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Cuando comenzó todo - Capítulo 14

en Fantasías Eróticas

Capítulo 14

Me quedé de piedra cuando finalmente el ordenador terminó de arrancar. ¿Cómo podía ser? Nadie había tocado el ordenador desde que yo lo había dejado. Si Toni quería sacar las cosas de allí y eliminar las pruebas porque sospechara que lo hubiera descubierto, ni siquiera había desinstalado el programa o borrado los registros. ¿Cómo podía ser? Estaba claro que no era tan inútil a nivel informático, pero…

Sea como fuere, decidí aprovechar la oportunidad y ponerme a trabajar. Abrí el programa, que estaba en modo reposo, es decir, grabando pero almacenándolo en una nube, y lo dejé sincronizando.

Me puse a revisar los correos electrónicos. No había dado por eliminado el virus que había en el ordenador, pero sí que había podido aislarlo, así que podía trabajar con tranquilidad. Lo primero que tenía que hacer era acceder a todas las cuentas de correo que se hubieran abierto en ese ordenador. Dos de ellas estaban abiertas: la que Toni usaba como correo electrónico del camping, en la que un vistazo rápido me permitió ver poco más que reservas, facturas y mensajes de webs de alojamientos; y la que él debía usar como personal.

Los nervios hacían sudar mis manos mientras abría ésta última, pero para mi sorpresa, tampoco encontré nada que tuviera que ver con cámaras espía, páginas web de voyeur, o directamente eróticas. Amplié mi búsqueda y sencillamente añadí al buscador del correo la palabra “sexo”, y allí encontré algunas cosas que sí me resultaron interesantes.

La primera era algo que, no sé por qué, no me sorprendió en absoluto. Era la respuesta a un mensaje con archivos adjuntos a un correo privado a finales del mes anterior. Un correo privado que era algo así como hns68…. La respuesta estaba escrita en un español bastante malo que identifiqué rápidamente, junto al poco discreto nombre del correo, como hecho por Hans, el holandés. Decía algo así como:

“Buen material, como siempre. Gracias por follar mi mujer.”

La primera en la frente, el mensaje no dejaba nada a la suposición, así que, intrigado y, en cierto sentido, poseído por mi vena voyeur, bajé al mensaje original que había enviado Toni.

“Aquí tienes lo de anoche, espero que lo disfrutes.”

Debajo del mensaje había varias fotografías. En ellas se podía ver a Emma desnuda, ofreciéndose boca arriba en una cama de matrimonio, con sus enormes tetas desparramadas a ambos lados del pecho y una sonrisa pícara en el rostro. Tenía el coño depilado, y la verdad es que, aunque a mí no me hicieran mucha ilusión las maduras, no estaba nada mal. También se la veía chupando una polla bastante gorda y larga, una tremenda tranca que apenas le entraba en la boca. Debía ser la polla de Toni.

Empecé a notar cómo me calentaba, el morbo de estar ahí a escondidas, viendo algo tan privado como las fotos que un corneador envía al cornudo, me resultaba tremendamente morboso, y más cuando conocía a todos los implicados.

Había un pequeño vídeo en que se veía a Emma siendo penetrada a cuatro patas sobre la cama. Ella gemía a voces y él le sujetaba el brazo contra la espalda, dándole a un ritmo infernal. El puto Toni encima parecía un amante acojonante.

La última foto era la conclusión, un primer plano de la cara de Emma completamente cubierta de descargas de semen, con los goterones derramándose por sus pómulos, sus labios y su lengua, y goteando por su barbilla hacia sus tetas. El tío debía de haberse quedado con los huevos secos.

A pesar de estar empalmado como una roca, cerré el correo y preferí no buscar más, porque seguramente los habría. No parecía que fuera un mensaje casual, y en realidad, tampoco era de mi incumbencia que Toni se estuviera follando a Emma, y mucho menos si Hans era consciente de ello. Si todos estaban de acuerdo, bueno, era lo que habían decidido. Sólo esperaba que no pretendiera eso con todas, o con Marta.

Pero resultaba que Toni debía ser un corneador “profesional”, porque por ahí encontré correos similares con un tal Paco a propósito de su mujer, Mariví, un matrimonio de Huelva, y otros cuantos parecidos. Al menos el tipo lo hacía en connivencia con el marido, lo cual lo hacía más… ¿qué? No tengo ni idea, la verdad. Además, lo que noté común en todos aquellos matrimonios fue la edad: ninguno era menor de 40 años, todos eran matrimonios con apariencia de asentados en los que ellas eran más bien tirando a maduras.

Sea como fuere, allí no encontré rastro alguno de lo que buscaba, lo cual no era lógico. Si grababa esos vídeos no debía ser para uso propio, ¿o sí? Si era sólo eso, bueno, con plantearle que borrara los nuestros bastaría… supongo, pero me resultaba extraño tanto despliegue sólo para hacerse unas pajas. Eso sí, en cierto sentido, estimulaba tremendamente mi vena voyeur.

Preferí dejar los vídeos grabados para el final, porque tenía la tentación de buscar a Isa y hacerme una paja viéndola ducharse. ¿Habrían follado también en la ducha? Joder, sin darme cuenta, estaba acariciándome por encima del pantalón.

Decidí buscar en el registro de Internet si había alguna cuenta de correo oculta, que se hubiera cerrado o algo así, y finalmente lo encontré, en un servidor de correo bastante conocido pero antiguo. La cuenta no era ni parecida a las dos que tenía Toni, más bien un juego de iniciales: chcdm, o algo así, junto a varios números. Lo anoté en una pequeña libreta que llevaba, junto a la dirección, y me dispuse a intentar acceder a la cuenta. Me llevó un rato largo, pero cuando lo conseguí, me di cuenta de que había dado con lo que buscaba.

Registro en diversos foros de Internet, contactos privados… y sí, el hijo de puta distribuía los vídeos, aunque de forma individual y… ostia, previo pago. El cabrón vendía los vídeos a particulares de Internet. Shockeado, a pesar de que era lo que me esperaba, encontré decenas de mensajes privados en los que enviaba fotos, especialmente de la cámara de las duchas. Era abrumador, había cientos de mensajes a parte de los de los foros, en los que parecía únicamente anunciar su material. Todo el asunto parecía remontarse al verano anterior.

Hice una copia de seguridad de todo lo que encontré, porque era imposible dedicarme a verlo en ese momento. Abrí uno por casualidad, de Semana Santa, y en él había varias fotos destinadas a un usuario que hablaba en inglés, en las que se veía a dos chicas de unos 20 años duchándose y charlando juntas. Encima, el cabrón no les tapaba la cara.

Aquello era terrible, y de repente sentí una puñalada en el corazón. ¿Cuál sería la última? Nosotros habíamos follado en la ducha. Joder, joder. Corriendo, con las manos sudando, deslicé la bandeja de correo hasta la parte reciente, tanto en recibidos como en enviados. Para mi alivio, aún no había enviado nada nuestro, pero había dejado un mensaje en un foro anunciado que tenía material de la “nueva chica” del camping. En ese post se veía una imagen clara de Marta en el parking, pero no se le veía bien la cara. Di un golpe sobre la mesa.

-       Pedazo de hijo de puta.

Vinculé mi cuenta de forma remota a mi ordenador personal y a mi móvil, anoté la contraseña y las medidas de seguridad, y el teléfono que tenía para rescatarla en caso de perder el acceso. Con todo aquello le tenía bien pillado, ahora tocaba descargar a mi disco duro todo el material del programa que pudiera, sin borrarlo a pesar de lo tentador que era, e instalar un programa espía que grabara todo lo que se hacía en el ordenador.

Tenía la intención de pillarle con las manos en la masa, después hacerle perder el control de todas sus cuentas, y finalmente denunciarle a la policía. No era mal plan, y que no hubiera subido nada nuestro era una gran baza a mi favor.

Mientras realizaba los procesos que he comentado, revisé el material del registro, dividido en vídeos de los cuáles sacaba capturas y repartía en carpetas. Cada carpeta tenía un nombre en clave que rápidamente enlacé con la chica correspondiente. Encontré el de Marta, y allí estaba, varios vídeos, siendo el penúltimo el polvo en la ducha, por la fecha y la hora. Con el corazón en un puño, lo abrí, y me di cuenta de que empezaba antes, con la escena de Toni y Marta.

-       Joder.- Murmuré. No tenía claro que quisiera verlo, pero finalmente no pude evitarlo y le di al play.

Se veía a Marta entrar con la toalla, y a Toni junto a ella, en la sala de las duchas. Él se iba directamente al grifo que ella le señalaba y él le decía algo, pero en el vídeo no había sonido. Marta se apoyó contra la pared opuesta mientras él revisaba el grifo de la ducha, pero no aprecié nada, ni que abriera las piernas, ni mucho menos que dejara caer la toalla o que pasara a mayores. Tan sólo que procuraba no mirarle a los ojos. Sonreí, orgulloso de ella. Cerré el vídeo en cuanto Toni salió de escena, pues me daba una rabia enorme (tan enorme como el morbo) pensar que él podía haberlo visto a posteriori.

Allí había una carpeta de Emma, ¿sabría eso Hans? A parte de que se estuviera follando a su mujer, estaba subiendo vídeos ocultos de ella y fotos en Internet, ¿eso le haría tanta gracia al holandés?

Y, como no, allí estaba la carpeta de Isa. Estaba hasta arriba de vídeos, recientes y del año anterior. De hecho, el más antiguo de todos cuantos había en el registro era de ella. ¿Era la primera? Joder.

La mayoría eran vídeos de ella en la ducha. No pude evitarlo y, superado por el morbo, me saqué la polla del pantalón mientras contemplaba como aquel regalo divino se duchaba con sus manos, frotándose los pechos, el vientre, su coñito depilado. Joder, joder, joder, era una barbaridad. Sabía lo mal que estaba aquello, pero no podía evitar comenzar a masturbarme observándola. Por una paja no pasaría nada… y luego lucharía porque ella tampoco sufriera las consecuencias de los actos de aquel cabrón.

También había vídeos de ella en la piscina. Uno de ellos era nocturno y no se veía bien, pero se podía apreciar que estaba enrollándose con Raúl en el agua. No muy lejos se veía a alguien, a una mujer a quien pude identificar como Emma, que estaba en top-less y tenía una mano bajo el agua, probablemente masturbándose.

Me recosté en la silla y seguí haciéndome la paja mientras veía como Raúl se sentaba en el borde de la piscina e Isa se ponía frente a él. Tenía una polla también prominente, pero ella la agarró y se la metió en la boca con maestría. Emma se masturbaba mirándoles. Era una lástima que el ángulo de la cámara y la escasa luz permitieran distinguir muchos detalles.

Después de que Isa se la chupara un rato, Raúl bajó de nuevo al agua y la empujó contra el borde para clavársela por detrás. ¿Estaba desnuda? No podía verlo bien. El ritmo de mi mano comenzó a acelerarse mientras veía como Isa disfrutaba de ser follada por su novio. Emma se acercó a ellos y le comenzó a acariciar los pechos mientras les observaba. La situación era morbo puro, y yo estaba a punto de correrme.

De repente, escuché el sonido de una llave abriendo una cerradura.

Mierda.