miprimita.com

Lynne 35: LYNNE

en Dominación

Lynne:

CAPÍTULO 35. LYNNE.

 Pasó una noche agitada en su nueva casa, con sus nuevos propietarios. Se dormía y despertaba continuamente. Tenía una sensación de inquietud respecto a sus nuevos Amos, y a su nueva casa. Había muchas cosas que Lynne no entendía en absoluto.

No tenía ni idea de cuanto tiempo había estado allí abajo, podían haber sido dos horas o diez horas, podía haber sido de noche o de día, Lynne no tenía modo de saberlo, allí tumbada en la oscuridad de brea del cuarto del servicio que ahora era su casa.

Se despertó de repente y vio un recuadro de luz en la parte inferior de la escalera de caracol. Le pareció oír pasos, pero no estaba segura. Tuvo que entornar los ojos cuando la habitación se iluminó con la bombilla que colgaba del techo. Se había convertido en una mujer que vivía en las sombras: en la oscuridad de lugares donde se supone que no deben estar las mujeres.

Sus ojos se adaptaron lentamente y se incorporó y miró alrededor nerviosa. Estaba todavía desnuda a excepción de las medias y el liguero. Pensó que el que la luz se hubiera encendido significaba algo, que se esperaba algo de ella, pero no tenía ni idea de qué.

Vio una caja en la parte baja de la escalera, no estaba allí antes, de eso estaba segura. En la parte de arriba de la caja había un sobre que tenía 'Lynne' escrito a mano con letra clara en la parte delantera. Miró nerviosamente alrededor de la sala mientras abría el sobre. Sentía como si estuviera siendo observada mientras sacaba del sobre una nota escrita con claridad y la leía:

'Hay cosas que exijo de ti de las que todavía no has sido informada. Hay cosas respecto de mí de las que no eres todavía consciente. Peter y yo podemos ser extremadamente crueles con las que son como tú. Sigue mis instrucciones a mi gusto o descubrirás lo crueles que podemos ser.'

Lynne leyó la nota de Kate tres veces. Cuanto más la leía más insegura y preocupada se sentía respecto al contenido de la nota. Finalmente fue capaz de apartar sus pensamientos, controlar su ansiedad y seguir las instrucciones dejadas para ella por su Ama. Se duchó, se puso la ropa que habían dejado para ella en la caja, se dio un toque de maquillaje, y ascendió lentamente por la escalera de caracol.

No sabía nada de la gente que la había comprado. Había aprendido lo crueles que podían ser, las marcas rojas de su espalda, fruto de la flagelación de la noche anterior, daban testimonio de ello. Su aprensión respecto a lo que la esperaba, crecía a cada escalón que ascendía en la escalera de caracol.

La sala de desayuno era grande, amueblada de forma informal y la bañaba la calidez del sol temprano de la mañana. La sala producía una sensación de mucha relajación, pero Lynne todavía se sentía muy lejos de estar relajada, cuando se sentó junto a una mesa redonda con un vaso encima, y con seis sillas de caña y madera alrededor de ella. Sus manos jugueteaban nerviosas, hasta que vio a Kate entrar en la sala.

"¿Cómo puedo complacerla, Ama?" Dijo Kate dócilmente, sin dejar que sus ojos se encontraran con los de Lynne mientras se colocaba ante ella con uno de los uniformes de doncella francesa de Lynne. Lynne solo la miró, intentó no hacerlo, pero viendo a Kate así era imposible no mirarla.

Lynne mide 5 pies 2 pulgadas (aprox. 1,60 m) y pesa 105 libras (unos 50 kg.) Kate 5 pies 6 pulgadas (como 1,70 m) y 176 libras (unos 80 kg.).

El uniforme de criada de talla 10 de Lynne se abultaba y estiraba intentando contener el cuerpo de talla 16 de Kate. El dobladillo estaba por encima de la entrepierna de Kate mostrando unas bragas tanga de talla 10 que estallarían si Kate se doblaba. Las bragas se clavaban en la entrepierna de Kate permitiendo la visión de su espeso y rubio vello púbico.

Las tetas talla 12D de Lynne apenas encajaban en el vestido que Kate llevaba ahora, las tetas 16D de Kate no entraban. Se desbordaban por el escote en forma de 'U' baja y caían por delante de ella. Los pezones de Kate estaban tiesos y duros y apuntaban al suelo.

Las finas medias de seda negra de Lynne solo llegaban a medio camino por los enormes muslos de Kate. Kate no había sido capaz de estirar el liguero de Lynne para que le rodeara el estómago, de modo que las medias se mantenían solo por el grosor de las piernas de Kate. Los zapatos negros de tacón alto talla 6 de Lynne tampoco le entraban a Kate, llevaba un par similar de talla 8, pero todavía demasiado pequeño. Los ojos de Lynne se encontraron con los de Kate:

"Estás grotesca." Dijo Lynne con toda la severidad que pudo, todavía no estaba segura respecto a la nota, respecto de lo que Kate quería de ella. "Resultas repulsiva vestida así, puta gorda."

"Lamento ser una puta gorda tan enorme, Ama." La voz de Kate era suave y nerviosa, también con algo más que un rastro de excitación.

"¿Te has pesado hoy, Kate?" Dijo Lynne mirándola de arriba abajo. No necesitó fingir la expresión de asco de su cara.

"No, Ama."

"Vete y trae la báscula."

"Sí, Ama." Lynne observó como Kate doblaba ligeramente la cabeza y luego se iba. Sonrió para sí cuando vio el culo talla 16 de Kate saliéndose de sus bragas talla 10.

Kate volvió con su báscula y la puso en el suelo junto al sitio en el que estaba sentada Lynne y esperó con la cabeza baja. "Súbete a la báscula, puta gorda."

Kate se subió a la báscula y los números digitales indicaron enseguida 81 kilos. "Has aumentado de peso, puta fea." Frunció el ceño con desprecio Lynne.

"Lo siento Ama... No sé cómo... No puede estar bien..."

"Me pones enferma, cerda gorda." Lynne se dio la vuelta.

"Lo siento, Ama. Lo intentaré con más fuerza, perderé peso, lo prometo, quiero tener buen aspecto para usted, Ama..." Lynne volvió a mirar a Kate y se rió de ella. "Eres una puta gorda y fea y eso es lo que serás siempre." Lynne dejó a Kate subida en la báscula mirando los '81 kilos' presentados con grandes números verdes.

"Tráeme el desayuno, cerda. Tú obviamente no lo necesitas." Kate se bajó de la báscula y se encaminó a la cocina. "Párate donde estás, cerda." Dijo Lynne de repente. Kate se detuvo de espaldas a su 'Ama'.

"¿Puedes verte los pies cuando miras hacia abajo, cerda?"

"No, Ama." Replicó Kate cortésmente. "Todo lo que puedo ver son mis tetas colgando delante de mí."

"Eres patética, cerda gorda. Dóblate hacia delante y tócate los pies." Lynne y Kate escucharon el sonido que hacían las bragas y el vestido de Kate al rasgarse, mientras intentaba desesperadamente doblarse y tocarse la punta de los pies, no podía. Lynne dejó a Kate así un rato, las bragas solo se le sujetaban por el elástico que, estirado, rodeaba su cintura. Las costuras del vestido se habían reventado por los costados, y las tetas le colgaban, bamboleándose mientras intentaba hacer lo imposible.

"Tienes el culo más gordo y feo que he visto en mi vida." Dijo Lynne con repugnancia. "Lo siento por tu marido. Debe ser tan bochornoso que le vean con una cerda gorda como tú. No consiguió lo que pensaba que se llevaba cuando se casó contigo, ¿verdad, puta? Pero seguro que tiene otras mujeres, mujeres atractivas, mujeres delgadas, para ocuparse de sus necesidades. No puedo imaginar que pudiera follarte actualmente. Ningún hombre puede tener una erección viéndote, cerda."

Lynne despidió a Kate y esperó que le sirviera el desayuno. Hasta allí lo que Kate había escrito en su nota era exactamente como serían las cosas a partir de ahora. La enorme casa estaba en silencio. Peter había volado a Jakata por asuntos de negocios, y estaría fuera una semana. A los criados les habían dado una semana libre pagada.

Kate sería la esclava de Lynne siempre que Peter estuviera fuera, y ella sería esclava de los dos cuando estuviera en casa. Lynne se preguntaba si Peter sabría todo esto, pero enseguida se dio cuenta de que no era cosa suya hacerse esas preguntas.

Kate había dicho en su carta que NUNCA discutirían estos acuerdos y que los dos papeles nunca se cruzarían. Lynne nunca sería castigada por nada que hiciera a Kate mientras fuera su Ama, pero sería severamente castigada por las cosas que no hiciera. Kate esperaba que Lynne fuera un Ama cruel y rencorosa y Lynne intentaba dar a Kate exactamente lo que quería.

Lynne se miró en las puertas de cristal de un armario de China. Era el Ama. Esperando a que le sirvieran el desayuno. Llevaba un vestido caro color crema, con un escote y una longitud recatados. Las joyas que rodeaban su cuello y brazos y dedos y colgaban de sus orejas fácilmente valdrían más que la casa en que solía vivir con el hombre con el que había estado casada.

Kate se miró en las puertas de cristal de los armarios de la cocina. Se tocó entre las piernas y sintió lo húmeda que estaba. Lynne estaba haciendo todo lo que se le exigía. Sería una buena Ama. Ninguna de las otras había sido capaz de tratar a Kate de la manera que quería que la trataran, pero ahora sabía que Lynne si que podría.

Kate era amiga de la mujer que había domado a Lynne y la había entrenado. La Mujer Rubia le había recomendado que le echase un vistazo a Lynne, que sería ideal para Kate, por sus particulares necesidades.

Kate era una mujer atractiva y esbelta cuando se casó con Peter. Tenía extrañas aficiones y fantasías desde que podía recordar, pero Peter la entendió de una forma que ningún hombre lo había hecho. Ya era miembro de La Sociedad cuando se conocieron, y la introducción de Kate en su mundo fue la única cosa que podía salvarla de las calles de la Cross.

Peter y Kate se amaban completa y apasionadamente. Eran capaces de dar al otro todo lo que el otro quería, tanto física como emocionalmente. Kate no había tenido valor para entregarse a alguien como esclava, admiraba a las mujeres como Lynne que habían podido, pero en todo caso su fetiche requería que nadie la quisiera. Nadie querría a una puta gorda como ella como esclava suya.

Se había cortado el pelo y había comido y bebido hasta que acumuló mucho peso. Lo único que deseaba era estar más gorda, ser más fea. Todavía era bastante guapa a pesar de su peso, pero hacía todo lo que podía para parecer todo lo gorda y poco atractiva que pudiera.

Lynne observó a Kate que se acercaba llevando una bandeja de plata, tenía que llevarla por delante de ella para que sus tetas colgantes y oscilantes no golpearan lo que llevaba encima. Puso la bandeja en un aparador junto a la mesa y le sirvió a Lynne zumo de naranja en un vaso de cristal tallado y luego se colocó a un lado sumisamente.

Lynne olió el jugo con recelo, como si le hubieran añadido veneno, y en un arrebato de rabia tiró el jugo a la cara de Kate. "Puta estúpida." Le gritó. "Es embotellado. Me has servido zumo embotellado." Dijo Lynne con rencor.

"Lo siento, Ama. Seré..."

"Te castigaré por perezosa, cerda." Kate se quedó allí, la cara cubierta de zumo de naranja que le caía por las tetas y goteaba en el suelo.

"¿Podrás servirme el café sin echarlo fuera, cerda?

"Sí, Ama." Kate sirvió el café de una cafetera de plata y se volvió a colocar a un lado.

Lynne levantó la taza lentamente hasta su boca. "Esta demasiado caliente, cerda gorda."

"Lo siento, Ama. Yo..."

"Ven aquí y dóblate encima de la mesa, cerda." Kate se colocó contra el borde de la mesa y se dobló encima. Sus grandes tetas se balancearon sobre la mesa, sus pezones estaban duros, hinchados por la excitación que le recorría el cuerpo. Lynne le agarró el pezón izquierdo y lo retorció con fuerza, luego puso la taza de café bajo el pezón tieso de Kate. "El café está demasiado caliente, puta inútil." Dijo mientras metía el largo pezón rosa de Kate en el café caliente. Kate gruñó sonoramente cuando el golpe de dolor le atravesó el cuerpo.

"Lo siento, Ama." Jadeó. Lynne volvió a meter el pezón en la taza de nuevo y lo mantuvo más tiempo esta vez.

"Eres una cerda inútil y gorda. ¿Verdad, Kate?"

"Sí, Ama. Soy una cerda inútil y gorda." Gritó mientras volvía a sentir el dolor.

"Soy una cerda inútil y gorda. Una puta gorda que no vale para nada." Volvió a gritar.

"Siento mucho ser una cerda tan gorda e inútil, Ama."

"No tanto como vas a sentirlo, cerda. ¿Has aprendido ya a hacer tostadas? ¿O todavía es demasiado complicado para ti?" Lynne metió el pezón de Kate una vez más en el café caliente antes de empujarla con desprecio. "Tostada, cerda."

Kate sirvió a Lynne una fuente con tostadas y mantequilla y una selección de aditivos. Lynne los miró con tristeza. "¿Qué es lo que te gusta en tus tostadas, cerda?" El cuerpo de Kate se estremeció nerviosamente. "El jugo de mi chocho, Ama." Lynne sonrió. "Come, cerda."

Kate avanzó la mano y tomó una tostada de la fuente, apartó a un lado lo que quedaba de sus bragas y se restregó la tostada por todo su chocho húmedo y peludo.

"Enséñamela." Kate sujetó la tostada en la mano. Estaba untada con los jugos de Kate y algunas hebras de vello púbico rubio. Lynne vio como Kate se comía la tostada, luego tuvo que comerse otra, luego otra; seis en total. El chocho de Kate estaba cubierto de migajas marrones, su hinchado clítoris asomaba entre los labios húmedos.

"Me pones enferma, cerda." Dijo Lynne con tono de repugnancia. "No puedo comer si estás en la misma habitación que yo. Lárgate. Vete y espérame en la mazmorra."

"Sí, Ama." Kate inclinó la cabeza ligeramente y Lynne la miró mientras se iba, su culo gordo y sus muslos agitándose al moverse.

Las cosas mencionadas por Kate en su nota esperaban a Lynne en el dormitorio del Amo. Lynne las recorrió con los dedos, un escalofrío de excitación atravesó hasta su último rincón.

Se miró en un antiguo espejo de cuerpo entero. Ahora ella era el Ama. Miró sus botas de cuero rojo hasta los muslos, y su corta y ceñida falda roja de látex. El dobladillo ofrecía solo un atisbo de la suave piel de sus muslos entre la parte superior de las botas y la parte de debajo de la falda.

Luego miró el brillante corsé de suave cuero rojo, atado por delante, cubriendo sus pechos y empujándolos hacia arriba. Lynne adoraba el aspecto que tenía, incluso más que cuando estaba vestida de esclava. Dio unos golpecitos al reflejo del 'Ama Lynne' con la punta de la fusta con la que pronto azotaría a Kate.

Encontró a Kate de rodillas a la puerta de la celda de la mazmorra. Estaba desnuda a excepción de un collar negro tachonado que le rodeaba el cuello. Su rostro estaba manchado del zumo de naranja seco que Lynne le había tirado, y su pezón izquierdo y la aureola estaban rojos.

"No te dije que te quitaras la ropa, ¿verdad, puta?" Le gritó Lynne.

"Lo siento, Ama, pensé..."

"Eres demasiado tonta para pensar por ti misma, cerda. ¿Y qué fue lo que pensaste? ¿Pensaste realmente que querría verte desnuda, foca gorda? Ya eres bastante fea con ropa. Nadie quiere verte desnuda. Estás tan pasada. Me pones mala. Me encantaría poder deshacerme de ti, cerda. Pero nadie te quiere. Eres patética."

"Sí, Ama. Soy una cerda gorda y patética. Gracias por no echar a la calle mi culo gordo de puta, Ama. Seré una buena esclava. Haré todo lo que quiera. Seré..."

"Cierra el pico, cerda." La mazmorra quedó en silencio, excepto por el sonido de la fusta golpeando las barras de metal. Luego Lynne abrió la puerta y dijo:

"Ven aquí, cerda." Kate gateó por el suelo de cemento hasta los pies de su Ama y empezó a lamer las botas de Lynne. Lynne le golpeó el trasero con fuerza con la fusta.

"No te dije que hicieras eso, cerda." La volvió a golpear, esta vez con más fuerza y Kate gruñó sonoramente de dolor. "Vete a gatas hasta allí, cerda."

Kate cruzó a gatas la mazmorra con la fusta aguijoneando su trasero golpe tras golpe. Lynne la ató entre dos postes, había espejos frente a ella y por detrás. Kate se miró al espejo que tenía enfrente. Los brazos estirados en alto y las piernas muy separadas entre los dos postes a los que estaba atada.

"¿Qué ves en el espejo, Kate?"

"Una cerda gorda, Ama. Una puta grande, gorda y fea." Lynne paseó la fusta por su cuerpo mientras hablaba. Luego le golpeó los pezones con fuerza.

"¿Crees realmente que alguien quiere verte desnuda, cerda? ¿Crees realmente que alguien quiere verte de cualquier forma?"

"No, Ama. Soy una cerda tan fea y gorda, no puedo soportar mi propia vista. Siento haberme desnudado, Ama. Siento haber hecho que me viera desnuda. Sé lo repugnante que resulta verme así."

"Eres demasiado fea para ser de cualquier utilidad que no sea hacer tareas domésticas." Dijo Lynne mientras daba la vuelta alrededor de Kate, golpeándola de vez en cuando ligeramente con la fusta. "Pero eres también una jodida tonta incluso para preparar el desayuno. ¿Para qué coño me puedes servir, Kate? ¿Para qué coño puedes servirle a nadie?"

"Tiene que haber algo para lo que pueda usarme, Ama." Suplicó Kate con suavidad.

"Podía limpiarle el váter. Incluso una puta gorda e inútil como yo puede limpiarle el váter, Ama. Y lo haría con las manos, no necesitaría un cepillo ni ninguna otra cosa, Ama. Lo haría..."

"No vales ni para lamer la taza de mi váter, cerda." Kate dejó caer la cabeza. "El zumo de naranja no era natural, la tostada estaba quemada y el café demasiado caliente. ¿Cuántos golpes de fusta te mereces por eso, cerda?"

"Por lo menos 200, Ama." Dijo Kate, resultándole difícil no mostrar la excitación que sentía. Lynne la golpeó 300 veces con la fusta. Cada vez Kate tuvo que contar el golpe y decir. "Gracias, Ama. Azote a la cerda gorda otra vez, por favor."

La fusta había dejado su marca por todas partes en el cuerpo de Kate. En las piernas, los pechos, la espalda, el culo, los brazos, incluso en la cara: y su cuerpo brillaba con una capa de sudor.

Respiraba pesadamente cuando Lynne la ató al banco en el que ella había estado atada la noche anterior. La colocó a su gusto y eligió un consolador con arnés de una pared llena de látigos y pinzas y todo tipo de artilugios de dolor y de placer. Lynne tomó el consolador con arnés más grande que pudo encontrar.

"Te encanta tener cosas clavadas en tu culo, ¿verdad, cerda?" Dijo Lynne mientras se colocaba delante de Kate atándose el arnés del consolador alrededor de su cuerpo.

"Oh, sí, Ama." Los ojos de Kate se encendieron cuando lo vio, cuando vio su tamaño. Intentó restregarse contra el banco al que estaba atada.

"Pero tienes que pagar a los hombres incluso para que te miren, cuanto más para que te follen. ¿Verdad, Kate?"

"Sí, Ama. Pero normalmente devuelven el dinero cuando me quito la ropa."

"Pero incluso cuando encuentras un hombre lo bastante feo y lo bastante desesperado para intentarlo, incluso así, ocurre, ¿verdad, Kate? No importa cuanto les pagues, los hombres no pueden follarte el culo, ¿verdad, Kate?" Lynne se colocó detrás de ella y mantuvo la punta del consolador contra su ojete.

"No, Ama." Gimió Kate, "Los hombres no pueden follarme el culo."

"¿Por qué, Kate? ¿Por qué no pueden los hombres follarte el culo."

"Porque sus pollas se ponen flácidas cuando ven mi culo gordo, Ama." La voz de Kate era profunda y baja. El consolador empujaba contra su ojete.

"Y ni siquiera pueden hacerlo en la oscuridad. Porque todavía pueden sentir lo grande y gorda que eres. Lo grande y gordo que es tu culo. Los hombres no pueden mantener su erección cuando estás cerca. ¿Verdad, Kate?" Lynne deslizó la cabeza del consolador en el culo de Kate.

"Sí, Ama." Gruñó sonoramente mientras lo sentía en su interior. "Las pollas de los hombres están siempre flácidas si estoy cerca. Soy repulsiva. Una cerda gorda y repulsiva..."

Lynne sabía que Kate estaba a punto de correrse así que sacó el consolador de su culo y le hizo que lo limpiara con la lengua. "Así que tienes que hacértelo tú misma. ¿Verdad, Kate? La única persona que puede soportar la idea de ponerte a tope eres tú."

"Sí, Ama." Jadeó Kate mientras lamía y chupaba el consolador. "La única forma de excitarme es haciéndomelo yo misma. Es la única manera de que una cerda como yo pueda excitarse."

Lynne soltó el brazo izquierdo de Kate, sabía que estaba bien encaminada, y le colocó un gran consolador negro en la mano. "No lo tires, cerda." Dijo Lynne riéndose mientras se encaminaba hacia la escalera de caracol.

"Gracias, Ama. No lo tiraré, gracias, Ama." Lynne se paró a medio camino en las escaleras y miró abajo a Kate todavía atada boca abajo sobre el banco inclinado intentando meterse el consolador por el culo. Pero Lynne lo había embadurnado con lubrificante, se escurría del agarre de Kate cuando intentaba empujarlo dentro de ella. Oyó a Kate lloriquear en voz alta. Observó como se pasaba la mano entre las piernas y se la follaba, observó como se pasaba la mano por detrás y se deslizaba un dedo en el culo, observó como se corría restregándose contra el banco y follándose el culo con el dedo. Kate gritó como una cerda cuando se corrió.

A Lynne no le dio tiempo a volver al dormitorio del Amo. Vio su reflejo en un espejo del corredor y no pudo esperar más. Se corrió follándose a sí misma con el mango de la fusta.

Lynne pasó el resto de la semana como Ama de Kate. La vistió con ropa demasiado pequeña para ella y la maltrató y castigó de la forma en que sabía que ella quería. Hizo que Kate se afeitara con los ojos vendados, con la cuchilla temblando en su mano mientras intentaba no cortarse.

Cuando Peter volvió Lynne volvió a ser esclava otra vez. Sirvió a Kate y a Peter. La flagelaron y la torturaron y la enseñaron a sus amigos. La única vez que se le permitió correrse, fue cuando Peter quiso que solo sintiera dolor, mientras se la follaba por el culo, con Kate azotándola.

A Kate le gustaba sobre todo tener a Lynne atada en el suelo mientras se agachaba encima de ella y le hacía lamerle su ojete mientras ella jugaba consigo misma.

La usaban para entretener a sus invitados en las fiestas y se la prestaban a sus amigos. Una noche se la dieron a un grupo de 17 hombres que la llevaron a un viejo cobertizo de una granja, donde le hicieron hacer cosas con un pastor alemán antes de chupársela a todos ellos. Los hombres trabajaban para Peter, y Lynne era parte del 'premio' por asegurar un contrato con la compañía de Peter.

Peter jugaba al 'snooker' (billar ruso) con otros dos hombres, la mayoría de los lunes. Lynne era el premio, el ganador se llevaba a Lynne a casa durante esa noche. Estaba desnuda en una tarima de fieltro, envuelta en vidrio mientras les veía jugar, y ellos la miraban, el trofeo para el mejor jugador de la noche.

Cada uno de los hombres tenía una 'afición' particular que hacía a Lynne rogar que ganara Peter, pero no ocurría nunca. Lynne nunca pudo decidir cual de los dos hombres tenía una 'afición' más repugnante, o a cual le gustaría menos que la dieran. Lynne odiaba los lunes por la noche. Odiaba lo que los hombres le hacían hacer. Pero adoraba que le hicieran hacerlo.

Todo esto pasaba con Jenny y las otras mujeres 'normales' dando vueltas por la casa. En una ocasión Lynne tropezó con Ruth cuando entraba a la sala de estar. Ruth era una mujer esbelta de pelo negro con ojos profundos y seductores. Lynne a menudo pensaba en ella cuando se masturbaba para sus propietarios, antes de que la azotaran. Y sospechaba que Ruth también pensaba en ella mientras se masturbaba.

Lynne había visto la forma en que Ruth la miraba. Había aprendido a reconocer la lujuria en los ojos de las mujeres. Y veía lujuria en los ojos de Ruth. A Lynne le habría encantado un encuentro con Ruth. Sabía que no estaba permitido. Ni siquiera le permitían hablar con los criados. Se referían a ella como 'Eso', pero Lynne no podía negar la atracción que sentía por Ruth.

Llevaba uno de sus uniformes de doncella francesa la noche en que su cuerpo colisionó con el de Ruth. Al principio las dos mujeres se asustaron. Lynne pudo ver la expresión de los ojos de Ruth. Era tarde. Lynne se iba para la cama en su cuarto del servicio, escaleras abajo. Su Amo y su Ama estaban en la cama, en una habitación llena de velas encendidas, acababan de hacer el amor mientras veían a Lynne tendida en el suelo follándose a sí misma con una larga vela negra. La llama estuvo encendida todo el rato mientras se follaba con ella.

Lynne no se había corrido con la vela, y fue su estado de excitación el que la hizo olvidarse de lo que era. En vez de doblar la cabeza y escabullirse agarró la mano de Ruth y se la apretó contra su húmedo chocho.

"No." Dijo Ruth mirando a su alrededor nerviosamente, pero no retiró su mano. Y no retiró la mano de Lynne cuando la metió bajo su vestido. El chochete peludo de Ruth estaba empapado. Siguió diciendo, "No. Detente." Todavía estaba diciéndolo cuando empezó a correrse.

Ruth gemía con tanto escándalo, mientras se corría que Lynne daba por seguro que alguien la oiría y las pillarían. Lynne estaba a punto de correrse con los dedos de Ruth en su interior cuando de repente ella retiró su mano. Con sus propios deseos satisfechos Ruth se había vuelto 'normal' otra vez.

"Por favor." Le suplicó Lynne con voz susurrante. "No puedes dejarme así. Por favor, Ruth." Lynne estaba tan cerca, se pasó la mano bajo el vestido y se acarició. "Al menos mírame, mírame mientras me corro, Ruth, por favor."

Lynne no podía creérselo cuando Ruth se arrodilló delante de ella y le clavó la lengua en el chocho. No podía creerse lo intenso que fue su orgasmo. Más tarde, cuando estaba tumbada en la cama sola, se preguntó cuantas veces habría alcanzado Ruth el clímax pensando en hacer aquello con ella, con sus propios dedos enterrados muy dentro de su chocho peludo.

Fue la única vez que Lynne y Ruth se tocaron mutuamente, y fueron muy afortunadas de que no las pillaran. Pero volverían a correr el riesgo de que las pillaran si se presentaba la ocasión.

Jenny despreciaba a Lynne desde el día en que la entregaron y resultaba obvio.

En una ocasión Peter y Kate estaban entreteniendo a algunos invitados en el salón. Lynne estaba allí para servir bebidas con su minúsculo uniforme de doncella francesa. Le habían subido el borde y la mancha de sus bragas era claramente visible. Alguno de los invitados decidió jugar con Lynne. Uno de ellos le llamó al juego: 'No dejes que ESO se corra'. Ataron a Lynne sobre la mesa de café, con las bragas por los tobillos, su chocho expuesto, sus tetas colgando fuera de la blusa con el escote en 'U'. El objeto del juego era mantener un vibrador contra el chocho de Lynne y ponerla a punto de correrse pero detenerse antes de que se corriera. Las mujeres eran mejores en el juego que los hombres. Alguna de las mujeres la habían llevado tan cerca antes de retirar el vibrador y pasarlo a la siguiente persona, que Lynne pensaba que se correría aún sin que le colocaran el vibrador contra el chocho.

Una mujer había estado manteniendo la punta del vibrador a solo unos centímetros de su clítoris. Las caderas de Lynne se habían estado retorciendo en el aire intentando tener el vibrador donde lo necesitaba. Estaba casi delirando, jadeando, gimiendo y gruñendo y follándose al aire.

Los invitados decidieron dejar que se enfriara un poco antes de seguir con el juego. Jenny estaba sirviendo copas, miró a Lynne unas cuantas veces, una mirada rencorosa y llena de odio, pero siguió sonriendo mientras servía a los invitados.

Luego entró Ruth. Miró a Lynne, sus ojos se encontraron. Lynne vio la expresión de los ojos de Ruth y gritó y llegó al clímax. Nadie la estaba tocando. Se revolcó en la mesa gruñendo como una salvaje mientras oleada tras oleada de placer agitaban su cuerpo.

Los huéspedes se reían de ella. Allí tumbada, atada de aquella manera a la mesa y corriéndose sin estimulación. No entendían el estímulo que sintió Lynne a partir de la expresión de los ojos de Ruth.

Entre los gritos de éxtasis de Lynne y las carcajadas de los invitados viendo como Lynne se corría por su cuenta sobre la mesa de café Jenny se había puesto nerviosa y había tirado la bandeja que llevaba.

Cuando todo se normalizó, cuando Lynne terminó de gruñir y de gemir y de retorcerse en la mesa del café, cuando los invitados terminaron de reírse, toda la atención se centró en Jenny. A cuatro patas en el suelo, recogiendo trozos de cristal roto y secando las bebidas derramadas. Peter estaba furioso. Él y Kate llevaron a los invitados a la sala de estar delantera y se dirigieron a Jenny cuando los invitados abandonaron la sala. "Zorra estúpida." Le gritó. "¿Cuál es tu problema, Jenny?" El tono de Peter era severo.

"Lo siento, Señor." Miró hacia Lynne. "No fue culpa mía... Yo..."

"Conoces el acuerdo que tenemos aquí, Jenny. Si no estás contenta con estos acuerdos, o no puedes hacer el trabajo bajo estos acuerdos te sugiero que busques empleo en otro sitio."

"Lo siento, Señor... por favor... No volverá a ocurrir..." Jenny le miró mientras le suplicaba. Estaba a cuatro patas con Peter encima de ella.

'Has entregado tu dignidad por dinero.' Pensó Lynne para sí.

'¿Cuánto más de tu persona entregarías por la cantidad adecuada de dinero? Puta.'

Jenny vio la expresión de la cara de Lynne y sintió lo que estaba pensando.

"Quiero que limpies todos lo váteres de la casa. Incluidos los de abajo. ¿Entendido?" La voz de Peter era grave y airada.

"Sí, Señor. Gracias, Señor."

"¡Ahora!"

Jenny se fue a toda prisa. "Quítate esa expresión de la cara, puta." Dijo Peter mientras se volvía de frente a ella. La cara de Lynne estaba iluminada con una sonrisa de suficiencia.

"Es la única vez que limpiará tu váter. Es su castigo. Es solo una criada, pero tú eres... bien, sabes lo que eres. Ella vende su trabajo, no su cuerpo de la forma que lo hacen las fulanas como tú. Nunca confundas las dos. Ni siquiera pienses que eres tan buena como ella."

Peter y Kate eran unos propietarios particularmente crueles y exigentes, pero Lynne adoraba cada minuto del tiempo en que era su esclava. No había realmente una forma de saber el tiempo que llevaba allí como no fuera por sus ciclos mensuales. Había sido seis veces las que había estado en situación de no ser usada por su Amo ni su Ama, así que suponía que llevaba allí alrededor de seis meses.

Durante los pocos días del mes en que no estaba disponible para ellos la dejaban abajo, en el cuarto del servicio. No querían hacer nada con ella durante ese tiempo.

Era distinto si Peter no estaba. Como esclava de Lynne, Kate no se preocupaba de que periodo del mes era para su Ama. Hacía lo que su Ama quería que hiciera en cualquier caso, y disfrutaba haciéndolo.

Kate estaba totalmente sometida a Lynne. No había nada que no hiciera por su Ama, y nada con lo que no disfrutara haciéndolo. Lynne disfrutaba siendo el Ama de Kate aún más de lo que disfrutaba siendo su esclava.

Peter se ausentaba regularmente, al menos una vez al mes, y Kate era la esclava de Lynne cada minuto que él estaba fuera, y Lynne cada vez era mejor Ama. Contrataba prostitutos masculinos para que se follaran a Kate, pero ninguno de ellos podía mantener la erección. Allí estaba ella ofreciéndoles más y más dinero mientras Kate estaba tumbada en la cama esperando una polla de alquiler para su culo, pero todos rehusaban cuando la veían. Se hubieran acostado con Kate, pero decir que no lo harían era parte de los acuerdos que Lynne hacía con ellos.

Lynne ataba las manos de Kate detrás de su espalda y la sentaba en una silla y la hacía ver como los putos se echaban encima de ella. Siempre miraba a Kate cuando se corría con la lengua de un puto en su chocho.

Vestía a Kate con ropa de 'fulana' y la llevaba a Canberra y la hacía pasear por las calles de Fyshwyk intentando venderse. Pero de la manera en que Lynne la había vestido con botas altas, pantaloncitos prietos y blusa cortísima tenía muy pocas ofertas. Los que pagaban por follarse a Kate eran siempre muy viejos, muy jóvenes o muy borrachos. Y solo costaba 20 dólares follarse a Kate en el asiento trasero del BMW de su marido.

Lynne llegó a conocer mejor el funcionamiento de los artilugios de tortura de la mazmorra, y pasaba mucho tiempo torturando a Kate. Le encantaba poner a Kate en el 'cepo'. Doblada con los brazos y la cabeza inmovilizados, su gran culo gordo sobresaliendo, pinzas colgando de los pezones y del chocho.

A Lynne le encantaba hacerle fotos a Kate en esa postura y luego digitalizarlas y exhibirlas en los foros y las páginas web de la red. Cada mañana, después de que Lynne pesara a Kate, la hacía leer el correo electrónico que había recibido y los comentarios sobre sus fotos.

Las fotos se enviaban bajo el nombre de fatarseslut@hotmail.com (putaculogordo@hotmail.com) y se acompañaban de mensajes patéticos suplicando que alguien, cualquiera, del área de Melbourne viniera y se follara a Kate por su culo gordo.

Lynne se aseguraba de que la cara de Kate estuviera claramente visible en las fotos. Algunas veces había ofrecido dinero por un hombre que se follara a la puta gorda. Las respuesta y los correos que Kate recibía eran normalmente crueles y alguna vez divertidos. El chocho de Kate goteaba leyendo lo que la gente pensaba de ella.

A veces Lynne dejaba a Kate masturbarse mientras leía su correo, pero nunca le dejaba correrse leyéndolo. Lynne encerraba a Kate en su celda después de que hubiera leído los correos y mensajes y la dejaba que se follara el culo con un pepinillo, mientras decía a Lynne lo puta gorda y fea que era.

Pero Lynne nunca dejaba a Kate tocarla cuando era su Ama. Se aseguró de que Kate supiera que Lynne no la consideraba merecedora ni siquiera de lamerle el ojete. En dos ocasiones Lynne se agachó sobre la cara de Kate y le meó encima. Pero Kate disfrutaba demasiado con eso, se corrió las dos veces que Lynne lo hizo.

A Lynne le encantaba ser el Ama de Kate, y Peter cada vez se iba más a menudo y ella pasaba más tiempo como Ama de Kate, a medida que pasaba el tiempo. Llevaba unos seis meses allí. Peter se iba de nuevo y Lynne mandó a Kate que comprara un rottweiler grande. "Solo un perro se va a follar a una perra como tú." Había dicho Lynne, mirando a Kate arrodillada a sus pies.

"Gracias, Ama." Jadeó Kate mientras lamía el sucio suelo de cemento de la mazmorra. Ni siquiera le estaba permitido lamer las botas de Lynne. "Ninguna puta gorda como tú es suficientemente buena para lamerme las botas." Le había dicho Lynne muchas veces. Solo le estaba permitido lamer el suelo delante de las botas de Lynne.

Lynne miró a la puta gorda a sus pies y sin pensárselo abrió las piernas y orinó en el suelo y encima de su esclava. Kate lamió el suelo hasta dejarlo limpio. Lynne la dejó que jugara con su cuerpo y se corriera haciéndolo.

Hizo que Kate llamara 'Stud' (semental) al rottweiler. Los ojos de Kate echaban fuego cuando bajó al rottweiler por primera vez por las escaleras de caracol hasta la mazmorra. Pero Lynne la hizo esperar. Dejó que el rottweiler durmiera con Kate en su celda, y le permitió tocarle. Podía hacerle una paja y lamer el resultado, pero no podía chupársela ni follar con él todavía. "Necesitas conocer a un perro antes de aparearte con él." Le dijo Lynne a Kate mientras la observaba acurrucarse en el suelo de su celda con el rottweiler.

Lynne dejó que Kate se pusiera a punto durante unos días. Sabía que Kate le había hecho pajas a Stud, él la rondaba como si fuera una zorra en celo. Cosa que los dos sabían que era cierta.

Después de unos cuantos días de provocación Lynne se dirigió a la celda y le dijo a Kate que era el momento de aparearse. "¿Crees que Stud será capaz de mantener la erección cuando vea tu culo gordo, puta?"

"No lo sé, Ama." Replicó Kate excitadísima, no tenía ninguna sensación de vergüenza respecto a lo que estaba a punto de hacer. "Espero que Stud pueda seguir empalmado cuando vea mi culo gordo. Pero sé lo pasada que estoy, Ama. Incluso un perro podría encontrar difícil seguir empalmado conmigo."

Lynne hizo que Kate se pusiera a cuatro patas en el suelo en mitad de la mazmorra con el culo levantado.

"Aquí Stud, aquí chico." Llamó Kate.

"Cierra tu pico de puta." Le dijo Lynne con brusquedad. "Te follará si quiere. Es cosa suya. Tú solo eres una zorra en celo. La zorra en celo de culo gordo."

"Sí, Ama. Soy solo su zorra en celo de culo gordo." La voz de Kate estaba llena de desesperación. Su cara roja de pasión. Lo deseaba. Lo necesitaba.

El rottweiler se dirigió lentamente hacia Kate, sus patas resonaban en el cemento.

Kate gimió en voz alta y hundió la cabeza cuando sintió su cálido aliento en el culo. "Le gusta tu culo gordo, puta." Se mofó Lynne. Kate volvió a gemir sonoramente cuando sintió su lengua entre los carrillos de su culo.

"Oh, dios, Ama. Va a hacerlo. Va a follarme. Gracias, Ama... Gracias... Oh, Stud... Fóllame..." Kate ya no pudo decir más después de esto. El rottweiler de repente la montó y la clavó entre las piernas con su enorme polla hinchada.

El rottweiler disfrutaba follándose a Kate. Lynne incluso consiguió que se la follara por el culo. Los orgasmos de Kate fueron brutales. Las expresiones de la cara de Kate y los ruidos que hacía con el gran rottweiler encima de ella y dentro de ella habían sido suficientes para que Lynne se tocara y corriera mientras Kate y el rottweiler alcanzaban juntos el clímax.

El nudo del perro estaba dentro de ella. Se quedaron así enganchados durante un buen rato. Kate pidió permiso para masturbarse y se corrió de nuevo con Stud todavía dentro de ella. Cuando finalmente el nudo del rottweiler empezó a desinflarse y su polla a ponerse flácida se salió de ella, deambuló y levantó la pata en los barrotes de la celda. Algo de su corrida había goteado al suelo. Kate lo lamió ansiosamente.

Lynne miró a Kate, finalmente había encontrado todo lo que deseaba, todo lo que necesitaba. Era esclava, y ama. Lynne se sentía completa, satisfecha de una forma que no había sentido nunca antes. Era como si hubiera llegado al final de un largo viaje; y le encantaba la manera en que había terminado.