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Abren la puerta. Versión heavy.

en MicroRelatos

Abren la puerta.

Versión Heavy

Veamos cuál de las dos versiones gusta más. Esta algo más larga. Más explícita y más descriptiva. La otra, más indefinida, más abierta a la imaginación. O eso creo yo…

Mi secretaria te pasa a sala de espera.

No se me avisa de tu llegada. Apenas oigo un “no se moleste... ya entro yo” ...

Una mirada. Silencio. Educada y discretamente despido a la secretaria:

-. Puede Usted marcharse, ya atiendo yo...

Cazadora de moto. Casco en la mano. Dentro los guantes. Pantalón de cuero muy ajustado. Algo viejo, gastado. Sobre todo, en las rodillas y en las posaderas. Botas de algo más de media caña, casi hasta las rodillas. Con hebillas.

Oigo la puerta cerrarse.

Te miro. Directo a los ojos. No hablamos. Sonreímos. Esperamos en silencio a oír el cierre del portal.

Me levanto. Sabes que quiero date un beso. Como siempre.

No dejas que acerque mis labios. Me vuelves la cara. Te giras sobre ti misma y te rozas conmigo. Te alejas hacia la estantería. Me recreo mirando tu figura. Tus nalgas. ¡Qué bien te sientan estos pantalones de cuero tan ajustados! Intento darte un azote en el culo, pero te me escapas.

Casco y guantes sobre una silla. Te veo caminar mirando distraída por la oficina. A veces hasta miras con curiosidad. Como si fuera la primera vez, como si no la conocieras. Pasas la lengua por los labios lasciva. El traje de moto no te queda mal. Todo lo contrario. Y eso que como dices tú, ya tiene unos cuantos kilómetros...  

Te vuelves indiferente. Tu mirada es directa. Retadora. No sonríes. El gesto serio.

La mano va al cuello. El típico pañuelo rojo de los moteros, el de toda la vida. Sueltas el nudo. Lo dejas caer al suelo. Solo buscar distraer mi mirada. Es tan solo una excusa para llevar tu mano junto al tirador de la cremallera. Ahora lentamente la abres. La mano desciende despacio. El ruidito apenas es un siseo.

Debajo de la cazadora no hay nada. Solo tu piel. Se abren las solapas. De par en par. Levantas el pecho. Tus tetas me apuntan desafiantes. Los pezones excitados están replegados en sus aureolas. Coqueta los miras. Mojas la yema de los dedos en tu saliva y te los acaricias, los retuerces, los estiras.

Sabes que tus pechos me hipnotizan. Soy incapaz de desviar la mirada. Has venido desnuda. No creo que hayas salido así de casa; seguro que te has desnudado en cualquier gasolinera, en el W.C. de cualquier bar, en el portal en….

No importa dónde o cómo lo hayas hecho, sé que te has desnudado para mí, para entregarte a mí. Has venido a follar. Has venido para que te folle, para que use tu cuerpo a mi antojo…

Te imagino liberando los pechos del sostén, preparándomelos para que te los amase, para que te sobetee … Sabes el efecto que causarás y cómo me pondrás al verte con las tetas al aire… Eres consciente de que lo que te voy a hacer… ¿te habrás excitado? ¿te habrás resistido? ¿te habrás tocado mientras desnudabas tus pechos para mí?...

Te imagino… Frenando en cada semáforo… Cada bache haciendo rebotar tus tetas bajo la chupa de cuero… Rozar los pezones con el forro… saber que dentro de poco serán mis manos quienes las estrujarán… Acelerarás… La moto se cuela impaciente entre los coches. La vibración del motor acaricia tus labios más íntimos. Sin quererlo, sin buscarlo, tu coño recibe esas sugerentes caricias.  Seguro que aceleras otra vez.

Y ya estás aquí. Ofreciéndote.

La chupa cae desde tus hombros al suelo. El cuero suena “compacto”. Sigues mirándome provocadora. En silencio. Sueltas la trabilla del cinturón. Dos corchetes del pantalón de cuero. La cremallera. Solo una solapa; No sigues; me dejas con la duda ¿llevarás bragas? ¿tu coño también estará desnudo para mí? Apoyas la palma de las manos en los muslos y subes por el interior hasta llegar a tu sexo. Lo acaricias abriendo la boca suavemente y dejando escapar un suspiro. El cuero resuena con pequeños crujidos. Una mano masajea los muslos. La otra aprieta con fuerza la entrepierna. Un suave giro y la mano izquierda se ha introducido entre el cuero y tu piel. La otra, la derecha, la protege, la oculta.

La izquierda se mueve de arriba a abajo. Sigues… Jadeas ostensiblemente. Teatralmente. Te estás acariciando, te estas tocando el coñito.

Sacas la mano. Tu dedo corazón y anular brillan. Van directos a tus labios. La lengua les lame. Ahora más. Lujuriosa te les introduces en la boca y les lames. Vuelven a internarse en el pantalón de cuero. Cuántas veces me chupas así mis dedos antes de guiar mi mano en tu coño.

Me tienes a mil. La polla me va a explotar dentro del pantalón. Sé dónde has mirado y porqué sonríes maliciosa.

Un cuerpo medio desnudo en una oficina... Una retadora mirada que te invita a actuar. ¿Quién puede resistir a semejante oferta?  Juegas con ventaja.

Agarras mi corbata y tiras de ella. Me acercas. Estampas tus tetas contra mi pecho. Siento los pezones a través de mi camisa. Abajo, noto la mano masajeando tu coño y rozando de refilón mi polla dura. Con la otra mano sujetas mi nuca. Yo te rodeo y sobo tus nalgas. Un amano por fuera, la otra directamente por dentro, notando el calor de tu piel y empujando poco a poco el cuero hacia abajo.

Besos con ansia...Morreos intensos... Mordiscos... Las lenguas se enredan. Juegan. Lamen...

¿Y las manos?

Las manos no paran quietas. Ni las tuyas ni las mías. Acarician sin parar...Aprietan la carne entre los dedos... clavan sus uñas... tan pronto son dóciles con suaves caricias, como avariciosas... Quieren abarcar todo el cuerpo... A veces dulces... o fuertes... aprisionadoras...

Tiras de mi corbata como si fuera la correa de un perro. Arrancas los botones de mi camisa.

Ninguna mano para quieta, no.... Se pierden por los pechos, por las nalgas... por las entrepiernas... A veces se cruzan y se agarran...

No sé quién ganará la pelea si tu o yo....

Solo sé que es como en las películas... Allí mismo, sin poder esperar, sin reprimir el deseo. Te sujeto por las nalgas y te alzo. Te siento sobre la mesa de la oficina... Bolígrafos que ruedan... que vuelan junto con los papeles... Todos caen al suelo... y los ruidos se mezclan con los jadeos... con los gemidos...

Luego un instante de silencio. Lo mínimo mientras nos besamos con ansia y nos libramos de la poca ropa que nos queda puesta. Todo nos estorba. Queremos tocarnos enteros. Todo. No puede haber ni un solo centímetro de la piel que no deseamos tocar... arañar... lamer...

Más jadeos... más gemidos... más grititos... No importa que la mesa no sea una cómoda cama.

Tu arriba... o abajo... Da igual... Nos colocamos. Nos descolocamos mientras nuestros sexos se buscan. Y se encuentran claro. No pones ninguna resistencia. Estás calada so puta. Estás tan abierta que mi polla resbala como si estuviera impregnada de aceite… Entra hasta adentro. Sin ninguna resistencia. Todo lo contrario, es bien, pero que muy bien recibida.

Sube, baja, entra, sale... Jadeos... jadeos...

Luego veremos quien recoge los papeles, quien ordena los expedientes.... ahora solo importa eso... Sube, baja, entra, sale... meter, sacar, meter, sacar… Jadeos... jadeos...

Intento sujetarte. Aprieto con fuerza. Estoy dentro de ti todo lo que mi polla entra. Lo más profundo que puedo. Tu pelvis se mueve descontrolada. Aprietas tu clítoris contra mi pelambrera. Te rozas, oigo el crujir del vello púbico. Sé que es tu forma favorita. Dices que apretando consigues el doble de placer. La penetración es muy intenta, muy profunda. Además, el placer de la fricción del clítoris te exaspera.

Y pierdes el control. Completamente. Te entregas en cuerpo y alma. Te abrazas a mí. Tratas de rodearme con las piernas mi cadera.

Toda la habitación huele a ti, a tu coño húmedo y ansioso. Me retiro un poco y te hago mirar como te ensarto. Mi polla brilla. Está calada, bañada en tus fluidos. Sin sacarla, con medio rabo dentro de ti, te toco el clítoris con la punta de mis dedos.

Un escalofrío, un estertor, un temblor… como una descarga eléctrica todo tu cuerpo tiembla.

…Puta…Te encanta que te lo diga arrastrando las letras…. Sobre todo cuando estás tan próxima a alcanzar el orgasmo…

-. Cabrón, fóllame… ¡Métemela más fuerte!, exiges clavando tus uñas dolorosamente en mis nalgas, para que te entre aún más profundamente en ti.

-.  Vamos… vamos hijo-puta… Quiero sentir tus huevos en mi entrada, métemelos también…. No te aguantas. Tienes que bajar la mano y masturbar el clítoris. No tardas ni 5 segundos. El orgasmo te empieza a sacudir. Te abrazas aún más y ya gimes…

En cuanto cedes un poco te giro. No permito que te recuperes. Retuerzo el brazo. No te hago daño, jamás te lo haría. Lo tengo medido, controlado. Y tú también. Eres cuadriculada hasta en eso, hasta en la dosis justa de dolor. Solo buscas lo necesario para mezclar un suave dolor, con un tremendo placer. Solo buscas el “no”, pero consentido, el “no fingido”. El sadismo suave, la sumisión total… me obligan, dices tumbada de bruces sin ser cierto…. Te aplasto contra la mesa. Tu culito sobresale tentador. Lo acaricio entero. Palpo todo su perímetro. Los dos sabemos lo que puede pasar.

En ese momento, reparo en que tienes las botas puestas, pero no los pantalones. Esto es magia, ni recuerdo ni cuándo ni cómo te los has quitado y te has vuelto a poner las botas. Da lo mismo, ahora no es momento de preguntar.

Acaricio tus nalgas. Tu mano sigue retorcida a la espalda. Las tetas aplastadas contra la mesa. Me encanta. asoman por un lateral.

Tu cara es la imagen del placer. Los ojos cerrados, los parpados caídos, desmayados, la boca ligeramente abierta. Jadeante aun… Respirando con dificultad… recuperándote lentamente de un placentero orgasmo.

Te fuerzo a separar las piernas bruscamente. Hasta pegar en tu bota y arrastrarla. Aun te aplasto más al abrir tus piernas. Toco las nalgas. Debajo está la humedad. Casi diría que hasta gotea. -. Estás calada so puta.

Intentas decir algo, pero te silencio: -.” cállate guarra” … Meto un dedo. Dos. Tres… Estás completamente abierta. Los muevo, adelante atrás, los hago girar como si fueran un taladro. Gimes, el orgasmo parece que está en ti, tiemblas, te convulsionas, toda tu piel parece que se eriza. Pides que siga, pides que pare y pides que te folle, … Lo suplicas. No obedezco…

Necesito descansar sino me correré. No te lo digo, pero la tengo a mil por hora. No resistirá ni una embestida.

Te sigo masturbando. Hago que te corras otra vez.

Por fin arrimo mi polla, la embadurno con los fluidos de tu coño. La meto “hasta tocar fondo” y la saco. Parece que se ha salido por accidente. Pero no. Lo arrimo al ojete. Te separo las nalgas y lo arrimo al ojete.

Sé que lo odias, por eso lo hago; te miro los dos agujeritos.

Arrimo la cabeza. Empujo. No hay demasiada resistencia. Me ayudo un poco con los dedos. Emboco la cabezota. He metido casi todo el capullo. Podría empujar y clavártela. Te haría gritar como te gusta. Te dolería y te haría disfrutar. No zorra no… No te daré ese placer, so puta. La tengo ahí, sin moverla, dejando que vaya entrando solo por la presión. Te vas acostumbrando a ella. Tu cuerpo se va dilatando sin tu quererlo y el admitirla te va agradando. Ya casi está metida la mitad…

-. Te voy a dar por el culo … (Escojo el insulto…. ¿puta? ¿guarra? ¿zorra? No me decido… opto por el de puta, creo que es el que más cachonda te pone) … Te voy a dar por el culo so puta … te repito al tiempo que hago un poco más de presión y la polla penetra en ti casi sin esfuerzo. Te estás abriendo por detrás guarra.

Lento, pero cada vez con más fuerza empiezo a sodomizarte. Gimes, los jadeos ya son más que gemidos, son pequeños gritos… Y por fin tienes toda la polla dentro. Tan profundamente como cuando te follaba el cño. Me suplicas que pare, que al menos te permita acariciarte… -. Dilo guarra, pídemelo, te repito, ¡¡vamos puta, pídemelo!!…

Sin pedirlo, has bajado la mano y mientras mi polla perfora tu culito, tú te entretienes en darte placer jugando con el clítoris… Sé que, si por ti fuera, te meterías algo en el coño.

No puedo retenerlo, no puedo aguantar mucho. No sé qué me pone más, si el darte por el culo, o el oírte gemir de placer….

Sueto tu mano. Te sujeto por las casederas y te retengo apretándome contra ti. Joder, te la clavo entera. Creo que te podría meter hasta los huevos. Te la incrusto todo lo que da de sí.

No puedo más. Mi polla tiembla. Los espasmos se aproximan. Es inminente. Todo mi cuerpo se va tensando. Va a llegar,

Bruscamente me separo. La saco. Vuelves la cara sorprendida. ¿Me lees la mente? -.¡No! Gritas, ahí no.

La polla ha entrado en tu coño con una facilidad tremenda. Resbala, se desliza como si la esperara. Estoy fuera de mí. ¡¡¡Te voy a llenar el coño de leche so puta!!!

Empujo con todas mis fuerzas, entro en ti todo lo que puedo. Mi cuerpo deja de convulsionarse y se tensa. Tu cuerpo también se tensa. El mío no puede resistirse mucho más...

Primer chorro, ¡y un “nooo!!!!” cargado de placer se escapa de tu garganta… Apenas he podido darte cinco meneítos. Profundos, fuertes, brutales, … Tan placenteros que hubiera querido darte más.

Sin sacártela me dejo caer sobre ti. Extenuado, rendido… Te aplasto aún más. Tú también estás al borde del desmayo…

Apenas nos recuperamos nos quedamos frente a frente. Mirándonos en silencio. Enfadada, me abofeteas. -. Cabrón, me vas a dejar preñada.

Y de repente, las dos manos aprisionan mi cara y me besas, me comes los labios, me metes la lengua hasta la garganta…

. - Como te vea tu mujer....

. - Como te vea tu marido...

Respiración agitada que recobra el ritmo. Sudor.

Una mirada. Te recobras del todo… Me besas. Una sonrisa cargada de picardía, de felicidad por la lujuria satisfecha.

Comienzas a vestirte. Desde atrás te abrazo, te sobo las tetas restregando mi polla fofa por tus nalgas.

¿te veo el martes?

Podéis escribirme a undia_esundia@hotmail.com y contarme cual de las dos gusta más.

 

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