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El extraño estímulo de mi madre (3)

en Amor filial

"Amo lo que veo y lo que ocultas,

Amo lo que muestras o insinúas,

Amo lo que eres o imagino,

Te amo en lo ajeno y lo que es mió…."

Cada vez que yo escucho la letra de esta hermosa canción del cantante argentino Axel Fernando, mi mente vuela inmediatamente a lo que sucedió esa noche entre Gaby y yo; ¿Con que palabras les puedo contar lo que fue el momento más importante en mi vida?, ¿Cómo haces para que el resto de la gente entienda lo que se siente cuando en un minuto tu vida cambia para siempre al punto que ya no te reconoces en el ser que fuiste antes?

Gaby me dio la vida dos veces; me la dio el dia que me trajo al mundo (porque aunque ahora me cueste recordarlo y asumirlo, ella es mi madre, al menos biológica), y me la dio por segunda vez la noche en que se entrego a mi en cuerpo y alma para enterrar al niño que había en mi y dar luz a un nuevo hombre, un hombre dueño de su destino y del de ella también. ¿No es increíble que una misma mujer haya sido la protagonista de mis dos nacimientos, de mis dos alumbramientos a la vida?

Ahora mi mente vuela a aquel instante en que yo sentado a la mesa contemplaba excitado el mensaje de Gaby; "Necesito tu estimulo…"

En aquel momento todo mi cuerpo temblaba de excitación, miedo, placer y sorpresa; sentía que estaba en un sueño, que aquello no era posible…pero era verdad, Gaby, mi Gaby quería que yo subiera para aceptar la realidad de nuestro amor.

No se que pensaría la gente que me vio en aquel momento, si es que alguien me vio; porque mi estado era tal que yo no me daba cuenta de lo que pasaba a mi alrededor. Yo me encontraba en las nubes, como si viviera fuera de mi cuerpo, en otra realidad; como si las paredes, techos, muebles y personas que me rodeaban fueran imaginarios y nebulosos, como si fueran un espejismo. Yo solo pensaba en Gaby y en que ella me estaba esperando.

Caminando en las nubes me dirigí al ascensor y conté cada segundo de aquel tiempo que me pareció eterno hasta que llegue al piso de la suite de Gaby. Al llegar al piso, Salí del ascensor y camine por el largo pasillo hasta que estuve frente a la puerta de su suite; aunque no había nadie en aquel pasillo, yo sentía como si hubiera mil ojos que me observaban acusadoramente desde cada pared. Tenía muchos nervios, y respire profundo antes de golpear a la puerta; pero cuando mi mano golpeo la puerta esta se abrió lentamente dejándome saber que estaba semiabierta. Desde adentro escuche una voz inconfundible.

-Pasa, ya esta abierta- dijo Gaby con voz nerviosa.

Entre y cerré detrás de mí; camine por el pequeño pasillo hasta el sitio de donde había salido su voz: el dormitorio de la suite. Cuando entre, ella estaba allí, de pie frente a mí; con el miedo y la excitación dibujados en su rostro. Y yo estaba frente a ella, también con el miedo y la excitación en mi cuerpo.

-Gaby, Gaby….-no sabia que decir, solo dije su nombre mientras me acercaba a ella.

Cuando estuve a solo centímetros de ella, Gaby retrocedió, pero solo un poco, y luego se quedo quieta cuando yo volví a acortar la distancia; entonces estábamos cara a cara con solo unos milímetros entre nosotros.

-Yo te juro que te amo- le dije, y vi como de sus ojos brillantes brotaban sendas lagrimas. Despacio, como si temiera romper algo muy frágil, la rodee con mis brazos y lentamente la bese en la boca; ella correspondió a mi beso y a mi abrazo, y así sentí su cuerpo contra el mió mientras nos besábamos con cada vez mayor pasión. Mis manos recorrieron su espalda con ansiedad, y se toparon con el cierre del vestido; comencé a bajar el cierre mientras ella se pegaba más a mí. Después que baje todo el cierre, yo la aparte un poco de mi y con mis manos le quite el vestido; ella permanecía de pie mientras yo la despojaba del vestido, dejándola solo con unas diminutas pantaletas tipo hilo dental de color negro y sus sandalias (puesto que no llevaba sostenes esa noche). Ella se cubría los senos con los brazos, aunque ya yo los había visto antes, pero ella estaba claramente nerviosa; yo la tome por los brazos con suavidad, al tiempo que la bese en la boca otra vez.

-Siéntate por favor- le dije al tiempo que la hice sentarse en la cama. Luego me agache y cuidadosamente le quite las sandalias, al tiempo que acariciaba y besaba sus lindos pies; con mis manos recorrí sus piernas hacia arriba, sintiendo su delicada piel en la yema de mis dedos. Seguí acariciando y besando sus piernas, y me fui levantando poco a poco.

-Acuéstate Gaby- le dije al tiempo que delicadamente empuje su cuerpo hacia atrás. Ella se echo para atrás y quedo acostada boca arriba; entonces yo deslicé mis manos por sus sensuales caderas y tome los finos hilos que eran los costados de sus pantaletas y, apoderándome de ellos, comencé a bajarle las pantaletas lentamente. Ella temblaba levemente al tiempo que yo le bajaba su diminuta prenda intima, dejando una vez mas al descubierto la rajita de su cuca cubierta por sus finos bellos púbicos. Mi pulso se acelero como loco cuando vi de nuevo su coño, imaginando lo que iba a pasar en unos instantes.

Baje mas rápido sus pantaletas hasta que se las saque por los pies, dejándola totalmente desnuda.

Entonces me quite rápidamente la ropa, sin dejar un solo momento de ver su hermoso cuerpo tendido sobre la cama, esperándome. Pronto yo estaba totalmente desnudo, con mi grande y gruesa verga erecta y dura como un palo; mientras Gaby me veía con la ansiedad reflejada en su rostro y sin moverse.

Me acerque a la cama y de nuevo comencé a acariciar y a besar sus piernas, subiendo por ellas hacia arriba. Mis manos recorrían su suave piel hasta encontrar sus caderas que apreté como aferrándome a ellas; ya mi cara estaba a la altura de su divina cuca, por vez primera tenia aquella deliciosa rajita y esa pequeña mata de vellos a solo centímetros de mi cara. Gaby temblaba con más fuerza, como si tuviera una crisis de nervios, y tenía los ojos cerrados al tiempo que con las manos se aferraba a las sabanas.

Al tener su sexo tan cerca de mi rostro yo también temblaba de la excitación; con mi nariz casi dentro de su rajita empecé a oler el aroma de su cuca, como tantas veces yo había deseado hacer, como lo hace un animal macho con los genitales de su hembra. Luego deposite mis labios sobre aquel "bosquecito" de vellos y bese su coño. Lo bese varias veces seguidas, con el fervor del que besa una imagen religiosa; luego saque mi lengua y con su punta empecé a explorar la profundidad de su vulva. Gaby temblaba con cada vez mas fuerza, como si tuviera espasmos por todo su cuerpo. Mientras ella temblaba con violencia, mi lengua no paraba de abrirse paso entre sus labios vaginales; yo lamía aquella húmeda cavidad pensando que por ella yo había venido al mundo, lo cual me daba mas morbo y placer. Al principio con timidez y luego con cada vez mayor energía, yo me estaba "comiendo" aquel orificio por el que yo había visto la luz por primera vez en mi corta vida.

Estaba embriagado con el "néctar" más delicioso, y no podía detenerme; y si me detuve fue para dar un paso más en mi enloquecedora experiencia. Despacio acerque mi mano temblorosa y con mucha delicadeza le introduje un dedo en su coño; lo hice con calma y gentileza porque era la primera vez que lo hacia, y no quería lastimarla. Poco a poco le fui introduciendo mi dedo, mientras ella se retorcía de placer, miedo y culpa. Se lo sacaba un poquito y se lo volvía a meter, palpaba el interior de su cavidad con la torpeza quizás del inexperto pero con la resolución del que esta ebrio de placer. Fui ganando confianza y perdiendo el miedo de lastimarla, y entonces la escarbe con mas fuerza y rapidez; no quería parar en esa nueva placentera experiencia y entonces, al dedo inicial se unió otro, y fueron dos con los que la estaba penetrando; y pronto serian tres. Con mis dedos la estaba estimulando, introduciéndolos entre sus labios vaginales y luego arremetiendo contra el interior de su vulva, escarbándola sin piedad, mientras ella ponía gestos de dolor y excitación.

Pero deje también de meterle mis dedos, y entonces escale un poco mas en su cuerpo; bese su vientre, aquel vientre que me había albergado un día y que ahora yo acariciaba y besaba con profunda excitación de hombre. Si, bese su vientre y lo acaricie, pero no me detuve; ya mis manos buscaban sus senos y los hallaron. Por primera vez mis manos fueron aprisionando sus tetas desde la base de las mismas, desde el punto donde estas se unen con su pecho; cada teta fue encerrada por una de mis manos, que intentaba rodear toda su circunferencia. Yo iba subiendo mis manos a la medida que iba apretándolas, subiendo por sus laderas para llegar hasta sus pezones; ya pellizcaba sus pezones con mis dedos, sintiendo aquellas ricas puntas en el colmo de mi dicha. Y sin perder mucho tiempo, dirigí mi boca hacia sus pezones; los besaba, los lamía, los mordisqueaba y los mamaba como había hecho un día con inocencia y ahora lo hacia con lujuriosa malicia. Tal parecía que yo quería meter cada teta totalmente dentro de mi boca, pero como obviamente esto era imposible (sobre todo con tetas tan grandes como las de Gaby) entonces mi boca se afanaba en engullir la mayor parte posible, como un animal cuando se atraganta con algo demasiado grande. Le mamaba los senos con desesperación, como poseído; ella no dejaba de temblar y se aferraba mas duro a las sabanas, mientras alzaba la cabeza como buscando aire, con los ojos cerrados. Yo estaba loco, mi deseo era hacer con ella lo que tantas veces solo me había atrevido a soñar.

Así estaba yo, arriba de ella; acostado encima de ella, mientras ella entregada se dejaba hacer. Entonces subí un poco más sobre su cuerpo; y su cara estuvo frente a la mía de nuevo. Sus ojos cerrados, sus mejillas bañadas por las lagrimas, con gesto de angustia y placer a la vez; mordiéndose los labios. La bese en la boca y luego lamí un poco las lágrimas en sus mejillas.

-Te amo Gaby, no se que mas decirte, solo que te amo- le dije mientras ella callaba.

Luego me replegué un poco, y después de acariciar nuevamente su cuca; tome mi verga erecta con mi mano y la coloque en la entrada de su coño en la posición adecuada para la penetración; yo empuje y la punta se introdujo un poco. Ella arqueo la espalda y con las manos se agarro del copete de la cama; y entonces, yo empuje más mi miembro dentro de ella.

-¡AH, AH,…..!- exclamo ella.

¡La estaba penetrando!, ¡Al fin era mía!; no tengo vergüenza en confesar que en aquel momento quise llorar también de la felicidad, no por estupido orgullo de macho, sino porque aquella mujer que ahora era mía, era y es la mujer que yo amo, y sentirme dentro de ella fue el momento mas intenso y hermoso que he vivido. Yo volví a empujar, y mi verga se abrió paso dentro de ella penetrándola por completo, hasta los huevos; al llenarla toda con mi grueso miembro, Gaby cerró sus piernas aprisionando mis muslos con ellas. Yo bese su boca, y con mi mano derecha apreté su teta; ella soltó la cama y se abrazo a mi, recorriendo mi espalda con sus manos para terminar sujetando mis hombros por detrás.

-Te amo, te necesito. Ahora eres mía y no voy a dejarte nunca- le dije y la bese de nuevo, al tiempo que empuje mi verga dentro de ella con más fuerza. Luego saque un poco mi miembro y lo volví a meter, comenzando con una suave cadencia de mete y saca; la penetraba de esta manera, sin parar, mientras ella se estremecía debajo de mi.

Ella jadeaba y me clavaba las uñas en la espalda, levantaba los pies en el aire y ponía gestos de dolor cada vez que se lo empujaba adentro; mientras que yo iba aumentando la rapidez del mete y saca, dándole mas duro. Yo le mamaba las tetas y la besaba sin parar como un poseído, con rabioso frenesí, como un animal hambriento. Me excitaba mas cuando la oía quejarse y jadear de dolor y excitación; lo hacia en voz cada vez mas alta.

- ¡AH!...., ¡HAY!....., ¡NO……!- era lo que oía de ella en medio de sus quejidos; y eso me llenaba de mas y mas placer. Su cara estaba roja y los dos sudábamos a pesar del aire acondicionado de la habitación; ella me sentía dentro de su cuerpo y sus deseos largo tiempo reprimidos (como los míos) se liberaron en una explosión de profundo placer. Ella me abrazaba con rudeza y fuerza, como si tuviera miedo de perderme en medio de una tormenta; y yo besaba, mordía y lamía sus tetas, boca y cuello sin dejar de follarla. Nada en el mundo nos importaba ni existía, estábamos entregados a nuestro coito con el mismo loco desenfreno de esos bailarines que danzan drogados en rituales religiosos y terminan rodando por el suelo victimas de su éxtasis inducido. Así era nuestra danza sexual, el primer acto en que embestí sin compasión su coño; ella se aferraba mas a mi y gritaba, como pidiendo que le diera mas duro, y yo no paraba de penetrar sus entrañas con mi sexo.

Ahora era yo que jadeaba, me sentía cansado pero al mismo tiempo impulsado por un deseo que me quemaba las entrañas y me volvía loco. Sentí que ya no podía mas, mi verga hundida en lo mas hondo de su vulva estaba a punto de hacer erupción.

-¡Te amo Gaby, Te amo!- dije y finalmente eyacule; un copioso chorro de calida leche broto de mi verga y lleno su cavidad.

-¡AH….!- exclamo ella, y abrió de par en par sus ojos, desorbitados mientras me veía y acto seguido rompía a llorar. Nos besamos y luego me deje caer sobre ella exhausto; los dos respirábamos de forma entrecortada, jadeando y temblando por la emoción de tantos sentimientos encontrados.

¿Qué palabras podría yo usar para explicar la enorme belleza que encierra un acto que para otros es un mero acto carnal, pero que para nosotros fue el acto de iniciación a una nueva vida, el momento en que entregamos algo mas que la carne? Allí estaban dos cuerpos derrumbados después de una loca y extenuante carrera al éxtasis, pero que aun así se negaban a separarse y terminar el duelo.

En silencio recuperábamos fuerza mientras suavemente yo besaba su cara y sus tetas agradeciéndole delicadamente por el regalo de su cuerpo; ella me acariciaba la espalda y el cabello, mientras me besaba también en la boca de vez en cuando. Con mis manos fui recorriendo una vez mas su cuerpo, encontrándome con sus sinuosas curvas y aquellos lugares prohibidos que yo había profanado en mi lujuria. Yo quería conocerla íntimamente, no dejar rincón de su cuerpo sin explorar; la tocaba en los senos, en las nalgas y en aquella cuca que acababa de hollar con mi verga. Pronto la excitación se fue apoderando de mí, y la fatiga dio paso a una nueva erección; quería sentir que estaba dentro de ella nuevamente, quería volverla a penetrar y fundirme con ella en una nueva danza frenética que terminara en un nuevo apogeo de placer.

Pero a diferencia de la vez anterior, esta vez fue Gaby la que quiso llevar la iniciativa; hizo que nos diéramos la vuelta y entonces yo quede acostado boca arriba y ella encima de mí. Entonces ella se sentó a horcajadas sobre mí, y tomo con sus bellas y delicadas manos mi verga; era la primera vez que agarraba mi verga y ello me puso mas acelerado. La agarro con determinación y se la introdujo en la cuca; y así comenzó a cabalgar sobre mi verga. Yo extendí mis brazos y agarre sus tetas para apretarlas y acariciarlas mientras ella "jineteaba" sobre mi miembro; ella tenía los ojos cerrados y una expresión en su rostro como si estuviera "transportada" en alguna especie de éxtasis. Así caía y subía sobre el miembro que la penetraba sin tregua; de nuevo sudábamos y ella chillaba y emitía quejidos mientras aumentaba la intensidad de nuestro coito.

Satisfecho yo hacia el esfuerzo para no acabar pronto y prolongar mi penetración; contento al ver como Gaby aullaba cada vez mas duro. Fuimos ganando rapidez e intensidad, ella hacia que mi verga la embistiera mas duro con cada ejercicio de cabalgata; su pequeña rajita sufría la salvaje agresión de aquel extraño grande y duro.

-¡AH…AH….AH….!- no dejaba de decir entre quejidos de placer Gaby, y yo sujetaba mas duro sus tetas como si se las fuera a arrancar. Nuestros cuerpos se batían en una singular lucha donde cada cual quería dar y recibir más que el otro; yo sentía la placentera sensación de mi miembro "aprisionado" entre las paredes de aquella deliciosa y calida cavidad, de tenerla ensartada en la punta de mi "lanza".

Luego de follarla un buen rato en esta posición, mi verga exigió desahogarse una vez más; y otro gran chorro de leche fue eyaculado por mí dentro de la vulva de Gaby, en una vigorosa acabada. Ella echo la cabeza para atrás y miro para el techo como si esperara algo del cielo; y luego se dejo caer sobre mi, dándome un gran beso en la boca que yo correspondí con entusiasmo. La rodee con mis brazos y la abrasé de forma amorosa y protectora; y ella hundió su cara en mi pecho acurrucándose a mi. Ahora éramos una pareja "normal", descansando después de una sesión de sexo y uniéndonos mas con ese intimo momento.

En silencio estuvimos un corto rato; hasta que me di cuenta que ella estaba sollozando.

-¿Qué ocurre?, ¿Te sientes mal?, acaso ¿te arrepientes de lo que hicimos?- le dije en tono afectuoso pero preocupado, al tiempo que buscaba su mirada.

Ella no me respondió y siguió llorando; yo me sentía mal, no sabia que hacer y tenia miedo de que después de todo lo que había pasado una sombra surgiera entre nosotros.

-¡Por favor Gaby!, ¡No calles, te lo ruego!, habla conmigo, dime que sientes. ¡No puedes sufrir por lo que hemos hecho!

-¿¡NO!? Carlos, ¡Soy tu madre por Dios!; por mas que le demos vueltas, tu y yo sabemos que hemos hecho mal, que esto es una monstruosidad….

-¿¡El amor es una monstruosidad!? ¿¡Que dos seres se amen como nos amamos nosotros es un crimen y una aberración!? Solo somos victimas de un destino que no escogimos….

-¡El destino!- exclamo Gaby con sarcasmo y amargura- hace muchos años el destino jugo conmigo. Una niña que apenas comenzaba la vida, pero llena de fe en si misma y con su ego por las nubes, sintiéndose la reina del universo y soñando con ser la actriz y modelo mas cotizada del país; soñando incluso con hacer carrera fuera del país y conquistar Hollywood, ¡ya hasta tenia el lugar reservado para mi primer Oscar! Pero también era una niña romántica y estupida, inocentemente estupida; una niña que se enamoro como loca de un muchacho mayor que ella, apuesto y galante, que ante sus ojos era el mejor hombre del mundo. Una niña que creyó que el primer hombre al que se había entregado seria el definitivo; seria aquel con el que pasaría el resto de su vida. La niña que pensó morir de miedo cuando se descubrió embarazada, sin saber que hacer con su vida….

Era la primera vez que Gaby me abría su corazón de esa manera, y yo la escuchaba con absoluto interés y emoción.

-Esa niña, a la que sorprendió el destino con una mala pasada, descubriría que la vida no es color de rosa. Descubriría que su hombre "perfecto" no la quería por todo lo que ella era, sino que solo veía en ella a un "trofeo" más para exaltar su ego; para decirle a todo el mundo "Vean, yo tengo una mujer buenísima como esposa, un tremendo "culo" que solo yo me doy el lujo de tener"; una mujer que para el solo era buena en la cama…..

Su rostro tenía una expresión atemorizante de rabia y dolor al decir esto.

-…..pero que cuando no estaba desnuda con el bajo las sabanas, o cuando no la estaba paseando frente a sus envidiosos y babosos amigos, entonces era un fastidio con sus constantes llamados de atención. Porque el nunca entendió que la verdadera intimidad no es solo física o sexual, sino también del alma. Y se aburría de conversar con su mujer, y le daba envidia que ella fuera mas inteligente, madura y admirada que el. Pero con todo, yo me trague mi frustración, y aguante años creyendo que tenia que darle miles de oportunidades para que volviera a ser el hombre que me enamoro; y me aparte de las tentaciones, de los hombres que me veían con deseo y se me insinuaban, porque yo quería creer en el amor de verdad, y además porque estaban mis hijos…-tuvo que hacer un esfuerzo para continuar- hasta que un día descubrí que era el objeto del deseo de un hombre, cosa que no seria rara si no fuera porque este hombre era apenas casi un niño, y sobretodo, era mi propio hijo. Te confieso que al principio estaba confundida, entre molesta, curiosa, incomoda y divertida; pero pronto me di cuenta que eso me halagaba, y lo que es peor, me producía mucho placer. No se porque contigo fue tan diferente que con otros hombres que me veían con lujuria; solo se que a lo otros no les hice caso, pero a ti si. Al principio trate de engañarme, de verlo como un juego sin importancia; ¿Qué importaba que me vieras las tetas, si en Europa las mujeres van a las playas con las tetas afuera (aunque tu sabes que yo nunca pasearía con las tetas al aire en una playa publica)?, ¿Qué importa que me vea el culo, si en hilo dental me lo ha visto casi totalmente desnudo? Pero la prueba de fuego fue cuando tuve que enseñarte la cuca; no sabes como me costo hacerlo, pero mi deseo de verte mientras te mostraba mi coño fue mas fuerte. A partir de hay todo se salio de control, me di cuenta que te deseaba y hasta me masturbaba recordando las veces que estábamos desnudos los dos; yo sabia que estaba mal, pero era lago mas fuerte que yo, como una droga. Y luego todo, la traición de tu padre, cuando me besaste, y ahora…ahora esto. El destino se burla de mi una vez mas, haciendo que ame al único hombre que no debo amar, el único que esta prohibido para mi.

-Gaby, déjame que borre todo ese pasado, déjame construir un futuro nuevo para ti. Olvídate del mundo, aquí podemos ser libres, aquí nadie nos conoce y podemos vivir nuestro amor; deja que yo consuele cada lágrima derramada, cada minuto que te robaron, y que cierre cada una de tus heridas. Déjame hacerlo por ti, déjame ser tu compensación por tanto sufrimiento; yo reparare el daño que te hizo el destino, nunca volverás a sentir soledad.

-Carlos, Carlos- dijo ella llorando- ¿Por qué tu?

-Porque te amo- dije mientras la besaba y volvíamos a hacer el amor.

Al día siguiente, Gaby y yo hablamos y decidimos que lo mas conveniente era mudarnos del hotel para no levantar sospechas; ella estaba mas serena y comenzaba a aceptar lo que había pasado, empezaba a asimilar que ahora era mi mujer y nunca volvería a ser mi madre y……estaba feliz. Por primera vez en mucho tiempo la veía sonreír, y me di cuenta que nunca la había visto tan radiante en mi vida; ahora era una mujer enamorada y contenta por ello. Gaby se movió rápido con sus contactos y consiguió alquilar un lujoso y hermoso chalet donde viviríamos al salir del hotel.

La solución era urgente, porque yo seguía visitándola en su suite cada noche, y cada noche hacíamos el amor con igual o mayor pasión que la primera noche, y por lo tanto podíamos despertar sospechas; finalmente llego el día de mudarnos al chalet y lo hicimos con gusto.

Abordamos un moderno, cómodo y bonito taxi que nos llevaría a nuestro nido de amor; el taxista era un hombre un tanto corpulento, de unos 40 años y muy correcto y amable en su trato, aunque algo callado. Era de esos taxistas que llevan muchos años en la profesión (eso nos dijo la persona del hotel que lo contacto), y seguramente había visto de todo en aquel balneario que se prestaba al desenfreno sexual de propios y extraños.

Al principio contemplamos el hermoso paisaje que discurría ante nosotros por la carretera, pero desde que me levante aquel dia yo estaba excitado por la idea de tener un refugio para estar a solas con Gaby, y desde que subimos al taxi comencé a sentirme más y más cachondo. Ella estaba preciosa ese dia (como siempre): arriba tenia puesto solo los sostenes del bikini, luciendo generosamente sus divinas tetas; llevaba una pequeña minifalda, debajo de la cual tenia la pequeña parte inferior de su hilo dental; y calzaba unas sandalias de tacón alto, de esas que se asemejan a unas cholas por como se calzan en los dedos de los pies. Era un atuendo informal, apropiado para un lugar de playa y un clima tan caluroso como aquel; pero que en nada desdecía de su innata elegancia. Yo estaba como loco, y casi no podía esperar para tenerla en mis brazos; así que empecé a acariciarle la pierna con disimulo. Los dos íbamos en el asiento trasero del espacioso taxi; al principio ella me veía con gesto de desaprobación y me retiro la mano, pero a medida que yo insistía ella comenzó a reírse tratando de no hacerlo muy alto para no llamar la atención del chofer.

-¡Estate quieto!, ¡No ves que me haces cosquillas!- me dijo con risa apagada.

Pero yo no la dejaba, sino que le metí la mano debajo de la falda y me dirigí decidido a su entrepierna.

-¡No!, ¿¡Estas loco!?- me dijo en voz baja, casi en susurros- ¡Aquí No!

Trato de quitarme la mano, pero yo no la deje, y comencé a mordisquearle la oreja como a ella le gusta; al mismo tiempo que con mi mano buscaba de arrimarle a un lado un poquito la parte frontal de sus pantaletas, y así introducirle los dedos en su cuca. Ella protestaba disimuladamente y trataba levemente de luchar conmigo, mientras veía nerviosa hacia delante para ver si el taxista se daba cuenta, pero el estaba imperturbable. Sin detenerme a pensarlo logre mi cometido, y hurgando entre su bosquecillo de vellos púbicos le introduje un dedo en su conchita. Ella brinco ligeramente en el asiento, como si la hubiera picado un insecto; y su rostro se ruborizo a pesar del intenso bronceado que lucia esos días. Me vio con ojos suplicantes y cara de angustia y vergüenza; pero yo puse mi cara de niño malo (me dijo ella misma después) y con el dedo comencé el jueguito del mete y saca, dándole cada vez mas rápido y fuerte. Ella pronto se excito y su concha se puso húmeda, y abría la boca como si quisiera gemir pero no podía por vergüenza con el chofer; entonces yo la bese en la boca con pasión. Hasta donde sabíamos, el taxista no sabia que éramos madre e hijo; nadie parecía habérselo dicho, y posiblemente pensaría que éramos como cualquier pareja (lo único llamativo seria quizás nuestra diferencia de edad, aunque el hecho de que Gaby aparentara muchos años menos de los que realmente tenia, y que yo aparentara unos pocos mas; "reducía" bastante la diferencia). El problema para Gaby es que ella es una mujer que tiene mucho pudor frente a extraños, y no le gusta "dar espectáculos" ante la gente; de hecho, mientras estuvo casada con mi padre no solía ser efusiva con el en publico. Por eso me sorprendía y gustaba que a pesar de sus débiles protestas al principio, ella se estuviera dejando "estimular" por mí en aquel asiento de taxi.

No le di tregua en el resto del camino, hundiéndole los dedos en su mojada rajita mientras la besaba y le metía la lengua en la boca; yo la tenía arrinconada contra una esquina del asiento, y ella se agarraba con una mano del "asa" que sale del techo por encima del umbral de la portezuela. De resultas de la agitación, ella había "perdido" las sandalias, quedando descalza, y tenia el cabello un poco despeinado y su rostro brillaba por el sudor; y ya ni cuenta nos dábamos del pobre hombre que conducía. Cuando al fin llegamos, ella me echo para atrás con un poco de brusquedad; y desesperada pero con disimulo se metió la mano por debajo de la falda para retornar a su sitio la tela que cubría su parte mas intima, y luego se acomodo el pelo con hábiles y rápidos movimientos de sus manos. Se seco el sudor del rostro con el dorso de la mano, y se calzo rápido las sandalias. Yo divertido me baje antes que ella y como un caballero le abrí la puerta del coche, ofreciéndole además la mano para ayudarla a descender; cuando ella me tomo la mano y se bajo, me vio a la cara, y yo, por travesura, me lleve el dedo con el cual la había masturbado a la boca y lo chupe. Ella volteo asustada a ver si el chofer había visto pero este se dirigía al maletero del coche a buscar el equipaje; entonces me volvió a ver con cara de pocos amigos y me dio un no tan suave golpe en el hombro.

-¡Compórtate!- me dijo mientras yo me reía.

Después que el chofer ayudo a meter el equipaje que trajimos (porque el resto lo iban a traer en un autocar más tarde) y se marcho, quedamos los dos solos en nuestra "casa", aquel elegante y bello chalet de dos plantas con una imponente vista al mar. Enseguida me acerque a Gaby por detrás y rodeándola con mis brazos la apreté duro mientras la besaba por detrás de las orejas.

-¡Deja, que no estoy para cariñitos horita!- me dijo todavía enfadada- ¿¡Que pretendías hacer!?

-Hacerte el amor en el taxi- le dije sin soltarla, aprisionando su cinturita con mis brazos y besando su nuca.

-¡Estas loco!, ¡No vuelvas a hacerme eso en un sitio publico!

-¿Por qué? ¿Por qué estabas a punto de acabar?

-¡Carlos no es un juego!- me dijo soltándose.

-Lo siento – le dije al tiempo que la volví a abrazar desde atrás- se que eres discreta, pero no me podía aguantar, viéndote como estas hoy. Además, ¡No me digas que no te gusto!

Ella se rió de buena gana.

-Ese no es el punto- me dijo- solo que hay momento para "eso", y otros lugares. Vamos a conocer la piscina.

-Buena idea.

Fuimos agarrados de la mano a la bella y amplia piscina del chalet, y Gaby puso cara de contenta al verla.

-¡Voy a nadar de una vez!- dijo ella entusiasmada, como niño con juguete nuevo.

Como si pateara un balón de fútbol, se deshizo de cada sandalia tirándola al frente; luego se bajo la minifalda quedando tan solo con su pequeño bikini de hilo dental de color rojo. Al verla me volví a poner a millón.

-Ahora me acuerdo de algo- le dije con malicia- que siempre hemos querido nadar en una piscina desnudos.

Ella puso cara de niña traviesa y se sonrió con picardía.

-¿Ahora?, pero no sabemos si los vecinos nos pueden ver.

-Vamos Gaby, los otros chalet están a suficiente distancia. Vamos, quítatelo, no seas cobarde.

-¡No, por haberte portado mal en el taxi!- dijo ella riéndose.

-¿Y tu crees que me voy a conformar con un no?- le dije y me lancé sobre ella.

-¿¡Que haces!? ¡No! ¡Deja chico!- dijo entre carcajadas cuando la agarre y empecé a luchar con ella para quitarle los sostenes. Ella se reía mas duro y trataba de zafarse de mi; entonces, agachándome un poco, le baje las pantaletas dejándoselas a la altura de las rodillas y exponiendo su coño a mi lujuriosa mirada.

-¡Loco!- me dijo muerta de risa mientras se echaba para atrás haciendo ademán de subirse las pantaletas que yo le había bajado. Pero entonces se detuvo.

-¡Así que lo quieres!, muy bien- dijo y se bajo por completo las pantaletas y se quito los sostenes- pero tendrás que venir a buscarme- y se lanzo desnuda al agua.

Yo me despoje toda la ropa con la desesperación del que siente que la ropa esta en llamas, mientras ella me veía y se reía desde el interior de la alberca; y luego me arroje al agua desnudo. Nade hacia ella al tiempo que ella lo hacia en dirección contraria, como huyendo de mi; ella quería jugar al gato y al ratón conmigo, pero la alcancé pronto y la abrasé dentro del agua. En seguida nos estábamos besando en la boca y abrazados flotábamos en el agua; jugamos unos minutos, chapoteando y manoseando nuestros cuerpos mutuamente. Hasta que ella nado a la orilla y salio chorreando agua de la piscina; yo la seguí, y ya fuera de la piscina la agarre por el brazo y la atraje a mi. Ella, sumisa, se dejo abrazar y besar, parados en tierra, al lado de la alberca. La atraje conmigo al piso y me acosté sobre ella; acomode mi verga erecta y la penetre por su coño una vez más. Le di con frenesí, apretándola contra el duro piso mientras se lo enterraba lo mas hondo posible que me lo permitía mi larga verga. La folle como nunca, con un empuje brutal; hacia atrás y hacia delante mi verga "apuñaleaba" el interior de su vulva manteniendo separados sus labios vaginales. Los quejidos de ella fueron "in crescendo", hasta ser verdaderos gritos.

-¿Te duele?- le dije.

-Si…. ¡No pares, No pares por favor…..!

Después le di más y más hasta que no pude más.

-Voy a acabar.

-Si, acaba; acábame adentro- dijo ella; y entonces acabe dentro de su vulva, volviendo a llenarla de leche. Nos quedamos acostados en el piso y abrazados; luego de un rato nos pusimos de pie, y yo sorpresivamente la cargue en mis brazos y la lleve cargando al interior de la casa. Allí nos metimos al dormitorio y la "tire" en la cama; luego me fui encima de ella y la bese y acaricie sin parar.

-¡Dame un descanso por Dios! – dijo ella riéndose- ¡Tengo la cuquita hinchada de tanto que he llevado estos días! ¡Me estas reventando! ¿Tenias tanta hambre así?

-¡Tengo, y cada vez que te tengo quiero mas!

Nos reímos de buena gana, y yo me dedique a mamarle las tetas con insaciable glotonería mientras ella me acariciaba el cabello. Esa mujer me volvía loco, con ella el sexo no era una diversión ni tampoco un ejercicio físico, sino una experiencia sublime y hasta diría que espiritual y yo sentía que podía pasarme todo el dia haciéndoselo sin parar. A pesar de acabar de hacerlo en la piscina, yo no estaba para nada satisfecho; deslicé mi mano por su espalda y baje hasta su voluptuoso culo, y apreté duro sus nalgas. Luego busque su raja y empecé a hurgarla con mi mano; a ella le gustaba y se reía emocionada. En un momento dado, la hice que se diera la vuelta y la puse boca abajo; agarre cada una de sus nalgas con una de mis manos y le abrí la raja lo más que pude. Así pude ver aquel pequeño pero delicioso orificio que era el hueco de su culo; ese "hoyito" que era una de mis obsesiones, por el que sentía una profunda y lujuriosa curiosidad. No quería perder tiempo y le metí un dedo en el agujero sin esperar a preguntarle si le gustaría; ella volteo un poco sorprendida, pero no me dijo nada y volvió la vista hacia delante aferrándose a la almohada. Yo empecé el mete y saca con mi dedo, también le hacia un movimiento circular; quería "conocer" bien aquel hueco que era mi delirio y mi divino tormento. Luego le metí otro dedo con lo que eran ya dos con los que exploraba su agujero; y al cabo de unos instantes le metí otro, y fueron tres de mis dedos con los que hurgaba su entrada trasera. Con un dedo de la otra mano le exploraba el coño, estimulando su clítoris con mi tacto; ella profería quejidos de placer y mordía la almohada. Su cuca estaba completamente húmeda y acabo antes de que yo dejara de meterle los dedos. Pero esto era apenas la antesala de mi siguiente paso.

-Vamos, Gaby; acomódate para mí. Levántate un poquito, ponte como si fueras a gatear.

-Carlos….mira que eso me va a doler…

-Anda mi amor, por mí; te va a gustar.

Con mis manos sobre sus caderas la acomode haciendo que se pusiera en cuatro, ofreciéndome su culo como una rica y jugosa ofrenda. La estimule un poco mas con los dedos, y luego coloque la cabeza de mi verga en la entrada del pequeño circulo que era su orificio anal; disfrutando morbosamente le introduje la verga hasta la mitad.

-¡HAY!....-exclamo enseguida ella, como si en vez de mi verga la hubiera sodomizado con un hierro caliente. Fue tal su grito, que me hizo temer haber sido muy brusco y haberla aporreado.

-¿Te lastime?- le dije pero sin sacarle la mitad de mi verga que la había penetrado.

-No….no, sigue, no pares.

Sintiéndome emocionado por su aprobación, le empuje un poco mas la verga en el interior de su ano mientras la sujetaba por las caderas; luego eche un poco para atrás para después, de un solo golpe, meterle toda la verga hasta golpear mis huevos con sus nalgas.

-¡HUY!....¡HAY!...-dijo ella como un lamento y después mordía la almohada que no soltaba.

Gozando como nunca (una de las cosas que mas había querido hacer con ella era sodomizarla, y aunque habían pasado unos días desde que empezamos a tener relaciones sexuales, solo en ese momento me atrevía a hacerlo); empecé a practicar el mete y saca, pero esta vez no comencé lento y con cuidado, sino que lo hice con una rapidez y brutalidad salvajes. Le daba con tal intensidad que pensé que le iba a reventar los intestinos; lo hacia así porque sabia que ella lo estaba disfrutando mas que yo.

-¡AH….AH….AH….!- gritaba Gaby con la misma intensidad que lo hacían las actrices de las películas porno que mis amigos y yo habíamos visto a escondidas (aunque a mi siempre aquellos gritos destemplados me habían parecido muy exagerados, teatrales y sobreactuados; pero al menos en el caso de Gaby eran reales).

Yo le apretaba y acariciaba las tetas para excitarla todavía más; sus pezones estaban duros como nunca por lo cachonda que ella estaba. Mi mano buscaba su cuca y la hallaba totalmente mojada; toda ella temblaba como una gelatina. Yo la follaba sin tregua por su delicado ano, con un ritmo frenético; casi como un animal. Inspirado por la situación, me volví como loco y le empecé a dar nalgadas fuertes con mi pesada mano; le di varias buenas nalgadas que marcaron sus grandes y preciosas nalgas. Eso me dio mas placer y me acelero la excitación.

La taladre con mi verga por su culo un buen rato, que a mi me supo a gloria. Hasta que no pude mas, y cuando sentí que me venia le empuje brutalmente mi miembro hasta la raíz, llenando totalmente su conducto anal con mi gruesa verga; y entonces acabe eyaculando un poderoso chorro de leche dentro del hueco de su culo. Mientras eyaculaba seguía empujando hacia delante porque no quería que ni una sola gota de leche se desperdiciara.

Luego que termine y le saque mi verga relajada, caí boca abajo sobre la espalda de ella. Después la voltee y la puse boca arriba, siempre acostado sobre ella; contemple su hermoso rostro de princesa de cuentos de hadas, ese rostro que irradiaba serenidad, belleza, dulzura y/o ingenuidad según el caso, y que ahora tenia la expresión de una mujer después de vivir una experiencia orgásmica. Era la cara de una hembra en celo después de haber saciado su incontrolable deseo, la cara de una mujer apasionada luego de hacer el amor con el hombre que ama; la bese en los labios, con amor y pasión. La bese con sincera gratitud por el momento en que me entrego su cuerpo femenino y ardiente; con la pasión del hombre que se sabe correspondido en su amor. Exhaustos reposamos abrazados en nuestra cama, sin intenciones de pararnos hasta mañana.

-¿Cómo te sientes?- le pregunte.

-¡Adolorida!- los dos nos reímos- me dejaste toda adolorida por las dos "partes". Mañana voy a caminar con dificultad, toda abiertota, y encima no me voy a poder sentar- y nos volvimos a reír.

-Pero es un dolor delicioso, ¿no?- dije, y ella se sonrió con vergüenza- ¡Creo que te gusto!

-Si, claro que me gusto- y me dio un pequeño beso en la boca- pero tienes que entender que no soy un "furruco" (Nota: para los que no son de mi país, un furruco es un instrumento musical folklórico que tiene apariencia de tambor, pero el cuero del mismo tiene un pequeño orificio por el que tiene permanentemente metido una delgada vara de madera que con su movimiento hacia arriba y hacia abajo, o mete y saca, es el que produce el sonido), así que no me puedes "furruquear" todo el día- los dos nos reímos a carcajadas, y ella me dio una suave palmada en mi pecho, momento en que yo le agarre la mano para besársela- ¡Es en serio chico!, ¿¡Tu crees que no se me hinchan mis partes!?, las mujeres tenemos un limite y por mas emocionado que estés…que estemos, tienes que tratarme con delicadeza estos días.

-Es que por tu culpa tenia un "verano" (como le decimos en mi país a un largo periodo sin sexo) muy largo, y estoy recuperando el tiempo.

-Esta bien semental, pero ve con calma, poco a poco- dijo, y nos besamos de nuevo, acurrucándonos en la cama.

Pero aunque le di una pequeña tregua, después le di "guerra" todos los días siguientes; y a pesar que ella se hacia la quejumbrosa, en realidad accedía con gusto. Creo que Gaby no había disfrutado tanto del sexo en mucho tiempo, y quizás en toda su vida (y no lo digo por vanidoso y aunque creo que mi padre debió ser un buen amante también). Lo que mas me gustaba era hacerle el amor en diferentes partes de la casa, y la primera parte que probamos después de la piscina y el dormitorio fue la cocina. Un día la embosque cuando se disponía a cocinar.

-Tengo hambre- le dije mientras la sorprendía agarrándola por detrás y rodeándola con mis brazos.

-Precisamente a eso iba, voy a cocinar- me dijo en tono distraído.

-Pero yo no me refería a ese tipo de hambre- dije mientras con mis manos apretaba sus senos por encima de la tela de la camiseta que llevaba puesta.

-¡No!, ¿¡Estas loco!? ¡En la cocina No!- dijo tratando de zafarse pero yo la apreté mas fuerte y la mordí en las orejas.

-¡Pero lo hicimos dos veces anoche!- protesto débilmente, pero su voluntad cedía mientras comenzaba a jadear- pero….. ¡Tengo que cocinar!

-¡Después!

Le saque la camiseta por arriba, por la cabeza, liberando sus voluptuosas tetas que bese y mame con desesperación. Luego le baje el short que llevaba puesto y las mini pantaletas que tenia debajo, y nos montamos sobre la pesada mesa soldada al piso que había en la cocina y la penetre por su lastimado coño. Allí la folle con violencia y disfrute el placer de hacerla mía una vez más. Ese día comimos tarde…

En otras ocasiones hicimos el amor en el jacuzzi, en la ducha o sobre la alfombra en la sala principal de la casa, al lado de la chimenea. Fue una verdadera luna de miel para nosotros y la disfrutamos con intensidad, como si cada día fuera el último, sin pensar en el mañana. Tuvimos absoluta privacidad porque solo contratamos una mujer para que viniera a limpiar un día a la semana; Gaby se encargaba de cocinar y hacíamos la compra juntos. Nuestras salidas a comprar o a pasear tomados de la mano por la cercana playa en algunas ocasiones, eran las únicas veces que abandonamos el chalet en esos días. Cuando los otros hombres la veían en la playa, yo moría de celos pero a la vez me sentía orgulloso de que todos los hombres supieran que aquella hembra era mi mujer.

Aquellos idílicos días tenían que terminar, y terminaron para nuestro disgusto; volvimos a nuestro país y con ello a la molesta realidad. Gaby y yo teníamos un pacto secreto: debíamos conservar las apariencias y ocultar la verdad de cara a la galería, mientras seguíamos siendo amantes en secreto. Esto seria así hasta que yo cumpliera 18 años, y entonces, ya mayor de edad, resolveríamos el problema de estar juntos. Sabíamos que la única forma era que nos fuéramos juntos a un país lejano, y Gaby empezó a dar los pasos en esa dirección; trabajo con sus corredores de bolsa, asesores financieros y abogados para trasladar su patrimonio a otro país que ella y yo escogimos juntos. Ella liquido todos sus bienes e intereses en nuestra patria, y con su cuantiosa fortuna convertida en acciones, bienes e intereses en el extranjero aseguro nuestro futuro y nuestro anonimato. Lo único que le dolía y afectaba del salto era tener que levantar un muro invisible entre ella y mí hermana Jane, pero ella sabía que era un doloroso precio que tendría que pagar por la vida que escogió a mi lado. De todas maneras tomo las disposiciones necesarias para asegurar el bienestar de ella: creo un fondo fiduciario a nombre de ella y dispuso que recibiera una generosa pensión mensual hasta alcanzar su mayoría de edad, que le permitiría mantener su estilo de vida de "niña rica" en Estados Unidos. El dinero seria administrado por sus tutores (mis tíos) y por los administradores del fondo, y cuando alcanzara la mayoría de edad tendría los gastos de su educación universitaria cubiertos y además un cuantioso patrimonio para vivir muy bien sin problema alguno.

El tiempo transcurrió rápido aunque a nosotros nos pareció eterno; y cuando al fin cumplí los 18 años y fui mayor de edad, nosotros "desaparecimos". Sin mayor explicación que decir que íbamos a un prolongado viaje nos fuimos de nuestro querido país (un país latinoamericano situado a orillas del Mar Caribe) y no volvimos; parientes y amigos quedaron desconcertados y mucha gente se pregunta la razón de nuestra extraña conducta. Mientras tanto nosotros encontramos nuestro refugio perfecto y nuestro nuevo hogar: una hermosa mansión de dos plantas con una gran piscina, amplios jardines y una pequeña cancha de tenis; y lo mejor de todo, con una imponente vista del hermoso mar. Cada noche podemos sentarnos en la confortable terraza y contemplar la imagen relajante del mar en su eterno ir y venir de la playa hacia el infinito; viendo las olas con el fondo del cielo oscuro y sintiendo la suave brisa del mar acariciar mi rostro mientras la abrazo a ella que esta sentada en mi regazo. Es nuestro paraíso particular, nuestro pequeño pedazo de cielo.

Hacemos la vida de cualquier pareja normal; Gaby ha dado rienda suelta a su vocación de empresaria, creando una red de casas de moda femenina. En tanto, yo trabajo con esmero en sus negocios; lucho para aprender y siempre quiero ser el primero en llegar al trabajo y el ultimo en irme. Quiero demostrarle a ella que quiero ser un hombre responsable y no deseo ser mantenido por ella; quiero mostrarle que puedo hacerme responsable de ella, y en eso si tengo un poquito de orgullo machista. Al mismo tiempo, estudio; aunque no he encontrado mi verdadera vocación. Gaby dice que tengo un gran talento innato para ser escritor, y tal vez ella tenga razón; y me agrada la idea de alternar una carrera de escritor con mi otro trabajo al lado de Gaby. Desearía escribir libros que fueran auténticos éxitos, unos reales bestsellers.

En este país nos va bien (aunque obviamente extrañamos a nuestra tierra); tenemos un circulo de amistades muy heterogéneo que va desde conservadoras personas de negocios hasta liberales artistas e intelectuales. Nadie sospecha la verdad; notamos que lo único que a la gente le llama la atención es nuestra diferencia de edad, porque por lo general es el hombre el que es mayor que la mujer. Pero como he dicho antes, por Gaby lucir mucho mas joven y yo mayor, la diferencia parece menor que lo que es realmente; de cualquier manera Gaby no le niega a la gente que es mayor que yo (aunque no especifica la diferencia), pero la mayoría de las personas dicen que somos una bella pareja por ser dos personas guapas, jóvenes y vitales. Imaginamos que también llama un poco la atención que no somos casados, pero eso es lo de menos en estos tiempos en que las parejas de hecho están de moda.

Igual sentimos un poco de aprensión de que se descubra nuestro secreto; tomamos ciertas precauciones como por ejemplo que Gaby use ante la gente que no conoce su primer apellido (Espinoza) su segundo apellido o apellido materno, que es Ruggeri (por el lado materno ella tiene ascendencia italiana). Así la gente no se da cuenta de la "coincidencia" de que mi segundo apellido sea el primer apellido de ella, aunque es una coincidencia que se da entre parejas normales, pero preferimos no correr riesgos. Por lo demás, como este es otro país y hay formas de no tener que declarar nuestro grado de parentesco; ante los ojos de las leyes de este lugar no hay constancia de que seamos parientes consanguíneos. Por eso vivimos una nueva vida, tratando de no pensar en el pasado.

Gaby mantiene comunicación por Internet con mi hermana, y le ha rogado que la perdone y que entienda que por razones que ella ahora no puede explicar es necesario que ella siga desaparecida; aunque a mi hermana, como es natural, le ha costado entender y asimilar la extraña situación de la "desaparición" de su madre, ella (que es una chica maravillosa, generosa y madura) ha sido comprensiva con su madre.

Actualmente vivimos un verdadero sueño, porque Gaby esta embarazada de 4 meses; ella se empeño que si iba a ser mi mujer, ella no quería que por ese hecho yo me quedara sin ser padre, y como en este momento ella tiene 38 años de edad (y yo 20) tenia que apurarse para aprovechar el resto de su vida fértil antes de llegar a la inevitable menopausia. Yo estoy muy feliz, ser padre es una gran ilusión para mi, y mas con la mujer que amo; pero los dos sentimos miedo por aquello de que los hijos producto de incesto suelen ser retrasados mentales o enfermizos, cosa que no sabemos si es leyenda o realidad científica. Como no podemos confiar nuestra verdad a los médicos (por vergüenza) estamos en mayor incertidumbre; pero rezamos a Dios (SI, creemos en Dios y lo amamos, aunque se pueda pensar lo contrario, porque confiamos en su misericordia) que nos de un niño o niña saludable y normal. Gaby ha dicho que si este primer bebe es sano le gustaría darme uno o dos más.

"PALABRAS DE GABY:

Carlos se empeño que agregara mis propias palabras a este extenso relato; ya el ha contado toda la verdad de nuestra maravillosa historia de amor, pero el me ha dicho que quería que ustedes oyeran también mi "voz". Incluso el me ha animado a que escriba mi propia versión de la historia, desde mi perspectiva de lo que sucedió entre nosotros; pero yo todavía no estoy convencida de tener las cualidades como escritor y la elocuencia de mi marido (si, mi Marido, porque eso es ahora el para mi). Me sonrojo al leer ciertos pasajes eróticos de su relato, pero no he querido censurarlo y prohibirle contar detalles de nuestra intimidad como pareja; también me sonrojo cuando leo como describe mi cuerpo y mi físico en general, pero ustedes entenderán que el me ve con ojos de hombre enamorado (aunque, modestia aparte, su descripción se ajusta bastante a la realidad…).

Lo que el no les ha dicho (por modestia) es como es el; bueno, yo debo decir que es un hombre sumamente atractivo, un "espécimen" de primera. Es apenas unos centímetros más alto que yo (tiene alrededor de 1,80); es fornido, aunque no como un atleta, sino algo más normal, pero les garantizo que tiene un cuerpo varonil y bello; su rostro es elegante y apuesto, varonil pero no rustico; su color de piel es igual al mío (lo que yo llamo "blanco semi-bronceado") y sus ojos es otra cosa que heredo de mi, pues son del mismo color de los míos (pero debo reconocer que la cara la heredo de su padre, porque los rasgos de su rostro son similares a los de su padre cuando este era joven); y esta muy bien "dotado" (lo que explica porque me duele tanto cuando tenemos relaciones, pero no me quejo).

Pero lo que amo de el es su forma de tratarme: como me profesa una devoción como si yo fuera la única mujer sobre la Tierra, como si fuera una diosa. Amo que el sea un caballero conmigo, esos pequeños detalles (que al final son grandes); como siempre me abre la puerta del coche, como saca la silla de la mesa para que me siente (no solo en un sitio publico, como un restaurante; sino en la propia casa), como me ayuda a cocinar y comparte las labores de casa conmigo, como siempre me pregunta como me siento y si estoy contenta con nuestra vida, etc. Amo que me escuche, que tome en cuenta mis opiniones, que consulte sus cosas conmigo y suela hacer caso de mis consejos (aunque amo también que no lo haga siempre porque no quiero un títere o un pelele a mi lado). Amo que pase horas conversando conmigo y no se aburra; que tengamos intereses en común y hagamos cosas juntos, pero también que nos demos nuestro propio espacio. Amo que me cele pero que no sea obsesivo en cuanto a los celos; y que cuando esta conmigo no voltee a ver a otras mujeres. Amo su romanticismo y que sepa mantener viva la llama de la pasión; que todo el tiempo me corteje como un novio a su novia cuando la esta conquistando, y haga cosas románticas que algunos puede parecer cliché (como regar el dormitorio de pétalos de rosas y encender velas en todo el cuarto). En fin, LO AMO; y lo digo con lagrimas en los ojos, esa es mi simple realidad".

Son las 2 y 52 minutos de la mañana, y en plena madrugada tecleo la etapa final de este relato. Acabo de leer el fragmento que le agrego Gaby a pedido mío, y me conmueve sinceramente. Y debo decir que es 100 % verdad todo lo que he dicho de su cuerpo (como todo lo demás en mi relato), aunque ella quiera ser un pelín modesta; y podría agregar que su rostro es como una mezcla del rostro de Rachel Weisz y el de Mónica Bellucci (a mitad de camino entre la inocencia angelical y el erotismo salvaje), pero con la narizita de Nicole Kidman y la mirada enigmática de al Mona Lisa (seguro que ella se va a reír cuando lea esto).

Pero lo que amo de ella es que es una Dama en todo el sentido de la palabra: culta, educada, elegante, digna y noble. Amo que sea dulce, generosa, modesta, valiente, apasionada y aguerrida. Amo que me haya enseñado a ser un Hombre digno de ese calificativo.

No temo al futuro a su lado, amo la vida porque en ella me espera la dicha a su lado.

Ahora mi mujer (con cuanto orgullo digo que es mi mujer) duerme placidamente en nuestra cama, con la criatura que vive en sus entrañas creciendo para dicha de los dos.

Y yo les digo adiós mientras termino de escuchar la canción que resume mis sentimientos por ella.

"……..te amo con orgullo de quererte porque para amarte yo he nacido".

Si quieren leer las dos primeras partes de este relato, les recomiendo que abran la ventana de mi ficha de autor. Por favor, quiero ver que les pareció; mi E-mail es: adamrove1975@yahoo.com

Escríbanme, que con gusto leeré sus opiniones.