miprimita.com

Alejandro

en Otros Textos

ALEJANDRO

Hola, me llamo Alejandro Barroso. Tengo ocho años y ya soy mayor, hace tiempo que deje de ser niño. Soy ya un hombre, un hombrecito. Y eso me avergüenza, yo no quiero ser como ellos, como los mayores. Bastantes problemas tengo yo sin tener que preocuparme además de los problemas de los mayores, que no los entiendo, y no me gustan.

Yo nunca tendré hijos, no, ¿para qué? No quiero tener secretos con ellos. Ni jugaré nunca con ellos. A mí no me gusta jugar. Si hasta ahora yo lo he hecho a sido porque… porque sí. Pero ya no más.

Me gustaría poder decir lo contrario pero en la escuela no soy muy bueno, no, ni mucho menos. La señorita me dice que parezco tonto, pero es que se me olvidan las cosas muy rápido. Todavía las estoy oyendo en mi cabeza y ya se me olvidan. Algunos niños también, se ríen de mí y yo hago como que no me importa pero me dan ganas de llorar por dentro, como en casa después de jugar. En la escuela me siento en mi mesa y casi no me muevo, como si al estar quieto pasara desapercibido y nadie me viera, como si no estuviera ahí. Y a veces estoy pensando que estoy en otro sitio y es de verdad que es como si no estuviera allí porque llega la hora del recreo y tengo que regresar de mis pensamientos para estar de nuevo en clase, en mi pupitre. Estamos aprendiendo a multiplicar… es imposible, yo nunca aprenderé eso y de verdad que lo intento pero no lo entiendo y me siento… tonto. Pero ya no importa, ya no.

Hoy cuando he llegado a casa no estaba mi padre y me he puesto a jugar en el ordenador, también he visto las fotos que me hace, son muy feas. Tenía la merienda sobre la mesa de la cocina y he puesto la tele mientras comía. Me encanta ver la tele. Es lo que más me gusta del mundo. Mi padre ha llegado enseguida, había ido a comprar tabaco. A veces viene a buscarme al colegio. Mi madre también. Hoy no ha venido. Mi vecino de abajo, Jonathan, el del sexto izq. ha venido para ir al parque pero mi padre a dicho que hoy no podía salir, que tenia que estudiar. Yo ya sé por qué le ha dicho eso. Me he ido a mi cuarto, no quiero jugar, no me gusta jugar, ya no soy un niño… ya no tomo biberón, ya no… Ya no.

¿Qué por qué te cuento esto? Tú eres mi amigo imaginario, no tengo a quien más contárselo…. Si, ya sé que no me dejan abrir la ventana, ya lo sé. Pero solo se me ocurre una cosa para no hacerme mayor