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La que nace puta, muere puta

en Sexo Anal

Hola a tod@s, me llamo Iris, tengo 26 años, soy y siempre he sido una chica gordita, gordita pero atractiva, lo que siempre me ha gustado de mi es mi culo gordo respingón y mis enorme tetas, uso una talla 120 y me cuesta mucho encontrar sujetadores que me valgan.

Hace unos meses tuve problemas con el sexo, llegué a tal punto que se convirtió casi en una enfermedad, hice absolutamente de todo y fui poco a poco relatándolo en esta página como podréis comprobar en mis relatos anteriores, alcancé tal punto que cada vez quería sexo más fuerte y más guarro hasta que por mi salud mental decidí parar. Lo dejé por completo, me ausenté de los chicos y chicas con los que había follado y decidí tener sequia total, pero la semana pasada todo se torció, y como no... Tenía que contarlo por aquí.

Había quedado con mi amigo Robert para pasar la tarde de compras por el centro de la ciudad, Robert es gay y estaba al corriente de todas mis aventuras pasadas, de echo casi pierdo su amistad porque opinaba que lo desatada que estaba no era muy normal, pero cuando decidí cambiar, él se sintió muy orgulloso de mí y me apoyó mucho, y como ya he dicho... si queréis saber lo desatada que estaba leer cualquiera de mis anteriores relatos.

Pues bien, nos fuimos de compras tanto para él como para mí, y cuando terminamos decidimos probárnoslo todo en mi casa y así lo hicimos, llegamos a mi cuarto y soltamos todas las ropas encima de mi cama. Robert empezó a desnudarse porque quería probarse en primer lugar unos calzoncillo que se había comprado, al ser gay supusimos que no pasaría nada porque se desnudara delante de mí, ni siquiera lo hablamos, simplemente lo dimos por sentado, pero ese fue el primer error. Al quitarse sus calzoncillos sin querer mi mirada fue hacia su entrepierna, dios... valla trozo de carne tenía ahí colgando mas gordo, con un par de huevos debajo que me hipnotizaron por completo, joder hacía meses que no veía una polla enfrente de mí, pero tenía que controlarme, respiré hondo y traté de mirar hacia otro lado mientras Robert buscaba entre las bolsas sus nuevos calzoncillos.

Me fui desnudando intentando no mirar su polla gorda colgando, dios... ¿cómo conseguiría meterle eso a sus ligues por el culo? claro que yo me había metido también cosas que otra gente no se creería. Me quité el sujetador y mis dos tetazas cayeron sobre mi pecho mientras Robert fijaba su mirada en ellas.

-Joder Iris, valla misiles tienes jajajaja, parecen dos sacos de carne, por cosas así me hice gay.

-¿Estas insinuando que mis tetas son feas?

-A ver... son tetas, ni más ni menos, solo que me ha sorprendido el tamaño.

-Habló el que tiene la polla como un caballo.

...Se me escapo por completo, os juro que no quería decir eso pero no lo pude evitar.

-Jajajaja gracias cielo.

Se la agarró con su mano derecha y apuntó con su enorme rabo hacia mí.

-Aunque no te creas, que a veces me cuesta meterla en algunos culitos.

-Te aseguro que en el mío no te costaría.

...Dios otra vez, ¿qué me pasaba? estaba claro que al ver a mi amigo desnudo me habían aflorado sentimientos que creía que había dejado dormidos por un tiempo. Nos miramos fijamente y nos reímos.

-Ponte los calzoncillos anda.

-Espera, me has echo despertar curiosidad, ¿me dejas verte el agujero del culo?

-¿Que dices tío? por supuesto que no.

-Es para ver si lo tienes tan abierto como dices, quizás las pollas que dices que te has metido sean más pequeñas de lo que cuentas jajajaja.

-Mira... te voy a matar.

Seguidamente me fui poniendo en la cama a cuatro patas, esa posición me recordó los cientos de polvos que tanto me hicieron disfrutar en el pasado, mi culo en pompa con el ojete y el chocho abiertos me excitó como cuando estaba esperando a las pollas que me follaran por cualquiera de los dos agujeros. ¿Qué estaba haciendo? me estaba poniendo cachonda con mi amigo gay, dios solo esperaba saciarle pronto la curiosidad, pero en cierto modo aceptar su petición me daba un morbo que no puedo explicar, como un jueguecito previo al sexo.

-Vamos a ver...

Me agarró los cachetes y me los abrió... joder casi podía sentir su nariz rozándome el ojete, lo que si sentía era su aliento acariciándome el coño que temblaba con cada respiración.

-Bueno... se nota que hace tiempo que no lo usas, aunque no está mal, por cierto nena, a ver si nos depilamos un poquito... como se nota que hace tiempo que no se asoma nadie.

-No seas capullo, me gusta siempre tenerlo con un poquito de pelo.

-ya... ¿y con esto que hago?

Dijo mientras me pasaba la palma de su mano por todo mi coño y se gira para mostrármela, había arrastrado un pegote de flujo igual de largo que su mano y bastante ancho por cierto.

-Eres una cerda, te has puesto cachonda.

Empezó a agitar la mano y el pegote salió disparado a mi espalda. Me moría de la vergüenza, no sabía dónde meterme y solo se me ocurrió (sin cambiar de postura) que me lo quitara y fuera a lavarse las manos. Al incorporarse sobre mí para quitármelo su polla quedó a pocos centímetros de  mi cara por accidente. Dios, que capullo mas gordo, no estaba empalmado pero aún así parecía que me estuviera hipnotizando, así que hice lo que tenía que hacer, abrí la boca, cerré los ojos y me la metí entera, totalmente entera y de golpe a la boca, todo ese enorme trozo de carne caliente recorrió mi boca hasta alojarse en mi garganta. En cuanto su polla pasó mi campanilla me dio una arcada pero no paré hasta que mi nariz se chocó contra su tripa y una vez allí recordé por completo todo el placer que el sexo me había dado, y aunque me muriera dando arcadas... no me la sacaría jamás.

-Iris, Iris ¿qué coño haces niña?

Robert intentó poner resistencia y note su cuerpo pegar un estremecimiento por la sorpresa, pero yo no iba a soltar mi premio tan fácilmente, instintivamente su polla se empezó a empalmar, al fin y al cabo... una mamada es una mamada, no importa de quien.

-Iris joder suelta.

Robert hizo un movimiento fuerte y logró que se le saliera la polla de mi boca aunque por la inercia del movimiento se calló de la cama, mientras su polla se me salía de la boca di una arcada bastante sonora y un hilo de babas fue a parar a las sabanas.

Robert se quedó en el suelo mirándome asustado y llamándome loca, pero ya era tarde, había despertado a la loba de mi interior.

Intento levantarse para vestirse e irse de allí pero antes de eso pequé un brinco de la cama y me puse de pié enfrente de él.

-Robert por favor calla y escucha. Nadie tiene por que saber nunca nada, esto no saldrá de estas cuatro paredes, puede ser una experiencia cojonuda para ti y un alivio para mí.

Robert se quedó mirándome mientras intentaba convencerlo.

-Por favor amigo... déjame que me la vuelva a meter en la boca.

 Robert se quedó quieto sin decirme ni una palabra, mirándome a los ojos mientras yo comencé a bajar muy despacito para ponerme de rodillas mientras susurraba... "tranquilo".

Al fin llegué, tenía su polla justo enfrente de mi cara, ahora su rabo estaba duro, y palpitante, durante un instante lo miré fijamente pensando que ahora me costaría mas metérmelo a la boca, pero por otro lado... no podía desperdiciar ningún centímetro de aquella polla, abrí la boca y me la fui metiendo despacito pero sin ninguna pausa, ni siquiera las arcadas o el hilillo de babas que me colgaba por la barbilla me hicieron parar, volví a tocar su tripa con mi nariz y en ese momento su polla palpito dentro de mi garganta lo que me produjo tener que sacármela instintivamente de la boca con una arcada bastante sonora seguida de un charco de babas que me baño las tetas.

-¿Te gusta?

- No, a ver... sí que me da placer pero no me gusta, a mi me gustan los chicos.

-Ains no me seas tan quisquilloso.

Pero en el fondo tenía razón, debía de hacer algo para que se sintiera más a gusto, a si que le dije que se pusiera a cuatro patas en la cama, que ahora tenía yo que examinarle el ojete, acepto sin decir palabra como un niño bueno y se puso en posición. Le abrí el culo y comencé a lamérselo haciéndole circulitos alrededor del ojete mientras con la mano derecha le agarré la polla que tenía colgando y procedí a hacerle una paja. Por fin pude oír de su boca algún gemidito que otro a la vez que su culo se movía para jugar con mi lengua. Su ojete estaba calentito y cuanto más lo lamía, mas se abría hasta que le pude meter la lengua dentro para saborear bien el ojete de mi amigo por dentro.

-¿Mejor?

-Un poco si la verdad, no pares por favor, méteme tres dedos de golpe por favor.

-¿A lo bestia?

-Si si, cuanto más bestia mejor, pero hazlo ya, ¡corre!

Sin pararme a pensarlo cogí con mi mano izquierda y le atravesé el ojete con tres dedos, Robert dio un gemido que más bien parecía un grito y arqueo su culo con mis tres dedos dentro, sus nalgas empezaron a temblar y de repente en mi mano derecha note una humedad, miré hacia su polla sabiendo ya en mi interior que es lo que me iba a encontrar y... efectivamente, un pegote de leche se le había salido de la polla y lo tenía aun colgando, que maravilla, me las apañe para antes de que cayera en las sabanas ponerme debajo de él entre sus piernas con mis dedos aún follándole el culo, abrí la boca y... premio, mi lengua recogió ese fluido tan sabroso que no dude en tragarme como la putita que soy.

-Iris... tú te lo has buscado.

Antes incluso de decir eso, su polla volvía a estar en mi boca, y Robert comenzó a mover la cadera como un salvaje, como un perro en celo para follármela sin piedad, no podía salir de entre sus piernas y él no mostraba síntomas de parar. Siento si esto parece desagradable, pero de haber tenido algo en el estomago... habría salido propulsado, mis arcadas se mezclaban con sus gemidos y el sonido del chuff chuff de su polla entrando y saliendo de mi, tan grandes fuero las arcadas y la fuerza de mi cuerpo al hacerlas que sin darme cuenta mi chochito empezó a mearse en el suelo sin querer por culpa del esfuerzo.

No sé cuánto tiempo estuvo así pero fue el mejor y peor momento de mi vida, ¿cómo es posible que lo pasara tan bien y tan mal a la vez?

Robert saco de golpe su enorme trozo de carne de mi garganta e instintivamente me puse a gatas sobre el suelo sin percatarme en que me mancharía las rodillas y las manos con el pipí que acababa de escapárseme y mi cuerpo termino de dar un par de arcadas mas, dios jamás pensé que fuera capaz de producir tanta baba.

Yo estaba demasiado concentrada en contar mis arcadas para poder continuar pero antes de recomponerme por completo noté algo... un dolor punzante e incesante atravesándome el culo fuertemente rajándome por dentro a su paso, me acababa de clavar toda su polla a lo bestia sin lubricar ni nada, hace tiempo no hubiera supuesto ningún problema, pero llevaba meses sin sexo anal, y me dolió bastante, las embestidas que me dio me obligo a caerme de morros encima del suelo mojado. Robert gemía detrás de mí, abusando de mi pobre culo mientras mi coño gritaba desesperadamente "¿por qué no a mí?".

Yo gritaba de dolor, Robert gemía de placer. Su rabo taladraba el interior de mi ojete sin piedad rasgándome en cada embestida, hace meses hubiera disfrutado mucho con esto, pero mi cuerpo estaba desacostumbrado, el flujo caía de mi coño colgando y balanceándose como si hiciera puenting pegándose finalmente en mis muslos gorditos, mi ojete fue convirtiendo poco a poco el dolor intenso en placer, mis gritos cambiaron un poco el sentido, pero solo hasta que Robert me apretó con fuerza los cachetes del culo y su cuerpo dio una embestida final que me hizo ver las estrellas de dolor. Mis piernas cedieron y acabé totalmente tumbada en el suelo con él encima de mí, se acababa de correr dentro de mi culo.

Tras unos segundos de jadeos se levantó y saco su polla de dentro de mí de golpe y con ella algunos ruiditos del aire que me había metido dentro, además de una cantidad considerable de lefa que se resbalaba desde mi ojete hacia mi coño.

Sin dirigirme la palabra y sin yo poderme levantar del suelo se vistió y fue hacia la puerta y antes de salir me miro y me dijo...

-Jamás diremos nada de esto, jamás volverá a pasar, seguiremos siendo amigos como si nada hubiera pasado.

Y se fue. Tardé unos minutos en levantarme con todo el culo dolorido, obviamente no me había corrido, pero sinceramente me había dolido tanto que no habría podido. La Iris de hace unos meses se hubiera corrido mil veces y lo hubiera disfrutado como nadie, pero estaba desentrenada, y eso significaba que ya estaba bien de sequia sexual, tenía que volver a ser la misma de siempre, la que es puta... muere puta.

Espero que os haya gustado mi historia y eso se vea reflejado en votos y sobretodo comentarios, seguiré escribiendo más con experiencias futuras y siempre acepto de buen grado consejos y todo tipo de críticas, hasta la próxima, y recordar... seáis chica o chico, me encantaría poner mi coño en vuestro hocico  jejejejeje.

Besos.