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En el Instituto

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EN EL INSTITUTO

Éramos una pandilla de unas doce personas, diez pertenecíamos a la misma clase y las otras dos a otra pues nosotros hacíamos letras y ellos ciencias.

No corrían buenos tiempos, pues cada dos por tres, había una huelga convocada contra la ley de Calidad que impuso el gobierno. La gente se manifestaba pacíficamente pero cuando los antidisturbios empezaban a darnos caña, no nos quedábamos de brazos cruzados y arremetíamos contra ellos y tirando huevos a las fachadas cuyos edificios albergaba alguna conserjería del grupo que impuso la ley de Calidad.

En mi instituto, cerraban las verjas para que no fuéramos a tales manifestaciones pues decían que eran ilegales y además peligrosas. Lo único que consiguieron es que los estudiantes, los días de huelga, no fueran a clase en todo el día, así, no tenían a nadie que "encerrar".

Al cabo de los meses las huelgas y las manifestaciones seguían a la orden del día. Mi pandilla y yo nos cansamos de ir siempre de buen rollo y volver con algún moratón en el cuerpo de algún pelotazo de goma que nos había lanzado la policía o mismamente llegar empapados pues ya que con los pelotazos no les servía, nos intentaban disuadir con agua a presión.

Un día, todos quedaron en casa de Juanjo para jugar con la Play pero como yo debía de presentar unos trabajos a la semana que viene, decidí dejarme caer por el instituto para ojear un par de libros en la biblioteca.

Cuando fui, me encontré un instituto casi vacío, sin un alma por los pasillos. Fui a la biblioteca y estaba cerrada, así que me fui a ver a David, el conserje, a ver si me la pudiera abrir.

¡Hola David! –le dije- ¿cómo estás tío?, hay más vida en los cementerios que aquí, ¿eh?

Hola machote –me contestó- ya ves tío, no veas el coñazo que es abrir porque no te queda más cojones y estarte seis horitas cumpliendo horario y sin ver un alma por aquí. Pero bueno... ¿cómo tú por aquí, el más rebelde de los rebeldes?

Nos reímos. Nada que tengo que acabar unos trabajos y he venido a ver si estaba la biblioteca abierta pero ya he visto que no, ¿no tendrás tu la llave por un casual?. Que va –repuso- éstos carcas no me dan ciertas llaves pues aunque lleve casi más años que ellos ejerciendo de bedel, dicen que no se fían "porque a saber que va a hacer un chico que no tiene un título universitario".

Que fuerte –dije-, ¿no? Joder es que son la ostia en verso, son lo peor, y luego dicen de tener ética y nose cuantas gilipolleces más.

Lo más que puedo hacer es invitarte a una caña en la cafetería –dijo David-. ¡Ah!, pos guay. Cerramos la conserjería y nos dirigimos hacia allí.

David y yo nos llevábamos de putísima madre, nos conocemos desde que entré en el instituto, hace tres años. Empezamos a despellejar a la mala gente había allí, es decir, la dirección, los profesores y más.

Antes de empezar a bajar las escaleras, abrió una puerta y nos metimos al servicio, nos pusimos los dos en dos urinarios y nos abrimos la bragueta para mear. ¿Qué cosa peluda tienes por ahí? –me dijo- y yo me empecé a reír y le dijo una buena polla, mira, y se la enseñé mientras me la estaba sacudiendo pues ya había terminado de hacer pis. ¿Y tú? -le dije- pues nose –contestó- , compruébalo tú mismo porque no estoy seguro. Se separó un poco y dejo ver su polla arrugada y sus grandes huevos.

¡¡Joder que huevos tienes cabrón!!, ya ves, son de las pocas cosas que me dejaron de herencia mis padres. Los dos nos echamos a reír. Yo seguía mirándolos y él me dijo, venga, tócalos que sé que quieres... ¡no jodas hombre! –le dije-. Me cogió de una mano y me hizo tocárselos mientras me decía, no seas tonto, he visto como me miras desde que llegaste y sé que te van los tíos. Yo me puse rojo como un tomate.

Al cabo del rato, yo estaba muy empalmado y mientras le tocaba sus huevos gordos, con la izquierda me la estaba cascando.

David, con el paquete fuera se alejó de mí y se dirigió hacia la puerta, la cerró con llave. ¿No sospecharán? –Dije-, no, tranquilo, en toda la planta sólo estamos tú y yo, si quieren ir al baño, pueden ir al de la planta baja que está abierto. Me relajé un poco.

David se apoyó sobre los azulejos azules y me dijo, ven. Yo me la fui a guardar y se dirigió a mi diciéndome ¿qué haces?, dentro de unos minutos no vas a tener ni donde guardártela porque pienso desvestirte aquí y ahora. Yo sonreí tímidamente. Me quitó la sudadera y con ella la camiseta dejando se ver mi tripa, luego él hizo lo mismo, se quitó los botones de su camisa y dejó al descubierto un pecho lleno de pelos. Luego, llevó sus manos a mi cinturón, me lo quitó cuidadosamente y me desabrochó los tejanos que llevaba, de un golpe me quitó los pantalones y los slip dejándolos en mis tobillos. Yo ahora intervine y le desabroché su botón y bajé sus pantalones de cuero negro hasta sus rodillas.

Allí estábamos, el uno frente al otro completamente desnudos. Yo me consideraba peludillo pero David era un oso hecho y derecho. Su polla arrugada ya había cogido forma, era muy gorda y grande. La mía sin embargo era de 15cm y gorda también, pero no tanto como la de David.

El bedel me cogió de la cabeza y me hizo introducirme su falo en mi boca, yo di unas cuantas arcadas pero él no me dejaba quitármela de la boca así que me tuve que acostumbrar, su capullo me llagaba más allá de la campanilla repetidamente, una y otra vez, follándome la boca sin compasión. Cuando me dejó, me la saqué de mi boca y le empecé a comer sus enormes huevos, lamiéndoselos enteritos, dándole mordisquitos e intentando comérmelos los dos pero eran demasiado grandes, mientras, él se la meneaba rozando su pollón con mi pelo.

Me puse de pie y me dijo, "uff, q bien la comes, debes de tener años de experiencia cabrón". Me dio la vuelta y me apoyó mis manos sobre el lavabo. Empezó a juguetear con su inflada polla en mi ojete mientras me daba besos en la espalda y me daba fuertes pellizcos en los pezones. Sin esperarlo me metió su polla hasta la mitad, yo solté un grito de dolor, así que David me tapó la boca y me susurró al oído, "nada de gritos y gemidos, entonces si que nos pillarán". Entonces, empecé a gemir ahogadamente y se me acercó de nuevo y me dijo "cuanto más gimas, más te abriré tu culo". Yo no podía aguantar ese dolor tan infernal así que no paraba de gemir. Cállate –me replicó-, que te calles, me volvió a decir y como no podía aguantarlo le pedía por favor que me la sacara, en vez de hacerlo, me dijo... "ahora me si que me has cabreado, te vas a enterar, los chicos a tu edad sólo aprenden a ostias, tu aprenderás a callarte cuando te lo diga, lo verás" y no terminando de decirme esto me la sacó y con todas sus fuerzas me metió su pollón clavándomela en el intestino. Como sabía que gritaría, me puso su fuerte mano en la boca no dejando decir una palabra. Me empezó a follar a saco, un mete saca fortísimo, como si intentase llegar hasta mis huevos con su polla.

Al cabo del rato, me fui acostumbrando y le cogí con las manos, que antes agarraban fuertemente el lavabo y le agarré su culo peludo he hice que me la metiera más y más hasta que de repente noté un calor intenso y profundo dentro de mí, David se había corrido dentro de mi. Cuando sacó su polla de mi culo, su lefa era rosada pues me había desgarrado el culo y me sangraba. David cogió papel higiénico, se limpió su polla y también mi culo herido. David se metió en un servicio con puerta y se puso con la cabeza para abajo y su espalda doblada, en otras palabras, puso su culo en pompa y me dijo "ahora es tu turno, disfrútalo chico". Así que sin pensarlo ni dos veces, me descapullé la polla y se la metí hasta que también dejé caer mis ricos chorros de lefa en sus entrañas.

Al sacar mi polla, estaba cubierta de mierda de David, fui al lavabo a limpiármela. Mientras lo hacía, David vino conmigo y me ayudó. Luego, recogimos un poco todo aquello y nos vestimos. David me arrinconó entre dos paredes mientras me cogió de la sudadera fuertemente y me amenazó con un puño de partirme la crisma como se lo dijera a alguien. Yo tembloroso, le dije como pude que no, que estuviera tranquilo pues no sabía nadie mi condición.

Salimos del baño y me dirigí hacia la salida y me dijo "¿dónde vas?, ¿no íbamos a tomar una caña? Ya en la cafetería, nos sentamos (yo como pude, pues me dolía muchísimo el culo) en una mesa y empezamos a hablar de lo sucedido. Nos contamos como empezamos los dos y demás y acordamos que el próximo fin de semana me llevaría al Strong para que viese como era el ambiente sadomasoquista.

Al fin de semana siguiente, fuimos allí, y después de tomarnos tres copas cada uno, David me ató a unas cadenas y me violó hasta no sujetarme las piernas. Yo gemí y grité como nunca, y cuanto más lo hacía, más me daba, como en el baño del Instituto.

David y yo terminamos siendo amantes y follándonos en cada recreo, en la hora de la comida... cualquier momento valía. Una temporada nos dio por unirnos a las orgías del Strong y yo nosé ya cuantas pollas me inundaron mi culo y mi boca de lefa sabrosa. Al cabo de los meses, me empecé a encontrar mal y tras unas pruebas vieron que tenía el VIH. Al cabo del año o así, yo moría en un hospital madrileño mientras David lloraba mi pérdida.

 

 

Relato dedicado a todos aquellos que por el simple morbo hacen locuras y no se dan cuenta que están poniendo en peligro su vida y la de los demás.