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Swinger Black Club 3

en Interracial

Swinger Black Club 3 

Salí como pude de aquel antro y me fui a dormir, estaba agotado pues me había corrido una o dos veces sin darme cuenta.  

Desperté por unas sacudidas enérgicas de Inés que me enfadaron por unas milésimas de segundo, pero enseguida recordé que me tenía que explicar -lo que yo mismo vi- qué hizo en aquel dichoso Club y me incorporé de un salto.

La vi vestida igual que como se marchó pero algo desarreglada y el pelo revuelto. Miré mi reloj de pulsera y eran las diez y media de la mañana del sábado, cosa que me pareció tremenda, me la miré  con mirada de pregunta, ya que no quería decir nada y dejarla a ella explicarse.

Me entró un desasosiego pues no me creía que me explicara lo que estuve viendo, era muy fuerte y entonces qué haría yo?, le diría que lo vi todo? –bueno todo lo que vi hasta las once y media de la noche- y si me decía la verdad, cómo reaccionaría al mirarla cuando estuviera diciéndome que se la había follado aquel viejo negro de Jamal y se había corrido dentro sin condón.

Titubeó, se sentó en la punta de la silla del dormitorio, me miró y comenzó

“-Pues te cuento lo que hice y enseguida verás que muy bien vamos a aprovechar todo lo que aprendí para que nuestra situación mejore estupendamente.”

Aquellos adjetivos y optimistas apreciaciones por parte de ella, me dejaron sospechando que no me enteraría de todo, la conozco muy bien para saber si te dice todo lo que sabe o te lo raciona en varios capítulos, como series de suspense y va decidiendo si enterarte la beneficia o la perjudica, es una auténtica sicóloga femenina.

“-Como el día que fuimos juntos me quité el vestido y me quedé solo con las sandalias, no me puse el corto delantal que dan, ya que el calor era excesivo. Luego comencé a pasearme y fui al bar a tomar el gin tónic de rigor para estos casos. Me vieron sola y enseguida tenía a dos hombres negros a mi lado, cosa que me dio coraje para seguir. Al poco me ofrecieron su servicio uno a uno y yo les decliné la invitación pues quería observar más detenidamente el ambiente y el personal.

Entré en la primera habitación y ya estaban dos blancas con un negro follando en plan trío confuso por lo que no se sabía a cual follaba el negro pues los seis brazos y las seis piernas estaban en posiciones gimnásticas, se oía a las damas gemir y decirse entre ellas lo bien que se las follaba aquel macho joven y lustroso. Por lo visto el negro intercambiaba el chocho de una al culo de la otra y así las hacía contentas a las dos y eso durante media hora cariño. Me salí para ver más cosas pero a la que entré en la habitación donde vimos a aquel viejo llamado Jamal, te acuerdas?, ya no salí.”

-No saliste?, pero… si te faltaban muchas habitaciones por ver.

-Déjame continuar, no seas ansioso

“Pues resultó que aquel viejito negro es muy amable y cariñoso sabes, en aquel ambiente tan relajado, sin tener que disimular nada, las cosas se dan por propio instinto compulsivo, si te gusta algo lo coges y ya está. Bien, pues le dije que estaba de acuerdo con mi marido para aprender cosas del sexo que no habíamos tenido tiempo de practicar entre nosotros y así mejorar nuestro matrimonio, igual a como lo habíamos hablado tu y yo.

De inmediato se ofreció e insistió en ser nuestro guía para conseguir nuestro propósito, a lo que yo me hice la vergonzosa y le dije que no me parecía bien si tu no estabas, quería que fuera todo de lo más corrrecto. Me advirtió que yo necesitaba conocer detalles, modos, formas apropiadas para hacer feliz a mi hombre y de esta manera mejorar nuestra relación. Me pareció sensato y le pedí me los explicara.

Estuvimos toda la noche y hasta esta mañana el explicándome y yo enterándome, de cuáles eran aquellas maneras en que haría feliz a mi marido y no veas, es un sabio, sabe todo y lo más imprescindible que hay que saber y aquí estoy, para explicártelas, eso fue todo.”

A mi me pinchan y no me sacan sangre. A que se refería Inés en lo de “explicarme”?, era teoría?, y la follada!, también era teoría?. Lo que no me dijo mi esposa es que el viejo negro de Jamal me había reconocido –como supe después- al ser un experto en follar ante la presencia de mirones y sabe reconocerlos, pues siempre entre ellos está el novio o el marido de la que se está follando. Sin más comencé a interrogarla

-Y qué te explicó?

-Pues es muy extenso y lioso por lo que me dijo que prefería venir a casa a explicárnoslo a los dos.

-Ah!, va a venir a casa… y cuando? –yo me comencé a excitar pues ello suponía que el viejo vendría a follarse a mi mujer en mi propia cama y me la puso dura sin tampoco, esta vez, saber por qué.

-Pues cuando queramos, no tiene prisa…

No tiene prisa, pensé yo, claro, ya te ha follado y bien durante diez horas y seguro que ahora llevas el vientre lleno del esperma del viejo negro.

-Bueno y dime, no te practicó en lo de tener un poco de sexo, solo para iniciar la cosa, pregunto, así, como sin importancia?.

-Bueno claro, si, un poco, sin importancia, solo para que yo dominara la posición básica, que me dijo que se llamaba la del misionero.

-Ah que bien, así adelantamos mucho, pues dile que venga mañana que es domingo y estamos todo el día aquí, de esta forma, cuanto antes aprendamos mejor, por cierto, y te gustó?

-No mucho, me dolió algo pues su sexo es algo mayor que el tuyo y le costó bastante metérmelo hasta el fondo. Tuve que ayudarle y apretarlo con mis piernas para que no tuviera vergüenza en meterse bien.

-Y esto, lo repetisteis?

-Si claro, no acababa de compenetrarme sabes, lo hicimos unas seis veces…

Qué bestia el viejo, se la folló seis veces y solo vi la primera, aquello debía de ser digno de contemplar como espectáculo, sino porno, sí altamente excitante para todos aquellos espectadores que se formaron a su alrededor –lo que tampoco me dijo y lo supe después, es que también se la folló el que la morreo solo a la entrada y que resultó ser amigo del viejo Jamal, que le dio permiso.

Con tal información y sin mencionarle nada sobre lo que yo sabía, me hice el excitado –cosa que no me costó mucho- y le dije que me apetecía acariciarla. Ella se quedó contrariada pues debía estar pasando revista mentalmente a su cuerpo, pero yo, sin darle tiempo, la abracé y la eché sobre la cama con abrigo y todo, para empezar a desnudarla pese a sus gimoteos de que yo era raro, estaba alterado, no era el momento, etc., todo para que desistiera en mi empeño. Mi fuerza me ayudó y al poco solo tenía el top puesto.

-Oye, sabes que vas sin tanga?

-Creo lo perdí al moverme por las habitaciones, jeje.

-Jeje -dije yo, con una sonrisa cómplice y me fui a buscar lo que me la estaba poniendo dura: el semen del viejo.

Primero me encontré con un chocho que nada tenía que ver con el de siempre, sobre todo por el color: rojo cárdeno; luego por el boquete, si la ponía cerca de la lámpara de lectura le vería hasta el cuello del útero; y por acabar unas burbujas blancas, pequeñas, pero continuas, que iban saliendo sin parar sobre grumos de semen, entre los hinchados gordezuelos labios de su preciosa vulva.  

La miré como para preguntarle qué era aquello, pero ella estaba mirando al techo medio dormida sin hacerme caso y me puse como una moto.

Pegué mi boca a aquella fuente y sentí en mis células más escondidas, un inmenso cosquilleo, como recuerdo al preludio de mis mejores masturbaciones. Sorbí sediento y no acababa nunca de salir aquel engrudo tibio de esperma fertilizante del chocho follado de mi señora esposa. Estaba en la gloria, tanto que me corrí como bachiller con revista prohibida, y al acabar ya Inés dormía con una sonrisa que no me gustó nada.

A las siete de la tarde se levantó, se duchó y sonriente como esperando al novio me dijo

-He llamado a Jamal y vendrá mañana a las once de la mañana para aprovechar la piscina de la comunidad.

Vendrá el viejo negro a la piscina comunitaria que tenemos en los apartamentos en que vivimos?, lo luciremos como espécimen sexual?, se follará a Inés delante de todos?, estaba a punto de desvariar por lo excitado que estaba. Ser cornudo era un trauma y podía desequilibrarme, tenía que esforzarme en admitir todo sin pensar tanto, por el impulso sin importancia, como me explicó mi mujer al volver de follársela un viejo y negro macho toda la noche.

Pasé la noche excitado de forma que sin darme cuenta me corrí al lado de mi mujer que dormía como una bendita –ya es la tercera vez que me corro sin darme cuenta-, estaba impaciente para contestar sí, cuando el viejo me preguntara si me importara que se follara a mi esposa delante de mi, ya que era para aprender.

A las once de la mañana fui a abrir la puerta, con una sensación de estar siendo sentenciado a perpetuidad por cornudo