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Metropolitano 2800

en Gays

METROPOLITANO 2800

Hola chiquillos, os cuento que en casi un año, he escrito 28 relatos, de los cuales algunos son verídicos y otros no, de diferentes temas, el VIH, los deportes, baños públicos o incluso el amor (aunque de momento los dos escritos son heterosexuales). Pero, en toda historia, hay un principio, que es el que falta en ésta... espero que os guste.

CAMPANAR

 

Salía de mi primera (y única) relación hetero y estaba muy confuso. Después de casi un año, primavera de 2000, al menos tenía algo claro, quería probar a tener sexo con un chico que no fuese de mi familia, así que me metí en Internet y me puse a buscar. Por aquel entonces, yo no sabía de ningún chat ni Web que se dedicase a los gays plenamente así que me tocó apañármelas a base de anuncios que había en lanetro o alguna que otra Web.

Después de contestar a varios anuncios, unos con éxito, otros menos, di con el chico que tuve sexo por primera vez, ese era Luis.

Luis tenía 27 años, se dedicaba al mundo de la ingeniería náutica y vivía en barrio del sureste de Madrid.

Estuvimos varios meses mandándonos e-mails pues cuando yo podía quedar, él no, y viceversa. Al final, lo tuvimos que dejar para mediados de verano pues mis padres me mandaban a Irlanda a aprender inglés.

Julio, caluroso mes de Julio en Madrid. Yo acababa de volver del país celta y estaba listo para quedar, pero Luis se encontraba en Murcia de vacaciones y no podíamos vernos pero concretamos ya una fecha para vernos, era el dos de agosto, a las 17:00 en la boca de metro de Metropolitano. Yo llevaría una camiseta de Triqui, el monstruo de las galletas de Barrio Sésamo, pantalones cortos y zapatillas deportivas. Luis venía en un coche megane plateado.

Aquella noche estaba muy nervioso, apenas dormí. Después de comer, me intenté echar una siesta pero nada, lo único que hacía era dar vueltas en la cama y sudar pues entre el calor que hacía y lo nervioso que estaba, no había Dios que conciliara el sueño. Llegaron las cuatro y cuarto, me fui a duchar y a vestirme tal y como le había dicho a Luis.

Salí de mi casa y me dirigí hacia la boca en la cual habíamos quedado. Allí me estaba esperando Luis en su coche. Tembloroso, abrí la puerta y me metí. Nos vimos las caras por primera vez.

Hola Carlos, ¿qué tal?

Bien, respondí.

Nos dimos la mano.

¿Dónde vamos?, me preguntó Luis

No sé, donde tú quieras, me da igual.

Luis arrancó el coche, me pidió que me pusiera el cinturón de seguridad y empezamos a surcar las calles de la ciudad mientras conversábamos. Aparcó por una céntrica calle, se quitó el cinturón, me cogió de la mano y me dijo: "estate tranquilo, mira, yo tengo las manos frías, también estoy nervioso". Yo sonreí.

Bajamos del coche y me comentó que íbamos a un sitio donde podíamos tomar una copichuela tranquilamente mientras hablábamos, que el lugar tenía un cuarto oscuro en donde nos podríamos liar pero que era muy incómodo hacerlo de pie, que porqué no, mejor nos íbamos a una sauna. Yo le dije que no, que la sauna me daba un corte tremendo y que no.

Llegamos al famoso barrio gay de Chueca, en concreto a la calle Pérez Galdós en donde se encuentra el Cruising, lugar al cual me estaba llevando. Luis estiró de la pesada puerta de hierro y nos metimos los dos. Me enseñó la planta de arriba del local, una barra enorme, sofás, máquinas tragaperras y una sala de video, luego bajamos unas escaleras hasta dar con el piso de abajo, otra barra, ésta en forma de L, una pista para bailar, los lavabos y el cuarto oscuro.

¿Qué quieres tomar?

Una Coca Cola respondí.

Luis pidió mi Coca Cola y su Redbull y nos sentamos en la barra mientras nos lo tomábamos. Yo ya me había terminado mi refresco pues tenía mucha sed, Luis se apresuró para terminarse el suyo.

¿Vamos?, me dijo Luis

Venga, le respondí

Luis me cogió de la mano y nos adentramos en la oscuridad, abrió una puerta y nos metimos en el habitáculo. Era una cabina negra, sin apenas luz, con puerta, pero sin cerrojo, así que Luis se apoyó sobre ella y quedó completamente cerrada. Luis me empezó a acariciar mientras intentaba relajarme un poco.

Empezó a besarme mientras sus manos me recorrían la espalda y el culo. Yo estaba tan nervioso que mis brazos parecían estar colgados de mis hombros, pero nada más, sin movimiento, mis manos le tocaban las piernas tímidamente.

Al rato, empecé a coger confianza y empecé acariciarle mientras nos besábamos efusivamente, tanto Luis como yo nos metíamos bien la lengua saboreándonos decímetro a decímetro. Luis paro en seco, me buscó los ojos en la oscuridad y me dijo "tío, que bien besas", yo me reí y seguí besándole.

Nuestros paquetes estaban durísimos desde hacía ya rato, nuestros pantalones yacían en el suelo y nuestros calzoncillos marcaban una buena mancha de semen.

Luis bajó comiéndome a besos el cuello, tripa hasta llegar a mi polla dura, la cual me la empezó a comer con los calzoncillos puestos, dándome mordisquitos en el glande y en los huevos, estuvo así un buen rato, yo no podía más y le hice un gesto que quería que me la comiera, Luis obedeció, me bajo el slip y antes de tragarse mi polla la estuvo oliendo un ratito y jugueteando con el semen que tenía ya en el capullo, me lamió la puntita del glande y el frenillo mientras que con una mano me tocaba los huevos y la parte que hay entre ésta y el ojete. Yo ya no aguantaba más, mis gemidos cada vez se hacían más sonoros. Luis empezó a comérmela velozmente, mientras yo le cogía la cabeza y le tocaba el pelo haciendo fuerza para que me comiera mis 14cm bien comidos.

Después de un rato, cuando Luis notó que me iba a ir, se la sacó de la boca y me dio un beso en el tronco del cipote, se puso de pie y empezó a besarme, su saliva era salada, la cual había estado en contacto con mi lefa, me gusto muchísimo ese beso, el cual me puso a mil y sin pensarlo más, le bajé sus boxer y me la metí de un solo golpe, comiéndomela con una voracidad increíble...

"Ey, ey, ve más despacio Carlos, como sigas así te voy a llenar la garganta de lefa" –dijo Luis-

Yo bajé el ritmo e imité eso que tanto me había gustado a mi, empecé a soplarle su miembro húmedo, de sus grandes genitales a la cabeza del pollón que tenía, me paré varias veces, una en el frenillo, para acariciarlo con la punta de mi lengua, ahí escuché por primera vez gemir a Luis, un gemido que siempre recordaré, luego seguí subiendo muy lentamente hasta llegar a la boquita de la polla y se la empecé a lamer, metiéndole la lengua por dicho orificio, limpiándole bien todo, mientras lo hacía, yo no paraba de tragar saliva mezclada con líquido pre seminal.

Cuando subí, Luis me miró fijamente y me dijo...

Tío, vamos nos a la sauna, aquí estoy disfrutando muchísimo pero quiero poderte ver el cuerpo cuando te beso. Yo me lo pensé, pero al final accedí, estaba realmente calentísimo.

Salimos del local, nos montamos en el coche y fuimos a la zona de Sol, en donde aparcó en un parking del ayuntamiento. Salimos a la calle y nos dirigimos a la Sauna Príncipe, situada en la calle con el mismo nombre. Yo me quedé asombrado porque había pasado mil veces por allí y nunca supe que aquel lugar con puertas doradas era una sauna, desde fuera parecía un portal más.

Yo volvía a temblar, pagamos y nos dieron un par de bolsas y una llave a cada uno para la taquilla. Nos dirigimos a los vestuarios y allí nos empezamos a quitar la ropa. Cuando saqué las cosas de la bolsa le pregunté a Luis por la sabanita y la toalla, Luis me dijo que la sabanita me la pusiera primero y luego la toalla. Ya los dos vestidos de sauna, nos fuimos por los pasillos hasta un hall central en donde había varios sofás, una fuente, una barra, un televisor y varias personas de entrada edad.

Luis me hizo un gesto que se iba al baño, yo le dije que vale con la cabeza, mientras, me recorrí la sauna para ver como era y terminé en uno de los sofás esperando a Luis, mientras algún visitante había intentado rozarse fortuitamente conmigo pero sin éxito. Luis salió del baño y me dijo "venga, ven", dejamos las toallas atadas entre sí en una percha que colgaba de la pared, abrió una puerta y una ola de vapor salió del cuarto, nos metimos y él me cogió de la mano pues estaba bien oscuro. Al final, dimos con un hueco en donde poder sentarnos.

"Respira hondo, es bueno para el catarro" –mencionó Luis-, a mi me costaba respirar pues nunca había estado en una sauna pero al poco me acostumbre, respiraba hondo ese vapor calentísimo con olor a eucalipto y me relajaba por instantes.

De repente noté una mano en mi pierna y di un brinco, "tranquilo, soy yo, me susurró al oído". Yo hice lo mismo, le acaricié la pierna hasta que llegué a su paquete, le desaté la sabanita y me puse a pajearle. Luis estaba completamente empalmado, al igual que yo. Me encantó la sensación de notar un falo bien prieto en una atmósfera tan cálida y cuanto más movía aquel pollón, más acuosa estaba mi mano, su semen empezaba a salir casi a borbotones. Luis me cogió de la mano con la que cogía su miembro, se me acercó y me dijo "¿porqué no nos vamos a un sitio más intimo?", yo le dije que si.

Esperamos un poco a que se nos relajase e hinchazón y salimos hacia las duchas en donde nos refrescamos, después nos secamos un poco con la toalla en la sauna seca y cuando ya estábamos completamente secos, salimos en busca de una cabina, tras numerosos pasillos, dimos con la elegida. Nos metimos los dos. Luis cerró la puerta con cerrojo. Yo dejé las llaves y mi reloj Casio en el picaporte de la puerta. Detrás nuestro nos esperaba un colchón forrado de una especie piel granate sintética. Nos quitamos las toallas, limpiamos un poco el colchón pues había restos de semen de los que anteriormente se habrían follado allí y nos tumbamos.

Nos fundimos en besos y caricias, mientras nuestros miembros luchaban por quedarse en una posición central, uno sobre otro. Tanto Luis como yo estábamos como toros que no podíamos retraer mucha más la corrida, así que nos pusimos en un riquísimo 69 y empezamos a comernos. Yo le succioné la polla a Luis como nunca lo había echo a nadie y de echo fue el primero en correrse, yo saqué mi boca de su polla pero los trallazos de lefa eran tan grandes que me llegaron a los labios, lengua, dientes... así que saboree su manjar, lo cual me hizo ponerme súper cachondo y empezar a soltar lefa por un tubo. Luis no se lo esperaba y además de caerle en toda la cara, le rocié al pobre todo el pelo.

Después de las hermosas corridas, nos miramos y nos besamos limpiándonos las bocas de los restos de semen que nos habíamos dejado los dos. Después, nos miramos tiernamente a los ojos y terminamos con un abrazo fortísimo.

Nos limpiamos la lefa de nuestras caras con una de las sabanitas e intenté ayudar a Luis a quitarse mi lefa de su pelo, pero no hubo manera, así que nos fuimos a las duchas. Allí los dos nos despejamos de una tarde tan intensa.

Ya eran las 21:00 y yo debía de volver a casa. Salimos de la sauna camino al coche. Mientras que cruzábamos la calle Alcalá me comentó Luis "jo, de que te deje en casa hasta la mía, ya me puedo quitar los restos de semen que tengo en el pelo pues como me vea mi madre..." , nos miramos y nos echamos a reír los dos.

Luis paró cerca de mi casa, nos dimos un pico y quedamos para una próxima vez pero eso ya son intimidades que sólo con el permiso de Luis escribiré.