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Rebajas de Enero

en Hetero: Infidelidad

REBAJAS DE ENERO

Extraño, curiosa forma de conocernos. Sé que ella no sabe nada.

"Confía en mí, tengo que hacerlo", le dices. Sólo eso, esa son todas tus explicaciones. Ella no pegunta pero no dejará de pensarlo seguro, pensará "qué habrás hecho; en qué jaleo te habrás metido"…

Me la presentas.

Me mira mal, no violenta, pero sí con cierta desconfianza. -¿casi desagrado?- No lo oculta, no quiere ocultarlo, quiere dejar bien claro que no lo hace por gusto, que lo hace por ti. La miro de arriba abajo, con la mirada no solo la estoy examinando para ver si me gusta, descaradamente estoy evaluándola. Quiero que pierda su seguridad, que sea consciente de que por el mero hecho de tener tetas no lo tiene todo ganado, quiero que se sienta vulnerable, insegura, incluso que se sienta sólo un objeto, un instrumento para jugar. Tú, su marido, me la entregas para eso. Y ella tiene que saberlo.

- Pase usted señorita -digo empalagoso, casi hasta cursi. En cuanto pasa delante de nosotros no me corto, ella no me ve, pero sabe que la estoy mirando de arriba abajo, como he hecho antes.

- No está mal esta puta. Te lo digo a ti, pero quiero que ella lo oiga. Seguro que habrá puesto una cara... Vaya meneo de culito que la hace esa falda...

- Bueno, cacho zorra, supongo que tu marido ya te lo habrá explicado -le digo cuando nos acercamos a la puerta de los grandes almacenes. No contesta, asiente con la cabeza pero primero te mira. Está enfadada contigo, conmigo su mirada me mataría. Vete tú a saber qué demonios la habrás contado para convencerla.

Te lo mando en cuanto entramos en los grades almacenes. Un día de diario no hay mucha gente.

- Cornudo, escoge su lencería te ordeno delante de ella. Ya sabes... hay que prepararla... tienes que vestirla de puta para mí -te digo, como si te recordara un pacto, tu obligación...

- Vamos cornudo... Y tú putita, camina. -disimuladamente la doy un cachetito en las nalgas. Que ganas tengo de ver este culito so guarra, la digo al oído. Se pone tensa. Me gusta. Es vergonzosa y orgullosa al tiempo.

Desabrocha su abrigo. Siempre hace calor aquí. Me la quedo mirando. Ha venido vestida tal y cómo te pedí. Blusa con botones, no muy ajustada pero si suave, fina, para que se note el sujetador, para que los pezones destaquen a la mínima. Cinto. Faldita ceñida... Supongo que medias, nada de pantys. Tal vez liguero. Eres un cornudo obediente pienso para mí.

- Suéltate un botoncito de la blusa no me seas mojigata, zorra, si te voy a ver esas tetas enteras, no te hagas la estrecha ahora.

Me la quedo mirando mientras desabrocha el botón. Se queda quieta y me mira desafiante. Ni me molesto en mirar hacia los lados por ver si nos mira alguien, directamente le desabrocho dos. Procuro no tocarle los pechos, no por respeto, sino porque no ha llegado el momento. Ella lo sabe. Ahora sí tiene un buen escote. Creo que me he pasado, se la ve algo más que el típico canalillo, incluso algo de sujetador. Me da igual.

- Venga, guarra, vamos a darnos una vuelta.

- Cornudo, voy a lucir a esta puta, te veo en diez minutos.

Regresas cargado. Un tanga. Rojo. Un sujetador, también rojo. Un corpiño, un liguero... francamente a mí lo de la lencería me la trae floja, no me pone, pero chico el juego me está resultando divertido, sobre todo por las caras que pone ella. Sé que podríamos ir directamente al asunto.., cepillarme a tu mujer y punto pero me gusta el juego, me gusta alargarlo. Y de paso… de paso ver cómo te cueces en tu jugo, cómo sientes que tus cuernos están a punto de crecerte en la frente ¿duelen al salir como los dientes? Desde luego la frase no puede ser más estúpida, pero me descojono yo sólo de risa. No puedo evitarlo.

Me mira curiosa. Seguro que ella estará pensando que de qué coño se estará riendo ese hijo de puta o algo así....

Al final entramos en los probadores. Disimuladamente nos colamos los tres en uno.

Primero ella claro. Toc, toc, toc. Adentro. No digo nada. Tú mismo vas a desnudarla para mí

- Muy buen, cornudo, escoge, ¿Qué quieres que vea primero. Sus tetas o el coño de zorra? Sí: por donde te la follas -bajas la mirada ella te mira furiosa de frente. Jamás la han tratado así… y a ti tampoco.

- La blusa -dices casi susurrando.

- Desabróchala, vamos, no tenemos todo el día, quiero ver esas tetas -ella te ayuda pero detengo su mano-. No, zorra, que sea el maricón este quien te desnude.

Toda la blusa desabrochada, retiras cada solapa, desnudas sus hombres colocándote detrás de ella. Me la vas entregando, me la vas mostrando. Y ves mi sonrisa burlona dedicada a ti.

Seguro que estas empalmado. No me corto, te lo digo: Serás cornudo -te "escupo" a la cara-. Tú, so zorra, tócale el paquete.

Le basta con echar la mano hacia atrás para tocarte el paquete. Su mirada me lo confirma: estás empalmado, pero yo la empujo para que sus nalgas choquen contra tu polla. Sólo entonces se lo pregunto: ¿está empalmado el cornudo? ¡Responde puta!

- Sí... -susurra.

- No, si es que le gusta entregarme a su mujer... Debes de ser muy, pero que muy zorra para que tu marido se ponga así.... -sé que es mentira pero...- Buenas tetas... sí señor... me gustan.

Su rostro acalorado me indica que la situación va haciendo mella en vosotros dos.

- Tócaselas un poco, cornudo, para que vea cómo lo haces... -no lo hago para daros placer, lo hago para burlarme más, para humillarte más. Sé que te excitarás más y ella lo sabrá. No pone buena cara cuando se las tocas.

- Muy bien, ahora me toca a mí.

- No la has quitado el sujetador -pero no te dejo hacerlo, te detengo- espera, cornudo.

- Coge mi mano, guíala -la dejo muerta, tú eres el que guía mi mano sobando los pechos de tu mujer. Por los lados,... de frente,... por dentro de las copas del sostén. Hasta me indicas como sacarla un pecho del sujetador-. Muy bien, ahora ya puedes soltar el corchete "cornudín".

Lo haces con calma, comienzas a recrearte. Vas aprendiendo a disfrutar de la situación, bueno de la situación en si no, vas a prendiendo a disfrutar de tus cuernos.

- So zorra, mira cómo se te han puesto los pezones, le digo. Puede ser el frio, o yo que sé. Me cuesta creer que es de excitación, pero ella no puede evitar mirarse los pechos y devolverme la mirada enfurecida.

- ¿No pensarás que me está gustando? -está enfadada, furiosa-. No... -digo burlón- ¡Qué va!... si estás sufriendo... -respondo todavía más irónico-

La sujeto por los hombros. Unos meneítos. La hago oscilar los pechos. Me gusta. Ve mi sonrisa. Sé que se cabreará más.

- Ahora… la falda.

Sueltas el corchete, bajas la cremallera. La preciosa faldita de tubo cae al suelo. Un tanga con la parte delanteras casi transparente. Sé que te ponen mucho esas tangas, sé que los has escogido para la ocasión, para que haga comentarios soeces sobre su sexo.

- Mira, zorra, se te transparenta. ¿Cuándo te mojas te traspasa? -No paro de decirla burradas. Cualquier marido medianamente normal me hubiera roto la boca, tú en cambio estás con la polla a punto de explotar. Te ordeno que te la saques. Tu mujer alucina.

- La tiene durísima –le digo a tu preciosa mujer- casi babeante. Y aprovecho para morrearla; "morrearla", sí. No besarla: morrearla, comérsela, chuparle esa boca que me has contado que sólo te había besado a ti.

Ya ves, ahora es mía. Ahora puedo mordérsela cuanto quiera. Otra "exclusiva" que acabas de perder. Y hoy no será la única. Lo sabes tú y lo va sabiendo ella.

Para estar tan acostumbrada a ti responde mejor de lo que esperaba –y de lo que tú creías-. Mueve la lengua como una puta. Quizás ya haya tenido fantasías de otros hombres. Que no te las haya contado no quiere decir que no se haya imaginado a sí misma en una situación parecida. En ellas seguro que no estabas tú presente, pero ahora va a tener que pasar por el aro, tragar con que vea su marido cómo se deja morrear y cómo acaba entregando su boca. Aunque, bien pensado, no va a ser lo único que acabará entregando aquí, en el probador.

Si te humilla te jodes. Hay segundos en que creo que vas a echarte atrás, pero tú obsesión te puede. Estoy por sacarla al pasillo y que la vean tal y como se la ve ahora, con el rimel corrido y con esta pinta de zorra. Me divertiría contarle a quien pasara que el cornudo está dentro, a punto de caramelo. Tiempo habrá si se tercia… De momento prefiero seguir a este lado de la cortina y girarle la cabeza para que la veas ahora y su imagen te quede grabada para siempre en tu cabeza.

Toco su sexo por encima de las bragas. Empujo la tela metiéndola entre sus labios. Un pequeño calambre la sacude. Sus pechos han bailado como flanes. ¡Ummm, deliciosa! La giro, sobo las nalgas, sujeto los pechos desde atrás. La atraigo para que sienta mi polla excitada. Al oído se lo digo

- Mira, zorra, a mí también me pones, como antes a tu marido –Y los dos no podemos evitar lanzarte una mirada. Ella nos la devuelve. Por primera vez lo hace de manera distinta. Ya no te odia, -tanto…-, quizás comienza a excitarle la idea de ponértelos, de que veas cómo te los va poner, mejor diría, cómo está a punto de ponértelos. Por la cara diría que no es venganza. Tampoco placer, vicio, eso es evidente. No sé... pero los pezones me están dando unas señales muy, pero que muy claras.

La siento en el banquito que hay para poner la ropa.

Mi pene me queda a la altura de su boca...

- Ya sabes zorra... -tiene que hacerlo. Con cara de asco me baja la bragueta. Quiere que vea su desagrado. Me da igual, a mi me excita doblegarla delante de ti.

- Chupa, zorra... recorre con mi polla tu carita de puta....pasa mi rabo por tus pechos, por tu cuello... Pone mala cara pero lo hace.

- Cornudín, tu chica es obediente -te digo burlón sin mirarte.

Me encantaría decir que su coño se está empapando pero no lo sé.

- Esmérate, le ordeno, hasta que no esté bien brillante de tus babas no te voy a follar...

Me gusta. No lo hace mal, pero oculto mi placer.

- ¡Vamos zorra, chúpala con ganas joder! ¿Te vas a tirar toda la mañana?... ¿No querías acabar pronto? Pues haz bien tu trabajo, so puta.

Alucina, te mira, te mira cabreada, te odia. Ahora sí, en ese momento te mataría. Se la mete entera, a lo burro me la chupa a lo bestia, obedece lo hace sin ganas, me explico no quiere que yo goce con su mamada, quiere simplemente llenarla de babas, es lo que le he mandado.

- ¿Ya? –pregunta al notarla bien dura.

- No, zorra. Usa esa lengua, lámela bien...

Me retiro el capullo. Tienen que besarlo, lamerlo, rodearlo con la punta de la lengua, acariciarlo tan solo con los labios, besarlo. No pierdes detalle de cómo me la chupa. Sé que a ti no siempre te lo hace. Te mueres de envidia.

Joder tengo que mandarla parar. Como siga a si me corro en su boca. Ya habrá tiempo, hoy quiero follarla.

- Bueno, cacho puta, levanta y date la vuelta -ni la quito las bragas, tal vez luego te las restriegue por la cara.

- ¿No ibas a probarle la ropa...? -ni te dejo terminar-. "¡Calla la boca. Cornudo!, eso después. Ahora la voy a follar, voy a descargar mis huevos en el coño de tu mujer" -te veo torcer la cara, te estás corriendo cabrón, si te llega a ver ella te mata.

Aproximo lentamente mi capullo a su entrada. La veo por el espejo. Tiene los ojos cerrados, esperando que se interne en ella. Cree que seré brusco. Violento. Se equivoca. Seré egoísta, a mi bola, sin preocuparme si le gusta o no, si goza o no, pero no quiero hacerla daño.

Su coñito está caliente, y eso que no he empujado, sólo he metido la cabeza de mi polla.

- Cornudo, en menos de un minuto se la habré incrustado entera. Habré convertido a tu mujer en toda una puta. Míralo bien. Estás a tiempo.

Tu mujer vuelve la cara hacia ti. Ve cómo asientes. Alucina. Pero cuando mira tu entrepierna y ve la mancha pone unos ojos como platos. Su cuerpo se arquea al recibir mi rabo casi por sorpresa. Abre la boca pero no grita. Sabe contener el gemido. Por la cuenta que la tiene.

No grita ni gime no, pero te mira. Te mira mientras la agarro fuerte por las caderas y comienzo a moverme. Adelante atrás, adelante atrás. Varias veces, para que sienta como la invado milímetro a milímetro. Aun no me la estoy follando, ya habrá tiempo de reventarla el coñito, ahora solo me estoy apoderando de ella. Si, se la meto despacio, sin prisa, para que tome conciencia de cómo milímetro a milímetro me voy apoderando de su cuerpo.

Te mira y lo que ve en tu cara ya no será una sorpresa, ni para ti ni para ella, la próxima vez.

perverseangel@hotmail.com y undia_esundia@hotmail.com

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