miprimita.com

Mi Musa y Yo

en Fantasías Eróticas

Había pasado poco tiempo desde que había comenzado a escribir relatos eróticos en una excelente pagina especializada en la materia llamada "Todorelatos"; aunque tenia mucho mas tiempo acudiendo a la pagina como lector, no fue sino hace como 3 meses que habían empezado a escribir relatos.

Mi primer relato había tenido un éxito regular (ni mucho ni poco) entre los lectores; pero el segundo había sido una verdadera "bomba". Después de 2 meses permanecía entre los 5 primeros del Top-100 de la página, y la gente lo amaba.

Obviamente yo no cabía en mi alegría, y estaba orgulloso de mi obra; seguí escribiendo y publique 2 relatos más con bastante éxito, pero sin igualar mi "obra maestra".

Sin embargo yo tenía una pequeña inquietud con mi relato estrella; era una tontería pero de igual manera me preocupaba un poquito. Resulta que para crear el personaje protagonista de mi relato (que era una verdadera "Diosa") yo me había inspirado en una bellísima actriz de televisión y modelo de mi país; en realidad lo que había tomado de ella era su "cuerpo", es decir, su descripción física (poniéndole a mi personaje ficticio el físico de una mujer real). Por lo demás, la personalidad de mi personaje era diferente a la personalidad que tiene la actriz en cuestión (eso creía por las entrevistas que había visto de ella en TV, porque no la conocía en persona); la edad también era diferente, el estado civil (la actriz es soltera y mi "chica" casada y con hijos), y por supuesto todos los hechos de mi relato eran producto de mi fértil imaginación. Tampoco el nombre era el mismo, aunque el nombre que le puse a mi protagonista se parecía un poco al nombre real de la actriz pero era distinto en unas cuantas letras.

El punto es que, aunque el parecido solo podía ser notado por un ojo observador y que conociera a la actriz, yo tenia cierto temor de que ella se enterara que yo la había usado como musa de un relato erótico; y aunque eso debiera ser mas bien un halago para ella, como las actrices y modelos a veces son tan caprichosas y antipáticas, pudiera buscarme para reclamarme y armar una escena de escándalo, y yo tuviera que pasar por ese bochorno.

Pero como paso el tiempo y nada paso yo me relaje; y mientras tanto yo respondía los numerosos E-mail que me llegaban a mi correo electrónico felicitándome por el relato (porque yo le había agregado mi dirección de correo electrónico). Una de esas personas que me escribían era una mujer que se identificaba como Maria José y que vivía en mi ciudad (la capital de mi país); era muy agradable y pronto establecí un buen vínculo con ella. El caso es que ella quería reunirse en persona conmigo; pero yo estaba renuente porque tenia miedo de que fuera una mujer fea, y que lo que tenia de simpática su personalidad lo tuviera de feo en su físico. Por eso le pedí delicadamente que me enviara una foto por correo electrónico; ella así lo hizo y resulta que era una chica relativamente bonita, no una belleza escultural como las que son objeto de mis fantasías, pero si bonita para ser una mujer promedio. Como yo no soy precisamente un galán de Hollywood (aunque tampoco soy asquerosamente feo, sino un tipo apuesto para ser promedio) accedí a la reunión.

El día pautado yo llegue temprano y la esperaba un poco nervioso (cosa que siempre pasa cuando espero a una mujer); ella también sabia como era yo, porque había tenido que mandarle mi foto en correspondencia a su gesto de mandarme la suya, así que no tendría problema en ubicarme, si es que venia. El sitio lo había elegido ella y era un elegante pero discreto café, con una iluminación muy tenue que le confiere un ambiente relajado y medio misterioso. Yo veía video clips en un televisor mientras esperaba, cuando de pronto (como salida de la nada) estaba ella con su inconfundible voz parada a mi lado.

-¡Hola!-me dijo- ¿Eres E….(no voy a usar mi nombre, así que a partir de ahora usare la inicial "E" para referirme a mi mismo) verdad?

Cuando dirigí la vista a la que me hablaba casi me da un infarto de la impresión; ¡ERA ELLA!, era la actriz que había inspirado mi relato. Estaba allí con su escultural cuerpo de 1,76 de estatura y medidas perfectas (90-60-90); sus grandes, parados y firmes senos; su espectacular trasero; sus largas, esbeltas y bellísimas piernas; sus hermosos, delicados y bien cuidados pies; su piel de un exótico color que parecía el de una mujer blanca pero con un eterno y perfecto bronceado; su cabello liso, de color castaño oscuro, largo hasta los hombros y simplemente precioso; sus ojos color de color miel, los mas hermosos que yo he visto en mi vida y dueños de una mirada profunda y seductora; y su rostro de ángel, que parecía diseñado por el mismísimo Dios. No es que ella estuviera desnuda, no; es que la había visto tantas veces en pequeños hilos dentales en TV, revistas y vallas publicitarias que ya me había memorizado su anatomía en mi cabeza. Pero de todas maneras ella vestía de manera muy sexy y provocativa en aquel momento: un vestido gris que terminaba como una muy pequeña mini-falda, permitiendo una generosa vista de todas sus largas piernas; y que además tenia un no menos generoso escote para contemplar buena parte de sus hermosas tetas y se sujetaba arriba por unos finos hilos, dejando sus brazos y hombros descubiertos. Sus bellos pies (tengo una especie de fetiche con los pies femeninos) calzaban unas hermosas y elegantes sandalias tipo Stiletto (tacón muy alto, delgado como una aguja y con la punta cubierta de metal) de color gris, a juego con el minúsculo vestido. Cuando se dirigió a mi se quito unos lentes oscuros que llevaba puestos; sobre su hermoso cabello llevaba una especie de velo que se había anudado debajo de la barbilla, y de uno de sus hombros colgaba su elegante bolso de dama.

Yo me quede petrificado como era de esperarse, y no atinaba a hallar una respuesta; mi respiración se acelero a límites inimaginables y mi corazón palpitaba con fuerza inaudita. Menos mal que me agarro sentado porque sino creo que hubiera caído de bruces como en las comedias del cine. Ella fue la que tomo la iniciativa para romper mi incomodo silencio y mi ridícula parálisis.

-Supongo que estas sorprendido- me dijo con su mejor sonrisa y cara amable- y es mi culpa por supuesto. Aunque sabes quien soy permíteme presentarme formalmente, soy G.E. (en el caso de ella usare solo sus iniciales por razones obvias)- me dijo mientras me extendía su bella y delicada mano.

Por fin reaccione y me puse de pie al tiempo que estrechaba su mano con la mía; la sensación calida que sentí me erizo el cuerpo, al palpar su mano tan suave y tierna. Mis ojos se toparon con los de ella, que me vio con una mirada traviesa e intensa; pero solo por instantes porque yo escapaba de su embrujadora mirada con cobarde timidez. Cuando soltó mi mano nos quedamos frente a frente por unos incómodos segundos mientras yo seguía sin saber que hacer, y una vez más ella fue la que salio en mi auxilio.

-¿Me puedo sentar?-pregunto ella con un poco de timidez, pero detrás de la cual yo sospeche que había un poco de picardía al disfrutar con mi desconcierto; como una niña coqueta cuando ve la torpeza de los muchachos frente a ella.

-¡Claro!, ¡Discúlpame por mi torpeza!-le dije nervioso y le saque la silla para que se sentara.

Con todo su aire de princesa ella tomo asiento al tiempo que me daba las gracias por mi gesto caballeroso. Yo me senté, y así quedamos frente a frente en aquella pequeña mesa para dos; con ella cruzando las piernas con pose elegante debajo de la mesa, con su pie que quedaba suspendido en el aire casi tocando mi pierna, con los dedos que sobresalían de la sandalia rozando la tela de mi pantalón. Para mi vergüenza empecé a sentir mi erección por aquel ínfimo contacto de su pie y por la vista de sus senos dentro de su gran escote; trate de luchar para dominar a mi verga erecta pensando en otra cosa, pero aquello era imposible.

-Disculpa, ¿tu eres…. (Dije el nombre del correo electrónico de la que me había citado allí)?

-Si, discúlpame por eso-dijo con una risita nerviosa- es que pensé que a lo mejor no vendrías si te decía la verdad. Para mi no es fácil comunicarme por Internet con otras personas, por mi condición de figura publica; así que uso a veces ese correo electrónico con un nombre que no tiene nada que ver conmigo para que no sospechen que soy yo.

-Pero, ¿y la foto?

-Ah, eso; es de una amiga mía que a veces se presta para mis loqueras –dijo con el regocijo de una niña traviesa.

-Entiendo, entonces todo este tiempo yo me he estado comunicando con…..

-¿La musa de tu relato?-dijo con mirada diabólica, disfrutando con mi vergüenza.

-Bueno, si, creo que si-dije tragando grueso-pero sabes que esto….bueno que…..que el relato es solo ficción y que así te lo dije sin saber que eras tu.

-Si, lo se.

-Disculpa si te pregunto, pero ¿no estas molesta entonces?

-¿Molesta?-dijo haciendo una breve pausa con el rostro muy serio, como si estuviera pensando que decirme, lo que me hizo temer lo peor- creo que molesta no es exactamente la palabra que yo usaría en este caso. Te confieso que todo lo que te dije en mis E-mail era cierto y que me gusta tu relato mucho.

-¿En serio?-dije sorprendido y emocionado a la vez.

-Si, por supuesto. Bueno, es verdad que tiene algunas palabras un poco subidas de tono y no me hagas decirte cuales porque tu lo sabes; pero reconozco que para ser un relato erótico es muy elegante y para nada vulgar o chabacano. La forma como describes las situaciones sexuales es muy excitante pero a la vez fina y sutil; y creo que la historia de amor es muy hermosa a pesar de ser tan atípica y controversial.

-¿En serio?, entonces te gusta.

-¡Muchísimo!, y para que sepas y te quedes tranquilo me halagas al haberte inspirado en mi. Es muy lindo de tu parte y de verdad me emociona.

Yo creía que estaba soñando y seguramente debía tener una cara de estupido en aquel momento que para que les cuento.

-Gracias, no sabes que feliz me haces diciendo eso-le dije.

-De nada, pero me gustaría saber algunas cosas. ¿Por qué te inspiraste en mí y no en otra actriz o modelo?

-Porque tu eres una de las mujeres mas hermosas del país.

-¡¿En serio?!- dijo riéndose con ganas y yo también reí con ella.

Ese fue el inicio de una larga conversación muy interesante y divertida, en la que los dos la pasamos muy bien; así descubrí que su personalidad era tan hermosa como su físico, y que era sumamente agradable, honesta, simpática, sencilla e inteligente. Reímos muchos los dos en aquella charla y se creo un ambiente de complicidad entre ambos. Pero el tiempo pasaba y se acercaba la noche, justo cuando hablábamos de cine y las películas que nos gustaban que eran las mismas. Por eso me atreví a sugerirle que debíamos ir juntos al cine algún día.

-¿Y por que no vamos ahora?-dijo ella para mi gran sorpresa.

-¡¿Ahora?!-dije asombrado.

-Si, o ¿tienes algo que hacer?-dijo ella con desilusión en la voz.

-¡NO!-replique de inmediato-claro que no.

-Me alegro.

Y así nos marchamos a una multisala de cine que queda cerca de donde estábamos. Si era un sueño yo no quería despertar nunca; la pasamos de maravilla en el cine, y al salir continuamos muy animados la charla, como si fuéramos amigos de toda la vida que tenia mucho tiempo sin verse. En el colmo de mi gloria ella me invito a su casa para seguir la velada.

Y así fuimos a su casa, un lujoso apartamento en unas supercaras residencias; una vez allí me sorprendí al darme cuenta que no había nadie mas en el apartamento, solo nosotros dos. Tomamos asiento en un amplio sofá.

-Disculpa, ¿No te molesta si me quito las sandalias verdad?, tal vez es de mala educación pero no aguanto los pies.

-¡No, claro que no!-dije mas bien excitado-esta es tu casa y a mi no me molesta, al contrario.

Así que ella se quito las sandalias y dejo sus lindos pies desnudos sobre la cómoda alfombra que cubría todo el piso. Conversamos un rato animadamente.

-¿Quieres tomar algo?, ¡Podemos abrir el bar!, tengo güisqui, vodka, champagne, cerveza, lo que se te imagine.

-Lo que tú quieras por mi esta bien-le conteste.

-Ponte cómodo, ya regreso.

Volvió con dos vasos, una hielera, una botella de güisqui y otra de soda; empezamos a tomar mientras hablábamos de todo. Después de terminarnos la botella de güisqui y comenzar otra el ambiente se fue haciendo más íntimo; no se como pero empezamos a hablar de los pies de las mujeres.

-¡Es en serio!- decía yo- los pies de las mujeres son una de sus partes mas eróticas….

-Si, ya me había dado cuenta que tienes una fijación por ellos- dijo ella entre risas- en tu relato describes los pies del personaje inspirado por mi como hermosos, delicados y aristocráticos. En verdad, ¿te parece que mis pies son tan bellos?- y levanto sus pies en el aire para que yo los viera mejor.

-¡Claro que si!, son muy lindos. Tienen una forma perfecta, y lucen delicados y femeninos; no como los de algunas mujeres que son tan asquerosamente feos que son peores que los de un hombre.

Los dos reímos la gracia de buena gana.

-Oye, ¿te gustaría que te diera un masaje en los pies?- le dije, envalentonado quizás por el alcohol, y todavía sin poder creer que estuviera al lado de esa Diosa.

-¿Ahora?- dijo ella un tanto sorprendida.

-Bueno, seria buena idea, me dijiste que te dolían los pies de tanto que caminaste hoy con esas sandalias con tacones tan altos.

-¿Y tu eres bueno dando masajes en los pies a las mujeres?- me dijo con mirada maliciosa y sonrisa picara.

-¡Seguro!, hasta ahora nadie se me ha quejado.

-Bueno, en ese caso son todos tuyos- dijo mientras se recostaba en el sofá y ponía sus pies sobre mis piernas.

Pronto mis manos estaban afanadas masajeando los pies de mi princesa; su piel era suave como la de un bebe, y el roce con mis dedos me producía una sensación electrizante que recorría todo mi cuerpo. Aquellos pies, jamás maltratados, esmeradamente cuidados y acostumbrados a ser admirados enfundados en sofisticadas sandalias; eran sin duda dignos del mas excitante de los masajes y de mi fervorosa devoción. Pero también eran un nudo de nervios que sensibilizados por mis diestras manos transmitían una gratificante sensación a la dueña de aquel cuerpo, que se relajaba y disfrutaba al ser objeto de aquella placentera atención.

-¡Que rico masaje!- dijo ella con un ligero toque de coquetería, nada descarada por cierto- Se ve que tu tienes experiencia, muchos pies habrán pasado por tus manos.

-Ni tantos- le dije- solo tengo una habilidad natural. Pero a ti seguro te habrán hecho miles de masajes, no faltara quien, un novio por ……

De pronto ella retiro los pies y puso una cara tensa y molesta; yo pensé que había metido la pata.

-Lo siento si dije algo que no debía, yo no quería…..

-No discúlpame tu a mi E. , es que horita no quisiera ni oír la palabra novio….es muy…..doloroso- dijo ella y de sus ojos empezaron a brotar las lagrimas.

-No te pongas así linda, una niña como tú no debería llorar. Si puedo ayudarte estoy aquí para ti, solo dime que pasa.

Así entablamos una conversación en la cual ella me contó lo mal que la estaba pasando a nivel personal; su ultimo novio la había traicionado, y ella lo había encontrado teniendo sexo con dos chicas al mismo tiempo. Después de una larga relación de casi 3 años y haber vivido juntos, y con planes de boda; fue duro para ella descubrir que seguía siendo un promiscuo. Su relación anterior también había terminado mal cuando su primer novio formal la había engañado con ¡un hombre!; así que con esas dos experiencias ella se sentía maldita.

-No se porque me pasan estas cosas a mi- decía ella llorando- soy joven, soy bella, todo el mundo no se cansa de decirme lo buenota que estoy, que tengo un cuerpo escultural y no se cuantas tonterías mas. Los hombres se morbo sean viéndome, me ven con un descaro que me incomoda; dicen que soy una de las mujeres mas deseadas del país, y ¡Mírame!; ESTOY SOLA, nadie me quiere, si tengo un novio lo encuentro en la cama con dos mujeres o con un hombre…¡Un hombre!....¿Es que soy tan poca cosa que no soy digna del amor de nadie?, ¿Es que solo quieren acostarse conmigo y a nadie le importa lo que yo siento?....

-Eso no es verdad, ahora que te conozco en verdad me gustas mas que antes. Aunque te acabo de conocer, veo que eres una persona que vale mucho; esos hombres son una BASURA, no valen nada, tu eres mucho para cualquiera de ellos.

-¿En serio?, yo sabia que tu me entenderías, por eso te busque….

-No te entiendo.

-Cuando escribiste ese relato pensando en mí para crear a tu protagonista, escribiste una historia de amor tan hermosa y tan conmovedora que te juro me hiciste llorar. Sobre todo porque al leerlo pensaba en lo que era mi pobre vida y lo que yo quisiera que fuera. Porque yo siempre he querido conocer un amor como el que describes en tu relato, un amor que destierre para siempre la soledad de mi vida y me enseñe a sentir a un hombre de verdad a mi lado, que me quiera por lo que soy y no por lo que represento.

Al decir esto, estábamos sentados muy juntos uno del otro; su cuerpo rozaba el mío y su rostro estaba tan cerca del mío que sentía su calido aliento sobre mi nariz y mi boca. Su aroma me invadía sumergiéndome en un éxtasis; la visión de sus lindos y tentadores labios en movimiento me hipnotizaba. Un calor, producto del alcohol y la excitación invadía mi cuerpo y todos mis sentidos.

-Seca esas lagrimas princesa- le dije secando sus mejillas con el dorso de mi mano- tu eres mucho mas que un sueño belleza, eres alguien que merece mas de la vida. Tú eras mi fantasía y ahora eres una hermosa realidad para mí. Si te sirve de algo, las horas que pase hoy contigo es lo más importante que me ha pasado en años.

-Y tú me has hecho reír por primera vez en meses, me has hecho feliz y me hiciste olvidar todo por horas. Mi salvador, mi lindo escritor……

En ese momento ella acariciaba mi cabello y luego deslizo su suave mano por mi cara, acariciando suavemente mi mejilla. Sus bellísimos ojos estaban clavados en los míos, con aquella mirada penetrante e hipnótica que te dejaba sin aliento; simplemente no pude resistirlo más, y de forma decidida la bese en la boca. Cuando nuestros labios se unieron ella me correspondió y así nos fundimos en un profundo y prolongado beso; metí mi lengua en su boca y ella hizo otro tanto. De forma desesperada yo me "comía" su boca, esa boquita tentadora con la que yo había soñado miles de veces al verla por televisión en brazos del galán de turno. Mientras que con mis manos yo acariciaba su espalda y sus hombros.

Nuestro beso se hizo mas intenso, y nuestro abrazo más brusco y frenético. Una de mis manos descendió hasta su muslo y comencé a acariciarlo y estrujarlo sobre la tela del vestido; luego metí mi mano debajo del vestido y subí hasta su cadera buscando el comienzo de su ropa interior. Pero en ese momento ella bajo su mano y, tomando mi brazo, me contuvo.

-No, aquí no- dijo ella- ven conmigo.

Me tomo de la mano y me llevo con ella. Caminamos por un corto pasillo hasta su amplio dormitorio, donde entramos y ella cerró la puerta; después de lo cual me dio otro beso en la boca, y luego me empujo a la cama, donde caí de espaldas.

-¿Qué te parece si jugamos un poco?- me dijo ella- Vamos a imitar la fantasía, y a hacer realidad parte de tu relato.

Diciendo esto, se dio la vuelta y se puso de espaldas a mí. Estando así, de pie y dándome la espalda; de pronto se doblo hacia delante, y tomando los bordes inferiores de su corto vestido, se levanto su sexy prenda de vestir y se lo saco por la cabeza. Habiéndose sacado de esta manera el vestido, la arrojo a un lado al piso; luego se dio la vuelta cubriéndose los senos con las manos.

-¿Estas preparado para tu recompensa, mi lindo escritor?- pregunto ella con sonrisa traviesa.

-Si, lo deseo- dije resuelto.

Entonces ella retiro sus manos de golpe y me regalo la visión de sus hermosas tetas; una parte de su cuerpo que yo nunca había visto, porque en su carrera ella nunca había aceptado fotografiarse en topless.

¡Dios, Que Tetas tan hermosas!; eran grandes, en su adecuada y justa proporción; impecablemente bien formadas, firmes y duras como dos bellas montañas. Sus ricos y grandes pezones eran las coronas perfectas para aquellos soberbios montes; en suma eran dos jugosas y grandes frutas que me hacían agua a la boca, y que yo estaba ávido de tener en mis manos y en mi boca.

-¡Eres hermosa, perfecta, no tengo palabras para decirte lo bella que eres!- dije con sinceridad.

-¡Tranquilo!, todavía te faltan otros "premios" mejores. ¿Has sido un niño bueno?

-Seguro que si.

-¿Y como lo quieres?

-¡Tu sabes como!

Ella volvió a darse la vuelta. Entonces pude ver que sus pantaletas eran del tipo hilo dental; por detrás estas bragas (de color negro, según lo que había visto por delante) se reducían a un fino y microscópico hilito que se perdía en lo profundo de la raja de su enorme culo, haciéndose invisible; por lo que prácticamente su culo ya estaba desnudo.

Ella tomo los finos hilos que sujetaban su diminuta prenda intima a sus caderas; e inclinándose hacia delante se fue bajando sus pantaletas, enseñándome mejor el culo en el proceso. Al descender su prenda, el hilo trasero salio del interior de la raja de su culo, "liberado" al fin de aquella deliciosa prisión; bajo aun mas sus pantaletas, y levantando una pierna y luego otra se las saco por los pies, y luego la echo a un lado como había echo con el vestido.

Se dio la vuelta cubriéndose la cuca (como le decimos en mi tierra al coño o vágina) con las manos, tal como había ocurrido en mi relato. ¡No podía creer que ahora me estuviera sucediendo en la vida real!

-¿Estas listo mi amor?- dijo ella con tono dulce.

-Si, deseo verlo.

Ella retiro las manos y dejo a la vista aquella deliciosa cuca, el tesoro mejor guardado de su espectacular anatomía.

¡Que Cuca Dios mío!; tenia una cuca hermosa y tierna, una deliciosa conchita que seria el manjar mas suculento para cualquier hombre digno de tal nombre. Una fina y cerradita rajita, cubierta por una delgada y poco abundante mata de delicados vellos púbicos; una discreta hendidura en una carne tierna y rosada, que pedía a gritos ser hollada por un brutal y salvaje intruso. En cierto modo me recordaba el delicado coño de una adolescente, hermosa y virgen; y la forma como había sido "podado" aquel "jardín", convertía a ese húmedo y divino triangulo en la más placentera de las visiones, y la promesa de un placer sin límites.

Mi verga estaba parada y dura, amenazando con romperme el pantalón como un animal salvaje rompería las ataduras que lo mantienen preso; mi erección era enorme y evidente. Yo solo quería estar dentro de ella; sentir mi verga hundida entre esos delicados labios vaginales, hollando y maltratando esa tierna carne. Quería llenar su intima cavidad con la leche eyaculada de mi miembro; sentir que era mía, y saciar mi hambre con aquel cuerpo de ensueño.

Ella camino hacia mí, y me hechizaba con cada movimiento de su sensual cuerpo; se puso frente a mí, a unos pocos centímetros, ella de pie y yo sentado en la cama. Sus manos mecían con suavidad mis cabellos; yo pase mis manos por detrás de ella, y acaricie su espalda. Luego de mirarla a los ojos por breves instantes, me concentre en lo que tenía enfrente de mí; pegue mi cara a su vientre, y lo bese. Después baje mi rostro, hasta su cuca; sentí el roce con sus vellos que me hacían cosquillas, olfatee el olor de su sexo, y deposite un beso sobre esa concha. Me abrasé con fuerza a su cintura, y la atraje más a mí; luego la jale conmigo y la acosté en la cama, a mi lado. Comencé a acariciar sus piernas y a recorrerlas con mi boca, besando y lamiendo cada centímetro de aquellas hermosas y esculturales piernas.

Entonces me detuve brevemente para quitarme la ropa; me la quite con tal desesperación que casi me la arranco en jirones, ante la atenta mirada de mi amada. Cuando descubrí mi erecta verga, ella la tomo con una mano y la aprisiono dentro de su mano cerrada a manera de puño; la recorrió como si fuera a ordeñar una vaca, y luego la soltó. Entonces yo la hice abrir las piernas, y puse mi cabeza entre sus piernas.

Sin perder tiempo, comencé a lamer su coño; al principio con mucha suavidad y delicadeza, pero ganando fuerza y rapidez con cada lamida, introduje mi lengua entre los labios de su suave y deliciosa cuca, que ya estaba húmeda. Le di la mejor mamada de mi vida, como si se me fuera la vida en ello; imprimiéndole habilidad y energía, sin darle tregua, "comiéndome" su concha como si estuviera poseído. Ella gemía de placer, y cerraba sus piernas atrapando mi cabeza entre ellas; sentir mi cabeza atrapada entre sus muslos aumentaba mi excitación.

Cuando me canse de mamar su rico sexo, le introduje los dedos de mi mano. Al principio uno, después dos y al final tres dedos le metí en su cuca; hurgando sin piedad, estimulando su clítoris y masturbándola con un movimiento de mete y saca.

Al tenerla ya muy excitada y casi rogando por el siguiente paso; tome sus piernas y las coloque sobre mis hombros. Después acomode mi pene en la entrada de su húmeda cavidad, y se lo introduje lentamente; como esa era la postura ideal para lograr la mas profunda penetración, ella emitió un grito de dolor.

-¿Te lastimo así?- le pregunte.

-¡No! ¡Sigue así, no pares!- dijo ella con la respiración entrecortada y voz excitada.

Entonces le di gusto, empujando con fuerza hacia dentro e iniciando inmediatamente un frenético movimiento de mete y saca. Con cada embestida ella aullaba de placer y dolor; mientras que el sudor resbalaba por mi frente y mis mejillas. Esa posición conseguía que ella y yo tuviéramos la máxima compenetración, y al tener sus piernas levantadas en el aire sobre mis hombros y a ella totalmente abierta en una absoluta y sumisa entrega a mí; me excitaba más sintiéndome el macho que dominaba y castigaba a la hembra.

Yo hacia esfuerzos para no acabar rápido, tratando de prolongar la penetración y retrasar la eyaculacion lo más posible; mientras ella parecía sufrir de violentos espasmos y temblaba dominada por una incontenible energía orgásmica. Sus manos se aferraban a las sabanas con violencia o se agarraban a mis brazos; mientras yo agredía sin piedad su concha con mi grande y gruesa verga, que en cada embestida se abría paso salvajemente, separando sus delicados labios vaginales y enterrándose en lo mas hondo de su sagrada cavidad, cuna fértil de vida y placer.

Finalmente acabe dentro de ella; mi verga eyaculo un poderoso y abundante chorro de leche caliente, inundando sus femeninas entrañas. Me sentí en el cielo, como si compartiera parte de la "divinidad" de mi musa; hubiera querido llenarla de un océano de leche, y cada gota que deposite dentro de ella me hacia sentir mas orgulloso y lleno de placer.

Había sido tanta nuestra locura en aquella descabellada aventura que ninguno de los dos pensó en preservativos; a pesar que éramos extraños el uno para el otro, y aunque yo nunca lo había hecho sin condón con una desconocida, actuamos irresponsablemente y echamos a un lado el temor a enfermedades y/o embarazos.

Pero en aquel momento yo no pensaba en nada; solo me derrumbe encima de ella después de haber terminado de eyacular y bese con pasión su boca. Luego agarre sus tetas con mis manos y empecé a apretarlas con fuerza; metí cada uno de sus pezones en mi hambrienta boca varias veces, y no deje de lamer y mamar sus bellas y grandes tetas durante varios minutos.

Pronto estábamos entregados los dos a los juegos previos a otra acometida; acariciándonos mutuamente y besándonos, tocando nuestras partes intimas para estimularnos. Yo comencé a meterle mis dedos en el pequeño agujero de su culo, algo que a ella le encanto; como había hecho antes en su cuca, le enterré los dedos y jugué con su orificio, para prepararla para lo siguiente.

Pasado un rato, le pedí que se colocara "en cuatro" sobre la cama; le di instrucciones para que arqueara la espalda y levantara el culo por encima del nivel del resto del cuerpo, en dirección hacia mi que estaba colocado detrás de ella. Acomode mi verga en la entrada de su ano, y se la introduje muy despacio; ella jadeo e hizo exclamaciones de placer, y grito cuando mis testículos golpearon contra sus nalgas. Entonces sujete sus caderas con mis manos, y di inicio al incansable movimiento de mete y saca; sin tenerle ninguna compasión, le di bien duro, porque solo pensaba en "partirle" el culo.

Ella gritaba y aullaba de placer, clavaba sus finas y cuidadas uñas en las sabanas amenazando con rompérselas; y empujaba hacia atrás su trasero, intentando hacer mas profunda la penetración.

Cuando mi cuerpo no pudo aguantar mas, acabe dentro de su culo como había hecho antes dentro de su cuca; otro abundante chorro de leche eyacule dentro de su ano, y una vez mas bombee toda mi carga hasta quedar bien "seco". Cuando saque mi pene de su maltratado agujero, chorritos de leche brotaron desbordados de el.

Nos besamos y abrazamos, rendidos de cansancio; satisfechos después de aquellos dos asaltos de nuestro "boxeo" de placer. Aunque exhaustos, no dejábamos de acariciarnos y estimularnos como si buscáramos un tercer asalto.

-¿Estas satisfecha?- pregunte.

-¡Mucho!, ¡Es el mejor sexo que he tenido en mucho tiempo!

-¿Y ahora que, nos seguiremos viendo?

-¡Claro, mi escritor favorito! No olvides que soy tu musa.

Yo reí satisfecho y feliz, con la felicidad más grande que había conocido en toda mi vida.

-¿Seguimos donde nos quedamos?- le pregunte ansioso.

-Espera, primero tengo que dejar el caballo en los establos.

-¿¡El caballo!? ¿Qué caballo?

De repente, como transportado por la maquina que materializaba y desmaterializaba a la gente en "Viaje a las Estrellas"; me vi de nuevo en mi espacio real: la sala de mi casa.

Estaba sentado en mi sillón favorito, frente al televisor grande de la sala; con el control de la tele en mi mano, y rodeado por las penumbras de la sala a oscuras, solo iluminada por la luz que emana del televisor (como a mi me gusta). El reloj electrónico del aparato de VHS marca las 9,54 P.M. ; es decir, en 6 minutos serán las 10 de la noche.

Cuando fijo la vista en el televisor, veo a mi "Diosa" montada a caballo, vestida con jeans, camisa a cuadros y con un sombrero vaquero en su cabeza. Y me doy cuenta de lo que pasa: una vez mas estoy soñando despierto.

Nunca el despertar de un sueño fue tan amargo; de regreso a mi triste realidad, a una vida solitaria que no me ofrece ni la mitad del placer y la dicha que disfruto en mis fantasías. ¡Hay si los sueños fueran realidad!

Pero al menos puedo seguir contemplando a mi Diosa en su telenovela, soñando con ser el hombre que se duerme a su lado.

Como siempre, agradezco todos sus comentarios sobre este relato (buenos y malos) que me quieran hacer llegar a mi correo electrónico, que es: adamrove1975@yahoo.com También los invito a leer mis otros relatos haciendo clic en mi ficha de autor, actualmente hay dos que están entre los primeros del Top-100; gracias.