación.

 Nada más entre al cuarto me recosté en la puerta, y metiendo mi mano en mis pantis penetre con un par de mis dedos en mi sexo húmedo, haciendo rápidos movimientos, mientras con mi otra mano apreté mis pezones.

La visión del cuerpo de Aura, y el roce de sus pezones, fue suficiente para darme un gran orgasmo que no pude callar soltando un ahogado gemido.

Todavía mi cuerpo crispa de excitación, por lo que decidí escribir esta entrada antes de que cometa alguna locura, quiero demasiado a Paula y a Flor, como para traicionarla a las dos.

Y así paso otro día aburrido, entre Ministras, historias, y pezones..

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