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Volviendo de Valdesquí

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VOLVIENDO DE VALDESQUÍ

Me llamo Darío y os voy a contar lo que un buen día me pasó al bajar de la estación de invierno Valdesquí. Cada fin de semana, quedábamos los de la pandilla para subir a hacer nuestro deporte favorito sobre las lomas de Navacerrada. Éramos en total seis amigos, sólo uno de ellos, Raúl, tenía coche, así que cada fin de semana, nos rifábamos quien viajaría en bus. Aquel fin de semana me tocó a mí.

Después de un día de subidas, bajadas, caídas, risas y demás... llegó la hora de cambiarse, recoger el material y dejárselo a mis colegas en el coche e ir en búsqueda de mi autobús.

¡Nos vemos en casa de Luis! me gritaron desde el coche mientras emprendían el camino hacia Madrid.

Yo esperé mi cola del autobús hasta que me tocó entrar, pagué y busqué un asiento, saqué mi discman y me puse a escuchar "Electric Honey" de Luscious Jackson. El autobús comenzó bajar el puerto, así que cerré mis ojos pues me solía marear. Me dormí.

De repente empiezo a notar una mano que viene del asiento trasero y que se quiere introducir en mi pantalón, abrí un ojo y mi primer pensamiento fue "¡me quieren robar!" así que puse mi brazo sobre el pantalón y asunto arreglado, volví a cerrar los ojos. Al cabo del rato, vuelvo a sentir esa mano misteriosa, ésta vez por mi brazo, de arriba abajo, vuelvo a abrir los ojos y me acomodo... esa mano misteriosa me está haciendo caricias a mi brazo y me gusta... después del brazo bajó y se paso al pantalón, metiéndome la mano en el bolsillo y buscando mi larga y dura polla, la encuentra, y también me la acaricia, así que con una mano que bajo, empiezo a acariciar su muslo entre el cristal y el asiento. El varón misterioso, se aproxima un poco más a mí, facilitando mi maniobra para sobarle el muslo. Yo estaba muy excitado y la gente comenzaba a mirar, así que me lo pensé tres veces pero al final me cogí el abrigo, me levanté y me senté en el asiento trasero, junto al supuesto varón misterioso.

Cuando me senté a su lado, éste se me quedó mirando, yo hice lo mismo, era un chico de unos treinta y dos años, de los países del este de Europa, con unos ojos muy bonitos, moreno, algo peludo. De la cara, pasé al cuerpo, no pude ver más de cómo iba vestido, pantalones vaqueros azules oscuros, botas de montaña, una camiseta blanca interior y una camisa de cuadros verde. Me gustó mi nuevo ligue, así decidí seguirle el juego. El chico se me quedó mirando, yo iba con un mono de esquiar, botas, una camiseta interior, una normal de manga larga y un jersey de lana. Sobre mí, llevaba mi abrigo de plumas.

El chico llevó su mano lentamente por mi pierna de la rodilla hasta mi paquete y cuando llegó a éste, me lo estrujó efusivamente. Yo hice lo mismo, sólo que por el tipo de pantalones que llevaba no podía cogerle mucho el rabo, lo que si que me di cuenta, es que tenía una buena verga, de unos 23cm pues le llegaba más allá de media pierna.

Nuestro viaje llegaba a su fin, anunciando por megafonía el destino, el Intercambiador Oeste. Una vez en dicho intercambiador, ya en el andén me dijo éste... "me das mazo de morbo tío, ¿me sigues?", yo con la cabeza asentí.

Él salió del vestíbulo y subió por las escaleras mecánicas hacia la calle, una vez allí, cruzó una gran avenida y empezó a bajar una callejuela que da a un gran parque. Yo le seguí. Nos metimos por una gran arboleda y como era de noche ya, no se veía mucho.

Me llevó junto al estanque, donde había una gran vegetación. Nos paramos detrás de un par de setos y me empezó a tocar el paquete. Yo le subí un poco la camisa para poder comerle los pezones. El chico me dijo que me quitara el mono para poder comerme la polla, así que me quité las mil y una capas y me quedé casi en bolas frente a él, cuando me bajé los slip, el chico suspiró, se agacho y de una vez se metió mis 19cm, al principio le dio una arcada pero siguió hasta empezar a sacarme las primeras gotas de placer de mi sexo. Yo mientras le cogía de la cabeza y hacía que me la engullera hasta sentir su garganta en mi glande. Después, pasó a comerme mis gélidos huevos hasta calentármelos con su lengua rosada.

Yo le hice un gesto para que subiera, le desabroché el pantalón y pude comprobar que no llevaba ningún tipo de ropa interior, así que su pollón salió a recibirme efusivamente. Por el fuerte sabor, supuse que le hacía falta una buena limpiada, así que me puse a la faena succionándole como si de eso, dependiera mi vida. El chico empezó a gemir y yo empecé a notar su sustancia sabrosa y caliente en mi campanilla así que me tragué su miembro de un golpe hasta que su punta tocó mi nuca y así, inundándome de lefa toda mi garganta la cual tragué con mucho gusto.

Cuando me levanté mi cabeza y empecé a ponerme en pie, el chico ya se había ido, así que me vestí un poco, me fui a un banco cercano y me la empecé a pelar mientras saboreaba los restos de lefa que me quedaban en la boca. Cuando miré hacia la derecha, pude ver que había un señor detrás de unos matorrales mirándome, así que le hice un gesto para que se acercara. Era un señor con el pelo cano, de unos cincuenta y tantos años, vestía con unos pantalones y un abrigo de cuero.

No mediaba palabra, así que le dije "¿me ayudas?" y el señor, me la empezó a pelar bruscamente dejando mi glande completamente morado de la presión que hacía.

Yo le bajé la bragueta y el slip al señor y saqué su pinga de unos 11cm y se la empecé a menear también. A mi me empezaba a doler ya un poco pero aguanté y empecé a gemir, gemir del placer que me estaba propiciando, al cabo del rato, mi lefa empezó a saltar de mi polla y como el señor estaba justamente frente a mi, mis chorros cayeron sobre su bragueta, dejándole sus huevos completamente mojados. El señor de notar esto, empezó a correrse también pero en vez de parar siguió meneándosela un rato más, su sexo estaba completamente lleno de lefa, sus huevos, su polla y sus pelos púdicos estaban completamente lubricados...

Yo me empecé a vestir pero el señor me dijo "acércate que estoy bien lubricado y te va a entrar a la primera", yo miré el reloj y le dije "lo siento, se me ha hecho tarde" y él me respondió que no fuera tonto, que estaba muy excitado porque me había visto comerme la polla de aquel chico y que tardaría poco en correrse de nuevo, así que me acerqué a él, y me volví a bajar el mono.

El señor empezó a comer el ojete y al rato, me la metió con todas sus fuerzas... aunque 11cm no son muchos, son los suficientes para que te sientas taladrado así que le empecé a gritar "¡¡clávamela viejo de mierda, clávamela!!", el señor no paro de follarme hasta que noté como su calor se iba apoderando de mí, yo también me corri casi al mismo tiempo. Saqué un paquete de pañuelos de papel de mi abrigo y nos limpiamos. Nos despedimos.

Cuando llegué a casa de Luis, me preguntaron que porqué había tardado tanto, mientras merendábamos bocadillos de Nocilla y Coca-Cola, les contaba mis aventurillas. Mis amigos ya se habían cambiado y todos llevaban camiseta corta y pantalón de tela por lo que pude comprobar que a medida que lo iba contando, no hubo ni uno que no se le pusiera dura... Francisco se quitó la camiseta y le empezó a tocar el paquete a Miguel y así empezamos todos a tocarnos... pero eso ya os lo contaré en cómo mis amigos y yo nos montamos una orgía después de un día de deporte.

 

 

Si quieres escribirme... del_campanar@yahoo.es