-¿Está tu marido por aquí?-. Miguel, con los brazos cruzados por detrás de la nuca y desnudo como su madre le trajo al mundo, goza viendo a Ana elegir vestuario para el día.
Miguel pasa con cuidado la afilada cuchilla por el bajo vientre, la zona más cómoda cuando de depilarse el tema se trata. Ya se le está poniendo gorda, solo de pensar en que lo que está haciendo, lo hace porque muy mal se tiene que dar la tarde para no meterla en caliente
Miguel solo piensa en meterse en la cama de su vecina Ana, la cuarentona que le calienta los bajos de una manera escandalosa
No me creo que vaya a venir. De hecho, he sido lo más borde y asqueroso que he podido con ánimo de alejarla, de acojonarla o de enfurecerla lo suficiente como para que les ponga las pilas a los cabrones de sus hermanos. Porque si viene, va a ser el polvo más caro de la historia.
Entro en el perfil de una mujer de 38 años. En su foto de presentación muestra los pechos, cubiertos por las transparencias de un picardías
La negra del gimnasio está buena de romperse, con ese culazo respingón y el pelo casi rapado que te hace pensar en follarle la boca agarrando sus orejas
Me cuelo en el cuarto de baño, y paso el viejo tranquillo para que nadie me moleste. Creo que voy a vomitar, tengo ese rún rún en el estómago. Al mismo tiempo, noto el rabo clavarse contra mi bajo vientre, duro como una piedra y temblando, tan nervioso como yo. Todavía tengo las bragas rojas de Celia en la mano,
Celia sabe que me encanta mirarla, imaginar qué lleva debajo de los vestidos ligeros con los que combate el calor del verano. Le dibujo unas braguitas blancas escondiendo su conejito,
-¡Eh, pajillero! Me voy al jardín, a tomar el sol...-, dice la cabeza de Nati, asomada al quicio de la puerta. La muy hijadeputa tiene la mala costumbre de no llamar, así que creo que me ha visto la tienda de campaña montada.
Hola, Dani. Vengo a darte un besito de buenas noches-, dice Celia, entrando como una furtiva en mi habitación. Dejo el libro que estoy leyendo en la mesilla, babeando con mi tía. Celia cruza la habitación en dos pasos, deja el vaso de leche en la mesilla, junto al libro, y abre la ropa de cama.
Pilar consigue apoyar el trasero en el sofá casi veinte minutos después. Entre tanto, Mateo se ha sentado al lado de Concha y frente a Teresa, que le ha puesto un copazo al chaval. Mateo tiene el brazo alrededor de la cintura de Concha, y de vez en cuando, roza una de las nalgas de la señora, que se muere de gusto cada vez que siente una caricia por encima de la tela de la falda.
Relato basado en el testimonio de una lectora agradecida. Agradezco la simpatía, el erotismo y la sensualidad que emanan de sus comentarios. Gracias!!
-Mira lo que me ha mandado Concha-, dice Teresa con el móvil en la mano. Se acerca hasta Mateo, que lee en el salón. Coge el móvil y casi se cae de la sorpresa. Llenando la pantalla, se ve una lengua rosada lamiendo un pedazo de carne peluda.
Las Alegres Divorciadas llegan después de comer a casa de Teresa, como todos los domingos. Virginia se ha caído de la convocatoria, y Teresa está convencida de que su ausencia se debe a lo gazmoña que es: le encantaría que Mateo le metiera esa pollón...
Narcisa siente que el muchacho se remueve en la cama, todavía dormido pero cerca de despertar. La mujer sonríe, ufana y satisfecha, después del festín de carne que se ha pegado durante la noche
Dumbledore...
Aburrida, Rita encuentra placeres en los lugares más insospechados
La reportera sigue cubriendo el magno evento
La periodista se desplaza a Hogwarts para cubrir el gran evento, y para que la cubran a ella
Ágata se convierte en la mujer que me acompañó en mi camino de niño a hombre
Las necesidades primarias hacen acto de presencia cuando son las hormonas las que mandan sobre la razón
Los años no habían desmejorado a la adolescente que recordaba. Y por fin, pude cumplir uno de mis sueños...
Escena 1: Rand y Moraine. Para los que conozcan la serie de épica fantástica y para los que no. Os animo a leerla, resulta de los más estimulante.