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La fiesta de la facultad.

en Hetero: Infidelidad

La fiesta de la Facultad .

Cada vez que paso por la puerta de aquella discoteca me acuerdo. Sí, ha pasado tiempo, mucho tiempo, pero… Eras mi primera novia, contigo tuve mis primeras relaciones sexuales… y por qué no decirlo, mis primeros cuernos. Cuernos juveniles sí, pero cuernos. Ya  sabes eso de que la primera vez no se olvida…

Presumías porque éramos una pareja abierta, moderna, progre y todo eso. Pero lo de tu aventura en los W. C. de la discoteca no tuvo nada que ver con eso. Simplemente te apeteció y lo hiciste.  Saliste con ganas de juerga, con ganas de disfrutar de la fiesta a tope… Dijiste “un día, es un día”… y ese día no hubo límites…

Además, no es que quisieras contármelo, es que te pillé. Acuérdate, tenías las tetas llenas de chupetones. No podías ni ocultarlo ni negarlo.

Era la fiesta de tu facultad. Lo tradicional. Se iba a la discoteca el viernes, para sacar dinero y darlo para el viaje de fin de carrera. Lo organizaban los del último curso El resto de cursos ibais por solidaridad, aunque el dinero de la fiesta era íntegro para los del último curso. Era tu primer año en la facultad. ¡Menuda carrera hiciste!...

Según tú, llevabas borracha todo el día. Bebe que te bebe… A las chicas se las daba de beber en todos los sitios. Y una fiesta es una fiesta… y si además es gratis, para qué más.

Recuerdo perfectamente tus fiestas de facultad. Todos con la bata blanca de “doctores” manchada de vino, de limonada, de calimocho, de cubatas….

Esa noche fuiste con dos compis de clase. El holandés, el de la beca, y Marcos. Sé quiénes eran. Durante años, Marcos me miraba con cierta sorna. Sabía el tipo de novia que tenía…

-. Me lo monté con los dos, dijiste tan tranquila. Fue… Jugando. Medio en serio, medio en broma pero morreo con uno morreo con el otro y zas. Terminamos en los baños. Si, encerrados en un W. C. de chicas.

Tenías ganas. El morbo. La ocasión, el sitio… dos tíos “más buenorros de clase” para ti sola… Morreos. Manos que te rodean. Una mano en la nalga. La otra mano en la otra. Tú en medio. Bocas que se juntan. A ellos no les importaba que las tres bocas se juntaran. Estaban pedos y decididos al sacrificio.

Si, si para follarte tenían que rozarse o tocarse entre ellos, no pasaba nada. Todo por follarte. Te gustó sentirte en medio de dos hombretones. Y ya cuando los morreos fueron dejando paso a los manoseos te pusiste a mil.

Desabrocharon la bata. Uno atacando el culito. El otro más atrevido las tetas. Ni recuerdas quien empezó a sobarte los pechos. Solo que cuando abriste los ojos cada uno te tenía una teta agarrada y luchaban por liberarlas del sostén. Te agradó, te gustó. Cada uno te la magreaba de una forma. Distintas manos, distintas sensaciones. Distinta forma…

Los tíos solemos ser muy torpes con los corchetes del sujetador y si encima vamos algo cargados, ya ni te cuento. Me contaste que incluso les ayudaste a que te quitaran el sujetador. Como tú dices, ahora viene la magia… Mirad, soltaste el corchete y con esos habilidosos movimientos, el sostén salió por una manga de la blusa. Te pone que te desnuden. Te excita. Botón a botón o a lo bestia, arrancándote, la ropa a tirones, pero tu coño se pone al rojo vivo al desnudarte. Y ya ibas a tope.

Te imagino allí, con la bata abierta, borracha. Si, la blusa también abierta, las tetas al aire y faltaba ya solo lo de abajo claro. Solo una falda. No te habías puesto pantalones… Las bragas fue lo más fácil… Claro. Y ya sin obstáculos te sobaron a conciencia. Se peleaban por tocarte. Se apartaban las manos…Y a ti te gustaba sentirte deseada… Y pusiste orden claro…Uno por cada lado. Y efectivamente te obedecieron. Y desde cada lado, magrearon tus tetas, sobaron tu culito… y por supuesto tu coño… Y mientras morreabas con el que te sobaba las tetas, o te comía hambriento los pezones, el otro te metía los dedos… Te hicieron hasta un par de “deditos”…

Me costó trabajo creer que no te follaron.

Me lo juraste. Una y mil veces. Iban tan pedos que no se les ponía… Lo intentaron, claro que lo intentaron. ¡Por supuesto que quisieron meterme la polla, so bobo! Dijiste con tono de obviedad. Tú lo querías. Lógico. Normal después del calentamiento previo.

Y pusiste todos tus medios. Se las tocabas, les acariciabas las pollas y los huevos, dejaste que las restregaran entre tus tetas… Se las llegaste incluso a chupar a los dos.

-. Sí, me dijiste tan tranquila, se las chupé a ver si revivían pero…. Bueno la de Marcos hizo un amago. Se me puso tiesa en la boca y cuando ya estaba en forma, zas, sin ni siquiera advertir se corrió. Una especie de eyaculación precoz. Ni avisó. El primer chorro hasta la campanilla. Apartas la cara sorprendida. No te lo esperabas.

Me lo imagino. Me imagino primero la cara de póker. La tuya y la del holandés. Un gemidín, un “que me corro” y una manguera regándote la cara y las tetas. Y tu carita de decepción, la desilusión por haberte quedado a dos velas. Caliente y sin echar un polvo... sin probar esa polla…. Que según tu, era la más grande y gorda. Vamos la que más deseabas.

Te centraste en el otro. A ese terminaste poniéndosela recta. Hasta reconociste que te metió el capullo, pero no se mantenía, se desinflaba. Entraba un poco y no podía seguir, estaba fofa.

-. Si hombre, no estaba lo suficientemente dura como para penetrarme y hubo que dejarlo…

Saliste con la bata abrochada. Pero sin el sujetador ni las bragas. Se las habían repartido como trofeos. Las bragas acabaron en el bolso del holandés. Un recuerdo te dijo, y quería que se las regalaras, pero tú las querías para otra cosa. Por eso te habías puesto faldas. No había manera de que te las devolviera…

Luego fue todo muy rápido. Marcos, después de su “magnífica actuación” desapareció con tu sujetador. Se “diluyó” entre la gente. El holandés no, estuvo contigo casi toda la noche… hasta que acabó dormido en un sofá.

Aprovechaste y recuperaste las bragas. El suje no claro.

Mucho alcohol… y los del último curso que aparecen… sin darte cuenta, estas en la pista bailando. Esperando. Dejándote querer con las miradas de todos los tíos…

Hasta que anunciaron por el micro la tradicional “subasta de bragas”… Y tú participaste claro… Lo estabas deseando desde hacía tiempo… Subir al escenario… Pasear presumidita… enseñar sexy lo que hay bajo la falda para que “pujen más alto”… El ganador se queda con las bragas claro…

Es divertido lo de las virguerías para quitarte las bragas delante de un montón de gente sin que te vean nada… aunque siempre alguna chica se caía… o descuidadamente dejaba todo a la vista…  Reconozco que tenía su morbillo.

Tú te las quitaste sin problema y el jurado comprobó que debajo de las falditas de las chicas, “solo había piel”…. Luego más de uno, en el jaleo de la pista, también lo comprobó…

Te imagino borracha dando saltos en medio de dos o tres tíos, jaleándote por la subasta… como hacían con todas las que participabais… Me hubiera encantado verte, con las tetas dando brincos y asomando por el escote de la blusa... Todos sabían que estabas “accesible”… que tu coño estaba al aire… Calentando al personal… despertando en más de uno el deseo de follarte allí mismo…

Luego aceleraste el relato. Si, acortaste. Sin contarme qué había pasado en un buen rato, ni como les conociste, ni nada más, te limitaste a decir que te subiste en el coche con unos del último curso. Los mayores…

Camino de casa en el asiento trasero empezó a morrearte y también a sobarte claro. Dijo en voz alta que era verdad que no llevabas bragas… y te fue follando hasta casa.

Supongo que no sería todo tan rápido, me perdí parte del relato. Según tu es que no recordabas muy bien… pero la idea de ir follando en un coche en marcha, por el paseo central de la ciudad, sabiendo que cualquier coche podía verlo… que en cualquier semáforo los de al lado podían mirar por la ventanilla y pillarte, te resultó, palabras textuales “súper excitante y divertida.”

Cuando llegasteis a casa aparcaron. Bajaste medio desnuda. Solo con la bata puesta por encima de los hombros, y totalmente abierta, como si fuera una capa. Ni idea de donde estaba la falda y la blusa. Los otros dos subieron contigo. Te acompañaron por si te mareabas… estabas muy borracha.

Sé perfectamente que esa noche toda la casa era tuya. Tus compañeras de piso no estaban. Esa noche los otros dos te desnudaron. No fue difícil claro. Y fue tu primer trío. Y mis primeros cuernos.

No sé si te enteraste mucho o poco. Yo creo que sí, y que gozaste a tope. Por mucho que me dijeras que estabas borracha, después de tantas horas, algo te habrías despejado… Tomabas la píldora y por lo que diste a entender, entre todos, te encharcaron el coño... Si, te lo llenaron de leche...

Sé que tú me dijiste que te follaron hasta la hora de comer… hasta que apareció por tu casa el holandés… preocupado por si te había pasado algo… y te pilló recién salida de la ducha, solo envuelta en una toalla. Ellos se iban ya. Un cruce de miradas al despedirse. Un gesto cómplice con la cabeza. Suficiente para saber que él también podía follarte. Cerró la puerta. Tiró de la toalla con suavidad. ¿Sonreíste? Allí mismo en el hall te desnudó. Y terminó lo que había empezado en los W. C. de la discoteca. Pero ahora cómodamente. Con calma. Sin tener que compartirte con  nadie… Follándote sin prisas…

Undia_esundia@hotmail.com

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