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!Abre la boca mamá!

en Sexo Oral

Ambos se hallaban en pie, mirándose, deseosos, incontenibles…

Comenzaron a besarse, a sorberse las bocas, con ansia, con deseo desesperado, como si les fuera la vida en ello, excitándose en una aceleración constante, vertiginosa… Ignacio acariciaba el rostro de Carmen, más que acariciarlo lo amasaba entre sus manos, lo abarcaba poseído, lo sostenía como un sabroso manjar que devoraba con avidez desesperada. Con el control de la cabeza en sus manos empujó hacia abajo, le indicó la dirección que Carmen se resistía a tomar, no porque no lo deseara más que él incluso sino porque la excitaba sobre manera que la guiara tan directamente, con esa decisión casi impertinente, segura….

Forcejeaba negándose a seguir el juego, obligándole a ser más contundente. -Dime… dime lo que quieres…. De repente cedió a la presión y descendió directa a la fuente, al manantial de los placeres. Ignacio sintió un vaivén demoledor, un atronador zarandeo en el estomago… Carmen, de rodillas a sus pies, le soltó el pantalón y lo dejo caer, apoyo las manos en las caderas del adolescente y se introdujo el miembro de este en la boca, sin miramientos, como engulléndolo, hasta dentro, sorbiendo, succionando, mamando.

Ignacio se deshizo del pantalón levantando ligeramente una pierna y otra, las separó y controlando la cabeza de Carmen, indicó, dirigió, llevó la boca, la boca succionadora hacia la zona entre sus piernas. La boca calida, húmeda y agitada. Se agarró el miembro y comenzó a batirlo enérgicamente mientras Carmen lamía ferviente su entrepierna, sus íntimos rincones masculinos, ambiguas zonas de placer intenso, vertiginoso, extraño….

A ratos, detenía su rítmico zumba, zumba, conteniendo la erupción y presionando la cabeza de Carmen contra su entrepierna, viendo su verga hinchada y con las venas dilatadas a punto de estallar…. La cogió por la nuca, agarrándola de los pelos y la alzó hasta su miembro, sujetándole la cabeza le introdujo este en la boca y comenzó a embestir en ella, amamantándola.

Ignacio sintió imparable su ardor interno y apoyando una mano en la frente de Carmen la inclinó hacia atrás, se agarró el miembro y lo sacudió febril frente a la boca de ella, esta permaneció quieta, intrigada, a la espera, con la boca semiabierta… zumba, zumba, zumba… sitio un remolino en el estomago, como una bandada de pájaros que levantan el vuelo. Se entregó a lo inminente y ambos se miraron cómplices, curiosos….

Erupción y estallido. La boca de Carmen se llenó del jugo de la fruta dorada y salpicó todo su hocico. Sintió en su cara -rociándole el rostro- la descarga acuosa, cálida, ardiente… Introdujo entonces el miembro en la boca y siguió chupando. Ignacio gemía, jadeaba y gritaba como si lo estuvieran atormentando. Sintió debilidad en las piernas, se le doblaron las rodillas y se dejó caer al suelo, jadeante, extasiado. Feliz.