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El extraño estímulo de mi madre (2)

en Amor filial

"¿Cómo unas simples fantasías pudieron convertirse en una obsesión tan grande, y como pudo esa obsesión convertirse en esta pasión que siento?"

Yo pensaba en esto mientras observaba a mi madre en la piscina de nuestra casa. Era la soleada tarde de un sábado, y mi madre se bañaba en la piscina mientras yo, sentado en una silla al borde de la alberca, la contemplaba.

Ese día ella vestía un diminuto bikini de color amarillo, del tipo hilo dental: la parte superior del bikini apenas cubría sus hermosos senos, y la parte inferior cubría muy poco por delante y prácticamente nada por detrás. Cuando salio del agua pude contemplar mejor su bello cuerpo de 1,76 metros de estatura y medidas perfectas. Como ya he mencionado antes su exótico color de piel era similar al de una mujer blanca después de un buen bronceado en la playa; pero cuando a este "bronceado" natural le agregaba un autentico bronceado de piscina o playa su color se hacia irresistible. El hecho de nadar cada vez que podía hacia que ella tuviera el vientre plano y perfecto de toda buena nadadora, sin pizca de celulitis. Ella salio chorreando agua de la piscina, y tomo una toalla para secarse un poco antes de dirigirse a donde estaba yo.

Habían transcurrido unas semanas desde aquel momento íntimo entre los dos en que nos revelamos mutuamente la desnudez de nuestros cuerpos, y la situación entre nosotros era extraña pero muy agradable y placentera. Aunque ya no había razones para "estimularme", porque el año escolar había culminado y estaba en plenas vacaciones (así que no había notas que mejorar); Gaby cumplió con su palabra y la confianza entre nosotros continuo: en varias ocasiones en esas semanas ella y yo nos quitábamos la ropa y hablábamos por largo rato mientras nos veíamos desnudos, en mi habitación o en la de ella. Era como un juego para nosotros; yo se lo pedía y ella no se hacia rogar, por el contrario, accedía gustosa. Mientras estábamos desnudos hacíamos bromas, incluso chistes subidos de tono; pero ninguno daba un paso más allá. Parecíamos dos niños traviesos jugando un juego pícaro y prohibido por los adultos; quitarnos la ropa frente a frente mientras reíamos se había hecho una diversión excitante que sin embargo nos conducía por un camino inquietante.

En cualquier caso para mi era a la vez una tortura y un placer; porque aunque había llegado mas lejos de lo que soñé cuando intente espiarla en el jacuzzi hace meses y podía masturbarme con la imagen fresca de ella en mi mente; también era mortificante verla y no poder tocarla. La teoría de Gaby de que se me quitaría un poco la obsesión y la "calentura" con ella al verla toda desnuda, porque ya no habría nada tabú que espiar; era un fracaso absoluto. Ahora estaba mas obsesionado y mas que nunca la deseaba; lo que es peor, mis remordimientos y prejuicios habían desaparecido y ella para mi era la hembra que yo deseaba que fuera mía sin dudas ni vacilaciones.

Esa tarde ella se acerco a mí con una de esas hermosas sonrisas que me dedicaba y viéndome con su carita de niña buena y alegre; se tumbo boca arriba en el mueble plegable que estaba a mi lado y que usaba para tomar el sol.

-Mi amor, porque no entras al agua, esta muy rica. Estar sentado allí sin bañarte solo hará que te frites al sol- me dijo en tono cariñoso.

-Tal vez más tarde Gaby- dije, y una vez más me llamo la atención como desde que gane mi "premio" con cada vez mayor frecuencia yo la llamaba Gaby, y con cada vez menos frecuencia la llamaba mama. Era como si mentalmente estuviera terminando la metamorfosis de mi sentir hacia ella: de un sentir de hijo por su madre, a un sentir de hombre por una mujer. A ella no parecía disgustarle el cambio, y parecía a gusto con que yo la llamara Gaby; incluso parecía que las pocas veces que la llamaba mama (a menudo frente a otras personas) ella parecía incomoda, como si le dieran un golpe que la trajera de vuelta a la realidad. Pero ese día estábamos solos y podíamos tratarnos con la confianza que el mundo nos negaría en otras circunstancias.

-Pero de verdad la tarde esta esplendida Carlos-ella también me llamaba cada vez menos Carlitos- y el agua esta divina; ¡no me digas que estas aburrido!, ¿acaso no te agrada mi compañía?

-¡No!, tu sabes que no es eso. Lo que pasa es que estamos los dos solos y lo único que hacemos es estar aquí en la piscina; no es que sea malo, pero es muy rutinario. Hemos disfrutado de esta piscina toda la vida, porque desde que nací he vivido en esta casa; quisiera hacer algo distinto a la rutina, algo mas divertido.

-¿Y que llamas tu divertido y diferente a la rutina?- me dijo viéndome con cara divertida y picara- porque jugar a los nudistas ya es una rutina; además no podemos pasarnos todo el tiempo en eso, no debes acostumbrarte y tampoco es muy conveniente. ¿Qué otra cosa diferente y nueva te gustaría hacer?

-Bueno, a mi me gustaría que nos bañáramos en la piscina, pero desnudos.

-¿¡Que!? ¿¡Estas loco!?

-Bueno, tu me preguntaste. Es solo una idea, seria divertido bañarnos desnudos en la piscina; eso si seria algo loco y diferente.

-¡Si, pero imposible!, ¿te imaginas que alguien nos viera?: ¡Fin de Mundo! Aunque estuviéramos solos los dos, alguien podría llegar de improviso y no quiero ni pensarlo; ¿te imaginas la cara de tu hermana?, ¿de tu papa?

Al pensar en esto último los dos nos reímos con ganas.

-No, definitivamente estas loco-dijo riéndose.

-Pero no me digas que no seria divertido algo tan loco y atrevido. Cuando eras adolescente, ¿nunca tuviste ganas de hacer algo totalmente loco y fuera de lo normal, una gran locura?-le dije riéndome también, pero hablando en serio.

-Bueno, claro que ganas de hacer locuras siempre tenia, pero nada tan atrevido. Además, no tuve mucho tiempo para vivir una loca juventud- dijo con un dejo de tristeza y nostalgia en su voz y en su mirada. Era obvio que a veces se lamentaba de no haber disfrutado mas su vida por haber salido embarazada siendo apenas una niña.

-Yo si desearía hacer algo alocado de vez en cuando, pero era solo una idea.

Ella se quedo pensando unos instantes, cuando de pronto se le ilumino el rostro con una sonrisa traviesa.

-Oye, tengo una idea-me dijo, y se paro de la tumbadora plegable.

-¿Qué?-le dije intrigado.

-Tranquilo, no te desesperes, ya lo veras.

Con su toalla termino de secarse bien el agua que aun le quedaba encima mientras yo la contemplaba extasiado. Luego tomo de un mueble cercano su falda pareo; era un bonito pareo mini-faldero de color azul, uno de varios que tenia en su guardarropa para usar en la playa o piscina. Se ato el cordón del pareo a la cintura, con lo cual quedo vestida de la cintura para abajo; y se calzo los pies con unas chancletas.

-Ven conmigo, vamos-me dijo, al tiempo que me tomaba de la mano.

La seguí al interior de la casa; no vi a nadie, así que presumí que Gertrudis, la sirvienta de turno, estaría ocupada en la cocina. Atravesamos la sala y nos dirigimos a la imponente escalera principal; y por ella subimos rápido a la planta superior de la casa, sin que me soltara en ningún momento la mano (cosa que me agradaba, porque era un gesto cariñoso entre los dos). Caminamos por el largo corredor que comunicaba con todas las habitaciones de la planta superior y nos detuvimos frente a la puerta del cuarto de ella.

-Espera aquí un poquito-dijo ella mientras entraba y cerraba la puerta. Al cabo de unos minutos salio vistiendo una de sus batas cortas y con otra toalla.

-Vamos-dijo mientras me conducía de la mano a mi cuarto. Entramos y ella cerró la puerta poniendo el cerrojo por dentro. Se quito la bata y vi que todavía llevaba puesto el hilo dental amarillo; coloco la bata cuidadosamente en mi perchero como siempre hacia.

-Bueno, tu querías bañarte desnudo en la piscina, pero como no se puede yo te tengo una idea mejor; ¡Vamos a bañarnos en tu ducha!

-¿¡En la ducha!?

-¡Si!, ¿No te gustaría bañarte conmigo?-dijo con una gran sonrisa y esa cara de niña "mala" que me desarma.

-¡Claro que si!, ¡Me encanta la idea!

-Entonces vamos, no perdamos tiempo.

Rápidamente ella se quito los sostenes del bikini y libero sus hermosas tetas; y después se bajo la parte de abajo del hilo dental frente a mi dejando al descubierto una vez mas su sabroso coño. De inmediato mi verga se puso dura como un roble, y sin pensarlo mucho yo también me despoje del short y del traje de baño que llevaba debajo mostrándole a ella mi poderosa erección. Ella me vio con una mirada maliciosa, como siempre; y luego me dio la espalda para dirigirse al cuarto de baño de mi habitación, mostrándome el maravilloso espectáculo de su rico culo en movimiento.

Yo la seguí, y una vez dentro de mi baño, ella corrió la puerta corrediza semitransparente del espacio de la ducha; y entonces ella fue la primera en meterse debajo de la ducha. Llevaba un jabón que había traído de su habitación en el bolsillo de la bata, un jabón perfumado de esos que tanto le gustan. De prisa me metí yo también.

-¿Comenzamos?- me dijo.

-Si-respondí.

Entonces ella abrió las llaves y comenzó a brotar el abundante y sabroso chorro de agua de la ducha. Ella fue la primera en mojarse y yo la contemplaba embelesado; no tengo palabras para describir la excitación que sentí al ver por primera vez el agua de una ducha recorrer todo el cuerpo de Gaby frente a mis ojos. Era como una visión onírica, la visión de uno de esos sueños eróticos que en ocasiones tenemos por la noche y del que no deseamos despertar jamás. Pero era más poderoso todavía que eso, era como una visión producto de un éxtasis místico.

El agua descendía desde sus hermosos cabellos, mojados hasta la raíz; y caía en cascada sobre aquel rostro por el cual un hombre seria capaz de dar su vida. El agua acariciaba cada centímetro de ese rostro de ensueño; y besaba aquellos labios de ángel cuyos besos todos codiciaban. El agua seguía su curso por su cuello para descender en su pecho; y allí tenía el gran placer de abrazar aquellos grandes y preciosos senos. El agua goteaba de sus ricos pezones, como si cada gota empujara a la anterior para poder aferrarse a uno de esos sabrosos picos; y luego los chorros de agua se deslizaban "ladera abajo" acariciando toda la extensión de esas jugosas "frutas" que eran sus tetas. La desvergonzada agua seguía su curso por aquella llanura que era su vientre y se encontraba con la parte más apetecida de su anatomía: la deliciosa rajita de su cuca, esa rajita cubierta por su fino bello púbico. Mi cabeza estallaba con lujuriosas imágenes cuando veía como esa impúdica agua inundaba el pequeño bosque de vellos que cubría su conchita y se introducía en la cavidad húmeda de su sexo, como si la follara con su ejército de miles de gotitas cristalinas. No contenta con profanar el sagrado recinto que todos los hombres desearían explorar, el agua recorría sus largas y hermosas piernas como si las fuera besando en su camino; para terminar postrándose en sus lindos pies.

Yo no podía creer que todo aquello fuera real, que no fuera un sueño; que aquella bellísima mujer fuera mi madre, que estuviera bañándose totalmente desnuda frente a mí, provocándome, haciendo que mi sangre hirviera y a mi cuerpo lo recorriera una energía que me ponía al borde de una violenta erupción. "¡Dios, porque me das tanto placer y al mismo tiempo me castigas así!", pensaba yo temblando ante aquel hermoso espectáculo; es difícil que entiendan lo que yo vivía en esos momentos. Aunque el espacio de mi ducha era grande para ser el área de una ducha, y era lo suficientemente grande para estuviéramos los dos sin tener que apretujarnos uno contra el otro; el espacio se hacia pequeño por lo excitante de la situación y la tensión sexual que había en el aire. Yo trataba de bañarme como si nada, pero lo anormal de la situación me tenía a millón.

-Carlos- me dijo- deja que te ayude. Voltéate y deja que te enjabone la espalda mi amor.

¡Aquello tenia que ser un sueño, una fantasía sexual!; pero no, era verdad y yo me moría de contento. Me voltee y me deje hacer.

-Estas tenso mi amor, relájate que yo me ocupo de tu espalda- dijo mientras sus delicadas y suaves manos recorrían toda mi espalda frotándome el jabón, con tal maestría que parecía una experta masajista terapéutica. Era una sensación muy placentera, relajante y excitante a la vez; mis tensos músculos se rendían a los sutiles movimientos de sus manos que describían estelas sobre el mar de mi piel, mientras mi libido reaccionaba al tacto de esas manos y a la peligrosa cercanía de su cuerpo. En un momento dado sus tetas llegaron a rozar mi espalda y yo sentí como se me ponía la carne de gallina; claro que ella se echo para atrás enseguida. Luego de unos minutos ella termino y me mando a quitar la enjabonada con el agua.

-¿Quieres que te ayude yo ahora?, ¿te enjabono la espalda?-dije en el colmo de mi excitación.

-¡Claro!, pero recuerda que es solo enjabonar- me contesto con una risa.

Ella me paso el jabón y me dio la espalda; con nervios y algo de timidez al principio yo puse mis manos sobre su preciosa espalda y sentí como una corriente eléctrica en mi cuerpo cuando empecé a acariciar su suave piel. Su piel era realmente muy suave, era tan delicada que no parecía la piel de una persona de su edad que ha estado expuesta tantos años a los elementos; era la piel ideal para una mujer, la que todo hombre desea acariciar sin descanso. Mis manos comenzaron a trazar su camino por aquel mar de tierna carne, tocándola como quien toca algo muy frágil y valioso. Estrujaba el jabón con cuidado pero con cada vez mas fuerza; mis manos subían y bajaban, iban de un lado a otro, recorriendo todo su espacio. El aroma intenso a fresas de su jabón aromático, confundido con el aroma de su cuerpo de hembra, me tenía embriagado; yo quería acercarme a ella, quería buscar la intimidad entre su cuerpo y el mío, necesitaba rozar su cuerpo y sentir el tacto entre nuestras dos pieles. Con cuidado fui acercándome a ella, acortando la pequeña distancia entre nosotros; como tenia la verga erecta al máximo, como si estuviera a punto de estallar, al acercarme la punta de mi verga hizo contacto con la raja de su culo. Ella dio un pequeño respingo al sentir el contacto con el duro palo, pero no hizo ademán de apartarse; por eso le acerque más la punta de mi mástil, restregándoselo suavemente en su culo. La cabeza de mi verga parecía querer abrirse paso en aquella sabrosa y grande raja; parecía tocar a la puerta para entrar. Yo acercaba mi cara a su nuca y ya mi calido aliento debía sentirlo ella; quería aspirar fuertemente el aroma de su cabello mojado. Ya no pensaba, solo deseaba; de pronto desee rodearla con mis brazos y darle la vuelta para besarla y hacerle el amor allí mismo. Quería sentir como seria penetrarla de verdad, hundir mi verga en sus carnes; comencé a deslizar mis manos por sus costados con la idea de alcanzar su pecho y agarrar sus tetas, antes de voltearla hacia mí. Pero de pronto, adivinando quizás mis intenciones, ella rápidamente se echo para adelante separándose de mi.

-Bueno, creo…creo que ya mi espalda esta lista por hoy, gracias Carlos-me dijo levemente nerviosa- vamos apúrate que no has terminado de enjabonarte el resto del cuerpo y no podemos pasarnos todo el dia aquí, ¿te imaginas que a alguien se le ocurra buscarnos?; voy a tener que sacarte del baño a empellones como cuando eras pequeño-agrego con una risita.

Su reacción me desubico por completo, pero surtió el efecto deseado por ella porque en medio del desconcierto me acobarde y desvié la mirada de ella para concentrarme en mi higiene. Ella se hacia a un lado cuando yo me metía debajo de la ducha, y yo hacia otro tanto cuando le tocaba su turno a ella. Yo estaba algo molesto, porque después de casi alcanzar un momento cumbre, y cuando creí que ella se entregaría; de pronto me sale con aquel corte violento, pero también sabia que por mas que lo deseara no era un paso fácil ni para ella ni para mi. Ella debió darse cuenta de mi decepción y enojo, por su cara de cierta vergüenza o pena.

Finalmente ella se había lavado casi todo el cuerpo, solo le faltaba una parte: su rica cuca, aquella rajita cubierta de vellos que era la imagen más recurrente en mi cabeza por aquellos días. Yo imaginaba que ella tenía cierto pudor de asearse su vagina en frente de mí, por lo que lo había dejado para el final y seguramente lo haría de espaldas a mí. Para mi sorpresa ella se coloco de frente a mi, y bajando la vista a su parte inferior, con sus delicadas manos comenzó el trabajo de asearse su deliciosa cuca; ella abrió muy suavemente los labios mayores y menores de su cuca, y se lavo entre ellos. Ella aplico suavemente tracción sobre el capuchón de su clítoris en dirección del ombligo mientras se lavaba las superficies expuestas. Ella me estaba obsequiando el mejor espectáculo de mi vida hasta ese momento, porque ver su coño por fuera era una cosa, pero ver como lo abría ante mi para lavar lo mas intimo de su vulva era otra cosa mil veces mas excitante; yo nunca pensé que ver a una mujer lavar su cuca fuera tan estimulante. Olvide mi enojo y me quede hipnotizado, con ganas de ser yo el que estuviera con mis manos lavando con extrema gentileza y delicadeza aquella parte sagrada del cuerpo de ella y de toda mujer. Fueron solo unos instantes pero muy intensos, ¡y yo no podía desahogar la presión que había en mi verga! Esta de más decir que yo no pude asearme el pene, porque con mi erección era imposible correrme la piel del prepucio.

Poco después acabamos nuestro particular baño, aunque yo hubiera querido continuar para siempre; ella se seco con su toalla mientras yo hacia lo propio con la mía. Al igual que en otras oportunidades que habíamos estado desnudos juntos, yo pude observar de reojo como ella me veía con interés la verga cuando creía que yo no me daba cuenta. Si, ella parecía gozar viéndome la verga tanto como yo gozaba viéndole las tetas, el culo y la cuca; para mi parecía evidente que ella también se excitaba con lo que estábamos haciendo (aunque tratara de ocultarlo torpemente), y la experiencia en la ducha me lo confirmo.

Ya secos salimos del baño, y sin prisa ella empezó a ponerse un sexy conjunto de ropa interior blanco que había traído de su cuarto en un bolsillo de la bata. Tanto como gozaba viéndola desvestirse, yo gozaba viéndola vestirse; verla subirse las pantaletas después de enseñarme lo que muchos hombres matarían por ver y que yo tenia el privilegio de devorar con mis ojos. Luego ella se despidió de mí con un beso en la mejilla y se marcho de mi habitación.

Apenas se marcho tuve que masturbarme violentamente para desahogar la presión en mi verga; desde la primera vez que la vi totalmente desnuda no me había masturbado con tanta necesidad. Luego de asearme para deshacerme de la leche que eyacule, me acosté en mi cama a meditar todavía excitado por lo ocurrido. "¿A que esta jugando Dios mió?", me preguntaba una y otra vez en mi cabeza; ella sabia lo que provocaba en mi, estaba consciente de lo mal que me ponía con sus incitaciones, de que me ponía como un animal en celo con sus retos. Ella sabia que me ponía cachondo hasta el límite, que me ponía hambriento y luego me dejaba con ese insaciable apetito insatisfecho. Sabia que hacerle eso a un hombre era un suplicio, una verdadera tortura que otro hombre no podría soportar impasible; solo nuestra "especial" situación hacia que yo me contuviera, porque pese a todo no quería "sobrepasarme" con ella y dañar nuestra relación.

"¡Maldita sea, porque no ve que no puedo mas!"; pensaba en mi desesperación. "¿Ella también sentirá lo mismo, estará tan excitada como yo?", y en seguida otra idea venia a atormentada mente: "¿Se estará masturbando ahora como lo hice yo?" La idea me paro la verga de inmediato; si pudiera verla haciéndose la paja por mi, yo sabría que ella también deseaba hacer el amor conmigo. Yo estaba seguro que si lo hacia, porque cuando me veía la verga con morbosa fijación solo podía ser porque la deseaba dentro de ella, penetrándola hasta el fondo de sus entrañas. En medio de esas ideas se fue el resto del atardecer.

Pasarían de nuevo los días, y luego dos semanas. Yo estaba angustiado porque luego de nuestro baño en mi ducha Gaby empezó a evadirme para evitar desnudarse frente a mí; yo trataba de propiciar nuestros encuentros como antes pero ella se mostraba reacia. Trate de que me explicara el porque de su nueva aptitud pero ella se negaba a hablar; eso puso nuestra relación en un estado de incomoda tensión, porque yo no sabia que hacer y estaba molesto con ella por sus evasivas y por privarme del placer al que yo no quería renunciar. Cuando creí que todo estaba perdido y me sentía deprimido, paso algo que cambio todo.

Fue un día como otro; yo llegue de la calle luego de pasar el día en casa de mí mejor amigo para evitar la incomoda situación en mi casa con mi madre. Entre como si nada pero note enseguida algo raro; desde que salude al jardinero en la entrada de la casa y luego cuando salude al ama de llaves y a una chica de servicio. Todos tenían una cara muy rara, como de temor, pena y algo de lastima; la cara que uno pone cuando uno es un extraño atrapado sin querer en una situación incomoda. Yo no sabía porque tenían esa cara, y tampoco porque no querían hablar casi, sobre todo el jardinero que era bonachón y parlanchín; pero de inmediato me di cuenta de otra cosa: había un profundo silencio y "algo" en el aire, como si el ambiente estuviera cargado de tensión. Además me extrañaba no ver a nadie mas, sobre todo a mi padre que cuando estaba en casa se paseaba por todas partes (otra razón para haber pasado el día fuera). Cauteloso, intrigado y algo asustado camine por la casa como alma en pena; hasta que pase por la puerta del pequeño estudio donde a Gaby le gustaba a veces meterse a leer en privado, navegar en Internet o trabajar en cosas de su casa de modas. La puerta estaba semiabierta, asi que me asome por la rendija.

Gaby estaba allí, sentada en su cómoda silla giratoria frente a su amplio escritorio; llevaba puesto una prenda manga larga con cuello de tortuga de color negro, unos blue jeans ajustados y unos botines negros; un atuendo informal pero elegante que yo le había visto muchas veces, un atuendo que la favorecía especialmente porque la hacia ver mas juvenil y hermosa (quien la viera asi hasta podía pensar que era una chica universitaria, 10 o mas años menor de lo que era realmente). Pero ese día ella tenia un vaso lleno de lo que parecía licor, algo que me puso sobre aviso porque ella casi nunca bebía y menos en la casa. Además tenía clavada la mirada en la computadora.

Inquieto e intrigado empuje la puerta suavemente, y entre sin hacer ruido; ella estaba tan absorta en la computadora que parecía no percatarse de mi presencia. Me acerque despacio, y entonces pude ver para mi sorpresa y preocupación que Gaby tenia el rostro demacrado y los ojos vidriosos y rojos, como si hubiera estado llorando y quisiera hacerlo de nuevo; al verme apretó un botón de la computadora, supuse que para ocultar lo que estaba viendo antes de que yo me acercara mas.

-Hola, Carlitos- dijo con la voz triste de una persona compungida- ¿Cómo te fue en casa de Tony?

-Muy bien, su mama te manda saludos.

-Me alegro.

-Mama-era tan raro llamarla asi después de todo- ¿te pasa algo?

-¿Por qué, se me nota?

-Si, es que parece que estabas llorando y eso que tienes hay parece licor, y a ti no te gusta beber mucho.

-Si, tienes razón en todo. Esto es whisky, el mejor que tenemos en casa; el mejor para las penas…

-Vamos, ¿Qué te pasa?

-¿Quieres que te lo diga, o prefieres verlo con tus propios ojos?

Yo no tenía idea de lo que quería decir, pero estaba más intrigado.

-Bueno, siempre es mejor verlo a que te lo cuenten.

Ella se puso de pie, e inclinándose tecleo en su computadora para poner en pantalla lo que estaba viendo cuando la interrumpí.

-Hay lo tienes, disfruta el "espectáculo".

Yo me acerque preocupado porque ella rara vez era sarcástica y si lo estaba siendo era por una buena razón; puse mi vista en la pantalla de la computadora.

-¡PERO QUE DEMONIOS…!-exclame impresionado.

A pantalla plena estaba un video. En el video un hombre alto, relativamente fornido y apuesto, de piel blanca y cabellos un poco canosos; estaba haciéndole el sexo anal a una espectacular rubia de cuerpo escultural, una chica de grandes senos y que aparentaba no tener mas de 21 o 22 años. El hombre en cuestión era nada menos que mi padre.

-Si quieres darle volumen puedes disfrutar también de los gritos de placer de la "niña"-dijo ella con voz fría como el hielo.

-¡Pero…..! ¡¿Cómo!?.....¡No entiendo!-dije sorprendido.

-¿No lo ves?, el señor Raúl Fernández Olivo, tu ilustre padre me pone los cuernos y disfruta de una intensa sesión de sexo con una "señorita" que podría ser su hija. El video es bastante largo y muy grafico en cuanto a los cochinos detalles.

-Pero, ¿Quién….?

-Parece que fue el novio de la joven, o debería decir, otro amante de la "jovencita"; el tipo sospecho, puso una cámara escondida y filmo toda la "acción". Luego, para desquitarse lo coloco en una página que aparentemente es una de las páginas pornográficas más famosas del país; y para que la venganza fuera completa me mando un E-mail diciéndome donde podía descargarlo.

Manipule la computadora y vi que en efecto era una pagina porno muy popular, una que mis amigos y yo visitábamos con frecuencia. Era un golpe demoledor y sin duda una buena venganza.

-¿Y ya el lo sabe?

-Sin duda, por estar en casa de tu amigo te perdiste el otro espectáculo. Discute con el, le dije todo lo que se merecía, tire algunas cosas al suelo, le di una bofetada cuando trato de tocarme para consolarme y pedirme perdón; y luego lo eche de la casa y le pedí el divorcio.

-¿De verdad te vas a divorciar?

-¡CLARO QUE SI!, ¡JAMAS LE VOY A PERDONAR ESTA COCHINADA!

Nunca la vi tan furiosa como en ese instante; puso el vaso en el escritorio y me dio la espalda; luego comenzó a llorar y a hablar como si yo no estuviera hay.

-¡MALDITO, DESGRACIADO!; toda una vida, MI VIDA. Por el renuncie a mis sueños de niña, renuncie a mi carrera, pude llegar a ser una gran actriz o una gran modelo, pude ser famosa y conocida en todo el mundo, y todo lo perdí por el. Mi juventud la desperdicie en el; ¡Dios, que grande fue mi sacrificio! El no arriesgo nada, no perdió nada, no sacrifico nada. Y todo esto ¿para que? ¡Ojala te mueras Raúl!

Ella lloraba fuerte y sin control; yo me acerque por detrás y la rodee con mis brazos.

-Lo siento, de verdad, quisiera hacer algo para consolarte Gaby; te juro que no quisiera que esto te hubiera pasado. ¡El no te merece!, tu eres mucha mujer para el, el es indigno de una mujer como tu. No entiendo como pudo hacerte esto, tiene que estar ciego o loco. Pero daría cualquier cosa para que no lo hubiera hecho, solo para no verte asi. Pero aunque no puedo borrar tu dolor, sabes que siempre estaré aquí para ti, yo nunca te voy a fallar Gaby.

Ella se dio la vuelta y me abrazo, hundiendo su cara en mi pecho.

-¡Gracias mi amor!-me dijo- ¡No se que haría sin ti en mi vida!

Estuvimos un rato abrazados muy fuerte, ella sollozando en mi pecho y yo acariciando su cabello mientras hundía mi cara en su melena; de cuando en cuando le besaba la cabeza.

-¡Mírame Gaby!

Ella levanto la cabeza y me vio con su bello rostro surcado de lágrimas.

-¡Nunca te abandonare Gaby, nunca!

De pronto, al tener su rostro a pocos centímetros de mi, sus ojos en los míos y su cuerpo contra el mió; el deseo y la pasión se adueñaron de mi. Con un abrazo la atraje hacia mí, mientras con mi otra mano detrás de su cabeza acerque su cara a la mía; y sin pensarlo la bese en la boca. Era el beso que yo buscaba hacia mucho tiempo, el beso que ambos necesitábamos; nuestros labios se unieron, yo devoraba su boca, mordía sus labios, metía mi lengua dentro de su boca. No la dejaba respirar y ella me correspondía; metía su lengua en mi boca también, se "comía" mis labios desesperada. Fueron minutos interminables, acariciaba toda su espalda y la atraía hacia mi mientras mi verga se ponía erecta. De pronto ella se zafo y me aparto con violencia.

-¡NO!, ¡¿Qué HACES?! ¡NO DEBEMOS!

-¡GABY, Te necesito! ¡NO PUEDO MAS!-dije tratando de agarrarla pero ella se escapaba.

-¡Esto es mi culpa!-dijo ella- ¡Todo es culpa mía! ¡NO DEBI HIR TAN LEJOS! ¡No debí permitirlo Carlos!

-¡Pero Gaby yo….!

-¡GABY NO, MAMA! ¡NO DEBEMOS OLVIDARLO!

Ella salio corriendo del estudio llorando y no tuve el valor para ir detrás de ella.

Fue un tiempo terrible; casi no podíamos vernos a la cara. Fueron semanas y luego meses de infierno. El escandaloso y conflictivo divorcio desgarro a todos; Gaby se rodeo de un ejército de abogados y ataco a mi padre con todo. Ella se vengo donde mas le dolía (en el dinero) y como una fiera herida fue implacable. El no tenía problemas en ceder la guarda y custodia de sus hijos a su ex esposa, pero lloro por cada centavo que perdió. De todas maneras ella se quedo con la mitad de su gigantesca fortuna. Mi hermana Jane rogó para que la enviaran a estudiar a Estados Unidos, para perfeccionar su ingles y tener oportunidad de entrar a la universidad allá. También prefería vivir con mi tía Cecilia, casada con un norteamericano; después de todo ella no era muy apegada a nuestra madre y le gustaba más la vida en USA y la compañía de nuestras primas y primos.

En la casa nos quedamos Gaby y yo; aunque durante mucho tiempo durante la crisis yo la pasaba en casa de mis amigos y de algunos tíos. Era pesado convivir con Gaby después del beso; ella parecía estar luchando una batalla interna entre sus sentimientos de madre y los de mujer…..y se sentía culpable.

Poco a poco fuimos volviendo a conectar como amigos; conversábamos y hacíamos juntos cosas de amigos. Pero un pesado manto de silencio descendió sobre el tema del beso; vivíamos como si nada hubiera ocurrido entre nosotros, desde luego no volvimos a desnudarnos frente a frente y Gaby cerraba con llave su habitación para asegurarse. Pero el tema estaba latente.

Pasado un tiempo Gaby me sorprendió con una propuesta. Fue en el desayuno cuando me lo dijo.

-Carlos, voy a hacer un viaje a Europa por asuntos de la casa de modas. Voy a aprovechar para relajarme….

-¿Y quieres que me quede con alguno de mis tíos?

-No, quería que vinieras conmigo.

-¿En serio?

-Si tú quieres, es que me sentiría muy sola viajando sin compañía. No quiero estar sola…-cuando lo dijo parecía como un quejido, un sincero lamento de alguien vulnerable y triste, una suplica.

-¡Claro que quiero!, ¿Cuándo nos vamos?

Se sonrió y pareció volver a ser ella.

Y un buen día estábamos instalados en dos suites de un lujoso hotel cinco estrellas de la costa mediterránea europea. Conocíamos bien la región porque habíamos venido antes.

A la noche del día siguiente a nuestra llegada hubo una suntuosa recepción en el hotel a la que asistimos; yo quede en esperarla en el salón de fiesta. Como era un evento formal yo vestía de esmoquin; estaba parado esperándola cuando de pronto la vi frente a mí a cierta distancia y me quede impactado.

Ella vestía un elegante y sensual traje de fiesta de color negro; era largo pero estaba abierto a un lado dejando admirar una de sus hermosas piernas. Tenía un generoso escote (pero no exagerado) que permitía admirar parte de esos senos que yo también conocía, y hombros y brazos descubiertos. Sus bellísimos pies estaban calzados en unas hermosas sandalias del tipo Stiletto (tacón muy alto, delgado como una aguja y con la puerta cubierta de metal); las uñas de los pies bien cuidadas y pintadas. Llevaba unos zarcillos de diamantes y un collar de perlas que pese a su brillo no opacaban la belleza de aquel rostro angelical; y en la mano una pequeña cartera cubierta de pedrería. Era una visión del cielo, aunque el salón estaba lleno de mujeres hermosas ninguna era tan bella como ella.

Camine hacia ella y me sonrió feliz al verme; le ofrecí mi brazo y ella lo tomo, y la lleve por el salón.

Mas tarde bailamos una pieza romántica y nuestros cuerpos se juntaron mucho.

-Si no te lo he dicho eres la mujer más hermosa de la noche.

-Gracias- me dijo nerviosa.

Bailamos en silencio pero nuestros corazones latían fuerte; su perfume me embriagaba y la cercanía de su cuerpo me calentaba. Nos sentamos después de aquel momento mágico y yo no pude contenerme más.

-Gaby tengo que decirte algo.

Ella me vio con cara de miedo y ojos brillantes.

-Gaby, yo…yo….¡Yo te amo!

-Por favor, no digas nada, ¡No debes!-dijo con la lagrimas brotando de sus ojos.

-Es la verdad, te amo como un hombre a una mujer.

-¡Cállate!, ¡Te prohíbo que lo digas!

-No, no callare y no te dejare ir hasta que oigas todo- dije tomándola del brazo para que no se levantara como parecía iba a hacer.

-¡Tu eres un niño, no sabes que es el amor!

-¡Si lo se, y no digas que no lo sentiste en mi!

-¡Pero es prohibido, soy tu madre por Dios, es un pecado!

-¡No me importa, el amor no puede ser pecado!, ¡Dime que no me deseas como yo a ti!

-¡NO!, ¡Yo no…!

-¡Jura por mi vida que no me deseas!- dije sabiendo que ella es tan supersticiosa que no juraría en vano.

-¡No, eso NO!- dijo y oculto el rostro en sus manos.

-Mírame, ¿Qué nos impide ser amantes?

-¡TODO!, ¡Tu hermana, tu padre….!

-Ellos no cuentan, mi hermana vive su vida y no te necesita; y mi padre no es nada en nuestras vidas. Pero yo a ti te necesito. El beso que nos dimos, el dia en la ducha, todo dice que debemos estar juntos.

-¡No entiendes que si me entrego a ti no volveré a ser tu madre, y no puedo ser tu amante, tu mujer!, ¡Te perderé y me quedare sola, y eso es peor que la muerte!

-¡No me perderás, este sentimiento no morirá nuca!, pero ya no te veo como madre y nunca volveré a hacerlo. Y si no me dejas ser algo mas, entonces si podrías poner un muro entre los dos, porque no podré jamás tenerte a mi lado como madre.

-¡Pero tu tienes derecho a tener una chica de tu edad, casarte y a hacer una familia!, ¡Yo no debo evitarlo!

-¡Para tener un matrimonio perfecto como tu!, yo soy muy maduro para las chicas de mi edad. ¡No deseo una chica de mi edad, deseo hacerte el amor a ti! ¿Tu crees que yo quiero vivir con una chica frívola y promiscua como las de ahora y no con una dama como tu? ¿Crees que puedo tener hijos y que ellos te llamen abuela y cuando yo te vea frente a ellos tenga que morderme las ganas y olvidar que te vi desnuda, que te he deseado? ¡No puedo!, escaparía lejos para evitarlo, no podría verte ser abuela d unos hijos míos ni podría verte con otro hombre.

-¡Yo….yo no debo…!

-Ese día en la ducha tu querías que te hiciera el amor Gaby, y te quitaste la ropa porque me deseas. ¡Estoy seguro que te has masturbado con mi recuerdo!

Ella se puso pálida y luego se sonrojo.

-Te quiero Gaby, y tú me quieres a mí, es tan fácil como eso.

Guardamos silencio unos minutos que parecieron horas. Nos veíamos a los ojos y la emoción nos hacia un nudo en la garganta. Finalmente ella rompió el silencio.

-Esta bien Carlos, tienes razón en muchas cosas. Esta noche debo tomar una decisión difícil, la más difícil de mi vida. Tal vez Dios se equivoco con nosotros y no debimos ser madre e hijo. Te propongo algo; subiré a mi suite y tomare mi decisión….si decido entregarme a este sentimiento, si decido ser….ser tuya….te enviare un mensaje para que subas a mi suite. Pero si no quiero dar el paso, no te mandare ningún mensaje y al volver a casa nos separaremos….vivirás en un colegio interno o en un apartamento, pero no conmigo….aunque se me parta el alma, y aunque cumplas tu palabra y me dejes para siempre para no verme como madre…Debes prometerme que respetaras lo que decida.

-Esta bien Gaby- dije con un nudo en la garganta.

Ella se seco las lágrimas, me sonrió y se levanto para marcharse dejándome solo esperando su decisión. Pasaron diez minutos, quince, veinte, media hora, casi 40 minutos…

Yo desesperado miraba el reloj y temblaba del miedo; tenia ganas de gritar y llorar, perdía la esperanza con cada minuto que se iba. De repente oí el ruido de mi celular y vi que tenía un mensaje de texto. Cuando lo leí el corazon me dio un vuelco y los ojos se me humedecieron, el mensaje decía:

"Necesito tu estimulo, sube por favor"……

La historia no acaba aquí….

¿Qué opinan?, ya saben que quiero oír su opinión, mi E-mail es: adamrove1975@yahoo.com